Dinámica Familiar

heranlu

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Dinámica Familiar



Nuestros padres se embarazaron de mi hermano muy jóvenes, dejando de lado las fiestas, los viajes, el alcohol, todo para formar una familia, mi padre puso todo su empeño en el trabajo hasta conseguir una estabilidad económica para su esposa y su pequeño hijo, tres años después nacería mi hermano de en medio y por si no fuera suficiente dos años más tarde llegaría yo, la princesa de papá y la consentida de mis hermanos mayores. La vida era placentera, no teníamos que preocuparnos por el dinero ya que el trabajo de mi padre nos permitía un estilo de vida holgado, sin embargo, el matrimonio de mis padres cada día iba deteriorándose más, ya que, como lo mencioné, se casaron demasiado jóvenes y aunque les cueste admitirlo, la verdad es que no lo hicieron por amor y prueba de ello es que a sus 45 años, mi madre aún salia de fiesta en cada ocasión que podía, llegaba ebria a casa y en más de una ocasión llegué a escucharle conversando por teléfono de manera sospechosa con otras personas. A pesar de no tener una dinamica familiar de ensueño, solíamos ser unidos y demostrar nuestro afecto a nuestra manera. Pasaron los años, mis padres tenían arrugas y menos cabello pero siguiendo igual de atractivos, mis hermanos desarrollando una espalda ancha y brazos fuertes, altos, de piel trigueña y una tupida cabellera lacia, por mi parte la juventud también comenzó a hacerse presente, mis senos comenzaron a crecer en tallas y mis caderas a ensancharse, mi trasero se volvió redondo y firme, todo esto aunado a mi piel blanca y mi cabellera castaña clara me daban el aspecto que todo hombre desearía.

Recién había cumplido 18 años cuando mi madre nos dio la noticia, había pedido el divorcio y se iba de la casa, el proceso fue corto ya que mi padre estaba al tanto de las aventurillas que había tenido mamá y por lo tanto no deseaba verla más en nuestra casa, además de que esa era la excusa perfecta para no haber repartición de bienes, ya que el adulterio le quitaba a mi madre cualquier derecho de reclamo sobre las cosas materiales de mi papá; sin embargo la ausencia de nuestra madre se hizo presente a los pocos días, la comida no se hacía, no había ropa limpia y la casa estaba hecha un chiquero, en un principio comencé a ocuparme solamente de mis cosas y mi cuarto pero pronto me vi a mi misma haciendo todas las labores domésticas, atendiendo a mis hermanos y a mi padre en todo lo que necesitaran, desde cocinar, barrer, alzar la casa o hacer el super, ser ama de casa en verdad era una tarea agotadora, aunque a decir verdad aun no sabia que todo el trabajo y esfuerzo tendría sus "recompensas".

Fue una tarde de verano, me encontraba atareada en la cocina, tenía que hacer la cena para todos antes de que mi padre y mis hermanos regresaran del trabajo y la facultad, vestía unos mini shorts de mezclilla y un top que apenas lograba tapar mis senos, sabía que era un poco indiscreto pero el calor era infernal en esa temporada, de pronto escuché abrirse la puerta.

—ya llegué

—hola papi —respondí —estoy en la cocina

—hola cariño, huele bien rico, ¿Qué estás preparando?

—se me ocurrió hacer algo que vi en Facebook, ¿Qué te parece un poco de pasta en salsa verde acompañado de un buen corte de carne?

—ya te puedes casar hija

—mientras ustedes no se sepan mantener solos yo no me puedo casar papá.

—no sabes el gusto que me da escuchar eso —ambos soltamos una risilla que terminó cuando nuestras miradas se cruzaron, por un momento el silencio reino en toda la casa y de forma inesperada, mi padre se abalanzó sobre mi besándome con tanta pasión y lujuria. En un principio me tomó por sorpresa, no supe como responder, no imaginaba que mi padre pudiese sentir algo como esto por mi, claro que habia notado las miradillas indiscretas hacia mi trasero o los roces "accidentales" pero esto era otro nivel. Pensé en retirarme, pero el sentir sus labios, su lengua, el como sus brazos fuertes me tomaban, poco a poco comenzó a humedecer mi entrepierna, comencé a corresponderle y lentamente mi lengua empezó a danzar con la suya. Sus manos exploraban mi cuerpo, primero mis senos y después mi trasero, casi por instinto mi mano bajo hasta su miembro, dándole un lento masaje por encima del pantalón, mi padre gemia de placer y ese era el mejor indicativo de que estaba haciendo bien mi trabajo.

