Diario de cuarentena (II)

lalilulelo003

Pajillero
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Día 10


Nos hemos enterado de que van a haber 15 días más de cuarentena. Me han sorprendido mis contradictorios sentimientos al respecto. Por un lado desesperación; por otro, esperanza, pues se alargará esta situación con Andrés, en la que creo que empieza a haber cierta tensión sexual. Esta mañana le he cazado observando mi figura mientras hacía unos ejercicios de fitness para tonificar mis bonitas piernas.

Intento hacerme la encontradiza en el baño y ya le he visto en calzoncillos. Es increíble lo caliente que me pone su cuerpecito prepúber.

Día 12

Mi mente calenturienta y espoleada por vuestros comentarios ha ideado un plan que ha surtido el efecto esperado. Los primeros roces sexuales con mi hijo ya han sucedido. Aunque el suministro de gas sigue funcionando durante el confinamiento, le he dicho a Andrés que deberíamos ahorrar en agua caliente, y que para ello deberíamos ducharnos juntos “aunque sea en ropa interior”. Se ha puesto visiblemente nervioso al recibir la noticia, pues ha tenido que tragar saliva antes de contestar un casi inaudible “vale mamá”.

Así pues, esta tarde lo he preparado todo. No sabía si exageraría atenuando las luces y poniendo unas velas, pero me he decidido a hacerlo, además de encender una vela de incienso muy aromática. Me he sorprendido a mí misma nerviosa con estos preparativos.

Cuando ya anochecía, me he acercado a la puerta de su habitación, donde estaba leyendo, y he soltado un sonriente “¡a la ducha! Ha entrado detrás de mí a nuestro pequeño cuarto de baño y hemos empezado a desnudarnos hasta quedar en ropa interior. Él llevaba un bóxer gris, diseñado para quedar ceñido a los muslos, pero aún holguero en su delgada anatomía. Por mi parte un conjunto básico blanco de algodón.

De tal guisa hemos entrado a la gran bañera, y el agua caliente ha comenzado a resbalar por nuestros cuerpos empapando nuestras prendas. Le he visto observar de reojo en varias ocasiones mis oscilantes pechos, adornados por mis evidentes pezones, pegados a la tela mojada y crecidos debido a la excitación del momento. Yo tampoco he podido evitar mirar recurrentemente el bulto de su boxer. Parecía marcarse en él un pequeño pene del tamaño de un dedo meñique. Los mechones de pelo negro mojado se pegaban a su frente, realzando el color marrón almendrado de sus ojos: me parecía guapísimo y muy sexy.

Le he acercado el gel de baño pidiéndole que me frotara la espalda, y me he dado la vuelta ofreciéndosela. Ha empezado a frotar mis omoplatos pero los tirantes del bra le molestaban, así que me lo he quitado. Tras un segundo de duda ha seguido frotando mi espalda. Sus manos resbalaban hasta mis costados y la costura de mis bragas, que parecían fronteras infranquables. “Frota bien” he exclamado, y he tirado de ellas hacia abajo, dejando también mis nalgas desnudas. Aún así, no parecía decidirse a amasarme el culo, así que me he dado media vuelta y me lo he quedado mirando. Él no ha podido sostenerme la mirada y ha recorrido mi cuerpo con su vista, deteniéndose en mis pezones y en mi escaso vello púbico. Respiraba agitadamente.

-¿Te gusta?- he preguntado

-Sí- ha respondido él.

El bultito de su bóxer había crecido significativamente formando un tenso pico de tela. He extendido el brazo y con mis dedos he apretado dulcemente ese promontorio perverso. Así, sobre la tela mojada, lo he amasado repetidamente, consiguiendo de tal manera mi objetivo: ver signos de placer en su rostro. Ha alzado sus manos y ha acunado en ellas mis pechos generosos, haciendo tropezar mis pezones con sus pulgares. He gemido. Mis jugos empezaban a fluir, estimulada por el agua caliente, el olor del incienso y las caricias de mi pequeño. Nunca en mis 38 años había vivido una situación tan excitante, no sólo por el ambiente y las caricias, sino también por ser mi amante quien era.

Intuyendo mis sensaciones por mis gestos, Andrés ha bajado su mano derecha hasta acariciar mis labios vaginales, colando un dedo entre ellos y haciendo tropezar ahora mi clítoris con él. Ha demostrado ser muy hábil, pues en cuestión de segundos me ha robado un potente orgasmo que ha sacudido mi cuerpo de pies a cabeza.

Cuando me he repuesto he tirado de su bóxer hacia abajo, y su pequeño pene ha saltado al exterior. Su región genital era preciosa: libre de todo vello, pene terso, duro y venoso, testículos firmes y pequeños. He llenado mis manos de gel, y dándole la vuelta he frotado su espalda y su cuello. También sus tersas y relucientes nalgas separándolas bien y esmerándome en la limpieza de su ano. Entonces me he acercado a él apoyando mis pechos en sus hombros y mi barbilla en su cabeza y lo he abrazado acariciando sus abdominales marcados y sus minúsculos pezones. Visto desde arriba, su pene sobresalía desafiante, rocoso, curvado hacia arriba como un firme anzuelo. Su exiguo tamaño aconsejaba acariciarlo sólo con la punta de tres dedos; y así lo he hecho. Un glande rojo, casi morado, ha aparecido al retirar el prepucio hacia atrás. El gel de ducha facilitaba las caricias, haciendo resbalar mis dedos. Su cuerpecito temblaba entre mis brazos, azotado por sensaciones nunca antes sentidas. Al cabo de unos preciosos minutos, sus gemidos han aumentado y aunque no ha eyaculado, su pene ha rezumado un líquido que ha venido a lubricar aún más mis caricias.

Nos hemos abrazado bajo el agua caliente y al notar su dureza en mis muslos he buscado su lengua con la mía. Hemos terminado de ducharnos entre caricias y morreos.

Tras acicalarnos y vestirnos hemos seguido cada uno en nuestras cosas, él en su cuarto, y yo preparando la cena. He cocinado con amor renovado hacia él. Las madres que crean que no se puede querer más a un hijo se equivocan: a un hijo amante se le quiere de una manera insospechada. Va a ser difícil volver a conversaciones intrascendentes sobre otras cosas que no sean el sexo, pues mi fuego interno no se ha apagado, sino que arde con más fuerza. Ya lo oigo salir de su cuarto, vamos a cenar. ¿Qué pasará esta noche y los siguientes días de encierro? ¿Qué pensáis vosotros, amigos de javichuparadise?
 

Sexolo.

Virgen
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Que envidia por el pequeño andres y que babean te morbo me provocas...
 

dalenica89

Virgen
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Buen relato te felicito, espero que continúes la historia y que la madre encuentre la forma de que su hijito se la folle hasta que queden secos ambos.
 

JUANDIRO80

Virgen
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muy excitante relato... espero morbosamente más historias de cuarentena!!
 
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