El Luto de mi Suegra

heranlu

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Me había casado con una mujer bastante joven para mi edad, Catalina, la cual por aquel entonces apenas había cumplido los veintiún años de edad. Provenía de una familia bastante religiosa, y sumamente conservadora en el más estricto sentido de la palabra.

Había heredado una empresa de electrodoméstico de un tío a una corta edad, casi saliendo de la pubertad, y pronto me familiarice con la misma hasta el punto de que amplié la misma, incluso abriendo otros sucursales en distintas ciudades cercanas, por lo que mi situación económica se podía decir que a mi edad de treinta y cinco años, resultaba bastante boyante.

Hasta que conocí a Catalina, mis relaciones con otras mujeres se había limitado algunos encuentros amorosos, pero sin nada serio. Pero al conocer aquella joven, me quedé prendado, no solo por su precioso cuerpo y belleza, sino por la sencillez del trato con la misma, muy casera, y casi nulos vicios, en contraste con como otras mujeres que había conocido.

Tras unos meses rodándola, por fin la relación fue más estrecha, y pronto le prepuse matrimonio. Evidentemente ella era virgen y en ningún momento me permitió propasarme con ella. Era de las que se conservaban vírgenes hasta el matrimonio. La verdad es que me había enamorado de aquella joven, y creo que ella también de mi. Por ello pronto decidimos casarnos.

Era hija única, y sus padres cuando lo supieron inicialmente lo desaprobaron. No obstante, mi situación económica y al ver mis intenciones bastante serias de casamiento, al final les hicieron aceptar. Eso sí, me impusieron que la boda tenía que ser por la iglesia y con todas las de la ley. Y así fue como contraje matrimonio con aquella joven de veintiún años, y con la que aún sigo casado.

Mis suegros como les indique eran muy conservadores y sumamente religiosos, estrictos en el obrar y hasta el la vestimenta. El padre de Catalina, Gerardo, era un hombre de unos cincuenta años, pelo ya casi blanco, bastante rudo, pero que desde que lo conocía mantenía una enfermedad crónica de pulmón que le hacía permanecer bastante tiempo hospitalizado.

Sara, su madre era una verdadera señora. Había tenido a mi esposa bastante pronto. Tal es así que cuando me case con Catalina ella aún mantenía unos 39 años. Pese a ser de una extrema belleza que se percibía claramente en su cara, apenas podía verificar el resto de su cuerpo, ya que siempre vestía conservadoramente, con blusas casi hasta el cuello y trajes que le llegaban hasta las mismas rodillas. Ni siquiera sus brazos dejaba al descubierto. Deducía que su cuerpo no era muy grueso, aunque tampoco delgada. Jamás la había visto acudir a la playa ni tomar el sol. Tal es así que me costó bastante trabajo convencer a su hija para que vistiera de manera más moderna y acudiera a la playa conmigo.

A los dos años de casados, ya había nacido mi primer hijo. Mi suegra Sara estuvo en todo momento al lado de su hija, e incluso acudía a casa con frecuencia. Mis relaciones con ella no pasaban de ser las más estrictas, ya que era una persona que por convicción, no hablaba mucho con otro hombre que no fuera su esposo.

Sin embargo, mi suegro pronto enfermó gravemente, y paso el resto de su vida entre la cama de su casa y el hospital. Durante las estancias de mi suegro en el hospital solicitamos a mi suegra que pasara a vivir con nosotros para no estar sola, pero ella se negaba rotundamente.

En ocasiones ella volvía en mi coche desde el hospital hasta la casa, y apenas mantenía alguna palabra. Pero me di cuenta que aquella mujer estaba sufriendo tremendamente con la enfermedad de su marido. Continuaba siendo una mujer bastante joven, con apenas 43 años, y estaba dedicada en cuerpo y alma a su marido y a su casa.

Por aquellas fechas mi esposa quedo nuevamente embarazada de nuestro segundo hijo. Pero las cosas se precipitaron, cuando a los cuatro meses del embarazo, su padre cayó en estado de coma, y mi suegra se pasó gran parte del tiempo en el hospital. Para colmo a mi esposa le recomendaron no acudir tanto al hospital, y mantener mas reposo, porque su embarazo era de riesgo, por lo que me quede encargado de trasladar a mi suegra de su casa al hospital y vuelta, ya que ella nunca ha conducido.

Durante una de esos trayectos en el coche, observe que Sara estaba completamente abatida y cansada. Antes de llegar a casa le dije: - Sara, creo que tiene que descansar. ¿Por qué no se viene a casa y pasa la noche con nosotros y descansa?.

-No… prefiero dormir en mi casa.

-Pero, yo puedo sustituirla en el hospital. Al menos así podrá descansar un poco. El encuentro agotada.- le dije.

-No. Es mi esposo. Haré lo necesario. Vd tiene que cuidar de mi hija, que ahora lo necesita.

Por más que insistí, ella se mantuvo en sus treces. Pero esa tozudez, le llevó a que una noche en que volvía del hospital, ella se sintió bastante fatigada, y muy a su pesar, la tuve que ayudar a entrar en la casa. Viendo que estaba perdiendo un poco el conocimiento, la tome en mis brazos y la llevé hasta la cama de su dormitorio.

Ya en la cama, siguiendo las instrucciones que siempre me han recomendado para esos casos, decidí levantarle los pies en alto, para que el riego sanguíneo fluyera hasta el cerebro. Le retiré los zapatos que llevaba y tome sus pies y los levanté en alto. Al realizar aquella acción, parte del vestido largo que llevaba se recogió y pudo apreciar por primera vez las hermosas pantorrillas de mi suegra. Me sorprendió contemplar la blancura de sus piernas. Era evidente que nunca esa parte del cuerpo había tomado sol.

Sin poder evitarlo, pese lo embarazosa de la situación, ver las pantorrillas de mi suegra, con aquella blancura, sin apenas venas algunas, me excito. Mi sorpresa fue tal que sin poder evitarlo, subí un poco más sus piernas, haciendo que su vestido se recogiera más, pudiendo contemplar los muslos de aquella mujer. Note que sin ser gruesos eran unos muslos hermosos, pero tremendamente blancos. Casi pude contemplar las bragas de la misma, pero al momento ella se recupero.

Al volver en si me pregunto: -¿qué me ha pasado?..que hace en mi dormitorio… , oh me está viendo mis piernas.. ¿Cómo se atreve?

-tranquila Sara. Había quedado inconsciente. Tenía que subirle las piernas para que se recuperara.
Le conteste.

-No me acuerdo de nada… vale. Pero bájeme ya….por favor.- me contesto algo azorada, viendo como le contemplaba sus muslos desnudos.

-Pero suegra. Soy su yerno. Nada le va a pasar porque le vea sus piernas.

-Jamás nadie me las ha visto sino mi esposo.- me contesto. Dios mio… ¿no dirá nada de esto a nadie?... ni a mi hija.

-tranquilícese Sara. Tampoco es para tanto. ¿Ni que la hubiera visto desnuda?. Venga necesita reponerse. Le voy hacer una infusión.

En la cocina, me quedé algo agitado. Había visto los muslos de mi suegra y me había quedado excitado con la visión de los mismos. Era evidente que llevaba varias semanas sin tener sexo con mi esposa, ya que con su embarazo ella apenas le apetecía. Además le habían recomendado reposo, por lo que consideramos conveniente no tener relaciones. Pero eso me tenía bastante alterado.

Haber contemplado los muslos de mi suegra, mi pene había reaccionado al instante. ¡Joder Cristo, que es tu suegra!- me dije.

Cuando le llevé la infusión, ella la tomo, y note que se comenzó a recuperar. Será mejor que se vaya conmigo a nuestra casa. No puede quedarse sola aquí.

-No. ya se me ha pasado, ha sido un desvanecimiento. Váyase tranquilo.

-Pero Sara. .. ¡vale como quiera!

Al día siguiente por la mañana volví a recogerla. Ya en el coche, me dice:- ¿no le habrá dicho nada de lo ocurrido ayer a mi hija?

-Le indique su desvanecimiento. Pero tranquila, no le indique que le vi los muslos.
Le dije sonriendo.

-¿de verdad me vio los muslos?.. oh Dios mío. Es Vd un descarado. ¿Cómo se le ocurre aprovecharse de la situación?.

-tampoco se ponga así Sara. Tenía que hacerlo. Además no sé porque se pone de ese modo. Tiene unos muslos bastante bonitos, debería usar alguna falda para que pudiera lucirlos-
le comenté sabiendo que me estaba metiendo en terreno algo pedregoso.

-pero que dices. ¿Cómo se te ocurre decirme eso?... Dios mío no pensé que fueras tan… tan…

-termine suegra. … ¿qué quiere decir?.. ¿Qué soy un pervertido?

-Un hombre serio no se aprovecha de mi situación para ultrajar a una mujer de esa forma.

-coño suegra. ¡Ni que la hubiera violado!...
solo le vi sus muslos.

Ella no me respondió más, y se bajo en el hospital. Ya en la noche al pasar a recogerla, la vi bastante deprimida. Y me confesó que los médicos le habían dicho que su esposo estaba muy mal. Ella comenzó a llorar.

Estaba tan deprimida que me baje con ella y entré en su casa. Era una mujer que no acostumbraba a quedarse sola con ningún hombre que no fuera su esposo. Pese a sus protestar, la acompañe hasta dentro de la casa.

Le hice de nuevo una infusión y me senté con ella en la mesa. En un momento dado, ella marcha a su dormitorio y siento que comienza a llorar. Ante ello, me arme de valor y entré en su dormitorio, me acerque a su cama, y la acaricie la cabeza para intentar consolarla. Ella al sentirse tocada por mí, note que se estremeció, pero no dijo nada.

-vamos suegra. Sabe que la situación es difícil. Pero tiene a su hija que también la necesita, y su nieto..

-sin mi esposo, mi vida no vale nada. Oh Dios mío que voy hacer sin Genaro.

En mi afán de relajarla, le pase la mano por unos de sus brazos. Al sentir mi mano, ella se giró. Vi la cara de aquella mujer, con lagrimas en los ojos, que me mira entre agradecida y humillada. Al ver que no quitaba mis manos de sus brazos, se altero, diciendo:

-¿Pero qué haces Cristo?. ¿No pretenderás aprovecharte de nuevo de mi?.

Me quede algo sorprendido, ya que solo pretendía consolarla.

-Pero Sara. Solo quería consolarla. ¿Cómo puede pensar que pretendo otra cosa?.- le dije algo ofendido.

-No necesito que ningún hombre me consuele. El único que puede consolarme es mi esposo. No vuelva a tocarme….nunca más…- exclama alterada.

-Vale Sara. No la entiendo. Soy su yerno, el marido de su hija. Solo pretendía que se sintiera mejor. Pero veo que me toma por un pervertido que solo piensa aprovecharse de vd.

-Lo siento… pero no permito que me toque ningún hombre que no sea mi esposo. Jamás lo he permitido y jamás lo permitiré.-
exclama.

-como quiera. Pero creo que ha sacado las cosas de quicio. Tampoco necesitaba ponerse de esa forma.

-¡soy como soy!. Y soy una mujer muy decente-
me responde alterada.

Me descompuso su forma de tratarme, hasta el punto que le conteste:- Será muy decente y pulcra. Pero creo que le hubiera venido bien que su marido le hubiera dado unos buenos azotes.

-¿Que.. Como te atreves? ¡Qué pretendes decirme..!
Exclamo ella con cara de indignación.

-¡lo que me ha oído!. Creo que su marido la ha mimado bastante. Seguro que aparenta muy conservadora, pero estoy segura que en el fondo es una mujer con sus necesidades como cualquier otra.

-¿Qué me quieres decir con eso Cristo?. ¡Me estas ofendiendo!. No sabía que fueras tan sinvergüenza.


Me estaba sacando de mis casillas. Jamás pensé llegar a aquella situación con la madre de mi mujer. Pero aquella altanería, y aquellas sospechas sobre mí, me alteraron -Mire suegra. Insúlteme cuanto quiera. Pero seguro que en el fondo es una “mujer insatisfecha”.

-queee… sinvergüenza. ¿Cómo te atreves?...¡mi marido es muy hombre!.. ”Pero que te has creído..”

-Lo que Vd. diga. Pero sigo pensando que Vd lo que necesita es un “……”-
y me calle por temor a propasarme más. En el fondo creo que me propasé, pero su altanería me había soliviantado.

Ella se levanta de la cama y me increpa con el puño en alto:- ¿que necesito?… dígame… ¿no te atreves a decirlo?. ¿Cuándo mi hija se entere de quien tiene por marido?..¡Salga cuanto antes de mi casa….!

