Dos Hembras Calientes, mi Mama y mi Tia 001

heranlu

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Hola, me llamo José, tengo 22 años y voy a contar como empecé a tener relaciones sexuales con mi madre y mi tía. Este relato lo escribo yo, ya que se me da mejor lo de teclear, pero lo hago en compañía de mi madre porque a ella también le da morbo que nuestra historia pueda ser conocida por todos

Aunque he tenido experiencias sexuales con varias chicas de mi edad la verdad es que ahora lo que más me gusta es gozar con estas dos jamonas maduritas que son mi madre y mi tía Luci. Me produce un morbo y una excitación especial tener relaciones con estas dos mujeres casadas, amas de casa, de 45 mi madre y 40 mi tía, muy decentes y recatadas de cara al exterior pero que, a pesar de su edad, en la intimidad son unas viciosas de campeonato.

Todo empezó un día, hace tres años, en el que yo llegué a casa a media tarde, mucho antes de lo que lo acostumbro a hacer, y me las encontré a ambas en el salón llevando tan sólo puestos unos conjuntos de ropa interior muy provocativos. Mama llevaba unas bragas negras de encaje que, bien encajadas en la raja, dejaban su glorioso culazo al descubierto. Un liguero sujetaba sus medias negras de amplia malla que realzaban sus largas y jamonas piernas, aun más alargadas por unos zapatos de alto tacón de estilete. Completaba su desnudo un sujetador también de encaje negro semi-transparente bajo el que se adivinaban los pezones, y que aunque cubría bien poco de sus deliciosas tetorras, las empujaba para arriba y las ponía respingonas. ¡Coño que globos tenia mi madre! Con cierta turbación me di cuenta de que por primera vez veía a mi madre como hembra y, aunque un poco jamona, la encontraba bien buena y de lo más deseable.

Mama esta un poco gordita pero ha puesto los kilos en los mejores sitios. No es de carnes fofas, sino todavía duras, mantiene una cintura y a pesar de tenerme a mi, casi no tiene barriguita. Lo que tiene son unos pechos, un culazo y nos muslos que quitan el hipo. Mi tía Luci, por su parte, tampoco tiene desperdicio, tiene un buen culazo y unas piernas muy atractivas que yo, algunas veces, ya había ojeado y hasta toqueteado un poco, pues como ella es una cachonda, aunque aparente ser una reprimida, me había permitido tomarme algunas libertades. Mi tía aquel día llevaba también zapatos de tacón alto, rojos, unas medias negras que llegaban hasta medio muslo dejando al descubierto la mejor parte de sus gloriosos jamones, bragas de color rojo y negro y un picardías rojo oscuro, transparente bajo el cuál se apreciaban sus bonitas tetas, no tan grandes como las de mama pero un poco mas enhiestas. Al verme los dos se pusieron coloradas, mostraron sorpresa y bastante nerviosismo. A mí, cuando me recupere de la sorpresa, no se me ocurrió mas que piropearlas diciendo que guapas y atractivas que estaban. Mi madre, cuando se repuso de su turbación, para explicar aquella situación, me dijo que las dos habían ido juntas de compras y se estaban probando la ropa interior que se habían comprado aquella misma mañana

Ver a mi madre y a mi tía medio desnudas, con aquellos conjuntos de zorras me excitó bastante. A pesar de que las dos son de la familia y una de ellas mi madre, la verdad es que estaban bien ricas mostrando sus prietas carnes con aquellos conjuntos más propios de busconas que de castas amas de casa. A pesar de su edad, las dos son unas jamonas de lo más apetecibles, llenitas si, pero de carnes duras, con todas las curvas apropiadas en los sitios justos, mas bien altas y agraciadas de cara. Por cierto, me llamo la atención que las dos llevaban bastante más maquillaje de lo habitual, con los labios muy pintados, ojos y cejas resaltando mucho y colorete en las mejillas.

Ellas, para quitar hierro a la situación, me explicaron entre bromas que se habían comprado esos modelitos tan picantes, porque a su edad ya necesitaban de todo tipo de ayuda para engañar a la madre naturaleza y conseguir la atención de sus maridos. Todos reímos y yo entonces, aprovechando la confianza que tenía con mi tía Luci para estas cosas y recordando que ella alguna vez me había insinuado que mi madre tampoco era en realidad tan recatada como aparentaba, me atreví a decirles:


No se porque decís que necesitáis ayuda para que os hagan caso, la verdad, es que da gusto veros, estáis las dos como para comeros. Pero, ya que he tenido la suerte de llegar cuando os estáis probando estas cosas tan picantes, si no os importa a mí me encantaría asistir al pase de modelos. Así os puedo dar la opinión de alguien del sexo opuesto sobre los modelitos.
¡Ay hijo, que galante! Por supuesto, cariño. Dijo mi madre aceptando mi pícara propuesta y riéndose ella también con picardía. Nos gustará mucho oír tus opiniones. Además es muy agradable saber que a nuestra edad todavía le podemos gustar a un jovencito.


