Delicias en familia 1 y 2

Elvertanith

Virgen
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Feb 17, 2017
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Hola! disfruten de un buen relato salido de mi mas perversa imaginación jaja,

[FONT=Garamond, serif]Mi record perfecto de puntualidad a la clase de sociales se había visto interrumpido por las tontas ocurrencias de mi amiga Sonia, que era la reina de las heterosexuales. Era mi mejor amiga, cierto, pero le encantaban tanto las vergas que en ocasiones me preguntaba cómo es que no había terminado embarazada después de acostarse con tanto chico guapo que se le cruzara en frente. [/FONT]

[FONT=Garamond, serif]Me había comvencido de escaparme de la clase para ir a espiar a los muchachos a las duchas. En especial al equipo de básquetbol. Sonia alimentaba la idea de que todos ellos, por su altura en el juego, eran chicos con penes grandes y ricos. En realidad a mí no me interesaban mucho los hombres. Me consideraba más bien bisexual, tirando a lesbiana. Mi suerte con los varones no iba más allá de unos cuantos besos, y mi virginidad la había perdido con mi primera novia a los quince años, cuando me penetró con un consolador de arnés mientras hacíamos el amor, y desde eso, mi gusto por los coños se hizo un poco más presente en mi vida.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ven, es por aquí —dijo Sonia, escapando del prefecto de la escuela. Por fortuna pudimos infiltrarnos en uno de los baños antes de que los muchachos regresaran de la clase de educación física. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Los vestidores estaban llenos de casilleros, y olía a una mezcla de sudor a hombre que a Sonia, adicta a ellos, le estaba resultando embriagador. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Sonia, nos vamos a meter en problemas —exclamé, y ella me miró con cierto encanto. Deslizó una mano en mi cintura y me atrajo hacia ella con gesto seductor.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Qué pasa, amor? Pensé que querías estar conmigo un poco más.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Mis mejillas blancas se sonrojaron. Sonia apartó un mechón de mis rizos pelirrojos y me lo cruzó por detrás de la oreja. Era una maldita. Ella sabía que me atraía su sensual cuerpo, y sus pechos bastante grandes como para que yo babeara por ella, y tratarme así era una invitación para que me derritiera a sus pies.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]No… me hagas esto.

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[FONT=Garamond, serif]Se rió. Era una troll jugando conmigo, y la verdad es que yo caía fácilmente. Me moría de ganas por comerle el coño. Sólo una vez se lo había visto en las duchas, por accidente, y era precioso. Tenía el tatuaje de una mariposa cerca de su raja. Me contó que antes se había acostado con el tatuador, por lo que el tatuaje le salió regalado. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Me jaló al interior de los vestidores e investigamos el lugar. Ella estaba encantada con el sitio, seguramente pensando en todas las pollas que podría ver dentro de un rato. Yo más bien prefería estar en el cuarto de chicas. De repente oímos ruido, y Sonia me jaló y nos metimos dentro de un casillero para guardar objetos de limpieza. Estaba pequeño el lugar, por lo que ella quedó detrás de mí, y yo de cara a la puerta, mirando por la rendija cómo los chicos entraban para cambiarse después de salir de las duchas. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Eran hombres altos. Había un negro entre ellos. Venían con el torso desnudo y con sus toallas cubriéndoles la entrepierna. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ay, qué paraíso —exclamó Sonia. Su aliento en mi oído me hizo temblar. Ella se dio cuenta de esto, así que deslizó sus manos a mi cintura y las metió por debajo de la blusa. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Basta… —le susurré.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Te estás excitando? [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Cállate. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Dos de los muchachos platicaban. Los otros estaban cambiándose. El de piel oscura se quitó la toalla y ¡madre de Dios! Su pija era enorme. Se balanceaba como la trompa de un elefante, con grandes huevos colgando y una pelusa de vello púbico encima de su verga. Las manos de mi amiga se tornaron más fuertes alrededor de mi cintura y noté sus labios en mis hombros. También sus tetas grandes que hacían presión en mi espalda.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Se ve delicioso… me gustaría metérmerlo en la boca ¿Tú no, Alondra?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Cierra la boca.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]La verdad es que sentí un cosquilleo en el estómago al ver la polla de ese hombre. Después otro más se quitó la toalla, desinteresados. Éste tenía el pito considerablemente más pequeño, bueno, comparado al del negro. Se trataba del Beny, un chico guapo que había querido hacerme su novia.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Sonia se rió en silencio y me mordió el hombro. Sus manos bajaron hasta poco más abajo de mi cadera, y se metieron debajo de la cinta de mi falda. Yo tragué saliva. Notaba un calor en mi conchita. Un calor peligroso.

