El Gimnasio de mi Barrio 2

heroher

Virgen
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Jul 31, 2012
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Tras estar un buen rato duchándome, y limpiándome todos los restos que quedaban en mi cuerpo de aquella experiencia; sobre todo de los restos pegados en mi pelo,( es lo único malo que tienen estos tipos de relaciones), me fui del gimnasio con la sana intención de volver a mi casa, tumbarme en la cama y descansar hasta la hora de cenar. Nada más lejos de mi intención a la salida del gimnasio un chico, con los que había pasado un rato tan agradable se me dirigió a mi y me dijo:
-Hola, me llamo Guille. – Si he de ser sincera, yo no me acuerdo de casi ninguna de las caras de los tipos que antes me habían hecho sentir una diosa. Ya que con tanto vapor era casi imposible reconocer a nadie. No obstante yo le contesté:
-Que tal? Yo soy Paula.- Lo ultimo que quería es que un calzonazos se hubiera quedado colgado por mi, ya que en esos momentos no necesitaba ni quería iniciar ninguna nueva relación después de un par bastante desastrosas. Nada más lejos de la realidad.
-Hola... es que después de lo que he visto antes,...- el chico estaba un poco nervioso.- bueno también disfrutado…
Yo le corté rápido.-Que pasa que nunca habías pegado un polvo y quieres repetir, pues te puedes ir olvidando, yo no soy ninguna puta, y si lo fuera me parecería más a tu madre.
-No, no me interpretes mal, no quiero nada contigo ni nada por el estilo, bueno más bien algo por el estilo sí, pero de otra forma.- Ese tio o era un poco tonto o lo rea mucho, no entendía nada de lo que me estaba diciendo.
-Bueno no se como explicártelo, sin que me interpretes mal, y sin que te mosquees. Te invito a una cervecita y mejor te lo cuento más relajados.
No se porqué pero el chaval, que encima no estaba nada mal, me estaba intrigando, así que acepté esa cerveza. Por el camino me estuvo contando que me había visto varias veces por derecho, que él también estudiaba en los naranjos, pero a mi no me sonaba su cara de nada. Cuando llegamos al bar reanudó la conversación, ahora él estaba más calmado, y la verdad, el chaval tenía su morbo.
-Lo que te quería comentar antes, pero no ser como decírtelo es… a ver como empezar… te he visto en el gimnasio que disfrutabas del sexo en grupo, y sobre todo que no le hacías asco, o mejor dicho que no te repugnaban las eyaculaciones masculinas, como a muchas mujeres les ocurre…
-¿A dónde quieres llegar?- ese tio me estaba empezando a enfadar, se creía que era una furcia o que?.
-Bien iré al grano, yo pertenezco a un club "Bukkake".
¿A un qué?- no tenía ni idea de que me estaba hablando, aunque luego descubriría que esta cita me cambió la vida.
Bien a un club que nos gusta practicar el sexo en grupo, más o menos.
-¿Y qué?
La cuestión es que este sábado tenemos una reunión en Valencia…
Sí y quieres que yo sea la puta del grupo.!!
No, bueno sí, pero no así es decir, si quieres puedes cobrar, pero normalmente la gente lo hace por gusto, y no irías sola, además te prometo que si te apuntas serías la reina.
Quien coño es la reina?
En esas fiestas normalmente el centro de atención lo capta una persona, ella es la reina, pero está ayudada por dos o tres doncellas, que se someten a todo lo que ella… además me harías un gran favor, si yo aporto a la reina ganaría bastante respeto con respecto a los demás socios. Es más todos los participantes, deben depositar antes de iniciar la fiesta un certificado médico de que están totalmente límpios. Además ya conoces algunos de los mismos, hoy los has conocido.
No se porqué pero me estaba convenciendo, sus palabras sonaban bastante bien, disfrutar del sexo sin ataduras, con garantías de higiene, y totalmente en el anonimato.
-Es más- me comentó- si en cualquier momento te sientes ofendida por la actitud de alguien con sólo decirlo, te puedes ir tú misma, o pedir que le echen.
-no se es que necesito pensármelo, no es algo que pueda decidirlo en un momento, dame un poco de tiempo.
