El Amor de una Nieta 002

heranlu

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Se fue a lavar y luego regresó. En ese momento, oyó como su madre regresaba del supermercado. Se acercó a la oreja de su abuelo

-Ahora voy a mi cuarto a hacerme una pajita recordando mis tetas llenas de tu leche.

Le dio un suave beso en los labios y se marchó directamente a su cuarto. Se acostó en la cama y se masturbó con furia. Se corrió varias veces. Le sensación y la visión de sus tetas siendo bañadas en el semen de su abuelo la hacía estremecer una y otra vez. Y se convenció de que no eran casualidades. El cuerpo de su abuelo respondía cada vez más.

Su madre tocó a su puerta.

-Susana, Susana.

-Dime, mami.

-Tu abuelo...ya...ya hace sonidos...y parece que se mueve algo más. Es maravilloso

-Sí. Lo es mamá. Lo es

Su padre llamó al médico que llevaba a su abuelo y esa tarde lo examinó a fondo. Luego los llevó a parte. Susana estaba presente.

-Bueno, don Ignacio. No quiero que tengan falsas esperanzas. Pero he notado un cambio muy positivo en el estado de su padre. No puede hablar, pero ya emite algún sonido voluntario. Y algunos de sus músculos empiezan a responder. Aún es pronto para saber hasta donde llegará, pero..le seré sincero. No tenía esperanzas de que mejorara nunca. Con gran alegría les digo que me equivoqué.

Los tres lloraban oyendo las palabras del doctor.

-Se los repito. Ha mejorado. Pero puede que no siga a más. Les ruego que no esperen milagros.

"Sí que va a mejorar. Yo me encargaré de que mejore" - pensó Susana.

-Gracias doctor. Muchas gracias. No sabe lo que esos pequeños detalles significan para nosotros.

Susana no cabía en sí de gozo. Deseaba que sus padres se fueran para poder seguir con sus 'curas'.

Su oportunidad llegó la tarde del día siguiente. Cuando se quedó sola, enseguida fue a ver a su abuelo. Sus miradas se encontraron.

-Hola abuelo.

Le dio un besito en los labios, mientras su mano se metía por debajo del pijama y acariciaba la polla. Le encantaba sentir como se endurecía en su mano. Se quitó la blusa y sus tetas quedaron desnudas a la vista de su abuelo. En su polla notó que le gustaban.

-Tócalas, abuelo. Tócame las tetas. Verás que duritas son.

-Mmmmmm.

Juan intentó por todos los medios mover sus manos, peor seguían sin responder. Susana volvió a ver la frustración en sus ojos.

-Tranquilo....no pasa nada..poco a poco...poco a poco.

Susana se acercó a él, y acarició su cara con sus tetas. Se rozó contra su rostro.

-Siéntelas, abuelo..Seguro que algún día las podrás acariciar con tus manos.

Aquel roce endureció sus pezones. Cuando se separó, tuvo la impresión de que la cabeza de su abuelo se levantaba un poco, como no queriendo que se separa de él.

-Abuelo..tu cabeza- dijo llena de alegría-la has movido.

Juan abrió los ojos. Era cierto. Su cuello había respondido. Lo intentó otra vez. Le costó, pero la movió un escaso centímetro. Un escaso centímetro que para él fue como si hubiese coronado el Everest. Aquella maravillosa mujer, su nieta, lo estaba reviviendo por momentos.

-Más...súbela más, abuelo. Sé que puedes. Inténtalo.

Lo volvió a intentar. Pero no conseguía más que ese centímetro. Entonces a Susana se le ocurrió una idea.

-Abuelo...¿Sabes una cosa? Nunca he ...chupado una polla. ¿Quieres que te haga mi primera mamada?

-MMMMMMM...MMMMMMM

parpadeo de ojos. Sí, sí, sí, siiiiiiiiiiiiii

-Buen si quieres que te chupe la polla, tendrás que mirarme. Me la pasaré por la cara, y si tus ojos se clavan en los míos, me la meteré en la boca.