Yo la mire, y sin más, me marche de la casa. Me tenía alterado. Esa noche apenas dormí. No pensé jamás que mi suegra fuera tan desconfiada, y que además me tratara de aquella forma. En mis pensamientos, me dije: -esa putita lo que necesita es que le metan un buen polvo. Seguro que mi suegro con la enfermedad lleva tiempo sin follarla.

Pese a mi enfado hacia la misma, en el fondo aquella mujer me había comenzó a interesar más de lo previsto. Recordé sus muslos blancos, y mi polla se enardeció bajo mi pantalón.

Al día siguiente, fui a recogerla a la casa, y ella se había marchado en el bus. No le dije nada a mi esposa, y por la tarde aparecí en el hospital. Contemple que mi suegra estaba en fase terminal. Sara apenas me contesto. Espere hasta el final, y le dije que la llevaría de vuelta a casa, pero ella me dijo que tomaría una taxi.

-No pensé que fuera así suegra. Venga, olvidemos lo pasado y vengase conmigo.

Pero ella hizo caso omiso y marcho en un taxi.

Al día siguiente, salí para mi trabajo y no fue a buscarla, y así pasaron dos días. Al tercer día, me llaman al trabajo diciendo que Genero había fallecido. Preparamos todo lo necesario, velatorio, funeral y entierro. Durante esos momentos ella iba de un luto negro estricto, al igual que mi esposa. Tras el entierro, mi mujer la dijo que mejor se quedara esa noche en casa. Ante la insistencia de su hija acepto. No paraba de llorar, y mi esposa lo mismo. Al segundo día volvió a su casa, y fueron pasando los días.

Habían transcurrido unos diez días del fallecimiento, cuando mi esposa me pide que le lleve a su madre un poco de comida que había hecho. Me quedé algo cortado, ya que no sabía cómo decirle a mi esposa la actitud de su madre hacia mí, pero dado su estado, tampoco quería preocuparle. Por ello me arme de valor y decidí acudir a la casa de la suegra. Al abrirme la puerta se sorprendió de mi presencia:-

-¿a que ha venido? ¿No le he dicho que no quiero verlo en esta casa?

La mire desafiante y le dije:- No he venido por mi propio interés, sino a petición de su hija. Le he traído un poco de comida.

Ella entre nerviosa y agitada, me dejó entrar, tomando los tapes que llevaba y se dirigió a la cocina. Yo la seguí. Observe el caminar de aquella mujer hacia el interior de la cocina. Llevaba un traje totalmente bajo hasta las rodillas, completamente negro, y por encima casi a la altura del cuello, sin escote alguno. No obstante, no llevaba ninguna chaqueta o rebeca, por lo que pude distinguir claramente la silueta de sus pechos. Yo seguía sin mantener sexo con mi esposa y tenía los testículos llenos de semen y testosterona.

Contemple igualmente su trasero, que se vislumbraba bajo el vestido que era de caída libre y se adhería a su cuerpo. Al agacharse en el poyo para recoger unos calderos, note perfectamente la formación de su trasero. se me antojó bastante bien diseñado. Ella se percató de mi mirada, y me dice:- pero.. ¿No me diga que me estaba mirando el culo? … Es que no tienes bastante...

Yo me recompuse, y le conteste:- la verdad suegra. No se lo había contemplado como hoy. ¡Pero seguro que al desnudo tiene que ser un trasero perfecto!.

-queeee-
se rebota ella.

-Lo que le digo. Que seguro que desnuda tiene que tener un trasero bastante apetecible. Le comenté. Aquella zorra me tenía ya cabreado con sus monerías, y su actitud altanera.

-Insensato… respétame que soy tu suegra.

Me percaté de su mirada hacia el paquete que se había formado en mi pantalón, ya que mi pene se había envarado, por lo que mi bulto era bastante ostensible, y yo no hacía nada para evitarlo.

Su cara enrojeció, cambio de color, y me contesta: …oy no… y encima… te has empalmado. Pero…. ¡que te has creído que soy? ¿Una cualquiera?

Yo decidí arriesgar un poco, le levante de la mesa y me acerque hasta donde ella estaba. Al verme que iba decidido hacia ella, se echo contra el poyo, y tomo una sartén que tenía al lado con la intención de golpearme. Y me dice:- como te acerques más no respondo.

Pero, yo en ese momento estaba lanzado. Logre sortear el sartén que había levantado con su mano, se lo quite, y la sujete por primera vez contra el mismo poyo de la cocina, atrapando su manos entre las mías para que no pudiera golpearme.

-pero que haces desgraciado. Suéltame… que me sueltes…te digo.

Pero yo estaba decidido a saciar mis ansias con ella. Sabía que era una temeridad lo que iba hacer. Pero, quería en el fondo someter el orgullo de aquella hembra. Era mi suegra, pero quizás eso ahora más me enardecía. Sin pensarlo mucho, solté una de mis manos, y tiré del vestido por la parte de arriba, no tenía escote alguno, pero logré alcanzar la parte superior, y tire con tal fuerza que rasgue toda la parte delantera del vestido abriéndolo en dos.

Ante mis ojos apareció el torso de mi suegra, solo cubierto por un sostén igualmente de color negro, sorprendiéndome el intenso color blanco de su piel, donde salpiqueaban algunos lunares que la hacían más apetecible. Era increíble, le había roto todo el vestido por delante a mi suegra.

-oh que haces…. Me has roto el vestido…. Oooo estás loco….¡voy a gritar!..,¡te voy a matar…!- exclamo ante la sorpresa, sin apenas tiempo para reaccionar, intentando golpearme.

Yo tampoco le di tiempo a pensar. Y con mis manos, como si de un autentico sádico se tratara, tiré de su sostén hacia los lados, con lo que quedaron al descubierto un par de preciosos pechos, completamente blancos, casi color leche, pero que remataban en unas pequeñas areolas negras y unos pezones terminados casi en punta. ¡Mi suegra era una preciosidad!. Ver aquel par de pechos, no muy grandes, pero si sumamente firmes y con aquellos pezones tan tiesos, casi me lleva a una eyaculación.

-oh cabron… me has desnudado… voy a gritar. Te van a meter en la cárcel…

-grite cuanto quiera suegra. Pero en el fondo es una putita que está necesitando que su yerno se la folle. ¡A que si putita! exclame totalmente salido y decidido a ir a por ella.

-Encima de insultas… sinvergüenza…

No sé como lo hizo, pero logró soltarse de mí. No obstante, al intentar zafarse gran parte de su vestido, especialmente la parte superior se rompió, observando como grandes tiras del mismo se quedaron en mis manos. Mi suegra, al intentar escapar había quedado totalmente desnuda de cintura para arriba. Observo que corre hacia su dormitorio, sujetándose como podía el resto del traje, evitando quedar desnuda.

Pero, yo no estaba dispuesto a dejarla, por lo que corrí tras ella, e impedí que pudiera cerrar la puerta del dormitorio. Tras un forcejeo, al ver que no podía, optó por ir retrocediendo, hasta tropezar con su cama. En un intento de taparse sus pechos desnudos, se colocó de espaldas a mí. Entonces, llegue hasta ella y desde atrás la sujeté contra mi cuerpo. Ella intentaba taparse sus pechos con una mano mientras con la otra trataba de impedir que el resto de su vestido cayera al suelo, aunque al final terminó por sujetar su vestido con las dos manos, quedando desprotegida su parte superior.

Al no poder protegerse sus pechos, pronto una de mis manos alcanzaron aquellas preciosas domingas, colocando mis dos manos sobre ellas. La sensación fue indescriptible: estaba sobando las tetas de mi querida suegra, comprobando la dureza de las mismas, y la forma empitonada de su pezones.

-oh no me toques los pechos… oh Dios mio me vas a mancillar… por favor suéltame…- decía intentado con movimientos de su cuerpo evitar que le continuara acariciando sus pechos.

-joder suegrita. Que buenas domingas tiene. ¡Esta mas buena de lo que creía!. …seguro que llevaba tiempo sin que le acariciaran las mismas… ¡verdad putita!- le decía una y otra vez, con palabras algo insultantes, pero que pese a todo, veía que nos excitaba más, tanto a mí como a mi suegra.

Ella en un intento de evitar, que la siguiera tocando sus pechos se echó sobre la cama, aplastando su cuerpo y sus pechos contra la misma. Con dicha acción quedó medio cuerpo fuera de la cama, concretamente su trasero y piernas, y manteniendo la parte delantera sobre ella.

Al comprobar cómo se había colocado, me fije que se había en situación de a cuatro patas. Sin dudarlo, le subí su vestido negro por la parte trasera, subiéndolo hasta la altura de su cintura, con lo que ante mi vista quedó la visión impresionante de las nalgas y trasero de la madre de mi esposa. ¡qué visión!

-oh que me haces cabron… el vestido nooooo… no me subas el vestido oooo

Me quede casi anonadado al contemplar aquel precioso trasero de hembra: joder mi suegra, mantenía unas nalgas totalmente blancas similar al color de la leche, algo gruesas si, sin una sola vena, con unos muslos espectaculares y sin pizca de ninguna vena exterior. Mi tranca creció aún más bajo mi pantalón. Como era de esperar, la braga que portaba era bastante conservadora.

-no sueltamente Cristo… te voy a demandar… te denunciaré…0h Dios mio…

-Cállese suegra. Pero… ¡que buen trasero tiene!
.

La observe de arriba abajo, y opte por arrancarle la única prenda que le quedada: sus bragas. Por ello, sin muchas contemplaciones, tire de su braga casi arrancándosela, hasta que la misma cayó al piso. Ella al sentirse desnuda, intento revolverse, pero la sujete bien, empotrándola contra la cama.

Contemplé con detención el hermoso culo desnudo de mi suegra que ahora tenía a mi disposición, especialmente en aquella posición al estar agachada sobre la cama y con todo su culo en pompa. La blancura de su piel destacaba claramente, sorteada con algunos lunares y algunos vellos negros, tanto en sus nalgas como en sus muslos, evidenciando que no era de las que se depilaran con frecuencia.

Era digna de admiración la escena que tenía ante mí. En mi vida había visto varios culos femeninos, pero el de mi suegra era algo singular. La blancura de sus nalgas lo hacía sumamente excitante. Notaba como mi nabo iba a reventar el pantalón de un momento a otro al contemplar aquella maravilla de trasero.

La obligue a separar un poco las piernas, para poder contemplar mejor su entrepierna. En ese momento puede apreciar claramente el agujero de su ano, de forma completamente circular, e intacto. Mi suegro nunca la había horadado por ahí, eso saltaba a la vista.

Me fije más abajo, y me detuve en su entrepierna, constatando que la madre de mi esposa no se depilaba mucho el vello, ya que encontré un espeso monte de abundante vello, y por fin destaque la preciosa raja de su vagina. Aquellos vellos negros, y el color piel de los labios de su coño, destacaban claramente entre la blancura de sus nalgas y de sus propios muslos. ¡Tenia a un portento de hembra a mi disposición! ¡No veía la hora de clavar mi nabo en aquella frondosa vagina! ¡Aunque fuera mi propia suegra!

Pase mis dedos por los labios exteriores de su vagina, comprobando que pese a todo, aquella mujer estaba lubricada. Ella al sentir mis dedos en su parte más íntima, exclamo:- Oh no… ¡quite sus manos de ahí…! ahí nooo

Vamos suegra. Se queja mucho. Pero estas bien mojada. ¿Seguro que estas ansiosas porque te meta mi polla verdad?

-cabron… ¡estás loco!... no puedes meterla… ni lo intentes.... te voy a matar…
lo decía intentando quitarme de encima, pero yo la mantenía bien sujeta, y sin apenas poder moverse de la posición de sometimiento en que se encontraba.

Mis dedos acariciaron una y otras vez los labios de su vagina, comprobando como me embadurnaba los dedos con sus jugos. Abrí un poco sus labios, haciendo que apareciera a la vista su vagina en toda su plenitud, dejándome contemplar el interior de la misma. No parecía que aquella mujer, pese haber tenido una hija, tuviera una vagina muy amplia. Más bien parecía una vagina bastante estrecha. Mis dedos horadaron pronto la misma, logrando meter hasta dos de ellos en su totalidad.

-oh cabron..nooo saca tus putos dedos de ahí..ooo cabron oooo

-estas bien buena suegra. ¡Se ve que estas jugosa!. ¿Necesitas mi polla? ¿verdad putita?. Joder suegra “me la voy a clavar como Cristo que me llamo”.

-nooooo ni se te ocurra… “no puedes violar a tu suegra”.


