El monitor de paddle surf y Paula.

Toulouse

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Breves consideraciones sobre el relato. En realidad es una misma historia continuada en los 3 post. Sin embargo, está cortada en tres secciones (una por post) que se pueden leer individualmente, sin necesidad de las las otras 2 para disfrutarlas. Así que sed libres de disfrutarlo como queráis, solo una parte, las 3, a ratos o toda la historia en el mismo rato. Por resumir.
La primera parte es tonteo previo más sexo oral.
La segunda parte es puramente encuentro sexual completo.
La última parte es morbo.

Os leemos en los comentarios ;)



Relato: El monitor de paddle surf y Paula.


El verano es tiempo de playas, aventuras, explorar, etc. Justamente eso mismo hicieron nuestros dos protagonistas de esta historia.

No es nada nuevo las historias de amor o de sexo casual que nacen a raíz de los socorristas, hamaqueros, etc. De un tiempo a esta parte, hay que sumar los deportes náuticos como el paddle surf.

Él es uno de los responsables del alquiler y de hacer las excursiones con las tablas. Además de enseñar lo básico a toda la gente que lo prueba por aquello de ponerlo en redes sociales. Un chico de estatura media, ancho de espaldas, con six pack bien marcado, como el resto de musculatura, piernas fibrosas, y prácticamente todo depilado. Barbita perfilada negra sobre piel de tono canela con toque dorado y ojos marrones siguiendo la gama cromática.

Por su parte, ella es una chica joven, universitaria que tiene todo el verano libre para disfrutar y hacer planes. Aunque uno de sus preferidos es ir a la playa y observar en la distancia a Vicente. El monitor de paddle surf. Ella es extremadamente delgada, alta, con la piel clara que fácilmente se tiñe a rosácea por efecto del sol. pelo largo liso y rubio.

Como estaba diciendo, Paula, pasa muchas horas en la playa junto a su grupo de amigas. Ya sea hablando, cotilleando, viendo tiktoks y por supuesto, roneando con los chicos que ven y les atraen.

Como toda relación veraniega, se fue gestando poco a poco. Con ayuda del efecto del grupo. Durante unos días sólo había miradas, prosiguieron conversaciones tontas, con unas y con otras. Hasta que pronto algunas de sus amigas empezaron a percibir que quizás Vicente prestaba más atención a Paula que a las otras.

Todo llegó hasta conversaciones en privado por Instagram y quedar para probar en una sesión privada. Ver un atardecer desde el mar en la tabla de paddle surf. El plan de Vicente era ideal, una sola tabla para los dos. Ya que ella no estaba muy segura ni tenía experiencia. Así también iban juntos y se prestaba a más conversación y lo que pudiera surgir.

Llegó esa tarde y Paula se presentó donde habían quedado. Llegó con uno de sus bikinis más reducidos. El top es de forma triangular pero con cierto diseño y expresión minúscula, con largas cintas para atar. La braguita, si se puede considerar así. Por la parte delantera es un triángulo de tela que sale de la cintura con pequeños pliegues (como plisado) que se van reduciendo hasta la parte trasera, que pasa entre las nalgas en forma de cinta gruesa. Entendiendo gruesa como un par de centímetros.

Blanco para que resaltase su escaso bronceado que con tesón había conseguido durante tantas sesiones de playa. Decir que en la zona del pecho, no se le veía cambio de tono con en el escote al alternar días de topless, pero si marcaba los pezones a través de la fina tela. Algo que también ocurría con la parte inferior, se podía intuir los labios. En cambio, por la zona lateral del pubis y sobre todo en la parte superior del culo, sí se podía ver su color de piel natural.

El look lo acompañaba con unas gafas de cristal amarillo, más unas chanclas de estilo cuña de esparto. Rematado por una especie de bolsa de playa tote bag de plástico transparente también amarillento.

Vicente no se sorprende al verla, aunque si se fija en lo reducido del bikini. Se saludan con dos besos y apenas conversación. Vicente, ya tiene todo preparado en la orilla. Le dice de guardar sus cosas en un bote hermético que lleva para la tabla. Ella le hace caso y se queda solo con su móvil y la funda acuática.

Todo colocado, le recuerda las 4 cosas básicas con una explicación rápida y sin mucho esfuerzo. Más llevado por la rutina que otra cosa. Finalmente se meten al agua. Por el camino van silenciosos sin mucha conversación. Los 2 botes herméticos van al principio de la tabla, Paula va arrodillada sentada sobre sus talones en la parte delantera central, y Vicente de pie remando en la parte trasera.

