El gustito de MArtina

Calixto

Virgen
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Ago 6, 2007
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Durante casi toda su vida, doña Gabriela hab�*a parido mas hijos de la cuenta. Es que bajo su condición de extrema pobreza, lo cierto es que
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ella jamás pudo brindarle realmente a todos ellos, lo que los hijos necesitan de una buena madre. Hab�*a sido un enorme sacrificio el solo hecho de alimentarlos y ni que decir de sus vestimentas y del colegio. Para colmo de sus males, en aquella humilde casa nunca estuvo ningún padre que se hiciera presente con algo de dinero siquiera.

De entre todos sus hijos, los que eran 8 en total, hab�*a una jovencita de 11 años, casi de 12 en verdad. Ella se llamaba Martina y desde hac�*a un tiempo se hab�*a convertido en todo un “cacho” para doña Gabriela. A la muchacha le hab�*a dado por comerse prácticamente todo, de lo muy poco que hab�*a en casa. Entonces sus otros dos hermanos menores que ella, los que aún viv�*an all�* junto a su madre, casi siempre se quedaban sin comer. Entonces doña Gabriela se enzañaba con la muchacha y la golpeaba bastante duro en castigo por su ansiedad.

A pesar de su aficción a la comida, lo cierto es que Martina no era ni tán gordita aún, ella era mas bien una morena “rellenita”, como de 1,55 de estatura, con sus piernas algo regordetas, aunque es justo decir también que la muchacha no era muy bella de rostro. Sin embargo, lo cierto es que aquella chiquilla se estaba desarrollándo del busto y de sus caderas, de una forma bastante precóz y quizás, algo mas que en demac�*a dada su corta edad. Martina no iba al colegio, es que la sufrida de doña Gabriela ni siquiera ten�*a para comprarle zapatos y útiles escolares. Quizás por eso es que Martina, al igual que sus hermanos menores, andaban descalzos todo el tiempo y sus escasas vestimentas las luc�*an mas bien como arápos sucios y bastante descuidados.

Cierto d�*a, el único familiar que aún ten�*a doña Gabriela un hermanastro cuarentón llamado Rubén. El fué a visitarla a ella y a sus sobrinos. El t�*o Rubén era un tipo rubio de ojos claros, era delgado y no muy alto, med�*a como de 1,65. El viv�*a lejos de all�*, bastante. Sin embargo, su situación económica era mucho mejor que la de doña Gabriela. Por eso es que aquel d�*a Rubén llegó en su própio carro a visitar a sus humildes familiares, llevándo consigo una suculenta provisión de v�*veres, junto a ropas, zapatos y juguetes para sus sobrinos. Ese d�*a hubo toda una “fiesta” en aquella humilde casa.

Cabe decir que Rubén era todo un solterón y aún se conservaba muy “bien parecido” ante las mujeres. Quizás por eso es que a Martina le agradó tanto conocer por vez primera a su lindo y cariñoso t�*o. Aunque lo cierto es que también, el própio t�*o Rubén, casi de inmediato comenzó a notar que aquella muchacha ya estaba bastante “crecidita”, sobre todo de ciertas partes y ciertos “bultos” del cuerpo de la nena, que para un hombre tan activo sexualmente como evidentemente el lo era, no hicieron mas que despertarle un “hambre” y una calentura tremenda por comerse a su própia sobrinita. Por eso es que desde el primer minuto en que vió a Martina, la hizo de inmediato su “regalona consentida” y le brindó casi toda su atención, preferencias varias y muchas sonrisas.

La primera vez que el puso sus ojos sobre el lindo culo de Martina, fué cuando ella se agachó a recogerle un jugete a su hermanito mas pequeño. La muchacha llevaba puesta un faldita corta y la verdad es que le quedaba bastante estrecha. Entonces fué cuando quedó perplejo con esa visión de nalguitas: absolutamente redondas, perfectamente juveniles y atrevidamente firmes. Aquel calzón pequeñito parec�*a estar casi a punto de reventar, sin embargo, el también pudo notar en ese mismo momento, que poquito mas abajo de su diminuto calzón, a la muchacha ya se le dibujaban perfectamente unos labios vaginales, algo mas que “destacables”. Ya eran gruesos y absolutamente apetecibles. Luego el la abrazó afectuosamente durante el saludo que se dieron, trás la presentación de su hermano que hizo doña Gabriela. Fué alli que el palpó disimuladamente con sus manos, la fina cinturita de la muchacha, junto a sus ya bien lucidas y perfectamente contorneadas caderitas.

Por si fuera poco, Martina ya era dueña de unas piernas deliciosas en forma y tersura. Sin embargo, tampoco dejaba de ser cierto que la figura entera de la muchacha ya no pod�*a pasar desapercibida ante los ojos de un hombre como los de su t�*o Rubén, y mucho menos, con aquel par de bultos firmes y atrevidos que a la jovencita ya le hab�*an “brotado” en el pecho. Eran un par de cositas realmente de ensueño: duritas, sensuales, casi perfectas en sus formas y en su tamaño. Y es que la pendejita de Martina, bajo ese rostro inocente de niñita sufrida y algo baja de estatura aún, muy a pesar de su corta edad, ya luc�*a un cuerpito muy hermoso y algo mas que provocativo, un cuerpito ya muy lleno de peligrosos encantos que ya invitaban al pecado, sin duda alguna.

Por eso es que desde un comienzo, bajo el completo desentendimiento de la madre de su sobrinita, Rubén le hac�*a cariñitos a la muchacha en todo momento, mientras que Martina se sentaba en sus rodillas a cada instánte, sobre todo para recibir con absoluto agrado y delicia, las constántes caricias y los múltiples “mimos” de su t�*o de daba. Tal vez, la ausencia absoluta del padre de la jovencita, provocó casi de inmediato que la niña se sintiera as�* tán a gusto junto a Rubén, quedándose acurrucada y sintiéndose muy protegida contra el pecho de su cariñoso t�*o.