Sin contestarle, me solté la correa del pantalón dejando caer el mismo al piso. Ella se dio cuenta de todo ello, intentando sacudirme de encima, pero la tenia bien sujeta. Luego baje un poco el slip, y mi pene salió envarado. La realidad es que sin ser un mandingo, la naturaleza me proveyó de un buen látigo, no solo por su longitud sino también por su grosor. Tal es así, que para poder desvirgar a su hija, tuve que llevar a cabo varios intentos, ya que ella siempre se quejaba y se asustaba al ver el tamaño de mis genitales.

Mi pene ahora, tras muchas semanas sin sexo, estaba como un verdadero cañón. Era tal la empalmadura que incluso se me había descapullado, y ya manaba líquido presiliminar por el glande. Las venas que atravesaban mi nabo se encontraban tal inflamadas que parecía que mi pene era el doble de grueso. Ante ello, decidía que era hora de calvar a la suegra. Sumamente, como un semental preparado para montar a su yegua, excitado abrí un poco más las piernas de la misma, y acerque mi cipote a su panocha. Ella al sentir mi nabo entre los labios de su vagina exclamo – oh no Cristo… no me la metas… no seas loco…

-cállese suegra. En el fondo lo está deseando. Ahora no tiene hombre que se la folle. ¡Yo seré a partir de ahora su macho!.


-oh cabron nooooooo- terminó exclamando al sentir como mi daga ingresaba más de la mitad dentro de su vagina, con mi primera penetración.

-ooo nooo lo has hecho ooooo nooo… sacalaaaa

Pero antes de que ella rechistara otra vez, con un buen golpe de riñones le terminé de alojar mis 22 cm de daga en su cueva.

-ooo no saquela ooo que daño…ooo

Como ya había comprobado su vagina era un poco estrecha, y parecía como si tras su primer hijo, hubiera pasado tanto tiempo, que su vagina se había vuelto a estrechar. Las paredes de su vagina apretaban mi daga en un intento de expulsarla. Pero lejos de amilanarme, eso más me acicalaba a continuar.

-oh suegra, que coño mas delicioso. Joder putita, ..que estrecha estás. ¿Acaso el suegro no se la follaba? ¿Está claro que lleva tiempo sin una buena polla ¿verdad?

-caya… por favor sacala oooo

Sin más contemplaciones, comencé a perforar una y otra vez aquella vagina, entrando y sacando mi nabo dentro de ella, con penetraciones cada vez más profundas. Mi verga estaba más dura de lo que nunca recuerdo haberla tenido. El calor del coño de mi suegra, el estar follando un trasero tan blanco, me enardecía y mantenía mi erección al máximo. Por ello, mis penetraciones abrían completamente la vagina de la suegra. Sentía como mis testículos golpeaban una y otra vez en su trasero, evidenciando que la tenía bien clavada.

-oooo por favor… ooooo

Pese a sus protestas, que yo ahogaba con mi constante bombeo de mete y saca, pronto fueron decayendo, hasta el punto de que me di cuenta de que aquella hembra comenzaba a gozar de la clavada que le estaba dando.

-así suegra. Goce de la polla de su yerno…. ¡se le que gusta!.. ¿Verdad que le gusta mi polla?...la estoy atravesando bien… eh putita…

Ella comenzó a gemir una y otra vez, notando que no tardó mucho en ver como las paredes de su vagina se contraían al máximo, en un intento como de triturar mi pene entre ellas, para luego acabar explotando y dejandose venir en un intenso orgasmo.

-oh Dios mio noooooo ooo

La deje que se recuperara, pero siempre dejando dentro mis 22 cm de carnea. Al ver que se recuperaba, le dije:- ¡te has corrido a gusto eh suegra… se ve que lo necesitabas!... pero esto no ha acabado.

Ella no respondió, sin embargo note que colaboró a medida que la seguía bombeando una y otra vez, cada vez con más presión. La hice incorporarse para que se colocara en cuatro con las piernas sobre la cama, y sorprendentemente ella acepto. Ahora tenía a mi suegra en posición de perrito al borde de la cama, con todos sus pechos colgando. Sin poder contenerme a medida que la clavaba alargue una de mis manos y comencé a sobar su pechos, y pellizcar sus empitonados pezones.

-oh no ahí no oooo cabron… me vengo otra vez ooooo

Estaba claro que el toqueteo y manoseo de sus pechos aceleraron su segunda venida. Este segundo orgasmo fue incluso más intenso que el primero. Tras acabar, la hice girar y la coloque boca arriba sobre la cama, abriendo sus piernas al máximo.

Ella se quedó sorprendida ante mi rápido movimiento. Ahora tenía a mi suegra frente a mí, con todos sus pechos al descubierto, y con una visión inconfundible de la plenitud de su frondosa vagina.

Ella también contempló por vez primera la pujanza y dimensiones de mi verga. Note su sorpresa en los cambios de su cara. Era obvio que mi suegro no tenía unos genitales muy grandes.

-que le parece suegra. Le gusta la verga de su yerno. Noto en su ojos, que le gusta ¡a que si!

-pero Cristo. Oh Dios mio…yo no estoy protegida. ¡Me estas cogiendo sin preservativo!... ¡aun soy fértil!... no debes volver a metérmela.

-ya sé que aún sigue siendo fértil. Pero eso no le va a librar de una buena corrida dentro de su coño.

Mientras le decía esto, coloque mi verga a la entrada de su vagina, y presioné y le ensarté todo mi nabo hasta las pelotas. Ahora aquella hembra si estaba bien lubricada. Sus venidas anteriores la habían relajado y se encontraba sumamente mojada.

-oh no ooo …otra vez noooo.

Comencé a clavármela en esa posición. Me la estuve follando en durante varios minutos. Pero me di cuenta, con sorpresa, que mi suegra era multiorgásmica, ya que pronto alcanzó un tercer orgasmo, sin que yo dejara de mandarle verga una y otra vez.

-ooo siioo ooooo

Cuando me di cuenta de que estaba por venirme, lo pensé: sabía que mi suegra era fértil. No sabía si estaba cerca de sus días de ovulación, pero yo quería descargar dentro de ella. Por ello, tome sus piernas, y la coloque en alto sobre mis hombros. En esa posición su vagina quedo expuesta y a plena disposición de mi pene. Entonces, me eché un poco sobre ella, con lo que parte de sus piernas quedaron dobladas sobre su propia barriga, quedando expuesta totalmente su vagina. Ahora tenía completamente abierta y a mi plena disposición el coño de mi suegra. Mi nabo entraba como una perforadora horadando aquel coño sin parar. ¡perforar aquella mujer me estaba produciendo un placer inmenso!

Mi suegra se percató con que iba a terminar corriéndome dentro de ella. Eso la agito más, y me dijo:- oh Cristo no me desgracies… ooo no te corras dentro… puedes embarazarme… por favor … oh Dios mío lo vas hacer ooo

Vamos suegra. Tengo los huevos totalmente repletos de lechita. Llevo tiempo sin follar a su hija. Y necesito descargarlos
- le dije para excitarla aun mas.

-No por favor Cristo, Piense que lo que hacer…. No se imprudente…

-ábrase bien suegra. Quiero que mi leche le llegue bien adentro…. Oh ..ya me viene. Oh suegra la voy a llenar… o siiii


Mi semen manó como un torrente de espeso semen que terminó vertiendose dentro de la vagina de la esposa de mi mujer. Notaba que mi corrida estaba resultando sumamente copiosa, (quizás de las mejores corridas de mi vida). La gran cantidad de semen en ebullición que lance se deslizó dentro de la intimidad de mi suegra, chocando contra las paredes vaginales y regando su sexo fértil. Regueros de mi caliente leche inundaron la vagina adolorida de la misma (bastante inflamada por mis intensas penetraciones durante más de veinticinco minutos), y que seguro alcanzaron el útero de la mujer.

Era tan abundante mi corrida que parecía que nunca me iba a acabar, ya que continuaba vertiendo más y más esperma. Era evidente que tenía bastante semen almacenado en mis testículos durante varias semanas de abstinencia.

-oooo me llenas oooo siiii… o Dios no paras…. o Cristo… me vas a terminar preñado ..ooooo no puede ser oooo

Cuando acabe, me di cuenta de que la vagina de mi suegra debía de estar medio llena. Le había plantado tanto semen en ella, que parecía que nunca fuera acabar. Cuando por fin decidí salir de ella, note como mi suegra sintió algo de alivio al ver retirarse mi nabo saliendo de su entrepierna. Me fije en la abertura del coño de la madre de mi esposa, con os labios super irritados, inflamados, y con restos de mi semen brotando de ella. ¡la visión era apoteósica!

Ella también observó mi pene, aún con una buena erección, y con restos de semen también goteando en la punta, a la altura del glande.

-Que has hecho Cristo. Te has corrido dentro. ¿y si me has embarazado?.. exclama ella.

-¿No creo que este ovulando verdad?- le interrogue.

-No creo. Pero aún así es peligroso. ¿Cómo se te ha ocurrido?... cabrón me has violado. ¡Has terminado violado a tu propia suegra!...¡esto no va a quedar así! ¿y lo sabes? Me comentó en plan amenazador.

-que quiere suegra. ¡Quiere denunciarme!.. ¡a que espera!.. Llame a la policía… ¿no creo que quiera dejar a sus nietos sin padre?.

-no juegues con eso. Sabes que lo que acabas de hacer es una monstruosidad. ¡Has violado a tu propia suegra!

-Ya. pero ¿no me diga que no le ha gustado?. A ver míreme a los ojos, y dígame que no ha disfrutado del tremendo polvo que le he echado.

-claro que no…
me dice ella, medio nerviosa, pero ruborizada.

-ya. Por eso se ha corrido, no solo una, sino tres veces. Sabe lo que pienso suegra: “que va a necesitar que me la siga cogiendo con frecuencia”. Su coño a conocido a un verdadero macho y ahora no va a poder estar sin el.

Ella me mira, y me contesta: - acaso piensas volver a violarme. ¡Esto no puede volver a ocurrir!... se detiene y me pregunta: ¿pero ya no quieres a mi hija?

-claro que si suegra. Pero ella ahora con su embarazo de riesgo no me deja hacerle el amor. Necesito desahogarme.

-y lo ha hecho con su suegra. ¡Vaya sinvergüenza
!- me contesta.

-No me arrepiento lo más mínimo. Le decía mientras, me colocaba mi ropa.

Ella observó su traje, y me dijo:- vaya cabronazo. Me has roto el traje y mi sostén. ¡Esta te las cobraré!.

-No se preocupe suegra. Le compraré otro.


Luego salí de la casa de mi suegra. Recogí el tape de comida y regresé a casa. Por el camino iba pensando en lo ocurrido. Había sido temerario por mi parte, pero jamás recordaba haber disfrutando tanto de un polvo. La suegra tenía un cuerpo espectacular. Solo pensar en ella, se me volvía a endurecer el nabo. Sé que aquella mujer era muy conservadora y religiosa y el sometimiento que le había hecho había herido su ego personal. Pero, el placer de follarla hacia olvidarme de todas esos prejuicios.
 

heranlu

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Tras lo ocurrido como mi suegra, el tiempo fue pasando sin ningún otro escarceo con la misma. Ella tampoco dejo de visitar en varias ocasiones mi casa, pero en todo momento intentaba evitarme. Por supuesto no había comentado a nadie nuestro encuentro, ni mi comportamiento con ella. Mi esposa por su parte continuaba con su embarazo de riesgo y quedaba por lo tanto descartado, cualquier intento se sexo con la misma. Eso me dejaba con un cierto desasosiego, extremo que me ocurre cuando paso cierto tiempo sin hacer el amor o sin masturbarme. Ya hacía tiempo que había descubierto que el sexo o la masturbación me ayudaban a controlar mi presión sanguínea, al tiempo que me relajaba bastante.

Por ello ante la situación de mi esposa, no me quedaba otro remedio que acudir a la auto-masturbación, circunstancia a la que solo podía acudir en algunos momentos, en casa.

Al propio tiempo seguía viendo a la suegra acudir por casa, y, su sola presencia, hacia endurecerme el nabo al instante. Notaba que Sara pese a que trataba de evitar quedarse a solas conmigo, en cuanto me veía se agitaba. En varias ocasiones, estando en casa ella captó como la miraba, notando su enrojecimiento al comprobar cómo llevaba mi mano hacia el bulto del pantalón para terminar tocándome el pene. Evidentemente, ella me echaba una mirada fulminante de reproche, al tiempo que se marchaba sumamente agitada hacia cualquier otro rincón de la casa.

Una tarde llegue a casa, y me di cuenta que mi esposa estaba descansando durmiendo la siesta en nuestro dormitorio. Su madre se encontraba en la cocina, por lo que aproveche la ocasión y me acerque donde se encontraba. Ella al verme llegar, deja de fregar, y enseguida se pone a la expectativa y en guardia, ante mi presencia. Me mira y me pregunta: -¿a qué viene?.