-Mira, hagamos una cosa, la fiesta empieza el sábado a las 20:00 horas, si quieres venirte estate a las 21:00 horas en la puerta de este bar, yo pasaré por aquí, y si estás bien y si no lo comprenderé. Espero que si algún día nos vemos por la facultad me saludes y no hagas como que no me conoces. Bueno, adios.
-Adios- le contesté y sin mediar palabra se fue.
Yo me fui a mi casa, era martes y estaba hecha un lío, por una parte me atraía la idea de volver a experimentar todo el placer que viví en el gimnasio, pero por otro lado tenía miedo de descubrir una faceta en mi que no pudiese dominar, que había estado durmiendo todo este tiempo en mi y que ahora despertaría arrastrando toda mi vida con ella.
La verdad que la semana pasó muy lenta, tenía un examen el viernes de Mercantil II, claro y las horas de los días se volvían eternas, apenas estudiaba, mis amigas no salían de casa y ni me llamaban, y si lo hacían apenas hablábamos minutos.
Llegó el viernes y el examen lo suspendí, la noche del viernes no pude dormir, y el sábado fue lo peor, sin apenas comer, con un debate interior francamente desolador, se acercaban las nueve, y estaba hecha un lío, no se porqué, ya que tanto podía haber decidido ir como que no, pro al final me arreglé, y decidí probar esa experiencia de la cual el resto de mi vida estaré satisfecha.
Me puse un vestido negro, largo, con una apertura en la pierna derecha que llegaba hasta la cintura, este vestido siempre me había favorecido, ya que era muy ceñido y sabía resaltar aquellas partes de mi cuerpo que se lo merecían. Debajo me puse un tanga negro de hilos, de dimensiones bastante reducidas, y arriba nada, estaba en plena madurez física y me gusta resaltar mi figura al natural. Me maquillé, y cuando me quise dar cuenta eran ya las 21:00 horas. Suerte que vivo cerca de allí, estuve en el bar ese a las 21:08 Horas, creía que no me habría visto, y que pasaría de esperarme, pero no apenas llegué, las puertas de un Mercedes impresionante se abrieron, y allí apareció él.
-Hola Paula, creía que no ibas a venir? Menos mal, esto te lo agradeceré siempre- lo que no sabía es que iba a ser yo quien se lo agradecería para toda la vida.
-Hola Guille, ya veo como se lo montan tus amigos, menudo coche.
-Sí, a ellos igual que a mi nos gustan las mejores cosas, por eso tu te mereces esto y mucho más.
Entré en el coche, y nos conducíeron a las afueras de Valencia, a un Polígono Industrial de Quart de Poblet. Yo estaba bastante nerviosa.
-Tranquila, sólo tienes que disfrutar del momento, no tengas miedo a nada, si algo va mal llámame y todo se parará.- Sus palabras me tranquilizaron bastante, pero no tenía ni idea de dónde iba, y con quien iba a estar, y eso me preocupaba bastante.
Nos metimos por entre unas naves industriales bastante viejas, y cuando salimos a un descampado en el mismo estaba todo lleno de coches, y no de los baratos, sino más bien de gama alta, había como unos 70 u 80. Al fondo y donde me pareció que iba a ser nuestro destino, una nave industrial como cualquier otra. Ante la llegada del coche abrieron las puertas de la nave, y pude ver entre los cristales una fila de hombres en cola, habría MÁS DE 100!!! Guille me dijo que se estaban acreditando, y que por eso estaban allí. En esos momentos me entró el pánico, quería irme, pero otra vez Guille me tranquilizó, me dijo todo lo que necesitaba oír.
El coche paro y dos hombres nos recibieron, me saludaron y fueron muy amables conmigo, me llevaron a unas habitaciones que había en la parte de arriba, allí me presentaron a otras dos chicas,"éstas van a ser tus doncellas", me dijo el alto de los dos hombres. Se debieron fijar en mi cara y me quisieron tranquilizar:
-¿És tu primera vez?
-Sí- apenas pude decir otra cosa más.
-No te preocupes, yo me llamo Juan, soy el organizador de todo esto, soy el presidente del "Cream-Club", que es una asociación que se dedica a celebrar reuniones sexuales por España, para que nuestros socios puedan participar de las mismas. Ante todo quiero que sepas que estamos muy agradecidos de tu compañía, y que todo este "tinglao" se basa en el respeto mutuo. Así que no tienes nada que temer, si ves que no eres capaz de seguir, nos lo dices y Mónica o Marilia te sustituirán. Eres libre de quedarte o irte, pero yo te recomiendo que te quedes, será una de las experiencias que nunca olvidarás en tu vida.
