De Vacaciones, ahora con mis Tías

heranlu

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Me llamo Pedro, aunque toda la familia me llama Pedrito. Tengo veinticinco años y me va bien. Estudié fotografía y ahora me suelen contratar para bodas, y la verdad es que se gana dinero. Este trabajo te da acceso a conocer gente y tener una amplia vida social.

Todo empezó cuando cumplí dieciocho años y las hormonas corrían por mis venas como el fuego corre por un bosque en verano. Me saqué el permiso de conducir nada más cumplir los años y mi madre, que me adoraba, estaba encantada de dejarme su coche. Me daba vueltas por las manzanas cercanas tan solo por el placer de conducir. Mi hermana, Sonia, que es cuatro años mayor que yo, me vacilaba continuamente. “Qué, ya tienes sitio para follar? Ahora solo te falta encontrar una tía que quiera, jajaja!!” “Abre bien la ventana, que seguro que huele a paja! “ Todo cosas así, siempre relacionadas con el sexo porque sabía lo salido que yo estaba en aquella época, no es que me fuera mal con las chicas, pero casi siempre me quedaba insatisfecho y cuando llegaba a casa me mataba a pajas.

Tenía la polla casi pelada de pajearme, seis a siete veces diarias, vamos que estaba obsesionado con el sexo. Tía que veía, tía que me follaba en mi imaginación, incluidas mi hermana y mi madre. Mi hermana, Sonia, tenía entonces veintidós años y estaba algo delgaducha para mi gusto, pero tenía un culo que me flipaba. Mi madre, Nati, era otra cosa, a sus cuarenta y cuatro años se mantenía estupenda, culo prieto, tetas firmes de una talla noventa, lo de la talla lo se porque lo vi en alguno de sus bonitos sujetadores. También era guapa, castaña con ojos marrones claros y una media melena que adornaba su cara a la perfección. Lo mejor que tenía era su carácter abierto y una sonrisa dulce y maravillosa. Siempre que podía le daba un cachete a alguna de las dos, con mi hermana acaba en bronca, pero mi madre era más permisiva.

De mi padre tengo poco que decir, es comercial y pasaba poco tiempo en casa, es al contrario del resto de trabajos, de cada siete días que tiene la semana tan solo le veíamos dos, uno o a veces ninguno. En verano si solíamos irnos de vacaciones veinte días o incluso un mes. Ese año las vacaciones se fastidiaron, parece ser que mi padre tenía que trabajar. Mi madre nos propuso irnos a casa de mis tías, sus dos hermanas mayores que vivían en la costa. Habían montado un negocio que les iba muy bien y tenían una casa enorme. Recordaba que cuando era pequeño solía ir a menudo cuando me daban las vacaciones en el colegio. A veces me pasaba dos meses con ellas y recuerdo que me trataban muy bien. Al no tener más alternativas, acepté la propuesta de mi madre, nos iríamos al menos un mes con ellas a la playa. Mi hermana solo aceptó ir unos días, después se volvería a casa. Realmente lo que le apetecía es tener la casa para ella sola y estar con su novio con el que ya llevaba un año.

Pues a primeros de julio nos marchamos y mi madre me dejó conducir a pesar de la oposición de mi hermana. Yo estaba encantado, a la playa y con el coche de mi madre a mi disposición, ¡eso iba a ser la leche! El verano y la playa es una buena conjunción para ligar que era lo único que tenía en mente. Cuando llegamos al pueblo costero donde vivían, vi el pequeño puerto donde se mezclaban barcos de pesca con otros de recreo. A la cabeza me llegaron recuerdos de la infancia cuando mis tías me bajaban a la playa y a veces nos dábamos un paseo en barco. Después de recorrer el paseo marítimo cogimos la carretera que ascendía por la colina y a un par de kilómetros allí estaba la casa donde me lo pasaba tan bien de pequeño. Toqué el claxon y al momento mis dos tías salieron a saludarnos a la vez que abrían la verja del recinto que rodeaba la casa. Me quedé sorprendido, la verdad es que no la recordaba tan grande desde el exterior. Tenía un pequeño jardín a la entrada con un trozo asfaltado para llegar al garaje.

– Pasa, pasa! Mételo en el garaje que hay sitio de sobra.

Gritó mi tía Soledad, Sole para la familia, que era la mayor y por entonces tenía cuarenta y ocho. Mi tía Cándida, aunque la llamábamos Candi, era la mediana con cuarenta seis, nos saludaba con las dos manos y una amplia sonrisa. Antes de meter el coche en el garaje que era un cobertizo al lado de la casa, paramos para salir a saludar. Nos abrazamos y nos besamos con entusiasmo, pero mi obsesión por el sexo volvió a alborotar mi mente. Hacía como diez años que no las veía y ahora las miraba con otros ojos. Sole, la mayor, era una mujer muy sensual llena de curvas que disimulaban los dos o tres kilos de más que posiblemente tenía. Sus grandes tetas impactaron contra mi pecho al abrazarme calurosamente.

– Madre mía! Cómo has crecido Pedrito! Estás hecho un hombretón!

Me dijo dándome dos sonoros besos en ambas mejillas. Mi tía Candi era algo más estilizada, sus curvas eran menos pronunciadas y no tenía un culo grande, pero su redondez, con un ligero respingo, lo hacían esquisto. La piernas las tenía muy bien contorneadas y sus muslos parecían duros y tersos. Sus tetas no eran tan grandes como las de su hermana, pero debía de tener una talla noventa, como mi madre. También recibí esa sensación deliciosa cuando sus tetas se pegaron a mi pecho en un intenso abrazo. Me acarició las mejillas dándome un par de pellizcos a la vez que me miraba con sus ojos verdes y una sonrisa encantadora. Su pelo era más largo que el de su hermana, y aunque lo tenía claro se había teñido de un color rojizo.

– Pues si que has crecido! Pero si casi me sacas la cabeza!

Me dijo con entusiasmo. Sacamos las maletas y volví al coche para meterlo en el garaje. Sole me daba indicaciones para no dar con el paragolpes contra la pared, al lado quedaba el de ella, un todo terreno precioso. Cerró el portón del garaje y accedimos al salón por una puerta lateral. Un salón enorme donde había tres sofás en el centro alrededor de una mesa baja cuadrada, dos sillones en un lateral frente a la chimenea, que no creo que usarán mucho, y en el otro lateral una mesa alta rectangular rodeada por ocho sillas. Al lado había un pasillo que comunicaba con una amplia cocina, un aseo y un cuarto trastero y en la misma pared, al otro lado salían las escaleras que daban al primer piso, donde estaban las habitaciones. También había otra puerta en la misma pared que la del garaje que no supe a donde daba. Subimos y nos mostraron las ocho habitaciones que tenía la casa, no habría problemas, tendríamos una para cada uno. Las escaleras continuaban hasta una buhardilla que ocupaba la mitad de la casa, con una puerta que daba acceso a una terraza que cubría la otra mitad. Vamos una casa de ensueño comparada con el piso donde vivíamos.

Eran las doce del mediodía y el sol apretaba con fuerza.

– Venga, cambiaros y daros un baño en la piscina antes de comer. Así estaréis fresquitos!

Nos dijo Sole. Le hicimos caso y después de ocupar las habitaciones que nos habían asignado nos pusimos los bañadores y bajamos al salón, que era por donde se salía al jardín trasero, aunque también se podía salir por la cocina. Recordé mis tiempos de niño donde casi me perdía jugando entre los arbustos y árboles de ese inmenso jardín, bueno, inmenso para un niño de diez años, aunque en ese momento con diez y ocho también te podías perder de la vista de los demás. La piscina tenía forma de ocho, de unos doce metros de larga y seis en las zonas más anchas. Estaba a unos cinco metros de las escaleras que bajaban del salón y a la izquierda había una especie de perchero con toallas. Donde acababa la piscina comenzaban los arbustos y algunos árboles frutales que ocupaban unos cincuenta metros de largo por veinte de ancho. También había varias hamacas alrededor de la piscina sobre un césped bien cuidado y una mesa redonda con varias sillas.

Cuando baje los escalones del salón, ya estaba mi hermana bañándose y mi madre hablaba con mis tías, sus hermanas. Mis hormonas que llevaban tranquilas varias horas volvieron a fluir a gran velocidad. Las tres se habían puesto bikini y dejaban ver sus cuerpos casi desnudos. Mi madre había sido la más recatada, su bikini, verde con rayas negras, no llegaba a ser un tanga, pero resaltaba su carne todavía algo blanca a la espera de ser bronceada por los rayos del sol. Mis tías sin embargo, no eran nada recatadas, los tangas que llevaban eran espectaculares y dibujaban perfectamente sus culos casi desnudos. A Candi, la parte de arriba le recogía bien sus bonitas tetas, pero a Sole parecía que se le iban a salir en cualquier momento. Lo primero que pensó mi mente perturbada fue en comer esas grandes tetas y decidí meterme en el agua antes de que se me pusiera la polla dura con pensamientos delirantes.

– Como ha crecido Pedrito! Vaya altura que ha cogido! Cuantos años tiene ya?

Oí que le decían a mi madre cuando pasé a su lado para entrar en el agua. Una vez dentro ya no me preocupó mirarlas, mi miembro estaba protegido bajo el agua fresca. Sole, la más voluptuosa, tenía la piel más morena y con el sol que ya había cogido casi podía pasar por mulata. Candi tenía la piel más blanca, parecida a la de mi madre, pero el sol la había dado un tono muy atractivo. Con su pelo rojo y viéndola de espaldas, se le podían echar diez años menos. Aunque para mí, la más estupenda era mi madre, la veía preciosa con su bikini verde con rayas negras, sus tetas y su culo tenían las medidas perfectas para mí gusto, y sus muslos, ufff, sus muslos me volvían loco. Con diez y ocho años y mi mente pervertida ya me había hecho unas cuantas pajas pensando en ella. Lo que si debía de ser genético eran los pezones, a las tres se las marcaban de una manera ostentosa, incluso mi hermana, que nos tenía muchas tetas, tenía los mismos pezones. Después de esa mirada ya tenía claro que iba a caer una paja antes de comer.

Al cabo de unos minutos las tres entraron en el agua bajando por los escalones que había en la zona más cercana a la casa. Candi y mi madre se sentaron en los escalones con la mitad del cuerpo sumergido en el agua y Sole se lanzó a nadar hacia donde yo estaba.

– Que buena está el agua, verdad!

Me dijo al llegar cerca de mi. La piscina no cubría, por lo menos a mí. La zona más profunda estaba en el centro y me llegaba al cuello. En el lado opuesto a las escaleras me llegaba por encima de la cintura y me había apoyado en el borde con los brazos abiertos.

– Si tía, está estupenda!

Le contesté. Se puso de pies y sus grandes tetas, apenas tapadas, flotaron como dos pelotas de playa. Su carne morena y tersa brillaba con los rayos de sol cayendo en vertical y mis ojos se clavaron en esa carne deliciosa sin poder evitarlo.

– Que guapo y que fuerte te has puesto! Me dijo tocándome el pecho que quedaba fuera del agua. Las pocas veces que había ido al gimnasio habían hecho su efecto y realmente se me marcaban unos buenos pectorales.

– Gracias tía! Tú también estás muy bien! Le contesté devolviéndola el cumplido.

– Llevábamos mucho tiempo sin verte, con lo que venías de pequeño y ahora nada! Deberías venir de vez en cuando a vernos!

Se había dado cuenta de cómo miraba sus tetas, pero más que molestarse, hizo un ademán de colocarlas con sus manos subiéndolas a la vez que las juntaba. Mire de reojo para ver qué hacían mi madre y Candi, y vi que charlaban animadamente sentadas en los escalones de la entrada. Mi hermana ya se había salido para tumbarse al sol.

– Llevas razón tía. Ahora que ya tengo el permiso de conducir podré venir mas a menudo!

– Y que tal, ya tienes novia?

Preguntó volviendo a colocarse las tetas. Esos movimientos me estaban poniendo frenético.

– Que va, soy muy joven, pero tengo amigas!

Sole se pegó más a mi hasta rozarme con sus grandes tetas.

– Amigas cariñosas?

Me dijo con una sonrisa excesivamente pícara. Cuando note esas tetas pegándose a un lateral de mi torso sentí un latigazo de hormonas que provocaron que mi polla diera un respingo. No podía quitar la vista de las tetas y tartamudee un poco al contestar.

– Bueno, algunas… más que otras! Pude balbucear.

– Pues si yo fuera una de esas chicas, no dudaría en ser cariñosa contigo, jajaja!

Y se giró haciendo que su hermoso culo rozará mi cuerpo. Mi polla dio otro respingo y sentí como se enderezaba abultando mi bañador, parecía que ni el agua fresca era capaz de frenarla. Y mi tía? Que me había dicho? Cuando fui capaz de despejar la mente de la nube de hormonas que la ocupaba, pude analizar la frase, más o menos era que si fuera una de las chicas no dudaría en follarme. Joder!! Si llega a saber que yo me la follaría sin importarme su edad ni los lazos familiares! Mi mente de diez y ocho años saltó sin pensar.

– Pues tú estás estupenda, tía! Tampoco lo dudaría yo si te viera por la calle.

– Jajaja! Que salao que eres, Pedrito!

Mis ojos parecían tener un imán y sin yo quererlo volvían a clavarse en sus tetas.

– Anda, vamos a jugar un poco. Me tumbo de espaldas y tú me coges con las manos y me das vueltas!

Me dijo tirando de mi mano. Cuando llegamos al centro de uno de los círculos que formaban el ocho de la piscina se tumbó haciendo el muerto y puse mis manos en su espalda y comencé a girar sobre mi propio cuerpo. Sus tetas ahora afloraban como dos redondas montañas emergiendo de las profundidades. La línea de su cintura se cerraba y se volvía a abrir haciendo sus caderas redondas y sensuales. Podía ver el pequeño triángulo amarillo que tapaba el centro de sus muslos y me dio la impresión que había algo de vello púbico bajo el. Yo había estado con varias chicas y todas iban depiladas, nunca había visto un coño cubierto por una mata de pelo. Mi polla se acabó estirando por completo ante esa imagen.

– Ummm, como me gusta! Sujétame bien! No dejes que me hunda!

Me dijo mirándome con ojos pícaros. Mi mente podía estar calenturienta y depravada pero la sensación era que mi tía me estaba provocando para que la tocara más. Bueno, que podía pasar si la ponía la mano en el culo, como mucho que me la quitara. No lo pensé más, baje una de las manos y la puse en el centro de su hermoso culo.

– Ummm, ahora mejor, así no se me hunden las piernas!

“Joder!! Que le ha gustado que le toque el culo!!“ Pensé con las hormonas en plena ebullición. “ Bueno, pues habrá que hacer algo más, a ver qué pasa.” Estaba tan salido que ni me importaba que mi madre estuviera a unos metros, además, estábamos jugando, me dije a mi mismo como una tonta escusa. Moví la mano para sobarla el culo a la vez que se lo apretaba levemente.

– Ummm, que bien se está flotando en el agua!

Eso era una frase de asentimiento a mis toqueteos. “Joder, que pena que estén mi madre y mi tía tan cerca, que si no, la iba a dar un sorbo de pelotas!!“ Pensé en un estado de salidismo puro. Después de un par de minutos sobándole el culo bajo el agua me dijo.

– Ahora boca abajo, como si fuera un barco!

“Un barco! Menuda mierda de escusa! Lo que quiere es que le toque las tetas!“ Pensé mientras se daba la vuelta. “Seguro que supone que estoy deseando sobárselas, lo que no sé si sabe es que se las comería con mucho apetito!”.

Cuando se dio la vuelta una de mis manos quedó directamente bajo sus tetas y la otra en su vientre muy cerca de su zona púbica. Esos contactos provocaban que mi calenturienta mente actuará sobre mi polla haciendo que se pusiera más dura, no sé que pasaría cuando tuviera que salir del agua. Sole movía sus brazos como si nadará a braza y eso hacia que sus tetas bailarán sobre mi mano.

– Ummm, que bien me llevas! No dejes que se hundan mis piernas!

Me dijo volviéndome a mirar con ojos pícaros. Para mi estaba claro que quería que pusiera la mano en su coño. “Si le estoy tocando las tetas y le gusta, por qué no le voy a tocar el coño!” Pensé con mi mente simple de adolescente. Fui bajando mi mano despacio esperando su reacción, pero ella no decía nada, seguía dando brazadas. La palma de mi mano tocó su muslo y mis dedos llegaron al triángulo del tanga. Noté la mata de pelo bajo la tela y también sus gordos labios genitales.

– Así, así! Ahora has sujetado bien el barco!

Dijo girando la cabeza y guiñándole un ojo. Empecé a ponerme nervioso, mi polla no paraba de intentar reventar el bañador mientras yo le frotaba el coño con mis dedos por encima de la tela. Con la otra mano sobaba y apretaba sus tetas, era una situación desesperante. Mi polla parecía estallar y no me podía follar a mi tía allí mismo, ni siquiera podía hacerme una paja.

– Que bien te lo estás pasando eh, Sole! Le dijo Candi sentada en las escaleras con medio cuerpo dentro del agua

– Mira, soy un barco! Buuu! La contestó Sole mientras yo seguía dándole vueltas.

Mi madre y Candi rieron al oírla hacer ese ruido intentando imitar la sirena de un barco.

– Nosotras vamos a preparar la comida. Volvió a gritar Candi.

– Vale, ahora voy. Quiero enseñarle a Pedrito donde jugaba de pequeño!

– De acuerdo, no tengáis prisa. Todavía es pronto!

Dicho esto, mi madre y Candi se fueron y desaparecieron por las escaleras del salón. Mi hermana seguía tumbada boca abajo con los cascos puestos y la música a tope.

– Ven, te enseñaré donde te escondidas cuando eras pequeño!

Me dijo Sole agarrándose a las escaleras de aluminio para salir del agua. En ese momento vi perfectamente su cuerpo, realmente no estada nada mal, como he dicho, algún quilo de más pero muy bien repartidos por sus extensas curvas. Mire hacia atrás antes de salir para ver si mi hermana nos miraba, pero seguía con la cara contra la toalla. Cuando salí del agua mi polla había bajado un poco, pero todavía se notaba algo de abultamiento. Sole lo miro de reojo pero no dijo nada, tan solo tiro de mi mano para que la siguiera. A los veinte metros ya no se veía la piscina, los arbustos tapaban la visión. Seguimos serpenteando entre arbustos, árboles y plantas hasta llegar al final donde había una pequeña caseta de extensa

– Te acuerdas? Me pregunto al llegar a ella.

– Si, si!

– Ven vamos a entrar ya verás qué bien está por dentro!

Era una caseta de unos seis metros de larga por tres de ancha. Había una mesa de madera con un par de sillas, también había un colchón viejo en un rincón y un montón de trastos para el cuidado del jardín. Una pequeña ventana con una malla para que no entraran insectos daba luz a la estancia. Cerró la puerta quedando partes de la estancia en penumbra. También había una bombilla pero no la encendió. Me llevó hasta donde estaba la mesa, que era más o menos por el centro y sin más preámbulos se bajó el pequeño sujetador del bikini y las dos grandes tetas saltaron sobre la tela.

– He pensado que aquí podrías tocarlas con más tranquilidad!

Me dijo con una sonrisa dulce pero en sus palabras se masticaba la lascivia. Mis ojos se abrieron como platos y relamí mis labios con mi propia lengua. No tuve que decir nada, en mi cara pudo ver el deseo y lo salido que estaba. Mi polla se enderezó de nuevo y me acerque con las manos levantadas, las puse sobre sus dos hermosas tetas y comencé a sobarlas a la vez que las miraba clavando mis ojos como arpones.

– Te gustan guapo? Asentí sin despegar mis ojos de ellas.

– Anda, cómetelas ya verás qué ricas que están!

Noté como sus manos comenzaban a palmar mi miembro por encima del bañador y lance mis labios contra uno de los grandes pezones. Sentí esa abundante carne en mi boca y comencé a devorarla haciendo una demostración de lo salido que estaba. Mi boca pasaba de un pezón a otro chupando como si fuera a sacarles leche mientras aplastaba y juntaba sus dos tetas con mis manos.

– Ummm, como me gusta, cielo! Me susurraba al sentir las potentes succiones.

– Que dura está! Me dijo con una voz dulce, como si tuviera todavía los diez años de cuando me vio por última vez. Sus manos agarraron mi miembro sacándolo del bañador y percibí cierta ansia en su manoseo. Baje una de mis manos hasta sus muslos y pase los dedos por el centro, ahora pude sentir mejor esa mata de pelo y los abultados labios. Su cuerpo dio un estertor al sentir el roce. – Uffff, que calentita estoy!

Dijo con la misma voz cálida y dulce. Mis dedos se colaron entre la tela y toque el vello púbico que cubría los gruesos labios. Fue una sensación agradable a la vez que excitante. Uno de mis dedos se introdujo abriendo los gruesos labios.

– Ufff! Ufff! Junto los labios y comenzó a emitir sonidos soplando y sorbiendo.

Al momento noté como se mojaba mi dedo. Ya no podía esperar más, mi polla estaba a punto de reventar, las venas se habían hinchado y el capullo comenzaba a ponerse morado. Fui a hacer intención de metérsela y me paró.

– Espera, espera!

Se bajó el tanga y lo sacó por los pies, después se sentó sobre la mesa con la mitad del culo fuera y las piernas abiertas, ahora la visión me pareció maravillosa, se veía esa mata de pelo recortada en forma de triángulo entre sus anchos muslos, algo que me pareció muy erótico. Su cintura se cerraba para dar paso a las dos redondas tetas con los gruesos pezones rodeados de una gran aureola marrón. Fue una visión fugaz pues de inmediato me lancé con la polla en mi mano y mi hinchado capullo atravesó el bello abriendo los abultados labios. Noté la presión de su vagina abrazando mi polla, no sabía si es que era estrecha o que ella misma ejercía esa presión.

– Despacio, despacio! Quiero sentir como entra!

Me dijo con su dulce voz a la vez que acariciaba mi cabeza. Comencé a realizar movimientos cortos apretando más en cada uno de ellos y en pocos segundos mi polla había entrado entera.

– Ahhh! Ahhh! Ahora abrió la boca y comenzó a emitir sonidos largos y vibrantes que parecían proceder de lo más profundo de su garganta.

Su cuerpo también empezó a temblar y noté como se me empapaba el miembro. Me lancé de nuevo sobre sus tetas y las devore como un león hambriento. Chupaba y mordía los gordos pezones mientras le agarraba los muslos con mis manos y embestía con más fuerza.

– Ahhh! Ahhh! Comenzó a apretar mi cabeza contra sus tetas y a emitir sonidos con la boca muy abierta, como si le faltará el aire. Creo que se corría de forma continua pues su flujo se salía por todos lados mojando ampliamente mis huevos y sus muslos. Mi polla estalló soltando varios chorros de leche. Mis corridas también eran abundantes y acabamos los dos empapados. No sé si habíamos durado tres o cuatro minutos, pero mi tía se había corrido como para llenar una palangana. Tuve que quitarle las manos de mi cabeza pues parecía que no quería soltarla. Después de que su respiración se relajara, se bajó de la mesa y abrió un cajón que había bajo ella, sacó un paño que parecía de cocina y lo paso entre sus muslos varias veces, Joder, hasta eso me ponía cachondo!