Entonces las dos mujeres se exhibieron delante de mí, paseándose, contoneándose y hasta poniendo poses algo provocativas; la cachonda de la tía Luci hasta me incitaba, poniéndose delante de mí y haciéndome gestos con la cara y pícaramente apuntando a sus pechos, a su trasero y hasta se daba palmadas en los muslazos. Así las cosas, yo me atreví a darles algún que otro cachete en sus gordos culos mientras les decía que estaban de lo más atractivas y que seguro que tendrían todo el éxito que quisieran con sus maridos. Yo, con toda aquella exhibición de carne madura, y encima con los gestos de la cachonda de mi tía me estaba poniendo como un burro y me estaban entrando unas ganas enormes de meterles mano a las dos y especialmente a mi madre; porque a Luci ya había tenido la buena fortuna de toquetearla un poco alguna vez. Sin embargo, y a pesar del ambiente desenfadado que se había creado, yo notaba a mi madre bastante nerviosa y mi tía miraba el reloj con demasiada frecuencia. Yo tenía ganas de verlas completamente en pelotas. de meterles mano, de... meter otras cosas, pero no me atrevía a decirlo claramente, sobre todo porque no sabía como reaccionaría mi madre. Su nerviosismo y preocupación por la hora también me hizo pensar que allí había gato encerrado y que podía haber otra explicación sobre el hecho de que estuvieran casi en pelotas en casa. Entonces se me ocurrió la idea de simular que me iba de casa. Dije que me iba al cine con unos amigos, me despedí de las dos, bese a mi madre y mi tía en las mejillas y aproveche para palmotear sus recias ancas de yeguas cachondas. Salí al pasillo, abrí la puerta de la entrada, la cerré con bastante ruido y con gran sigilo volví a mi habitación dejando la puerta entreabierta.

Anda Nati

Oí a mi tía decir.


Que inoportuno tu hijo, suerte hemos tenido, por poco la liamos bien liada.
Bueno, le ha faltado poco pero, ha salido bien. Mi hijo pensará que su madre es una calentorra y una indecente pero peor hubiera sido si nos encuentra en plena faena con los otros dos.


Mis sospechas habían sido fundadas. Al parecer tenían un lío con dos tíos a los que estaban esperando cuando había aparecido yo tan inoportunamente. Su conversación acabó por aclararme que estaban esperando al marido de una amiga de mi madre, un tal Andrés, y a un amigo de éste para tener una sesión de sexo los cuatro. Me parecía increíble que mi madre fuera una calentorra despendolada que practicaba el sexo en grupo en compañía de mi tía Luci y con dos hombres, poniéndoles unos buenos cuernos a sus maridos. Sin embargo no me sentí ofendido porque mi madre actuara así. Más bien me excitaba la idea de contemplar a mi mama y mi tía en plena orgía y de saber que eran tan lanzadas en temas de sexo

A los pocos minutos llamaron a la puerta el tal Andrés y su amigo. Fue a recibirlos mi madre y a mí casi me da algo cuando pude ver de nuevo desde mi habitación su generoso culazo contoneándose, con un embelesador tembleque de los cachetes debido a los tacones y con aquella braguita tanga que se metía por la raja del culo. ¡Estaba buenísima! Y no es que yo me estuviera olvidando de que era mi madre; ¡Que diga lo que quiera el cabrón de Sigmund Freud! Es que precisamente el hecho de que mi madre fuera tan calentorra era lo que me ponía más excitado todavía. Los hombres silbaron al verla y pasaron a la sala magreándole el culo. Allí se encontraron con Luci

Oí como se besaban, palmoteos y los piropos que ellos les dirigían a las dos. Les llamaban "zorronas", "tias buenas", "marranas", "putorras", y "cachondas" sin que ellas se ofendieran por ello. Unos minutos después me atreví a salir de mi habitación para ver si podía ver lo que sucedía en la sala. Tuve suerte ya que habían dejado la puerta entornada y con las luces en sala y el pasillo a oscuras yo podía ver sin ser visto.

Lo que vi me puso la polla a cien en un segundo. Se trataba de mi madre pero reconozco que me excitó enormemente ver como ella, inclinada ante uno de los hombres, con las largas patas separadas y bien estiradas y con todo su culazo en pompa, se metía el cipote del tío en la boca haciéndole una espectacular mamada


Venga, Nati, cómeme todo el rabo, calentorra.

Le decía él mientras recibía los lengüetazos de mi madre.


Lo haces de miedo, mamona, se ve que tienes vicio y te gusta ¡so guarra! Chupa, chupa... trágate toda mi verga, así, así, hasta dentro. ¡Jodia, que bien mamas, lo haces con gusto y ganas! Si te viera el cornudo de tu marido, ¿eh, so puta? A él seguro que no se la chupas con tanto vicio, putona.
Ni con vicio ni sin vicio.


