Después de 9 años de Abstinencia

heranlu

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Ago 31, 2007
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Siempre he mantenido una relación muy especial con mi madre, soy hijo único y eso me ha permitido disfrutar enteramente de su cariño; siempre ha sido muy bella y con un cuerpo de modelo, morena clara, de pelo largo, con unas piernas exuberantes, un trasero precioso y unos senos no muy grandes pero sí firmes y puntiagudos; con el paso del tiempo engordó un poco, pero ello en nada ha alterado su belleza, sino por el contrario, ha incrementado aún más el encanto de sus piernas, sus senos y su trasero.



Cuando yo tenía 11 años (ahora tengo 20), mi padre se fue a trabajar al extranjero; nunca se desatendió de nosotros pero no hemos vuelto a verlo en persona. Desde que mi padre se fue mamá se convirtió en la mujer más virtuosa de la tierra siéndole totalmente fiel, lo que significa que en 9 años nunca tuvo una relación sexual, a pesar de que le sobraban pretendientes.



Así pasó el tiempo y hace pocos meses, un día en que salí de la universidad más temprano que de costumbre llegué a casa y busqué a mamá pero no la encontré; me dirigí a su recámara y ví que la puerta estaba entreabierta, me asomé sin hacer ruido pensando que tal vez estaría dormida y lo que observé me impactó: Mi madre estaba acostada, con la falda arremangada, no tenía bragas y se masturbaba impetuosamente; tenía los ojos cerrados por lo que no notó mi presencia, finalmente lanzó un suspiro de satisfacción y abrió los ojos, al verme se quedó estática, no sabía qué decir, la notaba nerviosa y avergonzada; por lo que sin decir nada di media vuelta y me fui a mi habitación.



Como a los cinco minutos llegó a mi habitación, se acercó a mí y me dijo: -Hijo, estoy muy apenada contigo, ¿Qué pensarás ahora de mí?. –No te preocupes mamá- respondí –la culpa es mía por entrar a tu habitación sin avisar, además lo que hacías es algo muy natural, aún eres una mujer joven y atractiva, y no tienes una vida sexual activa por lo que la masturbación es una buena forma de descargar tu energía sexual.



Me miró un tanto incómoda, como que no le hacía gracia que su propio hijo le hablara tan directo, finalmente me dijo: -Efectivamente, en mi vida solo ha habido dos hombres, tu padre y tú. -Me agrada que me consideres como un hombre en tu vida, pero me gustaría serlo realmente.- respondí. Mi respuesta causó en ella una reacción de pánico e indignada me contestó:

-¡No me gusta tu insinuación! ¿A caso te has vuelto loco? ¡Soy tu madre!

-Lo sé, pero no te estoy proponiendo que tengamos relaciones, solo que si te agrada tanto la masturbación, entre dos debe ser más divertido ¿no crees?



Y sin esperar una respuesta comencé a acariciar sus lindas piernas hasta llegar al interior de sus muslos y abriéndole las piernas comencé a acariciar su coño por encima de las pantaletas, que estaban completamente húmedas, ella trató de evitarlo pero fui hábil y poco a poco dejó de resistirse abandonándose al placer que estaba sintiendo., cuando consideré que era el momento le subí aún más su falda y deslicé sus pantaletas hasta quitárselas por completo, entonces mis dedos se fueron abriendo camino poco a poco, sin prisa, hasta llegar a su clítoris, con el cual jugué durante un tiempo mientras mi otra mano recorría las curvas de su cuerpo, en poco tiempo llegó el orgasmo, una serie de espasmos que la hacían vibrar mientras emitía fuertes gritos y suspiros.



Pero 9 años de deseos guardados no se podían llenar con tan poco, así que me arrodillé frente a ella y comencé a besar su capullito, el aroma que de él emanaba me ponía a mil y pronto estaba comiéndome todo su clítoris y provocándole un nuevo orgasmo, mucho más intenso que el primero.



Después de probar sus exquisitas mieles me incorporé, la abracé y dándole un beso en la mejilla le pregunté con cierta dulzura: -¿Te gustó mamá?

-Sí, hijo; me encantó. Aunque acabas de despertar a un volcán que había permanecido inactivo durante mucho tiempo. ¡Así que aprovéchate! En este momento mami te permitirá hacerle todo lo que desees, ¡Lo que sea!



