El despertar de un hijo

cuautemoc

Virgen
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Feb 22, 2010
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Hola, este relato no es mio, esta en la red con varios titulos y autores, se los recomiendo mucho y espero que lo disfruten, saludos:

[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Durante toda mi adolescencia vivÃ* de espaldas a la realidad familiar. Como adolescente creÃ* que en la negación de la familia iba a encontrar la manera de crecer como persona. Ignoraba a mi hermana a y mis padres como individuos y los veÃ*a como una presencia impuesta de la que tenÃ*a que huir. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Pero poco tiempo después de cumplir los diecisiete años mis padres decidieron separarse y de golpe me vi inmerso en una nueva realidad. La alteración de la rutina me hizo descubrir que yo también formaba parte de ese grupo que ahora se disolvÃ*a delante de mis narices. La ruptura y el juego de sentimientos me presentó ante mÃ* a unas personas que se debatÃ*an por preservar su parcela de existencia y de individualidad. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]La separación fue de mutuo acuerdo; sin violencia y sin trámites legales. Mi padre se fue a vivir fuera de casa y le acompañó mi hermana; con mi madre me quedé yo, no por una cuestión de sentimientos, sino porque pensé que viviendo con mamá tendrÃ*a más libertad de movimiento. De todas maneras me extrañó que mi hermana se fuera a vivir con papá. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]La verdad es que no conocÃ*a las razones de la separación, aunque no tardarÃ*a mucho en descubrirlo. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Desde hacÃ*a algunos años, en verano alquilábamos una pequeña casa en el campo en un pueblo de montaña muy cerca de Barcelona. AllÃ* solÃ*amos pasar la vacaciones y se decidió continuar haciéndolo sin necesidad de poner turnos de ocupación y sin que importara que alguna vez coincidiéramos los cuatro. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Un verano, estando mi padre instalado en el pueblo, coincidimos mi hermana y yo en Barcelona el dÃ*a antes de que ella se fuera también de veraneo con papá y le comuniqué que la acompañarÃ*a. Me dio la sensación de que no le hacÃ*a mucha gracia, pero quedamos en subir juntos en su coche. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]En aquel momento no entendÃ* a qué se debÃ*a aquella actitud. Mi hermana y yo siempre habÃ*amos sostenido una buena relación y no existÃ*a ninguna razón, que yo supiese, para aquella actitud. Pero no tardarÃ*a demasiado tiempo en ver que tenÃ*a que ver con la separación de mis padres. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Mi hermana, de diecinueve años durante aquel verano, y mi padre, de cuarenta y tres, eran amantes, mi madre lo descubrió y se rompió el matrimonio. Se separaron por la imposibilidad de continuar viviendo juntos ante la voluntad irrenunciable de ellos dos de seguir con la relación incestuosa. Se amaban y se deseaban y entre los tres decidieron que lo mejor serÃ*a que cada cual continuara su vida por el camino que habÃ*a escogido. Como ya he dicho, sin ningún trauma especial. Mi madre lo que no aceptó no fue el incesto de su hija -esto lo supe más tarde-, sino que esa relación se realizara bajo el techo familiar como si las relaciones sentimentales entre mis padres no se vieran afectadas por ello. Sencillamente se habÃ*a roto el matrimonio y no importaba, moralmente, la razón. Todo esto no lo supe ese fin de semana, sino más tarde cuando los propios implicados me lo contaron. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Ese fin de semana sólo asistÃ* a un panorama por un lado excitante y morboso y por el otro a una situación extraña en la que yo no pintaba nada, por lo que decidÃ* volver para Barcelona el domingo por la tarde. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Mientras tanto pude contemplar a escondidas escenas que me pusieron a cien y que me obligaron a masturbarme más en dos dÃ*as que en un solo mes. No hicieron ninguna exhibición delante de mÃ*. Las sesiones amatorias las guardaban para la noche, cuando suponÃ*an que yo dormÃ*a. Pero, de todas maneras, me sorprendió el aire deshinibido y de despreocupación de mi hermana. Se paseaba por la casa muy ligera de ropas. A veces con una camiseta larga, sin nada debajo, que no impedÃ*a que con cualquier movimiento se le viera el culo, o el coño cuando se sentaba en el sofá para mirar la tele. Yo les miraba de reojo y notaba una cierta complicidad mientras ella movÃ*a los muslos abriendo y cerrando las piernas ante mi padre. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Otras veces se paseaba por la casa sólo con un tanga, mostrando sus redondeces juveniles: un culo prieto y una tetas no demasiados grandes, pero sÃ* duras y firmes. Tanta exhibición , aparentemente familiar y cándida, me permitió ver en mi hermana lo que era: una mujer. Y me excitaba su presencia y sus carnes. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Me masturbaba a escondidas espiándola mientras tomaba el sol desnuda en la terraza; o tras la puerta del comedor mientras ellos ignoraban que yo miraba y ella jugaba a chuparse el dedo y a pasarlo sobre su coño abierto delante de mi padre. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Pero lo bueno llegaba por la noche. Desde el primer momento supe que dormÃ*an en la misma habitación y no me fue muy difÃ*cil poderlos observar durante sus largas folladas. CreÃ* volverme loco. Nunca hubiera pensado que unas escenas sexuales entre miembros de una misma familia pudieran excitarme tanto. No diré que allÃ* en la cama sólo eran un hombre y una mujer jodiendo porque el plus de morbo lo daba saber que eran padre e hija: mi padre y mi hermana. Se les veÃ*a joder con una pasión fuera de medida. Mi hermana chupaba con delección la polla de papá y éste saboreaba hasta el último rincón de su coño entre quejidos y ayes de placer. Follaban en todas las posiciones y se recreaban en llamarse explÃ*citamente papá e hija, señal inequÃ*voca del placer que les producÃ*a estar pervirtiendo el orden social. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Pasado el fin de semana volvÃ* a mi casa. Ya no pude sacarme de la cabeza el recuerdo de las imágenes vividas, que fueron motivo continuo de excitación y excusa para mis masturbaciones. Sin duda algo habÃ*a cambiado en mÃ*: el campo de referencias sexuales se habÃ*a ampliado y esto me llevó a ampliar mi curiosidad. Empecé a fijarme en mi madre como objeto de deseo. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Mamá contaba entonces con treintisiete años y aunque poseÃ*a un buen cuerpo, no era precisamente mi modelo de mujer. Pero eso no me importó lo más mÃ*nimo. En mi deseo no era prioritario ver en ella a la mujer de mi vida. Lo que contaba era exclusivamente el hecho de que era mi madre. Esta fijación me permitió ver en el desarrollo de mi vida familiar cosas que pasan desapercibidas cuando no son objeto de atención. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Una de ellas era que mamá no utilizaba nunca ropa interior. CaÃ* en la cuenta de ello espiándola, pero también lo confirmé al darme cuenta de que con la ropa tendida nunca habÃ*a bragas ni sujetadores. Este detalle me excitaba sobremanera especialmente si iba con ella por la calle y me imaginaba su desnudez bajo sus vestidos veraniegos o sus cortas faldas. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]A partir de aquel momento no perdÃ* ninguna ocasión para espiarla. La verdad es que a partir de entonces buena parte de mi vida la dirigÃ* hacia ese objetivo procurando no llamar la atención. Durante las primeras semanas mamá no era consciente del deseo que estaba despertando en mÃ*. Su comportamiento era absolutamente natural y vacÃ*o de toda provocación. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Empecé a relacionarme mucho más con ella. Procuraba acompañarla a todas partes y mantenÃ*amos largas conversaciones. Ella lo atribuÃ*a a la nueva situación familiar; a un deseo por mi parte de hacerle compañÃ*a y de equilibrar la descompensación por la ausencia de mi hermana. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Espiar a mamá en su intimidad fue muy sencillo. Vivimos en una casa antigua en la que todas las habitaciones tienen ventanas que comunican con las habitaciones contiguas, con lo que convertÃ* su dormitorio y el cuarto de baño en mis centros de observación. De todas maneras, me excitaba mucho más observarla en situaciones normales yendo y viniendo por el resto de la casa. Cualquier movimiento que hiciera mamá era aprovechado por mÃ* para contemplar su hermoso culo bajo sus cortas faldas u otras prendas. O sus tetas, insinuándose bajo las blusas o las camisetas de tirantes marcando siempre unos duros pezones. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]DescubrÃ* que mamá era una mujer caliente que se masturbaba asiduamente, en el cuarto de baño o por las noches en su habitación mientras yo, apostado en mi lugar de observación, hacÃ*a lo propio. Nunca habÃ*a alcanzado hasta entonces tan alto grado de excitación. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Un dÃ*a que fuimos de compras decidimos comprarnos unos bañadores nuevos. Escogimos unos en unos grandes almacenes y nos dirigimos hacia los vestidores para probarlos. La suerte se alió conmigo. HabÃ*a mucha gente y solamente quedaba uno libre. No hicimos ningún comentario y como si se tratará de la cosa más natural del mundo entramos los dos. Nada más cerrar la puerta mi excitación se desbordó. Ya me imaginaba a mamá quitándose el vestido que llevaba y quedándose totalmente desnuda delante de mÃ*. Y asÃ* fue. Sus manos levantaron la ropa y aparecieron ante mÃ* sus tetas, su culo y su coño limpios, como siempre, de toda lencerÃ*a. Pero, ¡qué sorpresa! Su coño ofrecÃ*a un nuevo aspecto que yo no habÃ*a observado hasta entonces. Lo llevaba totalmente depilado. ¡Qué delirio! Sus labios se abrÃ*an paso a través de su raja. Rosados y provocadores. ¡Madre mÃ*a! Y nunca mejor dicho. ¿Cómo iba yo a probarme el bañador desnudo delante de ella con la erección que llevaba encima. Pero me concentré todo lo que pude haciéndome el despistado y conseguÃ*, al menos, no mostrar una erección descarada. Nos colocamos distintos modelos y nos dimos el visto bueno a un par de ellos. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Ya tenÃ*amos los bañadores. Ahora tocaba ir a la playa y asÃ* lo hicimos al dÃ*a siguiente. Claro que esa noche me quede seco de masturbarme espiándola como casi cada dÃ*a y reviviendo las imágenes de la mañana. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]En la playa toda contemplación de los cuerpos semidesnudos se realiza con mayor naturalidad y es más fácil dominar la excitación. Mamá lucÃ*a uno de los nuevos bañadores. Un pequeño tanga que dejaba sus espléndidas nalgas al descubierto mientras sus tetas se dejaban acariciar libremente por el sol. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Cuando mamá se empezó a poner crema protectora vi la luz. Me ofrecÃ* a ayudarla para untarle la espalda. Mamá se echó sobre la toalla y por primera vez pude acariciar el cuerpo deseado. Pasé mis manos temblorosas de excitación por su espalda y por sus piernas y me dije "aprovecha la excusa, ahora o nunca". SubÃ* las manos por las piernas y acaricié su culo con parsimonia. La unté entre los muslos rozando su coño pero sin excederme. VolvÃ* a la espalda y acaricié los laterales tocando sus tetas. Ningún sobresalto. Mamá me dejaba hacer. Más aún, un leve movimiento de su cuerpo me permitió alcanzar una de sus tetas en toda su superficie y pude sentir su pezón crecer y endurecerse al contacto de mis dedos. Puedo asegurar que todo mi cuerpo temblaba. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]La mañana transcurrió de la manera más natural. Tomamos el sol, nos bañamos y hablamos sin mencionar nada de lo ocurrido. Comimos pronto y decidimos volver. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Una vez en casa mamá se dejó caer en el sofá. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-La playa me agota. Creo que haré una siesta. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Se echó a lo largo del sofá y a los pocos minutos ya estaba dormida. Con el movimiento y dado lo corto que era el vestido que llevaba su coño y su culo quedaron al descubierto. Fue una hora larga de contemplación. Casi el tiempo que duró la paja que me hice sentado en el suelo con la cara a dos palmos de sus carnes desnudas. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Cuando se despertó yo ya no estaba ante su presencia para evitar sospechas y el resto del dÃ*a transcurrió con normalidad. Con la "normalidad" imperante. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Volvimos a la playa en diferentes ocasiones y en todas ellas se repitieron mis caricias sobre el cuerpo de mamá con la misma excusa de la crema protectora. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Pero un dÃ*a la situación cambió radicalmente. Volvimos de la playa como siempre. Me duché primero y me fui a mi habitación a leer. Después se duchó mamá. Al cabo de un rato oÃ* la voz de mamá acercándose hacia mi habitación. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-¿Puedes ayudarme un momento? [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-SÃ*, claro -respondÃ* yo en el preciso instante en que mamá entraba totalmente desnuda. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-Ponme crema hidratante por la espalda, por favor -me pidió ante mi expresión de desconcierto y sorpresa-. ¿Qué te pasa, no es la primera vez que me ves desnuda? Anda, ponme la crema. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Mamá me dio el tubo de crema y se tumbó sobre mi cama, boca abajo. Me puse de rodillas a su lado y empecé a untar su espalda. SeguÃ* el mismo rito que estando en la playa. Me entretuve en su espléndido culo, pasando las manos por su entrepierna pero esta vez sintiendo el calor de su coño desnudo. VolvÃ* a sentir el tacto de sus tetas y de sus pezones y juro que temblaba y sentÃ*a que mis pies estaban sobre el abismo, a un paso de transgredir el mas prohibido de los tabúes. De nada servÃ*a lo asumido que yo pudiera tener que mi madre era mi objeto de placer. Era mi madre y en lo más profundo de mi ser algo me decÃ*a que las cosas no estaban en su sitio. Pero el deseo me tenÃ*a pegado a su piel, aunque un cierto pudor me impedÃ*a tomar ningún tipo de iniciativa. RepetÃ*a una y otra vez los mismos actos de cada dÃ*a en la playa. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]En pleno éxtasis, mi madre se dio la vuelta ofreciéndome lo mejor de su humanidad. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-Vamos, continúa por delante, como si fueras un profesional del masaje -dijo mamá con los ojos cerrados, eludiendo mi mirada y sin darme tiempo a abrir la boca. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]No me lo podÃ*a creer. ¿Era posible que se estuviera tomando aquella situación como un acto sin consecuencias, como si yo no fuera su hijo sino su masajista? La verdad es que en mi mente no habÃ*a posibilidad de reflexión. Aquello era demasiado maravilloso e irreal como para no aprovecharlo. ¿Quién quiere despertar de un sueño maravilloso? [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Continué poniéndole la crema pero ahora no me atrevÃ*a a tocarle los pechos; me parecÃ*a demasiado directo, demasiado premeditado. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-Venga, hombre, por todo el cuerpo, si no va a servir de nada -me invitó como si presintiera mis dudas. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Y a ello fui. Acaricié sus tetas y sus duros pezones y ante mis caricias intuÃ* un ligero espasmo en su cuerpo. Algo muy suave y relajado, como un ligero estremecimiento continuado. ProseguÃ* por su vientre y salté a sus piernas. Al subir hacia los muslos volvÃ* a acariciar su entrepierna y su suave y depilado pubis. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-¿Qué te parece mi coño pelón; a que resulta seductor? -dijo de repente mamá después de muchos minutos de silencio. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Yo no sabÃ*a si aquello era una pregunta retórica o si debÃ*a responder alguna cosa. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-¿Qué me dices? -insistió. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-¿Oh, sÃ*! Es realmente muy tentador -le respondÃ* sin saber muy bien qué decÃ*a y justo en el momento en que ella abrÃ*a un poco más sus piernas y me mostraba su sonrosada abertura. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Era de vértigo; literalmente de vértigo. Pero mis manos continuaron con el masaje y me atrevÃ* a poner toda la palma sobre su coño y me entretuve en él arriba y abajo, arriba y abajo, arriba y abajo… [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]En ese momento perdÃ* el mundo de vista. Cerré los ojos. Un estremecimiento subió desde la punta de mis dedos, recorrió toda mi columna vertebral y eyaculé dentro de mi pantalón corto en el instante en que noté un silencioso y prolongado espasmo de mamá. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Me quedé sentado a su lado y tras una breve pausa, mamá se levantó. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-¡Oh, qué bien. Qué relajante y tonificante! Gracias hijo -y se fue de la habitación como si nada. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]"Gracias hijo". Gracias de qué, pensaba yo. No sabÃ*a qué habÃ*a pasado, de verdad. Me quedé allÃ* sentado, seguramente con cara de tonto; extenuado, vacÃ*o y desconcertado. ¿Qué habÃ*a pasado realmente? ¿HabÃ*a sido una invitación al placer; una provocación descarada, o el azar y la familiaridad recién estrenada nos habÃ*a llevado a ese desenlace? [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Mamá se habÃ*a marchado como si no hubiera pasado nada; al menos nada que no estuviera bajo control. Pero ahora yo, en la soledad de mi habitación, ignoraba a qué atenerme. PersistÃ*a esa sensación de vértigo, de haber traspasado una frontera prohibida. Una sensación parecida a la que experimenta el niño que comete una travesura a escondidas y teme ser descubierto consciente de haber obrado contra las normas y presiente la severidad del castigo. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Cuando llegó la hora de la cena, comimos en silencio. ¿Qué hubiera podido decir yo? ¿Qué papel me tocaba jugar? Estuve toda la tarde reflexionando intentando saber el porqué me sentÃ*a asÃ* si habÃ*a conseguido mi objeto de placer. No habÃ*a tenido ningún problema moral durante todos los dÃ*as anteriores. Espiaba a mamá sin pensar que en ello hubiera poca cosa más que un juego onÃ*rico e individual. HabÃ*a una distancia real entre el objeto deseado y yo. Incluso las sesiones de crema en la playa formaban parte de ese juego. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]ExistÃ*a contacto fÃ*sico; sÃ*. Pero estábamos en un lugar público realizando una acción que otras personas también practicaban de forma natural. Aunque yo me atreviera a ir un poco más allá, nadie podÃ*a juzgar mi actitud. Era otra vez un juego individual, aunque ahora me permitÃ*a hacer trampas. Seguramente tampoco podÃ*a ser juzgado por mamá, puesto que mi transgresión podÃ*a ser inocente. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]No pensé, tampoco, que en aquellos mismos instantes mi padre y mi hermana convivÃ*an maritalmente bajo el mismo techo, disfrutando de sus cuerpos en libertad. No pensé en que aquella situación era pareja a la mÃ*a, o que, al menos lo debió ser en su inicio. Ellos eran el "otro" y, por la propia educación que habÃ*a recibido, no estaban sujetos a ningún juicio por mi parte. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Esa tarde, la diferencia radicaba en la complicidad; en que era un juego a dos, en el que uno era yo, sin unas normas claras. Encerrados entre cuatro paredes: recluidos en el gran útero. Con todo el mundo vigilante en el exterior; vigilando que se cumplieran las normas atávicas que sustentan el buen orden de las cosas: no robarás, no matarás, no desearás a la mujer del prójimo. Otra vez el miedo a ser descubierto: saldremos a la calle y todos leerán en nuestras caras el pecado. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Pero más aún. ¿Se pude volver a decir mamá; esa palabra que es poco más que un balbuceo infantil arrastrado desde nuestros primeros dÃ*as y que pronunciamos con la misma indiferencia que la palabra "mesa"? Si la enunciaba en mi interior, mientras masticaba y deglutÃ*a la cena, la simple palabra se llenaba del contenido embargado por el uso cotidiano. El dilema estaba en cómo se puede compaginar el uso de tal palabra con la presencia de la mujer, con el deseo y con el instinto irracional. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Entre reflexiones fue pasando el resto de la cena con el mismo silencio con que se inició. Nos sentamos en el sofá a ver la televisión. Miré la pantalla sin ver nada. Sólo pensaba y pensaba. ¿Qué iba a ser de mÃ*, de nosotros? Durante todos los dÃ*as anteriores me habÃ*a quedado claro -o al menos eso sentÃ*a-, que deseaba a mamá y ahora dudaba. Dudaba de mÃ*, del papel que jugaba; de si era todavÃ*a un juego o nuestras vidas entraban en otra dimensión. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Y, entre dudas, la voz de mamá me devolvió a la realidad. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-Buenas noches, hijo. Me voy a la cama. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-Adiós, mamá. Buenas noches. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Y la palabra "mamá" quedó flotando en el aire durante unos instantes. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Me levanté al poco rato y me dirigÃ* hacia mi habitación. Quizá el sueño borrarÃ*a dudas y me darÃ*a fuerzas para afrontar la situación. Me lavé, me desnudé y me tumbé sobre la cama con la intención de dormir. En seguida vi que iba a ser imposible. Me senté apoyando mi espalda contra el respaldo de mi cama y por primera vez me volvió la imagen de mi madre mujer. Vi pasar en mi mente la pelÃ*cula de toda la escena con mamá. No sentÃ* ningún disgusto, al contrario; me gustó recordarlo y volvÃ* a sentir el tacto de su piel en mi mano. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Fue en ese momento que oÃ* la puerta de la habitación de mamá, vino hasta la mÃ*a y se paró en la entrada. Su cuerpo desnudo quedaba perfectamente definido por el marco de la puerta. Nos miramos fijamente a los ojos. Me alegró tanto verla que sonreÃ*. Ella me devolvió la sonrisa y su complicidad me despertó mis sentidos y mi polla empezó a crecer ante su presencia. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Acercó sus pasos hasta los pies de mi cama y se subió a ella de rodillas, avanzando hacia mÃ* con movimientos lentos y gatunos. Cuando nuestras caras estuvieron frente a frente nos abrazamos y nos besamos cálidamente. Mis manos se posaron sobre su piel y recorrieron su cuerpo con toda libertad. Ahora sÃ* sintiendo su tacto con todos los sentidos despiertos. La acaricié con avidez, con deseo y ella devolvÃ*a mis caricias mientras nuestras lenguas se buscaban la una a la otra. Me acariciaba la polla. Yo buscaba su clÃ*toris, mis dedos jugaban con sus labios vaginales y se los introducÃ*a en el coño. LamÃ* sus pechos y sentÃ*a crecer sus pezones en mi boca. LamÃ* y besé todo su cuerpo, su coño, que llenaba mi boca de jugos mientras sus movimientos de pelvis evidenciaban su placer. Ella hizo lo mismo con mi polla: la besó y la chupó con deseo mientras su mano jugaba en un rÃ*tmico movimiento masturbatorio. Se separó un poco de mÃ* dejando mi erección apuntando hacia el techo y, lentamente se fue sentando sobre mÃ*. Como en cámara lenta, mi polla se fue introduciendo en su coño, poco a poco; poco a poco… [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Tocamos el cielo con las manos. Qué dulzura, qué tibieza. Estar dentro de ella era cobijarse en el mejor de los refugios. La vuelta al útero materno. El reencuentro con el placer infantil y maternal de los primeros meses de vida. Jugamos durante toda la noche dándonos placer. Sus orgasmos inundaban la estancia y yo retrasaba mi eyaculación para evitar que la relajación y la laxitud melancólica rompiera la magia de ese instante sublime. Pero ese momento llegó. Coincidiendo con su último orgasmo, me vacié dentro de ella devolviéndole parte de la vida que ella me habÃ*a dado. CaÃ*mos rendidos sobre el colchón y nos quedamos dormidos hasta el mediodÃ*a siguiente. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Me desperté pegado a su espalda, con mis manos abrazándola por delante sobre sus pechos. La bese sobre los labios. Ella se despertó, estiró su cuerpo y viendo el sol que se introducÃ*a en la habitación a través de las rendijas de la persiana, dijo: [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-Hace un dÃ*a espléndido para ir a la playa, ¿verdad? [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-Sin duda. Cuando quieras. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]-Pues venga. Recojamos nuestras cosas y aprovechemos lo que queda de mañana. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Después podemos ir a comer a un buen restaurante. Y si te apetece, este fin de semana podrÃ*amos subir a la casa de veraneo. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Tras un breve silencio nos miramos y emitimos una sonora carcajada tras su propuesta. [/FONT]
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]Con el tiempo y el paso de los meses… Bueno, el resto darÃ*a para contar varias historias. Sólo cabe decir que, para bien de los dos -y lo digo con conocimiento de causa-, siempre hemos tenido una cosa muy clara: nuestra relación es una extraña prolongación atÃ*pica de la vida familiar. Lo digo porque no existe ningún tipo de fijación enfermiza: nos queremos muchos -nada serÃ*a posible sin esta premisa-, pero no estamos enamorados; no hemos encerrado nuestras vidas en un callejón tortuoso sin salida. El sexo entendido exclusivamente como placer es un juego. Nada inocente, si se quiere, pero sólo un juego. [/FONT]
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