Dijo mi madre, parando un poco de chupársela al hombre aquel y cogiendo aire.


A mi marido no se la he chupado nunca. Pensaría que soy una indecente y no me consentiría ni intentarlo, pero bueno, él se lo pierde

Mi madre continuó mamándole la verga al hombre aquel con una glotonería, vicio y desenfado que a mí me estaban poniendo a punto de reventar. Además Andrés le había quitado el sujetador y mientras ella se la chupaba, él le magreaba sus gordos pechos que colgaban, cual ubres gloriosas, bailando al ritmo de la mamada que ella le estaba haciendo.

Mientras, el otro hombre le había bajado a Luci las bragas y arrodillado le estaba chupando el conejo haciendo que ella diera fuertes gemidos de placer. Mi tía le cogía la nuca con las dos manos y decía:


Si, mamón si, chupame la pipa, chupa, chupa. No seas "pasmao", mete la lengua en el coño, metela cabrito. Así, mamón así, de la pipa al coño y del coño a la pipa; dame gustirrin jodio.

Después los dos tíos se desnudaron por completo y terminaron de dejar a las dos hembras sólo con las medias y los zapatos. La verdad es que estaban cojonudas con sus gordos culos y peludos coñazos al aire. Las dos tienen el chocho bien frondoso, especialmente mi madre que tiene un auténtico bosque en el coño. Hubiera dado cualquier cosa por poder gozar con ellas yo también, y no me importaba en absoluto que una de ellas fuera mi madre, es más, creo que eso me excitaba especialmente. Las dos siguieron portándose como auténticas zorras y ver a mi madre y a mi tía en aquel plan me ponía cada vez más cachondo.

Lo que hicieron a continuación fue ponerse en cuclillas y chuparles las vergas a los dos machos, poniendo sus manos en el trasero de los afortunados. Con gran vigor les empujaban los culos para meterse las vergas hasta el estomago. Yo podía ver perfectamente como las pollas de los tíos se metían por entero en las bocas de las dos hembras y también veía, por su posición, sus coños perfectamente expuestos. Los tíos estaban como locos, las agarraban de los pelos, de las orejas, empujaban sus cabezas, por un momento pense que se iban sofocar con aquellas pollas metidas tan adentro. ¡Joder con mama! Para no chuparsela nunca a mi padre tenia una habilidad con la boca… Claro esta que los bienaventurados no aguantaron mucho tal tratamiento y con gritos y rugidos se corrieron en sus bocas Las dos trataron de tragarse todo el semen que pudieron y no me cupo la menor duda de que ellas disfrutaron recibiendo su leche, parte de la cual terminó manchando sus caras y resbalando hasta sus tetas. Luego Andrés, dándole unos azotes en el culo le dijo a mi madre:


Nati, guarrona ponte a cuatro patas, como la jodia perra que eres.


Mi madre no se hizo de rogar, se puso a gatas y le ofrendo su sexo como una perra en celo se exhibe, expone y ofrece. El tal Andrés, con gran entusiasmo, la asió por las caderas y sin mas ceremonia, se la metió hasta el corvejón iniciando una salvaje follada mientras mamá le jaleaba:


Así, así, jódeme, destrózame el chocho y dame gusto con tu pollón, cabronazo. ¡Qué bueno es esto! Sigue, sigue... Aaah, gozo como una cerda sintiendo todo tu rabo en el coño. Muévete, muévete jodio, métela hasta dentro cabrito, hasta el corvejón, dame con fuerz, ¡dame!
Toma rabo, zorrona, que eres una buena calentorra. Eres una auténtica guarra, Nati. Cómo me gusta joderte, putona maciza, ¡qué bien te mueves viciosa, que bien lo haces!
Mamón, jodeme, jodeme. Anda cabrito frótame la pipa, que me da mucho gustirrin, pero así, a cuatro patas, yo no puedo.


Por su parte Luci, no se quedaba atrás, se había tumbado de espaldas en el sofá, esparrancada, con las piernas en alto, y sujetando los muslazos con ambas manos invito al otro tío a penetrarla. Cuando el otro tio la estaba dando polla a toda velocidad, ella gemía sonoramente de placer y pedía más y más castigo mientras con sus manos, como una loca azotaba el culo del tío. Al rato los cuatro llegaban, prácticamente a la vez, entre gritos y rugidos de placer. Luego descansaron un poco pero mi madre y mi tía parecían insaciables, enseguida se pusieron en acción y volvieron a chuparles los rabos a los tíos para ponerlos otra vez en forma. Cuando, gracias a las habilidades de mi familia, los tíos, y sus instrumentos, estaban listos Luci dijo:


Anda mamones, vamos a cambiar a ver que rabo me gusta más.