Ya a unos metros de la orilla Paula se dedica a hacerse selfies, descubriendo por la pantalla del móvil, que Vicente la estaba mirando el culo en muchas de ellas. Paula se lo recrimina con cierto tono irónico. A lo que Vicente la responde siguiéndole el juego y admitiendo que lo ha hecho. Aunque la culpa a ella por ir demasiado provocativa con un tanga tan pequeño.

Ella sigue jugando y le desafía a que puede ser peor. Se baja el tanga hasta ponérselo a medio muslo junto a sus talones. Vicente le dice que vaya como quiera, que él está concentrado en remar y no le afecta. Ella mira a su alrededor y con un golpe de autoconfianza, se quita la parte de abajo del bikini y la de arriba. Desestabilizando la tabla de paddle surf.

Vicente se pone nervioso pero con el virtuosismo propio de monitor que es consigue mantener el equilibrio. La mira y se ríe a carcajadas. Paula lo mira sin terminar de entender esas risas. Entonces Vicente le explica que no pensaba que ella fuera a ser así de lanzada. Paula se mosquea un poco y le pregunta si está jugando con ella y no le gusta. Vicente entonces le da la respuesta, le dice a Paula que le quite el bañador. Al bajárserlo, descubre que Vicente tiene la polla en erección, pero que lleva una goma del pelo para sujetársela a la pierna. Paula entonces se comienza a reír. Se gira para ponerse de frente a él y le quita la goma, dejando libre su polla. Sin mediar más palabras se la empieza a comer.

Vicente la dice que se tranquilice que lo va a tirar. A lo que ella le rectifica diciendo que lo que quiere es tirárselo.

Pocos segundos después Vicente, dice que ya está, ella le mira preguntando si se corre. A lo que él puntualiza que es lo del atardecer. Ella dice que le importan poco las vistas. Él dice que las vistas buenas aún no están. Entonces se agacha y se sienta en la tabla, haciendo que ella se ponga en 4 patas con el culo en pompa. Pese a ser muy delgada, colocada de rodillas y con la cabeza agachada para comerle la polla a Vicente, él observa el final de su espalda y como su glúteos hacen una nueva línea del horizonte. Quedando el Sol anaranjado encajado en el hueco de entre los glúteos de ella.

Así están unos minutos, hasta que Paula comienza a dar muestras de agotamiento. Entonces Vicente, le comenta que pare un poco y se tumbe sobre él. Ella cansada, repta por la tabla y se sienta entre las piernas de él. Sintiendo la polla dura en su espalda. Él la abraza por los hombros y el vientre y la acomoda para que se recline sobre él.

Mientras tanto el Sol está ya tiñendo el cielo de naranja y el cuerpo de Paula se recubre de un brillo de luz dorada. Le muerde el cuello, a ella se le eriza la piel y se endurecen los pezones. Él en ese momento le pide que disfrute. Ella asiente, y en ese momento los dedos de Vicente comienzan a masturbar a Paula. Ella resopla y separa ligeramente las piernas dejando caer los pies hacia afuera. Vicente usa sus dos manos para masturbar a Paula. A ratos intercala una mano en el coño y otra por los pequeños y firmes pechos. Con los últimos rayos de Sol apenas sobresaliendo por el horizonte ella, comienza a tener espasmos. Los clásicos que son preludio de un orgasmo.

Al quitarse el Sol, Vicente, con una maldad pícara, le pregunta qué le ha parecido el atardecer. Ella le pregunta si está de coña, que espectacular pero necesita más. Que quiere sexo, follárselo de todas las formas posibles y que él la folle a ella por todos lados.

Vicente le explica que eso tendrá que ser en otro momento, porque ya tienen que volver. Paula le dice que cuando lleguen siguen, que no hay problema. Vicente entonces le pregunta por Cristian. Paula sorprendida, le pregunta después de un suspiro olvidadizo, «si yo no me he acordado de él, ¿por qué lo haces tú?» Vicente asiente y dice, «eso es lo que quería escuchar. Yo tampoco me he acordado de nadie.»
 

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Antes de retomar el camino de vuelta, ambos se visten sobre la tabla de paddle surf. Se tiran al agua para refrescarse un poco y se vuelven a subir a la tabla disponiéndose de la misma forma en la que se habían subido para ir.

