No se por donde empezar, pero mi vida esta cambiando mucho últimamente, no se lo que me dará tiempo a escribir, pero iré contando mi vida y escribiré mis pensamientos y mi historia en los ratos libres que pueda y la iré enviando.
Bueno me llamo Carmen, soy española, tengo 33 años y llevo seis meses separada, tengo dos preciosos hijos, chica y chico.
Mi matrimonio fue de lo mas normal del mundo, pero se fue deteriorando poco a poco con el tiempo hasta que nos separamos.
Ahora vivo sola con mis hijos y mi vida la verdad esta siendo bastante dura. Sola para trabajar, para educarlos y llevar la casa, pero que le vamos a hacer, lucharé y viviré solo para ellos.
En cuando a mi vida sexual, desde que me separé no he tenido ninguna relación, no quiere decir que no haya tenido ganas y deseos de hacerlo, pero me resulta difícil pensar en traer otro hombre a mi casa, porque no se como se sentirá ellos. Por supuesto me he masturbado como cualquier otra persona hace, pero por supuesto siempre en privado y normalmente en el baño cuando me he duchado sola.
Y en referencia al incesto, la verdad es que estos temas nunca se me han pasado por la cabeza cuando ya he tenido uso de razón. Si es cierto que cuando una esta en la adolescencia es normal que se fijen en las personas que están mas cerca de ti, que suelen ser los padres. Pero nunca pensaba que algo de esto me iba a suceder a mi.
La relación que tengo con mis hijos es como de cualquier madre, nunca he tenido tabú en hablar con ellos de sexo según su edad y por supuesto en vernos desnudos. Siempre me desnudo delante de ellos, nos bañamos juntos, dormimos en la misma cama, e incluso a veces hemos jugado los tres a las luchas con ropa y a veces sin ella. Ya os iré contando como hacemos todas estas cosas.
Bueno, para contaros como empezó mi historia, todo ocurrió hace poco tiempo, como siempre después de cenar, mis hijos se acostaron en la cama como de costumbre y yo estuve recogiendo la mesa y luego fui a ducharme como hago todas las noches.
Cuando volví al dormitorio ellos estaban jugando en la cama, como dormimos los tres juntos, y suele hacer calor, mi hija siembre duerme con sus braguitas y mi hijo en calzoncillos. Yo llegué con la bata de baño, me la quite y me puse mis tangas para dormir como siempre.
Les dije a ellos que dejaran de jugar que íbamos a dormir, me hicieron caso y yo me metí en la cama en medio de ellos como siempre he hecho.
Siempre me acuesto boca arriba y ellos se ponen de lado y se abrazan a mí para acurrucarse conmigo con sus brazos encima de mí.
Al rato mi hija se volvió para el otro lado y yo quedé en la misma posición. La verdad que estaba bastante cansada del día que había sido muy duro de trabajo.
Pero al rato noto una sensación de algo estaba tocando mi cuerpo y aquello me hizo despertarme y cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta que era mi hijo que me estaba tocando el estomago con su mano izquierda con movimientos circulares.
Al principio no lo tome a mal, porque pensé que él estaba soñando o algo por el estilo, pero en poco tiempo bajo su mano y note sus dedos urgando por debajo de mis tanguitas como buscando mis pelitos. Aquello me dejó petrificada, no me lo podía creer lo que estaba sucediendo y el porqué de él estuviera haciendo aquello.
El no dejaba de tocar mis bellos, pero sin llegar a mi vagina. Yo no sabía que hacer, si cogerle la mano y quitarla de allí, si reñirle o que, pero todo aquello era muy confuso para mí.
Por supuesto que una no es de piedra y hacía mucho tiempo que nadie me tocaba, todo mi cuerpo tuvo una sensación de escalofrios y mis pezones se pusieron de puntas y muy duro, pero sabía que aquello no podía continuar y decidí moverme y puse de lado y abracé a mi hija.
Cuando mi hijo se dio cuenta de que me moví y me volví para el otro lado de momento quitó su mano como asustado y dejó hacer aquello.
Yo no podía quedarme dormida y solo pensaba en el por qué él había hecho aquello, pensaba en todo, en su pubertad, en que se estaba haciendo mayor y tenía curiosidad en tocar a una mujer, en fin, pensaba en todo.
No paso más de 10 minutos cuando mi hijo me abrazó por detrás y rodeó su brazo en mi cuerpo y pensé que se iba ya a quedar dormido y a su vez él pensaría que yo ya estaba dormida pero no era a sin.