Sin mas preámbulos, se puso a cuatro patas, puso el culo en pompa y como mandril en celo ofreció su sexo. Andrés no se hizo de rogar, de un solo viaje le metió el cipote mientras mi tía ronroneaba de placer y le animaba a entrar más y más. El otro tío tumbado en el suelo boca arriba, fue violado por mi madre que sin ninguna ceremonia se sentó en su enhiesta verga y subía y bajaba totalmente despendolada. ¡Qué tía mi madre! En cuclillas, las manos sobre sus rodillas, se metía y sacaba la lanza del tío en su chocho con autentica furia; los tetones bailando a su ritmo, los ojos en blanco y ella aullando como una loba y gozando como una cerda, mientras el tío le sobaba, estrujaba y manoseaba las generosas ubres. Yo alucinaba viendo a mi madre y a mi tía tan desmelenadas. Parecían auténticas furcias, comiendo polla, pidiendo más y más, siendo magreadas y folladas, gozadas y usadas boca arriba, boca abajo, de medio lado, por todos lados, como fulanas viciosas. Me encantaba ver las abundantes carnes de mi madre, completamente desnuda y gozando del sexo con aquellos dos tíos como una cerda. Estaba tan excitado que tuve que sacarme la polla y casi sin tocármela me corrí abundantemente cayendo todo mi semen contra la puerta de la sala y en el suelo. Después de una hora de follaje, dieron por terminada la sesión ya que aunque, según decían, ellas tenían cuerda para más, los pobres hombres ya no aguantaban pues se habían corrido tres veces cada uno. Cuando empezaban a marcharse ellos, yo me escondí de nuevo en mi habitación

Cuando ellas regresaban a la sala, después de haberles acompañado a la puerta a los tíos, iban comentando que no les hubiera importado tener más ración de verga para quedarse satisfechas. Luci le comentó entonces a mi madre que para ella lo ideal era un chico joven como yo, pues lo jóvenes tenían más ganas, más cuerda y más aguante. Sorprendentemente mi madre dijo entonces:


Chica, pues yo te pareceré una depravada pero creo que hoy estoy tan salida precisamente por el incidente de antes con José.Y no parece le haya disgustado vernos medio desnudas; hasta cuando me daba palmaditas en el culo, me a parecido que dejaba la mano mas tiempo del normal. Me ha excitado que me viera medio en cueros y, la verdad, aunque sea mi hijo, no me importaría hacerle una demostración de lo zorrona que puede ser su madre. Me pone cachonda pensar que me ha visto prácticamente en pelotas y que nos dijera que estábamos para comernos.

Luci se volvió a mi madre y con una risita nerviosa dijo:


Quizás nos lo apañamos un día y entre las dos hacemos un hombre a tu José. Pero joder, lastima que se les haya acabado la cuerda tan pronto a esos dos cabritos, por que ¿sabes? Para quedarme a gusto de verdad lo que a mí me ha faltado es que me dieran, bien dada, por atrás.
¡Pero Luci! ¿Por atrás, por el culo, tú tomas por el culo? Dijo mi madre sorprendida.
Toma, pues claro, no siempre, pero si un tío esta bien plantado, tiene un buen aparato y sabe lo que hacer con el, se me ha follado bien follada por delante, me chupa la pipa con arte y gracia, y me hace correrme dos o tres veces yo, en agradecimiento, le ofrezco mi culo.
¿Pero no te da asco? ¿No duele mucho? ¿De verdad te gusta, Luci?


Mi madre preguntaba incrédula y se notaba un cierto temblor en su voz.


Coño Nati, no me seas mojigata ahora, a ver si me vas a decir que a tus casi cincuenta tacos nunca te han dado por el culo, que nunca te han hecho una buena enculada.
La verdad es que no¼ bueno Felipe, un chaval con el que tuve un apaño a poco de casarme, hace ya veinte años, siempre quería metérmela por el culo. ¡Madre del amor hermoso, que tranca grande y hermosa tenia aquel Felipe! Tanto insistía, que yo una vez le deje probar, pero cuando empezó a meterme aquel vergón de gloria que tenia por el ojete, me dolió mucho, se la saque y desde entonces no he vuelto a probar. ¿De verdad da tanto gusto como por el coño?
No se¼ es distinto, quizás es psicológico. Como te he dicho, una vez un tío me ha satisfecho de verdad yo le sacrifico mi culo. Después de haberme corrido dos o tres veces estoy relajada y con un poco de aceite o vaselina entra fácil. Me da la sensación de que soy mas mujer, me hace sentir mas plena, siento que me he entregado toda al tío y me relaja. Y los tíos no veas, se ponen a cien. Les gusta mas que untar pan en la salsa. Todos los gorrinos que lo han catado vuelven a por más y lo piden todas las veces. El truco es dárselo únicamente muy de vez en cuando, así vuelven como perritos falderos pidiendo un premio. Nati, tienes que probarlo, además con este culazo tan bueno que tu tienes¼


Mientras hablaba la cachonda de la tía Luci le estaba sobando el culo a mi madre.


