Diario de un joven y gordo pervertido.

PeMaGo

Virgen
Registrado
Ene 31, 2021
Mensajes
2
Likes Recibidos
0
Puntos
0
Los inicios de todo chico son confusos y torpes, y el mío no iba a ser diferente. Comencé a masturbarme a los 11 años, un día que, buscando los regalos de reyes, encontré revistas guarras de mi padre, todo un señor grande y algo gordo de 44 años. Al encontrarlas me olvidé completamente de los regalos, solo podía pensar en esas tetas y coños que estaba viendo. La primera que abrí había una foto novela sobre un fotografo que, en una escena porno de lesbianas donde una morena le lamia el coño peludo a la rubia, el fotografo las ataba y las violaba con dureza. Viendo a esas guarras atadas, siendo forzadas y folladas por el fotógrafo empecé a machacarmela en la cama de mis padres. No aguanté más en el momento que vi dos fotos, donde el fotografo tenía metida la mano entera en cada uno de los chochos, bien abiertos y rojos, de las chicas. Solté mi primera corrida en el orgasmo más intenso que he sentido hasta ahora.<br>La rutina se instauró rápidamente, cuando me quedaba sólo en casa, o al menos, mis padres se iban y me quedaba con mis hermanas, me encerraba en la habitación de mis padres a devorar esas revistas. Mi padre era un autentico sádico y no había revista donde se viera que esas zorras lo pasaran mal. No sólo les metían el puño entero por el coño y el culo, sino tambien dos pollas a la vez por alguno de los orificios, atadas, golpeadas, incluso una historia donde un viejo drogaba a su nieta para violarla el culo en el suelo.<br>Fuí aprendiendo en las semanas siguientes de esas revistas. Las había de todos los tipos pero en todas las chicas salian mal paradas. Cerraba la puerta y, en silencio, revisaba cada foto y cada viñeta, aprendí lo que eran los bukkakes, las violaciones, el incesto, todo tipo de depravaciones de esas revistas tan duras. A medida que pasaban los días me iba relajando y ya no me la pelaba arrodillado en el suelo con la revista encima de la mesita de noche para tocarla lo menos posible, sino que me desnudaba, me echaba en la cama de mis padres y me masturbaba fuerte y gimiendo, incluso a veces haciendo algún comentario para ver como se escuchaban las palabras que leía. <br>Un día andaba en mi ritual solitario. Mis padres se habían bajado al bar al ver el futbol, y sabía que iban a tardar bastante, dejandome a cargo de mis hermanas de 2 y 4 años. La pequeña, Ana, estaba dormida así que no había de que preocuparse, dejando a la mayor, Carmen, con los dibujos. Andaba pelandomela bien despacio, bajando la piel enteramente y subiendola poco a poco para no correrme. Estaba abrumado de excitación al ver a un negro abofeteando a una chica que tenia atada, con su enorme rabo a pocos centímetros de su cara. En la viñeta siguiente se veía como el negro agarraba la chica de la barbilla, apretándole los labios para que abriera la boca, con clara intención de follarsela. Mi cabeza se debatía entre soltar la leche que sentía a lo largo de mi pequeño rabo de chaval o relajarme para seguir disfrutando. La chica de la foto estaba arrodillada en el suelo, con las manos atadas en la espalda, y el negro la sujetaba todo su cuerpo, erguido como estaba, con una unica mano, la otra la tenia en sus cojones, tan grandes. yo le imitaba, acariciandome los huevos mientras me tocaba lentamente, notando las palpitaciones de mi polla y mi lefa. No aguantaba más y decidí pasar la página, sabiendo lo que me iba a encontrar. En la primera foto, el capullo del negro está sobre los lábios de la joven, que ya está llorando, cuando