Bajo su mano otra vez entre mis muslos y empezó a tocar mi culo desnudo son su mano, ya que al llevar tanga de hilo solo me tapaba el agujero. Por un segundo quise darme la vuelta y darle un guantazo y reñirle, pero tampoco quería asustarlo y además en el interior de mí pensaba de que era normal que el quisiera descubrir cosas y que su curiosidad le hacía hacer aquello.
Notaba como tocaba con sus dedos por entre mi culo y bajaba buscando mi vulva y los bellos que había alrededor de ella. Yo ya no podía contenerme y una enorme excitación iba recorriendo cada parte de mi cuerpo, no sabía que hacer. No sabía si estaba haciendo bien en dejarme hacer aquello pero mi calentura era tan grande que subí la pierna izquierda sobre mi hija para dejar más libre todo mi coño y que él pudiera tocar mejor.
Cuando notó que me moví de nuevo él quitó su mano corriendo asustado de que yo me diera cuenta de lo que me estaba haciendo, pero no tardó ni dos minutos en volver a poner su mano. Estaba claro que el no sabía nada de sexo, solo estaba curioseando por toda aquella zona, me tocaba con sus dedos y hacía como midiendo la anchura de mis labios y mi coño, solo quería tocar mis bellos vaginales , pero yo aquello no lo podía soportar, estaba deseando que me apartara las tangas y me metiera los dedos, pero tampoco quería que lo hiciera. Yo estaba como loca, pero no quería moverme, estaba como una estatua, y el seguía y seguía tocando.
Intentaba contener mi flujo vaginal porque no quería que se diera cuenta de aquello, pero mi excitación era tan grande que sabía que pronto iba a mojar mis braguitas y que mi hijo lo notaría. Y efectivamente no tardó en salir todos mis jugos hacia fuera, noté perfectamente como mi hijo pasaba el dedo y lo secaba en mi pierna una y otra vez. Estaba segura de que no sabría que era aquello pero el no dejaba de tocar, pensé que el imaginaría que aquello era orina y que yo me estaba orinando dormida.
Mis bragas ya no pudieron absorber aquél líquido que me salía y notaba como chorreaba por entre mis piernas. Dios!!!, era una sensación insoportable. No podía mas.
Su dedo resbalaba y la tanguita se iba hacia un lado y dejó al descubierto todo el coño entero, hinchado, mojado. Se puso a introducirlo como con miedo hacia el interior y como mucho cuidado para no despertarme y lo sacaba. Tardaba unos segundos en volver a meterlo y yo pensaba en que seguramente lo estaría oldiendo. Aquello lo repitió varias veces hasta que se cansó.
Al poco tiempo mi hijo dejó de tocarme y noté una sensación de alivio increíble, me volví y me di cuenta de que se había quedado dormido. Mi respiración era muy intensa, pero me sentí mejor porque sabía que aquello no podía ir a mas.
Abrí un poco mis piernas y toque aquella zona y era increíble como estaba de mojada, efectivamente parecía que me había orinado, era impresionante, en mi vida había tenido una expulsión de fluido de aquella manera sin haber tenido un orgasmo.
Me levanté y fui el baño a secarme y tenía una ganas enorme de masturbarme porque todavía estaba excitada, pero no podía hacerlo, pensaba en mi hijo y pensaba en que estaría muy mal en lo hiciera pensando en aquello. Pude controlarme y volví a la cama y conseguí dormirme, esperaba que aquello no volviera a suceder nunca más, pero no fue a sin. En poco días volvió a suceder
Bueno, después de aquello que me pasó me tiré un montón de tiempo pensando y pensando y dándole vueltas a la cabeza, y al final pensé que lo mejor era que mi hijo durmiera solo en su cama para que aquello no volviera a suceder. No quise hablar con él de momento, si no dejar que pasara un poco el tiempo y que todo volviera a la normalidad. Por supuesto también le dije a mi hija que durmiera sola porque no creía oportuno que yo siguiera durmiendo con ella y mi hijo no, porque pensé que se daría cuanta de que yo sabía lo que había pasado y no era mi intención.
Uno de los días que volví del trabajo, ya mis hijos estaban en casa como de costumbre, mi hija estaba viendo la televisión y le de un beso en la mejilla como hago siempre, le pregunté por su hermano y me dijo que estaba en su dormitorio. Me asomé a él pero no estaba allí, me resultó un poco raro y escuché ruido en mi dormitorio. Me asomé muy sigilosamente para ver que ocurría y cual fue mi sorpresa que me encuentro a mi hijo tocando en mi cajón de la ropa interior. No me lo podía creer. Fui al cuarto contiguo para desde allí poder observar lo que hacía y estaba mirando y oliendo mis braguitas y mis sujetadores, aquello era increíble, nunca me podía imaginar lo que estaba haciendo.
