tezcatlipoca12
Estrella Porno
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Apenas había empezado el segundo mes de mi rutina matutina de " cuidados" de tía Malena. Y yo ya había dejado de lado las dudas y conflictos. Ya todo estaba dicho y decidido. No sentía culpa alguna y tenía bien claro mi proceder.
El maduro e inconsciente cuerpo de la tía, había pasado a ser básicamente mi juguete sexual, uno al que de verdad que le saque mucho provecho y no perdía oportunidad para usarlo a para mí placer.
Desafortunadamente para ella, afortunadamente para mí, la situación de salud de tía Malena iba empeorando, por lo que ahora era común que tuviera dos o hasta tres crisis a la semana. Dándome más oportunidades y tiempo para hacerle lo que yo quisiera.
Todos los días yo estaba al pendiente de si ella sufría alguna crisis. Y al menor síntoma, corría a servirle las cuatro gotas de medicamento en un vaso de agua simple. Y tras eso tía Malena quedaba dormida en menos de cinco minutos. Esperaba unos diez minutos más y entonces empezaba la diversión.
Ya era perfectamente normal, para mí, el dejarla semidesnuda, con las tetas de fuera y la panocha expuesta.
Siempre empezaba jugando con sus tetas, para luego mamarle la vagina, pues me encantaba el sabor de sus jugos. Pero la diferencia es que ahora no me masturbaba mientras lo hacía. Pues ya tenía bien aprendido un par de trucos para que fuera el maduro cuerpo de tía Malena, el que estimulará mi verga.
Me arrodillaba a la altura de su cabeza y me dedicaba por varios minutos a pasarle la verga y huevos por toda la cara.
- ¿Te gustó como te chupe la conchita tía Malena? Pues ahora es tu turno de mamar, le decía mientras empujaba el glande contra su boquita entre abierta.
Metía y sacaba la verga de su boquita, tratando de no llegar muy adentro, pues recordemos que cuando le folle la garganta ella se quejó de dolor, así que era cuidadoso para no lastimarla y no ser descubierto.
Pero más allá de verla con la boca llena de verga, en realidad le metía la verga en la boca, como primer paso de un plan más rico. Mi objetivo era que me dejara la verga bien ensalivada, para luego usar esa saliva como lubricante.
Una mañana, mientras que le pasaba la verga por las tetas, descubrí, casi qué por accidente, que, si apretaba mi verga entre ellas, y me movía, me podía hacer fantásticas y deliciosas pajas rusas con sus tetas.
Fue tan rico, que durante varios días me centre en gozar de los melones de tía Malena, podía hacerme hasta cuatro pajas con ellos, seguidas, pues mi juventud y potencia sexual, me hacían ni perder la erección por horas.
Tía Malena acaba hecha un desastre, toda manchada de mi leche y sudor, pues por aquel entonces deje de preocuparme por no mancharla. Por el contrario, me encantaba bañarla con mi semen, sus tetas se veían deliciosas escurriendo semen, y esto me ayudaba a que la siguiente paja rusa fuera aún más rica, pues mi propio semen servía como lubricante.
Por otro lado, su rostro se convirtió en el blanco perfecto para mis disparos de semen.
- qué bonita te ves así tía Malena, con tu cara llena de semen de tu sobrino, jejej seguro que nunca le has dejado a un hombre venirse en tu cara.
Tenía ya listo un paño húmedo, para limpiar su cuerpo a conciencia y así borraba cualquier huella de mis travesuras.
Aun así, mi verdadero plan, era perder la virginidad con el maduro cuerpo de tía Malena, y ya había decidido que el orificio que usaría para tal menester sería su culo. Pues por ahí no había riesgos de embarazarla, además de que lo más seguro es que la rectada y religiosa madura, sería virgen de ahí atrás, así que ambos perderíamos la virginidad, al mismo tiempo.
Ya había hecho bastante investigación en foros de internet, así que sabía que solo debía ir trabajando de a poco el culo de tía Malena, para que esté se fuera dilatando y aceptando la penetración, sin lastimarla e incluso sin dejar evidencias.
Para ello, mi mejor aliado, fue un botecito de vaselina que conseguí. Y ya con él, me dispuse a empezar a jugar con su culo.
Realmente solo me encontré con una dificultad, lograr acostar a tía Malena boca abajo, debido a su peso y que estaba dormida, no era fácil moverla.