– Ufff, pues si que me he mojado!

Su voz seguía siendo dulce. Miró mi polla, que ya se había arrugado un poco, y me dijo.

– A esta ricura la limpiare de otra manera!

Su trato era casi enternecedor. Se agachó y comenzó a darle unas chupadas que casi me la endereza de nuevo. Cuando la sacó de su boca estaba limpia y brillante. Pensé en lo delicioso que sería una buena mamada con sus sensuales labios soltando mi semen en su boca. “ Se lo tragaría? “ pensé con mi perturbada mente. Creo que si hubiéramos tenido tiempo, se lo hubiera pedido. Se volvió a poner el tanga adornando de nuevo sus voluptuosas caderas.

– Espero que esto sea un secretillo entre nosotros!

Dijo mirándome con cara de pícara. Yo seguía sin palabras y tan solo asentí con la cabeza.

- Vamos, vamos! Que nos van a echar de menos! Dijo dándome una palmada en el culo y con la felicidad dibujada en su rostro.
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Nos pusimos a comer y el comportamiento de Sole fue la ostia, que bien sabía disimular. Yo estaba más nervioso que ella y procuré hablar poco durante la comida. Cuando estábamos acabando, ya pensaba en la paja que me haría a la hora de la siesta.

Mi hermana y mi madre decidieron subirse a la terraza para tumbarse al sol. A mi me ofrecieron una copa mis tías mientras ellas recogían los cacharros. Me senté en uno de los sofás con medio vaso de whisky. Al cabo de un momento pensé en echarle más hielo y me fui hacia la cocina, entre por el pasillo y al llegar a la puerta, que estaba entreabierta, oí que Sole decía

– Ufff, ha sido genial! No veas que polla más dura que tiene el muchacho! “Joder! Que se lo estaba contando a su hermana! Seguro que antes de la cena ya lo sabría mi madre!“. Me volví al sofá y espere nervioso hasta que salieran. Por fin salió Candi, llevaba una bata de flores de una tela semitransparente y se podía distinguir el bikini negro que llevaba debajo.

– Quieres algo más, Pedrito?

– No tía, así está bien!

Salió Sole al momento y dijo.

– Bueno, yo me voy a tumbar un rato!

Y se subió escaleras arriba. “Joder, ahora estaba hablado con Candi que seguro que ya sabría todo. A ver que la digo si me insinúa algo!“. Pensaba yo mientras se acercaba ella con otro vaso de whisky.

– Ven guapo! Te voy a enseñar el mejor sitio de la casa para tomarse una copa!

La voz de Candi no era tan dulce, pero si más sensual. “Ahora donde querrá llevarme? Seguro que tiene una sala de interrogatorios!“. Pensaba mi mente peliculera. Mi cabeza no paraba mientras me levantaba y la seguía. Bajamos por las escaleras hasta la bodega y la luz entraba por un ventanal protegido por un grueso cristal. La verdad es que era espectacular, estaba cavada en la propia colina y se podían ver las piedras que sobresalían de forma irregular, algo que para mí gusto la hacía mas atractiva. Se podía ver el mar a través del ventanal sentado en el sofá que había frente a él y eso es lo que me ofreció mientras cerraba la gruesa puerta de madera.

– Ven, vamos a sentarnos aquí ya verás que vista más bonita!

Miré al resto de la cueva y vi los adornos medievales colgados por las paredes, un par de espadas, varios escudos, tres o cuatro látigos con terminaciones de cuero, un par de hachas. También había una tinaja, supongo que solo para adornar, y una cama en el otro rincón donde seguro que se echarían alguna siesta. Me senté en el sofá situado a unos dos metros del ventanal y observé el brillo de las crestas de las olas que producía el sol al incidir sobre ellas.

– Te gustan las vistas? Me dijo mi tía tras el sofá acariciándome el pelo.

– Es precioso tía! Tenéis una casa estupenda!

Se fue hacia el ventanal y se puso pegada a él mirando al horizonte, ahora podía ver su silueta perfectamente contorneada por la luz del sol. “Joder, como está de buena!“. Pensé volviendo de nuevo a mis pensamientos depravados. Tenía una cintura estrecha y se abría al llegar a las caderas para marcar unos muslos deliciosos que bajaban escondidos bajo la tela para aparecer desnudos y brillantes. Llevaba unas sandalias con tacón que hacían sus piernas más estilizadas.

– Ya me ha dicho Sole que te ha gustado ver dónde jugabas de pequeño.

“Joder, ya iba a empezar el interrogatorio! A ver qué le digo!“.

- Pues sí, la verdad es que recordaba la caseta!

Sin darme cuenta se había abierto la bata y cuando se dio la vuelta pude ver su cuerpo semidesnudo, las tetas, tan solo tapadas por el bikini y el pequeño tanga que cubría el centro de sus muslos. Noté como la polla hacia un intento de enderezarse.

– Lo habéis pasado bien recordando aquellos años?

Me dijo con su voz sensual y una sonrisa que no sabría definir, pero la pregunta estaba clara, Sole le había comentado que habíamos estado follando y ahora quería oírlo de mi boca. Pensé con rapidez para darle una respuesta sutil que no aclarara nada.

– Pues si, ha sido genial la experiencia! Ella me miraba con sus ojos verdes algo felinos pensando la próxima pregunta. Yo no le había constatado que me había follado a Sole aunque tampoco lo había negado con mi respuesta. Se puso una mano en la cadera retirando más la bata para que pudiera ver mejor la tira del tanga rodeando su muslo.

– Te gustaría recordarlo conmigo?

“Diosss, me está diciendo que me la folle claramente!“. Pensé con la obstinación de la lujuria azotando mi mente. Mi miembro había reaccionado en el acto y noté como el bañador comenzaba a abultarse, algo que produjo un calor sofocante en mis mejillas que parecían arderme. No pensé demasiado, tan solo utilicé sus propias palabras para responder.

– Claro, me encantará recordarlo contigo, tía!

Ella seguía frente a la ventana y con movimientos sensuales acompañados de su sonrisa felina se quitó la bata de forma bastante sexi. Me parecía estar viendo una peli, recostado en el sofá con el vaso en una mano y el otro extendido sobre el respaldo. Mi miembro ya había reaccionado y el bañador parecía una tienda de campaña. Su silueta quedó desnuda, tan solo con el pequeño bikini cubriendo su estupendo cuerpo. Se acercó inclinándose sobre mi cara, me cogió las mejillas con las dos manos y me plantó un suave beso sobre los labios. Sentí el sabor dulce y excitante de los suyos a la vez que se me nublaba la mente. Separó su boca para ver mi cara con la misma sonrisa que lo había hecho unos segundos antes y volvió a repetir el beso, pero ahora su lengua penetró en mi boca y sentí como ese trozo de carne húmedo se retorcía en el interior. Mi polla palpitaba como el corazón de una gacela perseguida por un depredador. Separó sus labios y me ofreció de nuevo su sonrisa felina a escasa distancia. – Ummm, que rico eres Pedrito! Me dijo para después mirar a la tienda de campaña que se había formado en mi regazo.

– Vaya, parece que alguien está llamando a la puerta! Vamos a abrirla a ver qué quiere!

Y tiro del bañador haciendo que mi polla saltará fuera de la tela como si la hubiera impulsado un resorte, estaba tan tiesa que parecía querer desprenderse de mi cuerpo.

– Anda! Pero si es tu amigo el grandote! Dijo a la vez que lo abrazaba con su pequeña y delicada mano. Volvía a tener el capullo rojo, y las venas marcadas por el gran flujo de sangre que corría por ellas.

– Hablaré con el a ver qué tiene que decirme! Susurró mirándome a los ojos y de inmediato se arrodilló entre mis piernas abiertas y comenzó a lamer el glande. Unas gotas salieron de su punta prediciendo lo que podría pasar. Las lamió con deleite y abrió sus labios pintados de un rojo intenso y con una suavidad extrema se lo introdujo en la boca. Mi mente calenturienta se nublo más, cerré los ojos e imaginé cogerle la cabeza y follarle la boca como un poseso, pero no lo hice, no era una chica que acabará de conocer, ¡¡era mi tía, joder!! Noté como chupaba, como succionaba con delicadeza haciendo que penetrara media polla en su boca. Yo mantenía el vaso en una mano y no sabía qué hacer con la otra. Su sutileza chupando era virtuosa, hacia que disfrutara sin sentir esas ganas de correrme que tenía siempre. Dejó de chupar después de un largo minuto.

– Que rico está tu amigo! Ahora te presentaré yo a alguien!

Dijo poniéndose de pies con los muslos algo abiertos frente a mi cara. Su pequeño tanga negro me excitaba sobremanera y lo tenía a escasos centímetros de mi boca. Me entraron ganas de arrancárselo con los dientes pero no lo hice, mis pensamientos eran brutales pero no era capaz de convertirlos en actos. Cogí la fina tira de tela que rodeaba sus caderas y tire de ella hacia abajo lentamente hasta descubrir unos abultados labios genitales, esto también debía de ser genético pues Sole los tenía igual. Acerqué mi boca y saqué la lengua para dar una lamida de abajo a arriba. Sentí una pequeña vibración en su cuerpo y puse las manos sobre sus redondos glúteos apretándolos con fuerza, comencé a lamer entre los gruesos labios como un perro sediento y la vibración aumento en su cuerpo. Sentí posar sus manos en mi cabeza cuando encontré su clítoris, estaba duro y abultado y jugué con él bombardeándole con la punta de mi lengua. Después lo succione y sentí como el sabor de un flujo intenso llenaba mi boca, se estaba corriendo y yo comiéndome toda esa corrida, ufff, eso sí que me ponía cachondo. Ahora su cuerpo dio varios estertores acompañados con sonidos guturales que intentaba ahogar. Despegue mi boca de su rico coño y ella soltó mi pelo al que se había aferrado con fuerza.

- Ufff, veo que no hay que enseñarte nada! Dijo todavía jadeante.

Se dio la vuelta y se inclinó apoyándose en el borde de la ventana mostrándome su bonito culo redondo y algo respingón con el tanga bajado hasta mitad de sus muslos. Los labios genitales sobresalían bajo esos contorneados muslos y una pequeña aureola marrón adornaba el agujero de su culo cerrado. “Diosss, como se lo iba a abrir si me dejara!“ Pensé con delirio mientras acariciaba los redondos glúteos. Ella no decía nada, tan solo esperaba pacientemente que yo decidiera, aunque era fácil de suponer sabiendo que tenia diez y ocho años y lo salido que debía de estar. Me levanté del sofá y dejé el vaso en una pequeña mesa que había al lado. Agarré mi polla que se mantenía dura como un garrote retorcido y comencé a restregarla contra los gruesos labios. Estaban bastante mojados y pronto mi polla se impregnó con los fluidos, coloque mi amoratado capullo contra ellos y presione con suavidad. Había recordado lo que me dijo Sole, que se la metiera despacio para sentirla mas, pero en el caso de Candi, mi polla entró hasta el fondo al primer empujón. De su boca salió un sonido ahogado, como un soplo largo de aire al sentir la penetración, no supe si fue de queja o de placer. Me agarré a sus caderas y comencé a bombear con suavidad aunque mi mente me pedía que la empotrara contra la ventana “ Joder, era mi tía de cuarenta y seis años! “ Y aunque mis hormonas estaban con el calor y la fuerza de un volcán, mi mente fue capaz de controlar. Continúe bombeando y al cabo de un minuto, no más, su respiración se agitó bruscamente y sentí como empapaba mi polla. No me dijo nada, ni que siguiera ni que parara, así que continúe con algo más de ritmo. Pase mis manos por su espalda con una suave presión, su cuerpo se erizó como el de una gata cuando la acaricias el lomo, y continúe por debajo de las axilas hasta encontrar sus tetas. Mi cuerpo dio un vuelco al sentir entre mis manos esos dos pequeños melones perfectos. Oí su voz entre jadeos. – Apriétalas! Y no dudé en hacerlo. Me gustó que me lo pidiera, era algo que me motivaba más. Encontré los grandes pezones familiares y los presione con suavidad. Sentí como resoplaba al ritmo del vaivén de su cuerpo al recibir mis suaves embestidas.

– Más fuerte mi niño! Susurró entre ternura y lascivia.

– Más fuerte!! Repitió antes de que yo reaccionará.

Comencé a bombear con más fuerza haciendo que sonara cada choque contra sus nalgas. Volví con mis manos por la espalda hacia atrás hasta llegar a su culo a la vez que lo miraba. Me pareció precioso, apetitoso, majestuoso, vamos, que me quedo sin apelativos para describirlo. Lo abrí con mis manos y la tentación me desbordó. Pase la yema de mi dedo índice por la aureola marrón que marcaba su centro como una diana.

– Si, síii! Pero mójalo!! Susurró ella sorprendiéndome.

Enjugue mi boca y dejé caer un chorretón de saliva en su centro. Comencé a meter la punta del dedo empapado en saliva y noté cómo se abría sintiendo el calor que emanaba de su interior. Mi dedo comenzó a penetrar, y para mi sorpresa, ese agujero oscuro y cerrado se dilató ostensiblemente. Mi tía comenzó a mover el culo provocando que mi dedo penetrara por completo. La oí bufar, - Bufff! Bufff! Si bufar, como bufa un caballo, en su caso una yegua, y volvió a empapar mi polla con una gran cantidad de fluido.

– Dale fuerte Pedrito! Dale fuerte! Me gritó sin pensar que la podían oír.

Lo de “Pedrito”, pensé que me iba a descomponer, pero todo lo contrario, me produjo más morbo y me vine arriba. Comencé a embestir con brutalidad a la vez que horadaba su culo con mi dedo, ya no veía a mi tía, tan solo veía un culo que quería reventar. Su espalda se curvaba a cada embestida dando la sensación de que se iba a tronchar en cualquier momento, pero me sorprendió la elasticidad de ese cuerpo consistente y maduro. Continuó bufando hasta que mi polla estalló dentro de su coño mojándolo más de lo que ya estaba, la leche me salía sin parar y acabo chorreando entre sus muslos. Paré de embestir casi exhausto, con la respiración agitada y el corazón golpeándome en el pecho a un ritmo frenético. Dejé caer mi cuerpo contra el sofá quedándome totalmente espatarrado. Ella se incorporó con la respiración agitada, se giró a la vez que se inclinaba para darme unas deliciosas chupadas. Sus labios eran menos carnosos que los de su hermana, pero su forma de chupar era realmente deliciosa. Continuó un buen rato hasta dejarla completamente seca y brillante. Esa mamada final fue la firma que culminaba ese pedazo de polvo que habíamos echado. Cuando se incorporó de nuevo, me miró con esa sonrisa felina que tenía, y se relamió los labios antes de inclinarse para besarme con ternura.

– Que feliz me has hecho, mi niño! Me dijo con esa mezcla de ternura y lascivia que tenía su voz.

Caminó unos pasos hasta un mueble de madera vieja que había cerca, abrió el cajón y sacó un paño parecido al que había sacado anteriormente su hermana, se espatarro y comenzó a pasárselo entre los muslos. “Joder, acababa de correrme y ese gesto volvía a agitar mis hormonas!“. Volvió hacia el sofá y se sentó a mi lado cruzando sus bonitas piernas, dio un buen trago de whisky y me miró con media sonrisa percibiendo mi gesto interrogante.

– Quieres preguntarme algo, cielo?

Me dijo con una sonrisa amable. “Joder, parece que me está leyendo el pensamiento!“ Pensé al oírla.
 

heranlu

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Mi mente navegaba a gran velocidad, realmente quería preguntarle de todo, me ponía cachondo pensar que podía hablar con mi tía de sexo. Todavía alucinaba con lo que había ocurrido desde nuestra llegada y esto parecía no parar.

-No tenéis amigos, tía? Fue lo primero que me salió entre el desbarajuste de preguntas que circulaban por mi cabeza.

-A qué te refieres con amigos?

-Bueno, pues algo así como tipo novio.

-Jajaja, no, que va! Esto es un pueblo pequeño y hay que guardar bien las apariencias, sobre todo si tienes un negocio de cara al público!

-Ahh, entiendo!

Contesté mientras pensaba la siguiente pregunta. Quería saber cómo la gustaba follar, que cosas le gustaban más, pero todavía no me atrevía a ser tan directo. Decidí comunicarle de alguna forma lo que me había gustado follármela.

-Ha sido delicioso volver a veros! Estoy encantado de pasar aquí las vacaciones con vosotras!

-Creo que estamos más encantadas nosotras, cielo! Eres como una bocanada de aire fresco en una cueva profunda!

La respuesta me reconfortó, no solo me sentía afortunado sino que además ellas estaban más que contentas, me llegó a la mente esa frase que nunca había entendido “ la cuadratura del círculo “, esto debía de ser algo así. Decidí dejar las frases insinuantes y hablar con más claridad. No sabía lo que podía pasar, pero la curiosidad y el morbo eran como un ejército que avanzaba implacable en mi mente, iría de lleno.

-Sabes una cosa, tía!

-Dime cielo!

-Tengo diez y ocho años y estoy más salido que el mango de una sartén, y llegar aquí y haberos follado ha sido para mí la ostia!

Cuando acabe la frase me quedé súper a gusto, era como algo que tenía que soltar para descargar mi calenturienta mente y a la vez ver su reacción. Mi tía me sonrió volviendo a ese formato felino que identificaba su personalidad. Puso la mano sobre mi bañador sintiendo la relajación de mi polla bajo la tela y acercó su cara a la mía.

-Cielo, estamos encantadas de que estés tan salido! No vas a necesitar hacerte ninguna paja, te vas a hinchar a follar!

“Joder, ella sí que ha sido directa! no se ha cortado ni un poco! “ pensé en ese momento. La sinceridad tan brutal de mi tía me había desarmado. Pero no se quedó ahí, dio un sorbo al whisky y continuó.

-Tendrás lo que quieras, cielo. Una paja con las tetas, una manada, follarnos por delante, por detrás, incluso si te apetece y puedes, con las dos a la vez!

Su voz había sido lasciva, pero suave, sin inmutarse y cuando acabó la frase le pegó otro buen trago al whisky, “¡Joder como bebía!” Me había dejado sin palabras aunque las suyas y el sobeteo de su mano habían hecho reaccionar a mi polla de nuevo, volvía a estar como el martillo de un herrero. Había sentido como un río de lujuria recorriendo mi mente, y mi sonrisa boba y babeante fue mi respuesta. “Joder, me lo están ofreciendo todo! Esto va a ser la leche!“. Pensé dando un salto mentalmente. Finalmente reaccioné, tenía que saber qué les gustaba a ellas, dentro de mi egoísmo salió un atisbo de generosidad.

-Y a vosotras que os gusta?

Su sonrisa felina volvió a aparecer. Había leído mi mente como un libro abierto y pensó regalarme toda la lujuria que deseaba oír. Se recostó lateralmente en el sofá dejando sus piernas abiertas, era la postura idónea para lo que iba a decir.

-Nos gusta follar como perras! Sentir como nos metes la polla en todos los orificios, la boca, el coño, el culo. Unos buenos azotes nos ponen más calientes que el hierro de una fragua, nos gusta chupar y tragarnos una buena y jugosa corrida como la que tu sueltas. No sólo nos gusta chupar una buena polla como la tuya, también nos gusta que nos follen la boca! – hizo una pausa para dar el último trago de whisky que quedaba en su vaso y prosiguió – Hay cosas que nos gustan pero que no te diremos todavía, pero sobre todo, nos gusta ese ímpetu de juventud que tú tienes!

Cuando terminó su sonrisa se fue ampliando de una forma que casi me dio algo de miedo. No solo había llenado mi cabeza con todas las cosas que quería oír, había superado mis mayores y lujuriosas expectativas con creces. Me recosté en el sofá como se recuesta un rey en su trono y casi se me escapó la baba entre los labios. Parecía haber acabado la conversación pero me sorprendió con otra pregunta.

-Cuántas pajas te haces al día?

Ya no era el momento de dudar o de mentir y casi respondí con orgullo.

-Seis, siete… a veces hasta nueve! Me paso el día pensando en el sexo!

Y volvió a llenar mi mente de lujuria con su respuesta.

-Eso quiere decir que nos follaras nueve veces al día! Dijo presionando suavemente mi polla.

-Bueno, no sé si podré tantas! Contesté con falsa humildad.

-Seguro que puedes esas… y más!

Su mano había sacado mi polla del bañador y la sujetaba completamente erguida de nuevo. La conversación había despertado a la bestia, como la llamaba yo algunas veces. Mi mente pareció despejarse por un momento y pensé en la situación.

-Y mi madre y mi hermana, como vamos a evitarlas?

-Sole y yo nos turnaremos para mantenerlas ocupadas y por las noches, cuando se vayan a dormir podemos bajar a esta bodega donde se puede gritar sin temor a que nos oigan. Aquí nos podrás montar como a potras salvajes.

Cada palabra que decía erizaba más el bello de mi piel, creo que me podría correr si me las dijera de nuevo. Mi mente comenzó a soñar en como y cuando me las volvería a follar. Todo lo que me había contado bombardeaba mi mente calenturienta como una artillería constante y casi no llegaba a creérmelo. Me seguía preocupando la presencia de mi madre y mi hermana.

-No se tía, me sigue preocupando la presencia de mi madre y mi hermana. Por las noches veo que no hay problema, pero por el día… como nos vamos a comunicar sin que se enteren?

Candi soltó mi polla y se levantó para ir de nuevo al mueble de donde había sacado el paño, lo guardo y sacó un paquete de tabaco, se encendió un cigarrillo mientras parecía que pensaba. Yo ya me estaba arrepintiendo de lo que había dicho. “Joder, ya la he cagado!“. Pensé creyendo que se estaba planteando todo lo que me había dicho.

-Tienes algún amigo que tu madre no conozca?

-Pues si, unos cuantos!

-Dime el nombre de alguno con el que hables con frecuencia.

-Pues… hay uno que se llama Gabriel, pero le llamamos Gaby. Es un tipo simpático que suelta muchas chorradas y con el que hablo a menudo, incluso a veces comento cosas de él en casa.

-Perfecto! Pues cuando te apetezca sexo, que espero que sea con frecuencia, lo nombras entre medias de alguna conversación. Será como una contraseña para que Sole y yo sepamos que te apetece un poco de marcha! Dijo riéndose al final. Yo también me reí, me pareció divertido. Mi mente rebosaba de entusiasmo, acababa de llegar y la situación prometía más a cada momento. Me apetecía seguir hablando del tema, era morboso y excitante y me surgían un montón de preguntas.

-Y cual de las dos atenderéis… la petición? Pregunté en tono divertido.

-Eso es fácil. Cuando oigamos nombrar a Gaby, te miraremos para ver qué hombro te tocas, si es el derecho, iré yo, si es el izquierdo irá Sole!