Durante el camino de vuelta, ya casi en oscuridad, en el crepúsculo, apenas hablan. Pero ambos están pensando en cómo va a ser ese encuentro sexual. Ya en la arena de nuevo, Vicente se organiza para recoger todo mientras mira de forma pasional a Paula. Mordiéndose los labios le da un cachete en el culo. Ella se sonríe y sigue como si nada. Para segundos más tarde, devolverle el cachete. A lo que él se muestra esquivo excusándose que no puede ir con la polla dura por la calle. Unas palabras que excitan a Paula y la vuelven más juguetona. Haciendo que haga todo el trayecto hasta la casa con comentarios calientes y manoseando cada vez que puede de forma morbosa a Vicente.

En el ascensor, con una mirada Paula se lanza a Vicente y le comienza a besuquear el cuello y hacerle pequeños chupetones. Este, automáticamente la abraza con sus brazos musculados y termina manoseando el culo. Las pequeñas y duras nalgas de ella. Llegan a su destino, las puertas se abren pero ellos siguen como si nada. Se cierran las puertas y es cuando Vicente, se aparta de los labios de Paula, y señala con una mano hacia la puerta a la vez que hace el gesto con su cara de indicarle a ella que deben salir. Todo, mientras pulsa el botón para que se abran las puertas.

Entran en la casa y según sueltan todo y cierran la puerta, Vicente guía a Paula para ponerla contra la pared. Ella se deja hacer y guiar. Se apoya contra la pared dejando sus brazos extendidos hacia arriba. Vicente la aplasta con su cuerpo. Se frota con ella. Ella resopla y favorece el roce del cuerpo contra cuerpo. Con delicadeza, Vicente aparta el pelo de ella de su cuello y se acerca para darle besos y darle algún que otro mordisco. Ella entre suspiros le recuerda que no le haga marcas.

Él manteniendo su posición, le da un par de cachetes en el culo a la vez que le susurra en el oído si está segura que no quiere marcas. Ella resopla como respuesta. Vicente le da un golpe de cadera y ella suelta un pequeño gemido. Repite la embestida y ahora con sus manos cubre los pechos de Paula. Los manosea de forma torpe y termina por quitarle el top. Ella favorece el juego. Él comienza a besarle el cuello, la nuca, pasa a la espalda y con su lengua la va lamiendo poco a poco hacia abajo. Llega al tanga y se lo baja de forma mucho más delicada hasta las rodillas. Ella le ayuda moviendo las rodillas para que termine de caer al suelo. Una vez cae, saca los pies y con un dulce movimiento de tobillo, lo aparta tirándolo hacia un lado.

Vicente pasa de lamerle la espalda, la zona lumbar, a introducir su cara entre las piernas y llegar con la lengua a la vulva de ella. Paula lo siente y automáticamente baja sus brazos para sujetarse las nalgas. Vicente le escupe en la zona y se lanza a darle sexo oral. Juega con los labios vaginales, mete la lengua en el coño y no deja de lado el ano de Paula.

Ambos se entienden a la perfección, ella se gira y se apoya de espaldas en la pared. Él sigue comiéndole el coño, centrándose ahora en el clítoris de ella. Usa sus dedos para penetrarla vaginalmente a la vez. Paula entra en éxtasis y le agarra de los pelos a Vicente evitando que pueda apartar su cabeza de su coño, incluso lo fuerza a que siga y lo aprieta contra ella. Libera su tensión a través de agarrarle la cabeza.

Vicente sigue centrado en complacerla. Hace el intento de penetrarla con un dedo por el ano mientras continua con el sexo oral. Paula se dispone a decirle que por ahí no, pero es tanto el placer que siente, que aunque vocaliza la frase, no le llega a salir voz y lo deja pasar.

Vicente se toma un pequeño descanso mirando a Paula. Esta mira hacia abajo y le pide polla. No hablan, pero se entienden, hay conexión sexual. Vicente se pone de pie y hace por meterla la polla, pero rápidamente descubre que por altura no le llega bien. Hace el intento de cogerla en brazos. Se pone las piernas de ella por su pecho dejando los pies por los hombros mientras que la abraza sujetándola con sus manos por las nalgas para cargarla. Paula se entusiasma con la postura y le confiesa que es una de sus fantasías ser follada así. Vicente con uno de los dedos le llega a rozar el ano y casi introducirlo, pero no le llega y con la polla no acierta a encarar el coño.

Ella le dice de forma entusiasta que la va a reventar. Él la responde que es sexo normal, pero si quiere le da más. Paula se asombra incrédula y resopla haciendo una caída de ojos para ponerlos en blanco. Él la deja en el suelo y ella por inercia rueda hasta ponerse casi bocabajo. No le da tiempo a más cuando él ya está encima suya. Le da una gran palmada en el culo que resuena estrepitosamente junto a un grito de dolor de ella. Él rápidamente se disculpa a lo que ella no le da importancia. Vicente se justifica diciendo que tiene un culo fantástico, perfecto, precioso tan blanco con esa marca del sol y terso a la vez. Paula se sonroja y le agradece los piropos.

