El Encuentro de 3 Zorritas Viciosas

heranlu

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Delante de la Maja desnuda de Goya estábamos las tres zorras, que es lo que éramos, tres viciosas guarras disfrutando del sexo. Las tres preparadas para los machos que iban a buscarnos, porque yo había llamado a Arturo, un maduro amante que había conocido en Madrid ( Ver Dos caballeros de esta autora) y que le había ofrecido la oportunidad de tener tres putitas para jugar. Aceptó encantado y estábamos esperándole.

Las tres íbamos con medias negras de fantasía, Candela y yo con liguero, Susana enganchadas en un corsé que le levantaba las tetas sin necesidad de corpiño y le apretaba el vientre y hacía que fuera una bomba erótica, con la concha afeitada por nosotras que luego de hacerlo le habíamos comido bien comida. Las tres con faldas y sandalias con tacos, tres perras esperando.

Había sido una tarde noche en que acabé agotada de tanto sexo. Mis compañeras parecía que no tenían el concepto de la fatiga unida al placer, por eso había pedido refuerzos , así veía a Arturo y sus posibles amigos.

Candela era un perrita viciosa, le iba la marcha. Le había ordenado que me comiera el coño bien comido y se había esmerado. Mientras se masturbaba, su lengua me aró entre los labios, entró en mi concha y luego fue a deleitarme en el clítoris que estaba duro esperando la caricia. La había obligado a tumbarse y yo con las piernas abiertas alrededor de su cabeza me dejaba hacer cayendo de vez en cuando sobre su boca para que le costara respirar. Susana me sobaba las tetas, que tenían los pezones erectos. Yo con una mano le tocaba el conejo pajeándola.

- Susy..¡ con la boca!- le dije moviendo los hombros para que mis senos vibraran.

- Ahora...Elena pero vos sigue tocando mi violín.

Empezó a chuparme los pechos, lamiendo primero las montañas turgentes, después se centró en los pezones. Sabía dar placer, yo me esmeré en masturbarla. Me di cuenta que iba a venirse, los besos se convertían en mordiscos y de pronto estalló y yo también, mis movimientos convulsos golpeaban el rostro de Candela que se había vuelto una posesa moviendo la cara a un lado y otro sin dejar de lamerme y corriéndose .

- Ahora Susana vas a comer a Candelita y yo te voy a coger bien cogida como una yegua con el arnés como si fuera una poronga enorme.

Candela se había tumbado abierta de piernas, Susana se arrodilló y bajó la cabeza para poder lamer el coño de la andaluza, yo me puse el arnés de doble cabeza con mi punta dentro, dejando la mas poderosa para coger a Susana, que se había puesto con el culo en pompa. Le acaricié la puerta de su sexo, tiene la concha empapada, tanto que el pedazo de tranca le entró sin dificultad. Y empezó el dale y dale.

Candela me miró y comenzó a pellizcarse los pezones, se los estrujaba mientras Susana le devoraba el chumino. No chillaba, se mordía los labios para que yo viera que le gustaba el placer duro, que era un perra sumisa y un punto masoca. Yo seguí dando mete y saca a la argentina y sonreí malvada a la jovencita que quería jugar de perra con nosotras.

- Puta...perra...guarra...- le dije mirándola a los ojos y respondió apretándose y retorciendo los pezones.

El trozo de verga que tenía dentro me estaba llevando al final del camino, algo que también les ocurría a mis compañeras . Fue Candela la que chilló indicando que se venía, Susana temblaba con las oleadas de la corrida y yo me dejé ir. No supe cuando acabamos porque fueron no uno sino muchos los orgasmos que tuvimos hasta que nos quedamos temblorosas y abrazadas.

Les pregunté si querían unos machos y me dijeron que sí. Llamé a Arturo que nos citó en el Prado, lugar adecuado para una turista culta como la encantadora Susana. Me indicó que sería conveniente que fuéramos con faldas. Y allí estábamos viendo uno de los más famosos desnudos del mundo.

Arturo llegó, me saludó con un beso en la boca, sin meter la lengua pero indicando que no era solo un amigo, era un amante. Cuando le presenté a mis amigas las estudió sobándolas con la mirada. Luego las besó. La joven andaluza se restregó contra él, pidiendo que la usase.

- Chicas, ahora nos vamos. El coche con mi sobrino nos espera, pero les voy a pedir que vayan a los aseos y antes de salir me den sus braguitas. Irán más frescas de bajos.

Nos miramos divertidas y cómplices y fuimos para los baños. No había nadie, así que nos subimos las faldas y nos las quitamos. Las tres eran blancas, la de Candela apenas un hilo, las nuestras unas vedetinas. Nos dimos un beso antes de salir con nuestras prendas en el puño. Y se las dimos, las miró, las olió y dijo sonriente.

