Disfrutando de la enfermedad (y culo) de la tia malena

tezcatlipoca12

Estrella Porno
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Jul 24, 2012
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Sinceramente la tía Malena no es una mujer especialmente atractiva, es una madura de piel muy blanca, aún conserva ciertos rasgos infantiles en su regordeta y redonda cara, está bastante entrada en carnes y esto se acentuó después de su embarazo.



Tampoco es mi tía favorita, demasiado recta y religiosa, sus únicos intereses parecen ser darles largos sermones sobre buen comportamiento a quien se deje y leer la biblia, y esto se acentuó después de su divorcio.



Pese a ello, la tía Malena fue mi primera mujer, perdí la virginidad con su sabroso ojete. Pero no fue de forma convencional. De hecho, a día de hoy la tía Malena no tiene idea de lo que ocurrió.



Jamás supo que durante semanas usé su culo para bombear mi verga durante horas, todas las mañanas, me di gusto enculandola a mi placer, cientos de veces, me dejó los huevos más que vacíos y me hizo muy pero que muy feliz.



Y es que, me aproveche de su estado de salud para hacer mío su culo, sin que ella lo supiera. Se que fue un acto muy canalla, moralmente reprochable y hasta legalmente prohibido. Pero no negare que disfrute de lo lindo, como un poseso y francamente si pudiera seguiría haciéndolo.



Seguramente muchos me criticarán, pero a mí forma de verlo, no hubo consecuencias y ella ni lo supo, ni se vio afectada, así que creo que no le hice daño a nadie y por el contrario me regalé muchos momentos de enorme placer.



Esto ocurrió cuando yo era muy joven, estaba en esa edad en la que las hormonas y la calentura dominan completamente tu día a día. Tu cuerpo pide mucho y muy constante sexo, pero aún eres lo suficientemente inmaduro como para ser incapaz de obtenerlo de alguna chica, pues eres un soquete que no sabe nada de seducción.



Así que siempre estás desesperado, jalándote la verga como mono a toda hora, todos los días.



Fue justamente durante ese periodo que nos llegó la mala noticia, tras varios meses de extraños síntomas, tía Malena había sido diagnosticada con un tumor cerebral, así que requería de muchos cuidados.



Si bien, ya había fecha para hacerle una delicada y peligrosa operación, faltaban tres meses para ello.



Así que tía Malena se mudó con nosotros para que la cuidáramos durante ese tiempo.



Mis padres trabajaban todo el día y yo iba a la escuela por las tardes, así que yo tenía toda la mañana a solas en casa, tiempo que claramente invertía en darme placer a mano limpia. Pero ahora, las mañanas, serían mi turno de cuidar a tía Malena.



La idea no me encantaba, pero yo también estaba preocupado por ella y quería ayudarle en todo lo posible.



De las cosas más pesadas se encargaba mi mamá, ella acompañaba a la tía Malena al baño, le ayudaba a cambiarse y ducharse.



Así que mis funciones eran más bien pocas, solo debía hacerle compañía toda la mañana, alcanzarle agua o comida si lo necesitaba, ya que debía permanecer en cama y ya, eso era básicamente todo. Solo debía hacer eso hasta las 2 de la tarde, cuando llegaba mi mamá y me relevaba en el cuidado de la tía.



Pero había una razón fundamental por la que tía Malena debía estar siempre acompañada y bien vigilada. Resulta que, debido al tumor cerebral, tía Malena podía caer en " crisis"



Estás crisis significaban que, por ponerlo en términos simples, tía Malena perdía, temporalmente la razón, podía no recordar quien era ni donde estaba, ni con quién estaba, o directamente actuar como loca.



Entenderán que estás crisis representaban un verdadero riesgo para ella misma y para los que la rodeábamos.



La única forma de tratar estás crisis era darle a beber un fuerte medicamento, qué por ponerlo en términos simples, dejaba K.O. a la tía Malena. De tal forma que se prevenía cualquier riesgo o problema.



Así que mi verdadera tarea, era estar atento a sus crisis y de ser así, darle el medicamento.



Los primeros días quise estar siempre a su lado sentado junto a la cama, hablando con ella. Pero pronto quedó claro que no teníamos mucho que pudiéramos hablar, ella solo hablaba de religión y a mí no me interesaba nada hablar de religión.



Seguí estando a su lado, leyendo un libro o haciendo tarea. Pero al término de la primera semana, yo directamente veía la tv en la sala, asomándome cada cierto tiempo a su cuarto, solo para verla leyendo su biblia de siempre.