Vicente le da un bocado fuerte succionando para dejarle una marca. Paula se revuelve y le recuerda repetidas veces que marcas no. Vicente le dice que ahí no se ve, Paula le contesta que su novio si que lo puede ver. Vicente la pregunta si la folla. A lo que ella responde que por el culo no. Él, se hace un poco el digno con un “entiendo, sólo para novio” y deja el silencio como respuesta. A lo que ella se ve obligada a matizar. “No, tú también entrarás pero hoy no.”

Vuelven unos segundos de silencio, y estando ella de lado, con una pierna al cielo, Vicente la penetra por la vagina profundamente colocado medio de lado. Comienza una sesión de sexo enérgica y pasional. Resuena el choque de cuerpos. La pelvis de él contra las nalgas de ella. El chapoteo del coño junto a las lamidas de dedos que Paula hace a Vicente. El bramar del esfuerzo por mantener el ritmo de él con los gemidos seguidos de ella. Llega el momento orgasmo. Ella se gira para quedar bocarriba. Él pregunta dentro o fuera. Ella dubitativa dice fuera.

Él se recoloca para bombear con más intensidad. Poniéndose en misionero casi encima suya, con las piernas cerradas de ella por delante de su torso y cara. Con las manos las apoya en los pechos de ella que los estruja de forma contenida. Paula muy agitada y derrotada reniega de esa acción. Vicente extrañado asoma la cabeza por un lado de los pies de ella. Paula con el gesto roto de placer niega con la cabeza a la vez que con hilo de voz, dice: «Ahora no ahora no que voy a explotar.»

Vicente quita sus manos de los pechos de ella y abraza las piernas contra su pecho haciendo que se separen las lumbares de ella del suelo y se produzca una penetración más profunda. Con cara de pánico ella abre los ojos y la boca. Vicente comienza a darle embestidas. Ella se ve superada en todos los sentidos. Su vagina se contrae haciendo casi imposible la penetración y atrapando en su interior la polla de Vicente. Ella comienza a gritar de placer desesperada. Vicente ante tanta excitación, le advierte de que se va a correr. Que así no puede. Ella entre alaridos y golpes con sus manos al suelo le suplica que no pare ni se la saque.

Vicente le repite que está apunto de correrse. Ella le resta importancia siempre que no se la saque y le de más. Vicente abraza con fuerza las piernas de ella y comienza a subir y bajar su pelvis, puesto que es lo único que puede hacer. Golpes de cadera bruscos y secos sin llegar a separarse del cuerpo de ella. Paula hace tiempo que está extasiada sin control de la realidad. Mientras que Vicente cada vez se vuelve más animal e instintivo. Más brusco en sus movimientos así como en bramidos de placer.

Después de los múltiples orgasmos de ella continuados y de la corrida de él, pasan unos minutos de recuperación. Ambos tumbados en el suelo del recibidor, desnudos y con la mirada al techo, tienen una breve conversación. Ella agradeciéndole que haya sido así de atento y considerado dándole tanto placer. A la vez que confiesa cierto temor por lo intenso que ha sido lo que ha sentido. Él le comparte el mérito y lo achaca a la diferencia de edad. Segundos más tarde, ambos acuerdan quedar alguna vez más. Un pasional beso que les hace revolverse por el suelo marca el inicio de otra historia más.
 

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Estando ambos tumbados en el suelo del recibidor, desnudos, se besan pasionalmente mientras se revuelven por el suelo. Pasan un par de minutos devorándose así. Ahora es todo mucho más calmado que antes pero con más intensidad, más sentimiento.

Paula tumbada sobre Vicente, le mira a los ojos y le confiesa que no puede con él. Vicente se sonríe en silencio y se le queda mirando.
Ella se mueve para deslizarse hacia atrás por encima del cuerpo de él, hacia sus pies. A la vez con sus manos acaricia o admira el cuerpo de Vicente, los hombros, los bíceps, el pecho, los abdominales. Los va recorriendo recreándose en cada centímetro de piel con gran fascinación. Incluso se la escucha murmurar lo bello e ideal que le parece su cuerpo.

Simulando sorpresa llega hasta la entrepierna de Vicente y se encuentra con su pene en semi erección. Ella sigue con su juego de hacerse la sorprendida con un punto ingenua. Vicente levanta un poco su cabeza para verla y en ese gesto se le marcan aun más los abdominales. A ella no se le pasa por alto y se entusiasma al verlo a la vez que se excita. Una situación que no disimula ni evita expresarla tanto verbalmente como no verbal.