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[FONT=Garamond, serif]De repente Sonia ya no pudo más, y quería ver tanto que se recargó demasiado en mí. La puerta del armario se abrió y las dos caímos de bruces dentro del vestidor, a los pies de los chicos que estaban desnudándose en ese momento.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Caímos del Cielo —dijo Sonia, levantándose con una sonrisa de diversión. A mí me ardía la cara, por lo que apenas logré ponerme de pie, y sin apartar la vista del desfile de vergas que había allí. No es que me gustaran, pero las veía tan impresionada que fue difícil mirar para otro lado.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Al vernos a dos chicas allí, la verga de Beny comenzó a levantarse. Tragué saliva. Sus amigos se pusieron a burlarle y una ola de risas estalló en los vestidores. Eso fue poco antes de que el entrenador viniera a ver qué pasaba y nos sacara casi a patadas de allí. Decía que las mujeres éramos la perdición para sus jugadores y que si nos volvía a ver, nos íbamos a enterar de su furia.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Sonia se reía como una loca cuando llegamos al salón. La clase de sociales ya iba a acabar.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Pueden entrar, pero la próxima se quedan afuera —gruñó la maestra.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Yo me senté en mi sitio y me corrí la falda, porque la traía muy corta y las piernas se me veían bastante, y además el minishort de licra que traía debajo no cubría mucho. Decidí apartar la mente de los muchachos que había visto, pero me fue difícil concentrarme. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Bien, chicos, tienen tarea. Investigar sobre las raíces de su familia y hacer su árbol genealógico —la profesora Carmen, hermosa como siempre, de tan solo veinti tantos años, lucía hermosa con su falda corta. Era la maestra más sensual y en varias ocasiones me había imaginado la delicia que tendría entre las piernas. Me miró por detrás de sus gafas y me guiñó un ojo.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Entendiste la tarea, Alondra? [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Sí, maestra. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Bien. Entonces las veré la próxima semana. Felices vacaciones. Disfrútenlas. Es sólo una semana.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Era la última hora, por lo que cuando timbraron, ya todos nos fuimos. Sonia se ofreció a llevarme a casa. Se sentía un poco culpable por lo que había pasado al arruinar mi record. Le dije que no importaba.

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—[FONT=Garamond, serif]Creo que me tiraré al negro. Espero que me entre.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Te va a desgarrar —le dije.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah, vamos. Lo dice la que fornicó con un dildo de veinte centímetros. Seguro tu novia de cogió muy rico ¿verdad?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Se me hace agua la vagina de sólo recordarlo —me reí, y ella me tocó la pierna y se la pasó acariciándome por debajo de la falda mientras me llevaba a casa. Sonia era heterosexual, pero de vez en cuando me daba cariños que yo recibía a gusto.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]La tarea de la maestra era hacer un árbol genealógico, pero yo no conocía casi nada de mi familia. Vivía en una casa algo disfuncional, porque mi papá y mi mamá no se llevaban muy bien que digamos. A veces discutían y otras se andaban como si fueran uno para el otro. Tenía cuatro hermanos, lo que significaba que mis padres adoraban coger. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Bien, te veré luego —se despidió de mí Sonia, y yo le di un besito cerca de los labios. Luego de eso entré a casa. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ya llegué —avisé, entrando por la puerta trasera para atacar el refrigerador. Allí sólo estaba Katy, de 12 años y la más querida de todos los demás. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Hola, Alo.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Hola, princesa —le di un beso en la frente —¿Qué comes?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Plátano con yogurth y almendras. Estoy a dieta.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Dieta? —me reí —, pero si apenas tienes 12 años. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ya, pero Cass dice que tengo que aprender a comer bien desde pequeña. Cuando entre a la adolescencia, subiré de peso y no quiero verme gorda.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah, entiendo —Casandra, o Cass, era la hermana que seguía inmediatamente después de mí. No había muchos años de diferencia. Como les dije, mis papás follaban como conejos. Mientras que Katy era un amor de niña, Cass era el desastre juvenil de la casa. Mis padres la habían atrapado fumando y ella decía que no quería ir a la universidad, contrario a mí, que estaba estudiando Derecho Penal y necesitaba entrar a una firma de abogados que manejaba mi tío Nicolás. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Bueno, iré a ver a mamá. Tengo algo que preguntarle de una tarea.