-Y en qué sitio lo haremos? Volví a preguntar cada vez más entusiasmado.

Bueno, vale cualquier sitio de la casa, en mitad de la espesura del jardín, la cocina, las habitaciones, la buhardilla, vamos, el que te apetezca en cada momento! Nosotras estaremos esperando como fieras hambrientas! Y claro, en caso de no estar presentes, siempre está el WhatsApp!

Mi tía me miraba a los ojos y podía ver cómo la lujuria los encendía. Mi polla seguía fuera del bañador y la sangre, impulsada por los fuertes latidos de mi corazón, marcaba un gran relieve llenando las venas que discurrían por el tronco. Mi tía se había vuelto a sentar a mi lado y apagó el cigarro en un pequeño cenicero que había sobre la mesa.

-Que apetitosa que se ha puesto!

Comentó antes de inclinarse sobre mi regazo. Pasó la lengua por el capullo, que estaba enorme de nuevo, y después de unos deliciosos lametazos comenzó a chuparlo con delicadeza. Fueron unos largos segundos de deleite hasta que dejó de chupar. Se me habían escapado una gotas que relamió de sus propios labios mirándome con ojos ladrones, es como si me hubiera robado un poco de lujuria. Fue una maniobra más para mantener mi incandescencia. Ahora fue ella la que quiso mantener el deseo en mi mente disparando de nuevo mis hormonas.

-Has follado con dos chicas a la vez en alguna ocasión?

-No! Dije casi con desesperación esperando que siguiera.

-Te imaginas aquí sentado y a Sole y a mi chupándote la polla y los huevos!

Mi polla dio un respingo incontrolado y mi mente calenturienta comenzó a hervir. Creo que Candi podía hacer que me corriera con tan solo hablarme, parecía leerme la mente y tocar el interruptor adecuado en cada momento. Mi cabeza se llenó con esa imagen, las dos mujeres desnudas inclinadas sobre mi regazo con sus lenguas lamiéndome la polla y los huevos mientras yo les sobaba sus tetas y sus culos duros y tersos, ufff. Me lleve la mano a la polla instintivamente y le di un par de masajes.

-No puedes salir así!

Dijo con sonrisa perversa. Volvió a inclinarse y comenzó a mamar con lentitud hasta introducirse toda la polla en la boca. Me parecía increíble que esa boca, relativamente pequeña, pudiera meterse mi dura estaca dentro. Veía sus labios rojos subir y bajar por el tronco venoso y sentía como el glande atravesaba su garganta. “Que maestría, diosss!“. Pensé mientras la miraba. No sé cómo lo hizo, pero estuvo chupándomela más de tres minutos hasta que hizo que me corriera. Me masajeó los huevos al final y mi polla estalló en su boca. Siguió chupando como un cachorro ávido de leche a la vez que se tragaba cada chorretón que salía. Podía sentir el sonido de su garganta al tragar hasta que me vacío por completo, tan solo unas gotas se escaparon entre la comisura de los labios que me mostró al retirarse para tomar aire. Sacó la larga lengua que tenía y se lamió los labios con el deseo que un vampiro lame la sangre.

-Joder tía! Que bien me la chupas, diosss!

Mi mente ya no permitía pensar lo que decía, tan solo soltaba las palabras que se agolpaban fruto de la lujuria, aunque fueran burradas.

-A mi sí que me gusta chupar esa polla tan dura que tienes y tragarme ese rio de leche que sueltas!

Dijo con expresión depredadora. Si mis palabras habían sido burdas y algo groseras, las suyas no tenían definición, pero me había superado con creces. Provocó que me apeteciera volverle a apretar la cabeza contra mi regazo para que me la volviera a chupar, y como decía antes, parecía leer mis pensamientos.

-Estaría encantada de hacerte otra mamada cariño, pero nos tenemos que ir, nos estarán echando de menos!
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Subimos al salón y salimos al jardín. Eran las cinco de la tarde y el sol todavía era intenso. Las tres estaban tomando un refresco a la sombra sentadas alrededor de una mesa redonda.

– Hola! Saludaron mi madre y Sole, mi hermana siguió con los cascos puestos. – Hola! Contestamos nosotros. Yo seguía en bañador y Candi se había vuelto a poner la bata.

– Que tal! Te ha gustado la bodega? Preguntó Sole.

– Si, está muy bien, pero me he quedado dormido después de tomarme el whisky! Dije yo pensando que había sido mucho tiempo.

– El pobre debía de estar muy cansado después del viaje! Me apoyó Candi.

– Venga, sentaros con nosotras! Comentó Sole.

Me senté algo abstraído pensando en todo lo que me había dicho Candi, mi mente era una olla en plena ebullición.

– Acompáñame Sole, vamos a sacar algo para picar! Dijo Candi. Me dio la impresión que le iba a contar nuestra “siesta“ sin demora.

- Que tal hijo? Menuda siesta te debes haber echado! Comentó mi madre.

- Ufff, pues si! Me he quedado dormido nada más acabarme la copa!

- Pues fenomenal, así estarás bien descansado. Creo que lo vamos a pasar muy bien aquí, este sitio es tan tranquilo y relajante!

- Estoy seguro de ello! Le contesté sonriendo por dentro. “Y lo derelajarse, va a ser para ti!“ Sonreí de nuevo en mi interior.

Volvieron mis tías con unos aperitivos y más bebidas. Pude ver a Sole que me miraba y se pasaba la lengua por los labios, estaba claro que Candi se lo había contado con detalle. Se sentaron y comenzaron una conversación entre las tres hermanas. Mi hermana seguía con los cascos puestos y tecleando en su móvil y yo seguía algo abstraído pensando en todo lo que me había pasado desde la llegada.

- Te apetece darte un baño, Pedrito? Dijo Sole sacándome de mi abstracción. Me quedé algo parado por la sorpresa.

- Venga! , dijo levantándose de la silla. – Vente conmigo y jugamos un rato. Me gusta que me des vueltas en el agua!

- Vale tía!

Contesté con poco convencimiento pensando que quería más polla. Me quite la camiseta a la vez que ella se quitaba la bata. La miré mientras lo hacía y volví a contemplar ese cuerpo sensual lleno de curvas. Se había cambiado de bikini, este era de otro color, pero del mismo estilo. La parte de arriba era granate con algunas flores verdes que dejaba ver la mayor parte de sus hermosas tetas. La parte de abajo era solo granate, pues no había espacio para las flores, una tira rodeaba su cintura por encima de las redondeadas caderas. La parte trasera tenía un pequeño triangulo en el centro del que salía una tira que se perdía entre sus grandes glúteos y por delante bajaban las dos tiras para acabar en otro triángulo que cubría su pequeña mata de pelo rizado. “Joder, me la comería aquí mismo!“ Pensé con las hormonas alborotadas de nuevo. Se acercó hasta mi con esa sonrisa tierna que me ponía.

– Vamos! Vamos! Que hay que quitarnos el calorcillo!

Dijo riéndose mientras me agarraba de la mano y tiraba de mi. Bajamos por las escaleras que se perdían en el agua y nadamos hacia el otro extremo. Cuando llegamos dio unas palmadas en el agua riéndose para salpicarme.

– Venga, cógeme y dame vueltas!

Me dijo con esa ternura que le caracterizaba. Directamente se puso boca abajo para que la sujetará con mis manos. Por supuesto esta vez no era como cuando acabábamos de llegar, ahora ya sabía lo que quería y por supuesto no lo dude. Con una mano agarré sus tetas y la otra la metí entre sus muslos para sentir su coño enbosquejado. Ahora ya no me corté con las palabras.

– Te gusta así, tía!

– Me encanta Pedrito! Sabes llevarme muy bien!

Dijo al sentir mis dedos en su coño. Jugamos un rato en el que la estuve sobando todo su cuerpo bajo el agua sin cortarme. Ella tampoco se cortó, esa mujer afable y candorosa agarró mi miembro un par de veces bajo el agua a la vez que pegaba sus tetas contra mi pecho y me sonreía con dulzura, hasta que la tercera vez que lo hizo ya se me había puesto la polla como una piedra y para la sorpresa de mis oídos me susurró con una voz más profunda que la que tenía habitualmente.

- ¡Que rabo más duro que tienes cabron! Me quedé pasmado y la miré a los ojos, su mirada había cambiado y ahora era la misma mirada felina que la que tenía su hermana Candi. “¡Joder, esto va a ser también la genética!” Me dije a mi mismo. Mi mente voló por un instante como alineando mis neuronas y llegué a pensar en lo más retorcido. “¿Será mi madre igual?“. Me lo quité de la cabeza lo más rápido que pude y volví a la realidad, más bien mi hermana hizo ese trabajo.

– Por qué no bajamos al pueblo a ver algunas tiendas! Tengo que comprarme algo veraniego! La oí decir.

– Buena idea! Contestó Candi. Mi madre estuvo conforme y preguntó.

– Y vosotros, juguetones, os queréis venir?

– No, se está muy bien aquí! Contestó Sole agarrándome la polla.

Yo me puse nervioso pensando que podrían ver donde tenía la mano y contesté lo más rápido que pude.

– No, no! Yo también me quedo!

– Traernos un helado! Añadió Sole sin soltar mi miembro.

– Vale! Acabó mi madre y se dio la vuelta para entrar en el salón.

– Ummmm, que bien lo vamos a pasar, cabroncete! Me susurró con su nueva voz. Yo seguía algo aturdido intentando ordenar mis ideas, estas dos mujeres me desconcertaban continuamente y siempre con sorpresas agradables, sobre todo para mi mente de salido. Mientras esperábamos a que se fueran decidí atacar duro, es decir, las frases que utilizaba en mis fantasías llevarlas a la realidad, con quién mejor que con mi deliciosa y ardiente tía que estaba dispuesta a dármelo todo. La miré a sus ojos, ahora felinos, y le solté la primera bomba.

– Te voy a reventar el coño a pollazos, Sole! Le dije con furia.

– No podrás, cabroncete! Pero estoy deseando que lo intentes! Y no me llames Sole, llámame tía, o tía Sole, que me pone más guarra!

Su rotundidad y su desparpajo me pusieron como una moto, esta tía Sole me excitaba mucho más que la anterior. Me había gustado tanto su contra ataque que decidí seguir con más artillería pesada. Recordaba como me había puesto ver su gran culo cuando la estuve follando y decidí atacar por ahí.

– Después te la meteré en el culo hasta rompértelo! Le rugí a la vez que se lo apretaba con fuerza bajo el agua.

– Más ganas tengo yo que tú de sentir está dura polla en mi culo embistiendo con todas tus ganas hasta que me lo llenes de leche!

Joder, no podía con ella, tenía la mente incluso más guarra que la mía. Estaba ya como loco por qué se fueran para salir del agua y follármela allí mismo. Seguíamos manoseándonos a la vez que disimulábamos haciendo que jugábamos hasta que por fin apareció Candi por la puerta del salón.

– Pasarlo bien! Tardaremos un par de horas! La muy astuta nos dijo hasta el tiempo que teníamos.

Oímos arrancar el todo terreno y como se perdía el sonido en la lejanía. Mi tía Sole, como ella quería que la llamara, se abrazo a mi cuello espachurrando las tetas contra mi pecho y me devoró la boca con un beso lleno de pasión y deseo. Cuando despegó los labios me dijo con su voz habitual

– Vamos a mi habitación que estaremos más cómodos, y además te tengo una sorpresa, Pedrito! Te importa que te llame Pedrito?

– No, además creo que viniendo de vosotras me pone más! Le contesté mientras salíamos del agua con cierta rapidez.

Entramos a la habitación y cerró la puerta. Puso música clásica en su teléfono y noté que tenía un buen ritmo. – Siéntate en la cama! Me dijo y la obedecí de inmediato.

Entre la parte trasera de la cama y el armario había un gran espacio cubierto por una gruesa alfombra. Sacó unos zapatos de dicho armario que tenían unos buenos tacones y se los puso, ahora sus piernas se estilizaban más y su culo tenía una vista más deliciosa. Las puertas del armario de corredera eran de espejo y había otros dos espejos de cuerpo entero en los laterales. Se quitó la parte alta del bikini y sus hermosas tetas afloraron como dos pequeños balones de playa. Las aureolas marrones eran majestuosas y los grandes pezones surgían de su centro como los caños de una fuente. “No sé si será esto el regalo, pero me está encantando la visión!“ Pensé mirándola con lascivia incontrolada. Me hizo varias posturas y movimientos sexis al ritmo de la música que pusieron mi polla más dura aún. La saqué del bañador, donde ya casi no cabía, y la masajee con lentitud. A un par de metros de mi, se agarró las tetas para subírselas a la vez que las juntaba. Después se giró inclinándose para mostrarme su majestuoso culo bien levantado, lo abrió con sus manos y pude ver la fina tela del tanga que apenas cubría el amarronado agujero. Lo movió sinuosamente para darle un par de cachetes al final. Yo ya estaba que me salía, pero parecía no haber acabado. Me di cuenta que seguía el ritmo de la música a la perfección, como si lo hubiera ensayado. Volvió a ponerse de frente y metió los pulgares entre la tira del tanga de sus caderas y al ritmo de la música lo fue bajando con lentitud. Yo ya casi no podía más y comencé a pajearme. Poco a poco fue descubriendo su pequeña mata de pelo rizado de color castaño oscuro y mis ojos estuvieron a punto de salirse de las órbitas. Dejó que cayera el tanga y se lo sacó con soltura por los pies. Me levanté y me lancé contra sus tetas y comencé a comérselas con delirio.

– Así , así! Chúpalas bien! Muérdeme los pezones, que me encanta!

Oí de nuevo su voz más grave y profunda. Ella me había agarrado la polla y la restregaban contra su coño, podía sentir el cosquilleo del vello púbico en mi capullo. Mordisquee sus pezones casi sin control.

– Ahh! Más suave cabroncete, que todavía no estoy bien caliente! Resonó su nueva voz más profunda.

Apostó alto, sin saber lo que podría dar yo de sí, o quizás sí lo sabía por Candi.

– Vamos, que te voy a dejar que me folles por todos lados! Y quiero que me llenes de leche todas las cavidades de mi cuerpo! – y con la última frase me hizo saber que ya sabía todo con detalle – Me ha dicho Candi que sueltas mucha leche y eso me encanta, cabroncete!

Joder, había llegado salido, pero como estaba en ese momento no tengo palabras para describirlo. Me retiró de sus tetas y se fue hacia la cama, se inclinó y apoyo las manos en el borde, subida en los altos tacones me pillaba a la altura perfecta. Su culo se había abierto y los labios del coño afloraban bajo sus muslos. – Empieza por el coño! Te recuerdo que has dicho que me lo ibas a reventar!

La dulce y cándida tía Sole se había convertido en una zorra que me retaba. Cuando me acerqué volvió a hablar.

– Primero cómemelos bien! Quiero tu lengua de perro salido bien dentro de los dos!

“Joder que vocabulario, casi es peor que el mío!“ Pensé mientras me arrodillaba sobre la alfombra. Saque la lengua y di una larga lamida desde lo más bajo del coño hasta el agujero del culo. Repetí varias veces más el mismo lengüetazo hasta que sentí su respiración larga y profunda. Después me concentre en sus gordos labios, pase mi lengua por ellos salvando la mata de pelo rizado que los cubría hasta poderla introducir. Lamí el interior en busca del clítoris, algo que no me costó encontrar. Mi tía Sole tenía un pedazo de clítoris como un pepinillo en vinagre. Lo chupé, lo succione y lo mordisquee. No os podéis imaginar la cantidad de sonidos que salieron de su boca, eran como jadeos guturales que sonaban como rebuznos. Noté como sus piernas temblaban y un chorretón de flujo llenó mi boca y parte de mi cara, y por supuesto su coño quedó empapado. Saque la lengua del coño y fui lamiendo hasta llegar al culo, todavía su piel tenía sabor al cloro de la piscina que se mezclaba con su propio sabor corporal. Abrí su gran culo con las manos y metí la lengua en su agujero oscuro para llenarlo de su propio flujo y al sentirlo su espalda se flexiono a la vez que emitía una especie de aullido.

– Sigue! Sigue! Métela más! Ábrelo bien!! Me gritó intentando que fuera un susurro. Metí más la lengua y la retorcí en su interior. Su respiración aumento de ritmo y volvió a rebuznar, noté como temblaban sus piernas de nuevo y pensé que había hecho un buen trabajo. Estaba ya tan excitado y salido que no sabía lo que iba a durar, quizás me correría nada más meter la polla en su emboscado coño. Me levanté de la alfombra y agarré mi venoso miembro que parecía que iba a reventar. Busque entre la mata de pelo esos carnosos labios que ya estaban abiertos y jugosos y empuje sintiendo como se metía hasta el fondo. Su voz ronca y profunda volvió a resonar.

– Vamos! Dale fuerte! Quiero tu polla dura bien dentro!

No necesitaba oír más, me agarré a sus caderas y comencé a bombear. Mi polla entraba y salía como si la hubieran engrasado con un buen aceite. Pasaron los segundos y seguía dándole con fuerza, tener ese culo a la vista me estaba volviendo loco. No lo pensé dos veces y metí la punta de mi dedo en su hermoso culo.

– Sii, síii! Ábrelo bien, cielo!

Su voz volvió a ser dulce y candorosa y ya no sé cuál me excitaba más de las dos. Al tercer intento mi dedo se coló por completo y sentí como el esfínter me lo presionaba.

– Ahhh! Cielo, que guarra me pones!! Esa mezcla de dulzura con palabras grotescas era como una dosis extra de lujuria. Giré mi dedo dentro de su precioso culo y – Aghhh! Aghhh! Bramó como si le hubiera metido una estocada. Se volvió a correr y sentí como chorreaba por sus muslos. Ahora era yo el que rugía o bramaba, no se, pero mi polla comenzó a soltar chorretones de leche como si me hubieran abierto el grifo.

– Síii, síii! Llénamelo! Ufff, diosss! Como me gusta! Me gritaba. Cuando solté el último dardo de leche mi corazón latía como el de un león después de correr tras su presa, saque la polla y me sorprendí de la dureza que mantenía. Tenía tantas ganas de follar ese culo que había abierto con el dedo que no espere ni un segundo, era la primera vez que la iba a meterla en un culo y el de mi tía era precioso. Apreté sintiendo una gran presión en mi capullo, mi tía comenzó a resoplar al sentir la penetración, pero no dijo nada. Saque lo poco que había metido y volví a empujar y repetí varias veces hasta que ese maravillo agujero se abrió de una forma impresionante. Mi polla se metió hasta el fondo y relajé mi mandíbula, que había apretado mientras empujaba, y sentí como su esfínter presionaba suavemente toda mi polla. Si no me hubiera acabado de correr creo que lo hubiera hecho de inmediato. Tiré hacia atrás despacio hasta sacarla casi entera y la volví a meter, a la tercera penetración mi polla entraba y salía con facilidad. Mi tía había dejado de resoplar. – Te gusta ehhh! La oí decir mientras arrugaba la sábana con sus dedos retorcidos sobre ella.

– Vamos, dame unos azotes que he sido mala!

Volvió a sorprenderme con su voz cálida. Me descolocó un poco que me lo pidiera con voz su voz candorosa, “Cómo se puede ser mala con una voz así?“. Realmente me apetecía atizar a ese culo y le solté un par de palmadas.

– Más, más! Volvió a susurrar cálidamente.

Bombee un par de veces y volví va atizarla. Zas! Zas! Mi polla ya entraba y salía con facilidad aunque su esfínter mantenía cierta presión. Me había imaginado muchas veces fallándole el culo a las chicas con las que había estado y a algunas más con las que no había estado, incluso a mi hermana y a mi madre, mi mente calenturienta no hacía distinciones, pero ahora era real y estaba disfrutando como un verdadero cerdo, creo que es el mejor apelativo que me podía aplicar. Mi tía metió la mano por debajo y comenzó a pajearse el coño y empezó a gritarme de nuevo.

– Venga, dale más! Más fuerte!

No sabía si se refería a mi polla o a los azotes, por lo que tome la opción de las dos cosas. Le atice en el culo con más ganas. Zas! Zas! Y la embestí con más fuerza.

– Joder, como me estás poniendo cabron! Su voz volvía a cambiar, de nuevo era más ronca y profunda y eso me animaba, me ponía más salvaje, me sentía como un toro enfurecido embistiendo contra el burladero. Pasé una mano por debajo hasta tocar la suya que se movía a gran velocidad en su coño y empecé a mover yo su mano. A los pocos segundos jadeó como una perra y empapó su mano y la mía, se había vuelto a correr abundantemente. Le solté la mano y volví a atizarle en el culo. Zas! Zas! Ahora ya su culo había enrojecido y ella gritaba barbaridades.

– Te gusta ehhh, cerdo! Aprieta bien, a ver si me la sacas por la boca! Vamos cabron, rómpeme el culo y llénamelo de leche!

No paraba de gritar y mi excitación ya estaba al límite. Llevaba varios minutos embistiendo, más de lo que esperaba, y mi polla estalló. Mi tía sintió como la llenaba el culo de leche y volvió a gritar.

– Siiii, siiii! La quiero toda dentro!

No paré de embestir hasta que salió la última gota. Ufff, esto si que ha sido la ostia!“ Pensé al mirar ese gran culo todavía con mi polla dentro. La saqué y mi tía pareció derrumbarse cayendo boca abajo con el pecho sobre la cama y las piernas colgando. Yo también caí a su lado, pero boca arriba, cogiendo aire como si el que había en la habitación no fuera suficiente.
 

heranlu

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Mi espalda descansaba sobre la sábana y mis pies colgaban por fuera, mi pecho subía y bajaba gran velocidad y necesite más de un minuto para recuperarme, parecía que había corrido una maratón. Mi tía sin embargo, al medio minuto ya se había puesto de lado mirándole con ternura y había comenzado a acariciarme el pecho.

– Lo has pasado bien, mi niño? Me dijo con su ternura habitual.

Sus tetas colgaban de una forma majestuosa muy cerca de mi cara, era una visión maravillosa después de esa cabalgada que había dado sobre su grupa. Yo asentí con la cabeza y después pude balbucear.

– Ha sido genial, tía Sole!

Ella parecía querer más, en sus ojos podía ver esa chispa de deseo que todavía le quedaba. Pasó sus hermosas tetas por mi pecho y mi cara, después me lamió mis tetillas con su lengua carnosa y húmeda haciendo que mi relajación fuera más placentera. El roce de su piel suave, la calidez de su lengua y sus delicadas manos estaban siendo un postre delicioso después de los dos consistentes platos. A los cinco minutos de las continuas caricias sentí que mi polla daba indicios de enderezarse, ya me había corrido cinco veces en lo que iba de día y pensaba que estaba al límite, pero mi mente perturbada y salida de los diez y ocho años parecía inagotable. Sus tetas grandes rozándome el cuerpo y su lengua cálida empapándome de saliva parecían volver a recargar mi batería.