Vicente le responde con el deseo de volver a darle sexo oral. Ella resopla como con cierto aire complaciente, pero es totalmente impostado. Un juego mutuo que tienen, ya que en el fondo, ella muere por volver a sentirlo. Vicente es quien le propone que se acerque a él y que se siente sobre él. Ella obedece ciegamente y muy consciente del placer que va a sentir.

Él se acomoda en el suelo y pasa de estar totalmente tumbado y a recoger sus piernas arrimando sus tobillos al cuerpo y dejando las rodillas levemente en alto. Simulando la pequeña inclinación de los respaldos de las tumbonas. En cierta forma para ayudar a que Paula también pueda ponerse más cómoda. Tras esto, le comienza a comer el coño, las manos de Vicente recorren el cuerpo de Paula. Desde los pechos hasta las nalgas. Rápidamente el fuego sexual provoca que no pare quieto. Su cuerpo tampoco, las piernas se mueven con nerviosismo, pese a tener a Paula encima, ninguna posición le satisface. Estira las piernas, las vuelve a recoger. Abre las rodillas, las cierra, incluso levanta el culo del suelo unos centímetros y vuelve a apoyarlo.

Paula intenta mantenerse centrada en que su coño esté en la boca de Vicente, aunque también se mueve de forma nerviosa y a momentos espasmódica. Su cara es una colección y carrusel de gestos de placer. Apretar los ojos, abrirlos de forma exagerada, que se le vuelvan en blanco, morderse los labios, abrir la boca, jadear, mirar al techo, al suelo, etc. Entre gemidos, ella misma se agarra de las tetas, se las araña, las estruja, se da algún azote a sí misma en el lado del culo. La respiración agitada es pura excitación.

En ese momento comienza a escucharse un móvil, un tono de llamada. Automáticamente Paula queda noqueada sin saber qué hacer. Vicente la mira y le dice que pase. Ella con preocupación, le responde que no puede, qué ese tono es el de su novio, Cristian. (Tiene un tono distinto de llamada que el resto de contactos). Vicente hace caso omiso y continúa a lo suyo. Ella se altera y nerviosa se levanta corriendo y persigue el sonido del móvil para encontrarlo por el caos de cosas que hay tiradas por el suelo.

Descuelga y mantiene la que podría ser la típica conversación de móvil con su pareja. Asentimiento con la cabeza, monosílabos y respuestas interrumpidas en las primeras palabras.

Ella está de pie por la habitación moviéndose de un lado a otro con apenas dos pasos. Cambiando el peso del cuerpo de pie a pie, girando sobre sí misma, etc. Todo ello con alguna mirada cómplice con Vicente y mezcla de gestos de darle largas a Cristian y “jugar” con Vicente.

Este se pone de pie a contemplarla. Por momentos se pone detrás de ella y le da besos por el cuello en silencio. Mientras ella se despega y le hace muecas de ser malo. Le acaricia las piernas, desde la distancia, desliza un dedo suyo por la espalda de ella. Hacia abajo y hacia arriba. Ella se revuelve y le chista de forma muda con desaprobación engañosa. Hay chispas en el ambiente. Él hace alarde de su polla en erección y ella se vuelve para no verla después de hacer la mímica de resoplar y estallar en deseos.

Termina la conversación colgando y aun con la pantalla encendida y sin llegar a decir nada, Vicente la impide hablar con un beso en la boca que rápidamente ambos convierten en pasional.

Paula para y se retira unos centímetros para zanjar el encuentro diciendo que tiene que irse. El silencio se apodera de ese recibidor que de repente se vuelve frío y sombrío. Se excusa en que no se ha dado cuenta de la hora que es y tiene que irse para no levantar (más) sospechas.

Vicente intenta presionar para que se quede y sigan follando, pero Paula se pone firme en su posición con la promesa de volver a quedar más veces para repetir encuentros sexuales y probar todas esas cosas que tienen en mente formando una lista de “pendientes”.

Ya vestida con el bikini de nuevo y todas sus cosas recogidas se despide de Vicente de forma muy efusiva. Él, le da un cachete en el culo. Ella le muerde la oreja y así se despiden.

Apenas 2 horas más tarde, sin ningún mensaje previo, Paula le manda a Vicente un par de fotos bomba (autodestruibles). Una de cuerpo entero desnuda en pose muy sensual desde su cuarto, y otra tipo selfie con autodisparo, puesta medio en pompa con un rotulador a medio meter en su ano y otros dos en su vagina.
 
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