- Sois unas zorras que os mojáis mucho.

Candela se colgó de su brazo, Susana y yo les seguimos hasta salir del Museo, en un lateral frente a Ritz os esperaba un todo terreno blanco. Apenas llegamos bajó un joven, alto, fuerte, con una camisa azul clara y unos vaqueros que se le ajustaban mostrando un paquete enorme.

- Fernando, mi sobrino. Montad atrás. A casa a comer y a ...jugar

Entramos, Candela en el medio, los dos hombres delante y arrancó. No sabíamos a donde íbamos, yo tenía confianza en Arturo pero ellas tenían una mezcla de miedo y deseo que las excitaba más. Fue Susana la que se subió la falda y abrió las piernas. Desde el asiento delantero su concha quedaba a la vista por el retrovisor. La andaluza la imitó, con un añadido me agarró de la mano y me llevó a que la pajease.

- Arturo...¿ has visto lo putas que son mis amigas?

- Sí... Elena, en cuanto lleguemos a casa .

- Tenemos hambre- dije

- Jamón , queso y ...unas pollas para comer.

- ¡ Eso!...¡ SEXO!- aplaudió Susana.

Era un adosado en la carretera de la Coruña. El show de mis amigas durante el camino me había dado miedo por si algún conductor de bus, mas alto lo veía y perdía el control del vehículo, pero llegamos sin problemas al chalet.

Entramos en el salón y Arturo nos ordenó:

- Quitaros las blusas y las faldas.

Ansiosas les obedecimos. Estábamos incitantes sobre los tacos, con las medias bien estiradas, sujetas a los ligueros y al corsé, los coños a la vista, jugosos, pidiendo guerra. Mis amigas se movían insinuantes, me di cuenta que más que comida querían polla. Así que decidí hacer de directora de orquesta.

- Candela, en el suelo y a cuatro patas. ¿ Hay un pañuelo para taparle los ojos?

Arturo, viejo libidinoso lo estaba haciendo. La joven quedó expuesta, movía el culo como una perra contenta pidiendo guerra. Fernando no se había hecho esperar y se había bajado los pantalones y los calzoncillos. Y dejó a la vista una tranca de campeonato. Enorme, gorda, venosa y en alto. Susana cuando la vio, fue a por ella. Le abrazó pegándose a él como una lapa y le agarró la pija. Fue con ella en la mano hasta un sofá, se semitumbó con las piernas abiertas e hizo que aquella verga se colocara en la puerta de su vagina ansiosa.

- Fernando...¡CÓGEME!- le pidió.

El joven no se hizo rogar y le clavó la espada hasta la empuñadura. Y empezó a darle caña entre los gritos de éxtasis de la argentina.

Candela movía el culo pidiendo marcha, aproveché que Arturo se estaba desnudando para sacarle el cinturón. Le di un azote a la andaluza que respondió como una potra ansiosa. Le di dos mas. Y gimió pidiendo castigo. Fueron tres golpes más que quedaron como manchas rosas en sus nalgas morenas. Arturo no aguantó más y le metió la polla hasta dentro. La agarró del cabello como si fueran las riendas de una yegua y la puso al galope.

El show de mis amigas siendo folladas y chillando de vicio me tenía tan caliente que mis dedos buscaron mi clítoris y me empecé a pajear. Fue entonces cuando entró- Un morocho , grande, fuerte, joven, desnudo con una polla descomunal, tiesa, que apenas se movía cuando vino hacia mi.

- Soy Víctor, soy venezolano y amigo de la casa. Estás muy buena y muy cachonda. ¿ Como te llamas?

- Elena ...y hazme un favor. Túmbate en el suelo para que pueda empalarme en ese pedazo estaca que tienes.

- Será un placer satisfacer a tan encantadora mujer- contesto con una sonrisa de fauno.

Se tumbó en el suelo, la polla parecía una torre, tan alta, tan gorda, tan maravillosa. No lo dudé, puse un pie a cada lado de su vientre y me dejé caer disfrutando de como me iba llenando y dilatá

ndose la vagina empapada para recibir aquella polla. Me quedé clavada hasta el fondo. Era hermoso sentirse tan empotrada. Sus manos buscaron mis pezones erectos, los apretaron, una mezcla de dolor y placer unía mi coño y mis tetas. Le clavé mis uñas en el pecho y comencé a cabalgar. No tarde mucho en estallar en el primer orgasmo, y seguí . Sabía que era una gatita viciosa con dos amigas y unos machos poderosos que nos iban a dar gusto.
 
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