-MMMMMMMMMMM

El corazón de Juan latía con fuerza. Su nieta empezó a bajar y la dejé de ver. Sintió que llegaba a su polla. Sintió que su polla era acariciada por algo cálido y suave. Era la linda carita de Susana. Se pasaba la polla por la cara, y él no podía verlo.

-Mírame, abuelo. Me estoy pasando tu polla por la cara. Te le quiero chupar. Quiero hacerte una buena mamada. Pero tienes que mirarme. Mírame

Susana llevó una de sus manos a su coño. Estaba muy cachonda. Le gustaba pasarse la dura polla por la cara. Y la idea de metérsela en la boca la tenía loquita, a tal punto que si aunque él no lo consiguiese, lo haría. Se empezó a frotar el clítoris, y a gemir.

-Agggg abuelito..me estoy tocando el coñito. Estoy muy cachonda...deseo chuparte le polla. Deseo que te corras en mi boca y tragarme toda tu lechita..Por favor..mírame...Mírame.

Juan empezó a mover el cuello...Subió ese centímetro. Con un inmenso esfuerzo siguió..Otro centímetro más. Y luego otro. El esfuerzo era inmenso. Su frente se perló de sudor. Susana vio como la cabeza de su abuelo subía lentamente. Veía en sus ojos el tremendo esfuerzo que él estaba haciendo.

-Un poco más, abuelo. Ya casi me puedes ver. Mira como me acaricio con tu polla...venga abuelo...sólo un poco más....

Mirando hacia abajo, Juan empezó a ver el cabello de Susana. Un esfuerzo más....su frente...Un poco más. Sólo un poco más. Emitió un grito desgarrador que no se oyó y su cabeza subió más. Sus ojos quedaron clavados en los de su nieta, que con la cabeza entre sus piernas, le sonreía. Tenía su polla agarrada con una mano y se la pasaba por la cara.

Sólo pudo aguantar unos segundos, y su cabeza cayó en la almohada. El esfuerzo había sido titánico, pero lo había conseguido. Quedó agotado, pero lo había conseguido.

-Ummm abuelito...sabía que lo ibas a conseguir. Lo sabía.

Algo caliente y húmedo recorrió su polla. Era la lengua de Susana. Iba a cumplir su promesa. Iba a chuparle la polla.

-Mmmmmm..S..na...

-Sí abuelo, soy Susana...y te voy a chupar la polla. Te lo has ganado.

Se la chupó un rato por fuera antes de metérsela en la boca y empezar a chupar. Actuó por instinto. Él no podía decirle como hacerlo, así que se dejó llevar. Con la mano lo masturbaba mientras chupaba con la boca. Le pasaba la lengua alrededor del grueso capullo antes de volver a metérsela en la boca. Y no dejada de frotarse el coño, de meterse dos dedos en la vagina, de acariciar su clítoris.

Juan gozaba con los ojos cerrados de la íntima caricia que su nieta le estaba haciendo. Pero necesitaba volver a verla. Quería verla con su polla en la boca. Volvió a empezar a subir su cuello. Era duro, pero le fue más sencillo que la primara vez.

Ella era tan linda. Y la imagen de verla con su dura polla en la boca tan erótica. Aguantó lo que pudo hasta que la cabeza volvió a caer en la almohada. El placer que sentía era tan maravilloso. El amor que sentía por su nieta eran tan especial. No era sólo el amor de un abuelo a su nieta. No era sólo el amor de un hombre a la mujer que le daba placer. Era más. Mucho más. Era el amor de un hombre que estaba volviendo a la vida poco a poco gracias a esa mujer.

-MMMM S...na...Su..sa...naa..

Ella oyó claramente como pronunciaba su nombre. Y sintió claramente como la polla se ponía rígida entes de explotar dentro de su boca. Potentes chorros espesos se estrellaron contra su paladar y luego caían sobre su lengua. Su boca se fue llenando y empezó a tragar, como había prometido. Susana estalló también mientras el salado y algo amargo semen de su abuelo bajaba por su garganta hacia su estómago. Fue uno de los mejores orgasmos de su vida. No por su intensidad, sino porque fue compartido con su abuelo.