-tranquila suegra. Solo vengo a tomar algo a la cocina. ¿Tanto miedo le doy?

-Ya lo conozco. Y no me fio de Vd. – me contesto siempre en estado de alerta.

Tome un vaso de agua, la mire de arriba abajo, y le comente: -¿Por qué no deja de ponerse ya esa vestimenta? Al suegro no le va hacer nada con eso. Con lo buena que esta, debería usar una vestimenta que resaltara más su cuerpo.

Ella me mira, y me contesta:- Eso es problema mío. ¡Visto como me da la gana! ¡Ya sé que a ti te gustaría verme con una minifalda!, esto es lo que te gustaría ¿verdad?

-Con ese cuerpazo que tiene, una minifalda le quedaría del diez. Le conteste sonriendo.

-pues ¡te vas a quedar con las ganas!. Eso nunca lo verás en mi- me contesto.

Me sonreí, y le dije:- de todas formas suegra, puede vestir como quiera. ¡Pero a mí me gusta más verla totalmente en cueros!. Completamente desnudita. Ya sabe que ese cuerpo me pone.

Ella se gira hacia mí y me contesta alterada-¡tú lo que eres es un sinvergüenza!. No respetas ni a la madre de tu mujer. Te aseguro que no voy a permitir que te vuelvas a propasar más conmigo. ¡Te lo advierto! Me contesta alterada y de forma retadora.

Me acerque hasta ella, viendo que se ponía a la defensiva, le dije:- Altérese todo lo que quiera. Pero sabe que un día de estos volverá a ser mía de nuevo. “Sabe que en el fondo añora sentir mi tranca entrando en su coñito” ¿verdad que si suegra?.

-Eso jamás volverá a ocurrir…. sinvergüenza aléjate de mí- me contesto sumamente agitada. En el fondo sabía que mis palabras la excitaban, pero resultaba manifiesto que tampoco me iba a permitir nada. Su carácter conservador y sumamente autoritario era difícil de vencer. ¡La próxima vez que intente algo contra mi le denunciaré! ¡se lo advierto!

Me sonreí, y decidí no ponerla más alterada, ya que podía levantarse mi esposa. Pero al salir por la puerta de la cocina le dije: - ¡La próxima vez no solo le follaré ese coñito, sino que la montaré como una yegua! ¡váyase preparando!

-sinvergüenza….-
me contesto, con la cara enrojecida por mis palabras y sumamente alterada.

Pasaron los días, y mis ansias de volver a tomar a mi suegra se acrecentaban. Aquella mujer me estaba volviendo loco. Mi esposa estaba ya en el sexto mes de embarazo, y por supuesto nada de nada, de relaciones con ella.

Sara, ante la situación de mi esposa, acudía a casa en esas fechas para ayudar, casi todos los días. Así fue como se dio la ocasión de nuevo. Un días percatándome que estaba fregando el baño de mi casa y mi esposa estaba descansando en el dormitorio, sin poder contenerme, entre el baño cerrando tras de mi la puerta. Ella la verme se alteró: -¿pero que hace aquí?. ¿Cómo se atreve a entrar? ¿no ve que estoy fregando el baño?

-relájese Sara. Se altera muy rápido. Le conteste mirándola de arriba abajo.

-Cristo. Salga de inmediato o grito. ¿a qué ha venido? - me pregunta con evidente agitación.

Ya sabe a qué he venido suegra!. ¡Me tiene muy cerrero y tengo ganas de echarle un buen polvo! - le dije sin miramientos, y casi bajándome el cierre del pantalón al instante, dejándole a la vista mi cipote con una erección bastante creciente.

Sara se alteró. Los colores afloraron a su rostro. Pero, pese a lo violento de la situación, ella no dejó que contemplar mi mandarria que blandía fuera de mi pantalón, al tiempo que decía: -sinvergüenza. Salga de aquí… oh Dios mío… tapase eso...

Ni corto ni perezoso, y sin darle mucho tiempo a pensar, me acerque hasta donde se encontraba. Ella retrocedió hasta tropezar con el lavado. Pese a sus intentos de zafarse del abrazo, mí corpulencia hizo sus efectos y pronto se encontró sometida. Logré que la misma se colocara en cuatro mirando hacia el espejo del lavabo, y sin miramientos metí mano por debajo de su vestido subiéndolo hasta la misma cintura, dejando de nuevo a la vista su hermoso trasero completamente blanco. En esta ocasión portaba unas medias de color negro, y unas bragas blancas. Aquel cuerpo me excitaba.

-¿pero que me hace?. Oh cabrón suélteme. Voy a gritar .. suélteme- me decía intentando zafarse, e intentando golpearme. Era manifiesto que pese a todo no quería gritar muy alto para no llamar la atención de mi esposa.

Yo tremendamente encelado, de un tirón logré bajarle las bragas hasta más abajo de sus rodillas, y sin pérdida de tiempo, la obligué a separar las piernas. Nuevamente tenía su coño a mi disposición. Ademñas, al estar un poco inclinada sobre el lavado, pude visionar perfectamente, pese a su maraña de vellos, el hermoso coño de mi suegra. No me lo pensé más, y acerqué mi mandarria que blandía fuera de mi pantalón, para colocarme entre sus piernas y de un certero golpe logré clavarle casi la mitad de pene en su estrecho coño.

-oh no cabrón nooo otra vez noooo- exclamo al sentirse penetrada de nuevo. Era evidente que no se esperaba que en poco margen de tiempo, le hubiera envainado mi pene. Pero lo cierto es que, mi nabo entró más de la mitad de una sola vez en aquella estrecha vagina.

No la deje pensar mucho, y de un nuevo golpe de riñones terminé de envainarle completamente mi nabo hasta los mismos huevos. Joder, volví a recordar el enorme placer que me producía aquella vagina. ¡Mi suegra tenía un coño espectacular!. Su estrechez conllevaba que me produjera más placer, al notar la presión que ejercían las paredes de su vagina contra mi tranca. Mire al espejo, y ella también vio reflejada en el mismo mi figura. Le dije: - oh suegra ¡que ganas tenía de tenerla nuevamente clavada!. ¡Le gusta mi tranca verdad! ¿Verdad que necesitaba mi verga?

-cabrón salte. ¡Voy a gritar!. Mi hija se va a enterar de todo. Eres un desgraciado oooo-
me decía mientras con ambas manos intentaba sujetarse al lavabo para aguantar mis profundas penetraciones. Mi cipote comenzó a horadar su vagina con gran énfasis, notando como se dilataba su coño a medida que mis bombeos se hacían más continuos y más firmes.

-grite cuanto quiera suegra. Pero en el fondo también me desea. ¡Vamos putita quiero ver como se corre!. Sé que lo está deseando.

-¡le juro que de esta lo mato…! oh por favor nooo oh cabron,….


Pese a sus protestas, pronto Sara comenzó a disfrutar. Aunque no quería aceptarlo, note como su vagina comenzó a apretar mi tranca, ejerciendo gran presión, dándome cuenta de que estaba pronto a venirse. Opte entonces por dejársela bien adentro de su coño, y la misma comenzó a revolverse con mi tranca dentro, apretando su culo hacia atrás para obtener mayor placer, mientras comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás, clavándose ella misma mi verga una y otra vez, hasta que no pudo más y alcanzó su orgasmo. Ella se dio cuenta de cómo la contemplaba a través del espejo, mientras se contraía, verificando las expresiones de su cara ante los estragos que aquel polvo le estaba produciendo. Tras unos momentos durante los cuales su cuerpo se convulsionó una y otra vez, observe como se relajo y su cuerpo quedó como desvanecido. Mi suegra había tenido un orgasmo de escándalo.

No le quise decir nada, pero tras unos momentos, comencé nuevamente a tomar la iniciativa y comencé a perforar su raja con gran energía, hasta que pronto mi eyaculación no se hizo esperar. Ella al darse cuenta, hizo varios intentos de salirse, hasta que al final consiguió que me saliera de ella. Pero mi semen ya estaba manando, por lo que sin contenerme más, vertí todo mi semen en sus nalgas y sus muslos. –oh siii.. que ganas tenías. Ooooo que corrida suegrita oooo

Realmente le pringue parte de su ropa y de su trasero. Tras acabar, se gira hacia mí y me afloja un tremendo tortazo que sonó en todo el baño como un tremendo trastazo. –sinvergüenza…cabrón…. lo has vuelto hacer. ¡Sal del baño!…¡te voy a denunciar!.

Yo tras meter mi nabo dentro del pantalón, salí del baño. El tortazo de la suegra había sido bastante fuerte, hasta el punto que me salió sangre por la comisura de los labios. En el fondo sabía que me lo tenía merecido. Pero tampoco me arrepentía. Me había logrado coger por segunda vez a mi suegra, y eso me satisfacía bastante.

Me repuse, y como pude me limpié la sangre que brotada de uno de mis labios. Me di cuenta que se me quedó la marca de la herida en los labios. Mi esposa evidentemente se iba a dar cuenta. De hecho, en el almuerzo, estando los tres sentado a la mesa, me pregunta: - ¿qué te ha pasado en el labio?

-No nada. Que me he mordido. Pero no es nada-
le conteste, ante la mirada de satisfacción de mi suegra.

Tras lo acontecido en el baño, mi suegra en cuanto veía acercarme a ella, salía disparada. Así fueron pasando las semanas. Y mi esposa comenzó a manchar un poco, por los que los médicos recomendaron internarla en el Hospital durante unos días para estabilizarla y evitar problemas al feto.

Como consecuencia de ello, por las tardes comenzamos a visitar a mi esposa en el Hospital. Por supuesto, mi suegra en modo alguno aceptó que fuera a recogerla, por lo que iba y venía en taxi o en autobús. Y así ocurrió durante unos cinco días. Al sexto día, cuando terminó la visita en el Hospital, me percaté al salir que llovía torrencialmente. Ella había salido primero, y cuando llegue a la salida del Centro, la observé esperando por fuera del Hospital resguardada de la lluvia bajo un alero de la entrada. Estaba anocheciendo, y el agua no cesaba. Había bastante gente haciendo cola esperando por un taxi, percatándome el desespero de la gente. La parada de autobús estaba algo distanciada, y con la lluvia torrencial era prácticamente imposible llegar a ella, por lo que la mayor parte de los visitantes había optado por ir en taxi.

Viendo la situación, me acerque hasta donde se encontraba, y le comente:- Sara. Tengo el coche en el estacionamiento, y podemos llegar a el sin mojarnos. Ya ve la cola que tiene que hacer para tomar un taxi, y ¿si es que lo consigue?. ¡Ande, … vengase conmigo!.

Ella me mira con cara de pocas migas, y me contesta: aunque tenga que quedarme toda la noche aquí. Márchese… ya tomare un taxi. Con vd no iré a ninguna parte.

-¡como quiera! Después no me diga que no me ofrecí a llevarla.-
le dije mientras me retiraba hacia el aparcamiento.

Estaba saliendo ya del aparcamiento del Hospital, casi en las afueras, cuando verificó la existencia de una caravana enorme de vehículos detenidos por un accidente. Los taxis no podían acceder al Hospital y estaban retenidos. Me llene de valor y regrese al aparcamiento. Me di cuenta desde lejos, que la gente estaba alterada por fuera del Hospital ya que no llegaban taxis, y ya la noticia de la retención había llegado a ellos. Localice a Sara y vi que estaba esperando, nerviosa, y no dejaba de mirar el reloj, viendo que ya era casi de noche cerrada y la lluvia se mantenía intensa y constante. Es más, los relámpagos comenzaron hacer su aparición. Yo sabía el temor que aquella tenía a los mismos.

Me acerque hasta donde estaba y al verme, me di cuenta que su rostro se ilumino. Al menos eso me pareció descubrir. No obstante, como obstinada me dice: - ¿a que ha vuelto? ¿Le ocurre algo a mi hija?

-Su hija está bien cuidada en la habitación. ¡He vuelto a por Vd!. le conteste.

-¿Por mi?- me contesta nerviosa y algo agitada, añadiendo- ya le dije que …

-Venga Sara. Hay una retención enorme a la entrada de la autopista y no creo que venga ningún taxi en mucho tiempo. ¡Ya ha visto la cola que tiene delante!. ¡Vamos tengo el coche en el estacionamiento!


Se le dije de una forma casi enérgica, autoritaria, y además la tome por el brazo, y ella, entre dudosa, no supo cómo reaccionar ante la gente que nos rodeaba y terminó por dejarse llevar y me acompañó hasta el coche. Ya dentro del mismo, a la salida del Hospital, ella verificó la enorme retención, y le dije:- lo siento por las personas que están esperando, pero lo tienen bastante complicado.