– Sube las piernas y túmbate mejor cielo! Me dijo con su ternura habitual. Me arrastré por la cama hasta dejar la cabeza sobre la almohada con las piernas abiertas y estiradas, ella se arrodilló entre ellas y agarrándose las tetas comenzó a masajearme la polla como si amasar una barra de pan. Habían pasado unos cinco minutos desde mi última corrida y esa sensual mujer me la había vuelto a poner tiesa. Parecía que venía lo inevitable cuando se interrumpió la música para dar paso a una llamada en su teléfono. Se levantó y miró quien era.

– Lo siento cielo, pero vamos a tener que dejarlo. Ya vienen! Me dijo con cierta pena.

Bajamos de nuevo al jardín y nos pusimos unos refrescos para esperarlos. Apenas nos sentamos en la mesa de hierro redonda del jardín llegaron mostrando su entusiasmo, habían comprado cosas y la alegría se reflejaba en sus caras.

Más tarde cenamos mientras mantenían una conversación que no había cesado desde su llegada. Al terminar recogimos los cacharros y mi hermana se fue a su habitación. Yo me tomé un whisky corto y viendo que la charla continuaba decidí irme también a la mía. Me tumbé desnudo en la cama y me puse música en el teléfono. Eran las doce de la noche y seguía sin poder dormir, mi cabeza no paraba de dar vueltas a todo lo que había ocurrido desde la llegada, realmente había sido alucinante. En ese momento hoy que hablaban en el pasillo, se estaban despidiendo para irse a dormir.

Dejé pasar unos diez minutos y aposté por mi tía Sole, se había quedado con ganas de probar mi semen y no os voy a engañar, yo también me había quedado con ganas de una buena mamada. Le envié un WhatsApp con cierto humor pero que definía muy bien lo que me apetecía. “Te apetece probar la leche de la juventud?“. Parecía que lo estaba esperando porque apenas tardó un par de segundos en contestar.

“Estoy sedienta y necesito un buen trago. Crees que tendrás suficiente para calmar mi sed?“

Resultó se más cachonda que yo en su respuesta y no me atreví a pronosticar lo que saldría.

“Espero poder satisfacer tu sed!“ Contesté con algo de modestia. “Voy!“ fue su respuesta añadiendo un emoticono con la lengua fuera.

La verdad es que me reí un rato hasta que llegó. Apenas oí la puerta cuando la abrió, debía estar bien engrasada porque no emitió ningún sonido. Tenía la luz de la mesita de noche y pude ver su silueta difuminada al cerrar. Según se acercaba iba divisando su ropa, un camisón corto de color negro con algunos encajes que le quedaba de maravilla. Dejaba ver la mayor parte de sus grandes tetas y por debajo apenas tapaba su hermoso culo. Me pareció muy sexy y pensé que si ya estaría preparada por si la llamaba.

Se acercó con sigilo hasta llegar a los pies de la cama. Se coloco las tetas con las manos sabiendo que eso me iba a excitar, fue un manoseo de varios segundos que provocaron que mi polla se activara. Las acabo sacando por encima del camisón y vi como se apretaban con la presión que ejercía la tela bajo ellas, ahora la visión era despampanante. Se arrodilló sobre la cama y comenzó a caminar como un una leona sigilosa acercándose a su presa. Sentí el roce de sus tetas subiendo por mis piernas hasta llegar a mi polla que ya estaba como el mástil de un velero. Las movió, las frotó y las aplastó contra ella. Acercó su boca y sentí su primer lametazo subiendo desde mis huevos hasta la punta de mi capullo. Volvió a bajar por el mismo camino hasta los huevos de nuevo y noté como me succionaba uno de ellos hasta meterlo en su boca.

Todo mi cuerpo dio un respingo al sentir esa sensación. Lo sacó de su boca y repitió la misma succión con el otro, provocando el mismo calambrazo en mi cuerpo. Tenía una boca grande y desde luego que la manejaba de maravilla. En mi mente perturbada pensé que si sería capaz de tragarse los dos a la vez. Cogió mis piernas y comenzó a levantarlas, me quedé algo descolocado pues no sabía lo que pretendía. Se metió bajo ellas y de nuevo lamió mis huevos, pero ahora en vez de subir hacia mi polla bajo hacia mi culo que se había quedado algo levantado. Sentí su carnosa lengua acercarse hasta él buscando el oscuro agujero, creo que todo mi cuerpo se tensó al sentir la punta de su lengua intentando penetrarlo.

Lamió alrededor y volvió al centro para hacer que me relajara, y por supuesto que lo consiguió.

Sentí como jugaba con la lengua, metiendo la punta y proporcionándome un placer que hasta ese momento desconocía. Después de horadarme el culo un par de minutos, volvió a subir a mis huevos y dejó que mis piernas bajaran cayendo a ambos lados de su cuerpo. Subió de nuevo por el tronco de mi polla y lamió el capullo que estaba tan hinchado que parecía que iba a estallar. Abrió los labios y lo engulló provocando que todo mi cuerpo diera un respingo.

No me había recuperado de esa succión cuando empezó a chupar a gran velocidad, tan solo media polla pero suficiente para hacer que temblará y me encogiera. Paró de repente para sacársela casi entera de la boca, y antes de que saliera la engulló de nuevo hasta tragarse la entera. Pude sentir como mi capullo atravesaba su garganta, a la vez que podía oír los sonidos que emitía al tragar.

No sé cómo lo hizo, pero con toda la polla dentro de su boca sacó la lengua y lamió parte de mis huevos haciendo que mi laringe soltara un largo suspiro de placer. La sacó y la volvió a engullir, lo hizo varias veces provocando que me quedara al límite de correrme, pero sabía cuándo tenía que parar.

La sacó de la boca para dar unas lamidas al capullo y después lo succionó con extrema delicadeza. No pude evitar poner la mano sobre su cabeza y comenzar ha moverla al ritmo que me pedía el cuerpo. Ella se dejó llevar por mi mano, incluso cuando presioné su cabeza haciendo que se tragara la polla entera, parecía estar esperando a que yo dirigiera esa rica mamada. Puse las dos manos para sujetar su cabeza y comencé a mover la pelvis a gran velocidad en un acto de follarle la boca, que es literalmente lo que pasó. Se la folle con las mismas ganas que si estuviera follándola el coño y en pocos segundos un chorro de semen saltó en su interior.

Seguí follándola sin parar, varios chorros de leche continuaron saliendo y sentí como su garganta tragaba cada chorretón. Yo bramaba como un toro enfurecido mientras la leche salía sin parar hasta que solté su cabeza y dejé la mía caer sobre la almohada.

Tenía la boca abierta intentando coger todo el aire que había en la habitación, fueron varios segundos hasta que mi alterada respiración se fue apagando. Ella continuó chupando sin dejar que se perdiera ni una sola gota hasta que note como dejaba de chupar para respirar. Su respiración también era agitada y con mis ojos entrecerrados vi como se pasaba el dorso de la mano por sus labios.

No dijo nada, no quería romper ese momento de total satisfacción, tan solo se deslizó hasta bajar de la cama por donde había subido y se marchó tan sigilosamente como había llegado.

Cerré los ojos y disfrute de ese placer mientras todavía mi corazón latía con fuerza. Poco a poco mi cuerpo se fue relajando mientras mantenía en mi mente una sonrisa de plena felicidad.

Parte 6: Unos escarceos en la playa

Al día siguiente salimos relativamente temprano, todas querían tomar el primer sol de la mañana. Partimos de camino a una cala que estaba a unos ocho kilómetros y gracias al todo terreno pudimos bajar por un camino de cabras casi hasta la misma orilla. Todas llevaban ya el bikini puesto y con una camisola que les llegaba hasta la mitad de los muslos, algo práctico para ir a la playa. La cala no debía de tener más de cincuenta metros y de momento parecía que éramos los únicos bañistas.

– A Pedrito no le importará que tomemos el sol en topless! Le sugirió Candi a mi madre.

– No creo, pero a mí no me digas nada, díselo a el, jajaja! Río mi madre.

– Para nada tía, tomar el sol como queráis! Sonreí yo pensando en cómo ya me había comido esas tetas.

Extendimos las toallas cerca de donde llegaba el agua y rápidamente se quitaron las camisolas. Mi madre llevaba un bikini naranja que al verla casi me da algo. Sus bonitas tetas, de talla noventa, sobresalían entre la poca tela que tenía la parte de arriba, y el tanga era del mismo estilo al que les había visto a mis tías. Sus dos glúteos redondos y algo respingones se veían desnudos y brillantes entre las cintas que se suponía que debía de ser el tanga.

Cuando se giró y la vi de frente pude contemplar las cintas que bajaban hasta el pubis donde formaban un pequeño triando naranja que tapaba mínimamente su intimidad.

Mi hermana llevaba uno blanco con motas negras y era del mismo estilo. No le queda mal, pensé al verla, sobre todo su culo, que estaba prácticamente desnudo, tan solo se veía una parte de la tira del tanga, el resto se le había metido entre los dos glúteos. “ Está para follárselo! “ pensé al verla. Mi mente salida no podía salir del bucle en el que andaba casi de continuo. En la parte de arriba lo que más destacaba eran sus grandes pezones, herencia de familia, que se le marcaban escandalosamente sobre sus pequeñas tetas.

Mis tías también se habían puesto otros diferentes a los del día anterior, pero solo cambiaba el color, el estilo era el mismo dejando ver sus bonitas carnes, debían de haber sido ellas las que habían convencido a mi madre para que se comprará uno de su estilo.

Mis dos tías se destetaron de inmediato y mi mente perturbada y salida comenzó a trabajar sin que yo le diera permiso. Decidí irme al agua antes de que se me notará el bañador abultado. Me metí hasta algo más de la cintura y comencé a mecerme con las olas. El agua estaba fresca, algo que me vino bien para serenar las hormonas, me giré para mirar hacia la orilla y vi que mi madre se había metido en el agua y venía hacia mi. Su sonrisa era esplendida y sus tetas maravillosas, lo siento, pero no podía evitarlo, realmente mi madre es la que más me atraía de las cuatro mujeres.

– Que fresquita está! Me dijo dando pequeños saltos a unos dos metros de mi.

– Si maná! A mi me gusta así! Le dije alargando mi mano para que se cogiera a ella.

– Ahí me debe de cubrir! Dijo alargando la suya. Mi madre era de la estatura de Candi, y casi le sacaba la cabeza.

– No te preocupes que yo te sostengo! Cuando llegó con su mano a la mía tire de ella y se agarró con un brazo a mi cuello dejando el otro para sustentarse en el agua. Noté una de sus tetas en un lado de mi pecho y sentí algo especial, creo que lo que sentía era lo salido que estaba.

– Ahh, que bien! Ahora me siento más segura! Te lo estás pasando bien, hijo? Me preguntó manteniendo su esplendida sonrisa mirándome a los ojos.

- De momento bien, pero acabamos de llegar! Dije intentando disimular lo encantado que estaba.

- Las tías son estupendas, verdad!

- Recordaba lo bien que me trataban cuando era un niño, y no han cambiado! Mi respuesta hubiera sido “Son la leche! “ Pero no era plan decirle eso a mí madre.

- Me encanta su casa y este sitio. Me pasaría los dos meses de verano aquí, pero en agosto tengo que trabajar. Tu que vas a hacer? Mi respuesta estaba clara pero no quería dejarlo tan claro.

- No sé, ya veré, depende como me lo esté pasando!

- Es una pena que tu padre no haya podido venir. Aunque cuando estamos en casa tampoco lo veo, vamos que cualquier día llega y no le conozco. Dijo al final con cierta tristeza.

- Ya sabes cómo es, él y su trabajo, y poco más. Pero bueno este sitio es estupendo y me alegro que estemos los tres. – dije para quitar hierro al asunto – Además, me tienes a mi, que voy a balancearte por encima de las olas!

Dije finalmente cogiéndola con las dos manos para subirla y bajarla según venían las olas.

- Jajaja, que bien! Como me gusta! Dijo abrazándose a mi cuello.

Ahora se había pegado a mi y casi me metía las tetas en la cara. Si se hubiera dado cuenta de lo salido que estaba creo que no lo hubiera hecho. Yo la tenía agarrada por la cintura y estaba disfrutando de ese momento como un niño cuando le dan el juguete que lleva tiempo esperando. Notaba sus tetas, su vientre casi plano y sus muslos enroscándose a mi cintura y por supuesto, sentía como mi polla me daba indicios de enderezarse. No sabía cuánto tiempo podría mantenerla tranquila, era algo que apenas podía controlar.

Mi madre seguía disfrutando abrazada a mí, supongo que ajena a lo que me estaba provocando. Yo estaba tan obsesionado con su cuerpo que no podía desaprovechar aquella oportunidad. Decidí bajar las manos para sujetarla del culo.

- Ten cuidado que te escurres! Dije para disimular.

Mis dedos se clavaron suavemente en sus deliciosos glúteos desnudos y continúe empujándola hacia arriba cuando venían las olas. Ella no decía nada, tan solo reía y disfrutaba. Al cabo de un rato noté que mi erección ya era incontrolable y temía que lo notara. Me moví hacia la orilla con ella en brazos y cuando supe que hacía pie la solté suavemente.

– Voy a nadar un rato! – Gracias hijo! Y me dio un sonoro beso en la mejilla.

– Me lo he pasado muy bien! Tenemos que repetirlo!

Me deslice con rapidez hacia dentro y comencé a nadar con la polla totalmente tiesa. “Seguro que lo ha notado!“ pensé mientras nadaba mar adentro. Cuando mi polla bajó, volví hacia la orilla y ví a las tres hermanas tumbadas boca arriba con las tetas al sol. “joder, que difícil va a ser esto!“ Pensé al ver que mi madre también se había destetado. No sabía qué hacer, si me tumbaba al lado seguro que se me volvía a poner tiesa y eso iba a ser muy embarazoso. Decidí irme al lado de mi hermana que estaba algo más atrás. “Espero que no me de un bufido!“ Pensé mientras me acercaba con la toalla en la mano.

- Puedo tumbarme a tu lado?

- Si, claro! Me contestó con las gafas de sol puestas. Me extrañó su respuesta, fue afable y no me soltó ningún improperio.

- Que te parece este sitio? Le dije para entablar conversación.

- Está bien! Sobre todo porque no hay gente.

La noté diferente, me dio la impresión que algo no iba bien.

- Estás bien!

- Si, por qué me lo preguntas?

- No sé, no me has soltado ninguna de las tuyas!

- Quizás me haya cansado!

- Así? De una vez? No me lo creo!

Tardó un rato en contestar mientras me tumbaba a su lado.

- Bueno, te lo diré! Anoche discutí con Carlos. Se puso bastante idiota y le dije cuatro cosas y el muy capullo me dice que se ha acabo, que no me aguanta más. ¡Será gilipollas! La que no le aguanto soy yo!

Se dio la vuelta sobre la toalla y se puso boca abajo. Mi mente de salido no pudo evitar que mis ojos mirarán su culo, creo que ya os he dicho que me flipaba. Sacudí la cabeza para quitarme esas ideas perversas e intenté escucharla.

- Si le tenía que haber dejado hace tiempo, joder!

Mi hermana seguía hablando, no sé si me lo contaba a mi o si se lo contaba a sí misma. No obstante, intenté consolarla.

- Relájate Sonia. Como bien dices, es un gilipollas. Seguro que conoces a alguien más majo!

Noté que rompía a llorar intentando que no se notara. Le puse la mano en la cabeza y la acaricie el pelo. Le duró pocos segundos, se levantó levemente las gafas y se limpió las lágrimas. No dije nada, esperé a que se serenata y dijera ella algo.

- Gracias Pedrito!

Joder, me había dicho gracias, no recordaba si lo había hecho alguna vez en su vida.

- Bahh, no hecho nada!

- Me has escuchado, y eso es mucho!

- Bueno, querida hermana, eso es que hablamos poco, quizás si habláramos más nos daría tiempo a escucharnos.

Giró su cabeza para mirarme como con asombro.

- Anda, pero si ahora el salido resulta que va para filósofo! Me dijo riéndose.

Ahora parecía que volvía a se ella.

- Pues no lo había pensado, pero lo pondré en la lista de posibles futuros!

- Jajaja, anda tonto ven! Se incorporó un poco para darme un abrazo y después me besó la mejilla.

- Me gusta meterme contigo, pero en el fondo te quiero, aunque me sea difícil demostrarlo.

Me dejó descolocado, sin saber que hacer ni que decir. Se volvió a tumbar boca abajo.

- Anda, dame crema en la espalda! Seguro que con lo salido que estás hasta se te pone dura! Dijo riéndose al final.

Si me había descolocado antes, ahora lo había hecho más. Cogí la crema que la tenía en un lado y me unte las manos, las puse a unos centímetros de su espalda y dudé unos instantes. Finalmente las posé con suavidad, como esperando una reacción brusca pero no ocurrió. Comencé a pasar las manos impregnadas sobre su piel, estaba suave, casi sedosa, fui haciendo pequeños círculos y de repente me pidió que le desabrochara el bikini. Mi cabeza iba de sorpresa en sorpresa, pero no dude, se lo desabroché y continúe frotando. Subía hasta el cuello y después bajaba lentamente por la columna hasta su delicioso culo, mejor dicho, hasta la tira del tanga, no me atrevía a tocarla el culo.

- La verdad es que no lo haces nada mal!

La relación con mi hermana parecía haber dado un vuelco en unos minutos y en el fondo me sentía bien, contento, diría que hasta feliz.

- Dame también en las piernas!

Me puse más crema en las manos y comencé desde los tobillos, subiendo lentamente, pase por las corvas y continúe subiendo por la parte exterior de sus muslos. Estaba en el sitio que me flipaba, esos muslos que subían hasta su delicioso culo. Mi mente calenturienta volvió a indicarme que estaba en la postura ideal para follármela. Sacudí la cabeza de nuevo y continúe por el exterior hasta la tira del tanga y volví a bajar por el mismo sitio.

- Se que te gusta mi culo y ahora que te dejo que me lo toques veo lo vas a dejar sin crema! Venga, no te cortes que no quiero luego que se queden marcas!

Esto ya era demasiado, estaba flipando en colores. Me entró una especie de escalofrío mirándola el culo y sabiendo que estaba a punto de sobárselo. Llegue con las manos hasta el y las moví en círculo, su deliciosa carne se movía levemente a la presión de mis manos y podía notar su balanceo y una agradable dureza.

Noté como mi polla hacia indicios de enderezarse y me mordí el labio sin saber que hacer, si dejaba de sobarla quedaría como un gilipollas y si seguía seguro que mi polla acabaría dura. Intenté pensar con rapidez. “Bueno, pues si ella notaba que se ponía dura no pasaría nada, ya sabía que estaba más salido que el mango de una sartén, con lo cual no la extrañaría demasiado“.

Continúe sobándola el culo y baje lentamente por el interior se sus muslos. Al notar mis dedos los abrió. Ufff, un calor intenso fue de los pies a mi cabeza, creo que debí ponerme más rojo que un tomate maduro. Metí mis dedos por el camino que había abierto y lo sobe con suma delicadeza. Hizo un leve movimiento, como para colocarse mejor y pude ver una parte de los labios abultados de su coño, esto también debía de ser cosa de familia. Mis dedos llegaron muy cerca, sumamente cerca, lo medí al milímetro para quedarme a punto de tocárselos, pero sin hacerlo.

Volvió a moverse levemente sin decir nada, llegue a pensar que quizás se estaba excitando. Cuando me di cuenta, mi bañador ya se había abultado. “¿Y ahora qué?“ Pensé manteniendo mis manos en esos muslos deliciosos. Estaba arrodillado al lado de ella y su cabeza estaba de lado, reposando entre sus brazos, y no sabía si podía ver mi bañador. Continué bajando por el interior de los muslos y volví a subir casi al centro de nuevo. Ufff, me estaba poniendo demasiado caliente y no sabía que hacer.

Había llegado un momento en que la situación comenzaba a ser insostenible y decidí dejarlo y tumbarme boca abajo. Al hacerlo me dio la impresión que mi hermana sonreía bajo sus gafas de sol. Al momento, ella se incorporó y volvió darme un beso en la mejilla que había dejado al descubierto.

– Ahora te daré yo crema! Susurró a mi oído. Noté el frio de la crema en mi espalda cuando posó sus delicadas y largas manos sobre ella. La recorrió lentamente y bajó hasta mis piernas. Yo estaba encantado, aunque si seguía así mi polla no iba a perder su consistencia y no me podría levantar. Noté como subía por mis muslos hasta meterse un poco bajo mi bañador bóxer hasta tocándome parte del culo.

“¡Joder, esto va a ir a peor!“ Pensé notando la presión de mi miembro contra la toalla.

Rodeo los muslos hacia el interior llevando las puntas de los dedos por parte de mis glúteos llegando casi a mi polla. Lo hizo un par de veces y se inclinó para susurrarme.

– Se te ha puesto dura, eh, mamón! Creo que me debí poner rojo de nuevo pero reaccioné rápido.

– Y si sigues así se me va a partir contra la toalla!

Soltó una carcajada contenida que me hizo reír a mi también. Parecía que estaba saliendo bien de esa embarazosa situación y continúe.

– Ahora no me voy a poder levantar de aquí en una hora! Volvió a reírse.

– Que pensarían mamá y las tías si te ven con el bañador abultado! Me gustaría ver sus caras! Jajaja!

Parecía que ella si estaba disfrutando de la situación y continuó metiendo la mano entre mis bóxer tocándome claramente el culo.

– De verdad que se te ha puesto tan dura? Me dijo bajando de nuevo la mano hasta cerca del miembro.

– No lo sabes tú bien! Le contesté con la cabeza apoyada entre mis brazos ya mirando al suelo.

Noté como su mano se acercaba cada vez más a mi comprimida polla hasta que una de las veces la punta de sus dedos la tocaron. Cerré los ojos y apreté los labios.

“¡Joder, que me la está tocando!“ Pensé nervioso a la vez que excitado.

Primero fueron la punta de sus dedos pero poco a poco fue a más. Instintivamente levante unos centímetros mi pelvis para dejarle espacio y sentí su mano entera agarrándome el miembro.

– Joder, pues si que se te ha puesto dura! Dijo sin cortarse ni un poco.

Jamás hubiera pensado que mi hermana sostendría mi polla en su mano, y menos con ese descaro, pero ahora estaba ocurriendo, ahí, en la playa a unos metros de mi madre y mis tías. Ya no tenía claro si quería hacerme disfrutar o putearme. Noté como su mano masajeaba mi miembro en el pequeño espacio que tenía y ya no pude más.

– Para joder, que nos van a ver y yo no me levanto así!

Volvió a reírse con ganas y sacó la mano, se tumbó de nuevo boca abajo con la cara hacía mi. No podía ver sus ojos protegidos por las gafas de sol pero la expresión de su cara era divertida.

– Que cabrona que eres!

- No te ha gustado que te tocara la polla? Me dijo con cara de sorpresa fingida.

- Si, claro, aquí, en medio de la playa, poniéndome en evidencia ante mamá y las tías!