Pensaba en que la curiosidad de mi hijo iba creciendo cada vez más y algo tenía que hacer, decidí en aquel momento no reñirle y me dirigí otra vez al salón donde estaba mi hija y le dije que me iba a duchar. Le dije a mi hija que si quería bañarse pero me dijo que estaba viendo una serie y que luego iría. Yo siempre me he duchado con ellos con toda la normalidad de una madre.
Ya mi hijo se dio cuenta de que yo estaba en casa y fue al salón corriendo para verme , me preguntó que como me había ido el día y le dije que bastante bien y pero un poco cansada y que me dolía la espalda de la silla del trabajo.
Les dije otra vez que iba a ducharme y mi hijo dijo que el se venía conmigo al baño a bañarse también y le dije que perfecto porque siempre lo habíamos hecho muchas veces antes.
Estando en el baño, mi hijo se desnudo corriendo y se metió en la bañera y abrió el grifo para llenarla un poco de agua caliente, yo mientras fui a la cocina para calentar las pastas para la cena y después me dirigí al baño.
Una vez allí observo que mi hijo estaba jugando con la esponja echándose agua por la cabeza. Empecé a desnudarme desabrochándome la blusa y bajándome la falda hasta quedarme en ropa interior, cuando mi hijo me dice.
-. Mamá!! ese conjunto es nuevo?? No te lo había visto antes, es muy bonito
Me sorprendió su comentario porque nunca antes me había dicho nada por el estilo
Si cielo, es nuevo, me lo regaló tu abuela para navidades y todavía no me lo había puesto.
Veía como no me quitaba ojo de encima, el conjunto era blanco, semitransparente y se podía observar perfectamente mis pezones y se transparentaban perfectamente los bellos de mi pubis. Me di la vuelta para desabrocharme el sujetador y bajarme las bragas cuando veo a mi hijo a través del espejo del mueble de baño, como me está observando mi culo desnudo y sus ojos se abren de par en par. No entendía aquella situación porque él está arto de verme en esa situación pero comprendí que cada día estaba cambiando. No le di mas importancia y me metí en la bañera con él:
Mmmmm que calentita el agua, que rica.
Sí mama, está estupenda.
Intentaba no mirarlo a la cara, porque no quería saber como estaba mirando ni lo que estaba mirando, pero mi curiosidad a veces hacía mirarlo de reojo y observaba como estaba mirando mis pechos y mis pezones que estaban totalmente erectos por el cambio de temperatura. Quise corriendo cambiar de tercio y le dije que se agachara que le iba a lavar la cabeza. Y a sin lo hice, luego me lave yo la mía, y como de costumbre le dice que se levantara para la lavarle el cuerpo.
Yo me puse de rodillas y el se puso de pie, siempre le lavo la espalda primero y empecé a juntarle el jabón por detrás, por su culito y por las piernas. Le dije que se diera la vuelta para lavarlo por delante, y cuando se volvió, no se que me ocurrió pero mi mirada se fue directamente a su pene y sentí un hormigueo por mi estómago. No entiendo porque me pasó eso, quizás porque mi mente estaba pesando en todas las cosas que había ocurrido. Empecé a juntarle el jabón por el pecho y bajar hacia abajo, pero no me atrevía a lavarle el pene como de costumbre, pero algo hacía que me frenara, seguí hacia debajo de sus muslos hasta los pies, y no podía dejar de mirársela.
Yo estaba pensando en otra cosa, cuando me dice:
Mami hoy no me lavas ahí,
Ese comentario hizo despertar de mis pensamientos, porque ya no sabía ni donde estaba,
Si cielo, claro que si, ahora mismo, respondí.
Pero cuando empecé a lavarle el pene, sabía que aquello me iba a pasar, y me entraron escalofríos por todo el cuerpo y mis pezones volvieron a ponerse super erectos, casi temblaban las manos.
Iba juntándole el jabón por el pene y por sus testículos, le bajé el pellejito para dejar al descubierto el grande y podérselo lavar bien, quería terminar rápido, pero algo me impedía hacerlo, quería seguir tocándosela y mi mano no dejaba de frotar el jabón por todas sus partes.
Creo que no era yo la que estaba haciendo eso, era algo diferente, no se como explicarlo con letras.