Ella en el fondo asintió pero no me dijo mas nada. Evidentemente se dio cuenta de que gracias a mi vuelta, hoy podría dormir en casa. Y con la lluvia que estaba cayendo se hacía más complicado aún.

Tras tomar varias carreteras secundarias, por fin llegamos a la casa de mi suegra. Durante el camino me di cuenta de su temor ante la gran cantidad de rayos que iluminaban la noche. Eran más de las diez y media de la noche. Comprobamos que la luz de la entrada de la casa estaba apagada, siendo posible que hubiera saltado un fusible como consecuencia de los rayos. Le dije: - tenga cuidado al bajarse. Voy por una linterna que tengo en el coche, a ver si puedo solucionar el problema de la luz. Espero que solo sea que haya saltado un fusible.

Ella no me hubiera permitido entrar en la casa estando sola, pero las circunstancias del momento la obligaron aceptar. Tras abrir la puerta, localicé el contador y pude contemplar que se trataba de un fusible que había saltado. Tras volver a colocarlo, volvió la energía eléctrica.

-Bueno. Parece que saltó la corriente con la lluvia y los relámpagos- le conteste.

Ella se quedó quieta sin decirme nada. Ambos teníamos ganas de cenar. Pero yo, ante todo, tenía unas ganas enormes de orinar. Por ello le dije:- voy un momento al baño. Me vengo aguantando las ganas desde hace tiempo.

Me di cuenta que se sonrojó, pero luego se marcho hasta la cocina. Cuando salí me dirigí a la cocina, y ella estaba preparando algo en el fuego. Ella entonces me dice:- siéntese un momento. No puede marcharse sin cenar. Estoy preparando algo.

-Pues tiene razón. Es bastante tarde, se lo agradezco. Y también tengo ganas de comer, no lo niego.

Mientras ella preparaba la cena, yo la miraba. Observaba el precioso trasero de aquella mujer y recordé lo ocurrido en su momento. Yo sabía que ella estaba pensando también en lo mismo, y notaba que por momento se agitaba y hasta perdía un poco el control de lo que estaba haciendo. Tras un rato, puso la cena en la mesa y comenzamos a comer.

En el momento mismo en que acabábamos de cenar, sonó un estruendo que hizo temblar toda la casa, iluminándose la estancia, y yéndose de nuevo la luz. Al momento los relámpagos hicieron su aparición.

Ella grito con voz aguda, y al tomar de nuevo la linterna constaté que estaba como asustada. –oh Dios mío ese ha tenido que caer muy cerca. Fue lo que atino a decir.

-eso parece. Pero tranquilícese, voy de nuevo a colocar el fusible. Note que volví a conectar la luz, y casi al momento volvió a saltar. Me di cuenta de la cara de preocupación de Sara. Tras colocarlo de nuevo, le dije:- ¿quiere que me quede esta noche con Vd? Veo que está asustada con este tiempo.

-¿quedarse conmigo ..?
Me respondió casi revolviéndose, y mirándome con cara de preocupación. ¿Y que va a decir la gente luego?. Sabe que eso no está bien visto.

-Sara. ¡Nadie se va a enterar!. Además es de noche, ¿qué va hacer si se le vuelve a ir la luz?
Tampoco creo que sea muy conveniente que me vaya a mi casa con este tiempo. Le comenté para hacerla dudar.

-pero…yo se que… ¿se va a portar bien?- me contesto.

La mire y le dije: -¿a qué se refiere con portarme bien?

-ya sabe a lo que me refiero. ¡No se haga el tonto…!-
me dijo algo agitada.

-¿se refiere a si me la voy a follar de nuevo?. Pues, si le digo la verdad suegra llevo día tras día pensando en su vd. Ya sabe que su hija no puede tener relaciones sexuales, y tengo mi nabo y mis testículos llenos de mucha leche. ¡¡Y con necesidad de descargar!!.- le dije sin más y con total descaro.

Note como se sonrojó de nuevo y me contesta ¡Ya sabía yo que te querías aprovecharte de mí!. ¡Eres un sinvergüenza!.-Se detiene y añade. ¡Creo que mejor será que te marches!.

En ese momento volvió a saltar la luz. Toda la sala quedo a oscuras, y apenas se distinguía la figura de Sara. Me acerque hasta ella. Note que ella se dio cuenta, y me dijo:- ¡que va hacer… no se acerque…! pero al final terminé abrazándola.

-venga Sara tranquilícese. ¡Es solo un relámpago!. Me tiene aquí a su lado.

-Oh suélteme… que hace- exclamo al sentir como la abrazaba. Voy a gritar… suélteme…

-¿Por qué es tan arisca suegra? ¡Solo pretendo ayudarla! Le comente.

-¿Ayudarme?.. ¡Encima dice que pretende ayudarme!

-¿quiere que me marche?. Si así lo quiere me marcharé ¿Vd. decide?-
le dije. La casa seguía a oscuras, y sabía que ella era bastante temerosa de los truenos y relámpagos. Y encima, la oscuridad la aterrorizaba. Me percaté que dudo. No me contesto. La seguía abrazando y notaba el agitar de su cuerpo.

Entonces me dirigí de nuevo al contador de la luz y volví a conectar la energía. Ella se relajó un poco. Me di cuenta que en lugar de contestarme, se giro y optó por dirigirse hacia su habitación. Yo me quedé un momento en la sala. No sabía cómo actuar, pero ni nabo estaba de nuevo enardecido. Por ello, sin saber cómo me iba a recibir, me acerque hasta su dormitorio, toque en la puerta y ella no me respondió. Dude si entrar o no.

Al ver que no me contestaba, decidí abrir la puerta, sorprendiéndome de que no tenía la llave puesta. Mi suegra no había cerrado la puerta. ¡Era algo extraño!.

Tras abrir la puerta me di cuenta que Sara se encontraba acostada dentro de la cama y la luz estaba apagada. Mi nabo se increpó al momento. Mi suegra no dijo nada. La escasa claridad que entraba en la habitación me había constatado que ella seguía despierta. Ante ello, decidí meterme en la cama con ella. ¡Era una completa locura, pero me arriesgue!

Ella estaba mirando hacia el otro lado. Me desprendí de mi ropa y me quede completamente en pelotas. Ella no me vio, pero si lo hubiera hecho hubiera contemplado que mi verga estaba con una erección mayúscula. No hubo ningún comentario. Levanté la ropa de la cama y me metí dentro. Apenas podía ver nada, pero me di cuenta que mi suegra estaba solo con un sostén y una braga. ¡Algo que nuevamente me sorprendió!

-¿Por qué se ha metido en mi cama?.-me pregunta ella, al verme ya dentro de la misma. ¿Que pretende?

-Suegra la noto muy agitada con este tiempo. Seguro que dormiremos mejor juntos. ¿No le parece?

- Es un caradura. ¡Como se atreve!. Luego se gira la cabeza hacia donde me encontraba a su lado y me dice: -Cristo no comprende que esto no puede seguir ocurriendo. Soy la madre de su mujer. Esto es una indecencia. Me dice ella.

-Sara. Será incesto, pecado o lo que quiera. Pero no puedo contenerme. Necesito hacerla mía de nuevo. Y sé que Vd. también lo desea.-le dije.

Me iba a contestar, pero en ese momento diversos relámpagos seguidos, la estremecieron, por lo que me acerque a ella y la abrace entre mis brazos. Ella no me rechazó, viendo como se apretaba a mi cuerpo como buscando refugio. Lo rodeaba con mis brazos, viendo que ella se acurrucaba entre los míos, acercando su culo hasta tropezar con mi verga.

Ella se percata de mi desnudez. Y continuando abrazada, me dice:- Oh Cristo .. ¿Se ha desanudo?.¡Oh Dios mío!. Ella, pasó su mano por mi vientre y alcanza mi nabo, el cual se encontraba con una buena erección. Note la agitación de Sara al tocar mi nabo. Pero no la retiró sino que la tomo en su mano, y comenzó a manosear la misma de arriba abajo, diciéndome: - Oh Cristo… ¿No pretenderá volver a meterme todo esto…? ¡Oh dios mío como estas!

-¿acaso no le gusta suegra?... le dije casi al oído.

-Pero… Cristo. ¡La tienes muy grande!. Tienes que tener bien abierta a mi hija… me comentó por toda respuesta sin dejar de tocar mi mandarria. Mi suegra esta vez estaba entregada. La curiosidad le llevaba a pasar su mano acariciando mi tranca a su largo y ancho, viendo como la misma iba creciendo en su mano. Nota como se agitaba, y pronto me di cuenta que logró acariciar mis testículos. Tengo uno testículos bien proporcionados, y además llevaba tiempo sin descargarlos. Le dije:

-¿Ha visto como tengo los testículos?. ¿Son grandes también verdad?

Ella me mira, y exclama: ¡Pero… joder creo que los tienes bien repletos! ¿De verdad llevas tiempo sin descargarlos?

-Bastante tiempo suegra. Los tengo bien llenos.
Ya ha visto como me tiene.

Ella entonces me mira a la cara y me dice:- Oh Cristo. Pero… ¿Deberíamos hacerlo con condón?. Ya te dije que no estoy protegida. Si te por casualidad te corres dentro, así como los tienes, ¡seguro que me dejas embarazada. Todavía soy fértil. ¿Acaso no lo entiendes?

-Claro que si suegra. Pero llevo tiempo deseando regarle ese coñito con mi leche una vez más. Es algo que me tiene obsesionado.

-Pero Cristo. … encima pretendes correrte dentro. ¡Vas a terminar preñándome! ¿Sabes lo que ello supondría?.
Exclama ella.

Sin más preámbulo, palpe sus senos. Y comencé a soltarle el sostén, para dejar los mismos al descubierto. Ella esta vez no puso reparo alguno, al contrario notaba como se agitaba a medida que mis manos acariciaban aquellos senos, que pronto la hice girar para poder llevarlos a mi boca, lamiendo sus pezones pasando de uno al otro ante los gemidos de ella. Oh por favor ooo sii ooo Cristo oooo

Esta vez fui más osado y comencé a besar sus orejas, para seguir besuqueando su rostro, notando su agitación, has que al fin pude alcanzar su boca. Era obvio que ella también lo estaba deseando, ya que nuestras bocas de unieron en un frenesí. Mi lengua entraba su boca y al inverso. Aquella mujer estaba entregada. Su cuerpo estaba entregado y enardecido, y se notaba deseosa. Fui bajando, por su ombligo hasta llegar cerca de sus bragas, las cuales retire. No veía casa nada, pero mi boca pronto encontró la ranura de su coño:

-oh Cristo que me haces.. ohh ahí no oooooooooo Dios ooooo

Era evidente que mi suegro nunca le había comido el coño. Para mi suegra era toda una novedad. Tras mis lengüeteos en su vagina, me di cuenta que ella estaba pronta a correrse, por lo que rápidamente me subí, me coloque entre sus piernas y acercando mi nabo a su raja. Al instante mi pene invadió su ahora bastante lubricada raja, notando como aquella cueva se abrió como si esperada mi entrada, recibiéndome con agitación.

-oh si … oh Cristo… despacio… oh como me abres ….ooo.

-le gusta suegra. Le gusta la polla de su yerno
- le decía para calentarla.

-oh cabron me vas a reventar… pero sigue ¡ahora no te pares!… oh…si métela toda… ooo

-¡Joder suegra me la voy a follar toda la noche!. Le voy a dejar el coño completamente inflamado.
Le decía mientras mi verga la horadaba una y otra vez. Mi suegra estaba acalorada, caliente… deseosa….¡era obvio, que ella estaba entregada y necesitada esa noche! Se había contenido una y otra vez, pero esa noche, algo cambio y decidió entregarse por completo.

-oh si … reviéntame… oh cabron… siiiiii mas ooooo

Mi nabo entraba como un pistón en aquella cocha de mujer, ansiosa esa noche de polla. Aquel coño no solo estaba bien lubricado, sino que estaba bien deseoso. Fue una delicia sentir como ni nabo se alojaba dentro de ella. –oh como me llenas ooo siii

- Um suegra que bien le entra. Tiene un coño de enseño… o siii que gusto.. suegra…


Arremetía contra su vagina una y otra vez, clavando mi falo hasta la misma empuñadura. Recordé como la otra vez, que mi suegra pese a ser madre, su vagina era bastante estrecha, lo que aumentaba las sensaciones de placer que me producía cada vez que entraba en ella.

-oh por favor… Cristo me vas a matar de placer oooo

Su vagina se había ensanchando lo suficiente para permitir el paso de mi daga, al tiempo todo su cuerpo comenzó a colaborar al ritmo de mis penetraciones.

