Despedida de Soltera

heranlu

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Despedida de Soltera



Hace pocos días me llegó la invitación para la despedida de soltera de mi sobrina. No es porque sea mi ahijada, pero permitan presumirles que es una preciosa nena de 26 años, hija de una prima de la que soy, digamos, súper íntima de toda la vida. A mi prima le ha ido muy bien en lo económico, por lo que se planea una boda muy lujosa y la invitación para la despedida no desentonó. La tarjeta llegó en una sobre muy elegante (si, todavía llegan sobres), en el que que para confirmar la asistencia pedían adjuntar la talla de brasier al número de wats de la wedding planner.

Un par de días después, recibí la confirmación en una caja muy mona que traía una hermosa tarjeta con la dirección y hora del evento, un antifaz y un preciosos baby doll, al que mi esposo le dio su estreno esa misma noche.

Por cierto, déjenme antojarles que toda la sesión me tuvo con el baby puesto manoseándome por encima de la prenda. Yo estaba montada sobre él, que es mi posición favorita, y mi esposo, todo el tiempo, se la pasó preguntándome qué es lo iba a pasar en la despedida. Yo subía y bajaba de su delicioso caramelo y, cómo me permitían la calentura, le gemía las experiencias que he tenido en despedidas, para que le diera más morbo verme con el baby puesto e, imaginando, qué haría su mujercita esa noche. Aunque, la verdad, ni yo misma me imagine hasta donde me llevaría esta experiencia.

Llegó el día del evento. La cita fue en un pequeño bar en el que nos recibieron dos edecanes súper guapas que nos intercambiaron la invitación y la cajita con el baby dolll a cambio de un cocktel de la mesa de bienvenida . Todo era platica y risas mientras llegaban todas las invitadas: amigas de la novia y amigas de mi prima principalmente. Un total de 16 o 18 chicas.

Una hora después, ya que estábamos todas, apareció una limusina bastante ostentosa. La wedding planner le hizo una seña a mi prima y a la novia para que la acompañaran a un pequeño privado. Al poco ratito mamá he hija regresaron por mi y otras chicas para que las acompañáramos al mismo privado.

El privado era un salocinto largo que había sido acondicionado como un vestidor con varios cubículos. La organizadora nos dijo que eramos las personas de mayor confianza de la novia y su mamá, entonces, nos pedían por favor que nos pusiéramos el dress code , es decir la lencería y el antifaz, que nos habían mandado con la confirmación de la invitación, y pasáramos con el resto de las invitadas para que ellas, al vernos, se fueran animando a cambiarse.

Así lo hicimos. Nos pusimos el baby doll y una pequeña bata muy coqueta que nos ayudaba a taparnos, ya que el baby dejaba bastante descubiertos nuestros senos.

La lencería de mi ahijada asemejaba un traje de novia con todo y velo. Era un baby doll blanco que resaltaba sus pechos; abajo, un liguero con medias blancas que se complementaba con una deliciosa panty de encaje que el baby doll casi no alcanzaba a cubrir. Aunque era bastante sexy, el velo le daba un toque elegante que equilibraba el conjunto. Los nuestros eran de Satín color salmón que llegaban arriba de media pierna. Comparados con el de la novia, eran mucho mas discretos sin duda alguna, y más si el baby se complementaba con la pequeña bata que cubría el pronunciado escote.

Aún así, la verdad es que el dress code sí resultaba bastante morboso. Por ejemplo, mi prima que es una belleza esculpida por los dioses, o más específicamente pro el cirujano (si entienden a lo que me refiero), se veía realmente espectacular con su cabello platinado, su mas de 1.70 con tacones, sus largas piernas y el par de nenas que le levantaban el baby doll haciéndolo parecer una micro falda. Ya que estoy describiéndolas, déjenme decirle que mi ahijada es una niña hermosura, con menos pecho que su mamá (ya que aun no ha pasado por el cirujano), pero con una muy bonita silueta, un trasero espectacular y las piernas largas que heredó de mi prima.