Cuando observo algo que jamás me había pasado y noto como su pene empieza a crecer en mi mano y me quedé perpleja, cuando aquello iba subiendo más de tamaño iba notando cada vez mas duro el pene, y aquello hizo que despertara de lo que estaba haciendo. Dios!!! Me sentía culpable y la peor madre del mundo. En aquel mismo instante mi hija entro para meterse también en la ducha, tal y como me había dicho antes. El mundo se me venía encima e hice un alarde de fuerzas y con toda naturalidad le dije a mi hijo que se sentara en la bañera para enjuagarse, no quise quitar la mano hasta que no estuviera dentro del agua para que mi hija no se diera cuenta y así lo hice.
Yo estaba hasta sudando, no sabía que hacer o que decir. Mientras mi hija se desnudaba para meterse en la bañera pensaba si mi hijo se habría dado cuanta de que le había lavado de distinta forma a otra veces, todo se me venía encima, y la excitación que aquello me produjo no podía ni evitarla.
Terminé de lavarme y lavar a mi hija y ya nos salimos del baño y me dirigí a mi dormitorio para ponerme el camisón, pero antes, como de costumbre, untarme la crema que siempre pongo en mi piel para tenerla tersa y suave.
Una vez que me quito la toalla y empiezo a ponerme la crema por las piernas, mi excitación seguía, o quizás más, pensaba en la sensación que tuve de tocarle el pene a mi hijo y aquello me calentaba más y más. Hacia muchos meses que no tocaba uno y apretaba mis manos como recordándolo.
Aquella no era Carmen, era otra, mi excitación podía mas que yo. Mi cabeza daba vueltas y más vueltas y necesitaba algo, no se lo que era o lo que quería y no hice otra cosa que llamar a mi hija para que me juntara la crema. Ella ya me había juntado la crema muchas veces por mi cuerpo, pero nunca desnuda del todo, siempre con ropa interior. Pero estaba vez mi imaginación fue más a allá, y quería sentir sus manos en mi cuerpo, necesitaba que alguien me tocara y a sin lo hice.
Apareció mi hija solo con sus braguitas puestas y muy estrechas y se le notaba perfectamente todo su coñito abultadito en ellas, y sus pechitos al aire. Le dice:
Mi vida!!!, ayúdame por favor a untarme la crema que me duele la espalda
Claro que sí, Mami.
Me tumbé en la cama bocabajo totalmente desnuda y empecé a sentir sus manitas recorriendo mi espalda, tan suave, tan inocente, tan sensual, aquello me excitaba más y más. Notaba sus manos recorrer mis nalgas una y otra vez. Le dije que por detrás era suficiente y que me iba a dar vuelta.
Ella, mientras esperaba con sus manos levantadas, para no llenar nada, a que me pusiera en posición, cerré los ojos y disfrute de aquel momento. Sus manos rodeaban mis pechos con la crema, mis brazos, mi estómago, mis muslos, mis piernas, mi entrepierna, todo era un disfrute, estaba al borde del orgasmo, y sin ni siquiera tocarme en mis partes. Me imaginaba con mis ojos cerrados como ella estaría viendo mi cuerpo desnudo y mi coño húmedo porque tenía mis piernas un poco abiertas. Le dije que si estaba cansada de la postura que estaba que se podía sentar encima de mí y a sin lo hizo.
Cuando sentí subirse encima de mi estómago, creía que iba a explotar, se abrió de piernas y note el calor de su coñito en mi estómago, creía que me moría. No quise abrir los ojos en ningún momento, para no saber que estaba ella mirando o que iba a hacer, cuando noto sus manos mis hombros y brazos untándome la crema y al ratito sus manos recorriendo cada palmo de mis pechos enormes y mis pezones iban a estallar de placer. Sentía como mi coño chorreaba flujo y las manitas de mi hija rozando una y otra vez mis pezones. Sentía la humedad de las braguitas de mi hija en mi estómago y aquello me producía mas placer, sabía que ella también estaría sintiendo algo porque ya tiene edad para ello. Y sabía que se estaba sintiendo a gusto.
Cuando de pronto mi hijo entró en la habitación y observó el panorama, no creo que lo viera aquello mal porque él sabía y había visto otras veces a ella untarme la crema, pero estaba vez estaba desnuda.
Cuando comemos Mama!!!!!!!!!!
Aquel comentario hizo despertar de mi sueño y gozo y volví a sentirme mal y una mala madre. Le dije que enseguida íbamos a cenar, y a mi hija que terminara.
Me puse el camisón y me fui al baño, quería terminar con aquella excitación y que mi mente no pensara en más cosas de sexo. Empecé a tocarme en la taza del retrete y no duré dos minutos cuando tuve un orgasmo que hacía mucho tiempo que no había tenido, fue increíble. Pero cuando terminé, no tardé mucho en sentirme otra vez culpable y empecé a llorar y ponerme las manos en mi rostro. NO ERA YO, ME PREGUNTABA QUE QUE ESTABA HACIENDO. ESTO NO PODIA SEGUIR
Bueno me llamo Carmen, soy española, tengo 33 años y llevo seis meses separada, tengo dos preciosos hijos, chica y chico.