Sus besos tenían mi vagina encharcada, pero yo quería más, mucho más y sabía lo que tenía que hacer para conseguirlo, separe mi boca de la suya y sin mediar palabra me puse de rodillas, mordiendo mi labio inferior baje su cremallera y metí mi mano en su pantalón, lo que descubrí ahí era algo enorme y hermoso, un duro y grueso pedazo de carne hirviendo a punto de estallar, su gran cabeza morada derramaba ya pequeñas gotas de líquido pre-seminal. Nunca había visto a mi padre más allá del hombre proveedor y protector de su familia, pero estando ahí, de rodillas frente a su miembro, acariciandolo, oliendo su sudor de macho, me hacía enloquecer, mi vagina y mi boca babeaban de excitacion y sin más comencé a darle pequeños besitos, mi padre soltaba pequeños gemidos y yo ya mas entrada en confianza abrí mi boca y me trague entera su enorme verga, podía sentir como la punta tocaba el fondo de mi garganta, sentía unas profundas ganas de vómitar, pero el ver la cara de satisfacción de mi padre era toda la motivación para seguir con mi trabajo. Al principio me costó muchísimo esfuerzo, era inexperta en esto de dar mamadas, pero poco a poco tomaba práctica, lamia el tronco y ponía especial énfasis en la cabeza, chupaba y lamia como una paleta de caramelo y muy pronto le tome el gusto.

—cariño, cariño, esperate, creo que esto no está bien —mi padre retiraba mi cabeza de su miembro, a sabiendas de que esto no se volvería a repetir tan fácilmente, decidí jugarme todas mis cartas para que siguiéramos adelante, quería llegar hasta las últimas consecuencias y lo iba a lograr, así que poniendo cara de niña buena y dándome pequeños golpes en la mejilla con su pene pregunté

—pero ¿por qué no está bien papi? Se nota que lo estas disfrutando, además, trabajas tanto para nosotros y yo lo único que quiero es agradecértelo.

—lo se cariño, pero hay otras formas de agradec... —ni siquiera le di oportunidad de terminar la frase, comencé a masajear sus gordos huevos haciéndolo que perdiera el aliento de nuevo.

—¿papi? —si...amor? —quiero leche, ¿vas a dármela papi?

Esa frase derribo cualquier atisbo de defensa que aún tuviera mi padre, tomó mi cabello con ambas manos y comenzó a embestirme salvajmente la boca, sus huevos chocaban con mi barbilla emitiendo un hermoso sonido que me deleitaba escuchar. En el piso había un charco enorme, producto de mi saliva, con cada embestida sentía como el pene de mi padre tocaba el fondo de mi garganta, estaba excitadisima pero deseaba con fervor el regalo que tenía mi padre para mí. Sus gemidos aumentaban y de pronto lo sentí, sus primeras eyaculaciones, al principio pequeñas, tímidas, pero poco a poco salía más y más y de la enorme tranca paterna, casi hasta ahogarme, su sabor era fuerte pero delicioso, saboree hasta la última gota hasta que sus huevos estuvieron secos y aún así no me detuve, continúe mamando hasta que mi padre me detuvo.

—espera cariño, espera —casi sin aliento.—vas a provocarme un infarto.

—sin pensarlo dos veces, trague el delicioso juego de hombre que tenia en la boca.—tu lechita es muy rica papi, ¿puedes dármela más seguido? ¿Por favor?—implore con mi cara de niña buena.

—no lo se hija, esto, lo que acabamos de hacer, no se si es correcto.—había conseguido tener una conexión super especial con mi padre que tanto amaba y nada ni nadie me la iba arrebatar, ni siquiera él. Así que decidida y mirándolo a los ojos le dije mientras tomaba su semi erecta verga.

—escúchame papi, esto fue algo delicioso, para ambos y en verdad me gusto, no creo que haya algo de malo en darle un gustito a tu princesita ¿o si papi? —negó con la cabeza.—bien ¿entonces por qué parar de hacerlo?—tomé su mano y la llevé hasta mi entrepierna.—además, quien sabe papi, quizás después te deje hacer otras cosas.—de inmediato su verga se puso dura como roca y comenzamos a besarnos apasionadamente hasta que de pronto escuchamos como se habría la puerta, mi padre corrió a esconderse en su habitación mientras yo me relamia los restos de semen que tenia en los labios.

—hola hermanita ¿que hay de comer? ¿Qué tienes en la cara?

—es...solo agua.—dije mientras sonreía para mis adentros.

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