Cómo podrán adivinar el estar al pendiente de tía Malena, estaba afectando fuertemente mi rutina diaria de masturbación, lo que repercutió directamente en mi estado de ánimo, andaba más caliente que de costumbre, tanto así que empecé a ver a tía Malena de otra forma.



La tía siempre fue muy rectada en su forma de vestir, pero durante este periodo era común que anduviera con poca ropa, debido al calor y para estar más cómoda.



Casi siempre usaba unos pantalones cortos de mi madre, que le quedaban muy pequeños y muy pegados, ella casi siempre estaba cubierta con una sábana, pero no pocas veces, pude verle las gordas y maduras piernas blancas, cosa que sinceramente me calentaban mucho.



El primer incidente ocurrió al final de la segunda semana, de pronto tía Malena dejo caer su biblia y empezó a hablar en voz alta, decía muchas incoherencias y su mirada estaba perdida. Me asusté un poco, pero de inmediato supe que hacer, corrí a poner cuatro gotas del medicamento en un vaso de agua y se lo di a beber, afortunadamente la tía Malena bebió sin rechistar.



No habían pasado ni dos minutos cuando se quedó totalmente callada, acostada muy quietecita. Parecía niña regañada. Me veía con una expresión sumamente rara. Yo le hablaba, le preguntaba cómo estaba, pero ella no parecía entender nada de lo que ocurría.



Finalmente se giró sobre sí misma, y con ese movimiento, la sabana quedó debajo de su cuerpo y ella boca abajo y durmió profundamente.



Me quedé viéndola, primero con preocupación, pero al ver que todo estaba bien, me calmé, pero me quedé viéndola por si algo ocurría, si se movía o daba muestras de empeorar.



Pero no, durmió plácida y tranquilamente. Y fue aquí, dónde por primera vez, mis ojos revisaron su anatomía. Ya dije que era gorda, pero tenía la grasa bien acomodada, y mucha de esa grasa, estaba acumulada en sus nalgas, bien gordas y grandes.



¡¡¡Que culote que tenía la tía Malena!!!



Mi verga se endureció, me sentí muy caliente, sin darme cuenta se me antojo muchísimo ese culo gordo y maduro, daban ganas de agárralo. Pero ese día me resistí.



Tía Malena despertó muchas horas después, de hecho, volví a hablar con ella hasta que era de noche.



Preocupado e intrigado, le pregunté sobre su sentir durante la crisis.



- descuida, pequeño, no recuerdo absolutamente nada, eso me pasa siempre, te agradezco que me cuidaras y actuaras correctamente al darme la medicina justo a tiempo.



Ella no lo sabía, pero el que me dijera que era incapaz de recordar nada de lo que pasaba durante sus crisis y menos aún, cuando estaba bajo los efectos del medicamento. Hizo que empezará a pensar en cosas...cosas malas.



Seguí vigilándola todas las mañanas, pendiente de por si le brotaba otra crisis, pero está vez, yo deseaba mucho que le ocurriera, pues empezaba a tener ideas bastante inmorales.



Y ocurrió, otra crisis tres días después, en esa ocasión se levantó de la cama, lloraba y decía que debía ir a recoger a su hijo al hospital, que su esposo estaba muerto y más incoherencias.



Volví a servir las gotas de medicamento, y le di el vaso, que de nuevo bebió sin problemas.



Está vez se quedó dormida bajo las sábanas en posición fetal, con el culote gordo apuntando a la orilla de la cama.



Lo pensé un poco, no sabía si de verdad me atrevería, pero en mi inmadura mente, me pareció que esa era mi oportunidad, así que la destape, aún temeroso.



En cuanto vi sus maduras nalgas, apenas cubiertas por el pantalón corto, me olvidé de cualquier duda, ese blanco culo, me llamaba poderosamente.



Lentamente y de forma sigilosa, me arrodille en el suelo, mi cara estaba muy cerca de su culo. Lo ví, lo admire, no era como los culos de las actrices porno, estaba lejos de estar tan bueno, pero era el culo de una mujer. Y era lo más cerca en mi vida que estaba de uno.



Cuidadosamente acerqué mi mano, primero fue solo la punta de un dedo, solo ese pequeño tacto, su nalga era suave, hice círculos, acariciando la madura piel. No podía ni creer que estaba al fin tocando unas nalgas femeninas, y eran las de mi tía, las de mi tía inconsciente por el medicamento.



Seguí explorando, ese suave, caliente y esponjoso tacto. Antes de darme cuanta, ya sobaba la nalga con toda mi mano, todavía sobre la tela del pantalón corto. Pero fue suficiente estimulación.