Mi matrimonio fue de lo mas normal del mundo, pero se fue deteriorando poco a poco con el tiempo hasta que nos separamos.
Ahora vivo sola con mis hijos y mi vida la verdad esta siendo bastante dura. Sola para trabajar, para educarlos y llevar la casa, pero que le vamos a hacer, lucharé y viviré solo para ellos.
En cuando a mi vida sexual, desde que me separé no he tenido ninguna relación, no quiere decir que no haya tenido ganas y deseos de hacerlo, pero me resulta difícil pensar en traer otro hombre a mi casa, porque no se como se sentirá ellos. Por supuesto me he masturbado como cualquier otra persona hace, pero por supuesto siempre en privado y normalmente en el baño cuando me he duchado sola.
Y en referencia al incesto, la verdad es que estos temas nunca se me han pasado por la cabeza cuando ya he tenido uso de razón. Si es cierto que cuando una esta en la adolescencia es normal que se fijen en las personas que están mas cerca de ti, que suelen ser los padres. Pero nunca pensaba que algo de esto me iba a suceder a mi.
La relación que tengo con mis hijos es como de cualquier madre, nunca he tenido tabú en hablar con ellos de sexo según su edad y por supuesto en vernos desnudos. Siempre me desnudo delante de ellos, nos bañamos juntos, dormimos en la misma cama, e incluso a veces hemos jugado los tres a las luchas con ropa y a veces sin ella. Ya os iré contando como hacemos todas estas cosas.
Bueno, para contaros como empezó mi historia, todo ocurrió hace poco tiempo, como siempre después de cenar, mis hijos se acostaron en la cama como de costumbre y yo estuve recogiendo la mesa y luego fui a ducharme como hago todas las noches.
Cuando volví al dormitorio ellos estaban jugando en la cama, como dormimos los tres juntos, y suele hacer calor, mi hija siembre duerme con sus braguitas y mi hijo en calzoncillos. Yo llegué con la bata de baño, me la quite y me puse mis tangas para dormir como siempre.
Les dije a ellos que dejaran de jugar que íbamos a dormir, me hicieron caso y yo me metí en la cama en medio de ellos como siempre he hecho.
Siempre me acuesto boca arriba y ellos se ponen de lado y se abrazan a mí para acurrucarse conmigo con sus brazos encima de mí.
Al rato mi hija se volvió para el otro lado y yo quedé en la misma posición. La verdad que estaba bastante cansada del día que había sido muy duro de trabajo.
Pero al rato noto una sensación de algo estaba tocando mi cuerpo y aquello me hizo despertarme y cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta que era mi hijo que me estaba tocando el estomago con su mano izquierda con movimientos circulares.
Al principio no lo tome a mal, porque pensé que él estaba soñando o algo por el estilo, pero en poco tiempo bajo su mano y note sus dedos urgando por debajo de mis tanguitas como buscando mis pelitos. Aquello me dejó petrificada, no me lo podía creer lo que estaba sucediendo y el porqué de él estuviera haciendo aquello.
El no dejaba de tocar mis bellos, pero sin llegar a mi vagina. Yo no sabía que hacer, si cogerle la mano y quitarla de allí, si reñirle o que, pero todo aquello era muy confuso para mí.
Por supuesto que una no es de piedra y hacía mucho tiempo que nadie me tocaba, todo mi cuerpo tuvo una sensación de escalofrios y mis pezones se pusieron de puntas y muy duro, pero sabía que aquello no podía continuar y decidí moverme y puse de lado y abracé a mi hija.
Cuando mi hijo se dio cuenta de que me moví y me volví para el otro lado de momento quitó su mano como asustado y dejó hacer aquello.
Yo no podía quedarme dormida y solo pensaba en el por qué él había hecho aquello, pensaba en todo, en su pubertad, en que se estaba haciendo mayor y tenía curiosidad en tocar a una mujer, en fin, pensaba en todo.
No paso más de 10 minutos cuando mi hijo me abrazó por detrás y rodeó su brazo en mi cuerpo y pensé que se iba ya a quedar dormido y a su vez él pensaría que yo ya estaba dormida pero no era a sin.
Bajo su mano otra vez entre mis muslos y empezó a tocar mi culo desnudo son su mano, ya que al llevar tanga de hilo solo me tapaba el agujero. Por un segundo quise darme la vuelta y darle un guantazo y reñirle, pero tampoco quería asustarlo y además en el interior de mí pensaba de que era normal que el quisiera descubrir cosas y que su curiosidad le hacía hacer aquello.