aún no ha empezado la diversión. En la segunda, todo el largo de su rabo desaparece dentro de la boca de la chica. No sé, si vieramos la foto ahora, si fuera verdad, pero en ese momento juraría ver la garganta de la chica más gorda que en la anterior foto. Era aún mejor de lo que me imaginaba por que los cojones perfectamente redondos del negro se veían enormes al lado de la pequeña barbilla de la puta. Ya ni me tocaba por miedo a soltar mi preciada leche, sólo andaba absorto de ver esa boca abierta y esos ojos llorosos. <br>-¿Estás bien?<br>Carmen, mi hermanita, estaba en la habitación. Había abierto la puerta y estaba delante de la cama, justo delante de mi, que me encontraba con las piernas abiertas y la polla bien dura, los cojones colgando y la revista en la mano. Mi polla dió un salto, como cuando abría el cajón donde mi padre escondía sus revistas, debajo de su ropa interior. Me quedé paralizado.<br>-¿Por qué estás desnudo?<br>-Estaba preparándome para ducharme.-Se me ocurrió decir eso, mientras luchaba por no correrme, estaba muy caliente mostrándome ante mi hermana, que era una mujer, aunque no hubiera reparado en eso hasta ese momento.- Necesitaba limpiarme bien, pero no se lo digas a mamá y papá, sabes que me regañan mucho por no querer meterme en la ducha. <br>Empecé a masturbarme lentamente delante de mi hermana, muy, muy lento, me convulsioné un poco, gimiendo, al notar como el orgasmo estaba cerca.<br>-Necesitaba limpiarme hasta el fondo esto.<br>Mi hermana miraba mi polla e incluso la cabeza hacía pequeños movimientos arriba y abajo siguiendo mi mano. Yo la miraba fijamente, viendo su carita redonda y su boquita entre abierta.<br>-Muy bien, yo no digo nada, Raúl.<br>Mi hermana se fué, cerrando la puerta. Me fui tranquilizando poco a poco, el morbo no podía ir a mas después de lo que había pasado, pelándomela delante de mi hermana. Miré el reloj y aún quedaba tiempo para el final del partido (y de las cervezas). Había dicho que me iba a duchar, y eso es lo que iba a hacer, para que no sospechara mi hermana. Con una grandisima erección, guarde la revista exactamente donde se encontraba antes. Recogí mi ropa, y, sin vestirme, abrí la puerta que daba al salón, donde estaba mi hermana. Desnudo y con la polla dura, me paré ante mi hermana creyéndome un protagonista de una de las revistas de mi padre "Nena, voy a limpiarme bien" en ese momento mi hermana me miraba la polla, que me sobaba sin disimulo, con una mano en el tronco y la otra en los huevos, notando como la lefa se reavivaba en mi interior, "he acabado de limpiarme esta zona, que es muy importante mantenerla limpia, y ahora iré a por lo demás".<br>Ella no dejaba de mirarmela y mis piernas no dejaban de temblar del morbo y el placer. Sólo pensar que mis padres me pillaran en ese momento me aterraba, pero no podía evitar quedarme delante de ella, mirándola y masturbándome. <br>-Muy bien. Me respondió.<br>Yo me metí a ducharme, a pelarmela como un hijo de puta y correrme entre el agua que me caia. Más relajado, salí de la ducha, me vestí e hice como si nada hubiera pasado. Pero ese estado duró poco. A partir de ese momento, cuando me quedaba con mis hermanitas, dejaba la puerta entornada solamente, sin cerrarla del todo. Gemía aposta y decía guarradas como "si tuviera una putita a la que violar se iba a enterar la pedazo de zorra". Viendo las revistas ya no veía a esas mujeres adultas con esas tetas tan deliciosas y esos coños, me imaginaba a mi hermana siendo violada, sodomizada, abusada y pegada. Alguna vez veía de reojo como se quedaba al otro lado de