Ella lo miraba a cada instánte y aunque no se lo dec�*a, Martina encontraba “lindo” a su t�*o, bastante guapo por demás: moderno y muy galante, sobre todo con ella. Aquella muchachita no salia casi nunca de casa y es que casi siempre, cuando doña Gabriela sal�*a a ganarse algunos pocos pésos en la calle, ella se quedaba encerrada en su casa junto a sus hermanitos mas pequeños. Pero claro, aquella situación tal vez hab�*a salvado a esa jovencita tán inocente y de cuerpo tán lindo, caer en las garras de algún tipo que -perfectamente- podr�*a haberse aprovechado de su tierna inocencia. Quizás por eso es que aquella joven muchachita no hab�*a sabido de novios aún. Sin embargo, la sola “cercan�*a corporal” con su t�*o Rubén, evidentemente, ya le hab�*a comenzado a agradar, algo mas allá de la cuenta quizás a esa linda mocosa. Y es que ella realmente sin saberlo, no ten�*a como percatarse del “peligro” que implicaba, aquella forma inconsiente de seducción hacia su t�*o. Ella nunca antes se hab�*a comportado as�* y mucho menos hab�*a llegado a sentir esa clase de nuevas y deliciosas sensaciones provocadas “mágicamente” con la sola cercan�*a de Rubén.

Era un poco extraño y nuevo para ella quizás, pero lo cierto es que a Martina le daba ahora la man�*a por aplastar sus senitos redondos y duritos contra el pecho de su t�*o, ella lo hac�*a casi al mismo tiempo en que Rubén rodeaba suavemente su cinturita entrecha con sus dedos y le bajaba la otra mano desde el cuello hasta el delicioso final de su espalda. Rubén se lo hac�*a a cada rato y a ella le gustaba bastante sentir a esas manos recorrerla y explorarla de aquella forma. En esos instántes, sobre todo cuando “mami” se iba momentáneamente a la cocina o hasta su cuarto, Martina aplastaba sus pechitos contra el tórax de su t�*o, cerrándo sus piernas fuertemente para poder sentir aquel “gustito rico”, el delicioso cosquilleo y aquel calorcillo entre los labios de su chochito.
Rubén dió cuenta de aquello, es que ya era demasiado evidente el “gustico” que le hab�*a nacido -inesperadamente- a Martina por su t�*o. Su linda sobrinita no dejaba de estar a cada rato junto a el, ni siquiera cuando sus hermanitos salieron al patio a jugar, mientras que su madre partió rumbo al baño a darse una ducha, ausentándose algunos minutos. Esa fué la primera vez que Martina y su t�*o Rubén se quedaron muy a solas y bien juntitos. De un momento a otro, Martina, entre “mimos” y las caricias constántes de su t�*o, sintió aquel rico calorcillo incrementarse, junto a un agradable cosquilleo en su vientre y entre sus piernas, justo cuando su t�*o Rubén le puso –ya sin disimulos- una mano directa sobre su culito redondo y se lo acarició despacito, mientras le daba besitos suaves en el cuello y sobre el lóbulo de la orejita a la muchacha. El ahora le dec�*a bien bajito al oido, que ella ten�*a un cuerpo muy lindo y una piel muy suave, le dijo también que ella era muy bonita de rostro y que a el le gustaba mucho toda su linda figura, mucho en verdad.

Que rico para fué para Martina entonces, sentir aquel susurro suave y aquella cálida respiración de su t�*o acariciándole directo el o�*do. Ella sonrió coquetamente entonces, sin que su t�*o le viera el rostro, pero sientiendo muy rico en todo el cuerpo y sobre todo all�*. Hummm. Y es que en verdad, ya no hac�*a falta preguntarle a la jovencita si es que a ella le gustaba recibir aquel tipo de caricias y besos que su t�*o le daba, dado que la muchacha no rehu�*a de todo aquello en absoluto. Muy por el contrario, la hermosa pendejita apegaba su lindo cuerpo aún mas gustosamente contra el pecho de Rubén, e incluso ahora hasta se dejaba acariciar sus lindas piernas desnudas, muy suaves y regordetas, por las manos de su “cariñoso” e inquieto t�*o. Martina sent�*a muy rico entonces y por eso es que incluso cerraba sus lindos ojos , suspiraba bajito a cada rato y rodeaba sus finos brazos alrrededor del cuello de su t�*o Rubén. Se dejaba hacer todo aquello y se quedaba bien calladita la mocosa. Y es que aquella pendejita rica ya pintaba para “mujer fogosa”, y vaya que s�*.

Rubén ya se daba el gusto de lo lindo con la mas que “agradada”, “gustosa” y hasta entonces, sumisa chiquilla. Ya ten�*a la verga como una verdadera roca y se la hab�*a acomodado muy convenientemente – desde hac�*a un largo rato- entre las ricas y duritas nalgas de la ingenua pendeja. Sin duda alguna, la tierna muchacha sent�*a “perfectamente” aquella dureza extrema que su t�*o llevaba bien guardada bajo el pantalón. Aquel era un caño bastante largo y algo mas grueso como para que ella no lo notase. Rubén se lo fregaba a cada rato y ya sin tapujos entre los cachetes de su lindo culito. Y si bien, aquella joven muchacha nunca hab�*a sentido antes la verga de un hombre as�* de metida entre sus nalgas, Martina, sin duda alguna, ya sab�*a perfectamente lo que era aquello que a su t�*o le abultaba tanto bajo el pantalón. Pero, a pesar de saberlo perfectamente, ella misma era la que ahora facilitaba y hasta “colaboraba” con las friegas constantes que le hac�*a Rubén con su caño tieso. Martina, incluso hasta ella misma, sin estar plenamente conciente del porqué, también hac�*a balanceos con su lindo traserito redóndo sobre toda la longitud de aquella dureza, incluso, ya hac�*a hasta movimientos con sus própias caderas y su pélvis. Ella no sab�*a realmente porqué lo hac�*a, pero ya sin duda alguna, a la jovencita le gustaba bastante sentir todo aquello: Rico, muy rico.

Doña Gabriela por su parte, misma que hasta entonces segu�*a bien metida en el baño, no se daba ni por enterada de todo lo que acontec�*a en ese mismo minuto bajo una ténue luz en el sillón de la sala; aquello que era absolutamente prohibido para una pendejita de casi 12 años apenas, pero eso m�*smo era lo que ahora comenzaba a acontecer a espaldas de su madre, entre la “comilona” de su hijita y su t�*o pol�*tico sin que nadie lo pudiera remediar. Y sin duda alguna, algo muy peligroso para la nena ya hab�*a comenzado a suceder entre Rubén y su inocente sobrinita.

De entre toda esa calentura incestuosa, mientras la muchacha continuaba con sus ojos bien cerrados y se dejaba hacer toda esa clase de cosas ricas por su t�*o Rubén; el, muy llevado por sus impulsos, su calentura incipiente, junto a la evidente atracción sexual que ya ten�*a por la bella muchacha, hab�*a osado incluso acercar su boca hacia la misma suavidad y tersura que habitaban sobre los juveniles y humedecidos labios de su sobrinita púber. Habr�*a sido delicioso hacerse de esa boca y haber bebido de la dulce humedad de sus labios; aquello habr�*a sido muy fácil, mas Rubén se abstuvo de hacerlo en ese instánte y prefirió dejarlo para otro momento. Ya hab�*an otros planes.