Las primeras veces me costó mucho esfuerzo, pero acabe descubriendo que lo más fácil era empujar sus piernas y así, el propio peso de sus gordos muslos hacía que su cuerpo rodará fácilmente.
La visión del gordo culo de tía Malena, con ese pantalón tan corto que apenas y le cubría las nalgotas, me enloqueció. De hecho, fueron sus gordas nalgas las que me tentaron en un inicio, solo que las había dejado de lado por lo rico que era jugar con su parte frontal, con sus tetas y vagina.
Me gustaba dejarla con una pierna flexionada sobre una almohada y así se veía más rica todavía. De nuevo, solo era cuestión de hacer a un lado el short y tenía su lindo ojete listo para jugar con él.
Separe las gordas nalgas y por primera vez vi ese ojete cerrado, estaba conociendo el pequeño orificio, que sería el encargado de transportarme al cielo.
No me pude resistir y me lancé a chuparlo, le pasé la lengua una y otra vez, saboreando su amarga esencia. Me gustó tanto que antes de darme cuenta, empujaba mi cara contra las nalgotas, luchando por meter mi lengua lo más profundo posible.
Una vez que lo tuvo bien ensalivado, procedí a embárrale la vaselina a su ojete y a mi dedo meñique. Y al fin, una parte de mi cuerpo se introdujo en ese sabroso culote.
Mi dedo se enterró por completo en el culo, con una facilidad pasmosa, aun así, podía sentir claramente como de apretado era el recto de la tía Malena. Sonreí y mi boca salivo, pensando en lo delicioso que sería meterle la verga.
Le dejé el dedo bien metido, y empecé a moverlo en círculos, expandiendo su culo un poco más. Tras eso, su culo ahora recibió a un nuevo invitado, mi dedo índice se alojó dentro de él, igual de fácilmente que el dedo anterior.
Ahora sí, empecé a sacar y meter el dedo, disfrutando del sonido de chapoteo que se producía gracias a la vaselina. Primero fue lento, pero poco a poco fui acelerando.
- ¿Te gusta ría Malena? ¿Te gusta como tú sobrino juega con tu culo? Jajaja le decía mientras estaba su culo con el rápido ritmo al que le estaba dando dedo.
- no te preocupes tía, yo te voy a abrir bien rico ese culo, vas a ver qué te va a encantar, te enseñaré a ser una buena puta que entrega el culo.
Logré meterle el índice y el dedo de en medio a su culo, estuve jugando con ese ojete un par de horas. Para cuándo al fin termine. Su culo lucía hermoso, bien abierto y lubricado. Quise meter de una vez mi verga. Pero debía tener paciencia.
Dos días después, quedó perfectamente claro que tía Malena no se enteraba si jugaba con su culo, para cuando despertaba ya lo tenía de nuevo cerradito y limpio, sin evidencias de todo lo que le había hecho.
Había llegado la hora, al fin me la cogería analmente.
Jamás olvidaré ese día, debió ser una mañana de martes del mes de julio del 2007. El día que al fin perdí la virginidad y que básicamente conocí el cielo, el placer más sublime que he experimentado, la más excitante cosa que me ha ocurrido.
Pase toda la mañana en el cuarto de tía Malena, ella se sorprendió de ver qué quería estar juntos ella. No sospechaban mis sucias intenciones, por lo que se dedicó a darme un sermón religioso para variar, por varias horas.
Soporte su aburrido discurso, esperando paciente, a alguna señal de que fuera a tener una crisis. Y al fin llegó. A eso de las diez de la mañana, tía Malena estaba de nuevo inconsciente.
Por primera vez me atreví a desnudarla, le saqué toda la ropa, contemplé por varios minutos su desnudo, blanco, maduro y regordete cuerpo, que en ese momento me pareció lo más femenino y hermoso que hubiera visto y la giré sobre sí misma, ahí estaban esas nalgas gordas, que pronto se comerían mi verga.
De lo impaciente que estaba, ese día no le hice caso ni a sus tetas ni a su vagina, fui directo por su culo. Primero me tomé uno minutos para dilatarlo con los dedos, como ya había hecho antes, y cuando lo vi bien abierto y pidiendo verga, me dispuse a hacerlo.