Siguió lamiendo la polla que empezaba a aflojarse, dejándola sin rastros de semen. Luego miró a su abuelo. Él lloraba otra vez.

-¿Estás bien, abuelo?

-S..s.sí....gra...ci..as....

A Susana se le saltaron las lágrimas también. Lo abrazó con fuerza.

-De nada abuelito. De nada...Es maravilloso...Ya casi puedes hablar....

-Es...por....ti.

Estuvieron un rato abrazados. Luego ella se vistió y dejó todo arregladito.

La mente de Susana discurría nuevas formas de actuar. Observó que el cuerpo de su abuelo respondía con pequeños pasos. Primero fueron los dedos de sus pies, luego su espalda. Ahora su garganta y su cuello. No podría pedirle grandes cosas. Irían parte a parte. Planeó la siguiente cura. La siguiente vez intentaría que moviera los dedos de sus manos.

No tuvo que esperar mucho. Al día siguiente sus padres la dejaron al cuidado de su abuelo nuevamente. Se dieron cuenta de que a ella no le importaba. Que parecía contenta de poder ayudar. Además, desde que la cuidada ella, el abuelo mejoraba día a día.

-Susana es una chica estupenda - le decía a menudo su madre a su marido.

-La mejor. Tenemos mucha suerte. Nadie cuida a su abuelo como ella. Y lo hace con gusto.

Susana entró. Con alegría comprobó que su abuelo movía un poco la cabeza hacia ella. Y juraría que en sus labios se esbozaba una sonrisa.

-Hola abuelo. Qué alegría verte..¿Me estás mirando?

-Sí...Su.sa.na..

Se acercó a la cabecera de su cama y acarició su frente. Definitivamente, aquellos labios estaban sonriendo. Los besó. Sintió que le devolvían el beso con suavidad.

-Me gustó mucho chuparte la polla, abuelo. Ummmm tu lechita sabía...rara...pero me gustó. Quiero más. ¿Me darás más?

-Sí...eres...eres....

-Shhhhh calla...Yo ahora no importo. Importas tú.

Cuando su mano llegó a la polla ya estaba dura.

-Vaya...ya tienes la polla dura...¿Es que me esperabas, pillín?

-Sí.

La sonrisa de él se hizo más evidente.

-Chuparte la polla me puso tan caliente que me toqué el coñito mientras te la mamaba. Me corrí contigo. Nos corrimos los dos. Fue muy especial para mí.

-Oh..Susana...Susana...

-Me gusta sentir tu polla así, dura en mi mano. Me pone ..cachonda, abuelito. ¿Quieres ver lo cachonda que estoy?

-Sí...sí...qui..ero.

Ella llevaba una corta faldita. No llevaba bragas, pues de antemano ya sabía lo que iban a hacer. Se acercó de manera que, cogiendo una de las manos de su abuelo, pudiera llevarla con comodidad debajo de su falda. La llevó, con la palma hacia arriba, hasta los labios de su coño. Le pasó los dedos.

-¿Notas lo mojadita que estoy? Es por ti, abuelo. Mi coñito se moja por ti.

-Oh...está..mo..jado.

-Ummm, si...muy mojado.

Con una mano Susana sostenía la mano de su abuelo contra su sexo. La otra mano agarraba la polla.

-Hazme una pajita, abuelo. Dame gustito como yo te lo doy a ti.

-No...pue..do.

-Sí que puedes. No podía moverte y ya puedes. No podías hablar, y ya puedes. Por favor...¿No notas lo cachonda que estoy?..Hazme una pajita, abuelo...hazme correr con tus dedos.

Ella movía su mano a lo largo de la polla. Arriba, abajo, lentamente. No quería que se corriera antes de que lograra mover sus dedos.