Así, mi prima, un par de sus mejores amigas, las damas de honor de mi sobrina y yo, salimos a desfilar nuestros atuendos para las demás invitadas. No quiero decir que todas eramos unas esculturas de mujeres, pero cada una tenia lo suyo; las damas de honor eran unas niñas que promediarían los 25, y esa edad no hay forma de no verse sexys. Las amigas de mi prima estaban ya, como nosotras, también en los 40´s, pero se notaban bien cuidadas y, en mini y escotadas, llamaban bastante la atención. En cuanto a mi, no soy muy de describirme, pero solo les diré que mi prima ni aun con el bisturí logró alcanzar mi talla de brasier. Y, si a ella sus nenas le levantaban el baby doll a la altura de una micro falda, el mio llegaba tan arriba que tenia que estar bajándolo a cada rato para que no se me viera la tanga.

Desfilamos y todas las chicas nos chulearon mientras hacíamos pasarela y jugueteábamos coqueteando con lo que cada una consideraba sus mejores atributos. Finalmente la wedding planner anunció a la festejada, que salio al ritmo de una sexy melodía. Todas la piropeamos y le hicimos valla para que desfilara entre nosotras contoneando ese cuerpecito de tentación.

La organizadora indicó que pasaran a cambiarse las que faltaban para que pudiéramos abordar la limusina que nos llevaría al lugar del evento. Ante tal indicación algunas sonrisas se borraron y fue donde nosotras entramos en acción animando a las que se veían más renuentes. La mayoría aceptó, unas sin pensarlo y otras titubeando pero al final se cambiaron. Algunas no se animaban y una par de plano se negó. Al final del recuento eramos unas 16 chicas en lencería salmón entrando emocionadas en la limusina.

La limo nos dio un paseo por la ciudad y entramos a un motel. Ahí, nos recibió una asistente de la organizadora con otras dos edecanes que ya nos estaban esperando con más cockteles para darnos la bienvenida. La entrada a la suite estaba decorada con motivos de boda. Era un lugar enorme de dos plantas. La asistente de la wedding planner nos dio un tour por el lugar mostrándonos un par de salas pequeñas, un jacuzzi enorme y una especie de cama redonda enorme al centro de todo. Finalmente todas nos reunimos en lo que podríamos llamar la sala principal de la planta baja. Nos sentaron en círculo sobre unos sillones de vinil y empezamos lo típicos juegos de despedida de soltera. Todos obviamente con temática de sexo.

Pasamos un buen rato de juegos entre risas y más cockteles hasta que las luces se apagaron y, en una pequeña pista tipo table dance del otro lado de la sala, aparecieron los strippers. Las organizadoras nos invitaron a correr para tomar el mejor lugar posible. Corrimos como desquiciadas y nos acomodamos donde pudimos. Los strippers eran cuatro chicos realmente deliciosos, que estaban para chuparse los dedos, y nos hicieron un show super sexy y divertido. Después de un par de números de baile, en los que terminaron en tanga, empezaron con las típicas dinámicas de la despedida de soltera: bailarnos, ponerles crema en el cuerpo, cargarnos, simular cosas cachondas con juguetes, etc.

A mi Me tocó pasar un par de veces a los juegos y, por supuesto, aproveché para manosear a los chicos y ellos aprovecharon para hacerme lo mismo conmigo. La verdad es que el drees code hacia que entre juego y juego los roses con los chicos fueran bastante cachondos. A mi, por ejemplo, me tocó bailar con dos de ellos al mismo tiempo, uno delante mio y el otro detrás, y era muy cachondo sentir el rose de su piel con la mía porque, como ya les dije, el baby doll a parte estar super escotado, era tan corto que se me subía dejándome al descubierto la tanga.. Lo mismo ocurría con las demás porque, prácticamente, todas nos quitamos las batas para poder jugar cómodas.