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[FONT=Garamond, serif]Subí las escaleras y pasé por el cuarto de Carlos, mi siguiente hermano. Él y Cass eran mellizos. Un premio doble cuando mamá se hizo el ultrasonido de su embarazo, y se parecían bastante en los ojos y en la nariz. Carlos casi siempre estaba encerrado en su cuarto oyendo música, igual que Cass, leyendo sus libros de muerte y magia. Se creía un poco darketa, pero quizá sólo era una fase.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Pasé por el otro cuarto, el de mi hermano Leo, y se me contrajo un poco el estómago. Leo era el mayor de todos nosotros, pero después de haber peleado con mi padre por no sé qué tontería, se había ido a vivir a un departamento al otro lado de la ciudad y no le veíamos desde hacía un año. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Llegué al cuarto de mis padres y me dispuse a tocar. La puerta estaba entreabierta, así que me asomé. La música de jazz era algo débil. Nada más abrir un poco, vi algo que me dejó perpleja. De espaldas a mí estaba mi padre, con su musculoso cuerpo desnudo. Estaba al pie de la cama, y le estaba dando por la concha a ¡mi madre! La cama rechinaba. Papá gemía y mamá también, como una de esas princesas de las películas porno. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Desde donde yo estaba no me podían ver. Vi cómo mi padre, Gerardo, le daba de nalgadas a mi madre, Diana. Sus manos se clavaban en las pompas de ella y dejaban marcas rojas. [/FONT]
— [FONT=Garamond, serif]¡Más! ¡Más! Pidió mi madre. Oía el chaqueteo de la polla de mi padre embistiendo, los cuerpos que chocaban.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Así está bien, putita. ¡Di que eres mi puta![/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]No, Gerardo… ay. [/FONT]
— [FONT=Garamond, serif]¡Dilo! — papá le pegó una fuerte nalgada. Hasta a mí me dolió.[/FONT]
— [FONT=Garamond, serif]¡Soy tu puta! —exclamó mamá.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Me alejé un poco de la puerta, pero la mantuve abierta. Vi cómo mi madre giraba sobre la cama y se abría de piernas. Papá colocaba los pies de ella sobre sus hombros, la tomaba de las caderas y le seguía dando duro por la concha. Las tetas de mamá, grandes y de puntas rosadas como todas nosotras, se sacudían fuertemente. Eran naturales y firmes. Vi cómo ella se llevaba sus propios pezones a la boca. Papá se inclinó y le dio una cachetada, y luego la besó.

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[FONT=Garamond, serif]Sentí más calor entre mis piernas. Se me pararon un poco los pezones y sentí que la cara entera me ardía.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Qué pasa? —me preguntó la inocente de Katy, casi asomándose para ver. Me apresuré. Si ella veía a nuestros papás cogiendo, quedaría con un trauma de por vida. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Nada —dije y cerré suavemente. La empujé de la espalda despacio y me la llevé a la sala, para ver televisión. Nos sentamos juntas. Ella acomodó la cabeza en mis piernas y le prestó atención a la película, pero yo estaba caliente todavía, demasiado excitada por lo que había visto en las duchas, la polla de ese hombre negro, los cariños de Sonia y la escena de las tetas de mi madre brincando mientras subía los pies a los hombros de mi padre y pedía que le dieran más y más fuerte. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah, ya llegaste — dijo Cass, asomándose de las escaleras. Venía con sus boxercitos rosados y una blusa pegada a su cuerpo. Se le marcaban los pezones. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ponte algo de ropa.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Para qué? Hace calor —se sentó a nuestro lado, haciendo a un lado los pies de Katy. Miré a mi hermana con aversión porque me encontraba algo chocante que fuera grosera y mala hija. Tenía el pelo negro y lacio cortado a la altura de los hombros, y un tatuaje en el brazo y otro en el muslo derecho. Un piercing muy bonito, que Katy empezó a jugar, le adornaba el vientre.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Cuándo puedo hacerme uno? —le preguntó a Cass.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Nunca —le respondí yo, antes de que mi hermana decidiera llevársela para encaminarla en malos pasos. Casandra se rió de nosotras y cruzó sus blancas piernas.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]De acuerdo, lo admito. En más de una ocasión me había sentido atraída por el pequeño triangulito que se le marcaba, y me había querido imaginar cómo era la conchita de mi hermana. Ya no nos bañábamos juntas, como cuando éramos niñas, y ya desde entonces me daba curiosidad por tocársela y enterrar mis dedos en su raja. Ese pensamiento hizo que me sonrojara.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Creo que papá le está dando duro a mamá —dijo Carlos, bajando de su cuarto. Él venía sin camisa, con los grandes pectorales de gimnasio luciéndolos. Desde que había entrado a los ejercicios, mi hermano era más guapo, más bronceado y fuerte, aunque su mentalidad seguía siendo la de un puberto. Se la pasaba por la casa con sus boxers y sin camisa, mostrando sus agraciados músculos a todos. Era como papá, fuertes y muy juntos los dos.