-vamos suegra. Abrase bien. Quiero que mi polla le entre el mismo útero. ¡Uf que buena hembra!.

Ella no me contesto, pero me di cuenta que pronto sus manos atraparon mis muslos, depositando sus manos en mis nalgas, atrayéndome más hacia ella. Era manifiesto que estaba pronto a llegar al clímax: “mi querida suegra se iba a correr de nuevo con mi polla dentro”

-oo siii joder ….me matas… ohh siii Me vengo oooooo siii oooooo


Yo lejos de ceder, arremetí con más entusiasmo en cada una de mis embestidas, verificando que mi suegra comenzó a gozar como una posesa. Ahora solo pensaba en alcanzar su orgasmo, por lo que no tuvo inconveniente en gritar, chillar, gemir… mientras se convulsionaba y alcanza la felicidad deseada.

Cuando por fin acabó. Ella se relajó notando como su cuerpo se desvanecía. Me quedé un momento quieto con toda mi polla ensartada dentro de ella. La mire a los ojos. Ella entonces me dijo:- Joder Cristo. ¡Chico me tienes toda abierta!.

Pues esto no acaba más que empezar. Le comente mientras comenzaba otra vez a entrar y salir de su coño perforándolo con gran dinamismo.

-oh Dios. ¿pero?… ¿es que vas a seguir?… ¡oh como estas…! comentó a sentir como mi tranca seguía tan gruesa como antes... Me estas abriendo mucho… oh cabron… me tiene toda atravesada. Oh siii reviéntame…. ooo siii

-Joder suegra. Tiene un coño de campeonato. No sabe el placer que me produce follarla. –exclame sin parar de metérsela una y otra vez.

-Pero Cristo… ¿esto no estaba bien?. Tienes a mi hija… ella te necesita- me decía, aunque sin convicción.

-No se preocupe suegra. “Tengo polla suficiente para ambas”. Su hija ahora no me puede satisfacer. Y necesito desahogarme, al igual que Vd. Joder suegra llevo esperando este momento desde la vez anterior.

-eres un sinvergüenza oh… cabron me vas hacer venir otra vez ooooo- dijo al tiempo que volvía alcanzar nuevamente otro orgasmo.

Nuevamente mi suegra terminó en un orgasmo que denote bastante satisfactorio por las expresiones de su rostro. No obstante, me sonrió al ver que yo continuaba mi penetración. Pero esta vez yo estaba por terminar. Ella se dio cuenta de ello y, sujetándome con las manos, me dijo:- ¡Cristo no puedes hacerlo dentro…! ¡Me puedes dejar embarazada!... tienes que salirte.

-Vamos Sara.. Llevo mucha leche acumulada en mis pelotas esperando este momento. ¡La voy a llenar como se merece!.

Pero… Cristo. No seas loco. Me encuentro muy caliente esta noche… oh como me abres…. oh cabron veo en tus ojos que lo vas hacer
…- me contesto ello, al tiempo que, ella misma tocaba de nuevo mis pelotas metiendo las manos hacia atrás palpándolas, contemplando que se lo decía en seria: ¡estaban llenas a reventar!.

-oh si suegra. Eso… comprueba cómo tengo los huevos: ¡están repletos! ¡Necesito descargarla!..

Ella se agito al verificar el estado de mi depósito de semen, y especialmente al escuchar mis palabras. Su nerviosismo aumentó e hizo gestos para que me saliera de ella, pero yo la tenía bien sujeta. Es más, mi ritmo de penetración ahora era cada vez más acelerado, notando ella como la atravesaba una y otra vez con mi nabo, llegando hasta los más hondo de su vagina.

-No Cristo. Estás loco… ¡oh cabron quieres preñar a su suegra!... oh.. joder lo vas hacer .. No lo hagas…..me contesto casi aterrada viendo que estaba dispuesto hacerlo dentro.

Era manifiesto que si estaba ovulando, era una completa locura. Pense: ¿Y si dejaba preñada a la madre de mi esposa?. Pero… “necesitaba llenarla”. Me lo había prometido a mí mismo. Estaba decidido a afrontar las consecuencias. En ese estado de poca lucidez atine a preguntarle: - ¿de verdad suegrita esta ovulando?. ¿lo está de verdad?

Ella me mira, y me contesta: -No lo sé seguro. Pero, sé que estoy cerca de mis días. Me siento muy caliente esta noche…. No corramos ese riesgo. No seas loco.-

Aquella respuesta fue suficiente para arriesgarme. Necesitaba llenar a mi suegra con mi leche. Y esa noche no se iba a escapar. Llevaba muchos días pensando en cómo iba a llenar aquel sabroso coño de la madre de mi esposa.

Estando pensando en ello, cuanto sentí como un torrente de espeso semen subía por mi tranca buscando salida. Mi excitación estaba al máximo, mi cuerpo de tenso, y sin poder contenerme más verifique como pronto mi semen era lanzado con gran fuerza dentro del ardiente coño de mi suegra. ¡Joder lo estaba haciendo! Me estaba corriendo dentro de mi suegra, pese a que pudiera estar ovulando! Pero ya no había marcha atrás. Las primeras lechadas ya regaban el coño Sara, y sabía que detrás de estas vendrían una cuentas más.

Escuché al momento a la madre de mi esposa gritar:- ¡oh Dios mío lo estás haciendo…!. Oh Cristo te estás corriendo dentro… ooo cabron… te siento… oh… ¡Dios mío me va a terminar preñando!.

-Oh suegra… siiii… me vengo. Uhm … oh siiii la voy a llenar. “Le voy a dejar bien lleno ese coñooooo”


Realmente no supe cuanto tiempo estuve lanzando mi preciada carga dentro de la vagina de mi querida suegra, pero tenía la impresión que me estaba deslechando. Durante mucho tiempo me había retenido, había almacenado bastante semen en mis testículos, y ahora había llegado el momento de soltar todo ese lastre fuera. Cuando por fin acabe, me dejó la impresión de que me había descargado por completo.

No obstante, me quedé dentro de ella durante un rato. Ella al final había aceptado que me iba a correr dentro, y hasta se que disfrutó sintiendo como volvían a regar su vagina con leche caliente varonil nuevamente. Luego me miró y me dijo:- ¿sabes lo que acabas de hacer?...Oh Cristo lo has hecho dentro.. ¿Qué voy hacer ahora si quedo embarazada?...¿cómo has podido…?

-vamos suegra. No creo que este ovulando. De todas formas no me arrepiento. Y,… si la dejo embarazada, le daremos un hermanito a mi esposa.
Le conteste sin saber realmente lo que decía.

-Cristo… ¡estás loco de verdad cabronazo!. Me contesta ella, aún con todo mi vástago enterrado en su vagina.

Luego, decido que era hora de salir de ella. Ella se mira su vagina y no solo se veía la inflamación de sus labios vaginales, sino los restos de semen que brotaban de su interior. Terminamos rendidos en la cama, durmiendo abrazados.

Al día siguiente en la mañana, cuando me despierto, me doy cuenta de que mi suegra se había levantado primero y no estaba en el dormitorio. Al rato hace su aparición en el dormitorio trayendo un suculento desayuno. Todo un lujo.

Ella tenía puesta una bata de levantar. Yo continuaba totalmente desnudo dentro de la cama. Aunque me tapaba un poco con la sabana. Al acabar, le dije: -gracias suegra. Ha sido todo un detalle.

Ella me mira y se sonríe. Llevó los platos a la cocina, y luego regreso. Me dice: - ¿no piensas levantarse?

La mire de arriba abajo y le conteste:- aún es temprano. Ande vengase de nuevo a la cama. Le dije abriendo las sabanas a un lado, incitándola a entrar al lecho.

Ella se agita y me dice:- pero… ¿no tienes bastante con lo de anoche?

Me di cuenta, que pese a todo, Sara continuaba bastante excitada. Note que sus ansias de sexo pudieron más que sus convicciones. Por ello, se acerca hasta la cama donde me encontraba, y procede a quitarse la bata de levantar, dejando al descubierto todo su cuerpo desnudo. En ese momento, a plena luz del día, comprobé el hermoso cuerpo de mi suegra. ¡Era un pedazo de hembra en toda regla! La visión de aquel cuerpo, endureció mi verga al momento.

Ella observa mi verga, que ya estaba comenzado a crecer de nuevo, y exclama: - joder Cristo. ¿De verdad me metiste todo eso?.. ¡Chico.. es enorme! ¿No sé cómo pudiste meterme ese pedazo de carne con lo estrecha que soy?.

-Vamos suegra. Sé que desea tenerla dentro otra vez.


Ella se acerca hasta la cama, y alcanza mi tranca, la toma en su mano, la observa, y tras manosearla un poco, veo que la descapulla, y me dice:- ¡joder…que bien dotado estas!. “Jamás había visto algo semejante”.

Me atreví a preguntarle:- no se lo tome a mal suegra. Sabe que apreciaba a su marido. Pero, ¿la tenia igual que la mía?

Ella me mira. Se sonroja y me pregunta: ¿te refieres a su pene?..

Yo asentí con la cabeza.

Ella me contesta: - No es que la tuviera pequeña. Tenía un pene normal. Pero… el tuyo…el tuyo es mucho algo que supera la media… ¡pobre hija, la tienes que tener bien abierta!

Ella entonces, se deja de palabrerías y se coloca a horcajadas sobre mi cuerpo, y acerca su coño hasta la altura de mi nabo. Lo embadurna con sus jugos, y luego comienza a clavárselo, descendiendo poco a poco.

Esta vez no tuve reparos en tomar su pechos en mis manos mientras ella me cabalgaba, para luego besarlos y meterlos en mi boca, chupándolos obteniendo gemidos entrecortados de autentico gusto. Mi suegra ya estaba entregada y ahora disfrutaba del polvo. En esa posición pronto alcanzo el orgasmo. Tras ello, la coloque en cuatro sobre la cama, posición perrito, y posicionándome detrás de ella, acerque mi nabo a su raja y se la envainé hasta los mismos testículos. En esa posición mi pene entraba como vaselina en su vagina, y pronto mis penetraciones fueran más constantes, hasta que llegó el momento de venirme. En ese momento ella lo presiente y me dice echando la cabeza hacia atrás:

-Oh Cristo ¿no vayas a correrte otra vez dentro?…. ¡Oh joder lo vas hacer…! ¡…! “estas decidido a preñar a tu suegra”.

Pese haberme corrido la noche anterior, comprobé que nuevamente esta nueva eyaculación fue igualmente copiosa. Al retirarme de su vagina, comprobe como salía restos de mi semen de su inflamada raja.

Ya en la tarde, nos duchamos, y fuimos ambos a visitar a mi esposa.
 

heranlu

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Tras lo ocurrido intentábamos evitar cualquier tipo de acercamiento que pudiera poner a mi esposa sobre sospecha. Pero esa misma noche, al regresar, me la volvía a follar nada más llegar a su vivienda, tras lo cual, regresé nuevamente a casa. Al día siguiente, le dieron el alta a mi esposa en el hospital. Por suerte, mi suegra me informó que le había vuelto a bajar la regla, relajándose, diciéndome que había pasado unos días temerosa, dudando, y pensando que podía haber quedado embarazada.

Fueron pasando los días, pero aunque en algunas ocasiones, llegue a tocar el trasero a la suegra, en mi casa la realidad es que no volvió a ocurrir nada. Mi esposa pronto dio a luz, naciendo mi primer hijo. Todo cambio, y todo el cariño se concentro en aquel retoño. Pese a mis ansias, me contuve, y retuve mi deseos para con mi suegra, la cual no dejó de mantenerse cerca de su hija en todo momento. Fueron pasando los meses, y retomé mis relaciones con mi esposa.

No obstante, comencé a percibir las miradas que me echaba mi suegra de vez en cuando. Yo, pese a tener de nuevo a mi esposa, seguía añorando poseer de nuevo el cuerpo de mi suegra. Así pasó casi un año, hasta que llegó el cumpleaños de mi hijo. Lo celebramos en un restaurante al que solíamos acudir para este tipo de celebraciones. Durante esa ceremonia, note las miradas que de vez en cuando me dirigía mi suegra, quien por otro lado, ese día apareció totalmente cambiada, luciendo una vestimenta nada tradicional, abandonando el color negro. Nos sorprendió a todos, constatando que portaba un traje de una sola costura que se pegaba como un guante a su cuerpo, el cual resaltaba sus curvas y la esbeltez de su cuerpo. Todos los presentes aplaudieron el cambio de la misma, y le expresaron lo bien que le quedaba, prodigándose los elogios hacia la misma. Yo le señale que ya era hora de verla con otra alegría.