la puerta espiandome y en esos momentos preparaba un show para ella. Me abria bien de piernas, empujandome los huevos para abajo para que quedaran bien colgados, descapullándome el rabo para que lo viera entero en todo su emplendor. Me escupía la mano, y, mirando de reojo para que no supiera que la estaba observando, la llevaba al glande para frotar la palma de mi mano en él, gimiendo y maldiciendo "menuda corrida voy a echar, joder". Seguía machacándomela viendo esas fotos, chicas atadar, amordazadas, magulladas, siendo violadas por objetos y hombres. Estaba enganchado a una historia sobre una jugadora de baseball que es despedida del equipo por el entrenador follandola con el bate; ver esa imagen con los tobillos atados a las muñecas dede la chica, con el culo totalmente expuesto y abierto por ese bate tan grande me hacía terminar en cinco segundos. Entonces, gritando "toma, pedazo de guarra" me corría, me limpiaba, y salía del cuarto desnudo, habíendo recogido todo. Mi hermana entonces estaba ya con sus cosas, disimulando. Así pasó una semana donde mi hermana se asomó tres veces. Entonces, venido del cielo, pasó una cosa deliciosa. Mi hermana enfermó. <br>Una gripe la puso la fiebre por las nubes, se quedaba en cama gimiendo y delirando un poco. Mi madre se puso muy nerviosa pero mi padre mantuvo la entereza. Despues de venir del médico, la recetaron supositorios, yo ya había probado esos condenados medicamentos pero al ver la caja se me puso dura en el acto. Los dos primeros días, un sabado y un domingo, que mis padres no trabajaban, mi padre se encerraba con mi hermana y en dos minutos volvía a salir con ella en brazos animándola. Todo cambió el lunes, que mi padre había cogido de vacaciones para cuidar de mi hermana, pero el martes debía volver al curro. Por la mañana me llamó.<br>-Raúl, ven aquí, te voy a enseñar como poner los supositorios a tu hermana para cuando no estemos esta semana. No irás a clase, pero debes estudiar igualmente, pero, cuando no estemos, por favor, cuida de tu hermana.<br>Fuí con el a la habitación de mis hermanas, en la cuna estaba Ana y en la cama, tapada, roja como un tomate, sudada, estaba Carmen. Su aspecto me recordaba a las chicas de las revistas cuando ya llevaban unas cuantas paginas siendo maltratadas. Empecé a ponerme cachondo. <br>-Mira, están aquí guardadas, debes ponerle un supositorio a esta hora, a las 9, y dejarla descansar hasta la hora de la comida. ¿Entendido?<br>-Si, papá.<br>-Venga preciosa, papa va a enseñar a tu hermanito como darte la medicina, ya sabes, date la vuelta.<br>Su tono serio, cariñoso pero tajante, con esa voz tan profunda era como me había imaginado que hablaban esos hombres de las revistas al principio de sus juegos, cuando aún hacen creer a las zorritas que estan con un buen amigo. Mi hermana se destapó, vestía un pijama gordo rosa, se dió la vuelta, poniéndose a cuatro patas. Yo apenas podía respirar y rezaba por que mi padre no se dira cuenta, mi padre se sentó en la cama y me cogió de la muñeca para sentarme junto a el, entre él y mi hermana. Entonces Carmen se bajó los pantalones y las braguitas, despacio. Todo era muy diferente a las mujeres de las revistas, el culito era perfectamente redondo, y pequeño, en esa postura, le veía el ano, ese agujerito por donde parecía imposible meter nada. Pero lo mejor no era ese culito tan redondo y blanco, sino su coño. Me quedé paralizado a ver dos bultitos que invitaban a tocarlos en vez de las rajas rosas y rojas, moradas y con pliegues y labios que había visto en las revistas. Apenas dos bultitos y una rajita