Mira Nati, si no fuera porque tengo que volver a casa antes de que vuelva el cabrón de Juan te lavaba el culo bien lavado, te hacia un beso negro profundo, te metía la lengua hasta sacarla por tu boca de viciosa, y yo misma desvirgaba el culo de mi hermana mayor, aunque fuera con una vela.
Luci, Luci eres aun más guarra de lo que yo pensaba, pero con tus guarradas me estas poniendo bien caliente y con unas ganas…. Anda vete a tu casa con el cabrón de tu marido y¼ ya hablaremos.


Yo estaba aun más alucinado si cabe. Después de ver como se trajinaban a los dos tíos ya me había dado cuenta de que eran un par de salidas. Pero esta conversación final dejaba bien claro que eran un par de putorras viciosas de mucho cuidado. Las dos se reían y entre chistes, magreos e insinuaciones, Luci se vistió con sus ropas de mujer "decente"y se fue. Luego, mi madre que seguía desnuda, bueno, sólo con las medias de malla y los zapatos de estilete, al volver a la sala, reparó en el semen que había en el suelo, consecuencia de mi anterior corrida. Doblando la cintura, toco con un dedo mi corrida y murmuro:


Esto es leche de hombre, pero aquí...

Empezó a decir para sí un tanto confusa. Yo desde mi habitación tenia una visión gloriosa de su estupendo culazo. De espaldas a mí, con los tacones altos, las medias de malla negra cubriendo aquellos jamonazos suculentos, las piernas tiesas, un poco separadas, la cintura completamente doblada sobre mi corrida, las tetas colgando en toda su generosa gloria y su firme, acogedor y tentador culazo en pompa con los incitantes y pálidos cachetes enmarcando el negro chocho en toda su gloria. Yo, bien caliente por sus comentarios anteriores, y la conversación final con la tía Luci, ya no pude aguantar más. Hice algo de ruido para no asustarla e inmediatamente salí. Temblando de excitación, miedo, lujuria y un tropel de emociones, me presenté ante ella, con mi cipote en ristre, como asta de bandera, completamente empinado.


Pero hijo, ¿qué, qué ¼ haces tú aquí?

Dijo nerviosa, medio tartamudeando y sin saber qué hacer. Al verme se había puesto roja como un tomate e incluso hizo un vano amago de taparse el chocho y las tetas con las manos; pero enseguida comprendió que yo me había quedado en casa y no tuvo dificultad en deducir la procedencia del semen caído en el suelo.

Le dije que no se preocupara, que yo sería muy discreto y no tendrían problemas por mi causa. Además le dije que me parecía estupendo todo lo que había visto y que gozaran de sus cuerpos todo lo que pudieran. Ella entonces, ya más tranquila y relajada, indicó el semen derramado en el suelo y me dijo con picardía:


Así que te puso cachondo ver a tu madre haciendo marranadas, portándose como una puta y te cascaste una paja ¿eh? ¡Que jodio! Pues muy mal hecho, cariño, porque si mamá te la pone dura debe ser mamá la que te saque la lechecita y goce con ella. Ya que tienes una madre un poco guarrona será mejor que cuentes con ella para que te dé gustito ¿no, cariño? De paso yo disfrutaré de un jovencito y si es con mi propio hijo con más placer aún.

Sus palabras y el hecho de tenerla cerca de mí en pelotas, sin preocuparse ya de tapar ni su chocho ni sus abundantes y mantecosas tetas, que aunque un poco caídas por la edad, seguían estando de lo más apetitosas, había hecho que mi mango estuviera durísimo. Me acerqué a ella, le empecé a acariciar el incitante culo e indicando mi erecta verga le dije:


Pues mira cómo la tengo ahora, mamá. Y la verdad, estoy deseando hacer contigo todo lo que te he visto hacer antes con esos dos, so maciza.

Mi madre, sin ningún remilgo y sin hacerse de rogar, me cogió el cipote con una mano y suspirando dijo:


¡Ay amante! Como sois los jóvenes.

Tirando suavemente de mi instrumento me guío a la sala mientras yo seguía sobándole las deliciosas tetas y el culo. Daba gusto magrear su cuerpo relleno, sobre todo su estupendo culazo, grande, macizo, aun firme, suculento y que adivinaba acogedor. Una vez en la sala, ella me terminó de desnudar, me sentó en el sofá y, de rodillas frente a mí, como sacerdotisa pagana empezó a adorar mi verga, acariciándola, alabándola, sobándola, meneándola, mamándola. ¡Que digo mamándola! Haciéndome una mamada de artesanía, cual torero recreándose en la suerte, deleitándose en su vicio, gozando de mi placer y mi admiración ¡La mamada más excitante de mi vida! Entre chupetón y chupetón, salmodiaba de forma semi-incoherente


José, hijo, vaya polla más dura que tienes aquí. ¡Qué hermosura! ¡Y no solo dura si no de muy buen tamaño! Esto es una verga de respeto. Verás como ahora mamá te da mucho gustito en ella. ¡Qué bonito el capullo! Esta verga no la has heredado del soso de tu padre, debe ser algo que has heredado de mi familia que somos de casta viciosa. Veras como te la va a cuidar y mimar la depravada de tu madre. No veas lo bien que va a estar este pollón dentro de mi cálido, húmedo, acogedor y cachondo coño.