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—[FONT=Garamond, serif]¿Qué cosa? — preguntó Katy, y nadie le respondió. Mi hermanita todavía era unas santa, y así se quedaría. No éramos los mejores hermanos para ella, porque yo estudiaba mucho y casi no jugaba con ella. Casandra siempre le regañaba por tonterías y sólo Carlos pasaba algo de tiempo con ella, pero para que le ayudara en sus entrenamientos. Mi hermana le marcaba el tiempo cuando corría, o le ponía el cronómetro en sus circuitos de entrenamiento. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]El único que se llevaba bien con Katy, y con todos nosotros, era nuestro mayor, Leo. Jugó con los tres desde siempre, y le echábamos de menos. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Durante la cena, mamá y papá al fin se asomaron. Eran casi las ocho de la noche y no habían bajado de su cuarto desde entonces. Papá venía sin camisa, mostrando unos cuadritos perfectos de su abdomen, al igual que mi hermano. Mamá, con su piel olivácea y sus preciosas tetas detrás de una bata transparente, que mostraba sus pezones si podías mirar con atención, nos sirvió un poco de ensalada y té.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Por Dios, mamá, ponte brasiere — le comenté. Ella frunció las cejas.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ehh. Estoy en mi casa. Si quiero ando desnuda.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Esa es la actitud, mamá —rió Cass e hizo como que se quitaba la blusa. Una mirada severa de papá, que odiaba las risas en la mesa, la hizo callar. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Mamá, en la escuela me dejaron a investigar sobre mi familia para hacer un árbol genealógico. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Ah, sí? Tengo unos álbumes de fotos que te pueden servir. Gerardo ¿sabes algo de tu familia?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Pues… —papá le estaba cortando el filetito de carne a Katy con un cuchillo —, creo que sólo Leo sabe. Él se llevó mucho con su abuelo, mi papá, y se quedó con un libro que él escribió sobre su biografía cuando estuvo en la Segunda Guerra Mundial.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Estudié eso en la escuela —añádió Katy —, puedo ayudarte con eso, hermana.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah, no querida —dijo papá, dándole de comer en la boca —. Deja que tu hermana sea responsable y haga su tarea. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Pero… Leo está lejos —les recordé.

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[FONT=Garamond, serif]Mamá bebió un poco de té.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Entonces ve a verle. Estas de vacaciones ¿verdad?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Sí! Aunque no sé si me quiera con él. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Es conmigo con quien está molesto —masculló papá —. Ve. Te daré para el taxi. Está como a una hora de aquí. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Gracias. Entonces iré a verle.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Quédate con él unos días —sugirió mamá —, para ver si puedes hacerlo regresar ¿no, querido?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Mmm… sería bueno que volviéramos a estar juntos —. Por el tono en el que lo había dicho, no creí que lo dijera en serio. La pelea había sido fuerte. Llegaron a los golpes. [/FONT]
— [FONT=Garamond, serif]¡Yo quiero ir! —chilló Katy, que era la que más echaba de menos a nuestro hermano.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Tienes escuela. Sólo tu hermana está de vacaciones.[/FONT]
— [FONT=Garamond, serif]¡Buu! No es justo.[/FONT]
— [FONT=Garamond, serif]Cállate y come —le riñó papá.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Estaba emocionada por ir a ver a mi hermano, por lo que esa noche apenas pude dormir pensando en cómo le convencería para volver a casa. Él ya trabajaba. Era independiente. No tendría muchos motivos para venir conmigo, pero pensaba convencerlo.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Salí a la cocina por algo de jugo, y cuando volvía, escuché los gemidos de mamá otra vez. Me asomé. La puerta, de nuevo, la habían dejado sin seguro. No me costó mucho ver cómo ahora mamá estaba de perrito sobre la cama, y papá, al pie de esta, con la polla extendida. Mamá le estaba mamando los huevos y lo hacía con una increíble pasión. Papá se masturbaba fuertemente y jadeaba de gozo. Mamá realmente quería la polla de ese hombre. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Me corro. Abre la boca, putita.

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—[FONT=Garamond, serif]No me digas así —le dijo mamá, pero obedeció y sacó la lengua. Vi, anonada, como la descarga de leche le caía a mamá en la lengua, le pringaba en la cara y ella, jadeando y masajeándose la concha, se la bebía toda con gran placer. Su mirada de perrita decía que quería más. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Yo no lo soporté y me fui a mi cuarto. El corazón me latía y sólo tenía la imagen de mamá bebiendo semen. Me empecé a calentar sin dar marcha atrás, y me recosté en la cama. Vinieron a mí todas las escenas que había visto hoy, desde los chicos en las duchas, la vagina de mi hermana Cass, detrás de sus bóxer hasta la boca de mamá comiendo esperma como si fuera helado. Noté la vagina caliente… y no pude resistirlo. Encendí la lámpara de noche y me quité las pantys. Hurgué entre mis pliegues y encontré todo chorreando de jugos. Miré cómo me escurrían por los dedos, y tragando saliva, me los llevé a la boca.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Me gustaban las vaginas, y comer los jugos de la mía era algo que casi no hacía a menudo, porque era un manjar que me daba sólo de vez en cuando, pero esa noche no lo resistí, y me puse a masturbarme con tanta fuerza que terminé corriéndome varias veces, retorciéndome de placer y exprimiendo mi conchita para que saliera hasta la última gota de mis jugos.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Me dormí más caliente, y feliz.