Con mi otra mano saque mi verga y me dedique a sobar la nalga, mientras jalaba el pellejo. Fueron unos diez minutos. Me vine copiosamente.



Si bien ese culo no era perfecto, la situación era lo suficientemente morbosa, para hacerme acabar bien rico.



Hasta ahí llegué esa primera vez. Pero cuando supe que ella, de nuevo, no se había enterado de nada, me indico que el camino ya estaba iniciado y qué a partir de ahora, las cosas irían siendo mejores para mí.



Para la siguiente crisis, y tras darle la medicina, descubrí que tía Malena, tenía cierta preferencia por acostarse en posición fetal, lo que me convenía por qué así me dejaba las nalgas a mi alcance.



Está vez, tomé el pantalón corto y lo metí entre las nalgas, ahora parecía que la tía Malena usará tanga, descubrí que no usaba calzones. Así que pude acariciar de forma más valiente ambas nalgas a placer.



Mis manos conocieron a placer, la totalidad de la blanca piel de esas nalgas. Incluso, me atreví a pasar mis dedos por entre las nalgas, sobando la panocha de mi tía.



Tras la exploración, me dedique a jalarme la verga, acercando mi cara a su entre pierna. Me vine, pero quería más.



Así que hice a un lado la tela y ante mi quedó esa bizarra, pero hermosa visión. Tenía a centímetros de mi cara la gorda y peluda panocha de mi tía. La primera vagina que vi en mi vida, me resultó deliciosa, una hermosa raja de carne. Que emanaba un fuerte olor que me recordó a los mariscos.



No me atreví a tocarla, pero el solo hecho de saber que estaba viendo una vagina en directo, fue suficiente aliciente para bañarme las manos de semen dos veces seguidas.



Y la vida seguía con normalidad, mi madre y mi tía me agradecían mis cuidados, mis horas al pendiente de tía Malena. Sin dudas me estaba saliendo con la mía.



Para la siguiente ocasión que le día beber la medicina, tenía más que claro mi objetivo. Esa mañana de agosto, mi lengua conoció por primera vez, los sabores y texturas de una puchita madura, una que ya había parido un hijo, ahí por donde mi primo salió ocho años antes, ahora se introducía mi lengua.



Si señores mame esa pucha con delirio, su fuerte sabor salado me lleno los sentidos y me puso la verga más dura que nunca.



Cuando sujete es concha entre mis dedos, y la abrí, para ver ese rosado interior, no pude si no babear y acercando mi cara le metí la lengua hasta la matriz.



Bebí al menos dos litros de jugos de vagina madura, tía Malena no se enteraba, dormida e inconsciente, mientras que su sobrino la volaba con la lengua.



¿Se vino? ¿Sintió rico en su inconsciencia? No sé y no me importa, pero yo así de joven, había mamado a placer y sin reparos de ella.



Ese día no necesite beber agua, estaba lleno de los jugos de mi tía.



Para la siguiente crisis, use los dedos, primero uno, sin perder de vista su cara, pero ella no reaccionaba, así que fueron dos y luego tres. Casi le meto la mano entera a esa pucha peluda y madura.



El interior era suave, caliente y jugoso. La inconsciente tía Malena me regalaba un mar de jugos que bañaron la cama, estoy seguro que nunca en su recta y religiosa vida, le habían dado semejante masturbada.



Eran tanto los jugos que brotaban de su peluda panocha, que tuve que cambiar toda la ropa de cama para nos ser descubierto.



Y aun así nadie sospechaba nada, mi madre la atendía en las tardes como si nada y tía Malena no se enteraba de nada, me seguía agradeciendo mis cuidados.



Seguía saliéndome con la mía.



Me calentaba enormemente escuchar a mis compañeros de escuela, fantasear con la maestra de química, mientras que yo, tenía a una madura en mi casa, para jugar con su cuerpo.



Hubo una mañana que me dedique a mamar y sobar las tetas de tía Malena, al ser gorda, sus tetas tenían un tamaño más que respetable, chupe sus gordos pezones, teniendo cuidado de no dejar marcas.



Y no solo eso, tras dejarle las tetas bien babeabas baje de nuevo, hasta que metí mi cabeza entre sus gordos y blancos muslos y le dí la mejor y más larga mamada de pucha que seguramente le habían dado, chupe esa vagina peluda y madura por casi una hora, incansable, bebiendo el río de jugos que salían de ella.



Después de esa ocasión, y al saber que tía Malena seguía sin enterarse de nada, pensé que ahora debía disfrutar yo. Estaba llegando el momento de meterle la verga a cualquiera de sus orificios.



La relación con mi tía se iba a poner aún más rica.
 
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