Martina ya estaba medio sofocada en el sillón y se notaba bastante, sobre todo por los colores que ahora hab�*an en su rostro, junto a la evidente agitación de su pecho. Rubén miró hacia todos lados entonces, asegurándose de que nadie mas le estuviera observando. Y entonces fué cuando le puso una mano directa sobre el pecho a su rica sobrinita, sintiendo aquellas dos cositas: deliciosamente firmes, erguidas y redondas, moverse sensualmente al compás del respirar agitado de la muchacha. Miró su rostro entonces y le preguntó si es que ella estaba algo incómoda, o si acaso se sent�*a “malita” del pecho. Ella miró directo a los ojos de su t�*o y poniéndo su própia mano justo encima de la de su t�*o, le dijo que le dol�*a un poco el pechito y que por favor se lo acariciara.

A el le bastó verle el rubor de su cara y el adormecimiento de ojos a esa pendejita acurrucada en su pecho, pidiéndole tal cosa a su t�*o como si nada, para que eso mismo lo gatillase todo. Aquel fue el instánte preciso en que Rubén se decidió en sus planes. Ahora ten�*a que salir de all�* con esa rica pendejita a como diera lugar, llevarla hasta su casa, meterla desnudita en su cama y darle de su dura verga a esa nenita hasta mas no poder. La ingenua de Martina ya ten�*a unos pechos y unas piernas deliciosas; un cuerpo ya muy repleto de sensuales atributos y que, para la absoluta dicha de Rubén, estaba aún s�*n estrenar. Un lindo cuerpito para disfrutarlo enteramente hasta la saciedad y que prontamente le iba a pertenecer -exclusivamente- a su lindo t�*o. Ahora, dado que la muchachita ya estaba dándole a su t�*o varias muestras, algo mas que evidentes, de una intempestiva y acelerada revolución de todas sus hormonas femeninas, junto al notorio y destacable desarrollo corporal que la ingenua jovencita ya manifestaba a todas luces, no hicieron mas que acelerar los planes que el ya ten�*a en mente para terminar haciedola toda suya. Rubén ahora se sonre�*a y estaba lleno de morbo al ver que su própia sobrinita se le estaba ofreciendo en bandeja de plata. Claro que, evidentemente, lo que hac�*a justo ahora esa pendejita era algo instintivo y casi inconciente.

Martina no dejaba de balancear su hermoso culito contra la dura verga de su t�*o. El le daba el gusto a ella y le sobaba ámbos pechitos muy suavemente sobre su vestido, tal como Martina se lo hab�*a pedido casi como rogándole, mientras era ella quien miraba directo a los ojos de Rubén de aquella forma, como dándole a entender que a ella le gustaba mucho esa nueva clase de caricias. A el, ya le daban unas ganas tremendas por sacarse la verga all�* mismo para darse “el gusto” con su sobrinita, y claro, darle todo el gusto del mundo a ella también. Mal que mal, la chiquilla ya estaba como para “comérsela” enterita y desnuda en una cama, sobre todo con ese cuerpo y esa clase de nuevos comportamientos: tán “acalorados” y tán provocativamente seductores hacia su t�*o Rubén.

--- Preciosa, ¿te gusta como te acaricio as�* verdad?. Humss. Tus pechos son deliciosos mi amor.
--- Si t�*o, es muy rico sentir tu mano. Hummm. Ah�* tiito, sóbame as�*. Hummm.
--- Ahora dime una cosa mi niña, ¿ya te hab�*an tocado los pechitos as�* como ahora, verdad?.
--- No tiito. Nadie mas me ha tocado all�*. Solo tu. Oooohhh.
--- ¿También sientes rica mi verga grande y dura entre tu culito, verdad que si amor?.
--- Si t�*o. Siento rico all�* también. Jijiji.
--- Hummm. Eres una golosa ¿verdad?. ¿No me dirás que ya probaste alguna verga antes, o si?.
--- No tiito. Nunca.
--- Dime una cosa mi amor, ¿te gustar�*a irte a vivir conmigo, a mi casa?.
--- Hummm. No lo sé tiito. Mami seguramente no lo probar�*a, seguro que no me deja.
--- ¿Pero quieres venirte conmigo, verdad, te animar�*as?.
--- Si, pero es que mi mami...
--- Shiiiiii. Yo me encargo de tu mami preciosa. Te prometo que hoy mismo te vas conmigo.
--- ¿En verdad t�*o Rubén?.
--- Claro que si amor. Vamos a estar solitos los dos. ¿Te gusta la idea?.
--- Si t�*o. Claro que si. ¿Los dos solitos?. Jijiji.
--- Nadie mas que tu y yo mi vida, nadie. Seguro que la pasarás muy bien conmigo.
--- ¿Me dar�*as mucho cariñito t�*o, as�* como ahora?.
--- Mucho mi amor, mucho mas. Prometo hacerte muy fel�*z, como nunca antes preciosa.
--- No creo que mami...
--- Bueno amor. Vete ahora al patio con tus hermanos mientras espero a tu madre para conversar.
--- T�*o, es que yo...
--- No. Nada. ¿Es que ya no estás muy segura mi amor?. Yo te quiero mucho, ¿lo sab�*as?.
--- ¿Y all�* viviremos solos los dos tiito?.
--- Si amor. Solos, solos. Voy a llenarte de regalos, de ropa muy linda y de todo cuanto soñaste tener alguna vez. Pero sobre todo, tu t�*o Rubén va a llenarte de caricias mucho mas ricas que las de ahora y de miles de besos también, todos los que quieras. Te daré todo, toooodo. Eres muy linda mi cielo y te prometo que tendrás enterito a tu t�*o a cada instánte, solo para ti mi amor. Ahora vete al patio mi vida, antes que venga tu mami. Luego, prometo hacerte muchos mas mimos y también hacerte sentir cosas mucho mas ricas que ahora, pero solo cuando estemos solitos los dos en casa y ya nadie nos pueda interrumpir nunca

mas. ¿Te parece muñequita?. Ahora vete amor, vé preciosa.
Martina no estaba tán segura hasta entonces, sin embargo, el solo hecho de escuchar estas últimas palabras de su t�*o, no hicieron mas que convencerla de irse a vivir junto a el. Aunque claro, evidentemente, aquella tierna e inocente muchacha no se daba ni por enterada aún de cuales eran los reales motivos por los que su t�*o le hab�*a dado aquella sorpresiva propuesta. La jovencita lo hab�*a tomado como una especie de paseo vacacional quizás, junto a una suerte de “oportunidad” de poder quedárse a solas con su guapo t�*o durante un tiempo bréve tal vez, bajo el consentimiento y aprobación mediante de doña Gabriela. Y, si tocaba que a su t�*o le daba por repetir esa mismo clase de caricias en su lindo cuerpo, sin que mami estuviera all�* presente, de seguro que Martina se iba a dejar hacer por las caricias de Rubén de todas formas. Es que su t�*o le hac�*a sentir muy rico, mucho.