Ver a mi suegra con aquella indumentaria, como deducirán, me propinó unos calambrazos en mi pene que a duras pena logre pararlo, temiendo que mi empalmadura pudiera ser detectada por los presentes y me hiciera pasar una mala faena esa día. Pero mi excitación era tal que mis esfuerzos por evitar que se notara mi erección no fueron ajenos a las miradas de mi suegra. Cuando me acercaba a ella, me daba cuenta que se acalorada y veía que se ponía bastante nerviosa y agitada. Mi esposa además, estaba con la regla, por lo que llevaba días sin hacer el amor, y, esa situación, motivaba que mis genitales estuvieran en completa ebullición.

La oportunidad se dio al tener que acudir juntos a buscar unos paquetes al vehículo que tenía estacionado en el parking del restaurante. Durante el trayecto le dije:- Sara. ¡Qué preciosa estas hoy. Ese traje realza tu belleza!.¡estas para comerte enterita!

-¿te gusta? .. ¿Lo dices en serio?. Pensé que ya no te gustaba.- me dice como regañándome.

-Claro que me gusta. ¿Cómo puede pensar lo contrario? . Lo que sucede es que no se ha dado la ocasión. ¿si supiera las veces que me he contenido en casa?. Le comente.

Ella me mira, dirige su mirada hacia el bulto de mi pantalón, y se sonríe, diciendo:-¿Me sigues deseando, o lo dices solo por cumplir?

- ¿quiere comprobarlo? Busquemos una escusa. Me gustaría hacerla mía aquí mismo.
Le dije casi con desesperación.

Me sonríe, sonrojándose, y notando la agitación de su cuerpo, diciéndome:- ¡para …para…que te conozco! ¡Estás loco!.... ¡además, sabes que no debemos volver hacerlo!. Ya tienes a mi hija.

-No se ofenda Sara. Pero, no dejo de pensar también en vd. ¡necesito tenerla cuanto antes! O, ¡creo que cometeré una locura!.

Ella se acaloró, y me contesto: - Joder nene. Sabes que no puede ser. Además, este no es el momento para hablar de ello. ¡Podían darse cuenta!.

Entonces, tremendamente salido le dije: -¡de esta noche no pasa!. Acudiré a su casa esta noche, “sea como sea”. Al tiempo que llegábamos a la entrada del restaurante de nuevo. Ella me iba a decir algo, pero se tuvo que callar ante la presencia de los invitados.

Logre que termináramos temprano en el restaurante, y tras llevar a casa a mi esposa e hijo, los cuales iban bastante cansados, le comenté a mi esposa que tenía que acudir un momento a la empresa, ya que según parece había surgido un problema con la alarma y que probablemente me tendría que entretener un poco. Ella estaba tan cansada, que se metió en la cama tras duchar a mi hijo.

Entonces, sin perder más tiempo, dirigí mi vehículo a casa de mi suegra. Llevaba más un año y tres meses sin tocar a Sara, y mi excitación era como si fuera la primera vez. Al verme llegar, ella se sonroja y me dice:- pero Cristo… ¡al final ha venido! ¿Cómo se te ocurre?. ¡No creí que te atrevieras! ¿Y mi hija? ¿Qué le ha dicho?

-No se preocupe. Un problema de la empresa.

Todos los hombres sois iguales,
me sonríe. Luego me hace pasar dentro de la casa diciéndome:- Cristo. Sabes que no deberíamos volver a estar juntos. ¡Esto tiene que acabar!.

No le conteste, sino que me coloque tras ella, al tiempo que acerque mi paquete a su trasero. Ella se estremeció al sentirme. Pronto tome sus pechos en mis manos, y entonces se gira y sin decirme nada, me besa en la boca. La note no solo deseosa, sino sumamente caliente: ¡aquella hembra quería guerra!.

-oh Cristo. ¿Como se te ocurre venir hoy…? ¡oh..Dios mío como estas!, exclamó, al echar su mano hacia atrás y atrapar mi verga aún dentro del pantalón. Evidentemente comprobó mi grado de excitación. Ella también llevaba tiempo sin tocar mi mandarria, por lo que volver a palparla y contemplar mi grado de erección la excito Note el estremecimiento de su cuerpo y su excitación.

-¿Y que quiere que haga suegra?. ¿Ha visto como me tiene de nuevo?. “Necesito clavarla nuevamente”. Llevo mucho tiempo de abstinencia. Mis testículos necesitan ser vaciados con urgencia otra vez.- le dije sin parar de manosearla y besarla.

Ella entonces, se gira y se coloca frente a mí, y, sin decirle nada, que desabrocha el cinturón del pantalón y pronto me los deja caer hasta el piso. No contento con ello, al instante hace lo mismos con mi slip. Al instante observa mi nabo totalmente inhiesto y enfilado hacia ella, lo que la llevó a exclamar: ¡oh joder como la tienes!.

Sin pérdida de tiempo, Sara la toma ni pene en su mano, y la manosea un poco, repasando las dimensiones y grosor de la misma, diciendo:- pero chico, ¿te ha crecido más? Joder mira esas venas… ¡parece que se te fueran a reventar!..

Pero, no sé quedó en ello, sino que ante mi sorpresa, alarga su otra mano y palpa mis testículos. Era manifiesto que comprobar el estado de mis bolas, era algo que la excitaba. Me mira sonriendo, para decirme: - Joder nene. “Los vuelves a tener bien cargados”.

-es mucho tiempo suegra. Tengo una buena carga de leche para su conejito de nuevo- le añadí con total descaro.

Ella se agita ante aquellas palabras, me mira, y responde: -¿no pretenderás volver a correrte dentro?... Hemos tenido suerte con las veces anteriores. No puedes volver hacerlo dentro. ¡Sabes que podrías embarazarme!.

En ese momento mi mano, que tampoco se había quedado quieta, palpa su preciso trasero, al tiempo que mis dedos se introducen en su raja, y le digo al oído:- Oh suegra. “Sabe que no me importaría embarazarla”. Preñada tiene que estar de maravilla. Follarse a una mujer embarazada como Vd., “sería el mayor de los placeres”.

eres un autentico cabronazo!. ¿No lo dirás en serio?- exclama agitada y sin parar de maniobrar mi manivela una y otra vez. Nerviosa me mira y, se da cuenta de que no estaba bromeando. Entonces, añade: - ¿Cristo estas bien de la cabeza?..¿Cómo puedes pretender embarazar a la madre de tu mujer?. Se detiene, toma un respiro, y me vuelve a indicar: ¿Te has parado a pensar en lo que ocurriría?. ¿Qué diría la gente? Y, ¿mi hija?.. ¿Cómo crees que se lo iba a tomar?.

-Por supuesto me haría cargo de todo. Aunque sea una locura, “sueño con embarazarla”-
le dije totalmente excitado y decidido.

La realidad es que, aunque fuera una locura, ansiaba dejar preñada aquella preciosa mujer. ¡Aunque fuera la madre de mi esposa!. Llevaba tiempo pensando, y cada vez que pasaba esa idea por mi mente, ni nabo crecía de una forma increíble. Ya buscaría como solucionarlo, pero no era ninguna broma lo que le estaba diciendo a la suegra. ¡Realmente quería embarazarla!. ¡Aunque fuera una autentica locura!.

Entonces comencé a besarla, al tiempo que poco a poco le fui comenzando a quitarle la ropa que cubría su cuerpo, hasta terminar dejándola completamente desnuda. No paraba de besar sus pechos, pasando por sus pezones, y recreándome en todo el hermoso cuerpo de aquella hermosa mujer. Me volví a estremecer al contemplar la piel tan blanca de aquella preciosa hembra. Era casi de color leche, y aquella visión me excitó sobremanera. Ver completamente desnuda a mi suegra, con aquella hermosa pelambrera totalmente negra que destacaba en su entrepierna, en comparación con resto de su cuerpo blanquecino, era algo que me enloquecía de placer. ¡seguro que ningún hombre se hubiera resistido ante aquel cuerpo de mujer!

Por su parte, ella tampoco se había detenido, sino que me ayudo igualmente a terminar a de desprenderme de toda mi ropa, hasta quedar ambos en pelotas. Observé en su rostro, contemplando como se le iluminaron los ojos ante la visión de mi cuerpo desnudo. Sin poder contenerse, echa mano de nuevo a mi nabo, atrapándolo entre sus manos, exclamando: Oh.. Cristo, ¡qué bueno estás cabronazo!. Estoy empezando a envidiar a mi hija.

-Suegra. Pues vd. no se queda atrás. Es el mejor cuerpo de mujer que he visto en mi vida. Ni siquiera su hija puede comparársele. Ya ha visto como me pone el nabo al contemplarla.
Le manifieste, mientras no dejaba de manosear mi pene al tiempo que me tomaba de la mano para conducirme hasta su dormitorio. ¡Mi suegra estaba decidida a que me la cogiera de nuevo esa noche!.

En cuanto la tumbe sobre la cama, ella me detuvo diciendo:- Espero Cristo. Espera…un momento. ¡Déjame que coja unas cosas de la gaveta!.

Ella se acercó hasta la mesa de noche y observé que tomo una caja, verificando al momento, con sorpresa, que se trataba de una caja de condones. Me mira y me dice:- ¡sabía que volverías a intentarlo!. Al volver del restaurante, pase por una farmacia y me atreví a adquirirlos. “Casi me muero de vergüenza”, pero sabía que no debía correr más riegos contigo.

¡Me quede sorprendido!. ¡Vaya con la suegrita!. Con toda su aparente rectitud y manifiesto conservadurismo, se había atrevido a adquirir una caja de preservativos, para pode seguir follando con su yerno. ¡algo que jamás pensé pudiera ocurrir!

No obstante, me quede algo preocupado cuando extrajo uno de los mismos. Al instante me di cuenta que aquellos preservativos eran tamaño normal, y, cuantos me había probado hasta el momento, ninguno me había podido entrar. Yo precisaba cuando menos un XXL. Se ve que la suegra era poco conocedora en la materia, y con los nervios, posiblemente tomo los primeros que vio, sin preguntar la talla.

Pero no le dije nada. Deje que tomara uno en la mano, al tiempo que me decía:- sé que a muchos hombres no les gusta hacerlo con condón. Pero Cristo ¡no puedo volver a correr más riesgos!. “Y más en estos días”…. Esto último lo dijo como suspirando.

Me di cuenta, por las palabras de mi suegra, que podría estar en sus días fértiles. Aquello, lejos de retraerme, me produjo una mayor excitación. Tomar aquella mujer en sus momentos fértiles, y saber que podía embarazarla, era algo que me enloquecía. Me había convertido un autentico pervertido, pero poseer a la madre de mi esposa y encime dejarla encinta, era algo que, siendo incestuoso, me enloquecía.

Totalmente excitado, le pregunte: -¿de verdad esta…..?

-¡Hay Cristo!. ¡Me siento bastante acalorada!. Me he tomado la temperatura cundo llegue, y “creo que estoy en mis días fértiles”. Por ello, ¡no podemos hacerlo sin protección!
.- me contesta acalorada.

Mi tranca se endureció aún más ante sus palabras, extremo que no paso desapercibido para ella, la cual enrojeció al ver como mi tranca se descapullaba ante la empalmadura que había adquirido al escuchar sus palabras. Miro hacia el preservativo que tenía en sus manos y volvió a dirigir la mirada a mi nabo. Mi pene estaba con una empalmadura, digna de un premio. Las venas que rodeaban mi pene estaban tan hinchadas que parecía que iban a estallar, dándole una visión a mi polla de un verdadero “monstruo”.

En ese momento, en su interior, me percaté que ella se dio cuenta de que aquel preservativo no me iba a entrar. Sin embargo no dijo nada, se sentó en la cama, y tomando el condón se dispuso a colocármelo. Era manifiesto que tampoco tenía experiencia en ello, pero no obstante, pronto ambos nos percatamos que apenas entró un poco hasta cubrir mi glande, pero nada más. El resto no entraba. Me mira a la cara, la observé casi descompuesta, y exclama: -Oh Cristo. ¡No te sirve!. ¡La tienes tan grande que no te entra!. ¡Oh Dios ¿qué vamos hacer?. ¡En mi estado no podemos hacerlo!.

Era manifiesto que aquello había descompuesto a mi suegra. Se veía que tenía unas ganas locas de ser follada nuevamente, pero al comprobar que tenía que hacerlo sin protección, quedó verdaderamente desquiciada.

-Sara. Esos condones son de una marca normal. Necesitó una marca mayor. Ya ha visto que no me sirven.

Ella enrojeció tremendamente, diciéndome:- “Pues a pelo no podemos”. ¡Hoy no!. Ya te dije que estoy en mis días fértiles. Podrías embarazarme.