Dije con sorna acompañado de una media sonrisa. Ella se volvió a reír.

- Bueeeno, luego pensaré si te lo hago en privado. Dijo con cinismo.

No sé si vio que volvían a enrojecer mis mejillas. “Joder, no para de vacilarme!“ Pensé mientras sentía que mi polla se aflojaba un poco, pero su siguiente frase me desconcertó.

- Vi lo bien que te lo pasabas ayer con tía Sole en la piscina. Te pusiste morado tocándole las tetas! Dijo de nuevo con cara de diversión.

- Pero qué dices! Solo la daba vueltas en el agua!

- Jajaja, no me engañes, solo había que verte la cara de salido que ponías!

No sabía que decir. ¿Realmente me había visto? ¿O solo lo imaginaba? Un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Lo habría notado también mi madre? Mi cabeza comenzó a calentarse dándole vueltas a aquella imagen.

- Venga, tranquilo, que no se lo voy a contar a nadie, además, me lo pasé bien viendo tu cara, y creo que tía Sole también se lo estaba pasando bien! Jajaja!

Río de nuevo sabiendo lo mal que lo estaba pasando. Pero la siguiente pregunta si que me dejó pasmado.

- Te tocó ella la polla también?

Su expresión era entre diabólica y divertida, joder con mi hermana, era más lista de lo que yo creía y ahora me tenía totalmente pillado. Mis pensamientos fluían a toda velocidad buscando respuestas que no encontraba pero me daba cuenta que ella parecía tener muy claro todo lo que había ocurrido. Al final decidí tirarme al río. ¿Qué podía pasar si lo admitía? Pensé que tampoco iría a contarle a mamá nada, sería muy embarazoso también para ella.

- Valeee, algún roce me dio!

- Solo un roce? Parecía muy contenta, casi más que tú! Jajaja!

Estaba siendo implacable con el interrogatorio y cada vez me sentía más acorralado y decidí soltarle la bomba.

- Pues si, me agarró la polla varias veces y me dijo que la tenía muy dura!

- Vaya con la tía Sole, con esa voz tan dulce que tiene y lo picarona que es! Jajaja!

Sonia se lo estaba pasando en grande, podía ver en su cara como disfrutaba con la conversación. Por una parte me alegré, parecía haber olvidado al gilipollas de su novio, pero por otra pensé que tenía que tener cuidado con el tema de mis tías pues se daba cuenta de muchas cosas que yo pensaba que le pasaban desapercibidas. No quería que se me fastidiara la fiesta continua que prometían esas vacaciones. Debió de ver en mi cara cierta preocupación.

- Tranquilo, no voy a decir nada, confía en mí! Dijo pasándome la mano por la cabeza y acariciándome el pelo. Parecía ser más amable que nunca intentando conseguir mi confianza.

- Tu pásatelo bien! En el fondo, aunque me meta contigo, me encanta verte tan salido, jajaja! Ahora rió más suavemente.

- Sabes una cosa, creo que me llegue a poner algo cachonda pensando cómo le metías mano a tía Sole!

Ahora sí que me dejó totalmente pasmado, me esperaba cualquier cosa por insólita que fuese menos eso. No supe que decir ni tampoco me apetecía decir nada. Mi mente ya era un carajal sin orden alguno pero no me dio tiempo a seguir pensando.

- Me encantaría que me contarás con detalle esas cosillas que percibo. Creo que me pondrían cachonda. A cambió, yo te contaré otras mías que seguro que le encantarán a tu mente de salido.

Como os decía, el verano había empezado con un cúmulo de sorpresas continuas y esta era una más. Mi hermana proponiéndome cosas para ponernos cachondos. No sé dónde podría llegar esto pero de momento iba en ascenso y a gran velocidad.

Pensé que la propuesta era interesante, siempre había pensado como follaría mi hermana, si la gustaba que la embistiesen en ese culo que me ponía tanto, vamos las cosas típicas de mi mente de salido. Me debió ver cara de duda y se adelantó en la propuesta para crear confianza.

- Si quieres empiezo yo! Te contaré la masturbación que me hice anoche después de romper con el gilipollas de mi… exnovio! Dijo poniendo cara diabólica.

- Vale! Vale! Pero en otro momento. Ahora voy a salir corriendo al agua para que no me vean, a ver si se me baja esto!
 

heranlu

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Me levanté de la toalla y miré a mi madre y mis tías, se habían sentado de frente al agua y charlaban animadamente. Eche a correr mientras mi hermana se reía a mandíbula abierta y me lancé contra la primera ola. Note el frescor del agua y en unos segundos mi miembro volvió a su estado de hibernación. Di una brazadas hacia dentro y volví a la zona donde solo me cubría hasta el pecho. Mi mente giraba como una batidora donde el ingrediente principal era el sexo. Vi a mi madre que se metía en el agua de nuevo en dirección hacia mí. Cuando estaba cerca alargué mi mano como la vez anterior.

-Que tal mamá? Has tomado mucho el sol?

-Si, ya sentía bastante calor!

Volvió a hacer la misma maniobra dando con sus tetas contra mi pecho.

-Hay que bien! Súbeme como antes!

Volví va sentir como sus piernas se enroscaban en mi cintura y sus tetas se aplastaba cerca de mi cara. La subí varias veces aunque ahora las olas eran más suaves.

-Te he visto hablando con tu hermana!

Sentí un latigazo que recorrió todo mi cuerpo. Pensé que podría haber visto nuestros manoseos.

-Me alegro de veros hablar con tranquilidad, sin tiraros los trastos a la cabeza! Me dijo con la mejilla pegada a la mía.

-Pues si! La verdad es que nos hemos reído un rato contándonos cosas.

-Hasta os habéis dado crema, jajaja! Río alegremente.

-Bueno, tampoco tenía a nadie más que se la diera! Ahora reímos a la vez.

-Pues si, eso me pasa a mi! Dijo ahora algo compungida.

-Yo te la daré si quieres!

-Mejor las manos de un hombretón como tú que las de tus tías! Jajaja! Rió de nuevo y sentí que se abrazaba más a mi.

Creo que debió notar como se endurecía mi miembro bajo sus muslos pero no dijo nada.

Mis tías comenzaron a hacer señas para que regresáramos. Dejé a mi madre donde no le cubría y me fui a dar una brazadas para que se me bajara la erección antes de salir.

Regresamos a casa de mis tías y prepararon la comida, yo parecía el rey de la casa pues apenas hacía nada, y si lo intentaba, ahí estaban ellas para pararme.

Comimos manteniendo una animada conversación, mis tías contaban cosas de cuando yo iba de pequeño y reíamos los cinco. Al terminar vi que mis tías estaban muy atentas mirándome, supongo que esperarían alguna señal por mi parte. Yo sonreía pero no hacía ninguna señal, creo que disfrutaba de esa situación. Recogimos los cacharros y en las idas y venidas aprovecharon las dos para darme algún azote en el culo cuando no las veían. Mi madre dijo que se iba a echar la siesta y mis tías decidieron hacer lo mismo. Yo ya me había preparado una copa y mi hermana me pidió que le preparara otra. Cuando llegue mi hermana me miraba con cara interrogante, me quedé mirándola y me dijo.

– Por qué no nos subimos a la terraza a tomarlas? Acepté de buen grado, me apetecía seguir la conversación que habíamos empezado en la playa y supuse que a ella también.

Nos sentamos en el amplio sofá que estaba cubierto por un toldo. Hacía calor, pero soportable. Me quite la camiseta y me quedé solo con el bañador. Mi hermana me imitó quitándose la camisola y volví a ver su delicioso y prieto culo mientras lo hacía. Se sentó a mi lado con su muslo pegado al mío y me miró como esperando algo. Yo también la miraba esperando algo pero parecía que ninguno nos decidíamos a hablar. Finalmente ella con sonrisa pícara dio el primer paso.

-Por qué no me cuentas tu aventura en la caseta con tía Sole?

Me quedé algo pillado ¡Joder, también nos había visto! Pensé que era imposible, que tan solo lo debía de haber imaginado. Como veía que yo no contestaba decidió proseguir.

-Vi lo contenta que iba la tía tirando de tu mano! Estoy segura que allí pasó algo!

Me debí de empezar a poner colorado porque intentó tranquilizarme.

-Ya te he dicho que no le voy a decir nada a nadie, pero la curiosidad me corroe! Dijo con una leve sonrisa algo siniestra.

Yo seguía sin hablar, no sabía que decir, o mejor dicho, cómo decirlo. En ese momento puso una pierna sobre la mía y sentí su robusto muslo posado sobre mi piel. Estaba sentada de lado, mirando hacia mi y se acercó a mi oído.

-Venga cuenta, que quiero ponerme cachonda!

Y después de susurrarme me mordió el lóbulo de la oreja. Yo no necesitaba mucho para ponerme caliente y eso había sido suficiente. Noté como mi bañador, pegado a su muslo, comenzaba a aumentar de tamaño.

-Bueno, pues sí, algo pasó! Pude decir intentando controlar la situación.

-Seguro que le tocaste bien esas grandes tetas que tiene! Dijo volviendo a morderme la oreja.

-Me pidió que se las tocará y no me pude negar!

-Negar? Jajaja, pero si estarías deseando! Rio entre divertida y lasciva.

Comenzó a sobarme el pecho con su fina mano de largos dedos.

-Te pondrías muy cachondo, verdad!

-Me puse como un verraco! Contesté casi en automático.

-Y seguro que ella te tocaría la polla a ver cómo se te había puesto! Dijo bajando su mano desde el pecho hasta mi bañador.

Sentí como me la sobaba por encima de la tela que ya formaba una tienda de campaña. Tardé unos segundos en contestar, pero viendo la situación, ya no me corté.

-Se me había puesto más dura que una columna de mármol, y no te puedes imaginar con que ganas me la sobó!

Dije de corrido sin pensarlo demasiado. Sentí como mi hermana metía la mano bajo mi bañador y me agarraba el miembro ya muy endurecido.

-Te la sobó así? Me dijo mientras subía y bajaba el terso pellejo de mi polla en plena erección.

Noté como apretaba sus muslos y me volvía a morder la oreja y opte por poner mi mano sobre uno de ellos, si ella me iba a pajear yo no me iba a quedar quieto. Comencé a acariciarle el muslo y continúe hablando.

-No sólo me la sobó, se agachó y me la chupo con ansia! Le dije exagerando un poco, mejor dicho, no exageré casi nada.

-Joder, que guarra! Dijo pajeándome bajo el bañador.

Notaba como se iba excitando a cada frase que le decía y eso me ponía más cachondo, si es que podía ponerme más. Decidí darle detalles para ver hasta dónde llegaba en su calentón.

-Me dijo que le encantaba mi capullo, tan duro y brillante y le dio varios lametazos!

Mi hermana subió su mano libre y pellizco uno de su gordos pezones por encima del bikini.

-Diosss! Sigue! Sigue!

-Después abrió su rica boca, con esos labios carnosos y sensuales que tiene y sorbió mi capullo como si fuera la bola de un helado.

Mi hermana ya se había bajado el bikini y manoseaba su gordo pezón que había dejado a la vista. Yo tire de mi bañador hacia abajo y descubrí su mano agarrando mi polla con cierta presión.

-Madre mía! Tan guarra es?

-Más que guarra! Contesté para aumentar su excitación.

-No te vas a creer lo que vino después!

-Joder! Cuenta! Cuenta!

Miraba sus ojos y parecían saltar chispas de ellos, en un momento se había puesto más caliente que una estufa de leña. Miraba su pezón, tan grande y duro, y sentí unas ganas feroces de comérmelo.

-Que bien sabe! Me dijo y abrió la boca y se metió toda mi polla! No sé cómo lo hizo, pero pude sentir como tragaba hasta hacer que atravesará su garganta!

-Diosss, como me hubiera gustado haberlo visto! Casi gritó mi hermana con mirada endiablada.

Estaba tan excitada que decidí aprovechar el momento. Acerqué mi boca hasta su desnudo pezón y lo chupé con delicadeza. Ella retiró su mano y me dejó hacer.

-Ufff, sí, sí!! Susurró apretando mi cabeza contra su teta.

Me dejó chupar unos segundos hasta que volvió a susurrar.

–Chupa más! Más fuerte!

Mi mano se había colado entre sus muslos y noté como los abría dejándome más espacio. Toqué con los dedos el pequeño triángulo de tela y su cuerpo dio un pequeño estertor. Retiré la tela mientras seguía chupando su gordo pezón y pase dos dedos sobre los gruesos labios genitales perfectamente depilados, al sentirlos apretó todavía más mi cara contra su teta como si necesitara sentir más mis succiones. Mordisquee su duro y gordo pezón haciendo que su cuerpo temblará.

-Que bien lo haces cabron! Susurró contra mi cabeza.

Unos de mis dedos se había colado entre sus labios genitales sintiendo la humedad que ya manaba de ellos. No me costó encontrar el clítoris, de buen tamaño y muy duro, y eso provocó que sus piernas temblaran notoriamente. Tiró de mi pelo para separarme la boca de su pezón y

-Sigue contándome! Me dijo mientras movía su culo como para acoplarse mejor en el sofá.

Realmente ya no recordaba bien lo ocurrido y me limité a seguir contándole lo que se me iba ocurriendo.

-Comenzó a chuparme la polla con grandes succiones como si fuera una aspiradora mientras masajeaba mis huevos y no tardé en soltarle un buen chorro de leche! Después vino otro, y otro y otro.

-Joder, y se lo tragó todo?

-No dejó ni una gota! Estuvo chupando y tragando hasta que me dejó la polla seca!

-Ah! Ahhh! Sigue! Méteme más los dedos! Diosss! Ah!

Mi hermana se estaba corriendo y me estaba poniendo la mano pérdida de flujo, seguí moviendo dos de mis dedos en el interior de su vagina haciéndola temblar como un flan. Soltó mi polla para poner sus dos manos sobre la mía y apretármela con fuerza hasta que acabó de correrse. Su cuerpo fue dejando de temblar y su respiración amainó

-Dios, que guarra me has puesto!

-Pues tú a mí me has dejado la polla más dura que un poste de la luz!

-Joder, y que quieres, que te haga una paja y me pongas perdida!

-Podrías chupármela!

-Aquí! Venga ya! Estás loco? Imagina que sube mamá y nos ve, que podría pensar? Que somos unos degenerados?

-Joder, pues no decías nada cuando te estaba pajeando!

-Es que… me has puesto muy guarra y no podía parar!

-Vale, vale! Pues ya me dirás qué te cuente más cosas, que te las va a contar la vecina!

-Veeenga! No te pongas así! Te prometo que te compensaré!

Parte 8: Buscando algo de morbo

Dicho esto, se marchó y se metió en su habitación. Yo esperé a que me disminuyera la erección y bajé hasta la cocina, estaba bastante cabreado y me apetecía un buen copazo, seguro que con eso se me pasaría. Según me lo estaba sirviendo apareció mi tía Candi.

-Te estás poniendo otra copa?

-Si, hace algo de calor arriba y he bajado con sed!

-Ponme a mí otra! Si te apetece que te acompañe!

-Por supuesto tía! Como no me va a apetecer!

-Quieres que salgamos al jardín? Por la puerta de la cocina hay una zona que ahora da la sombra y tenemos una mesa con un par de sillas.

-Perfecto!

Salimos por donde había dicho, que era la pared lateral de la casa y había un árbol bastante frondoso que daba bastante sombra. Tan solo se veía una pequeña parte del jardín trasero. Nos sentamos y vi como miraba el bulto que todavía se notaba en mi bañador.

-Que tal en la terraza con tu hermana?

Me sorprendió la pregunta, no sabía si sospechaba algo de lo que había pasado pues su sonrisa era algo interrogante.

-Bien, hemos estado charlando un rato, es algo que no hacemos habitualmente.

-Me ha parecido verla algo preocupada durante la comida!

-Tengo confianza contigo, así que te lo contaré. Parece que lo ha dejado con su novio y está un poco jodida.

-Vaya, a esa edad estas cosas pasan! Me dijo sonriendo, aunque la siguiente pregunta me desconcertó.

-La has consolado?

La miré a sus ojos felinos intentando adivinar lo que pensaba. ¿Era una pregunta trampa? Tardé varios segundos en reaccionar pues no sabía que decir exactamente hasta que me decidí por una respuesta ambigua.

-He hecho lo que he podido!

-Estoy segura que te lo habrá agradecido! Dijo manteniendo esa mirada penetrante.

Sonreí pensando en lo que me había prometido mi hermana y contesté sin pensar.

-Bueno, me ha dicho que me compensaría! Dije casi riéndome.

Mi tía era bastante lista, y supongo que algo se imaginaba. Parecía que daba por hecho que algo había pasado y estaba dispuesta a sonsacármelo.

-Y crees que lo hará?

Su fina bata se había abierto y ahora podía ver parte de sus tetas desnudas. Tan solo llevaba puesto debajo un pequeño tanga azul, a juego con la bata, que apenas podía ver cuándo cruzó las piernas. Mis ojos miraron su cuerpo con deseo y a la vez volví la vista hacia el pequeño espacio que se veía del jardín trasero.

-Tranquilo, esta parte no se ve desde la piscina! Me dijo con mirada felina y una sonrisa perversa.

Realmente yo llevaba con la polla dura desde por la mañana en la playa y todavía no había descargado una buena dosis de leche que se me acumulaba como el agua de una presa. Se levantó de la silla y ahora pude ver sus bonitas tetas al completo. Como de costumbre sus pezones destacaban duros y altivos, casi amenazantes. Se acercó hasta mi y mientras mantenía el vaso en una mano puso la otra sobre mi pecho y lo acarició por encima de la camiseta. Sus tetas estaban tan cerca que no pude reprimir levantar la mano y acariciarlas. Roce con mis dedos los grandes pezones sintiendo como se ponían más duros mientras los miraba ensimismado. Ella volvió al ataque.

-He visto como la miras el culo y me da que ya te has hecho alguna paja soñando como la embestías por detrás!

Madre mía! Está mujer parecía una pitonisa, leía mi mente como el que lee un libro. Acercó más sus tetas a mi cara inclinándose levemente y reaccioné de inmediato llevando mi boca hasta uno de sus pezones. Comencé a chuparlo y a sorberlo con suavidad refrendando mis impulsos hormonales. Quería parecer tranquilo y controlado aunque mis deseos eran de follármela al instante. El comentario que había hecho era una afirmación que parecía no necesitar respuesta pero en el fondo me apetecía dársela.

-Pues sí, han caído unas cuantas pensando en su culo, a una media de seis pajas diarias me da para visualizar muchos culos!

Dije intentando parecer natural. Pero mi tía fue más allá.

-También pensando en el de tu madre?

-Joder tía, vaya pregunta!

-Bueno, yo soy tu tía, y me has follado con ganas y deseo. Tu madre está muy bien y seguro que algún sueño has tenido con ella!

Como os decía anteriormente, está mujer debía de ser vidente. Su mano libre ya acariciaba mi miembro por encima del bañador, se había endurecido totalmente y el bulto que formaba ya era apabullante. Dejó el vaso sobre la mesa y sin cortarse se arrodilló sobre el césped a la vez que sacaba mi polla del bañador. No tardé en sentir su larga lengua lamiendo mi capullo, ya estaba hinchado y duro como el pedernal, y sus labios lo envolvieron con rapidez. Mientras sentía como engullía mi capullo introduciéndolo en su cálida boca, decidí contestar a su pregunta morbosa.

-Pues si, mi madre me parece una mujer estupenda y para mi gusto está buenísima, y sí, algunos sueños plácidos he tenido pensando en ella.

Noté como engullía mi polla avanzando con sus rojos labios por el duro y venoso tronco hasta que mi capullo chocó contra su garganta. Lo succiono varía veces haciendo que mi cuerpo se tensara y puse una mano sobre su cabeza para seguir el movimiento. Que manera de chupar, diossss! Era realmente delicioso. En ese momento oí hablar a mi madre y a mí otra tía.

-Tía! Tía! Creo que han salido al jardín! Dije retirándome la cabeza de mi regazo. Ella levantó sus ojos con mirada felina y sonriendo me preguntó.

-No te gusta el morbo?

-Joder, si, pero y si vienen para acá?

-No lo creo. Sole mantendrá a tu madre entretenida y aunque vaya a la cocina no nos verá! Y sin darme opciones volvió a engullir mi polla.

Ahora profundizó más y la introdujo en su garganta hasta tragársela entera. Mi cuerpo volvió a tensarse mientras escuchaba a mi tía y a mi madre hablar. Realmente ese morbo me empezaba a gustar y creo que aumentaba mi excitación. Volví a agarrar su cabeza y la moví al ritmo que me apetecía. Ella se dejaba llevar tragándose la polla a cada tirón que le daba.

-Joder tía Candi! Como me la chupas de bien, dios! Le susurré mirando como se cimbreaba su cuerpo a cada chupada.

El morbo de oírlas tan cerca me había animado a susurrarle cosas. Estaba tan excitado que me apetecía decirle burradas.

-Como me gusta follarte la boca! Me encanta que te pongas muy guarra para follarte por todos lados!

No sé si era morbo o nerviosismo pero parecía que me habían dado cuerda y no paraba de hablar.

-Vamos perra! Chupa, chupa! Que estás a punto de sacarme la leche! Te gusta mi leche, eh, cerda! Te voy a llenar la boca con ella!!

Metí las manos por debajo y comencé a sobarle las tetas. Las amasaba, las apretaba y tiraba de los gordos pezones. Ella seguía chupando a la velocidad que le había marcado y mi cuerpo se tensó al sentir como llegaba el primer chorretón. Pude oír su garganta tragando cuando llegó el segundo y el tercero, supongo que salieron algunos más pero con menos cantidad. Se lo intentó tragar todo aunque al final acabo rezumando entre sus rojos labios una leve cantidad. Mi cabeza estaba en dos sitios y el morbo y el nerviosismo se turnaban. Podía oír a mi madre y a mi tía, aunque no me llegaba con nitidez, y a la vez se mezclaba con las sonoras chupadas que me estaba dando tía Candi, todo esto era algo nuevo para mí e intentaba asimilarlo aunque no podía, iba demasiado rápido.

Había sido mi primera corrida del día y tía Candi parecía estar dispuesta a sacarme la segunda. Siguió chupando hasta dejar mi polla reluciente, además de mantenerla erguida. Levantó su mirada sin dejar de masajear con la mano y con sonrisa lasciva me preguntó.

-No te gustaría follarme contra la pared mientras escuchas a Sole y a tu madre?

Tía Candi estaba dispuesta a introducir el morbo en mi mente, un aderezo más al traqueteo de mis hormonas. Para mi ese morbo real era nuevo, mi mente era morbosa pero tan solo en la imaginación, pero ahora estaba ocurriendo allí mismo. La ayude a incorporarse y la puse contra la pared. Mi polla seguía en plena erección como un ariete a punto de derribar la puerta del castillo. La agarré con la mano y la oriente entre los húmedos labios genitales que asomaban entre sus bonitos muslos, y con una leve presión se introdujo hasta la mitad. El morbo se había apoderado de mi mente y mi madre apareció en mis depravados pensamientos. No pude evitar imaginar que era a ella a la que tenía contra esa pared blanca bañada por el sol, y comencé a bombear mi polla. El culo de tía Candi se aplastaba contra la pared a cada una de mis embestidas y ella ahogaba sus gemidos aferrada a mi cuello.