Todo eso que me decía la verdad es que me tranquilizaba bastante, pero aún estaba muy nerviosa, claro con tanto hombre no se me ocurrió preguntar de que iba el tema, Mónica un rubia bastante imponente, con un busto de medianas dimensiones y con un cuerpo muy atlético me contestó:
-Hoy se reunirán cerca de 175 miembros del club. Todos ellos están unidos por un placer común: su atracción por el semen.
-¿QUÉ?- contesté yo.
-Espera, tranquila, no te alarmes- replicó Marilia- no vas a tener uqe tirarte a todos ellos sino que en eso nosotras te vamos a ayudar, eso sí tu serás el centro de sus eyaculaciones, ya que según ellos su máximo placer es ver a una señorita cubierta por litros de su preciado caldo. Muchos de ellos, incluso permanecen largas temporadas sin eyacular a la espera de esta cita.
Cada palabra que oía a la vez me aterraba, como que hacía sentir caliente, excitada, una mezcla perfecta entre pasión y nervios, que producía en mi cuerpo una hipersensibilidad fuera de lo normal. Estaba nerviosa, paro la simple idea de verme bañada por los cálidos flujos de todos estos hombres me estaba produciendo que incluso los labios de mi clítoris estuvieran empapándose.
-No te preocupes- me dijo Juan- todo el mundo se acredita antes de entrar aquí y para ello es necesario un certificado médico que acredite que no tiene ningún tipo de ETS. Bien prepárate nosotros os dejamos solas un rato, vendremos a las 22:00 horas para empezar con todo.
Ese tiempo de espera me pareció larguísimo, Mónica y Marilia no hacía más que darme consejos y palabras de ánimo, y sobre todo que disfrutara lo máximo posible.
Cuando llegaron las diez, puntualmente llegaron nuestros anfitriones, y nos condujeron a la parte de debajo de la nave. Estaba perfectamente acondicionada para el encuentro, en el centro de ella, había como una tarima de madera, la cual tenía forma de cuenco,, el suelo de la nave había sido cubierta de una moqueta, a estilo de césped artificial alrededor de ella una muchedumbre de hombres todos desnudos, se aglomeraban expectantes, y yo cada vez me sentía más excitada. Al igual que la otra vez, el sentirme centro de atención me ponía cachondísima, el explorar cual iba a ser mi límite, hacía que todo mi cuerpo estuviese preparado para disfrutar y gozar como nunca, de aquella noche que jamás olvidaré.
Las dos compañeras, Mónica y Marilia, me cogieron de los brazos y me llevaron a lo alto de la tarima, me pusieron en el centro de ella, la misma parecía ser como una bañera muy amplia pero de muy poca profundidad, apenas 10 centímetros. Allí arriba pude ver como en una parte de la nave había mesas preparadas con canapés y bebidas, parecía ser que la noche iba a ser muy larga.
Se encendieron unos focos y tras unas breves palabras de Juan, se cerró un discurso de presentación indicando que la fiesta podía comenzar. Tras ello Mónica y Marília dejaron caer sus vestidos al suelo, la verdad es que las dos tenían un cuerpo escultural, muy bronceado, yo creo que algo operado, pero eso era lo que menos importaba en esos momentos, ambas empezaron a acariciarse mutuamente, contactando sus pechos entre sí, lamiéndose los senos, el ombligo e incluso llegando a chuparse el clítoris la una a la otra. Yo nunca había participado en ninguna escena lésbica, pero en esos momentos si me lo hubieran pedido seguro que no me hubiera opuesto. Ambas tenían el chocho totalmente depilado, al igual que todos los participantes de la fiesta se habían rasurado adecuadamente sus partes, para prevenir posibles infecciones o transmisiones de bichitos molestos.
Con este prolegómeno más de uno de los participantes, se empezaron a empalmar, fue entonces cuando sentí que ese era el momento en el que no había marcha atrás. Dios mío!! Mentiría si dijera que no me excitaba esa situación, 175 hombres todos desnudos, la gran mayoría puestos a punto para realizar una de las orgías más bestiales que sin duda he conocido.