CAPITULO 2

[FONT=Garamond, serif]DIANA[/FONT]


[FONT=Garamond, serif]Fruncí las cejas porque me había parecido escuchar un sonido desde fuera de la habitación. Me saqué la polla de la boca y miré hacia la puerta. Como no estaba tan oscuro me di cuenta de que la había dejado entreabierta, por lo que se me heló la sangre al pensar que mis hijos pudieron haberme visto mamando. Rápidamente me levanté y me aseguré de cerrar con seguro. Al girarme, Gerardo, mi marido, estaba ya tumbado sobre la cama, con la verga apuntando al techo y sobándose los huevos.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ven acá, putita. Sigue chupando.

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[FONT=Garamond, serif]Suspiré. Odiaba que él me hablara de esa forma durante el sexo, pero no podía hacer nada. Gerardo era una máquina de follar. Me deslicé a la cama, subiendo primero una rodilla y sonriéndole con gesto coqueto. Me acomodó entre sus piernas y me dediqué a lamer el espacio pequeño entre sus huevos y la base de su pene. Esto hizo que se sintiera feliz y que comenzara a jadear de gusto. Para excitarme más, llevé una mano a mi coño y pellizqué mi clítoris. La verdad es que coger con mi esposo últimamente ya no era tan placentero como antes. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]La rutina nos había obligado a tener sexo duro. Él guió mi cabeza para que me metiera la polla en la boca. Le pasé la lengua al glande, que palpitaba por la sangre dentro, y después me eché a la cama, bocarriba. Él se acomodó encima de mí, con un 69 invertido. Me abrió las piernas y no dudó un segundo en clavarme los dedos en el culo, mientras su lengua me daba rápidas embestidas. Su verga, larga, pero no tan gruesa, quedó a mi alcance y me la metí a la boca. Tenía que cerrar los ojos para poder controlar bien mi respiración. Gerardo movía sus caderas, penetrándome despacio la garganta. Tuve arcadas.[/FONT]
— [FONT=Garamond, serif]¡Espera, Gerardo! —le mascullé —. Me estás ahogando.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Cómetela! —ordenó. Me pasé la lengua por los labios y seguí chupándole como sólo yo sabía hacerlo, con esa técnica de garganta profunda que hice en mis mejores años como actriz porno amateur. Claro que Gerardo no sabía nada de esto. Mis videos estaban escondidos en un disco que mi ex novio me dio antes de separarnos. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Creo que una de las chicas nos vio —le dije a Gerardo, degustando sus bolas y jugando con ellas en mi boca.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Nah. No lo creo. Relájate —se quitó encima de mí. Yo me coloqué de a perrito, y sin perder tiempo, Gerardo me ensartó casi hasta meterme las bolas. Sólo me dio unas cuantas embestidas hasta que de repente se detuvo, conteniendo la eyaculación. Yo sonreí e hice presión con los músculos de mi vagina y moví las caderas en círculo. Eso bastó para que mi esposo soltara su leche dentro de mí, en medio de jadeos. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah, eso fue rico —gemí, al sentir lo caliente del semen dentro. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Cabrona! —gruñó él, echándose a un lado —. Te quería coger más tiempo.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ya estoy agotada —me acosté a su lado y me tapé con la sábana.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Un buen marido abrazaría a su mujer después de esto, pero Gerardo se dio por vencido y se tiró a dormir. Yo quería abrazarlo y besarlo en los labios, aunque a él estas cosas no le gustaban. Me detuve y torcí los labios. Le di la espalda y también me acosté, haciendo un poquito de presión para sacar todo el semen que tenía dentro de mi coño. Estaba cansada para ir a bañarme, así que me quedé dormida en pocos minutos.