Yo alucinaba de excitación viendo y oyendo a mi propia madre chupándomela con aquellas ganas y aquel vicio, salmodiando, mientras yo gozaba de modo infinito con el virtuosismo de su chupada y con el magreo y sobeteo de sus exuberantes, sedosas y dulces tetorras

Pero no duró gran cosa porque con lo excitante de la situación, enseguida me corrí en su boca, tragándose ella parte de mi leche mientras el resto le resbalaba por la barbilla llegándole hasta las tetas. Yo estaba tan salido que no se me bajaba así que ella me dijo:


Y ahora, cariño, vas a joderte a la putita de tu madre hasta reventarla de gusto, que estoy deseando sentir toda esa penca en el lo mas profundo de mi coño.

Sin perder el tiempo, se tumbó de espaldas en la alfombra y me indicó que la penetrara. Yo así lo hice, puse sus ajamonados y firmes muslazos sobre mis hombros, exponiendo su coñazo en toda su gloria, y sin miramientos se la hundí hasta lo mas hondo. Al entrar en su chocho sentí como una nueva descarga de placer. Empecé a follarla con fuerza mientras le magreaba las tetorras y, de vez en cuando, pellizcaba sus pezones. A los pocos minutos ella alcanzó un tremendo orgasmo al que siguieron otros dos. La putorra gritaba de placer mientras sus tetas, como enormes flanes, bailaban al ritmo de mis empellones y su culazo acomodaba el ritmo de mi verga; yo llevado de la excitación, le chillaba:


Mama que putorra eres, pero que buena estas, que mujerona, que tetazas y que bien follas; ¡guarrona que eres una guarrona!

Ella ponía los ojos en blanco y decía:


Cómo sois los jóvenes, ¡qué gusto dan las vergas bien duras! Sí cariño, si, dame tu vergón, dame gusto mi niño, dame pollazos y disfruta con la zorra de tu madre. ¡Qué puta me siento jodiendo con mi propio hijo! ¡Cuánto vicio! ¡Ay Dios! Soy una puta, si una putorra, pero esto, esto es lo mejor que hay.

Finalmente, con un rugido final, me corrí en su coño coincidiendo con un nuevo orgasmo suyo mientras ella chillaba:


Si, si mi amor dame tu leche, dámela, dale la lechecita a mama, dámela toda mi niño.

Derrengado, caí sobre ella chupando uno de sus apetitosos pezones. Mientras yo. Jadeando, trataba de reponerme mamando de sus deliciosas tetorras, ella acariciando mi cabeza dijo:


¡Que bien mi niño, que bien! Oye me has dado mucho gustirrin, capullo lo haces muy bien. No debe de ser la primera vez que echas un palo ¿e picarón? He gozado mas con este palo que con los tres que me echaron antes. ¡Juventud divino tesoro, que decía el poeta! ¿Por cierto, oíste lo que decía Luci al final?
Si, mama si que lo he oído, sabia que la tía era calentorra pero no sabia que fuera tan guarrona y tomara por el culo, ademas parece que también lo hace con tías.
¿Que quieres decir que lo hace con tías?
Joder mama, se ha ofrecido a hacerte un beso negro y desvirgarte el culo, ¿Qué mas quieres para decir que es una todo terreno y también lo hace con mujeres?
Bueno, si, en fin hijo, eso de la calentura debe ser cosa de familia hijo, porque la verdad es que Luci con sus guarradas, lo que dice de la satisfacción de tomar por atrás y, no sé si lo has visto, pero al final me ha estado magreando y sobando el culo y hasta por un momento se chupo un dedo y me lo metió por ahí. Jodia Luci, me ha puesto bien caliente. Lo que es peor, me ha dejado llena de curiosidad y con ganas de proba.r¿Pichón mío, quieres que probar lo que tanto le gusta a Luci? ¿Quieres que mama te dé a ti lo que nunca le ha dado a nadie? Como dice Luci ¿Quieres hacerme una mujer completa? ¿Quieres que te sacrifique mi culo virgen?


Yo no podía creer lo que oía de la boca de mi madre.


¡Tu culo! Me darías tu culo so guarra.
¡Ay José! si que soy guarrona, pero no hace falta que me lo digas. Además, es que Luci con todo lo que ha dicho, sobandome el culo, metiendome un dedo y diciendo que me haría un beso negro me ha dejado con unas ganas de probarlo que no veas. Ven aquí amante.