Tras unos breves momentos de calentamiento, Mónica y Marilia, se acercaron a mi, y con un sutil gesto, me quitaron el vestido, todos los hombres me estaban mitrando, y de no ser porque tenia el tanga de color negro todos hubieran notado lo mojado que estaba. Las que si lo notaron fueron mis doncellas, ambas procedieron a quitármelo de forma muy sensual, despojándome de la única protección que me quedaba contra toda esa muchedumbre. Acto seguido, Marilia cogió un bote de espuma de afeitar, y una cuchilla, me embadurno toda la región púbica de espuma y procedió a rasurarme públicamente delante de toda aquella multitud, que empezaba a estar más y más cachonda, allí donde miraras los que menos procedían a masturbarse lentamente, cuando se intentaban acercar lo máximo posible al espectáculo que estábamos ofreciendo. Yo levanté una de las piernas que seguidamente me sujetó Mónica para facilitar las tareas de Marilia. Sentir el deslizamiento de aquella hoja por entre mis partes, me producía un gusto tremendo, estaba mojada, y no podía dejar de segregar flujos, no sabía cuanto podía esperar sin sentir una de esas vergas dentro de mi.
Transcurridos 9 o 10 minutos Marilia terminó su sesión de rasuración y pasó su mano entre mi ingle, viendo que estaba bastante lubricado, me inserto muy despacio uno de sus dedos, y empezó a moverlo dentro de mi. Estaba disfrutando como una guarra, hasta que de repente sacó su dulce dedo, se lo llevó a su boca, y dijo en voz alta:
- Venga chicos, ya esta preparada para la fiesta, a punto de caramelo.!!!
Un grupo de unos treinta hombres, tomó la delantera, parecía como si todos supiesen lo que debían hacer. Y no me equivocaba ni un pelo, estaban divididos en grupos, que se habían repartido por turnos, cuando le tocaba a un grupo los otros miraban o se sentaban relajadamente, tomando las fuerzas necesarias para cuando les tocase.
El primer grupo de treinta, se dividió en tres partes, Mónica y Marilia se encargaban de 20 o 23, y el resto se vinieron conmigo, todas estábamos en la tarima, y sólo había una regla, áquel que se fuera a correr debía abandonar su posición y descargar su esperma en mi, allí donde quisiese o pudiese. La primera parte de la sesión sólo yo podía recibir las corridas.
Los siete o nueve hombres que se dispusieron a tomarme por primera vez aquella noche, no se fueron por las ramas, me tumbaron boca arriba, y me empezaron a penetrar vaginalmente, mientras el resto se arremolinaba a mi alrededor masturbándose suavemente, y aquellos que se encontraban cerca de mi cara, me ofrecían sus miembros para que los chupara. No tardé en empezar a disfrutar yo tanto o más que ellos, este grupo se ve que se había preparado para la ocasión ya que no tardaron de madia más que 2 o 3 minutos por persona en darme todo el líquido que albergaban sus huevos. Yo no me corrí hasta el tercero que me tomó, las envestidas de ellos eran muy vigorosas e intensas, los sentía muy dentro de mi, y eso me encantaba, el primero se corrió en mis pechos, saco su verga de mi coño, y desde alli abajo lanzó unos chorros de esperma blanco que impactaron por todo mi cuerpo, pero sobretodo en mis pechos, tras ellos las cosas se empezaron a precipitar, los asistentes que estaban con Mónica o Marilia se retiraban de su posición, y apenas llegaban a tiempo para regar todo mi cuerpo con ese cálido caldo. Se corrieron en mi cara, tetas, coño, tanto dentro como fuera, yo no hacía más que jugar con todo ese líquido esparciéndolo por todas partes de mi cuerpo. Eso los ponía más y más salvajes, mis eyaculaciones se sucedían a un ritmo de 1 cada 10 o 15 minutos no había respiro. Más de uno me insertaba su pene hasta lo más profundo de mi garganta, me apretaba mi cabeza hacías si desde mi nuca y se corría en mi interior, apenas podía tragar tanta cantidad de semen, pues juro que nunca he visto corridas tan abundantes como algunas que se vertieron en mi. Cuando giré la cabeza, vi como un grupo de unos cincuenta hombres estaba esperndo su turno, Mónica y Marilia, estaban a cuatro patas y hacían todo lo que podían, las penetraban por el ano, o por la vagina indistintamente, a veces con unas arremetidas tremendas, y muy salvajes. Cuando se retiraban de ellas para terminar en mi, les dejaban al aire sus dos orificios los cuales a estas alturas experimentaban una dilatación bárbara, y la fiesta no había hecho más que comenzar. A ellas se les veía aún sin conocerlas demasiado que estaban disfrutando como unas puercas, sus gemidos de placer se oían con claridad, y eso me ponía a cien.