-Las oyes? Están hablando de ti! Susurró con los labios pegados a mi oreja.

Yo las oía hablar aunque no percibía lo que decían, creo que tía Candi tampoco podía entenderlas, pero sabía que eso era más condimento para la olla de morbo que hervía en mi cabeza. Puse mis manos bajo su culo y ella enroscó sus piernas en mi cuerpo. Se quedó en el aire, tan solo sujeta con la espalda contra la pared y comencé a bombear con más fuerza. Podía sentir sus jadeos contra mi oreja, eran unos jadeos sedientos de deseo y pasión. Mi polla entraba hasta el fondo de su vagina y volvía a salir como un pistón bien engrasado. Su culo se aplastaba contra la pared a cada empujón mientras mi mente divagaba mezclando a mi madre. A cada embestida aumentaba más el deseo de follarme a mi madre, podía verla en mis pensamientos con su delicioso cuerpo pegado al mío cómo había hecho en la playa a la vez que me repetía – Siiii! Siiii! Más fuerte Pedrito! – Pero eso había sido la voz de tía Candi que llenaba mi oído con sus deseos. Sus jadeos aumentaron y sentí como se corría a la vez que clavaba sus uñas en mi espalda. Seguí embistiendo y en pocos segundos volví a soltar una buena ración de semen. Mi mente estaba desquiciada y mi boca volvió a vomitar guarradas.

– Toma perra! Tomaaa! Te voy a llenar de leche! Le grité en forma de susurro mientras me corría.

Solté una buena cantidad y comenzó a chorrear entre sus muslos.

-Dios! Que corrida! Como me gusta ver esa leche chorreando entre mis piernas! Me susurró con cara de satisfacción

-Ufff! Haces que me ponga como un toro cuando te follo!

-Es lo que pretendo! Y que sepas… que me pone muy zorra que me digas todas esas guarradas! Me dijo con la lascivia dibujándose en su cara.

-Voy a limpiarme esta delicia, aunque me encantaría salir así y contárselo! Jajaja! Dijo riéndose y metiéndose en la cocina.
 

heranlu

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Cuando entré en la cocina, tía Candi ya se había subido a su habitación a cambiarse de bragas supongo, ya que las que llevaba se habían empapado. Salí por la puerta del salón al jardín con mi vaso de whisky en la mano, apenas le había dado un trago. Mi madre y Sole me recibieron sonrientes mirándome con ojos candorosos, me hubiera gustado leer sus pensamientos pero no tengo ese don como parecía tenerlo tía Candi. Miré a mi madre y la vi esplendorosa, como siempre, y mi mente depravada volvió a pensar en cómo me gustaría follármela. Pensé que lo mejor sería refrescar cuerpo y mente, y solté el vaso y me metí en la piscina.

Tía Sole se fue a la cocina a por bebidas y mi madre decidió darse un baño también. Se acercó al otro extremo donde estaba yo sumergido moviendo los brazos para mantener mi cuerpo flotando.

-Por qué no me das vueltas como haces con tía Sole? Me dijo con su deliciosa sonrisa.

-Pues claro mamá!

Puse mi mano bajo su nuca y la otra en su baja espalda, cerca del bonito tanga que llevaba. Con suavidad comencé a moverla girando sobre mi propio cuerpo. Para mi era una sensación deliciosa, además de deseada y ella mantenía su sonrisa esplendida.

-Ummm, que bien se está así!

-Te gusta? Puedo ir más deprisa!

-No, no! Así está muy bien, aunque se me hunde un poco el culo! Jajaja!

Ufff, eso me había puesto nervioso, tendría que bajar más la mano y ponérsela en el culo, aunque no sabía cómo reaccionaría. Decidí ponérsela bajo el culo, que podría pasar?, como mucho que me la quitara. La baje lentamente hasta poner la palma con los dedos abiertos bajo el centro de su precioso culo. Fue una sensación deliciosa, estimulante, y sobre todo morbosa para mi mente calenturienta. Ya se lo había tocado bien en la playa, aunque allí con el tema de las olas era como más disimulado. Su respuesta a mi maniobra me reconfortó.

-Jajaja! Así ya no se me hunde! Dijo divertida.

Ahora podía ver sus tetas, apenas tapadas por el pequeño sujetador del bikini, y también el centro de sus muslos, tan solo cubiertos con el triángulo del tanga. Era una visión maravillosa que alimentaba todavía más el morbo de mi calenturienta mente. Pareció darse cuenta de cómo la miraba.

-No crees que es muy pequeño el bikini? No sé cómo me he dejado convencer por tus tías!

-Que va mamá! Te queda muy bien! Tienes un cuerpo estupendo para lucirlo!

-De verdad te parece que estoy bien?

-No bien, estás estupenda!

-Gracias hijo! Aunque venga de ti, necesito oír esas cosas. Últimamente tu padre no me hace mucho caso y estos halagos siempre vienen bien!

No pude evitar darle un apretón en su hermoso culo a la vez que decía sin pensar.

-Pues no sabe lo que se pierde!

Mi madre se incorporó de un impulso y se abrazó a mí dándome un cálido beso en la mejilla.

-No te imaginas lo bien que me sienta oír estas cosas! Susurró a mi oído mientras sentía como sus tetas se aplastaba contra mi pecho.

Me puse algo nervioso, mi tía no había salido y estábamos solos y por mi cabeza corrió el impulso de besarla en los labios. Pude reprimirlo y tan solo le besé la mejilla, pero fue un beso lascivo del que manaba el deseo. Noté como se apretaba aún más contra mí y la volví a besar, aunque ahora fue más largo e impregnado con la misma lascivia que el primero.

-Gracias por tu cariño, cielo! Me dijo respondiendo con el mismo tipo de beso sobre mi mejilla.

-Me han dicho las tías que hay un sendero que acaba en un acantilado con vistas muy bonitas al mar. Te apetece darte un paseo conmigo?

-Estaré encantado! Contesté sin dudarlo.

El beso que me había dado me había hecho soñar, y ahora me pedía dar un paseo como dos enamorados. Pensé que era un momento decisivo en la relación que tenía con mi madre y mi mente se nubló llenándose de pensamientos de todo tipo, bueno, más bien del tipo erótico y sexual.

Salimos del agua y nos secamos un poco con las toallas. Mi madre se puso una de las batas que se ha había comprado, del estilo a las de mis tías y yo me puse la camiseta. En ese momento salía Sole con una bandeja con bebidas.

-Sole, me voy con Pedrito a dar un paseo por el sendero que me dijiste. A ver si es tan bonito como me habéis contado. Dijo mi madre.

-Es preciso! Sobre todo a estas horas que está el sol a punto de ponerse. Ya verás como os gusta! Contestó Sole.

-Son unos diez minutos hasta llegar al acantilado y seguro que llegáis a tiempo a la puesta de sol! Añadió con una gran sonrisa.

Mi madre se calzó unas sandalias con cierto tacón que la hacían mas esbelta, yo me puse los náuticos de siempre y salimos de la casa. Caminamos unos cincuenta metros por la carretera que bordea la colina y desde allí salía el sendero. Mi madre me agarró de la mano y caminamos entre los árboles. Era bastante frondoso y se oían los trinos de los pájaros como música de fondo.

-Que bonito que esto, verdad! Me dijo pasando su mano por mi cintura.

-Pues si! La verdad es que parece un bosque y no se ve a nadie! Contesté a la vez que le ponía mi brazo sobre sus hombros instintivamente.

-Gracias por acompañarme! Me dijo con cierta tristeza.

-Nada de gracias! Estoy encantado!

-Es que me siento algo sola y tu compañía me consuela mucho!

-Por qué dices que te sientes sola? Nos tienes a todos nosotros!

-Tengo que contarte algo. Como sabes, tu padre apenas está en casa y cuando viene, casi ni hablamos.

Apoyo la cabeza sobre mi hombro mientras caminábamos con lentitud, y sentí que me iba a contar algo muy íntimo. Decidí no decir nada y dejar que hablara.

-Llevamos dos años que no tenemos contacto físico. Cuando está en casa dormimos en la misma cama pero ni siquiera nos miramos, tan solo un beso de buenas noches y se apaga la luz.

En ese momento le di un beso tierno en su cabeza que reposaba sobre mi hombro y sentí como su brazo se aferraba más fuerte a mi cintura. Volví a besarla en la cabeza y la movió para mirarme a los ojos. Nos detuvimos y de una forma instintiva y nuestros labios se acercaron con lentitud hasta juntarse. Fue un beso suave, sin lengua, y relativamente largo. Despegamos los labios y nos volvimos a mirar con intensidad. Pasaron unos segundos que se me hicieron eternos hasta que volvimos a juntar nuestros labios, ahora el beso fue más intenso y las lenguas salieron para enroscarse y fundirse en nuestras bocas. Sus brazos subieron a mi cuello y los míos bajaron a su cintura, mis manos buscaron su cuerpo tocando su deliciosa carne a través de la fina tela y bajaron lentamente hasta su maravilloso culo. Lo sentí entre mis dedos, lo sobe y lo apreté mientras mi mente viajaba en una blanca nube a través de un cielo de azul intenso. Ella se pegó más a mi cuerpo y puse sentir el roce de su pelvis contra mi miembro que comenzaba a coger dureza. No sé el tiempo que pasó, pero me pareció infinito.

-Vamos a seguir que quiero ver la puesta de sol! Dijo al despegar los labios.

Continuamos caminando agarrados sin decir nada hasta llegar donde acababa el sendero. Había una zona de hierba cercana al borde y nos sentamos mirando al mar. El sol comenzaba a tornarse rojo y las crestas de las olas desprendían destellos brillantes. Me senté con las piernas abiertas y ella se sentó delante de mí apoyando su espalda sobre mi pecho. Rodee su cintura con mis brazos apoyando las manos sobre su vientre y ella a la vez puso sus manos sobre las mías.

-Que atardecer más precioso! Dijo mi madre.

-Es delicioso! Sobre todo estando a tu lado! Contesté sintiendo que la frase emanaba deseo.

Ella, que tenía mis manos cogidas con las suyas, tiro de ellas para ponérmelas sobre su pecho. Un latigazo recorrió todo mi cuerpo, eso que tanto había anhelado ahora me lo estaba ofreciendo ella. Fue un momento delicioso sentir como apretaba mis manos contra sus deliciosas tetas. Mi polla dio un respingo en un intento de enderezarse aunque no obedecía a mis esfuerzos para evitarlo. Soltó mis manos para dejar que yo las moviera y así lo hice. Comencé a sobarle las tetas lentamente sobre la tela, podía sentir sus pezones, esos pezones grandes que poseía toda la familia. Noté como cogían consistencia y se endurecían a la vez que ella emitía un largo suspiro de placer.

Mis hormonas eran un hervidero de hormigas recorriendo todo mi cuerpo y no dude en abrir su fina camisola veraniega descubriendo sus tetas, apenas tapadas por el pequeño sujetador del bikini. Volví a sobarlas y a tocar sus pezones con las yemas de mis dedos. Ella torció levemente la cabeza ofreciéndome su cuello que no dude en besarlo.

Mi lengua lo recorrió dejando un rastro de saliva a la vez que bajaba la tela del bikini para descubrir los pezones. Los miré por encima de su hombro a la vez que los palpaba con los dedos. Podía ver sus piernas estiradas y el pequeño triángulo del bikini tapando el centro de sus muslos, y como se marcaban sus labios genitales. Me entraron unas ganas incontroladas de tocarlo y baje una de mis manos por su vientre, acaricié la parte alta de su zona púbica, justo al borde de la tela del tanga, y abrió levemente las piernas.

Lo intérprete como una señal para que siguiera, y así lo hice. Pase los dedos sobre el pequeño triángulo y sentí los abultados labios. El cuerpo de mi madre dio un suave estertor a la vez que su boca emitía un largo suspiro de placer. Mis dedos continuaron acariciando sobre la tela mientras notaba como su cuerpo se iba estremeciendo a cada roce. Ya no podía parar, mi mente calenturienta y salida ya solo pensaba en follar, en follarme a mi deliciosa madre.

Metí los dedos bajo la tela y acaricié un suave vello púbico que apenas cubría sus carnosos labios genitales.

-Ahhh! Siii! Siii!

Gimió mientras todo su cuerpo se removía buscando más mis dedos. Penetre con uno, sintiendo la intensa humedad que ya manaba de su interior mientras sobaba sus tetas con la otra mano. Penetre con mi dedo hasta meterlo completamente y lo giré en el interior. Lo saqué para buscar el clítoris y me sorprendí al sentir lo grande que era. Jugué con el con la punta de mi dedo y a los pocos segundos oí sus gemidos.

-Ahhh! Ahhh! Diosss! Sigue! Sigue! Ahhhh!

Giró más su cabeza buscando mi boca y devoró con un beso intenso y lascivo mientras se corría temblando notoriamente. Empapó mis dedos con una gran cantidad flujo y mordió mis labios hasta que dejó de temblar.

-Ufff! Que delicia hijo! No sabes cuánto lo necesitaba! Susurró mirando de nuevo al sol que comenzaba a esconderse.

Quise entender mejor lo que me decía y pregunte abiertamente.

-¿No te masturbas?

-Si, pero no es igual! Tus dedos están llenos de vida y esa vida me ha dado un placer especial!

La notaba feliz y su cara expresaba una gran satisfacción, ahora el problema lo tenía yo, mi polla estaba más dura que el tronco de una encina y no tenía pinta de ablandarse.

-No sé que pensaras de mí, pero me he sentido muy feliz!

-Pero mamá, estoy encantado de haberte hecho feliz! Y lo haría las veces que hiciera falta!

-Dije en un ataque de cínica generosidad, pues yo si que estaba pletórico. Se movió para sentarse a mi lado derecho y noté como su culo rozaba mi duro miembro al moverse. Me volvió a besar los labios de forma cálida e intensa con la felicidad dibujada en su cara. Bajó la mirada y vio como se abultaba mi bañador. Retornó su mirada a mis ojos y pude ver esa mirada felina que solía ofrecerme tía Candi.

-Creo que no podemos irnos con esto así! Dijo poniendo su pequeña mano sobre mi bañador.

Tiro de la tela y mi polla saltó como un resorte.

-Ufff! Madre mía! Cómo está! Dijo abriendo aún más sus bonitos ojos.

Abrió la mano y enroscó los finos y largos dedos sobre la dura carne. Tenía las venas hinchadas bombeando sangre a gran velocidad, y el capullo se erguía terso y brillante. Su delicada mano hizo subir y bajar la tersa y estirada piel que envolvía mi polla y sentí una sensación deliciosa. Miré al sol, que tan solo se veía ya su mitad de un rojo intenso cayendo en el largo horizonte del mar. No quise mirar hacia abajo, tan solo sentir sus labios cuando se posaron sobre mi capullo abrazándolo cálidamente.

Su lengua lo envolvió con una gran lamida por todo el contorno haciendo que mi cuerpo se estremeciera. Se había inclinado sobre mi regazo y puse la mano sobre su espalda para acariciarla. Comenzó a succionar con delicadeza hasta hacer que media polla se introdujera en su cálida boca y baje la mano lentamente hasta llegar a su culo. Levante la camisola y lo deje al aire, deleitando mi vista viendo cómo se movía al ritmo de sus inclinaciones.

Lo sobe de una parte a otra sintiendo todo su contorno bajo mis dedos, tan solo cubierto por la fina tira del tanga. Sus chupadas aumentaron haciéndose más sonoras para el deleite de mis oídos. Noté como su otra mano se metía bajo mis huevos sobándolos con delicadeza. Notaba mi polla plenamente estirada y tersa con la sensación de que iba a reventar y baje con mi dedo hasta el centro de su culo. Comencé a pasar la punta del dedo por el comienzo de su esfínter sintiendo esa delicada piel.

Cambió su posición de sentada hasta ponerse de rodillas, facilitándome el manoseo sobre su culo y lo entendí como una señal de aceptación a mi manoseo. Contemple la escena deleitándome en ella, algo que soñaba hace tiempo y que comenzaba a cumplirse.

Sus chupadas se hicieron más profundas y pude sentir mi glande penetrando en su garganta. Cerré los ojos y penetre con la punta de mi dedo en su esfínter varias veces hasta notar como se abría. Aumento el ritmo de sus chupadas provocando que todo mi cuerpo se tensara. Impulsivamente le di un par de azotes sobre la carne dura y tersa del culo.

-Me voy a correr mamá! Me voy a correr!

Jadee al sentir como una bocanada de semen recorría el interior de mi polla. Fue algo instintivo, como un aviso para que supiera lo que iba a suceder.

La leche salto como una ráfaga en su boca, y para mi deleite comenzó a tragar sin dejar de chupar. Después llegó otra, y otra, y su maravillosa boca seguía tragando y chupando al mismo ritmo. Noté varios estertores en mi cuerpo hasta que salió la última gota, las chupadas amainaron haciéndose cada vez más lentas hasta que cesaron. Sacó la polla de su boca y levantó la cabeza para mirarme mientras se relamía los labios.

-Te ha gustado, hijo? Me dijo con una sonrisa encantadora.

-Me ha encantado mamá! Ha sido delicioso!

Cambió su sonrisa poniéndola algo pícara.

-Sabes una cosa! Tienes una polla riquísima, y esos azotes en el culo me han gustado! Nunca me los habían dado!

Me sujetó las mejillas con las dos manos y me besó en los labios con el sabor de mi semen. Cuando se separó vi en su cara dibujado el entusiasmo aderezado con la felicidad.

-Ufff, ha sido genial! Creo que habrá que repetir en algún sitio más cómodo, si lo deseas!

Creo que desearlo era poco, más bien lo ansiaba.

-Claro mamá! Lo estoy deseando ya! Contesté con más entusiasmo que ella.
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Mi madre y yo nos levantamos y nos fuimos agarrados mirándonos y sonriendo hasta llegar a casa. Durante la cena nos lanzamos miradas cómplices, incluso diría que lascivas pero escondidas para que el resto no se diera cuenta.

Después de recoger los platos mi hermana se empeñó en ir al pueblo a tomar una copa, yo no quería pero mi madre acabó convenciendo me para que la acompañara. Me dio las llaves del coche y un beso en la mejilla.

-Venga hijo, os vendrá bien tomar una copa rodeados de gente. Creo que estáis empezando a llevaros bien y necesitáis hablar más.

Ya no pude negarme y nos vestimos para bajar al pueblo. Ella se puso un vestido corto con un poco de vuelo y yo unos pantalones cortos y una camiseta. Aparqué el coche en el paseo de la palta que a esas horas estaba privación. El paseo marítimo, donde había algunos bares estaba a unos doscientos metros y nos dirigimos hasta esa zona de luces. Después de dar un paseo por la zona de bares decidimos entrar en el que más gente había, aunque no era mucha. La música estaba alta y nos sentamos en un rincón donde la luz era más tenue y el sonido no era tan fuerte. Pedimos unas copas y una chica de unos treinta años nos las sirvió con una amplia sonrisa. Me miró inquisitivamente.

– Si necesitáis algo más me llamáis! Estaré muy atenta!

Se marchó y mi hermana se puso a reír.

-Joder, acabamos de entrar y ya te han tirado los tejos!

-Que va, tan solo ha sido amable!

-Creo que sí le pides el teléfono no dudará en dártelo!

-Anda, déjalo! Acabe diciendo.

-Ya me he dado cuenta que tienes mucho éxito con las mujeres, sobre todo con las de cierta edad!

-Te he dicho que lo dejes!

-Ahora no hablo de la camarera, hablo de tía Candi!

-Y que tiene ella que ver en esto?

-En esto nada, tan solo he visto como te la follabas! Dijo con sonrisa perversa y continuó.

-A si que ahora ya son las dos, me hablaste de tía Sole pero no me dijiste nada de tía Candi!

-No me lo preguntaste!

-Que cabron que eres! Dijo con enfado.

-Por qué? Han sido ellas las que me lo han pedido. Yo tan solo las he complacido! Dije con algo de irritación

Mi hermana parecía enfadada, aunque yo no entendía cual era el motivo. Tomo un sorbo de su copa y me miró a los ojos.

-Que te pasa? No entiendo por qué te pones así!

-A veces me parece que no has crecido, tan solo tu cuerpo se ha hecho grande!

Cada palabra suya me descolocaba más, di un buen trago a mi copa y me puse a mirar a una pareja que se había puesto a bailar. Al cabo de un rato mi hermana volvió a hablar, pero ahora ya no parecía enfadada.

-Lo siento Pedrito! Creo que me he pasado y tú no tienes la culpa. – puso una mano en mi pierna y acercó su cara más a la mía para bajar el tono de su voz – Se que no lo entiendes, pero estoy enfadada conmigo misma. Creo que me a afectado la ruptura con Luis, y esta tarde cuando he visto como te follabas a la tía Candi, y como disfrutaba, he sentido envidia. En ese momento me hubiera gustado ser ella y sentir lo que ella sentía!

Se acercó más a mi cara y me besó en la mejilla. Fue un beso tierno y cálido que apenas noté pues no paraba de darle vueltas a todo lo que me había dicho. Le pregunté lo primero que se me pasó por la cabeza.

-Y como nos has visto? Creía que estábamos bien resguardados!

-No me apetecía salir a la piscina y me fui al jardín de la entrada. Pensé que allí no iría nadie y podría estar sola. Mientras paseaba entre los arbustos oí murmullos y me asomé escondida tras uno de los matorrales. Tenías a tía Candi contra la pared y vi como la embestías, y pensé que a mí nunca me habían follado así!

Mi hermana puso una mano en mi mejilla y me giró la cabeza hacia ella, no me dio tiempo nada más que a sentir como se posaban sus labios sobre los míos. Noté su lengua penetrar en mi boca y me deje llevar. Puse una mano en su cintura y la atraje hacia mí, nuestros cuerpos se pegaron y el beso se hizo largo y lascivo.

Nunca hubiera pensado que besar a mi hermana me gustara, pero realmente me estaba gustando y no solo eso, realmente estaba disfrutando de ese beso. Cuando separamos los labios nos miramos en la penumbra del rincón donde nos habíamos sentado. El juego de luces del local emitía ráfagas intermitentes que a veces iluminaba nuestras caras y los dos vimos el brillo que desprendían nuestros ojos. Volvimos a juntar los labios y ahora la lascivia envolvió nuestros cuerpos.

Rodee sus hombros con un brazo, y con la otra mano busque sus tetas mientras ella buscó con su mano entre mis piernas hasta encontrar el abultamiento de mi pantalón. Como os he dicho, mi hermana tenía pocas tetas, pero sus pezones eran grandes como eran los del resto de mujeres de la familia. El vestido era bastante fino y parecía que no se había puesto sujetador pues podía sentirlos con mis dedos como si estuvieran al aire.