Así diciendo, mientras ella seguía tumbada sobre la alfombra, me puso a horcajadas sobre su pecho y empezó a chuparme la verga. Yo pensaba que después de la paja, la mamada y el polvo, mi instrumento no se iba a levantar, pero mientras mi madre chupaba como una loca, jugueteaba con uno de sus pezones en mi culo. Aquella visión, mi polla entrando y saliendo en la diestra boca de mi madre, su pezón en mi culo y la cara de vicio y gozo que ella ponía fue todo lo que hizo falta. Mi tranca se puso orgullosa, firme y vertical. Mi madre la sacó de su boca y, mirándola con embeleso dijo:


¡Que maravilla de verga, hermosa la tienes mamón, me encanta verla airada! Es que los jóvenes sois¼ ¡la leche! Anda, levanta mi amor.

Yo me levanté y ella con toda la desfachatez del mundo, sin importarle su desnudez, se irguió, balanceándose sobre los finos estiletes, y adrede, para excitarme aun más si cabe, contoneaba los macizos cachetes de su culazo y las suculentas tetorras con cada paso, mientras lentamente se acercaba al respaldo del sofá. Sin mas ceremonia, doblo su cintura sobre el respaldo, separo sus recias piernas, puso el culo en pompa y separando los albos, túrgidos y deliciosos cachetes con sendas manos, exponiendo la flor de su único orificio virginal, sin mas preámbulos se ofreció:


Anda amante ven aquí y no tengas piedad de tu madre. ¡Me da tanto morbo que vaya a ser mi hijo quien me desvirgue el culo! Te doy lo que, con todo lo guarra que soy, aun no le había dado a nadie, mi niño ¡Te doy mi culo virgen! Métela aquí, dame por el culo; si hijo si, jódelo mi amor, méteme todo tu trancón, hazme una mujer completa, empálame hasta el fondo, no tengas compasión cariño, no le des ni tregua ni cuartel a este culo de zorra, métemela hasta que me salga por la boca. ¡Estoy de un caliente! Rómpeme el culazo, cabrón ¡párteme en dos con tu tranca gloriosa!

¡Que visión! La cabeza, el torso y las tetazas derrengados sobre el sofá. Los zapatos de alto tacón no solamente alargaban las piernas, sino que hacían su culazo, su maravilloso, redondo, macizo y albo culazo, respingón, lo ponían en pepitoria, como en bandeja ofrecido a mis ojos y¼ a mi verga. Parecía haber puesto su culo sobre un altar para que yo hiciera el sacrificio de su virginal orificio. No hacia falta que me rogara mucho, sacerdote no seré, pero para oficiante de sacrificios ya valgo. Cómo un loco, jadeando, lanza en ristre me abalance; puse algo saliva en su culo y en mi capullo y chillando dije:


¡Gracias mama, gracias!

De un solo golpe se la metí hasta el corvejón. Mi madre chilló, mejor dicho, aulló como una loba:


—¡Ay, Ayyyyy!.

Pero yo, como un poseso, sin atender a sus gritos, con ambas manos le agarre y estrujé las tetorras y metía y sacaba mi tranca como un loco, con desesperación, con frenesí, con abandono, sin importarme sus aullidos, su dolor, ni sus quejas. Mama chillaba:


Joseeeé, José, me matas cabrón, me matas, ¡sácala, sácala que me partes en dos jodio! Duele mucho, ¡la guarra de Luci! Sácala cabrón sácala que duele muchisimo. No aguanto, no aguanto, por favor sácala.

Pero aunque protestaba y aullaba como perra apaleada, aunque maldecía a Luci por incitarla a esta experiencia, sus pies no se movían y sus magníficos muslazos seguían bien plantados, recios, cual columnas de Hercules, aguantado mis empellones sin ceder un palmo. Yo seguía enloquecido, como en trance, bombeando, como me ella me había pedido, sin tregua ni cuartel, mete y saca, mete y saca, aserrándole el ojete, macerando aquel culo glorioso, haciéndoselo jalea, mientras inclinado sobre ella, estrujaba y retorcía sus pechazos, chupeteaba y mordisqueaba su nuca. Al poco tiempo, mama cambio el tono, ya no aullaba, ahora ronroneaba.


¡Ay, Ay! Si cabrito, si, que malo eres, pero si, anda dame, dame. ¡Qué bárbaro, estas dando por culo a tu propia madre! ¡Qué degenerado que eres José! ¡Si, si rómpele el culo a la zorra de tú madre, rómpemelo! ¡Hazme una mujer! ¡Dame polla José, mata a pollazos a la putorra de tú madre! Anda que, que guarra soy ¡Jodiendo con mi propio hijo! ¡Follando a la carne de mi carne! Entre Luci y tu ¡menuda viciosa me habéis hecho!. Pero tu maricón, ¡qué degenerado eres tú! ¡Dándole por culo a tu propia madre! ¡Pero... que bien que le das pichón! ¡Ay, me rompes cabrón, me rompes, voy a reventar, que no me cabe tu trancón, hijo, que no me cabe!