Me monté sobre ella por primera vez, empecé a pasarle la cabeza llena de vaselina por toda la raja del culo, de arriba a abajo, recorriéndola varias veces. Sintiendo como sus nalgas me apretaba la cabecita, haciéndome ver estrellas. Pero lo mejor estaba por venir.
Estaba tan nervioso que todo mi cuerpo temblaba, tome la verga desde la base y apunte a su ojete y expectante empecé a empujar. Pude sentir, con toda claridad el cambio de temperatura en la cabeza de mi verga, y como su ojete de un rápido movimiento se abrió y engulló mi glande.
- hoooooooo pooooor dioooosssssss exclamé, grité, pues la sensación más maravillosa que hubiera sentido se apoderó de mí.
Empujé un poco más y al fin entro toda la cabeza. Apreté las quijadas, mi frente se perlo de sudor, empecé a agitarme. De pronto deje de pensar por completo. Todo el mundo se redujo a ese culo y mi verga, nada más importaba.
Sintiendo que en cualquier momento me vendría, empujé con mucho cuidado, hundiendo más y más verga en el ojete recién desvirgado de la tía.
Mientras el recto iba abriendo paso al invasor, podía sentir como si algo crujiera dentro de ella, el placer era enorme y no iba si no aumentando a cada milímetro de verga que se enterraba.
No debió tardar tanto, pero a mí me parecieron horas, pero al fin sentí esas gordas y esponjosas nalgas hacer contacto con mi pelvis, ya estaba, mi verga entera estaba dentro del culo de tía Malena. Ya no había ningún centímetro más que empujar.
- hooooo dios, Tita, que culo más sabroso, gracias por dármelo a mí...mmmmmmm mi dios, que delicia tía Malenaaaaaa.
Me quedé quietecito, sintiendo el sabroso apretón que ese ojete le regalaba a mi verga, me sentía feliz, dichoso y afortunado.
- jejej tía Malena, felicidades, acabas de perder tu virginidad anal, seguro que a nadie le has dejado hacerte esto, pero yo te acabo de robar la virginidad de tu culitoooooooo....hoooo que culitoooo ricoooooo.
Me quedo más que claro que no iba a tardar nada en venirme, aun así quince contenerme, muy lentamente fui retirando mi verga del interior de ese culo. Pero, las caricias que me daba el recto de tía Malena en la verga eran demasiado para mí joven e inexperta verga. Tuve que sacar rápidamente mi verga, pues el semen ya salía disparado.
Gritando como loco me vine sobre sus nalgas. El tiempo que la encule fue muy corto, pero muy intenso, de hecho, esa fue la mejor venida de mi vida.
Y si bien sentía que el placer era tanto que casi me desmayaba, la cosa estaba muy lejos de terminar. Sin siquiera limpiarme o darme un solo segundo de descanso, enfilé la cabeza de mi verga a su culo y con un leve empujón, volví a ser invadido por el placer que me daba el abrazo del recto de tía Malena en la verga, apretándola de forma deliciosa.
Sin muchos problemas mi verga volvió a entrar entera, retiré unos pocos centímetros y empecé a bombear, mientras mis manos agarraban sus gordas nalgas, mi pelvis se movía lentamente.
Y aunque me esforcé al máximo, no aguante tanto placer, pese a que ya me había venido ñ, no dure ni tres minutos y de nuevo exploté.
Es que ese culo era gloria divina, jamás me habían estimulado tan rico la verga.
6 veces enculé a tía Malena, esa mañana, pero en ninguna de esas ocasiones logré durar ni diez minutos. Aun así acabe fulminado, es que el placer era tanto que me volvía loco. Desde ese día me volví adicto al culo de mi tía.
Para cuándo terminamos, tía Malena estaba hecha un desastre, había semen y sudor por todos lados. Me tomo más de veinte minutos en dejarla bien limpia y arreglada. Me fui a mi cuarto y me dormí muy feliz, pues sabía que de ahora en adelante ese placer estaba a mi alcance.
La necesidad de sentir ese placer que solo el culo de tía Malena me daba, era tan fuerte, que debo admitir que empecé a darle a beber el medicamento todo el tiempo, aunque ella no estuviera en crisis. Curiosamente ella lo bebía siempre, sin protestar ni nada parecido.