Me di cuenta de que la despedida estaba siendo todo un éxito cuando dos de los chicos cargaron de "changuito" a la mamá del novio haciéndole sandwich atrás y adelante y ella feliz se sostenida abrazando a uno de los chicos con las piernas abiertas sin importarle que el baby doll se le subiera arriba de la cintura dejando ver el cachetero negro que traía.

Después de un rato de risas, juegos y bastantes manoseos, nos invitaron a pasar a la parte de arriba. Era una gran sala en la que había un enorme circulo de puffs donde nos acomodamos sentadas sobre ellos. La música bailable cedió paso a una melodía mucho más tranquila y cachonda. Hizo su aparición una chica stripper y nos dio un show bastante sugerente, sobre todo cuando los strippers hombres se integraron al espectáculo junto con una segunda chica. Era un baile lento, sensual, cachondo. En el que tanto las dos chicas como los dos hombres se seducían al ritmo de la música. El ambiente cambió, las risas dieron paso a un silencio expectante, muy caliente. Se podía cortar la tensión sexual en el aire. Entonces la wedding planner empezó a leernos algo con una voz muy sexy (yo siento que era un pasaje como del Kamasutra). Eran pensamientos que estaba pensados para la novia, pero en ese momento parecían escritos para cada una de nosotras. Hablaban de la importancia del placer en el matrimonio, de lo fundamental que es el sexo en la vida de una pareja.

Del tono cordial de la organizadora que nos recibió no quedaba nada, nos leía con una voz tan cachonda que no pude evitar sentirme nerviosa (excitada si he de ser precisa) y ese nervio se notaba en prácticamente todas las chicas. La wedding planner se puso de pie frente a la novia, ahora si, leyendo directamente para mi ahijada. Mientras leía, las dos parejas de strippers, que estaban al centro del nuestro circulo convirtieron el show en un faje con todas las de la ley. Ahí, rodeados por todas nosotras, se besaban, se acariciaban, una de las chicas mordisqueaba los pezones de uno de los chicos mientras, en la otra pareja, el otro chico comía los senos de su chica sobre el pequeño corset que llevaba ella.

El ambiente para ese entonces ya era de una calentura total. La wedding planner dejó de leer y todas, en silencio, continuamos viendo como las dos parejas se metían mano, ya claramente con ganas de pasar a algo más fuerte.

La pieza musical terminó y todas salimos cono de un trance. Entonces me di cuenta de lo mojada que estaba y, supongo, que a la mayoría le paso lo mismo. La organizadora nos agradeció en nombre de mi sobrina y nos pidió que, así como habíamos participado en los juegos, ahora le ayudáramos en esta parte del evento compartiendo con la novia los consejos y experiencias que pudieran ayudarle en la nueva vida matrimonial que estaba por iniciar.

Todas nos quedamos en silencio. Nadie atino a decir nada. Así que la wedding continuó: —Si me permiten, yo empezaría con una acción que por básica y simple siempre se obvia en el matrimonio con el paso del tiempo: bésense, bésense siempre, bésense como si les estuviera prohibido, revivan siempre el primer beso que se dieron y el primer beso que se darán cuando inicien la consumación de su matrimonio—.

Y mientras ella decía todo eso, una de las parejas se besaba, un beso que paso por un largo matiz de expresiones, de deseo, de gozo, de cachondería, de excitación.

Mientas todas veíamos a la pareja comerse a besos, los otros dos strippers pasaban a nuestro alrededor rozándonos, acariciándonos nuestras espaldas, besando nuestros cuellos e, incluso, mordisqueando nuestros hombros.

La organizadora nos invitó nuevamente a participar. Ahora se dirigió específicamente a una de las amigas más extrovertidas de la novia, pidiéndole un consejo para su amiga en la noche de bodas. La amiga, entre broma y serio le aconsejó, que se lo montara. Todas reímos con la forma burlona en que lo dijo, pero la wedding planner, con ese deliciosos tono cachondo, empezó a describir que como se debería hacer, al tiempo que una de las strippers se subía sobre su chico. La pareja empezó a moverse y, aunque aún continuaban con la ropa interior puesta, era obvio lo placentero que les resultaba el rose.