La verdad es que a mi no hacia falta que me jaleara; pero sus gritos, su voz de gozo, el refregar de su culote, aquellos enormes cachetes, ver mi nabo entrando y saliendo de su culo, su gozo, abandono y su implorar me excitaban aun más. Yo decía incrédulo:


Mi primer culo mama, mi primer culo ¡y es el tuyo! Gracias guarrona, gracias. Mama que culazo tienes, putorra, que culazo y como me gusta, y los muslazos y las tetas. Mama ¡que buena estas y que bien lo haces so viciosa! ¡Me estas dando un gustazo!

Debía estar dejándole el trasero hecho jalea, lo angosto de su culo me oprimía el cipote y me lo empezaba a notar en carne viva, pero yo seguí sacrificando en aquel altar de las delicias, macerándole el culazo glorioso y ella, con vicio, mientras seguía con sus ronroneos de placer, acompasaba su culote a mis vaivenes y se metía mi nabo hasta lo mas profundo. Finalmente, agarre su pelo con una mano y tirando de el como de soga, le erguí el cuerpo, pero con un empellón final de mi polla la vencí sobre el sofá e hincándosela hasta los huevos me corrí dentro de ella con un ultimo alarido.


¡Ay , José! Que bestia eres cabrón, te has pasado, hijo te has pasado. Me has roto el culo, me lo has dejado hecho unos zorros. Pero que gusto me has dado cabrón, ¡qué gustazo! ¡Hijo mío, que tranca tienes! ¡Y que bien la mueves, no sé quien te ha enseñado mamón, pero eso no es una tranca, eso es un tesoro nacional! ¡Tenia razón la guarra de Luci! Aunque al principio a dolido, debíamos haber ido mas despacio, poquito a poco, pero una vez acostumbrada a tu tranca ahí, ¡qué bueno lo del culo! ¡Lo que me he estado perdiendo todos estos años! ¡Que tonta haber sido virgen todos estos años!


Mientras mi madre así decía yo, exhausto, nada mas pude musitar un: ¡Gracias putorra! Y me derrumbe en el suelo como un saco de patatas. Ella seguía con sus ronroneos:


Marica, me has destrozado el culo, lo tengo en carne viva, me va a doler toda la semana, no me voy a poder ni sentar.

Decía, mientras se lo restregaba.


Pero ¡qué gustazo, mamón, que gustazo me has dado mi amor! Que guarro eres tu también. ¿a que te ha gustado follarte y encularte a la viciosa de mama?

Mi madre se sentó en el suelo junto a mí, puso mi cabeza en su regazo, sobre su rezumante coño y mientras acariciaba y besuqueaba mi cara y pasaba sus tetorras sobre ella, ronroneaba:


¡Ay jodio, jodio! Que bien que nos lo vamos a pasar tu y yo desde ahora. Me vas a ayudar a recuperar el tiempo perdido. ¡Mamón, como te voy a cuidar esa joya de tranca que tienes y cuanta leche me vas a dar! ¡No te me vayas por ahí con nadie, amante, lo que tu quieras, cuando tu quieras y como tu lo quieras yo te lo daré! Te quiero todo para mí, soy toda tuya cabrón.

Luego, mientras descansábamos, mi madre insistió en que teníamos que ser muy discretos y dijo que le parecía estupendo hacerlo conmigo; que por ella lo haríamos siempre que me apeteciera y como me apeteciera, que si quería podría tirarme también a Luci. Yo le dije que por supuesto que sí, pero esta es otra historia que ya contaré. Lo que sí puedo decir es que con estas dos zorronas mi vida sexual ha cobrado una dimensión que nunca pude imaginar. Además, gracias a mi madre, también he podido pasarme por la piedra a dos amigas suyas igualmente calientes.

Así que me he hecho un especialista en mujeres maduras, hasta el punto de que las de mi edad apenas me interesan en cuestiones de sexo. No quiero perder el tiempo con niñatas a las que hay que recitar poesías, discutir filosofías, convencer, suplicar, prometer, y después cargar con sus complejos de culpabilidad. Prefiero a estas casadas maduras, recias, de carnes macizas, putorras, viciosas, que saben lo que quieren y anhelan, que aprecian las pollas duras, empalmadas, que aparentan ser decentes y que son más zorras y cerdas que nadie. Y si en medio del ajo están mi madre y mi tía todavía mejor pues me resulta de lo más excitante comprobar lo zorronas que pueden llegar a ser y como entre las dos compiten en inventar nuevas guarrerias para mi gozo y disfrute.​
 
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