Me gusta pensar que ella era de alguna forma cómplice, quizá no se enteraba de nada, pero creo que aun así siempre despertaba contenta y satisfecha.
Recuerdo que, por aquel entonces, el humor de tía Malena mejoró bastante, lucía más hermosa y rozagante. Pese a que decía que siempre que le daba la medicina, despertaba cansada, como si no hubiera descansado nada y, por el contrario, como si hubiera hecho mucha actividad física. Pero eso no parecía molestarle en lo más mínimo.
¿Y cómo iba a descansar? ¿Si pasaba todas las mañanas aguantando por horas una buena verga entrando y saliendo de su hermoso culito?
Por qué si, amigos míos, todos los días, sin falta alguna, tía Malena tenía a su caliente y ganoso sobrino dándole verga en el culo por horas.
Estoy seguro que en toda su vida, recta y religiosa, jamás tuvo tanta actividad sexual.
A los pocos días, claramente su culo ya estaba más que adaptado a mi verga. Ya casi que no tenía que dilatárselo antes. Pero eso sí, la vaselina jamás faltó. Seguía metiéndole los dedos, pero ya era por puro morbo, por saber que la masturbaba por el culo antes de sodomizarla.
En general todo su cuerpo inconsciente era bien atendido por su sobrino, diario le mamaba las tetas, le daba lengua y dedos por vagina y culo, le daba a comer verga, y usaba sus tetas para hacerme una rusa. Pero el plato principal era la penetración anal.
Descubrí que era más rico si la acostaba en posición fetal, así a veces de pie y otras acostándome detrás de ella, le podía mandar la verga al fondo de su culo, mientras le agarraba las gordas tetas.
Mi verga entraba y salía de su ojete, a veces lento y otras tan rápido que el choque de mi pelvis contra sus nalgotas, producía hermosos aplausos. Eso me gustaba, pues pensaba que era su forma de aplaudirme mis esfuerzos. Yo podía estar más de dos horas diarias enculandola a placer. Disfrutando de mi juguete sexual.
Fui testigo, de cómo su culo se fue transformando, debido al uso tan constante, paso de ser un pequeño asterisco, a lucir siempre dilatado. Pero nadie más lo notó.
Todas las veces que mi verga disfruto ese culo, fueron maravillosas, pero hubo una ocasión bastante más morbosa que las otras.
El maduro e inconsciente cuerpo de la tía, había pasado a ser básicamente mi juguete sexual, uno al que de verdad que le saque mucho provecho y no perdía oportunidad para usarlo a para mí placer.
Desafortunadamente para ella, afortunadamente para mí, la situación de salud de tía Malena iba empeorando, por lo que ahora era común que tuviera dos o hasta tres crisis a la semana. Dándome más oportunidades y tiempo para hacerle lo que yo quisiera.
Todos los días yo estaba al pendiente de si ella sufría alguna crisis. Y al menor síntoma, corría a servirle las cuatro gotas de medicamento en un vaso de agua simple. Y tras eso tía Malena quedaba dormida en menos de cinco minutos. Esperaba unos diez minutos más y entonces empezaba la diversión.
Ya era perfectamente normal, para mí, el dejarla semidesnuda, con las tetas de fuera y la panocha expuesta.
Siempre empezaba jugando con sus tetas, para luego mamarle la vagina, pues me encantaba el sabor de sus jugos. Pero la diferencia es que ahora no me masturbaba mientras lo hacía. Pues ya tenía bien aprendido un par de trucos para que fuera el maduro cuerpo de tía Malena, el que estimulará mi verga.
Me arrodillaba a la altura de su cabeza y me dedicaba por varios minutos a pasarle la verga y huevos por toda la cara.
- ¿Te gustó como te chupe la conchita tía Malena? Pues ahora es tu turno de mamar, le decía mientras empujaba el glande contra su boquita entre abierta.
Metía y sacaba la verga de su boquita, tratando de no llegar muy adentro, pues recordemos que cuando le folle la garganta ella se quejó de dolor, así que era cuidadoso para no lastimarla y no ser descubierto.
Pero más allá de verla con la boca llena de verga, en realidad le metía la verga en la boca, como primer paso de un plan más rico. Mi objetivo era que me dejara la verga bien ensalivada, para luego usar esa saliva como lubricante.