Toda mi parte delantera, se había vuelto una masa de esperma, ya no quedaba ninguna parte de mi que estuviera seca, y los chorretones se caían por efecto de la gravedad desde lo alto de mis pechos hacia los brazo, y desde mi cara al pelo. Muchos de ellos se corrían en mi pelo, lo habían mojado de tal forma que todo él era una masa de mechones unidos por el semen. Yo me entretenía pasando las manos por entre mis pechos y recogiendo el semen que allí se acumulaba, luego me lo llevaba a la boca y hacía buena cuenta de él. Pasados treinta minutos uno de los miembros me pidió que me diese media vuelta y me pusiera a cuatro patas, yo que en esos momentos no respondía de mis actos obedecí sin rechistar. Cuando me giré una gran masa de semen se vertió sobre la tarima, los borbotones del mismo resbalan de entre mi cuerpo y caían al suelo. Fue en esos momentos cuando me estaban penetrando con un ritmo incesante cuando el mismo se finalizó, fueron apenas unos segundos, pero de repente noté un dolor imposible de narrar, como si todo mi culo se partiese por la mitad. Uno de ellos me había insertado su descomunal pene en mi ano. Normalmente, mis relaciones anales habías sido convenientemente lubricadas antes de su comienzo, pero aquella bestia me había metido todo ese poyon en mi culo hasta los mismos huevos, sin nada de lubricante. Era el mismo que me estaba reventando el coño, pero el mismo sufría ya una dilatación, y estaba tan relleno de fluidos que no notaba apenas los diferentes tamaños de los penes que me penetraban. Fueron unos minutos que parecían no terminar nunca, yo le supliqué quitándome como pude los penes que intentaban incesantemente invadir mi boca, que por favor se corriera dentro. Fue todo un caballero y así lo hizo pasados ocho o nueve minutos sentí como una catarata de esperma inundaba mi culo, en esos momentos uno de los orgasmos más intensos y placenteros que nunca he tenido me estremeció todo el cuerpo, grité, y grité con fuerza, aún teniendo una verga de dimensiones considerables en mi boca, pero ese grito se apagó en pocos instantes porque el habitante bocal, soltó una descarga que fue directa a mi tripa, casi me ahoga el muy bestia. Seguidamente otro hombre ocupó el lugar del primero en mi ano, esta vez al tener el mismo convenientemente dilatado y lubricado, sentí un gran placer desde su misma entrada. Éste no tardó en sacar su poya y correrse en todo mi culo, algunos se corrían en mis orejas, otros directamente en mi pelo, en mi espalda. Los había que me metían la poya en la garaganta y usaban mis orejas como estribos, terminando en el centro de mi cara.
Uno de los momentos más excitantes fue cuando dos tipos me insertaron en una más que magnífica doble penetración vaginal/anal sus respectivos miembros al unísono. Fue sensacional, su ritmo era sensual, acompasado, me llevaron al jodido cielo, ambos terminaron regando mi más que húmedo culo, muchos se entretenían jugando con e esperma que había por todo mi cuerpo, frotándolo, restregándolo por mi pelo, incluso algunos mientras me atacaban el coño por detrás, introducín sus dedos, incluso puños en el interior de mi culo.
Toda esta primera fase duró no se cuanto tiempo, pero bastante horas, hasta que todos y cada uno de los hombres se hubieron corrido en mi, cuando terminaron, y se apartaron de mi, vi a Mónica y Marilia, una boca a bajo y la otra boca arriba, totalmente exhaustas, destrozadas, con sus orificios bestialmente dilatados. No se podían apenas incorporar, y no me extrañaba pues habían preparado para mi a más de cien hombres, y no habían recibido ni una mera eyaculación que lubrificara alguno de sus pobres y quemados agujeros.