-Aggg abuelito...tócame...si lo haces tu hará otra mamada...me volveré a tragar toda tu lechita...abuelito.....tócame....

Algo se movió contra su coñito. Fue algo casi imperceptible. Otro movimiento. Y otro. Eran como sacudidas. Los dedos se movían.

-Ummmm ya los siento, abuelito...ya siento tus dedos en mi coñito..sigue..sigue...

Juan ordenaba con todas sus fuerzas a sus dedos que se movieran. Sólo obtenía torpes movimientos. Pero eran movimientos. Siguió y siguió, y cada vez sus dedos respondían mejor. Sentía la suavidad de los labios vaginales de Susana. Su humedad, su calor. Y su mano en su polla. Notó algo que sobresalía. Era su clítoris. Lo tocó. Lo acarició.

-Aggggg que rico abuelito..sigue por favor...me estás dando mucho gustito...Hazme correr...abuelito...

Aunque los movimientos de los dedos eran un poco torpes y no muy acompasados, el hecho que se fueran los dedos de su abuelo proporcionaba a Susana un gran placer.

Acercó su boca a la dura polla y se la metió en la boca, empezando una lenta mamada. Cerró los ojos y disfrutó de la caricia de su abuelo, de la sensación que la polla le daba dentro de su boca.

-Ummm Susa..na..que...placer...mi...mi...amor..

Poco a poco los dedos empezaron a responderle mejor. La acarició mejor. La hizo gemir con fuerza. Levantó la cabeza y miró como ella, con los ojos cerrados, le chupaba suavemente la polla. Adoraba a su nieta. La vida volvía a él gracias a ella.

Susana se sacó un momento la polla.

-Abuelito...me vas a hacer correr....sabía que podrías...lo sabía...sigue...sigue..sugueeeeeeeee

El primer orgasmo producido por otra persona la hizo estremecer de placer. Su abuelo lo había conseguido. Su cuerpo se tensó y el placer atravesó su cuerpo. Los dedos de su abuelo se llenaron de los jugos que su sexo expulsaba.

Para Juan fue maravilloso poder mover otra vez los dedos. Pero en ese momento lo que más le llenó fue el estar devolviéndole a su nieta parte del placer que ella le había dado todos estos días. Sentirse estremecer junto a su cuerpo. Sentir sus dedos llenarse de sus jugos

El orgasmo se fue alejando, el cuerpo de Susana relajándose.

-Ummm que rico, Abuelo...que rico.

Sin soltar su polla, se acercó a su cara y lo besó en la boca. Este beso fue especial. No solo pegó sus labios. Los abrió y sus lenguas se encontraron.

-¿Me das mi premio, abuelito?

-¿Qué..quieres?

-Tu lechita en mi barriga. ¿Me la darás?

-Claro...ummmm Susana....eres..maravi..llosa.

-Pero tienes que mirarme.

-Lo haré. Pero no puedo aguantar tanto tiempo así.

-Oh, tienes razón. Perdona. Además, la cura de hoy ya la hemos hecho. Has movido tus dedos.

Susana le puso una almohada debajo de su cabeza, para que la pudiese ver sin hacer ningún esfuerzo. Basta por hoy de ejercicios.

-Ahora te voy a chupar la polla sólo por placer, abuelito. Disfruta.

-Susana...te..quiero...mi vida.

-Y yo a tu, abuelo. Mucho.

Gracias a la almohada Juan podía mirar a su nieta sin problemas, cómodamente. Vio como ella apartaba sus aún dormidas piernas a los lados, dejando entre ellas un hueco en donde se tumbó, boca abajo, con su linda cabecita entre sus piernas. Se acarició la cara con la polla.

-Me encanta pasarme tu polla así tan durita por la cara. ¿Y a ti? ¿Te gusta ver tu polla en mi cara?

-Ummmm mucho Susana...eres tan...hermo.sa

La mamada fue lenta, larga, suave, sin dejar de mirarse el uno al otro. La gran excitación a la que lo había llevado hacía que la polla no dejase de producir un transparente líquido que Susana recogía con su lengua, saboreándolo.