Quizás por eso es que Martina salió con algo de desgano hasta el patio de su casa. Ya casi era una pena para ella el solo hecho de no poder estar junto a su t�*o Rubén, dejándole a el hacer aquella clase de ricas tocaciones a sus dos lindos y abultados senitos sobre el vestido. La jovencita ahora se notaba algo nerviosa e inquieta y no era para menos. Aún se sent�*a explorada por las manos de su t�*o, notándo a la vez, una especie de molestia y picazón en sus pezones, por causa del roce que le hac�*a su vestido de niña sobre sus pechos. All�* volvió a “sentir” la verga de su t�*o Rubén, metida profundamente entre sus nalgas, fregándose constántemente entre los duros cachetes de su culito hermoso. Y enseguida, llegó aquel susurro y el respiro directo al oido, los besos suaves en su cuello, las caricias de su cintura y sus caderas, la forma en que su t�*o le hablaba y la miraba .... Hummm.

En la sala, Rubén tuvo que acomodarse muy bien la verga, mucho antes de que doña Gabriela saliera del baño. La ten�*a como de piedra y no era para menos. Es que de solo pensar en lo que hab�*an tocado sus manos y el exquisito lugar, donde hasta hace poco instántes hab�*a metido su grueso caño, mismo lugar dónde lo hab�*a fregado con tánto placer y absoluta “colaboración” de su sobrinita, no hac�*a mas que volver a pararle la verga de solo imaginarlo. Ni que menos decir, de las mórbidas imágenes que justo ahora pasaban por su mente, esas de el y su sobrinita Martina, metidos en una cama, completamente desnudos y haciendo de todo con la inocente mocosa, disfrutándo de ella y de todo su delicioso cuerpo en la mas completa y absoluta intimidad. Que delicia mas grande iba a ser aquello: follarla desnudita en su lecho y darse el gusto de hacerla suya todo el tiempo.

--- Oh!. Gabriela. ¿Cómo estuvo esa ducha?.
--- Muy buena Rubén. Y bastante “reponedora” además... ¿Y los niños?.
--- Jugándo en el patio. Eso creo.
--- Bueno. Es un alivio no estar ahora m�*smo, sintiéndo los gritos de los cr�*os, ¿verdad?.
--- ¿Es que acaso te aburren mucho tus hijos, estas cabreada o qué?.
--- Algo as�*. En que ya han sido muchos y tu sabes de mi situación. Bastante sufr�* con los primeros.
--- Ya lo creo que s�*. Oye y Martina, ¿también te tiene un tanto cabreada o no?.
--- Ufff. Claro que s�*. Ya no se que hacer con esa pendeja. Me tiene media podrida, es muy cierto.
--- Jajaja. ¿Y porqué?, mujer por D�*os. No te puedo creer.
--- Ufff. Si tu supieras. De seguro que no la aguantar�*as ni un minuto si tu estuviera en mi lugar.
--- .... Humm. Te veo bastante complicada.
--- Pero claro que si. Ufff. Esa cr�*a es todo un “cacho”. Y te lo digo muy en serio.
--- Bueno. Si piensas as�*, entonces.... déjame educarla a mi como corresponde.
--- ¿Tuuu?. Jajaja. Pero si jamás has tenido hijo alguno. jajaja. Me haces re�*r. Por favooor.
--- Bueno, ¿yo soy su t�*o, o no?. Tu sabes que yo podr�*a hacerme cargo de ella perfectamente.
--- Pues claro. Tienes buena situación, además eres soltero y parece que no te faltan las mujeres.
--- Jejeje. Claro que no. Y s�*, he tenido algo mas de suerte que tu, eso es evidente ¿no?.
--- No te burles ahora de mi Rubén ... Oye, ¿y lo dices realmente en serio?.
--- ¿Qué cosa?.
--- Llevarte a Martina contigo para educarla.
--- Pero claro, por su puesto. ¿Acaso yo bromear�*a con algo as�*?.
--- Hummm. No lo sé... ¿Y que crees tu que ella dirá de este asunto?. ¿Querrá irse contigo?.
--- Pues mujer, preguntale tu m�*sma. ¿Eres su madre o que?.
--- Ok. Me parece. Pero conste que te lo advert�*. No vengas a devolvermela mañana, ¿Ok?.
--- Prometido. Jajaja.
--- ¡¡¡Martiiiina!!!. Ven aqu�* que debo preguntarte algo muy importante.
--- ¿Qué cosa mami?.
--- Escucha bien: Tu t�*o quiere llevarte a vivir con el a su casa, el vive muy lejos. ¿Tu qué opinas?.

Martina ya lo hab�*a pensado bastante y lo cierto es que a esas alturas, la muchacha ya no ten�*a ninguna duda acerca de que responderle a su madre. Lo hizo contenta y mirándo directo a los ojos de su mami, esa que le pegaba tanto y casi por cualquier cosa, esa madre que no la dejaba comer casi nunca y que la encerraba todo el tiempo. De reojo, Martina miraba también a su guapo t�*o y recordaba todas sus bellas promesas. Incluso esa: la de darle besos y caricias muy ricas en su lindo cuerpo. Ah�* volvió recordar las manos de su t�*o explorándo sus manzanitas hermosas y firmes, junto a esas ricas friegas contra sus nalgas duritas y a esos suaves roces de los labios de su t�*o sobre su cuello desnudo. Martina se conmovió entonces y recordándo aquello, decididamente respondió:

--- Yo también quisiera irme a vivir a casa del t�*o Rubén mami.
--- ¿Esta realmete segura hija?.
--- Sip. Claaaaro.
--- Ah!. Mira tu mocosa... ¿Pero qué tán decidida y segura que estás no?.
--- Si mami, creo que s�*.
--- ¿Prometes obedecerle en todo a tu t�*o, en tooodo?.
--- Lo prometo mami. Yo le haré caso en todo a mi t�*o Rubén.
--- Y nada de sacar de quicio a tu t�*o como a mi, ¿verdad que no lo harás?.
--- Lo juro mami.
--- ....
--- Bueno Rubén. Es toda tuya. Lo único que te pido es que me dejes verla antes que me metan en un cajón. ¿La traer�*as conmigo para ver aunque sea como ha crecido esta mocosa, verdad?. Aunque claro, mirándola bien un poco, ya parece estar bastante crecidita esta muchacha de algunas partes, ¿no?... Jejeje. Pero bueno, tu sabrás arreglartela con ella a partir de ahora, y si toca que esta cr�*a no te obedece y te da mucho que hacer, pues la castigas a discreción. De seguro que te vas a cabrear con esta cr�*a, y muy pronto. Cúidala de los buitres. Pues m�*rala con algo de atención y verás porque yo te lo digo. Hummm. Pero mira Rubén como ya está crecida de tetas y de culo esta pendeja ¿no?, si ya casi no aparenta la edad que tiene esta mocosa desobediente, ¿verdad?...
--- Ya detente mujer!!!. Me la vas a poner triste antes de irse conmigo. No seas tán odiosa con ella.
--- Bueno. Sigue tu as�* mimándola y verás que yo ten�*a mucha razón. Yo te aconsejar�*a que la encierres, si es que no quieres verla preñada tán pronto. Uhm!. Mucho cuidadito tu eh, cabroncilla.
--- Ya callate mujer por D�*os!!!. No soporto que digas esas cosas de tu própia hija.

As�* fue como ese d�*a, Martina se alejó de casa, dejándo muy atrás a su madre y a sus hermanitos. Rubén, le dejó algo de dinero a su hermanastra, el que era bastante quizás para ella, pero ciertamente un insignificancia para el. Enseguida el se la llevó en su carro, luego de que la muchacha se despidiera de su madre y de los pequeños. Entonces fué cuando emprendieron rumbo al nuevo hogar de Martina, un hogar donde seguro la linda e ingenua muchacha iba a aprender miles de cosas nuevas por exclusiva cuenta de su t�*o. Rubén, por su parte, no dejaba de regocijarse con la “ingenua presa” que llevaba sentada justo a su lado. Martina ya era dueña de una figura y de un cuerpo virginalmente hermoso y muy sensual, mismo que a su t�*o Rubén habr�*a de complacerle cada noche, revolcándose con esa linda pendeja completamente desnuda en su lecho, follándola en todos sus agujeritos estrechos y saciándose las ganas própias, junto a las deliciosas y nuevas que, a partir de ahora, iba a comenzar a experimentar aquella joven muchacha, la de cuerpo tán bonito.

El viaje fue bastante largo y cansador para los dos. Lo bueno es que ya la ten�*a para el, y a partir de ahora, iba a poder estar siempre a solas con la muchacha y hacerla suya las veces que el quisiera. Durante el largo camino, Rubén le compró todo cuanto le antojó tener a esa linda muchacha. Y no todo fue comida rica, helados y golosinas. Y es que el porta equipaje del carro ya estaba repleto de ropita muy linda: sobre todo de batitas cortas, bañadores muy atrevidos y docenas de calzones y sostenes, ya tán necesarios estos últimos para ese par de notorios bultos de la pendeja. A todo esto, se sumaron en las compras algunas “sugerentes” transparencias y finos perfumes para la muchacha, además de pulseras y unos lindos aretes, todo adornado con piedras y brillantes de fantas�*a. Martina cre�*a estar ahora en un bello sueño, es que su t�*o le daba todo lo que ella quisiera tener, tal como Rubén se lo hab�*a prometido. Ahora solo faltaba algo: Llegar a casa prontamente y dejarle hacer a su lindo t�*o todo lo demás. Martina ya no pensaba en otra cosa que no fuera el volver a sentir a esas manos recorriendo sus pechos erguidos y sus nalgas, junto a esos besos suaves sobre la piel juvenil de su cuello desnudo. Hummm. Ya quer�*a llegar pronto a casa y el también.

El rostro tierno y casi enamorado de la agradecida muchacha, no le dec�*an otra cosa mas a su t�*o Rubén. El ya estaba seguro que desde esa misma noche iba a poder tenerla en su cama. Ya no hac�*a falta desearla desde lejos y verla desnuda solo con su imaginación. Estaban casi a punto de llegar a casa y Rubén ya se sobaba la verga endurecida con su mano sobre el pantalón. Martina no apartaba su mirada coqueta y no dejaba de sonreirle a su t�*o, adivinándo solo con sus ojos lo que en ese mismo instánte le daba a entender con ese morboso gesto. Y lo cierto es que aquella pendeja ya quer�*a volver a sentir nuevamente, a esa cosa durita de su t�*o bien metida entre sus nalgas. La linda pendejita ya se imaginaba como ser�*a aquello que Rubén se agarraba a cada rato mirándola solo a ella, intentándo adivinar su forma y su tamaño, sin saber ella el porqué lo hac�*a.

--- Ya casi llegamos a casa mi amor. Ya casi.
--- ... (Ella solo miraba el movimiento de la mano de Rubén).
--- La tengo muy dura mi amor, es dura como una roca, larga y muy gruesa. Es solo para ti mi vida.
--- Jijiji. Parece que as�* es tiito. Tal como dices. Jijiji.
--- Te la quiero meter todita mi cielo en tu culito, todita. ¿Me dejarás hacerlo nuevamente verdad?.
--- Claro que si tiito. Yo haré todo lo que tu me pidas. Jijiji.
--- ¿Tooodo, en verdad preciosa?.
--- Sip. Mami me dijo que debo obedecerte en tooodo, ¿recuerdas?.
--- Hummm. Ya veo, me obedecerás solo porque lo dice tu madre, ¿no?.
--- Noooo t�*o. Yo también quiero hacer todo lo que tu me pidas.
--- ¿Dejar�*as de llamarme t�*o entonces?.
--- ¿Y cómo debo decirte ahora?.
--- Jajaja. Pronto te lo diré mi amor, muy pronto. Yo creo que esta noche, cuando estemos...
--- ¿A dónde t�*o?.
--- Juntos en mi cama, bien juntitos y haciendo cositas deliciosas mi amor. Muy ricas. Ya verás.
--- Jijiji. ¿Y que me vas a hacer all�* tiito?. Jijiji.
--- Jaja. Bueno. Voy a cumplir todas mi promesas. Toooodas.
--- Jijiji. Pero dime. ¿qué me harás en tu cama tiito?. Yaaah pues, ánda y dime. Jijiji.
--- Ah!. No te diré nada mas por hora mi amor. Mira: Ya llegamos a casa princesa. Al f�*n.