Notaba como tocaba con sus dedos por entre mi culo y bajaba buscando mi vulva y los bellos que había alrededor de ella. Yo ya no podía contenerme y una enorme excitación iba recorriendo cada parte de mi cuerpo, no sabía que hacer. No sabía si estaba haciendo bien en dejarme hacer aquello pero mi calentura era tan grande que subí la pierna izquierda sobre mi hija para dejar más libre todo mi coño y que él pudiera tocar mejor.
Cuando notó que me moví de nuevo él quitó su mano corriendo asustado de que yo me diera cuenta de lo que me estaba haciendo, pero no tardó ni dos minutos en volver a poner su mano. Estaba claro que el no sabía nada de sexo, solo estaba curioseando por toda aquella zona, me tocaba con sus dedos y hacía como midiendo la anchura de mis labios y mi coño, solo quería tocar mis bellos vaginales , pero yo aquello no lo podía soportar, estaba deseando que me apartara las tangas y me metiera los dedos, pero tampoco quería que lo hiciera. Yo estaba como loca, pero no quería moverme, estaba como una estatua, y el seguía y seguía tocando.
Intentaba contener mi flujo vaginal porque no quería que se diera cuenta de aquello, pero mi excitación era tan grande que sabía que pronto iba a mojar mis braguitas y que mi hijo lo notaría. Y efectivamente no tardó en salir todos mis jugos hacia fuera, noté perfectamente como mi hijo pasaba el dedo y lo secaba en mi pierna una y otra vez. Estaba segura de que no sabría que era aquello pero el no dejaba de tocar, pensé que el imaginaría que aquello era orina y que yo me estaba orinando dormida.
Mis bragas ya no pudieron absorber aquél líquido que me salía y notaba como chorreaba por entre mis piernas. Dios!!!, era una sensación insoportable. No podía mas.
Su dedo resbalaba y la tanguita se iba hacia un lado y dejó al descubierto todo el coño entero, hinchado, mojado. Se puso a introducirlo como con miedo hacia el interior y como mucho cuidado para no despertarme y lo sacaba. Tardaba unos segundos en volver a meterlo y yo pensaba en que seguramente lo estaría oldiendo. Aquello lo repitió varias veces hasta que se cansó.
Al poco tiempo mi hijo dejó de tocarme y noté una sensación de alivio increíble, me volví y me di cuenta de que se había quedado dormido. Mi respiración era muy intensa, pero me sentí mejor porque sabía que aquello no podía ir a mas.
Abrí un poco mis piernas y toque aquella zona y era increíble como estaba de mojada, efectivamente parecía que me había orinado, era impresionante, en mi vida había tenido una expulsión de fluido de aquella manera sin haber tenido un orgasmo.
Me levanté y fui el baño a secarme y tenía una ganas enorme de masturbarme porque todavía estaba excitada, pero no podía hacerlo, pensaba en mi hijo y pensaba en que estaría muy mal en lo hiciera pensando en aquello. Pude controlarme y volví a la cama y conseguí dormirme, esperaba que aquello no volviera a suceder nunca más, pero no fue a sin. En poco días volvió a suceder
Bueno, después de aquello que me pasó me tiré un montón de tiempo pensando y pensando y dándole vueltas a la cabeza, y al final pensé que lo mejor era que mi hijo durmiera solo en su cama para que aquello no volviera a suceder. No quise hablar con él de momento, si no dejar que pasara un poco el tiempo y que todo volviera a la normalidad. Por supuesto también le dije a mi hija que durmiera sola porque no creía oportuno que yo siguiera durmiendo con ella y mi hijo no, porque pensé que se daría cuanta de que yo sabía lo que había pasado y no era mi intención.
Uno de los días que volví del trabajo, ya mis hijos estaban en casa como de costumbre, mi hija estaba viendo la televisión y le de un beso en la mejilla como hago siempre, le pregunté por su hermano y me dijo que estaba en su dormitorio. Me asomé a él pero no estaba allí, me resultó un poco raro y escuché ruido en mi dormitorio. Me asomé muy sigilosamente para ver que ocurría y cual fue mi sorpresa que me encuentro a mi hijo tocando en mi cajón de la ropa interior. No me lo podía creer. Fui al cuarto contiguo para desde allí poder observar lo que hacía y estaba mirando y oliendo mis braguitas y mis sujetadores, aquello era increíble, nunca me podía imaginar lo que estaba haciendo.