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[FONT=Garamond, serif]Cuando me levanté por la mañana mi esposo ya se había ido. En la mesa junto a la cama había dinero. Era parte de la quincena, aunque que me la diera después del sexo sólo me hacía sentir como una puta. De todos modos lo agarré y lo metí en mi cartera. Me coloqué una bata de seda oscura, algo transparente, y unos boxers pequeños que me apretaban un poco de las caderas y marcaban el triángulo de mi coño. Me miré al espejo y me vi echa un desastre, con el pelo negro alborotado, la piel un poco más pálida de lo normal, porque casi nunca salía de la casa, y varios chupetones en el cuello. Mis pezones asomaban un poco por debajo de la tela transparente. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Salí del cuarto. Eran poco más de las siete y media de la mañana. Fui al baño a darme una ducha de agua tibia. Examiné mi cuerpo en el espejo y me vi un poco maltratada por mi marido, que cogía tanto conmigo que no dudaba en darme mordidas por todas partes del cuerpo. Comenzaba a extrañar el sexo delicado. Hacer el amor. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Bajé a la sala sintiéndome más renovada y tranquila. Mi vida no iba a cambiar. Allí ya estaban mis hijos comiendo. Los ojos que Carlos le puso a mis tetas hicieron que me sintiera un poco cohibida, pero tampoco las tapé. Eran mis pechos y él había comido de ellos. Cass, en bragas y con una camisa de su papá a modo de bata, estaba preparando hotcakes. Mi hija menor, Katy, vestía todavía con sus shorcitos de pijama y su blusa descolorida. Era a la que más le costaba levantarse porque los sábados tenía clases de natación, luego de ir a la doctrina, en el centro evangélico. Éramos una familia de religión, aunque sólo a la vista. La verdad es que Dios hacía falta en nuestra casa.

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—[FONT=Garamond, serif]Qué rico huele —le dije a Cass, dándole un beso. En todo momento los ojos de Carlos no dejaron de verme los senos. Me senté al lado de él sin tomar importancia. Estaba en esa etapa de los adolescentes donde sólo piensan en coger y en chupar tetas. [/FONT]

[FONT=Garamond, serif]Mi otra hija, Alondra, bajó con saltitos de su cuarto por las escaleras. Llevaba una bonita minifalda que mostraba un cuidado para de piernas blancas y torneadas, y una blusa floreada y bastante mona que su papá le había comprado.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿A dónde tan guapa? —le pregunté, dándole un pico en los labios. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Pues voy a ver a Leo ¿recuerdas? [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah, sí.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Quiero ir! —volvió a gritar Katy. La pequeña adoraba a su hermano mayor.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Yo también quiero verle —Casandra estaba igual de entusiasmada, aunque era vaga para ir de viaje como su hermana. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Desayuna y ahorita nos vamos — le dije y me estiré. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Mami, se te ven tus cositas —dijo Katy, tocándome las tetas con sus deditos. Di un brinco por el susto y miré a Carlos.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Deja de verme los pechos —le pedí, riendo —y ve a cambiarte. Tienes práctica con el equipo de beisbol, y tú, Cass, cuando vuelva vamos a limpiar tu mugre cuarto.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ay… si, mamá —dijo de mala gana.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Total que después de vestirme llevé a Alondra a la terminal de autobuses y le pedí que hiciera lo posible por traer a su hermano a la casa. Echaba de menos a mi querido Leo. Mi primer hijo. Después de ello recibí una llamada de mi esposo. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Se me averió el puto coche —estaba molesto —. Ven a buscarme, rápido.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Mmm… voy. No haría mal que me lo pidieras por favor.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ven.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Llegué donde él, y se apresuró a ponerse detrás del volante, aunque fuera mi coche. Estaba tan malhumorado que no repliqué nada y me coloqué al lado, con el cinturón apretándome el generoso busto. El brasier que llevaba era un poco más pequeño y me incomodaba. Gerardo empezó a contarme cosas absurdas sobre el coche y decía que iba a cambiarlo. Yo sólo asentía y asentía porque no me gustaba disminuir con él.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Vamos a buscar a Carlos a la práctica? —me preguntó.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Si quieres. Creo que ya salió.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Entonces vamos.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Llegamos al estacionamiento del estadio. Estaba casi vacío. Gerardo se quitó el cinturón y subió las ventanas polarizadas. Yo suspiré y le miré fruncida de cejas.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]No, Gerardo. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Anda, sólo una mamada.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡No! Estamos en vía pública.

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[FONT=Garamond, serif]Ya era tarde. Se había sacado la verga. Estaba erecta, palpitando. Me sonrojé porque pocas veces hacía tal cosa. Miré a mi alrededor. Nadie estaba cerca. Casi obligada, me incliné sobre él. Apenas había abierto los labios, mi marido me empujó la cabeza para que mi boca albergara su larga polla. Tosí, pero seguí chupándole rápidamente para que ya eyaculara. Mientras tanto él me acariciaba la espalda y el cabello. Empapé toda su verga de saliva hasta que noté el semen caliente saliendo a chorros. Me lo tuve que tragar, aunque sabía algo amargo. No protesté. Gerardo fumaba bastante, así que su lechita siempre era algo rancia, contrario a mí, que me cuidaba tanto y mis jugos siempre eran dulces. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ahh… eso fue genial —se cerró la bragueta. Yo me limpié la boca. Justo a tiempo porque mi hijo apareció saliendo del estadio. Gerardo sonó la bocina y él se acercó y subió. [/FONT]