Sabía que se ponía bastante caliente tocándoselos, ya lo había comprobado en la terraza, y volví a notarlo de nuevo. El roce de mis dedos hizo que su cuerpo se retorciera levemente y noté como su boca me devoraba con ferocidad. Despegó de nuevo sus labios de los míos para decirme – Que caliente me pones, cabron! -A la vez que me apretaba la polla por encima del pantalón. Me sentí alagado e intente hacerle una gracia.

-Me gusta más “cabron” que “Pedrito”!

Soltó una carcajada que quedó atenuada por el ruido de la música. Me soltó para coger su vaso y darle un buen trago sin dejar de sobarme la polla con la otra mano.

-Pues a partir de ahora serás mi cabron! Dijo soltando otra carcajada.

-Te gusta que te toque la polla bajo la mesa?

-No te voy a decir que no, tiene su morbo!

-Pues te la pienso estar sobando hasta que terminemos las copas!

Me vine arriba y le contesté sin cortarme.

-Si haces eso tendré que follarte cuando salgamos!

Pero ella se vino más arriba aún.

-Eso espero, cabron! Pero varias veces! Me replicó con la lujuria dibujada en su cara.

Su respuesta me dejó sin palabras y debí de quedarme con sonrisa de bobo pues volvió al ataque.

-Crees que podrás, cabroncete?

-Que si podré? Te voy a reventar a polvos! Le dije intentando dominar la situación.

Volvió a soltar otra carcajada y me atornillo con otro beso caliente y lascivo.

-A ver si eres capaz! Volvió a retarme apretando de nuevo mi polla a la vez que clavaba sus ojos en los míos como los clava un felino en su presa.

Tuvimos una buena conexión mental porque sin decirnos nada apuramos los vasos y salimos del bar. Era una noche bastante cálida, pero el calor de nuestros cuerpos superaba con creces la temperatura ambiente. Nos fuimos alejando de las luces hasta llegar al coche, donde tan solo el cuarto menguante de luna apenas iluminaba nuestros cuerpos. No se veía a nadie cuando entramos y antes de arrancar nos besamos de nuevo. Cada beso que nos dábamos provocaba un torrente de lujuria recorriendo nuestros cuerpos, y busque con mis manos el cuerpo de mi hermana a la vez que sus manos buscaban el mío.

Palpé de nuevo sus pequeñas tetas mientras con la otra mano sobaba sus potentes muslos. Los abrió de inmediato al sentir mi mano y avance con ansiedad hasta tocar sus bragas. Me sorprendió que ya estuvieran mojadas pero eso no impidió que buscará bajo ellas. Sentí los carnosos labios genitales mojados, como sus bragas, y esa sensación produjo palpitaciones en mi polla que mi hermana pudo sentir al rodearla con su mano.

Ya me la había sacado del bañador y la sobaba con la misma ansiedad que sentía yo. Bajó los tirantes de su vestido con la otra mano para ofrecerme sus grandes y duros pezones que aparecieron erguidos rodeados de una preciosa aureola marrón. En ese momento la miraba a los ojos y pude ver el deseo desbordante que manaba de ellos.

Comencé a chupárselos, primero uno, después el otro, los metía en mi boca y los succionaba con fuerza como si fuera a sacarles leche. Ya me había hecho saber cómo le gustaba que se los chuparan, el día anterior en la terraza, y no dude en hacerle en demostrarle que había tomado buenas notas.

– Siiii! Así! Asiiii!

Afirmó ella al sentir las potentes chupadas. Mis dedos ya habían penetrado entre sus labios genitales y los movía con suavidad en el interior de su vagina. Comencé a mordisquearle los pezones y sentí sus gemidos mientras se agarraba a mi cabeza.

– Diosss! Espera! Espera! Vamos al asiento de atrás!

Me dijo sin darme opciones. Con rapidez salimos del coche y volvimos a entrar a la zona trasera, dejo que me sentara en el centro y tiro de mi bañador hasta sacármelo por los pies, después hizo lo mismo con mi camiseta sacándome por la cabeza. Ella subió su vestido hasta la cintura y se montó encima de mis piernas clavando sus rodillas en el asiento. Noté como mi polla se aplastaba entre sus muslos mientras sujetaba mi cara para besarme de nuevo. Sus besos eran deliciosos, sensuales, lascivos y húmedos, y cada vez me gustaban más. Mientras lo hacía, bajo sus manos buscando mi polla y la colocó entre los labios de su mojado coño, abrió la boca mostrándome la sensación de placer y me miró a los ojos con intensidad mientras flexionaba las rodillas haciendo que mi polla la penetrara. Dio un largo suspiro mientras lo hacía hasta que la sintió toda dentro.

-Ufff! Que ganas tenía de sentir tu polla, cabroncete! Me susurró con mirada felina y una mueca lujuriosa.

Comenzó a subir y bajar lentamente sin despegar su mirada de mis ojos, parecía como si buscará algo en ellos.

-Te gusta? Sientes como entra? Me susurró sin dejar de mirarme.

Asentí con la cabeza mientras pensaba en las fantasías que había tenido imaginando fallándome a mi hermana y ninguna encajaba con esa, siempre era yo la que la follaba, pero ahora era ella la que me estaba follaba a mí. Pego sus tetas contra mi cara pidiendo que se las comiera. Volví a chupar sus grandes pezones y al momento aumentó el ritmo. Podía oír el sonido de sus nalgas chocando contra mis muslos y como mi polla penetraba en cada bajada.

– Más fuerte! Chupa más! Muérdemelos! Casi me gritó mientras subía y bajaba.

Yo hacía lo que me pedía llegando a pensar que la haría daño, pero ella no paraba de repetírmelo. Mis succiones se hicieron tan potentes que temí despegar los pezones de sus tetas y los mordisqueos llegaron a ser duros y voraces. Estaba tan abstraído en lo que le hacía, que cuando me quise dar cuenta estaba empapando mi polla y mis huevos. Fue una corrida copiosa, acompañada de gemidos y jadeos, mientras mi polla seguía tiesa dentro de su vagina. Paró de moverse jadeando sobre mi oreja.

-Diossss! Que guarra me has puesto! Vaya corrida! Ufff!

-Que te he puesto? Pero si lo has hecho tú todo!

-Bueno, me has chupado y mordido los pezones! Algo has hecho! Jajaja!

-Te recuerdo que yo no me he corrido, y mi polla sigue más tiesa que una estaca!

-Tranquilo cabroncete, la noche es larga y esto solo ha hecho que empezar!

-Joder, y voy a conducir con la polla así?

-Te la mantendré así de dura hasta que lleguemos a casa!

-Y por qué no seguimos aquí hasta que me corra?

-No te apetece que te la chupé mientras conduces?

-Pues no sé! Lo mismo nos salimos de la carretera! Y si me corro a mitad de camino?

-No dejaré que eso ocurra!

-Me llamas cabron, pero tú eres más cabrona que yo!
 

heranlu

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Mi hermana parecía estar disfrutando de la situación y nos montamos de nuevo en los asientos delanteros. Me dijo que sólo me pusiera la camiseta y me puse a conducir medio desnudo con la polla al aire y por supuesto tiesa. Nada más arrancar se inclinó sobre mi regazo y dio unas largas lamidas a mi hinchado capullo que continuaba empapado de su propio flujo. Fue una sensación agradable mientras conducía más bien lento. Levantó la cabeza y me susurró.

- Seguro que te has hecho más de una paja pensando en mi culo!

Ya no era el momento de guardar mis fantasías y le contesté con sinceridad.

- Unas cuantas!

Volvió a inclinarse antes de que terminara la frase y se metió mi capullo en su boca dándole varias succiones.

- Joderrr! Así no voy a llegar! Ya te lo he advertido!

Dejo de chupar y continuó hablando.

- Y como me follabas en tus pensamientos?

- Quieres saberlo realmente?

- Por supuesto! Y con detalles!

- Pues… te agarraba por detrás y te embestía hasta reventarte el coño!

- Solo el coño?

Su pregunta me hizo pensar si también era capaz de leerme el pensamiento como hacia mi tía Candi.

- No sólo el coño! Después te empalaba el culo abriéndotelo como un tomate maduro, y después te agarraba de la cabeza y te metía la polla hasta el estómago! Le solté en plan bestia.

Mientras le soltaba todas las burradas de salido que hervían en mi mente, ella continuó chupándome la polla con delicadeza, y podría decir que con gran maestría, era capaz de darme un dulce placer sin sentir esas ganas de correrme que tenía siempre.

- Espero que esta noche me hagas todas esas cosas! Me dijo con su mirada felina.

Mi mente se desquicio pensando en lo que me había dicho, parecía estar dispuesta a que me la follara como en mis sueños, por el coño, el culo y la boca, era como estar viviendo el cuento de Aladino y el genio me había concedido los tres deseos. Ella conocía el efecto de sus palabras en mi mente y creo que su pretensión era ponerme tremendamente cerdo.

– Ya no aguanto más! - Dije a la vez que me desviaba por un estrecho camino que salía de la carretera.

Conduje unos doscientos metros, entre la espesura de los frondosos árboles y pare el coche. El sonido de los grillos era una perfecta música de fondo, y la luna menguante iluminaba lo suficientemente para ver nuestros propios cuerpos.

- Vamos fuera! Casi rugí lleno de deseo e invadido por la lujuria.

Mi hermana no puso objeciones, más bien parecía desear algo así, un polvo a lo bestia en medio del campo. Sin decir nada se quitó el vestido tirándolo sobre el asiento, se sacó las bragas por los pies y las tiró sobre el vestido. Se puso delante del coche y apoyo las manos sobre el capó que estaba algo caliente y se inclinó a la vez que abría las piernas.

- Vamos cabron! Demuéstrame lo salido que estás! Me dijo desafiante.

Me puse tras de ella y oriente mi capullo poniéndolo sobre los carnosos labios que afloraban entre sus muslos. Apreté con suavidad notando la humedad que mantenía su coño. Mi polla penetró lentamente hasta la mitad, y bombee despacio hasta que entro en su totalidad. Me agarré a sus dos anchas caderas y comencé a penetrarla a un ritmo lento pensando en la cantidad de ocasiones que había imaginado eso. Miraba su estupendo culo y como mi polla entraba y salía bajo él. El grillar de los grillos cercanos había enmudecido para oírse el choque de mis huevos contra los muslos de mi hermana. Comenzaron los jadeos pero ella no parecía totalmente conforme.

- No te gustaría darme unos azotes? Me dijo sin volver la cabeza.

Ni contesté! Le solté dos palmadas sobre su precioso culo y casi antes de que el sonido se diluyera me gritó.

- Más fuerte, joder!

Dos chasquidos sonaron ahora algo más.

- Más fuerte! Volvió a gritar mientras todavía vibraba la carne.

Ya no me corté y le solté dos buenas ostias sobre la tersa carne. Ahora ya no gritó, tan solo un suave quejido salió de su boca mientras seguía embistiéndola con fuerza. Sus jadeos aumentaron y mis penetraciones eran profundas y potentes, sentí que estaba cerca de soltarle un buen chorro de leche cuando note como sus piernas temblaban. Comenzó a bufar, como lo hacía una de mis tías, y volvió a empapar mi polla. Apenas unos segundos después, el que rugía era yo empotrándola como un animal salvaje, y soltándole varios chorros de leche caliente.

- Aghhh! Siiii! La quiero toda! Llénamelo, cabron!

Me gritaba mientras sentía cada chorretón de semen que impregnaba su vagina. No paré de embestirla hasta que salió la última gota. Mi cuerpo quedó apoyado sobre el de ella cuando paré. Mi respiración estaba muy agitada y jadeaba cerca de su oreja.

- Ya te has cansado, cerdo? Te recuerdo que te quedan dos agujeros más donde derramar tu leche!

Su voz algo ronca y gutural me sacó de la nube donde me había perdido. Mi polla seguía dura y si ella me retaba, yo estaba dispuesto a reventarle el culo y la boca, pero tenía que recuperar la respiración. Sentí que le gustaba el sexo duro, aunque nunca lo hubiera imaginado, pero esos azotes que me pidió lo demostraban. Pensé que a lo mejor también le iba la dureza en el lenguaje y mientras me recuperaba decidí soltarle alguna barbaridad.

- Eres una zorra y te voy a abrir el culo para meterte la polla y sacarte la por la boca! Era lo más fuerte que se me ocurrió.

- Venga cabron! A qué esperas? Estoy deseando ver cómo me lo revientas! Cerdo salido!

Su respuesta fue contundente y me hizo saber cómo apreciaba ese lenguaje. Saqué mi polla empapada y la dirigí al amarronado agujero de su culo, pero me paró. – Espera! - Dijo incorporándose. Se acercó hasta un fresno que había cerca y arrancó una rama, la despojó de las hojas de la punta dejando un recta y flexible vara de medio metro. Se dio un par de varazos sobre la palma de su mano y me sonrió con ojos felinos.

- Creo que he sido mala y me merezco una tunda de azotes! Enciende las luces del coche!

- Joder, a ver si nos va a ver alguien!

- Quien coño va a haber por aquí a estas horas! Llevamos casi media hora y no he oído ningún coche desde la carretera! Además, me gusta el morbo, joder! Quiero que veas cómo se me pone el culo rojo cuando lo azotes!

Se acercó hasta mi y me besó con un deseo casi incontrolado, cada beso que me daba, calaba más en mi mente haciendo que la lujuria recorriera todo mi cuerpo. Creo que puedo decir que hasta ahora nadie me ha besado como me besa mi hermana, sus besos son capaces de erizar todo el bello de mi cuerpo.

Cuando despegó sus labios metí el brazo por la ventanilla del coche y encendí las luces cortas y pude ver su cuerpo desnudo iluminado como si fuéramos a grabar una peli. Me ofreció la vara de fresno y se fue hasta un árbol cercano que quedaba frente a las luces, puso las manos sobre el y se inclinó levemente. Ahora su culo se veía blanco y hermoso y me pareció una idea excelente lo de las luces.

- Vamos cabron! Empieza ya el castigo!

Me acerqué con la vara en la mano y le di con suavidad.

- Vamos! Sigue! He sido muy mala y me merezco el castigo!

Le di el segundo. Zasss! Y el tercero. Zasss!

- Siiii! Más! Masss! Me gritó sin importarle que nadie nos oyera.

Le di varios varazos subiendo la intensidad, y pude notar como se mordía el labio, sus piernas comenzaron a temblar y su culo enrojecía claramente y su voz sonó gutural y profunda.

- Vamos! Reviénteme el culo con esa polla!

Solté la vara y agarré mi miembro que seguía erecto y empapado con los flujos de su coño, y lo oriente al centro de su culo. El capullo mojado penetró levemente al empujar con suavidad, el esfínter de abrió más de lo que yo pensaba y al tercer empujó la mitad de mi polla había penetrado. Varios movimientos más provocaron una gran dilatación de su esfínter abriéndose de una manera espectacular. Comencé a bombear ese preciso culo con mi polla, disfrutando de ese sueño que había tenido infinidad de veces. No podía dejar de mirar, como mi miembro penetraba una y otra vez, como esa deliciosa carne se expandía al penetrar hasta el fondo y se volvía a contraer cuando mi polla salía casi por completo. Miraba las curvas que formaban sus caderas y como las líneas se reducían formando una estrecha cintura para volver a expandirse hasta sus hombros, era una figura tremendamente sensual de la que mi mente depravada gozaba cada segundo. Decidí volver a utilizar ese lenguaje grosero que parecía haberle gustado.

- Como me gusta tu culo, zorra!

- Pues reviéntalo cabron!

- Como deseaba follártelo, diosss!

- Pues dale fuerte! Quiero que me lo llenes de leche!

Parecía tener una frase preparada para responder a cada una de las mías. Aumenté el ritmo sintiendo como fluían las hormonas por todo mi cuerpo, mi mente salida y depravada estaba en lo más alto cuando grité al sentir como mi polla estallaba.

– Toma zorra! Tomaaa! Tomaaa!

La leche comenzó a salir y al momento se desbordaba en su culo cayendo hacia su coño donde mantenía dos de sus dedos pajeándose como una loca. Ella volvió a bufar como una yegua desbocada a la vez que se corría de nuevo. Saqué la polla de su culo y me dejé caer al suelo alfombrado de una espesa hierba apoyando la espalda en el paragolpes del coche. Las luces enfocaban por ambos lados de mi cuerpo y pude ver cómo sus piernas todavía temblaban con fuertes estertores. Tardaron unos segundos los temblores, y cuando cesaron se incorporó dándose la vuelta hacia mí. Su cara parecía desencajada y sonrió de una manera extraña con la boca abierta intentando coger aire. Se sentó a mi lado y beso mi mejilla con suavidad.

- Que bien follas hermanito! No veas lo guarra que me has puesto!

Mi polla todavía daba latidos sin llegar a arrugarse del todo y le ofrecí mis labios para que me besara. Sus besos eran como una inyección de adrenalina para mi mente y volvió a besarme como solo ella sabía. Mi polla reaccionó de nuevo volviendo a enderezarse levemente y decidí responder a sus frases.

- Tu si que me has puesto cerdo y salido!

- Y más que te voy a poner! No sabes cómo me gusta verte tan salido!

No me preguntó si quería, o podía seguir, la decisión la tomó ella unilateralmente.

- Túmbate boca abajo! Me ordenó como lo hace una jefa.

No sabía lo que iba a hacerme, pero estaba seguro de que me iba a gustar. Me tumbé sobre la hierba frente a los focos del coche y sentí como se tumbaba sobre mi. Comenzó a sobar su cuerpo contra el mío cómo si fuera una serpiente, a la vez que lamía mi cuello con su lengua. Lentamente se fue deslizando hacia abajo, sin dejar de lamer el centro de mi espalda, hasta llegar al culo. Lo abrió con sus manos y metió la punta de la lengua haciendo que sintiera una sensación deliciosa. Metió una mano entre mis piernas y comenzó a sobarme los huevos mientras la punta de su lengua no paraba. Poco a poco hizo que levantara mi pelvis hasta ponerme de rodillas y sus lamidas pasaban del culo a los huevos y volvían a subir. Mi polla se puso enorme de nuevo, y la abrazó con sus dedos sin dejar de lamerme. Se fue girando hasta ponerse delante de mí y me hizo ponerme de pies mientras ella se quedaba de rodillas. Dio varias lamidas en mi capullo mirando hacia arriba para ver mi cara de salido, y con una mirada maléfica me dijo.

- Quieres follarme la boca?

La sangre se aceleró por mis venas y sentí un fuerte calor. Podía ver cómo se relamía los labios para provocarme más, aunque os puedo asegurar que no era necesario, la depravación de mi mente gobernaba como una dictadura. Acercó sus labios y succiono mi polla como si fuera un helado. Avanzó lentamente por el tronco surcado de venas encrispadas, pero de forma implacable hasta conseguir introducírsela entera. Todo mi cuerpo dio un respingo al sentir mi capullo penetrando en su garganta.

– Ufff, diossss! Que boca de zorra que tienes!

Creo que intentó sonreír con la polla llenando su boca. Puse mis manos en ambos lados de su cara y ella cruzó las suyas detrás de su espalda, me pareció un signo como si me dijera “ Hazme lo que quieras “. Sujetando su cabeza, saque mi polla lentamente y la volví a introducir sintiendo la misma sensación que cuando ella lo hizo. Lo volví a repetir, una vez más diciéndome mentalmente “ Vaya boca más rica que tiene mi hermana! “. Pensaba en las maravillas que sabía hacer con ella, en sus esquistos y sensuales besos, en cómo me había comido el culo, y ahora como me la ofrecía para que se la follara. Aumenté el ritmo sin pensarlo, manteniendo la cabeza sujeta para que no la echara hacia atrás. Estuve follándola un buen rato mientras miraba su cara, ahora parecía sumisa, algo que jamás hubiera pensado de ella. Aguantaba cada embestida, cada penetración que llenaba su garganta, sin apenas hacer ningún gesto. Creo que me puse bastante bruto poco antes de correrme, tirando de su nuca con una mano mientras con la otra apretaba sus pezones. Mi polla estalló en su boca y noté como engullía cada chorro de semen que salía hasta que no pudo tragar más y comenzó a rebosar entre sus labios. No movió su cabeza, no la hecho hacia atrás y dejó que yo decidiera cuando sacarla. La saqué despacio derramando más semen, que comenzó a caer por su barbilla, y volví a caer sentado sobre la hierba. Ella abrió la boca para coger airé y pude ver cierta satisfacción en su cara mientras dejaba caer mi espalda para quedarme totalmente tumbado. Sonia también se tumbó, quedándose de lado junto a mi.

- Dios mío, hermanito, cuantas veces eres capaz de correrte?

- Unas cuantas!

- Ufff! Que delicia! Tengo que confesarte algo!

La miré con cara interrogante mezclada con satisfacción. Ella se acopló mejor y me besó la mejilla de forma tierna.

- Mi discusión con Luis fue por el sexo, no era capaz de darme lo que le pedía y por eso rompimos. Lo mismo me ocurrió con mis dos novios anteriores, pero ahora me encuentro que el salido de mi hermano es capaz de darme lo que necesito con creces!

- Ah , sí? Te gusta como follo? Pregunté intentando poner un tono despreocupado.

- No me gusta como follas, me gusta como me follas! No sé si lo has notado pero a la hora de follar soy algo masoquista y ciertamente sumisa, y tú depravación me complementa totalmente.

- Ya he visto que te gusta que te den unos azotes! Sonreí.

- Eso solo ha sido un aperitivo. Creo que te gustarán más los platos fuertes!

Levante la cabeza con cierta sorpresa. “ ¿Pero es que había más? “ Pensé mientras la miraba.

- Bueno, vámonos que es muy tarde. Te irás enterando poco a poco de todo lo que me gusta!
------
Llegamos a casa y nos fuimos cada uno a nuestra habitación. Mientras me dormía casi se me pone dura pensando en lo último que me había dicho mi hermana, “ Eso parecía prometer mucho! “.

A la mañana siguiente, me levanté y sin cortarme baje a la cocina con los calzoncillos bóxer con los que había dormido y sin camiseta, me empezaba a dar igual que me vieran con cualquier cosa, incluso desnudo, pensé sonriendo. Me puse un café y me senté en la mesa que había algunos bollos y tostadas. Al momento llegó tía Sole con su bata semitransparente a través de la cual se apreciaba su ropa interior.

- Que tal lo pasasteis anoche? Había habiente?

- No estaba mal! Lo pasamos bien!

- Eché de menos algún achuchón nocturno! Me dijo con una sonrisa pícara a la vez que se movía sinuosamente.

- Me hubiera encantado! Dije mirándola con sonrisa perversa.

Recordé de nuevo la última frase de mi hermana y sentí como se removía la polla bajo los bóxer. Ahora tenía a tía Sole delante que parecía dispuesta a tomar un buen desayuno. No sabía dónde estaban las demás y pregunte, antes de decirle algo más insinuante.

- Dónde están las demás?