El solo hecho de mirar la fachada y el acceso principal de aquella propiedad, daba la impresión de estar frente a un pequeño palacete. Un sitio protegido por gruesas y altas paredes de concreto, un prédio bastante apartado de la cuidad por demás. Y si bien, aquella propiedad no era un sitio tán grande, lo cierto es que all�* hab�*a absolutamente de todo, incuyéndo hasta una piscina, ámplios pátios con jardines, árboles frutales y de todo cuanto un hombre pudiera desear para vivir solo y muy cómodamente. La casa era bastante grande y era de dos pisos. Un lugar muy acogedor y bastante apartado de vecinos molestos y de viejas chismosas, un lugar bastante discreto y reservado como para hacer de todo con la muchacha y sin tener que “sufrir” ningún tipo de interrupciones.

Sin duda alguna, aquel sitio era el ideal para vivir junto a la linda jovencita. Martina estaba sorprendida por la belleza de esos patios, por el cesped que lo cubr�*a todo y ni que decir de lo bonita que era la casa de su t�*o, con piscina y todo. Por eso que la muchacha estaba mas alegre que nunca, por el solo hecho de saber que desde ahora vivir�*a junto a su t�*o en aquel lugar tán hermoso. Rubén estacionó su carro al interior del garage que hab�*a en aquella propiedad y luego de asegurar todos los accesos, muy convenientemente, sacó el equipaje del portamaletas y emprendió rumbo al interior de su hogar, llevándo de la mano a su sobrinita bella y muy sonriente.

Casi al entrar y dado la avanzada hora que ya era, se fué con la muchacha directo a la cocina para servirle algunos sandwiches y a darle algo de beber. Entonces comieron juntos, ella mirándo y descubriendo cada rincón de su nueva casa, mientras que Rubén, no despegó sus ojos del cuerpo de su linda sobrinita en ningún instánte. Ella en su interior lo present�*a, sab�*a perfectamente que por la forma constańte en que su t�*o Rubén la miraba, era porque el se sent�*a muy atraido por sus lindas formas y por las cositas frorecidas en todo su bello cuerpo, mucho mas que por su rostro. Sin embargo, lo cierto es que a la muchacha ahora le encantaba que Rubén la mirase as�*, sobre todo, porque aquella clase de miradas hac�*an que su t�*o no mirase a nadie mas que a ella y eso le encantaba a la mocosa. Aunque claro, Martina también miraba a su guapo t�*o y casi todo el tiempo.

Ya era tarde, estaba bastante oscuro y era hora de irse a la cama con esa muñeca exquisita e ingenua, deliciosa y sensual. Terminaron de cenar y enseguida el la llevó hasta el segundo piso, donde estaban los dormitorios de aquella casa. Trás subir por los afelpados y ámplios peldaños, pronto llegaron hasta el largo pasillo principal que conectaba con el acceso hacia las habitaciones. Entonces Rubén le dió a elegir a su sobrinita la habitación que fuera de su gusto, la que ella quisiera. Todas eran ámplias y muy lindas, cada una conectada con elegantes y modernos baños própios, habitaciones que estaban alfombradas de muro a muro y acojedoramente decoradas. Sin saberlo, Martina escogió justo la habitación que estaba al lado de la de su t�*o.

--- Amor. Quiero que ahora te bañes muñeca y cuando termines, te pones un poquito de perfume en el cuello. Luego te vistes solo con esta linda batita corta que te compre. ¿Ok?. Nada de interiores.
--- ¿Solo con eso tiito, nada mas?.
--- Si mi cielo. Luego te vienes a mi cuarto as�* sin nada mas. Yo estaré esperándote mi amor.
--- Bueno tiito. Como tu digas.
--- No tardes mucho preciosa. Ponte muy linda para mi, ¿ok?.
--- Jijiji. Me haces cosquillitas tiito.
--- Hummm. ¿Estás contenta mi amor?. ¿Verdad que si?.
--- Sip. Mucho, mucho tiito. Jijiji.
--- Bueno mi vida. Mas tarde estarás mucho mas contenta mi cielo, cuando vengas a mi cuarto.
--- ¿Dormirás conmigo esta noche tiito, verdad?. ¿Quieres que durmamos juntos en tu cama?..
--- Bueno. Solo si tu quieres mi cielo.
--- Pues yo si quiero. Jijiji.
--- Hummm. Ya veo. Entonces creo que hoy nos dormiremos muy tarde mi amor. Muy tarde.
--- ¿Y porqué tiito, acaso no tienes mucho sueño?.
--- Para nada mi amor. Ya verás porqué hoy nos vamos a dormir tán tarde mi vida, ya lo verás.
--- Jijiji. Ya creo saber porqué tiito. Y también sé porque ahora te tocas all�* de nuevo. Jijiji.
--- Este es un regalito que te tengo guardado solo para ti mi amor, yo sé que te va a gustar mucho.
--- Bueno tiito. Ahora voy a bañarme ¿si?. Ya quiero que me des pronto tu regalo tiito. Jijiji.
--- Jajaja. Será tuyo esta misma noche preciosa, tooodo tuyo. Ahora ve a darte tu baño princesa.

La jovencita se metió enseguida al baño, mientras que Rubén hizo lo mismo en el suyo. Ya casi no pod�*a resistir tanta leche acumulada en sus grandes y lampiñas bolas; sin embargo, pensándo siempre en el “bienestar” y felicidad de su sobrinita bella, apenas el salió del baño, ingirió un par de pastillas de “Cialis”, por si las moscas. Es que ahora en verdad quer�*a conservarla as�* de tiesa y de dura por todo el resto de la noche. Es que, dado el delicioso desarrollo coorporal de la precóz e ingenua chiquilla, Martina ya se merec�*a una verga as�* como la que ten�*a su t�*o, y ya era muy seguro que aquella joven y linda muchachita, iba a tener mucha verga dura de Rubén y para mucho rato, toda la que ella quisiera, haciéndola cabalgar deliciosamente sobre aquel grueso y largo caño de su t�*o, s�*n pausas ni descanso alguno, durante todo el resto de aquella larga noche otoñal.