Mientras veíamos a la pareja, la organizadora cedió la palabra a otra de nosotras, que ya sin dudarlo, le dijo a mi ahijada que le hiciera sexo oral a su esposo. Todas volteamos a ver inmediatamente a las parejas. Uno de los chicos se puso de pie para que su chica sacara su pene totalmente duro de la tanga y lo metiera en su boca para empezar a darle una chupada larga y profunda. La wedding planner, describía cómo se debía hacer una buena felación. Uno de los stripesr que estaba dando vueltas a nuestro al rededor, se puso frente a la chica que lo había sugerido y la wedding dijo que si quería enseñarle a mi sobrina como lo hacia ella. La chica dudó un segundo, pero cuando el stripper le acaricio el cabello, se terminó toda su reticencia y de inmdiato sacó el delicioso pedazo de carne para engullirlo con desesperación.

La excitación nos recorría a todas, entonces una de las amigas de mi prima pidió la palabra y le dijo que ella disfrutaba muchísimo que le comieran las tetas; la pareja que estaba montando no tardo ni un segundo para que él sacara el par de melones de la chica y empezar a comerlos mientra ella, totalmente excitada, sacaba el pene del chico de la tanga para clavarlo de una sentada, retorciéndose con la embestida.

Yo, para ese entonces, ya temblaba de la excitación, quería seguir viendo pero también quería tomar acción. La wedding planner hizo una señal y la asistente pasó ofreciéndonos una caja llena de juguetes sexuales. Varias tomaron dildos y vibradores de diversos tamaños deseosas por darles uso salvajemente pero sin atreverse ninguna a dar el primer paso. Entonces la organizadora nos dijo que el placer no solo era responsabilidad del esposo. Nosotras también debíamos ser responsables de nuestro propio gozo, y nos invitaba a compartir el momento todas juntas.

Fue entonces que la excitación me llevó a pedí la palabra. Me levante junto con mi prima, que se encontraba a mi lado. Ambas quedamos de pie, tomadas de las manos y mirando a mi ahijada. Le dije que mi regalo para ella era que siempre estuviera abierta a explorar cualquier experiencia, que nunca se cerrara a disfrutar de cosas que pudieran parecer distintas e, incluso, prohibidas. La nena no me quitaba la mirada, y cuando su mamá y yo caminamos hacia ella tomadas de las manos, nuestra niña de manera inconsciente, poco a poco, iba abriéndose de piernas a cada paso que dábamos.

Me sentía temblando a cada paso y sentía como mi prima me apretaba cada vez con más fuerza la mano hasta que llegamos frente a su hija. Sin dejar de mirar a mi sobrina solté la mano de su mamá y me acosté hacia su lado derecho, mientras que mi prima, entendiendo perfectamente que hacer, hizo lo propio al lado izquierdo de la novia. Una vez recostada junto a mi sobrina acerque mi boca a la suya y nos dimos un beso largo, cachondo y prohibido. Sentía como mi sexo palpitaba mientras su lengua jugaba con la mía. Mis manos rozaban su vientre por debajo del baby doll de novia y empecé a subirlas lentamente hasta llegar al inicio de sus pechos. Mis dedos se encontraron con las manos de su madre que la manoseaba como desquiciada mientras le besaba el costado del cuello.

Mi ahijada ya no emitía ningún sonido, sólo unos deliciosos gemidos que mostraban lo caliente que estaba., Bajé mi mano derecha a su tanga que estaba empapada y empece a masturbarla lentamente. Me deleitaba sintiendo como apretaba mis dedos hasta que sentí como uno de los dedos de su madre entraba en la cuevita de la nena junto con el mio. No pude resistir más, me puse completamente de espaldas, saque mi mano de la conchita de mi sobrina, la lleve a mi boca para probar sus jugos y con esa misma empecé a masturbarme, mientras con la izquierda trataba de abrirme paso nuevamente entre las piernas abiertas de mi sobrina y los dedos de su mamá que jugaba con los jugos de su pequeña.