Alrededor mío, había una gran cantidad de semen, ellas se acercaron a mi, se pusieron a cuatro patas, y empezaron a lamer primero los restos del suelo, era ingente la cantidad de líquido bendito que allí había. En esos momentos me mostraron cual era su verdadera situación, a cuatro patas los orificios anales de las dos estaban hiperdilatados, podía introducir dos o tres dedos de mi mano, y apena tocar sus paredes anales o vaginales, es por ello que decidí echarles un cable. Me puse también a cuatro patas mostrando mi perfecto culo a los espectadores, la separación de mis glúteos hacía que ríos de semen corrieran desde mi espalde, por mi ano, del cual salían borbotones de esperma, convirtiéndose en una cascade cuando llegaban a mi vagina. Con las manos cogí la mayor cantidad de semen que pude, me lo introduje en la boca y cuando ya no podía albergar más liquido en la misma, vertí el mismo sobre el ano de Mónica, mientras que suavemente con los dedos lo iba introduciendo en su interior. Repetí la misma operación con Marilia, y poco a poco fui introduciendo al unísono los dedos de cada una de mis manos en sus respectivo anos, frotando sus paredes con el semen que a mi me sobraba, poco a poco y sin darme cuenta acabé metiendo los puños el los respectivos culos de Mónica y Marilia, cuando quise darme cuenta, me giré y vi que con ello había embravecido a la mayoría de los espectadores, los cuales algunos empezaron a aplaudir. La estampa era de película, mis dos azafatas lamiendo todo el tablero de semen con sus bocas, mientras yo, arrodillada, embadurnada de pies a cabeza de esperma había introducido mis manos en los culos de ellas.
Tras breves instantes la fiesta prosiguió, en esta segunda fase todos y cada uno de los participantes debían volver a correrse en mi, pero esta vez en el interior de mi culo. Para ello me dispuse a cuatro patas mientras Mónica y Marilia, se arrodillaron a mis lados, así cuando algún participante me estaba dando con fuerza por atrás ellas preparaban a los siguientes a base de pajas y mamadas. Es espectáculo prosiguió, el culo aun lo tenía lo suficiente dilatado y apto para seguir el ritmo de la fiesta. Todos guardaron riguroso orden esperando su turno.
Me empezaron a penetrar por el culo, por la vagina, pero sólo podían acabar en el interior de mi culo, todo ello lo cumplieron con gran efectividad, las veces que me penetraban el chumino, me proporcionaban gran placer, pero no era hasta cuando realizaban una doble penetración cuando realmente me extasiaban. Las primeras veces las corridas las notaba poco, sentía como ese líquido se albergaba en mi, sin gran dificultad, pero cuando ya habían pasado por mi cerca de 20 personas, la cantidad dde semen albergado en mi interior era más que considerable, al menos tanto como la dilatación que experimentaba mi culo. Es por ello que incluso se animaron a hacerme dobles penetraciones anales, yo creía que mi culo no tenía límite de dilatación, pero no fue hasta que dos sementales con unos aparatos verdaderamente descomunales me introdujeron los mismos por mi maltrecho culo, sentía que iba a reventar, no todo el semen acumulado, ni la dilatación de mi ano, me ayudaron a soportar ese dolos, noté como alguna zona de mi esfínter cedía, estando apunto de suplicar que pararan, pero en esos momentos sentí como sus penes se estremecían en mi interior y realizaban una generosa a descarga que se albergó junto con las demás en mi interior. Durante los instantes de cambio de un ocupante por otro, me introdujeron un tapón anal de 5 centímetros de grosor, para que ni una gota de esperma se desperdiciase, aunque eso era casi inevitable, y más por la forma de mi culo, el cual tiene una gran separación entre glúteos, varios regueros de semen abandonaban mi culo y se precipitaban al vacío tras resbalar por mi clítoris.
Cuando se acercaba a la centena de eyaculaciones en mi interior, mi carga era tan descomunal que empezó a dilatarme el recto interior, yo en esos momentos apenas sentía nada, estaba en estado de catarsis, pero la verdad es que los participantes se tomaban muy en serio sus actuaciones, realizando, cuanto menos penetraciones frenéticas, que no hacían más que impulsar toda mi carga más al interior de mi cuerpo.