Pensaba en que la curiosidad de mi hijo iba creciendo cada vez más y algo tenía que hacer, decidí en aquel momento no reñirle y me dirigí otra vez al salón donde estaba mi hija y le dije que me iba a duchar. Le dije a mi hija que si quería bañarse pero me dijo que estaba viendo una serie y que luego iría. Yo siempre me he duchado con ellos con toda la normalidad de una madre.
Ya mi hijo se dio cuenta de que yo estaba en casa y fue al salón corriendo para verme , me preguntó que como me había ido el día y le dije que bastante bien y pero un poco cansada y que me dolía la espalda de la silla del trabajo.
Les dije otra vez que iba a ducharme y mi hijo dijo que el se venía conmigo al baño a bañarse también y le dije que perfecto porque siempre lo habíamos hecho muchas veces antes.
Estando en el baño, mi hijo se desnudo corriendo y se metió en la bañera y abrió el grifo para llenarla un poco de agua caliente, yo mientras fui a la cocina para calentar las pastas para la cena y después me dirigí al baño.
Una vez allí observo que mi hijo estaba jugando con la esponja echándose agua por la cabeza. Empecé a desnudarme desabrochándome la blusa y bajándome la falda hasta quedarme en ropa interior, cuando mi hijo me dice.
-. Mamá!! ese conjunto es nuevo?? No te lo había visto antes, es muy bonito
Me sorprendió su comentario porque nunca antes me había dicho nada por el estilo
Si cielo, es nuevo, me lo regaló tu abuela para navidades y todavía no me lo había puesto.
Veía como no me quitaba ojo de encima, el conjunto era blanco, semitransparente y se podía observar perfectamente mis pezones y se transparentaban perfectamente los bellos de mi pubis. Me di la vuelta para desabrocharme el sujetador y bajarme las bragas cuando veo a mi hijo a través del espejo del mueble de baño, como me está observando mi culo desnudo y sus ojos se abren de par en par. No entendía aquella situación porque él está arto de verme en esa situación pero comprendí que cada día estaba cambiando. No le di mas importancia y me metí en la bañera con él:
Mmmmm que calentita el agua, que rica.
Sí mama, está estupenda.
Intentaba no mirarlo a la cara, porque no quería saber como estaba mirando ni lo que estaba mirando, pero mi curiosidad a veces hacía mirarlo de reojo y observaba como estaba mirando mis pechos y mis pezones que estaban totalmente erectos por el cambio de temperatura. Quise corriendo cambiar de tercio y le dije que se agachara que le iba a lavar la cabeza. Y a sin lo hice, luego me lave yo la mía, y como de costumbre le dice que se levantara para la lavarle el cuerpo.
Yo me puse de rodillas y el se puso de pie, siempre le lavo la espalda primero y empecé a juntarle el jabón por detrás, por su culito y por las piernas. Le dije que se diera la vuelta para lavarlo por delante, y cuando se volvió, no se que me ocurrió pero mi mirada se fue directamente a su pene y sentí un hormigueo por mi estómago. No entiendo porque me pasó eso, quizás porque mi mente estaba pesando en todas las cosas que había ocurrido. Empecé a juntarle el jabón por el pecho y bajar hacia abajo, pero no me atrevía a lavarle el pene como de costumbre, pero algo hacía que me frenara, seguí hacia debajo de sus muslos hasta los pies, y no podía dejar de mirársela.
Yo estaba pensando en otra cosa, cuando me dice:
Mami hoy no me lavas ahí,
Ese comentario hizo despertar de mis pensamientos, porque ya no sabía ni donde estaba,
Si cielo, claro que si, ahora mismo, respondí.
Pero cuando empecé a lavarle el pene, sabía que aquello me iba a pasar, y me entraron escalofríos por todo el cuerpo y mis pezones volvieron a ponerse super erectos, casi temblaban las manos.
Iba juntándole el jabón por el pene y por sus testículos, le bajé el pellejito para dejar al descubierto el grande y podérselo lavar bien, quería terminar rápido, pero algo me impedía hacerlo, quería seguir tocándosela y mi mano no dejaba de frotar el jabón por todas sus partes.
Creo que no era yo la que estaba haciendo eso, era algo diferente, no se como explicarlo con letras.
Cuando observo algo que jamás me había pasado y noto como su pene empieza a crecer en mi mano y me quedé perpleja, cuando aquello iba subiendo más de tamaño iba notando cada vez mas duro el pene, y aquello hizo que despertara de lo que estaba haciendo. Dios!!! Me sentía culpable y la peor madre del mundo. En aquel mismo instante mi hija entro para meterse también en la ducha, tal y como me había dicho antes. El mundo se me venía encima e hice un alarde de fuerzas y con toda naturalidad le dije a mi hijo que se sentara en la bañera para enjuagarse, no quise quitar la mano hasta que no estuviera dentro del agua para que mi hija no se diera cuenta y así lo hice.