en medio por donde no se apreciaba ningún agujero, invitando a ser descubierto por alguna lengua, o algo mejor. <br>Mi padre abrió el blister del supositorio y ahí deje de ensimismarme. <br>- Mira, Raúl, se debe meter por la parte plana, ¿Vale? Así que es mejor huntarlo en vaselina, para que entre mejor, por que sino le harás mucho daño a tu hermana, hay que ir muy despacio para no lastimarla. <br>Menudo cabrón mi padre, "para no lastimarla" con semejante arsenal de revistas de violaciones. Del mismo cajón dónde se guardaban los supositorios saco un tubo a medio acabar de vaselina. En ese momento mi hermana gimio unas cuantas veces.<br>-Vaya, se ha quedado dormida, estará soñando, pobrecita, está muy enferma, hay que cuidarla bien, ¿De acuerdo, Raúl?<br>-Sí, papá, ¿Se va a poner bien?<br>-¡Claro! - Me contestó.-Sólo hay que darle la medicina bien. Mira.<br>Huntando la vaselina en el supositorio, puso una mano en la espalda de mi hermana, y con los dedos de la otra, encañonó el supositorio en el ano. Sentía que la fiebre me subía a mí tambien.<br>-Poco a poco hay que ir metiendolo, así. Empujando el supositorio, parecia que no iba a poder entrar, empujaba el ano de mi hermana para adentro, pero entonces, mágica y rápidamente, el culo pareció ceder y la punta roma del medicamente entró en mi hermana. Mi padre dejó de presionar, y me miró a la cara, yo estaba a pocos centímetros de él y me costaba respirar.- no te preocupes, raúl, con la vaselina y con la fiebre no se acordará del dolor, no temas por tu hermana, mira, ahora, cuando ya esta metida, hay que tener cuidado por que ahora el culo está intentando expulsar el supositorio. No hay que ser bruto, pero hay que aplicar fuerza para que no se salga, e ir metiendolo poco a poco. <br>Diciendo eso, sus dedos fueron empujando el pequeño supositorio blanco dentro del ojete de mi hermana, que en sueños seguía balbuceando. Poco a poco iba desapareciendo y yo respiraba aliviado por que esta tortura de no poder pelarmela delante de mi padre iba a acabar.<br>-Ahora que ya está dentro, el ano sigue intentando expulsar el supositorio. - mi padre mientras decía eso empezó a restregarse vaselina por la punta del dedo que estaba en el culo de mi hermana, haciendo tapón.-Así que hay que introducir el supositorio un poquito más, hasta que ya no lo sientas en el dedo por que haya sido empujado para adentro por el propio ano.<br>Entonces mi padre reanudó el viaje de su dedo, que no había acabado, metiendo la punta dentro del culo de mi hermanita, que, despues de haberse tragado el supositorio, empezó a abrirse de nuevo para el dedo de mi padre. No pude más, y me fuí corriendo al baño. Abrí el agua y me limpié bien la cara con agua fria. Creía que iba a vomitar. <br>-¡Chico! No te preocupes, hombre, tu hermana apenas lo ha sentido, sé que parece que vayas a hacerle daño a tu hermana pero si lo haces bien, no hay qué temer. Abre la puerta.<br>Yo abrí, temiendo desobedecer a mi padre, un seño grande, gordo, alto, que parecía un jabalí. <br>-Mira, chico, - me dijo poniendo el dedo que había estado en mi hermana delante mía.- No hay que meter más que esto. Señaló el final de la uña. Y se puso a lavarse las manos. Yo fuí donde mi hermana que ya estaba acostada de nuevo, vestida y tapada, dormía profundamente. <br>Le pedí permiso a mi padre para bajar con los chicos que jugaban en la calle y me sumé a ellos para relajarme.