Los restos de semen que permanecían fuera de mi cuerpo se estaban empezando a secar, donde más lo notaba era en mi pelo que se estaba endureciendo por momentos, como si me hubiese excedido en el uso de gomina, no obstante ello, aun restaban varios lagos de semen diseminados por todo mi cuerpo, como en mi cara o espalda.
Cuando llegó el turno de los dos últimos participantes, estos me introdujeron sus dos falos por mi culo, no se porqué pero mis doncellas se percataron que no estaba disfrutando en esos momentos, y decidieron animar mis sentidos, para ello, una introdujo su mano en mi vagina, y no se como empezó a moverla de tal forma que un orgasmo empezó a recorrerme todo mi cuerpo dimanando del interior de mi vagina a la vez que notaba como nunca los penes de mis amantes. Sentí el orgasmo más intenso de toda la noche, empecé a moverme como una posesa, la carga de mi culo se movía conmigo, pegando bandazos por mis intestinos, Mónica mientras tanto cogió y apretó las escrotos de los participantes, masajeándoselos de tal forma que sus envestidas fueron cada vez más y más intensas llegando a un orgasmo conjunto inigualable como nunca antes lo había tenido.
Una vez hubieron terminado me pusieron convenientemente el inmenso tapón anal. Y me dijeron que me pusiese en cuclillas, la vista de mi magnífico culo debió poner a más de uno a cien. Junto conmigo las dos doncellas se recostaron boca arriba debajo de mi ano, cara con cara. Los participantes se arremolinaban a mi alrededor y se pajeaban intensamente, vertiendo los restos que les quedaban en sus pelotas por todo, todo mi cuerpo. Cuando ya se hubieron acomodado Mónica y Marilia, me quité el tapón anal, fue tal la cantidad de semen que salió de mi más que dilatado orificio que creía que las chicas no iban a poder aguantar. Salió un chorro a presión de esperma cubriendo la totalidad de sus caras, ella jugaban con él, lo tragaban, se besaban mutuamente, se lo esparcían por su cuerpo, ponían sus bocas en mi ano llenándose las bocas de las corridas de esos 175 sementales, cuando el vertido perdió intensidad, Marilia introdujo su mano sin gran dificultad por mi ano, llegando hasta mitad de su brazo, parecía que me habían insertado un puto bate de béisbol, notaba como jugaba con sus dedo en el interior de mis intestinos, mientras Mónica le lamía su blanca cara. Alrededor mío, las corridas sobre mi estaban cobrando una intensidad inusitada, cuando parecía que todo el baño de esperma inicial se había secado de mi cuerpo, decenas de corridas volvieron a darme la ducha que deseaba, goterones de semen corrían todo mi cuerpo, desde mi pelo, bajando por mis tetas, todos se unían en un mismo camino hacia mi depilado coño o culo.
De repente Marilia sacó su brazo de mi ano llevándose consigo todos los restos de semen que quedaban en mi interior, cayendo los mismos sobre sus ya saturadas caras, Mientras yo seguía recibiendo un ducha de semen. Era impresionante, decenas de fluidos corrían libremente por mi cuerpo, depositándose en los cuerpos de mis doncellas, las cuales lamían mi ano, y vagina regalándome otro orgasmo más.
Cuando todos hubieron terminado, no se la hora que sería, Juan nos dijo que no se podía desperdiciar todas esa cantidad de semen que restaba en el suelo, después de lo que les había costado fabricarlo. Por ello, una de las partes de la tarima era desmontable, y tras ser quitada, con unas escobas debidamente destinadas a tal efecto, pues sus cerdas eran gomas limpiacristales recogieron todo el semen que estaba esparcido en el suelo, y lo depositaron en un tubo de cristal. La cantidad depositada era inmensa, cerca de medio litro seguro. Me dieron tan preciado frasco, y Mónica y Marilia se arrodillaron colocándose debajo de mi coño, el cual empezaron a lamerlo, yo empecé a beber todo lo que pude de ese inmenso vaso de esperma, pero gran cantidad del mismo, medio voluntariamente, medio sin querer, lo derramé por mi cuerpo. Lo que no podía tragar se deslizó por mi cuello, pasando por el centro de mis pechos recorriendo mi tripa, y llegando a mi clítoris del cual caía al vacío como si de una fuente se tratara, pero en ningún caso llegaba a derramarse en el suelo, pues Mónica y Marilia se avezaban a absorver los restos que caían por mi cuerpo. Cuando ya no quedó ni una gota en tubo, ambas doncellas subieron lamiendo y besándome todo mi cuerpo, recreándose en mis tetas, acabando en mi boca en un espectacular beso conjunto. A los momentos nos giramos hacia la muchedumbre y sonreímos.