[FONT=Garamond, serif]ALONDRA[/FONT]


[FONT=Garamond, serif]Me sentía algo culpable por haber visto a mamá follar. Yo me consideraba más lesbiana que bisexual, y aunque era mi mamá, tenía que decir que sus tetas eran impresionantes. No grandes ni pequeñas. El tamaño justo, con sus puntitas rosadas y deliciosas. Me sonrojé demasiado al darme cuenta de que tenía sólo eso en mente, así que me dediqué a mirar una película en mi celular mientras iba en el camión. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Sin embargo, no podía olvidar lo que vi. Como estaba sola y sentada hasta atrás en los asientos de primera clase, me entró la tentación. Crucé las piernas, que se mostraban mucho por la minifalda que llevaba. Después de eso entré a internet y busqué porno en la primera página que me salió. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Vi algo de lesbianas, donde la chica le metía le lengua en el coño a otra. El pecho me dio un brinco grandísimo mientras tanto y me reí como una tonta. Imaginé que una de esas mujeres era mi maestra Carmen, o Sonia. Carajo, incluso mi madre, con su voz y gemidos dulces mientras le daban verga. Me empecé a acariciar las piernas y luego me llevé una mano más adentro, sintiendo como mi conchita empezaba a mojarse. Nadie me miraba, por lo que me deslicé el dedo junto a mi tanga y lo enterré en mi vagina. Dejé que se mojara con mis jugos y luego me los llevé a la boca. Era una delicia sin duda alguna.

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[FONT=Garamond, serif]Me recliné mejor en el sillón y empecé a darme un poco de placer discreto, hasta que de repente una de las señoras que estaba en el baño salió sin que yo me diera cuenta y pasó junto a mí, por lo que me apené roja como un tomate cuando me vio sacando la mano de mi entrepierna. Me hundí en la silla, apenada. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Cuando salí de la terminal, mi hermana ya estaba esperándome. Por un momento no lo reconocí. Tenía el pelo más largo y rebelde. Era alto, casi de un metro y ochenta. Llevaba jeans negros, camisa blanca y una chamarra porque hacia algo de frío. Lentes oscuros y estaba delante de un coche nuevo. Salté de alegría a sus brazos cuando llegué a él.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Leo! [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah, hermana… —suspiró, abrazándome fuerte de la cintura con sus manos grandes —. Cómo has crecido en éste año. He visto tus fotos en Facebook, pero no creí que ya estuvieras así de guapa.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Jeje! La verdad te ves bien —le acaricié los brazos, que estiraban las mangas por sus bíceps como piedras —Sigues yendo al gym ¿verdad?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿Se nota?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Sí. Carlos también. Eres su inspiración.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Perfecto. Déjame verte. Mira nada más que piernuda estas. Recuerdo que de niña eras una flacucha.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Jaja! Me cuido. Anda, vamos, tengo hambre. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Iremos al mercado a comprar antes. Quiero cocinarte algo como bienvenida. ¿Cuánto tiempo te quedarás? —me preguntó, abriéndome la puerta. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Unos días nada más. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Perfecto. Voy a darle a mi hermana una estadía de diosa.

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[FONT=Garamond, serif]Me reí. Leo siempre nos había adorado a todos. Subió tras el volante y se acomodó. A mí la minifalda se me corrió un poco, por lo que crucé las piernas. Mi hermano había admirado mis muslos y me hizo sentir bien, con el autoestima arriba. Era increíble la forma en la que podía arreglarnos las cosas con unas simples frases.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Le conté algunas cosas de cómo estaban nuestros padres y nuestros hermanos. Él se interesó más por Katy, que todavía tenía sus 12 años, y que la echaba de menos porque ella, al ser la menor, era la princesa de la casa y con la que mejor se llevaba. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Quisiera volver —dijo de repente, y puso una mano en mis piernas y las apretó —. Les extraño, y también a mamá.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Mamá y papá sigue discutiendo a veces.[/FONT]

—[FONT=Garamond, serif]Nah, tranquila. Así son ellos. [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Pasamos al supermercado a comprar algunas cosas para la cena, y después de eso fuimos al departamento de él, que estaba en un edificio en una zona céntrica de la ciudad. El sitio estaba bien cuidado, por lo que olía rico. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Hermano, quiero ducharme.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Hay una bañera —me enseñó el cuarto de baño y abrió las llaves —. Pero no tengo toallas extra.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah, traje yo ¡jeje! Entonces me relajaré un poco en la tina y después de que salga, me ayudas con una tarea ¿vale?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Sí, disfrútalo —me empecé a desabotonar la blusa. Mostré mi sujetador de encaje y me di cuenta de que Leo no se había ido.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Ejem![/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Ah, lo siento! —se sonrojó y salió del baño. Me reí y terminé por desnudarme. Mi tanga estaba mojada por mi masturbación en el camión, así que la metí en una bolsa de ropa y luego me dejé hundir en la bañera. [/FONT]