Una mañana, mientras que le pasaba la verga por las tetas, descubrí, casi qué por accidente, que, si apretaba mi verga entre ellas, y me movía, me podía hacer fantásticas y deliciosas pajas rusas con sus tetas.
Fue tan rico, que durante varios días me centre en gozar de los melones de tía Malena, podía hacerme hasta cuatro pajas con ellos, seguidas, pues mi juventud y potencia sexual, me hacían ni perder la erección por horas.
Tía Malena acaba hecha un desastre, toda manchada de mi leche y sudor, pues por aquel entonces deje de preocuparme por no mancharla. Por el contrario, me encantaba bañarla con mi semen, sus tetas se veían deliciosas escurriendo semen, y esto me ayudaba a que la siguiente paja rusa fuera aún más rica, pues mi propio semen servía como lubricante.
Por otro lado, su rostro se convirtió en el blanco perfecto para mis disparos de semen.
- qué bonita te ves así tía Malena, con tu cara llena de semen de tu sobrino, jejej seguro que nunca le has dejado a un hombre venirse en tu cara.
Tenía ya listo un paño húmedo, para limpiar su cuerpo a conciencia y así borraba cualquier huella de mis travesuras.
Aun así, mi verdadero plan, era perder la virginidad con el maduro cuerpo de tía Malena, y ya había decidido que el orificio que usaría para tal menester sería su culo. Pues por ahí no había riesgos de embarazarla, además de que lo más seguro es que la rectada y religiosa madura, sería virgen de ahí atrás, así que ambos perderíamos la virginidad, al mismo tiempo.
Ya había hecho bastante investigación en foros de internet, así que sabía que solo debía ir trabajando de a poco el culo de tía Malena, para que esté se fuera dilatando y aceptando la penetración, sin lastimarla e incluso sin dejar evidencias.
Para ello, mi mejor aliado, fue un botecito de vaselina que conseguí. Y ya con él, me dispuse a empezar a jugar con su culo.
Realmente solo me encontré con una dificultad, lograr acostar a tía Malena boca abajo, debido a su peso y que estaba dormida, no era fácil moverla.
Las primeras veces me costó mucho esfuerzo, pero acabe descubriendo que lo más fácil era empujar sus piernas y así, el propio peso de sus gordos muslos hacía que su cuerpo rodará fácilmente.
La visión del gordo culo de tía Malena, con ese pantalón tan corto que apenas y le cubría las nalgotas, me enloqueció. De hecho, fueron sus gordas nalgas las que me tentaron en un inicio, solo que las había dejado de lado por lo rico que era jugar con su parte frontal, con sus tetas y vagina.
Me gustaba dejarla con una pierna flexionada sobre una almohada y así se veía más rica todavía. De nuevo, solo era cuestión de hacer a un lado el short y tenía su lindo ojete listo para jugar con él.
Separe las gordas nalgas y por primera vez vi ese ojete cerrado, estaba conociendo el pequeño orificio, que sería el encargado de transportarme al cielo.
No me pude resistir y me lancé a chuparlo, le pasé la lengua una y otra vez, saboreando su amarga esencia. Me gustó tanto que antes de darme cuenta, empujaba mi cara contra las nalgotas, luchando por meter mi lengua lo más profundo posible.
Una vez que lo tuvo bien ensalivado, procedí a embárrale la vaselina a su ojete y a mi dedo meñique. Y al fin, una parte de mi cuerpo se introdujo en ese sabroso culote.
Mi dedo se enterró por completo en el culo, con una facilidad pasmosa, aun así, podía sentir claramente como de apretado era el recto de la tía Malena. Sonreí y mi boca salivo, pensando en lo delicioso que sería meterle la verga.
Le dejé el dedo bien metido, y empecé a moverlo en círculos, expandiendo su culo un poco más. Tras eso, su culo ahora recibió a un nuevo invitado, mi dedo índice se alojó dentro de él, igual de fácilmente que el dedo anterior.
Ahora sí, empecé a sacar y meter el dedo, disfrutando del sonido de chapoteo que se producía gracias a la vaselina. Primero fue lento, pero poco a poco fui acelerando.
- ¿Te gusta ría Malena? ¿Te gusta como tú sobrino juega con tu culo? Jajaja le decía mientras estaba su culo con el rápido ritmo al que le estaba dando dedo.