Cuando ya pensé que todo esto había terminado, Juan subió al podium y comunicó a los asistentes que no podían dejar que nos fuéramos así de sucias a casa, y que todos debían contribuir a pegarnos una refrescante ducha.
Yo estaba totalmente derrotada, no era apenas consciente de lo que estaba pasando o de lo que iba a ocurrir. Un tipo subió al pedestal donde estábamos las tres, y quitó del centro una parte del mismo, que hacía las veces de tapón. Fue entonces cuando me temí lo peor, y así fue. La gran mayoría de los participantes se acercaron a nosotras; Mónica y Marilia, seguían besándose entre ellas, y tocándose todo su cuerpo, poco a poco me fueron introduciendo en su juego, mientras casi la gran mayoría de los hombres se disponían a empaparnos, y esta vez no precisamente de su delicioso esperma, sino a base de meados. Empezaron a orinarnos por todas partes, las tres permanecíamos en el centro como ajenas a lo que estaba ocurriendo. Los diferentes chorros amarillos impactaban en las más diversas partes de nuestro cuerpo, sobretodo se centraban en la cara, y pecho. La verdad es que a mi todo eso fue lo que menos me gustó de la velada, ya que apenas disfruté o sentí placer de dicho acontecimiento. Los litros de orina tras recorrer nuestros cuerpos llevándose a su paso, grandes masas de semen pegadas a nuestro cuerpo, se evacuaban por el agujero que había en el centro de la tarima. Algunos de los participantes llegaron a intentar meter sus flácidos miembros en mi boca para orinar en mi interior, ante eso yo me negué apartándome de lo mismo, la verdad es que era un experiencia que sólo de pensarlo me repugnaba. Pero no pensaban de igual forma mis acompañantes femeninas que recibían con buen gusto todos aquellos litros de orina, dejándose mear en el interior de sus bocas, por supuesto que no se bebían tal carga, sino que la mantenían en su boca para tirarla después por todo su cuerpo, o por el cuerpo de nosotras.
El peor momento sucedió cuando estando literalmente empapadas de orín, varios socios, nos pusieron a cuatro patas y metieron sus vegas en nuestros dilatados orificios anales procediendo a rellenarlos de su líquido dorado, mientras entre ellos comentaban que la ducha no podía terminar sin limpiar las tuberías interiores dejándolas limpias y relucientes. Pos suerte este ejercicio no duró más de 30 minutos, poco a poco los hombres iban conforme terminaban, abandonando el local.
Cuando nos dimos cuentas apenas éramos cerca de diez personas en el recinto, los primeros rayos de sol se asomaban por las ventanas, mostrando nuestros relucientes cuerpos a la luz del día.
Cuando todos hubieron terminado, nos quedamos tendidas en el suelo de la tarima las tres, apenas podíamos hablar, o siquiera andar. Guille, Juan y otro hombre que no me acuerdo como se llamaba, nos cogieron en brazos y nos llevaron a un jacuzzi, que se había colocado en la parte interior de la nave. El agua caliente y las burbujas nos relajaron y repararon parte de nuestra fatiga. Tras ello y no recuerdo como nos llevaron a un hotel, dónde me desperté al día siguiente por la tarde. Estaba totalmente dolorida, no podía soportar el escozor de mi culo, que estaba totalmente irritado, y reventado. La dilatación, y el dolor me duraron varios días.
Aun no he vuelto a ver a Guille por la facultad, pero no me cabe duda que si algún día lo veo, nunca le podré agradecer lo suficiente por haberme dado la oportunidad de explorar mi sexualidad de una forma tan diferente, gozando como nunca antes lo había hecho, cambiándome el significado de la palabra sexo por completo.
 
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