Observar la cara de aquella mujer decir aquellas palabras, era toda un poema. Mi suegra debía tener una calentura de mil demonios. Resultaba manifiesto que no podía contenerse y necesitaba que le echaran un buen polvo, ahora y cuanto antes. La simple idea de quedarse sin él, después de haberlo deseado tanto, la tenía sumamente alterada.

-Vamos suegra. ¡No va a dejarme así!. ¿Ha visto la empalmadura que tengo?. Además, se que su coñito está deseando que entre en el cuanto antes. Le dije para excitarla aún más, al tiempo que tocaba con mis dedos los labios de su coñito, abriendo los mismos y pasando mi dedo por toda la ranura de su entrada. Al momento sus juegos manaron, viendo como chorreaba descendiendo por sus muslos.

-No Cristo. No podemos así. Me dijo ella recogiendo sus piernas, y echándose sobre la cama, hasta quedar formando una especia de ovillo sobre ella.

Tras pensarlo unos momentos, le dije: -Pero ¿tiene otro agujero al que nunca he entrado?

Ella, se gira y me mira sorprendida. Había comprendido que me refería a su ano. Agitada me contesta: - ¡¡tú estás loco!!.... Soy virgen por ahí. Nunca lo he hecho, ni tampoco me dejaré que me la metan por ahí….. ¿Quién te crees que soy?...ni hablar… además, con ese nabo que calzas me reventarías…. ¡Ni lo sueñes!

Sin embargo, yo había alcanzado sus nalgas, y casi sin su consentimiento, uno de mis dedos alcanzo su ano. Ella dio un verdadero respingo.

-Uh suegra. ¡Tiene un culito de maravilla también!. Estoy deseando invadir ese culo con mi polla a punto de estallar y, no parar de encularla hasta llenárselo con mi leche. Le dije.

-pero que dices… por ahí ni hablar. Volvió a repetir, con cara de cierto enfado.

-Sara ¡me la voy a follar como sea!. ¿O por el coño por el culo?. Le dije con total decisión mirándola de forma retadora. Me tiene tan arrecho que si no puedo clavar su coño, la encularé como una verdadera perra. La voy a hacer que aullar de placer.

Se que ella intuyó que era capaz de ello. Conocía mi fuerza y mi decisión. Nerviosa, agitada, me mira y me contesta: -Pero ¿qué pretendes? ¿romperme?

Suegra, le repito: ¡si no puedo por delante, le juro que le voy a partir ese precioso culo!.


Eso la terminó de acalorar. Me mira, y nerviosa, y con cara casi descompuesta, me contesta:- ¡Por el ano ni hablar!. No obstante, observa mi nabo de nuevo, y … tras unos momentos añade: ¿te correrás fuera?

Aquella frase iluminó mi rostro. Mi suegra estaba dispuesta a ceder. Me di cuenta de que me iba a permitir follarle su coñito a pesar de su estado. No obstante, con un verdadero pervertido le conteste: -no le prometo nada. Me tiene bastante arrecho, y tengo las pelotas bien cargadas. Ello la volvía a colocar en un dilema. Pero tampoco quería mentirle. Es más no tenía intención alguna de hacerlo fuera. ¡Quería correrme dentro de su coño!

-Pero Cristo. ¿Estás loco?... ¿es que pretendes correrte dentro?. ¡Sabes que me preñarías!
exclamo.

Sin decirle más nada, tome sus piernas, las abrí en forma de V, y me coloque entre ellas, acercando mi cipote a su panocha. Sara se agitó aún más al sentir mi tranca en vagina. Pero, creo que en el fondo, necesitaba con urgencia ser penetrada..oh no … pero … estas… sin dejarla terminar la frase, mi daga comenzó a perforar aquel hambriento y caliente coño. Hacía más de un año que nadie horadaba aquella cuquita, pero estaba tan excitada y lubricada, que mi daga no tuvo mucho problema para introducirse rápidamente en aquella caverna.

-oh Cristo… estás loco……ohm cabron siii oooo como estás … oh joder me abres … ooo sii nene … ¡como la tienes hoy…!. Comenzó a exclamar a medida que mi daga perforaba sin piedad su añorada cueva.

-¿le gusta suegrita?. ¡Qué ganas tenía de meterle mi polla de nuevo!. ..uhm…. lo tiene bien jugoso. --¡ufff y que calentito…! le contestaba yo, sin parar de darle caña, metiendo mi fierro hasta la misma base de sus entrañas. Esa noche estaba como un “verdadero toro”. Durante la fiesta mi suegra me había calentado lo suficiente, y ahora la tenía a mi plena disposición.

-oh sii Cristo… “métemela bien adentro”. ¡Oh cabrón me revientas…! o siii

-¿tenía ganas, verdad suegra
? Le decía sin parar de perforarla.

-oh cabronazo. Ya sabes que si… ohm…¡vamos calla y sigue perforándome…! oh Dios creo que ya me viene oooo siiiii…..- escuche que decía, al tiempo que entraba en su primer orgasmo de la noche. Era manifiesto que mi suegra estaba bien necesitaba. No en vano, nadie había entrado en su coño desde hacía más de un año. Al instante noté las contracciones de su vagina sobre mi tranca, hasta venirse en un sonoro orgasmo que duró bastante tiempo.

Deje que se recuperara un poco. Luego me acerque colocando mi cuerpo sobre el de ella, con lo que mi polla quedó ahora bien ensartada en su panocha. Acerque mi boca a la suya, y ella la acepto entreabrió la suya y recibiéndome. Al momento aquella mujer volvió a recuperarse, y comenzó a abrazar mi cuerpo deseando que mi daga le entrara cuanto más a dentro mejor. Notaba el intenso calor que desprendía su cuerpo, y especialmente sus labios, su boca, hasta sus pechos ardían. ¡El intenso calor que aquella hembra desprendía, me enardecía!, Notaba como mi tranca pese al tiempo que llevaba follándola, lejos de debilitarse, parecía que adquiría mayor grosor y dureza. Circunstancia que tampoco fue desapercibido por ella, la cual exclamo:

-oh Cristo… ¡te está creciendo más…!. ¡como estas esta noche! Pareces un toro embravecido…oohoo ohm siii…. oh cabronazo vas hacerme venir otra vez- y, tras unos minutos perforándola, nuevamente comprobé como la madre de mi esposa volvió alcanzar el segundo orgasmo de la noche. Esta vez sus convulsiones fueron mucho más intensas que la del primer orgasmo, sintiendo como se abrazaba completamente a mi cuerpo buscando que su venida fuera más duradera e intensa. Cuando terminó, observe su cara, totalmente sudorosa, y con aquella mirada de autentica felicidad, pero también de autentica lujuria. Termino por decirme: - Cabronazo… ¡me he corrido como nunca!. ¡Qué polvo me has echado nene!.. Joder… es una locura, “pero lo necesitaba”.

Viendo que mi nabo seguía a pleno rendimiento, sin haberse bajado un ápice, me mira, me sonrió y exclama: - Jo… nene “sigues en plena forma”. Oh Dios como la tienes. ¡¡Me la tienes bien ensartada!!. Luego, con cara de autentica mujer salida, echa una de sus manos hacia atrás y vuelve atrapar mis testículos con una de sus manos. Siento como los sopesa, y observo el intenso calor que aflora hacia su cara. Me mira con “cara de autentica loba en celo”. Ante aquella mirada no pude por más que comentarle: - ¿ha visto como los tengo suegra? “Están más repletos que nunca”.

-Ya lo veo. Joder, ¡se ve que llevas tiempo sin correrte!.- me contesta lascivamente.

-Me he guardado para Vd. volví a decirle.

-Oh Cristo… pero… ¿no pretenderás…?... ohm… Dios mío, “como me abres”… ooooo siii- escuché que volvió a decirme, al tiempo que la perforaba con todas mis ganas, llevando mi lanza hasta lo más profundo de su frondosa cueva.

Sin dejar de penetrarla, y “decidido a terminar dentro de ella”, le dije:-Suegra un polvo como este, “necesita que se termine con una buena corrida dentro” ¿verdad suegrita? Note el calor que afloró a su cara, que aumento al añadirle: Uff Sara… “la voy a llenar como nunca”. Joder ya me viene… oo siii …

Ella se dio cuenta como la instante se infló mi daga dentro de su vagina, por lo que intuyó que ya me venía. Casi en un último esfuerzo, intento quitarme de encima, pero todo fue inútil: ¡yo la tenía bien sujeta!. De hecho, había sido cauto y había colocado mis manos sobre las de ella en la cama, tomando la precaución de que igualmente abriera bien sus piernas, metiendo las mías entre ellas, de tal forma, que su cuerpo quedaba casi inmóvil, quedando su panocha totalmente expuestas y abierta a mi plena disposición.

En aquella posición, mi nabo comenzó a invadir una y otra vez la caverna de la madre de mi esposa, sin tregua. Mis bombeos parecían una autentica perforadora. Entraba y salía de la caverna de Sara con una dureza considerable; hasta el punto que, percibía como la punta de mi sable llegaba a introducirse tan profundamente, que intuía que estaba alcanzando el desprotegido útero de aquella hembra. Me di cuenta que, en la forma que tenía atravesada a mi suegra, mis lechadas iban a tener la oportunidad de bañar directamente los ovarios de la misma.

La realidad es que, jamás había percibido que mi polla llegara tan adentro de una mujer. ¡Lo que estaba sucediendo esa noche con mi suegra era inaudito!. Evidentemente yo estaba enloquecido y tremendamente decidido a eyacular dentro de aquella sabrosa vagina. Nada, ni nadie me iba hacer cambiar de idea. ¡Mi decisión de regar el coño de mi suegra era firme, y si ello suponía embarazarla, también!

-oh Cristo no lo hagas exclamaba ella una y otra vez …ooo sii ….”te vienes ooooo cabronazo… lo estás haciendo…”… Ohm… como te siento … o siii

Era manifiesto que tenía que sentir mi leche. Mi semen comenzó a bramar de mi tranca, como si de una autentica erupción se tratara, con tal fuerza y con tal potencia, que ante la profundidad de mi daga en aquel coñito, mi suegra tenía que percibirlo.

Tras las primeras lechadas, observe como Sara quedó como aterrorizada. No obstante, posteriormente, viendo que ya no podía evitarlo, me di cuenta que su cuerpo comenzó a disfrutar, y entonces, empecé a notar cómo se abría más, para que mi eyaculación fuera cada vez más profunda. –oh Cristo… oo sigue así…. oh.. Chico “lléname completamente”… riégame toda….. Oh como te siento… ooo

Estuve durante un buen tiempo lanzando mis lechadas dentro de aquel esponjoso y caliente coño, hasta que me di cuenta que ya no me restaba más. Aquella hembra había vaciado mis depósitos de esperma. Había sido una corrida increíble: ¡pensé que jamás superaría el tremendo polvo que acababa de echar a mi suegra!.

¡Quede completamente agotado encima de la madre de mi mujer!

Permanecí un rato con todo mi sable dentro de ella. Y así nos quedamos durante un tiempo más, hasta que por fin salí de ella. Entonces ella, se incorporó, observó mi tranca que aún manaba restos de semen, y observó su vagina, más abierta e inflamada que nunca. Luego me dijo:

¡Al fin lo has conseguido!. “Te has follado a tu suegra en el mejor momento”. Oh Cristo, se con seguridad que me has dejado la semilla dentro. ¡Lo presiento!.

-¿acaso no ha disfrutado suegra?- le conteste.

Me observa, y me dice:- ¡Claro que lo he disfrutado!. Nunca me habían llenado de esta manera. Pero, ¿sabes las consecuencias? …. ¿Qué haremos ahora?

-Bueno suegra. Si queda embarazada, ya buscaremos una solución. ¡Aunque añoro verla embarazada!. “Será un verdadero placer verla con una pancita y ese tremendo cuerpo que tiene”. ¿No crea que voy a dejar de follarla por eso?.

-¡eres un verdadero pervertido!-
me contesta. Aunque creo que en el fondo le gustaba como hablaba y como actuaba, echándose en la cama a mi lado.

Sin embargo, le contesto, colocándome al lado de ella y abrazándola desde atrás: -Ya. “Pero sé que le gusta que sea así”. Vamos suegrita Reconózcalo: “En el fondo necesita que me la siga follando”. ¿Acaso va negarlo?

Ella no me contesta. Sabía que había acertado.

Descansé un rato y para no levantar sospechas, me levante, me vestí y regrese a mi casa. Esa noche dormí a piernas suelta. En los días siguientes ya pensaría que iba a ocurrir, si de verdad mi suegra resultaba preñada.
 
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