La nena, a su vez, luchaba por masturbarnos a ambas, desesperada entre el placer que le hacíamos sentir y el deseo de hacer gozar a su madre y madrina, ambas ya estábamos con las piernas totalmente abiertas y en desesperada masturbación. La posición en la que estaba me permitía ver a todas las chicas que gozaban ya en franco desenfreno sexual; muchas masturbándose, algunas interactuando con los strippers y varias manoseándose entre chicas, tanto en parejas como en tríos. Era una dulcería para una amante del voyerismo como yo. Me deleitaba viendo cómo una de las amigas de mi prima montaba a uno de los strippers y cómo otra estaba en cuatro con otro de ellos, mira extasiada cómo la wedding planner hacia tijeras con una de las amigas de mi sobrina mientras otra de las chicas le comía los senos.

Fue en ese crisol de sensualidad cuando me encontré con la silueta de la suegra de mi ahijada detrás de un trío de chicas. Estaba hincada sobre un gigantesco dildo negro y movía las caderas como si lo estuviera montando. Verla en ese estado de total descontrol me éxito de sobremanera y ella, seguramente, sintió mi mirada porque en un instante abrió los ojos y nuestras miradas se cruzaron inmediatamente. Al momento pareció cohibirse, sin embargo me sostuvo la mirada. Entonces, empecé a mover mis caderas como invitándola a acercarse.

Ella, entendiendo la insinuación, empezó a gatear hacia donde estaba yo, sólo despegaba su mirada de la mía para voltear a ver mi mano masturbando a su nuera. Entonces caí en la cuenta de lo que ella estaba viendo: a la futura esposa de su hijo masturbada por su tía y su mamá. Eso e me llenó aún más de morbo. En ese momento le cerré las piernas haciendo que se detuviera a un escaso par de metros de nosotras y apreté el ritmo de mis dedos dentro de la vagina de mi sobrina. La suegra entonces volvió a hincarse y nuevamente se metió como desquiciada el vibrador entre sus piernas, mientras alternaba su mirada entre nostras y su nuera que, para ese momento, ya movía las caderas de forma desesperada.

Finalmente, la niña, fuera de si, me hizo sacar los dedos de su entrepierna para masturbarse ella misma al ritmo que necesitaba, yo caliente a más no poder hice lo mismo y mi prima y su consuegra igual de excitadas siguieron nuestro ejemplo. Era una sinfonía de gritos, gemidos y dedos húmedos entrando y saliendo de nuestras vaginas, hasta que todo se convirtió en un escándalo de jadeos y gritos desesperados que terminaron desencadenando un salvaje orgasmo simultaneo entre las cuatro. Yo estaba tan caliente que termine en un gigantesco squirt que alcanzó a salpicar a la suegra de mi sobrina. Por obvias razones fui la ultima de las cuatro en dejar de temblar, por lo que, cuando volví en mi mi ellas tenia la mirada sobre las piernas de la suegra que estaban totalmente empapadas de mi venida. Al mirarnos no pudimos evitar soltar una carcajada y mi sobrina, poniendo sus dedos, todavía empapados, sobre mi mejilla me hizo girar la cabeza para darme un delicioso beso. Al terminar me dijo que debía enseñarle a hacer eso, y yo le conteste que después de la noche de la noche de bodas. Me volvió a dar otro largo beso que se prolongo hasta volverse un faje llevado por mi sobrina que al parecer aún quería seguir.

Entonces me subí sobre ella y continuamos besándonos cada vez más intensamente. Volví a sentirme mojada inmediatamente y sentí como la pequeña que tantas veces me abrazó ahora lo hacia pero con sus piernas. Baje por su cuello hasta llegar a sus senos y empece a devorarlos como poseída. Ella se retorcía nuevamente moviendo las caderas a la altura de mi vientre, entonces sentí unas manos rozando mi entrada.