Acepté la oferta y comencé a desnudarla, le desabroché su blusa de seda y con un poco de trabajo le saqué el sostén quedando al descubierto sus hermosos senos que de inmediato atrapé en mi boca, ¡Eran todo un manjar! Después seguí con su falda y teniéndola totalmente desnuda frente a mí nos besamos apasionadamente mientras acariciaba sus abundantes nalgas, entonces sus manos se deslizaron sobre mi entrepierna y sacó mi pene, acariciándolo maliciosamente.



-¡Hijito, qué hermoso está esto! Ya deseaba sentir uno entre mis manos.

-¡Pues es todo tuyo, mamita chula! Como tuyo soy yo.



Y comenzó a chularlo, primero desde la base, después llegó a la cabeza dándole lengüetazos, para finalmente introducirlo todo en su boca mientras me acariciaba los huevos, llevándome a la gloria.



La separé y dirigiendo mi pene hacia la entrada de su vagina comencé a penetrar poco a poco llevándome una muy grata sorpresa: debido a que durante nueve años no había recibido ninguna visita, la vagina de mamá se había ido cerrando recuperando la forma que supongo debió tener hacía tiempo atrás, excitado le dije al oído:



-¡Mamá, no puede ser, eres casi una señorita! ¡Es increíble! Me elevas al Paraíso.

-Sí, soy casi una señorita; pero eso me lo has quitado hoy. Desde hoy seré tu puta, tu mujer, tu amante, y además tu madre. ¿No es maravilloso? ¡Me encanta el sabor de lo prohibido. ¡Sí, sigue! ¡Así, así, así! ¡Más!...



Y una nueva ola de orgasmos la sacudió, hasta que ya no pude más y eyaculé abundantemente dentro de ella. Mi venida le provocó un orgasmo más, y agotados nos besamos y así, abrazados y desnudos nos quedamos dormidos.



Desde entonces lo hacemos por lo menos una vez al día, a veces dos o tres: Mamá es insaciable y yo su hijito procuro siempre su felicidad.



Aunque hay un problema, mi mamá tiene ahora casi dos meses de embarazo y aunque me fascina la idea de ser padre no sabemos qué hacer, hemos planeado ausentarnos un tiempo de la ciudad, regresar cuando el bebé haya nacido y decir a todos que es adoptado
Decidimos finalmente hacer lo que habíamos planeado y se presentó una excelente oportunidad, como estaba a punto de graduarme decidí hacer mis prácticas en una empresa ubicada en otra ciudad, por lo que nos mudamos. Ahí sin más contratiempos rentamos un pequeño departamento amueblado y nos dedicamos a vivir nuestra sexualidad sin más límites que el tiempo dedicado al trabajo, y con el aliciente de que ahora mi madre estaba embarazada. Debo decirles que siempre he sentido una atracción muy especial hacia las embarazadas a las que llamo mujeres en plenitud, ya que sus senos son más grandes, abultados y llenos de leche, la pancita es sumamente sensual y además los antojos no son solo de comida sino también de rica y nutritiva verga.



Así que como verán estábamos en la gloria, aunque ella siempre tuvo el temor de que el bebé al ser producto de una relación incestuosa naciera con algún defecto, afortunadamente sus temores se vieron en parte calmados cuando el doctor le confirmó que era una hermosa niña y gozaba de perfecta salud.



Cierto día ocurrió algo que sería la gran solución al problema, se celebraba el aniversario de la empresa para la cual trabajaba y todos los empleados fuimos invitados así como nuestros familiares, mi madre se encontraba en el séptimo mes de embarazo y llevaba una bata de maternidad color azul marino, lucía como cualquier mujer en su estado, pero a mí me parecía una diosa llena de sensualidad y no dejaba de mirarla con locura, su pelo suelto, sus labios rojos y su hermosa sonrisa realzaban aún más su belleza.



Al llegar a la fiesta como es normal la presenté con varias amistades, se celebró el tradicional brindis y la cena, después de cenar mi madre se levantó para ir al tocador, pero al ver que no regresaba fui a buscarla, la encontré asomada a un ventanal que tenía una hermosa vista de la ciudad, la imagen de la ciudad con los volcanes al fondo era encantadora y a mi madre la había fascinado. Eso me dio una gran idea y entonces le dije:



-¿Verdad que la imagen es hermosa?

-Sí, muchísimo-respondió.

-Dime, ¿No crees que sería muy excitante hacer el amor teniendo esta vista ante nosotros?



Ella dudó en responder, pero el brillo de lujuria en sus ojos me demostraba que sin duda le había encantado la idea, por lo que la llevé a una bodega de papelería cuyo ventanal también daba hacia el mismo lado por lo que se podía ver perfecto el panorama. Yo en un tono romántico le dije:



-Amor mío, pongo la ciudad a tus pies.