<br>El día siguiente legó y al despertarme yo me sentía un dios. Mis padres estaban trabajando y me habían dejado el desayuno hecho con una nota muy cariñosa en agradecimiento de cuidar de mis hermana. La pequeña iba a una guarderia y tampoco estaba. Fuí a visitar a Carmen. Estaba dormida, sudando, algo más palida que el dia anterior. La toque y ardía. Sentía pena por ella, pero tenía la polla durísima. La hora del medicamento estaba cerca y yo me impacientaba. Preparé todo, sacando la vaselina y el blíster de supositorios. Intenté despertar a mi hermana, pero sólo conseguía sacar de ella unos cuantos gemidos vagos. Dios, era como en una de las revistad de mi padre, un golfa drogada para usar. Destapé a mi hermana, que llevaba el mismo pijama del día anterior, y le di la vuelta. No hizo nada, sólo se colocó algo más comoda aún dormida. Se me quitaron todas las dudas y los miedos, supe que tenía que aprovechar esta oportunidad. me desvestí completamene, dejando mi polla de, por aquel entonces, doce centímetros al aire. entonces me acerque a mi hermana dormida. No, tenía que pensar como hacerlo de la mejor manera. Salí corriendo desnudo al cuarto de mis padres. Cogí una de mis revistas favoritas, y la lleve junto a mi hermana, que seguía tumbada boca abajo. Abrí la revista y en esa pagína andaban dos fulanas en una cama, atadas como casi siempre, a cuatro patas, con los brazos por debajo del cuerpo y las muñecas atadas a los tobillos, dejándo sus piernas totalmente flexionadas. Ahora sus coños me daban cierto asco comparados con el coñito perfecto de mi hermana, y sus culos gordos y deformes. Estaban atadas con cinta americana así que fuí al cajón de herramientas de mi padre. Volviendo con mi hermana, no me podía creer lo que iba a hacer, violar a mi hermana brutalmente, como en esas revistas. La quite la camisa del pijama y baje el pantaloncito. Sus braguitas eran blancas y y su culito se trasparentaba un poco. Tirando el pantalón al suelo, bajé las braguitas de mi hermana. su culito, ahora en posición echada, era más redondito aún, dos pequeños globos que hacían imposible pensar que dentro de ese cuerpo hubiera huesos o algo mas duro que una nube. Acerqué mi nariz y olfateé sus nalgas. No me podía creer esa suavidad. Con cuidado la puse a cuatro patas, con la cabeza en la almohada, seguía sudando. Así, desnuda y dormida, la sentía toda mía y mi cabeza estaba fuera de control. Me acerque a su cara y la dije al oído.<br>-Ya verás, pedazo de puta, lo que es que te violen.<br>Cogí sus brazos y los puse entre sus piernas. Los até con la cinta, por el lado que no pega en su piel. Y separé las piernas. Así, tenía a su culo en pompa y y su coñito a mi disposición. Esta vez no me quedaría con las ganas y, acercándome, empezé a lamerle el coñito. Como había imaginado, mi lengua se metio entre esos bultos tan delicados, encontrándome con una pared durita y deliciosa entre dos bollos suaves. Palpando su glúteos, me quería meter más adentro de su raja, hundir toda mi cara, y, sin pudor, empecé a lamer con fuerza, y a absorber mis babas y su sudor. Mi hermanita empezó a balbucear cosas ininteligibles, pero yo sabía que seguía dormida, y, si se despertaba, pudiera estar alucinando en su enfermedad. Sabiendo que ese no era el agujero de la medicina subi mi lengua asta su culo y me puse a recorrer toda la rajita con mi lengua, del coñito, hasta la espalda. Gemia como un perro, a cuatro patas, detras de mi hermanita atada.<br>Tenía que ponerle la medicina. Así que, como me enseñó mi padre, lubriqué bien el supositorio y lo encañoné en su culito. Poco a poco empecé a presionar y, como el día anterior, parecía que no iba a entrar en el culito, se empezó a hundir todo el ano, entonces, empuje un poco más fuerte, y el supositorio se metió de un golpe. Mi hermana se quejó un poco. "¿Carmen?" No hubo contestación. Así que, armandome de valor, encañone el culo, pero esta vez con mi polla. Respirando, empecé a acercarme, cuando el supositorio salió, cayendo a la cama.