No tuve necesidad de voltear, de inmediato supe de que se trataba. Como pude, levante las caderas para facilitar la acción al mismo tiempo que intentaba no recargar todo mi peso sobre la niña. El enorme dildo entró más fácil de lo que yo había esperado, voltee la cabeza hacia atrás para ver como la suegra de mi nena estaba con una pierna hincada detrás mio, como si el enorme dildo negro fuera su pene y ella me estuviera penetrando.

Aunque los movimientos eras mas bien torpes, quizás por el tamaño del juguete, la situación me resultaba morbosamente placentera, y lo mismo ocurría con mi sobrina que no le quitaba la vista a su suegra detrás mio mientras luchanba por meter sus manos entre su cuerpo y el mio para alcanzar su vagina y masturbarse. Cuando finalmente lo logró empezó a masturbarse con dificultad mientras me abrazaba con las piernas y me apretaba con las uñas la espada y las nalgas tratando de alcanzar el dildo de su suegra.

La suegra me embestía con el dildo con bastante fuerza mientras me insultaba y mi sobrina la alentaba diciendo que me diera más duro. La niña cada vez estaba más caliente, parecía desesperada, como si el placer que se daba con su incomoda masturbación no fuera suficiente. Movía sus caderas de forma descontrolada como si estuviera a punto de venirse pero no lo consiguiera. Ya no pude soportar más tanto morbo. Moví las caderas para zafarme del juguete, y cómo naufraga baje mi boca a la vagina de mi niña que en cuanto me sintió empezó a gritar como si el mundo se fuera a acabar. No perdí tiempo, ataqué directamente su clítoris con mi lengua, pues sabía cúanto necesitaba ella terminar. Mi pequeña ahijada apretaba mi cabeza contra su conchita mientras desesperada movía las caderas hasta que finalmente casi me asfixia por la fuerza con la que me atrajo a su vagina para venirse a chorros.

Si, estrictamente hablando, no tuvo un squirt estuvo a nada de lograrlo. Pude sentir como su jugos se desbordaban por mi boca por más de trataba de tragármelos. Cuando dejó de temblar y yo levanté mi boca de su vagina el espectáculo que vi me sacudió en seco (o en mojado para este caso). Mi prima estaba en cuatro, con sus senos sobre la boca de su hija, la niña se los comía con gula mientras su suegra penetraba a su madre en la misma posición que lo había hecho conmigo. Ambas consuegras estaban fuera de si. Mi prima movía las caderas hacia atrás mientras su consuegra movía las suyas al frente a un ritmo frenético.

Mi sobrina trataba de ayudar a su mamá estimulándola con sus dedos. Yo me sentía chorreando nuevamente y me monte sobre el vientre de mi sobrina para volverme a masturbar desesperada. Mi prima entonces empezó a gritar anunciando su orgasmo, apresure mis movimientos frotándome el clítoris a una velocidad desquiciada gritando como histérica, mientras mi prima hacia lo mismo gritando todavía más fuerte que yo hasta que, desenfrenadas las dos, volvimos a terminar juntas.

Fue el segundo squirt de la noche, pero este lo había derramado totalmente sobre el vientre de mi ahijada. Caí exhausta al costado de la niña, su mamá hizo lo propio sobre su pequeña y su suegra terminó encontrando lugar entre mamá e hija. La niña nos dio un beso primero a mi, luego a su mamá y estirándose cómo pudo finalmente se dio un largo y cómplice abrazo con su suegra. Con una sonrisa de horeja a oreja, mi pequeña me preguntó si iba a haber noche de bodas de chicas. Yo le di un beso, mientras acariciaba un pezón de su suegra, y le dije. —Eso depende de lo que diga tu suegra—. MI sobrina volteó a verla con ojos coquetos y la suegra respondió. —Ya veremos, dependerá de cómo te portes en la luna de miel—. Rendida me acosté boca arriba y pude ver como varias chicas aún seguían disfrutando. Mi sobrina se acurruco sobre mi y, poco a poco, el cansancio nos fue cerrando los parpados mientras aún continuaban escuchándose ya entre sueños los jadeos y quejidos de las invitadas.

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