-Gracias, gentil caballero-dijo ella.

-¡Qué hermosos se ven los volcanes! ¿Verdad?

-Sí, son lindos.

-Pero ¿sabes qué mamá? ¡Me gustan mucho más los tuyos!



Y entonces la despojé de la bata de maternidad y deslizando hacia abajo el sostén comencé a chupar sus tetas desesperadamente, ella comenzó a gemir y jadear de felicidad mientras mordía sus pezones para recibir esa leche que tanto me encanta. Cuando la leche empezó a fluir le dije sonriendo:



-¡Oh! Estos volcanes ya están haciendo erupción.



Y continué mordiendo y saboreando el torrente de su dulce leche que ya corría hasta su abultado vientre, el cual besé con ternura entreteniéndome jugando con su ombligo para enseguida continuar mi recorrido hacia más abajo, haciendo a un lado sus bragas comencé a saborear su clítoris y a disfrutar de sus ácidos jugos que eran como un postre después de la hartada de leche que me había dado.



Nos desnudamos totalmente para comenzar la penetración, debo aclarar que durante los últimos meses del embarazo de mamá ella no quiso mamarme la polla porque el semen le provocaba nausea y la hacía vomitar, afortunadamente después del parto ella siguió dándome lengua a más no poder pagando con creces los meses en que me privó del placer de su dulce boca.



Ya desnudos nos colocamos de rodillas yo a sus espaldas, esto porque debido al embarazo no podíamos adoptar muchas de las posiciones originales, y comencé a penetrarla muy lentamente al principio para después acelerar hasta que tuvo su primer orgasmo, después me acosté de espaldas al suelo y ella sobre mí comenzó a cabalgarme, esa posición de ella sobre mí me excitaba muchísimo porque podía ver cómo su pancita y sus tetas se tambaleaban de un lado a otro, tanto que en ocasiones salía leche de ellas que me caía en el estómago, el pecho o la cara. ¡Qué maravillosa experiencia!



Después se recargó sobre una de las cajas y la penetré por detrás, esta vez ya no pudimos más y nos venimos casi al mismo tiempo. Ella estaba feliz por ser cogida mientras veía la ciudad a sus pies, después supe que era una de sus fantasías, si me lo hubiera dicho antes hubiera buscado la manera de cumplírsela. Me vine en su interior que es donde siempre me ha gustado venirme, y acostados nos abrazamos y nos besamos.



En eso estábamos cuando de pronto se abrió la puerta y apareció una hermosa mujercita de aproximadamente 16 años que más tarde supe se llamaba Karina y era la hija del dueño de la empresa. Al vernos juntos abrazados y totalmente desnudos a mi madre y a mí ella se disculpó y salió, pero durante el poco tiempo que permaneció frente a nosotros no dejaba de mirarme la verga e incluso vi en sus labios una señal de antojo.



Tras el incidente mi madre y yo nos vestimos y regresamos a la celebración, ya en la fiesta volví a ver a la jovencita que nos había encontrado en pleno agasajo, me acerqué a ella y sin más preámbulos le dije que lamentaba lo que había visto, que la mujer con la que me había encontrado era mi madre, que el hijo que esperaba era mío y que le suplicaba guardara este secreto de familia. Karina me dijo que no había problema, que ella también me confesaría un secreto y este era que estaba harta de su familia, que a pesar de que le daban todo en el aspecto material no la querían, no le hacían caso, su papá le pegaba y la maltrataba todo el tiempo; en suma que quería irse de su casa y estaba dispuesta a hacerlo y renunciar a todo si encontraba un hombre dispuesto a casarse con ella y una familia que la quisiera.



Así que seguí frecuentando a Karina, a escondidas de su padre ¡claro! Y mientras tanto seguía con la relación incestuosa con mi madre, poco después tuve relaciones con Karina, tuve el honor de desvirgarla cosa que les contaré después.



Dos meses después nació la niña, una hermosa bebé que es mi hija y mi hermana, hija y nieta de mi madre ¡Qué enredo no!. Entonces me robé a Karina, y volvimos los cuatro a nuestra casa, el problema se resolvió porque ahora todo mundo sabe que la niña es hija de Karina y mía. Y formamos una familia ejemplar, sigo cogiendo con mi madre y mi esposa lo sabe, a veces hacemos trío. Y estoy pensando incluso en probar otras experiencias como el intercambio de parejas o algo así. ¡Claro que intercambiaré a mi esposa Karina, a mi madre ni loco! Ella es solo mía.​
 
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