- no te preocupes tía, yo te voy a abrir bien rico ese culo, vas a ver qué te va a encantar, te enseñaré a ser una buena puta que entrega el culo.
Logré meterle el índice y el dedo de en medio a su culo, estuve jugando con ese ojete un par de horas. Para cuándo al fin termine. Su culo lucía hermoso, bien abierto y lubricado. Quise meter de una vez mi verga. Pero debía tener paciencia.
Dos días después, quedó perfectamente claro que tía Malena no se enteraba si jugaba con su culo, para cuando despertaba ya lo tenía de nuevo cerradito y limpio, sin evidencias de todo lo que le había hecho.
Había llegado la hora, al fin me la cogería analmente.
Jamás olvidaré ese día, debió ser una mañana de martes del mes de julio del 2007. El día que al fin perdí la virginidad y que básicamente conocí el cielo, el placer más sublime que he experimentado, la más excitante cosa que me ha ocurrido.
Pase toda la mañana en el cuarto de tía Malena, ella se sorprendió de ver qué quería estar juntos ella. No sospechaban mis sucias intenciones, por lo que se dedicó a darme un sermón religioso para variar, por varias horas.
Soporte su aburrido discurso, esperando paciente, a alguna señal de que fuera a tener una crisis. Y al fin llegó. A eso de las diez de la mañana, tía Malena estaba de nuevo inconsciente.
Por primera vez me atreví a desnudarla, le saqué toda la ropa, contemplé por varios minutos su desnudo, blanco, maduro y regordete cuerpo, que en ese momento me pareció lo más femenino y hermoso que hubiera visto y la giré sobre sí misma, ahí estaban esas nalgas gordas, que pronto se comerían mi verga.
De lo impaciente que estaba, ese día no le hice caso ni a sus tetas ni a su vagina, fui directo por su culo. Primero me tomé uno minutos para dilatarlo con los dedos, como ya había hecho antes, y cuando lo vi bien abierto y pidiendo verga, me dispuse a hacerlo.
Me monté sobre ella por primera vez, empecé a pasarle la cabeza llena de vaselina por toda la raja del culo, de arriba a abajo, recorriéndola varias veces. Sintiendo como sus nalgas me apretaba la cabecita, haciéndome ver estrellas. Pero lo mejor estaba por venir.
Estaba tan nervioso que todo mi cuerpo temblaba, tome la verga desde la base y apunte a su ojete y expectante empecé a empujar. Pude sentir, con toda claridad el cambio de temperatura en la cabeza de mi verga, y como su ojete de un rápido movimiento se abrió y engulló mi glande.
- hoooooooo pooooor dioooosssssss exclamé, grité, pues la sensación más maravillosa que hubiera sentido se apoderó de mí.
Empujé un poco más y al fin entro toda la cabeza. Apreté las quijadas, mi frente se perlo de sudor, empecé a agitarme. De pronto deje de pensar por completo. Todo el mundo se redujo a ese culo y mi verga, nada más importaba.
Sintiendo que en cualquier momento me vendría, empujé con mucho cuidado, hundiendo más y más verga en el ojete recién desvirgado de la tía.
Mientras el recto iba abriendo paso al invasor, podía sentir como si algo crujiera dentro de ella, el placer era enorme y no iba si no aumentando a cada milímetro de verga que se enterraba.
No debió tardar tanto, pero a mí me parecieron horas, pero al fin sentí esas gordas y esponjosas nalgas hacer contacto con mi pelvis, ya estaba, mi verga entera estaba dentro del culo de tía Malena. Ya no había ningún centímetro más que empujar.
- hooooo dios, Tita, que culo más sabroso, gracias por dármelo a mí...mmmmmmm mi dios, que delicia tía Malenaaaaaa.
Me quedé quietecito, sintiendo el sabroso apretón que ese ojete le regalaba a mi verga, me sentía feliz, dichoso y afortunado.
- jejej tía Malena, felicidades, acabas de perder tu virginidad anal, seguro que a nadie le has dejado hacerte esto, pero yo te acabo de robar la virginidad de tu culitoooooooo....hoooo que culitoooo ricoooooo.
Me quedo más que claro que no iba a tardar nada en venirme, aun así quince contenerme, muy lentamente fui retirando mi verga del interior de ese culo. Pero, las caricias que me daba el recto de tía Malena en la verga eran demasiado para mí joven e inexperta verga. Tuve que sacar rápidamente mi verga, pues el semen ya salía disparado.