Rubén ahora ya estaba preparado para recibir su exquisito postre. Ol�*a muy fragante, se apreciaba perfectamente afeitado y ya estaba completamente desnudo bajo esa fin�*sima y blanca bata de baño. Solo la desnudez de sus brazos fuertes y su atractivo pecho de deportista se dejaban entrever con elegancia varonil indiscutida. Estaba en el centro de la cama, esperándo el arribo de su linda muñeca, mirándo constántemente hacia la puerta de acceso mientras que no dejaba de jalar su dura verga, pensándo solo en su inocente sobrinita y en todo su delicioso cuerpito juvenil.

La ténue luz de la habitación, los aromas fragantes y el decorado; la música suave y algo mas que sugerente para la ocasión, junto a aquella enorme cama de agua cubierta solo por suaves sábanas de colores lila y tapas de finas sedas, constitu�*an el lugar y el ambiente perfecto para yacer junto a esa deliciosa ninfa virginal, inocente flor de dulces y suaves pétalos aún intáctos.

La puerta del cuarto ya estaba entreabierta, por eso es que a Martina la pudo ver de inmediato asomarse muy despacio. Su fin�*sima y larga cabellera negra, junto a sus humedecidos y brillosos ondulados le daban una aire muy sensual y atrevido. La jovencita se apreciaba descalza, con sus piés chiquitos aplastándo la suave felpa de la alfómbra. Se asomó un poco mas entonces y all�* el pudo ver sus lindas piernas de seda, morenitas y perfectas en forma. Aquella sensual batita corta, con mucho esfuerzo, apenas lograba cubrir su sexo y el exquisito atrevimiento juvenil de sus nalgas de ensueño. Un culito de infarto, perfectamente redondo y exquisitamente erguido. La linda pendeja luc�*a como toda una joya, mas aún con esas caderitas que ya estaban para hacer babear a cualquiera en este mundo. Mas aquellos dos meloncillos de oro abultándole de esa forma el pecho a la pendeja, aquellas dos delicias redonditas a la perfección, tán ingénuamente desafiantes y juvenilmente provocadoras, asomándose constántemente entre su escote, eran sencillamente un auténtico delirio. Quizás por eso es que Rubén, llegó a dar un salto en la cama casi de un viaje y se quedó sentado mirándo a esa belleza, reposándo su espalda contra el respaldo del lecho.

--- Jijiji. Ya estoy aqu�* tiito, ¿puedo pasar?.
--- Hummm. Es lo único que ahora quiero en este mundo preciosa. Ánda , ven aqu�*.
--- ¿Le cierro la puerta tiito?.
--- Bueno mi amor. Nadie vendrá nunca aqu�*, pero cierra de todas formas. Humm. Que linda te ves.
--- Listo. Jijiji. (La nena muy risueña, poniendo la punta de un dedo en su boquita).
--- Ahora ven aqu�* amor. Ven aqu�* a la cama con tu t�*o mi vida. Ven aqu�* muñeca, ven.
--- Es muy lindo tu cuarto tiito, me gusta mucho. Tu cama es linda también y hasta se mueve. Jijiji.
--- Hummss. Que rica te ves mi amor, ven y sientate aqu�* sobre el vientre de tu t�*o.
--- !!?¿ ...
--- Parece que ahora estoy sentada en tu cosa dura tiito. Jijiji. ¿Te duele, no te molesta verdad?.
--- Claro que no mi amor. Lo único que me incomoda un poco es mi bata solamente.
--- ¿Y porqué no te la quitas entonces tiito?. (Carita muy picarona).
--- Bueno mi vida, es que si me la quito ahora, me voy a quedar todo desnudo.
--- Jijiji. Yo tampoco llevo “chones”, ni nada debajo tiito. Mira. ¿Ya ves?. Jijiji.
--- Humm. Tu conejito es muy lindo mi amor, me gusta mucho mi vida. “Tu” me gustas enterita.
--- Mami me dice que tengo un cuerpo de niña grande tiito y ella me dice que eso no es muy bueno.
--- Pero mi amor, tu t�*o ahora te dice que que eso no es malo mi vida. Tu cuerpo es bell�*simo nena.
--- Tu también eres muy guapo tiito. Humm. Y siempre hueles muy rico. Jijiji.
--- Gracias mi amor. Me alegra mucho gustarte. ¿Te molesta si ahora me quito la bata?. Es que...
--- No tiito. Claro que no. Te vas a quedar todo desnudito ahora. Jijiji.

A Rubén le bastó jalar del cinto de seda hacia un costado y sin la menor necesidad de que Martina se moviera un solo mil�*metro, para terminar por quedar completamente desnudo y solo cubierto en sus partes �*ntimas por el bajo vientre, absolutamente desnudo de su linda sobrinita. Eso bastó para que de inmediato sus sexos quedaran haciendo pleno contácto en forma directa. Junto a eso, las suaves y duritas nalgas de la muchacha reposaron de inmediato, entre aquella gruesa y larga tranca de carne endurecida y los muslos de su t�*o Rubén. Era como si la muchacha estuviera justo encima de un tieso animal, de piel algo mas que temperada y extremadamente suave. Su chochito también quedó aplastado contra la longitud inicial de aquel caño, quedándo el otro extremo junto a la cabeza del glande, deliciosamente aprisionado y bien metido entre los suaves cachetes de aquel bello traserito redondo de la nena. Mas la pendejita ni se movió de all�* siquiera. Se quedó bien quietita y sin demostrar la mas m�*nima incomodidad. Muy por el contrario, Martina incluso parec�*a estar mucho mas a gusto ahora estándo as�*. Rubén ya pod�*a percibir perfectamente el chochito desnudo de la chiquita y hasta a sus tibios labios vaginales haciendo una deliciosa presión contra la piel de su formidable tranca. El la notaba bien tranquilita, sobre todo porque la jovencita siguió conversándo sentada comodamente sobre la traca de su t�*o, as�* tal cual y sin reprocharle nada.