[FONT=Garamond, serif]DIANA.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Carlos había ido a jugar al parque con unos amigos, y Katy estaba en casa de una vecina ayudándole a bañar al perro. Mi marido, caliente como siempre, aprovechó ese momento de soldad para acercarse a mí en la cocina y restregarme la polla en los apretados minishorts que yo llevaba. Me tomó por sorpresa, porque estaba cortando las zanahorias para la comida.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ay, no, espera, Gerardo —le reñí, mientras metía una mano dentro de mis shorts y me palpaba la concha.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Mmm… ricura. Me encanta lo lisa que tienes la piel de la vagina.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Sí, pero aguanta. Estoy cocinando. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Sólo un faje —sonrió y bajó mi espalda a besos. Me bajó los shorts y me abrió las nalgas. En ese momento pegó su lengua a mi culo y yo di un salto al sentir su boca irrumpiendo en mi estrecha raja.

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—[FONT=Garamond, serif]¡Gerardo! ¡Para![/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Se levantó y me subió la ropa. Me di media vuelta y lo recibí. Me levantó una pierna mientras frotaba su dura polla contra mi coño, por encima de la ropa. Yo jadeé al notar que mi cuerpo reaccionaba con él y me mojaba. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Mamá… papá… [/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Era Casandra. Mi hija adolecente estaba en la entrada de la cocina, con su cara totalmente roja contrastando con su pelo negro y corto. Gerardo no dijo nada, y salió rápidamente. Yo me quedé allí a hacerle frente a la chica.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah… Cass —me peiné el pelo con los dedos.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ahg… no quería ver a mi mamá follando.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]No estábamos follando —le aclaré —. Sólo era… caricias.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Diana! —gritó mi marido desde la habitación. Cass rió, traviesa y se acercó a mí.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Anda, ve. Papá te espera para darte amor.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Me ruboricé y le dejé el cuchillo a mi hija. Ella se quedó cortando las verduras mientras yo subía al dormitorio. Nada más llegar. Gerardo me tomó de las caderas y me arrojó a la cama. Yo me quité el sujetador y la blusa de un solo golpe, y también los shorts y la tanga. Mi marido se apresuró a montarse sobre mí, a levantarme las piernas y a penetrarme sin que yo estuviera lo suficientemente mojada, lo que me incomodó demasiado. Sin embargo me quedé quieta, esperando a que se saciara, y poniendo para él cara de puta. Mis tetas se balanceaban fuertemente y él apretaba los pezones.

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[FONT=Garamond, serif]Después de eso, se inclinó a besarme y a comerme los pechos con sus dientes. Empecé a sudar. Me costaba sentir el mismo placer de siempre con él. Me dio la vuelta y procedió a tratar de introducirme la polla por el recto, lo cual le dije que no. Él no protestó y siguió con sus embestidas y nalgadas. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Vamos a hacer el trío —me ordenó.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]No. Gerardo, ya te dije que no quiero a otra mujer en la cama. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Ah! ¡Vamos! —volvió a repetir, cogiéndome con más fuerza y aferrándose a mi culo —. ¡Vamos! ¡Di que sí![/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡No! —le dije y me quité de él. Me di media vuelta para ponerme a chuparle la polla. Deslicé toda la lengua por sus huevos y pegué mi boca a su pelvis una vez que me metí todo el falo a la garganta. Me quedé allí, respirando dificultosamente hasta que noté las descargas de semen bajando por mi garganta. Gerardo se alejó, suspirando y sudando.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¡Cabrona! si tu dijiste que el sexo es una mierda, pues vamos a hacer cosas más ricas.[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ya, pero no quiero verte cogiendo con otra mujer. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]Ah, pero tú si quieres tener dos vergas para ti —rugió y yo me reí para mis adentros. Eso era cierto. Quería volver a vivir mis tiempos como actriz porno amateur. Me cogían incluso entre cinco hombres, y era delicioso. Claro que nadie sabía de esto —. Estoy cansado. Ya ni disfrutas conmigo.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Eso era cierto. No se lo dije.[/FONT]
[FONT=Garamond, serif]Gerardo se molestó. Era muy dramático. Se fue al clóset. Agarró ropa de vestir elegante y se fue a cambiar. [/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]¿A dónde vas?[/FONT]
—[FONT=Garamond, serif]A hacer un trabajo de emergencia. Nos vemos mañana —y diciendo esto último, se fue de la casa, dejándome con el sabor amargo de su leche en mi boca.[/FONT]
^^^Bien, hasta aquí es todo lo que tengo jeje por el momnto. si les ha gustado no duden en dejarme su opinion y hasta la proxima!
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