Gritando como loco me vine sobre sus nalgas. El tiempo que la encule fue muy corto, pero muy intenso, de hecho, esa fue la mejor venida de mi vida.
Y si bien sentía que el placer era tanto que casi me desmayaba, la cosa estaba muy lejos de terminar. Sin siquiera limpiarme o darme un solo segundo de descanso, enfilé la cabeza de mi verga a su culo y con un leve empujón, volví a ser invadido por el placer que me daba el abrazo del recto de tía Malena en la verga, apretándola de forma deliciosa.
Sin muchos problemas mi verga volvió a entrar entera, retiré unos pocos centímetros y empecé a bombear, mientras mis manos agarraban sus gordas nalgas, mi pelvis se movía lentamente.
Y aunque me esforcé al máximo, no aguante tanto placer, pese a que ya me había venido ñ, no dure ni tres minutos y de nuevo exploté.
Es que ese culo era gloria divina, jamás me habían estimulado tan rico la verga.
6 veces enculé a tía Malena, esa mañana, pero en ninguna de esas ocasiones logré durar ni diez minutos. Aun así acabe fulminado, es que el placer era tanto que me volvía loco. Desde ese día me volví adicto al culo de mi tía.
Para cuándo terminamos, tía Malena estaba hecha un desastre, había semen y sudor por todos lados. Me tomo más de veinte minutos en dejarla bien limpia y arreglada. Me fui a mi cuarto y me dormí muy feliz, pues sabía que de ahora en adelante ese placer estaba a mi alcance.
La necesidad de sentir ese placer que solo el culo de tía Malena me daba, era tan fuerte, que debo admitir que empecé a darle a beber el medicamento todo el tiempo, aunque ella no estuviera en crisis. Curiosamente ella lo bebía siempre, sin protestar ni nada parecido.
Me gusta pensar que ella era de alguna forma cómplice, quizá no se enteraba de nada, pero creo que aun así siempre despertaba contenta y satisfecha.
Recuerdo que, por aquel entonces, el humor de tía Malena mejoró bastante, lucía más hermosa y rozagante. Pese a que decía que siempre que le daba la medicina, despertaba cansada, como si no hubiera descansado nada y, por el contrario, como si hubiera hecho mucha actividad física. Pero eso no parecía molestarle en lo más mínimo.
¿Y cómo iba a descansar? ¿Si pasaba todas las mañanas aguantando por horas una buena verga entrando y saliendo de su hermoso culito?
Por qué si, amigos míos, todos los días, sin falta alguna, tía Malena tenía a su caliente y ganoso sobrino dándole verga en el culo por horas.
Estoy seguro que en toda su vida, recta y religiosa, jamás tuvo tanta actividad sexual.
A los pocos días, claramente su culo ya estaba más que adaptado a mi verga. Ya casi que no tenía que dilatárselo antes. Pero eso sí, la vaselina jamás faltó. Seguía metiéndole los dedos, pero ya era por puro morbo, por saber que la masturbaba por el culo antes de sodomizarla.
En general todo su cuerpo inconsciente era bien atendido por su sobrino, diario le mamaba las tetas, le daba lengua y dedos por vagina y culo, le daba a comer verga, y usaba sus tetas para hacerme una rusa. Pero el plato principal era la penetración anal.
Descubrí que era más rico si la acostaba en posición fetal, así a veces de pie y otras acostándome detrás de ella, le podía mandar la verga al fondo de su culo, mientras le agarraba las gordas tetas.
Mi verga entraba y salía de su ojete, a veces lento y otras tan rápido que el choque de mi pelvis contra sus nalgotas, producía hermosos aplausos. Eso me gustaba, pues pensaba que era su forma de aplaudirme mis esfuerzos. Yo podía estar más de dos horas diarias enculandola a placer. Disfrutando de mi juguete sexual.
Fui testigo, de cómo su culo se fue transformando, debido al uso tan constante, paso de ser un pequeño asterisco, a lucir siempre dilatado. Pero nadie más lo notó.
Todas las veces que mi verga disfruto ese culo, fueron maravillosas, pero hubo una ocasión bastante más morbosa que las otras.