Yo estaba hasta sudando, no sabía que hacer o que decir. Mientras mi hija se desnudaba para meterse en la bañera pensaba si mi hijo se habría dado cuanta de que le había lavado de distinta forma a otra veces, todo se me venía encima, y la excitación que aquello me produjo no podía ni evitarla.
Terminé de lavarme y lavar a mi hija y ya nos salimos del baño y me dirigí a mi dormitorio para ponerme el camisón, pero antes, como de costumbre, untarme la crema que siempre pongo en mi piel para tenerla tersa y suave.
Una vez que me quito la toalla y empiezo a ponerme la crema por las piernas, mi excitación seguía, o quizás más, pensaba en la sensación que tuve de tocarle el pene a mi hijo y aquello me calentaba más y más. Hacia muchos meses que no tocaba uno y apretaba mis manos como recordándolo.
Aquella no era Carmen, era otra, mi excitación podía mas que yo. Mi cabeza daba vueltas y más vueltas y necesitaba algo, no se lo que era o lo que quería y no hice otra cosa que llamar a mi hija para que me juntara la crema. Ella ya me había juntado la crema muchas veces por mi cuerpo, pero nunca desnuda del todo, siempre con ropa interior. Pero estaba vez mi imaginación fue más a allá, y quería sentir sus manos en mi cuerpo, necesitaba que alguien me tocara y a sin lo hice.
Apareció mi hija solo con sus braguitas puestas y muy estrechas y se le notaba perfectamente todo su coñito abultadito en ellas, y sus pechitos al aire. Le dice:
Mi vida!!!, ayúdame por favor a untarme la crema que me duele la espalda
Claro que sí, Mami.
Me tumbé en la cama bocabajo totalmente desnuda y empecé a sentir sus manitas recorriendo mi espalda, tan suave, tan inocente, tan sensual, aquello me excitaba más y más. Notaba sus manos recorrer mis nalgas una y otra vez. Le dije que por detrás era suficiente y que me iba a dar vuelta.
Ella, mientras esperaba con sus manos levantadas, para no llenar nada, a que me pusiera en posición, cerré los ojos y disfrute de aquel momento. Sus manos rodeaban mis pechos con la crema, mis brazos, mi estómago, mis muslos, mis piernas, mi entrepierna, todo era un disfrute, estaba al borde del orgasmo, y sin ni siquiera tocarme en mis partes. Me imaginaba con mis ojos cerrados como ella estaría viendo mi cuerpo desnudo y mi coño húmedo porque tenía mis piernas un poco abiertas. Le dije que si estaba cansada de la postura que estaba que se podía sentar encima de mí y a sin lo hizo.
Cuando sentí subirse encima de mi estómago, creía que iba a explotar, se abrió de piernas y note el calor de su coñito en mi estómago, creía que me moría. No quise abrir los ojos en ningún momento, para no saber que estaba ella mirando o que iba a hacer, cuando noto sus manos mis hombros y brazos untándome la crema y al ratito sus manos recorriendo cada palmo de mis pechos enormes y mis pezones iban a estallar de placer. Sentía como mi coño chorreaba flujo y las manitas de mi hija rozando una y otra vez mis pezones. Sentía la humedad de las braguitas de mi hija en mi estómago y aquello me producía mas placer, sabía que ella también estaría sintiendo algo porque ya tiene edad para ello. Y sabía que se estaba sintiendo a gusto.
Cuando de pronto mi hijo entró en la habitación y observó el panorama, no creo que lo viera aquello mal porque él sabía y había visto otras veces a ella untarme la crema, pero estaba vez estaba desnuda.
Cuando comemos Mama!!!!!!!!!!
Aquel comentario hizo despertar de mi sueño y gozo y volví a sentirme mal y una mala madre. Le dije que enseguida íbamos a cenar, y a mi hija que terminara.
Me puse el camisón y me fui al baño, quería terminar con aquella excitación y que mi mente no pensara en más cosas de sexo. Empecé a tocarme en la taza del retrete y no duré dos minutos cuando tuve un orgasmo que hacía mucho tiempo que no había tenido, fue increíble. Pero cuando terminé, no tardé mucho en sentirme otra vez culpable y empecé a llorar y ponerme las manos en mi rostro. NO ERA YO, ME PREGUNTABA QUE QUE ESTABA HACIENDO. ESTO NO PODIA SEGUIR