-Aggg cariño..no pue..do...más...necesito...acabar...

Susana se metió la polla en la boca y empezó a mover su cabeza arriba y abajo. En menos de 10 segundo su abuelo se la llenó de tal cantidad de hirviente semen que no se lo pudo tragar todo y parte se le escapó entre los labios y bajó por la polla. Las piernas de Juan, que estaba abiertas, se tensaron gracias al fuerte orgasmo, aprisionando a Susana entre ellas, que con cara de felicidad tragaba el cálido semen de su abuelo.

Y esta vez Juan sí que gritó su placer.

Siguió un rato más con la polla en la boca, y luego la soltó al irse empequeñeciendo. La cara de su abuelo era de pura felicidad.

Lo recompuso todo, dejándolo en perfecto estado de revista, pero se olvidó la almohada que le había puesto debajo de la cabeza.

Más tarde, cuando sus padres llegaron y lo vieron con la almohada, la llamaron.

-Susana..¿Por qué le has puesto una almohada a tu abuelo? Estará incómodo.

-Bueno...el me lo pidió.

Su padre la miró, extrañado

-Quizás no entendiste bien sus señas - le contestó.

-¿Señas? No me hizo señas. Me lo dijo.

-Susana, por favor.

-¿Verdad abuelo?

-Es ver..dad..Ig..nacio...Yo..se l..lo..pedí

Su padre y su madre se quedaron congelados, sin decir palabra. Sin poder creer que habían oído a Juan hablar. Cuando lo abrazaron, llorando como magdalenas, Susana los dejó. Tenía una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando sus padres volvieron al salón, aún seguían con los ojos llorosos. La abrazaron con fuerza.

-Gracias gracias gracias mi vida.

-¿Por qué , papá?

-El abuelo nos ha contado que estar contigo lo ha ayudado mucho. Que le pides que haga cosas, poco a poco. Y que él se esfuerza. Que gracias a ti a sacado fuerzas de no sabe donde. Que gracias a ti ha mejorado.

-¿Eso a dicho? - También tenía lágrimas en sus ojos.

-Si mi amor. Te quiero

Que feliz era Susana. Quería tanto a su abuelo. Y él decía eso de ella. Se propuso seguir adelante, conseguir lo máximo posible. Ya hablaba. Podía mover los dedos de las manos y de los pies. Su próximo objetivo sería que moviera sus brazos.

Se puso a pensar en la mejor manera de hacerlo. Y tuvo una idea. Una idea que la excitó enormemente. Puso manos a la obra y fue a comprar una cosa que necesitaría. Pasó mucha vergüenza al comprarlo, y eso que cambió de barrio.

La ocasión se presentó dos días después. Cuando se quedó al fin sola, lo preparó todo. Fue al cuarto de su abuelo. Él ya la seguía con la cabeza.

-Hola abuelo. Estamos solos.

-Hola pre..ciosa.

-Hoy va a ser una tarde especial, abuelo. Muy especial. Para ti y para mí.

Mirándolo a los ojos se empezó a desnudar, quedando delante de él. Vio que su polla formó un gran bulto en su pantalón.

-Ummm, veo que te gusta mi cuerpo, abuelo.

-Eres...la cosa..más..lin..da...del..mundo.

Se acercó a él y le bajó los pantalones hasta las rodillas. Cogió la polla con la mano.

-Abuelo...nunca he estado con un hombre...soy virgen..Y deseo que tú seas el primero. ¿Te gustaría follarme abuelito? ¿Quieres follarme?

-Oh..Susana..no tiene..que...hacer..eso.

-Pero lo deseo. Quiero que tú seas el primero.

Le enjuagó dos lagrimas de los ojos. Le sonrió.

-¿Quieres?

-Mi vi..da..Claro que..quiero...claro que quiero.

Susana se agachó y sacó algo del bolsillo de su pantalón. Era un preservativo.