<br>-¡Joder! Serás perrra.<br>Volví a cojer el supositorio, esta vez algo enfadado. Y, sin tanto cuidado, volví a lubricarlo, esta vez pringando todo mi dedo tambien, y empuje hasta el fondo. Mi hermana pareció quejarse en sueños, desde luego, la estaba despertando. Sus gemidos sólo hicieron afianzar mi seguridad, aún con el dedo dentro, sentía una presión que no pensaba que ese cuerpecito pudiera generar. Estaba muy estrecha y supe que sería dificil meter mi rabo ahí. Ya notaba la leche queriendo salir, y ni siquiera me habia tocado. Saque el dedo despacio y pringué mi rabo en vaselina. Sabiendo que iba a ser dificil, me afiancé bien las rodillas en la cama, separándolas usando de toda las piernecitas de mi hermana. Encañoné mi rabo en su culo, me fijé en todo su cuerpo, en sus manos atadas, en su culito que se veía bien pequeño, en su melenita en la almohada. "Vas a ser mía" susurré. Y, con ayuda de mi mano que sujetaba firmemente mi rabo, empujé fuerte. Mi hermana se acabó de despertár del todo con un grito e intentándo moverse. Mi polla estaba siendo estrángulada por su culo y me dolía más que me daba placer pero aún así tuve suerte de no correrme en ese glorioso intante. Al moverse mi hermana salió mi polla, con el capullo blanco de tanta presión. Mi hermana jadeaba desconsolada pero la pegué una fuerte nalgada y dije "callate y estate quieta". Me volví a colocar torpemente apoyándo mi rodilla en una de sus piernas y la volví a meter con el mismo procedimiento de antes. Palpar el ojete con el dedo y empuñar mi polla donde estaba. Volví a dar un empujón bien fuerte. Quería sentir de nuevo esa carne abriendose y estrangulándome. Sentía como quería correrme pero su culo hacía tope, alargando el placer de una forma que no había experimentado nunca. Rebaló mi perna, volviendo a la cama y saliendose mi polla de nuevo. Ví como la pierna de mi hermana estaba roja por mi peso, pero no me importó, estaba furioso por lo dificil que era violar a mi hermana. La agarre del pelo, para ponerle la cara sobre la almohada y que no se escucharan tanto sus gritos. La tercera vez que palpe su ojete decidí meter un dedo para notar como era. Ahora no estrangulaba tanto. Estaba muy caliente y humedo lo saqué, había un poco de sangre. "Esto va a hacer que el supositorio te haga mas efecto, puta". Empuñando mi polla, se la ensarté de nuevo, notando como se rompía su esfinter, esta vez no iba a dejar que se saliera de nuevo y empecé a embestir a esa zorrita que tenía por hermana. Con tres embestidas empecé a notar en mi cojones su culito y ahí no resistí más y me vacié como nunca. Dejé a la cria llorando mientras, temlando, me vestía. Corte la cinta americana y la vestí, ella no entendía nada y balbuceaba cosas que no entendía mientras lloraba. La besé en la frente y me eché con ella, abrazándola. Se quedó dormida rápidamente.
 

tagua01

Virgen
Registrado
Jun 17, 2014
Mensajes
37
Likes Recibidos
10
Puntos
8
Bueno pudo ser.mas gentil...jajaja. Buen relato amigo!!!
 

PeMaGo

Virgen
Registrado
Ene 31, 2021
Mensajes
2
Likes Recibidos
0
Puntos
0
Oh! No, no... Esto es el principio :).
Para la siguiente arreglaré los problemas de formato.
¡Muchas gracias!
 

Muro

Virgen
Registrado
Feb 4, 2021
Mensajes
20
Likes Recibidos
1
Puntos
8
no soy partidario de la violencia; el amor se hace con amor. :16_png:
 
Arriba Pie