--- ¿En verdad tu crees que soy linda tiito?. Mis hermanitos me trataban de fea y “tetona”.
--- Amor, eres muy linda mi cielo. Tus tetitas son divinas mi amor y tu cuellito perfumado. Humsss.
--- Hummm. Que rico besas mi cuello tiito. Hummm. ¿Y no crees que son demasiado grandes?...
--- Humssss. ¿Qué cosa mi cielo?. Humsss. Qué rica que estás princesa m�*a. Humsss.
--- Hummm tiito. Mis senos tiito. Mira, ¿ves?. Son demasiado grandes, ¿no crees?. Hummm.
--- Abre tu batita mi amor, déjame verlos mi tesoro. As�* amor, as�*. ... Son una belleza mi vida.
--- Ay! tiito. Hummm. Que rico besas mis pechos tiito. Humsss. Hummm. Hum. Tiittooooo.
--- Ashiiiii. Hummm. Muevete as�* mi amor como lo haces ahora. As�* tesoro m�*o, asssshiii.
--- Se siente rico tiito lo que me haces. Hummm. Tiiito creo que tengo calor. Hummmss.
--- Hummm. Lo sé mi vida, ya lo sé. Y tu t�*o te va a quitar todos tus calorcitos mi cielo. Humgggs
--- .... Tiiito nooohhh. Hummmggggs. Hungmmsss. Ay! tiiito gumfffggss.
--- Dáme tu lengüita dulce ahora mi cielo. Ashiiim. Gumssssggg. Qué rica que estás mi amor.
--- Tiiito no hagas eso con tu boca que me... humggggsss. Humggsss. Tiiito gumfssmmm.

Aquellos fueron los primeros beso de un hombre recibidos en plena boca de la muchacha. Sintió tán rico cuando Rubén la besó de esa forma y mucho mas aún, cuando el le amasó sus pechos y le metió la lengua profundamente en su boca, buscándo enrredarse con la suya. Ella cerró sus ojos nada mas y se dejó hacer ya sin quejas, sintiendo todo el tiempo el afanoso amase de sus senos, junto al constánte y delicioso roce de su sexo y de sus nalgas contra el caño de Rubén. Por eso es que ella misma se fregaba, con ese exquisito y sensual balancéo constánte de toda su pélvis y de sus caderas, movimientos que eran absolutamente instintivos en ella, as�* como el de toda hembra encelada que busca sentir placeres intensos durante la cópula junto su macho.

--- Humhgsss. Te gusta estar solita ahora con tu t�*o, ¿verdad que si, ricura m�*a?.
--- Ay, si tiito. Me gusta mucho ... mucho ... huuumggsss. Tiito lindo. Hummmssss.
--- ¿Quieres que me detenga ahora mi vida?... Si tu quieres mi amor ... Gumffsmsss. Cosita rica.
--- Noooohhh, tiito, nooohhhh. Es tán rico tiito, tán rico. Hummmssss.
--- Entonces te voy a culear bien rico mi amor, muy rico mi vida. ¿Te gusta mi verga dura, verdad?.
--- Hummm. sii tiito, shiiiiiii... Es suavecita y me .... Oooohhh. Mi culito t�*o... hummm.
--- Hummfss. Siii ricurita. Tu culito lindo ya quiere comerse mi verga ¿no?. Hummmffss.
--- Tiiito yo ... No sé que me pasa tiiito ... Ay!! tiito lindo pero me gusta mucho. Gumsssfff.
--- Yaaaahhh cosita m�*a. Déjame acostarte as�* para comerme tu chochito lindo. As�* amor, ashiimm.
--- Ay! tiitooooohhh. Hummmmsssss. No me hagas eso ... hummmggssssfff.
--- Hummmggsss. Tu panochita rica ya tambien quiere verga durita mi vida .... Gumgggssssgg.

La pendeja ahora recib�*a una mamada formidable en su panochita lampiña, por la ávida y experimentada boca de Rubén. Si bello cl�*toris ya estaba bastante desarrollado y no dejaba de recibir leguetazos y chupeteos constántes de su muy excitado t�*o, mientras le amasaba las duritas tetas a la chiquilla con una mano y con la otra, le entreabr�*a las nalgas redondas a su sobrinita para poder meterle sus dedos, mismos que ya estaban bien huntados con aquella vaselina que hab�*a quedado dispuesta préviamente en el velador. Martina, ya solo se retorc�*a de placer, gimiéndo con sus ojos cerrados, arqueándo su espalda junto a cada nueva sensación recibida, abriéndole paso a esa boca ensalivada y a esos dedos inquietos que estaban metiéndose, cada vez mas profundamente en su agujerito estrecho. Ella abr�*a sus piernas gustosamente, deseándo mas y mas de todo aquello mientras le acariciaba la nuca a su t�*o y le dejaba regalarle aquel enorme placer que ella recib�*a.

Bastaron unos pocos minutos para que esa rica pendeja llegara a sentir y a disfrutar a mares, su primera corrida en la cama junto a un hombre. Sin embargo, Rubén tuvo que darse un tiempo y un trabajo bastante largo para poder dilatar y lubricar los apretadisimos agujeritos de su sobrinita. Martina ya no solo hab�*a sido despojada de sus ropas, porque junto a ese ácto incestuoso ya hab�*a sido despojada de toda su tierna inocencia. Es que ya no era una niña y mucho menos con esa clase comportamientos y de deseos que ahora ella ten�*a por estar siempre as�*: toda desnuda en un lecho junto a Rubén, haciendo esa clase de cosas y dejándose hacer gustosamente por el. Su t�*o recorrió cada mil�*metro de su piel deliciosa, con su boca y con su lengua.

Continuará ... :leerobligado:
 

Solittar

Virgen
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excelente relato , uno de los mejores que he leido...


gracias por postearlo:thumbsup:
 

Calixto

Virgen
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Re: El gustito de Martina

Gracias a todos. Ya me falta poco para terminar la segunda parte de este relato. Bastante largo de leer quizás (como son casi todos mis relatos), pero siempre intento de hacer de la lectura una entretención al mismo tiempo. Espero que continuen incentivándome a escribir relatos nuevos, quizás, llevándome a incluir otro tipo de temáticas eróticas. En fÃ*n. Se agradece nuevamente.
 

pelenchin

Virgen
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Excelente relatos, de los mejores pero no conozco ese segundoy la pÃ*gina que reedirige parece ser rara eso me dice cuando trato de entrar
 

caucasiano

Virgen
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muy bueno el relato aunque tu paguina no esiste:leerobligado:
 

kurtl64

Virgen
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Excelente ....... Me dejó con ganas de leer más para cuando la continuación , o en donde lo encuentro la segunda parte
 

epale62

Virgen
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Bueno bueno de los buenos. Felicitaciones. y porfavor....continua. Gracias
 

wilzom

Virgen
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Re: El gustito de Martina

Gracias a todos. Ya me falta poco para terminar la segunda parte de este relato. Bastante largo de leer quizás (como son casi todos mis relatos), pero siempre intento de hacer de la lectura una entretención al mismo tiempo. Espero que continuen incentivándome a escribir relatos nuevos, quizás, llevándome a incluir otro tipo de temáticas eróticas. En fín. Se agradece nuevamente.


Muy bueno el relato me dejo goteando
 
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