-No veas lo que me costó comprarlos, jaja.

Se subió encima de la cama, poniéndose sobre su abuelo, con sus piernas a ambos lados de su cuerpo. Abrió el condón y se lo puso. Empezó a tocar la plastificada polla para que no perdiera dureza. Se acercó hasta que la polla rozaba su pubis. Lo miró.

-¿Quieres follarme?

-Dios mío..sí.

-Ummmm y yo...tengo el coño casi goteando de deseo....De deseo de sentir esta polla entrando dentro de mi. Pero....

-¿Pe..ro..qué?

Si quieres follarme, tendrás que alargar las manos y acariciar mis tetas.

-No puedo..no puedo

-Sí puedes. Sé que puedes. Hazlo. Si me quieres follar, hazlo.

Juan alargó los brazos. Sólo se movieron los dedos.

-Hazlo. Cójeme las tetas. Cojéeme las tetas y fóllame.

Lo intentó otra vez. Los brazos se movieron un poco.

-¿Ves? Su puedes. Más. Más

Otro poco. Y luego otro. Lentamente subieron por los cálidos muslos de Susana. Se ayudaba de los dedos, como reptando. Llegó a la cintura. Su frente estaba llena de sudor.

Ahora venía la parte difícil. Ahora tenía que subir las manos hasta las tetas.

-Así..abuelo..un poco más y me clavaré tu polla hasta el fondo de mi coño...Cojéeme las tetas...

Aferrándose a su piel, con grandes esfuerzos, sus manos subían, subían, hasta que las tenía sobre las duras tetas de Susana. Las apretó, sintiendo su calor, su peso, su suavidad.

-Sabía que lo harías, abuelo. Lo sabía.

Se levantó un poco, subió hacia arriba otro poquito y puso la dura polla en la entrada de su vagina. Se dejó caer, lentamente, sintiendo como la dura barra se clavaba dentro de ella. Su himen se había roto hacía años en gimnasia, así que solo sintió placer, un infinito placer.

Cuando toda la polla estaba dentro, se quedó quieta. Cerró los ojos. Sentía las manos de su abuelo acariciar sus tetas. Se empezó a mover, despacito, sintiendo dentro de ella aquel calor, aquella dureza. Empezó a gemir. Era un placer tan agradable.

Juan miraba. No se podía creer que su bella nieta estuviera sobre él, con los ojos cerrados, cabalgando sobre su polla. Y que él tuviera sus manos sobre sus tetas.

Hicieron el amor lentamente, con dulzura, mirándose, gozándose. Susana tuvo varios pequeños orgasmos que Juan sentía en su polla, en como su vagina se contraía.

El suyo fue el mejor orgasmo de su vida, acompañado por el estallido de placer de Susana, que al sentir como su coño se llenaba del calor del semen de su abuelo, estalló con él. Los dos cuerpos se tensaron al unísono, y a la vez se relajaron.

Susana se echó hacia adelante, casi sin poder respirar, sobre el pecho de su abuelo. Cerró los ojos. Sintió algo en su cabello. Eran las manos de su abuelo, que la acariciaban.

-Te quiero, Susana. Te quiero.

-Y yo a ti, abuelo.

Días después, el médico vino a hacerles una visita y a ver como había evolucionado Juan. Entró en la habitación y se quedó estupefacto.

Juan, su paciente, estaba recostado sobre la cama. Lo miró, girando su cuello. Levantó despacio una mano y lo saludó.

-Buenas tardes..doc..tor.

El médico, sin poder articular palabra alguna, miró a Ignacio, a su mujer y a la nieta. Los tres sonreían

-Esto..es..increíble. No creo en milagros, pero no se me ocurre otra forma de explicarme la mejoría que ha tenido, Juan. Créame si le digo que llegué a perder la esperanza.

Se acercó a su paciente y le estrechó la mano. No tenía mucha fuerza. Pero eso se arreglaría con rehabilitación.

-Esto es un milagro - repetía el médico.​
 
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