- Candi y tu madre se acaban de ir a dar un paseo y tú hermana no se ha levantado todavía.

- Bonita ropa interior, tía Sole! Le dije sin rodeos.

Ella sonrió y se abrió la bata para mostrarme la ropa interior que yo había insinuado. No era un tanga, pero eran unas pequeñas braguitas negras con un leve encaje que realizaban sus sensuales muslos. El sujetador era a juego, y dejaba ver una gran parte de sus voluminosas tetas.

- Te gusta más así? Me preguntó contoneándose.

Dejó caer la bata al suelo y su sensual cuerpo quedó bañado por el brillante sol de la mañana que entraba por las ventanas. Se cogió las tetas con sus manos y las comprimió haciéndolas más apetecibles.

- Quieres probar a ver si sale leche? Me dijo con su voz tierna y dulce.

Todavía me parecía raro que dijera ese tipo de cosas con su tierna voz. No tuvo que decirme más, me levanté como un resorte y me lancé sobre sus grandes tetas como una fiera. Mi mente, pervertida he insaciable, funcionaba desde primera hora de la mañana. Se las comí desaforadamente mientras ella metía su delicada mano bajo mis bóxer y sacaba mi miembro ya en plena erección. Parecía que ninguno de los dos teníamos tiempo para preámbulos, y se bajó las bragas lo suficientemente para orientar mi capullo entre su suave mata de pelo. De inmediato empujé varias veces agarrándola del culo y mi polla se introdujo hasta el fondo. Empecé a bombear sin dejar de chuparle sus grandes pezones, ya me había dado cuenta que a todas les gustaba que los succionara con fuerza, y eso es lo que hice.

- Ahhh! Que perrita me pones Pedrito! Susurró con su dulce voz.

Estábamos de pies, en medio de la cocina, y no era la postura más cómoda. La cogí en volandas y la senté sobre la mesa, dejándole medio culo fuera, recostó la espalda a la vez que yo le levantaba las piernas y la sujetaba por los tobillos, volví a introducir la polla mirando cómo desaparecía entre la mata de pelo, y comencé a bombear con ganas. Me apetecía oír su voz, esa voz tierna diciendo guarradas, y la provoqué.

- Te gusta así, tía Sole?

Ya había empezado a jadear y me contestó con palabras entre cortadas.

- Ahhh, síii, me… Ahhh, encanta Pedrito!

Con las piernas levantadas sujetándola de los tobillos miré como sus tetas bailaban sobre su cuerpo tendido en la mesa. La miré a los ojos y vi que ella me miraba.

- Te gusta más así, tía Sole? Le dije para provocarla más.

Su mirada se fue transformándo de tierna a felina, y su respuesta fue más contundente. Parecía saber lo que quería oír, y así me lo transmitió con una voz más profunda.

- No sabes – Ahhh- como me gusta – Ahhh- tu rabo, diosss! Me pone- Ahhh- más calie…nte que una perraaa – Ahhh, Joderrrr…me corrooo!

Noté como temblaban sus piernas levantadas y al momento mi polla y mis huevos se empaparon con su flujo. Yo ya estaba muy excitado, casi salvaje, dándole pollazos y no me corté en mis comentarios.

- Y a mi me encanta lo zorra que te pones, tía Sole! Aghhh!

Y mi polla estalló soltándole varios y copiosos chorros de semen que acabaron chorreando entre sus muslos llegando a mojar la mesa. Me retiré con la polla fuera, todavía algo dura y de inmediato ella se incorporó para bajarse de la mesa, y todavía con las bragas bajadas, se inclinó para chupar los restos de semen de mi polla. Comenzó a chuparla con ansia y pensé que si seguía volvería a ponerme la totalmente erecta. Eran unas chupadas deliciosas que me dejaron la polla como un espejo.

- Ufff! Que desayuno mar rico! Dijo al ponerse de pies todavía con las bragas bajadas.

Oímos un ruido y los dos giramos la cabeza hacia la puerta, allí estaba mi hermana de pies, mirándonos con una sonrisa perversa.

- Dios mío! Que vergüenza! Exclamó mi tía a la vez que se subía las bragas con las mejillas totalmente enrojecidas.

- Tranquila tía Sole! Me ha encantado veros follar! Dijo acercándose hasta ella y dándole un sonoro azote en su gran culo.

- Por dios, hija! Que tu madre no se entere de esto!

Pidió con dulzura mi tía Sole mientras intentaba ponerse la bata sin atinar.

- No se tiene porqué enterar! Contestó Sonia con cierta perversión.

- Sería muy desagradable para todos, sobre todo para ella! Volvió a implorar mi tía con cara se súplica.

- Seguro que lo podremos arreglar! Continuó mi hermana sirviéndose un café.

Iba descalza, con una camiseta larga que cubría poco más que sus bragas que se veían tímidamente al andar. Sus grandes pezones se marcaban a través de la fina camiseta de algodón y sus largas piernas destacaban bajo la camiseta. El tono de la última frase, aunque no era amenazante, tenía tintes de chantaje. “ Seguro que lo podremos arreglar! “. Mi tía se debió dar cuenta de ello y no dudó en ofrecerle lo que quisiera.

- Pídeme lo que quieras! Pero por dios, no le digas nada a tu madre!

- Tranquila tía! – dijo acercándose hasta ella y dándole un beso en su enrojecida mejilla. – No le diré nada, pero pensaré en tu oferta! – dijo irónicamente.

Tía Sole acabo de ponerse la bata y salió de la cocina algo alterada.

- Que cabrona que eres! Por qué has hecho eso?

- Quería ver su reacción, jajaja!

- Y encima la chantajeas!

- Todavía no le he pedido nada, pero lo pensaré, jajaja! Seguro que le sacó unos buenos vestidos de marca. Tienen dinero para aburrir, para ella no será nada!

- Es una buena persona, seguro que te los compraría sin necesidad de chantajearla!

- Ya… pero estoy pensando… en algo más! Jajaja! Dijo soltando otra carcajada.

Mi tía se había subido a su habitación y mi hermana salió al jardín para tumbarse. Subí y llamé a su puerta, cuando abrió la vi llorando. La tranquilicé asegurando que mi hermana no diría nada, también la advertí que su intención era sacarle algún vestido y poco más. Se tranquilizó bastante y me dijo que no le importaba, que le compraría todo lo que le pidiera.

La comida de ese día fue algo silenciosa, tan solo tía Candi y mi madre hablaron. Tía Candi dijo que tenía que bajar al pueblo para atender asuntos del negocio y tía Sole le propuso a Sonia que bajarán también para ver algo de ropa, quería adelantarse a su petición. Mi madre y yo decidimos tumbarnos entre sol y la sobra, a esa hora el sol era demasiado intenso.

- Voy a ponerme un bikini! Me dijo con su sonrisa encantadora.

Yo ya llevaba puesto uno de los varios bañadores que me había traído y extendí un par de toallas sobre el césped. Me tumbé sobre una de ellas boca abajo, con los brazos cruzados mirando en dirección a la puerta del salón. Al momento, mis dos tías y mi hermana se asomaron por la puerta para despedirse. Segundos más tarde oí el motor del todo terreno alejándose de la casa. Puse la cabeza sobre los brazos y cerré los ojos disfrutando del alborotado trinar de los pájaros. Pocos segundos más tarde noté la sombra de mi madre cercana a mi cabeza, levanté la vista y vi su hermoso cuerpo apenas cubierto por un pequeño y sexy bikini de color rojo intenso.

- Te gusta cariño? Me preguntó con su delicada voz.

- Estás… preciosa mamá! Dije evitando la primera barbaridad que había pensado.

- Gracias hijo! Un poco pequeño, pero tus tías se empeñaron y no pude decir que no!

Se tumbó sobre la otra toalla que había , a mi lado boca arriba y me giré poniéndome de lado admirando su cuerpo, para mi era un “pibón”. Miré sus redondas y bonitas tetas elevadas sobre su tórax, y como los grandes pezones se le marcaban bajo la fina tela del bikini. Continúe por las curvas que describía su cuerpo hasta llegar al pequeño tanga que apenas cubría el centro de sus bonitos muslos, unos muslos tersos de piel suave que desee sobar con impaciencia.

Se había puesto unas gafas de sol y no sabía si ella me miraba, estaba recordando la tarde anterior, esos maravillosos momentos que disfruté con intensidad, cuando su voz, como leyendo mis pensamientos, me volvió a la realidad.

- Me encantó el paseo de ayer, fue muy delicioso!

- Para mí también, mamá! Disfrute mucho de… tu compañía! Volví a medir mis palabras.

- Yo también disfruté, sobre todo de tus caricias! Me dijo sonriendo con cierta picardía.

Pensé unos segundos hasta que decidí acariciar su vientre, todavía no tenía claro lo que había ocurrido el día anterior, no sabía si había sido un desliz de mi madre, o realmente una apetencia madurada. Las caricias eran una cosa, pero de ahí a lo que habíamos llegado… no se.

- Si, síii! -Dijo con rapidez al notar mis dedos - Me encanta que me acaricies!

Estuve unos segundos sobre su vientre hasta que me atreví a subir la mano hasta sus tetas, unas tetas que me volvían loco. No dijo nada, y comencé a sobarlas con suavidad, apreciando la tersura de su piel a la vez que rozaba los pezones con las yemas de los dedos, unos pezones que emergían intentando abrirse paso bajo la fina tela. Dio un largo suspiro y dejó los labios entre abiertos y acerqué, con delicada lentitud, mi boca hasta la suya dejándole ver mis intenciones, no quería que aquel momento se estropea por mi impaciencia. No puso objeciones, y mis labios se posaron sobre los suyos sintiendo una sensación deliciosa al notar su carne húmeda y sensual.

Los acaricié con los míos y los deguste con mi lengua hasta sentirme embriagado con su aliento. Para mí, mi madre era una diosa, y pensaba tratarla como tal, metí la lengua en su boca con timidez, reprimiendo mis deseos de devorársela. Ella no solo la aceptó, sino que la degustó provocando que mis hormonas se alteran más de lo que ya estaban. Puso su mano tras mi cabeza y convirtió el beso tímido en un beso caliente y lascivo. Despegue los labios para mirarla, quería ver sus ojos, su cara, su preciosa sonrisa, y lo vi todo, el brillo de sus fulgurantes ojos y el deseo dibujado en sus labios.

Empujó mi nuca hasta hacer que mis labios se pegaran de nuevo a los suyos y ahora la pasión nos desbordó devorándonos como depredadores hambrientos. Mi mano recorrió sus maravillosas tetas de nuevo hasta liberar los pezones, y después de acariciar su dureza, baje con mi boca por su cuello hasta llegar a ellos. Pasé la lengua notando como se endurecían aún más, mientras los embadurnada de saliva, los succione lentamente, primero uno, después el otro, a la vez que lamía la deliciosa aureola que los rodeaba.

Sus suspiros se hicieron más prolongados haciendo que su pecho subiera y bajara a gran velocidad. Mi mano sobre su vientre, comenzó a bajar a la vez que sobaba todo su contorno buscando la zona púbica. Mis dedos llegaron al borde de la tela y acaricié la tersa piel que la delimitaba. Noté como su mano apretaba mi cabeza contra sus tetas y chupé sus pezones con más ganas. Sus suspiros se convirtieron en gemidos.

Metí los dedos bajo la tela y noté sus abultados labios genitales, apenas cubiertos por un escaso bello púbico. Ya estaban algo mojados, y sentí como todo su cuerpo se removía. Mordisquee sus grandes pezones a la vez que introducía un dedo entre sus labios genitales, y sus gemidos se hicieron más patentes y sonoros. Yo mismo me estaba desesperando por mi propia lentitud, pero quería que aquel momento se alargara venciendo al deseo lujurioso y depravado de mi mente.

A los pocos segundos su cuerpo vibraba y mojaba mi dedo copiosamente mientras no cesaba de apretar mi cabeza contra sus tetas. Noté su otra mano buscando la entrada de mi bañador y no tardó en tocar mi miembro, que parecía querer romper la tela. Lo palpó, lo sobó, y tiro del bañador hacia abajo haciendo que saliera como un resorte. Fui girando mi cuerpo hasta ponerme de rodillas y así poder bajar con mi lengua lamiendo su vientre. Ella tiró más de mi bañador hasta bajármelo por las rodillas, levanté una y después la otra, para ayudarla a quitármelo por completo. Ahora podía ver mi polla completamente erecta apuntando a su cuerpo.

Tire de su tanga con mis dedos descubriendo su maravilloso coño, y después de mirarlo con deseo, acerqué la boca hasta él. Lamí entre los gruesos labios sintiendo como se abrían, y penetre con la lengua profundamente paladeando el sabor de su flujo. Sus jadeos aumentaron de nuevo mientras sentía como me agarraba la polla con deseo. No me costó encontrar su clítoris, grande y duro, y jugué con la lengua para después darle unas buenas succiones. Su cuerpo tembló con grandes estertores provocando que mi lujuria aumentara. Lo lamí como un perro y lo succione como una aspiradora, hasta que sentí como temblaba estrepitosamente y se corría en mi boca. Notando como tiraba de mi polla, coloque las rodillas a ambos lados de su cabeza y no tardé en notar como abrazaba mi capullo con sus sensuales labios mientras yo seguía lamiendo los jugos de su coño.

Metió media polla en su boca y la chupó con ganas, unas ganas que complacían mi lujuria haciendo hervir a mi cerebro. Dejó de chuparme la polla y comenzó con los huevos, sentí como succionaba uno hasta meterlo en su boca a la vez que lo lamía en el interior. Mi cuerpo dio un latigazo al sentir ese placer inesperado, y pasó al otro produciéndome el mismo efecto. Mis deseos de follarla ya eran desesperados, y lentamente comencé a girarme hasta ponerme frente a ella. No sabía cuál iba a ser su reacción, aunque al mirar su boca jadeante supe que lo deseaba. Tiré de su tanga hasta sacárselo por los pies y abrió las piernas de inmediato. Agarré mi polla para colocarla entre los grandes labios de su coño y presioné con suavidad.

Su boca emitió un largo suspiro acompañando al viaje de mi glande por su vagina. Mi polla penetró hasta el fondo, suavemente entre sus jugos, mientras miraba su boca jadeante y sus ojos tapados con las gafas de sol. Se las retire mara vérselos, quería ver cómo brillaban de placer y no me decepcionó. El brillo era intenso y toda su cara emitía un deseo voraz. Acerqué mi boca hasta la suya y nos fundimos en un largo y lascivo beso. Sus manos abrazaban mi cuerpo sobando mi espalda y mi culo, acompañado mis lentos movimientos. Mi polla entraba y salía de su coño, despacio, disfrutando de cada penetración. Dejaba de besarla para mirar su cara de placer y lamía su cuello y sus mejillas para sentir sus jadeos. Dirigió de nuevo mi boca hasta sus tetas deseando que se las comiera de nuevo mientras la follaba, y así lo hice, mi prioridad era culminar todos sus deseos. Le devoré las tetas con ansia, las lamí embadurnándolas con mi saliva, y succione los pezones como si fuera a sacarles la leche, noté que le gustaba como se lo hacía y eso me produjo más satisfacción.

- Diossss, cielo! Como me gusta lo que me haces! Me estás volviendo loca!

Dijo besándome la cabeza a la vez que imprimía más fuera a mi culo con sus manos para sentir más profundamente la penetración. Me atreví a morder con cierta fuerza sus pezones, estaba tan salido que deseaba hacerle de todo y no me contuve.

- Aghhh! Siiii! Siiii! Diossss! Que guarr…

Se contuvo y no terminó la frase, aunque era fácil de deducir. Noté que se estaba reprimiendo, el pudor y una educación religiosa llevaban años ahogándola, y no se atrevía a descorchar la botella y dejar salir toda esa espuma contenida. No quise forzarla y dejé que decidiera el momento.

Metí una mano bajo su delicioso culo agarrándolo con fuerza para que sintiera más las penetraciones. Giró levemente su cuerpo para dejar más espacio a mi mano y alcance el centro de su culo con uno de mis dedos. Su corrida había bajado hasta el y lo sentí mojado, eso facilitó que pudiera meterle la punta con suavidad.

- Ufff! Diosss! Que me haces! Me estás volviendo loca!! Ahhh!

Se volvió a correr mientras clavaba sus uñas en mis glúteos.

- Bésame! Bésame! Me gritó al ver que la miraba.

Ahora ya fue un beso lascivo, caliente y feroz, que nos envolvió en pura lujuria. Cuando despegamos los labios su mirada había cambiado, era la misma mirada felina que había visto en mis tías y mi hermana.

- Sigue! Sigue! No pares! Me dijo con la boca ligeramente torcida.

No sabía si se refería a mi polla o a mi dedo y decidí seguir adelante con los dos. Seguí bombeando con mi polla, aumentando ligeramente el ritmo a la vez que introducía más profundamente el dedo en su culo.

- Dios mío! Como me gusta! Sigue! Muévelo! Muévelo!!

Me gritó a la vez que movía su culo intentando seguir el ritmo de mi dedo.

- Ahhh! Siiii! Ahhh! Joder! Has hecho que me corra otra vez! Diosss! Nunca me había puesto tan guarra! Se atrevió a decir finalmente entre jadeos.

- Me encanta ponerte así de guarra!

Le contesté para hacerle saber que me había gustado esa palabra. Ahora sonrió de forma pícara y lasciva mientras sentía como seguía bombeando su coño.

- Quiero sentir tu leche dentro de mí! Dijo sin parar de moverse al ritmo de mis penetraciones.

- Vamos, suéltame un buen chorro como el que me soltaste ayer en la boca!

Recordé la escena cuando me lo dijo y me puse más salido de lo que ya estaba, y comencé a empujar con más fuerza. Los jugos de su coño ya lo empapaban todo y mi polla chapoteaba dentro de su vagina.

- Joder, no pares con el dedo! - Susurró al sentir que no lo movía – Diosss! Diosss, como me gusta eso! Vamos cielo! Dame bien fuerte!

Me estaba encantando que me pidiera lo que le gustaba y arremetí como un animal salvaje. Estaba a punto de correrme, bombeando con fuerza a la vez que miraba como sus ojos brillaban. Me agarró la cabeza y me beso mordiéndome los labios al sentir el primer chorretón de leche. Su cuerpo tembló intensamente a cada chorro que soltaba mi polla.

- Ahhh! Siii! Que gusta! Masss! Masss! Comenzó a gritar contra mis labios con la cara casi desencajada.

Cuando solté la última gota, me quedé jadeante, casi exhausto. Mi boca estaba a escasos centímetros de la suya y las bocanadas de aire chocaban entre sí. Parecía no querer soltar mi cabeza, mirándome a los ojos con un deseo casi incontrolado.

- Diosss, hijo, nunca había sentido tanto placer!

Me besó de nuevo con lujuria. Cuando despegó sus labios pude ver su cara de satisfacción, adornada con una sonrisa esplendorosa. Me desplace de su cuerpo para caer boca arriba sobre la toalla, ella se giró para ponerse de lado y acariciando mi mejilla me dijo.

- Como me ha gustado, cielo! Ha sido… fantástico! Dijo buscando una sola palabra para describirlo.

- Te ha gustado a ti? Me preguntó aparentando ingenuidad.

- No sabes bien como lo deseaba!

Le contesté cerrando los ojos a la vez que cogía aire. Ella tenía ganas de hablar y continuó.

- Hace tiempo que me he dado cuenta como me miras! Dijo dándome un beso tierno en la mejilla.

Abrí los ojos y la miré sorprendido.

- Ah, sí? Tan mal lo disimulo?

- Jajaja! Si cielo, tus ojos te delatan! Y tengo que confesarte una cosa!

- Cuál?

- Me da un poco de vergüenza, pero… tengo que decírtelo! Alguna vez me he masturbado pensando en que dormíamos juntos!

- Solo dormíamos?

- Jajaja! Que malo que eres! Ya sabes a lo que me refiero! Rió dándome un cachete en el muslo.

- Y por qué no me lo cuentas con detalle? Le pregunté para ver si era capaz de abrir más su mente. Quería oír el deseo a través de sus palabras. Estaba tan salido que pensaba volver a excitarme con solo escucharla.
 

heranlu

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- Voy a darme un baño, estoy empapada!

Dijo cortando la conversación. Se metió en el agua lentamente bajando por los escalones y dio unas brazadas. Yo la miraba con deseo, mi estado mental de salidismo perpetuo parecía impedirme mirar de otra manera. Me metí también al agua y jugueteamos un rato hasta acabar abrazados. Sentir su cuerpo pegado al mío era delicioso y, cómo no, mi polla volvió a erguirse. Nos besamos de nuevo, era algo que deseábamos los dos, y disfrutábamos saboreando nuestras bocas. Le agarraba el culo con mis manos y se lo apretaba con deseo en un suave baile bajo el agua.

- Si sigues así, me voy a excitar de nuevo! Rió abrazada a mí.

Tuvimos que interrumpir nuestros juegos al oír el motor del coche aparcando. Salimos del agua y nos sentamos alrededor de la mesa del jardín. Mi hermana estaba eufórica, se había comprado cuatro vestidos de marca y comenzó a mostrarlos con gran entusiasmo, parecía que había conseguido lo que se proponía.

Esa noche cenamos a la vez que hablábamos con gran animación, parecía que todos estábamos felices. Mi madre y yo nos echábamos miradas cómplices y a mis tías las veía más contentas de lo que esperaba después de la situación que mi hermana había creado, la verdad es que estaba algo desconcertado.

Después de recoger los cacharros mis tías sacaron una botella de whisky y vasos con hielo, me dio la sensación que estábamos celebrando algo. Al rato mi madre dijo que estaba cansada y que se iba a dormir. Al poco de marcharse, mi hermana y mis tías seguían hablando y riendo algo alocadas y pensé que podía ser el whisky. Las tres me miraron risueñas y pensé que me estaban vacilando.

- De qué va la fiesta? Hay algo que yo no sepa? Dije un poco mosqueado aunque sin perder la sonrisa.

- Te tenemos una sorpresa preparada! Contestó Candi.

- Ah, sí?

- Si, pero nos tienes que dar unos minutos!

Ya quedaban pocas cosas con las que me podían sorprender, pero acepté el reto.

- De acuerdo, aquí os espero!

- Mejor coge el whisky y esperamos en la bodega! Dijo Sole.

Parecía que el tema se ponía interesante, por lo menos mis bajadas a la bodega lo habían sido hasta ahora. Sin perder la sonrisa, cogí la bandeja con el whisky y los vasos y me levanté.

- Pues allí os espero!

Las tres se levantaron y entramos al salón. Ellas se subieron hacia las habitaciones y yo bajé a la bodega. Puse música, me llene el vaso de whisky y me espatarre en el sofá que había pegado a la pared. Mi mente calenturienta comenzó a trabajar, había pensado que en algún momento iba a estar con mis dos tías allí, pero ahora se había apuntado mi hermana. La curiosidad empezaba a correrme pensando que habían hablado durante las compras, pero estaba claro que mi hermana les había contado algo.

Al cabo de unos diez minutos las oí bajando las escaleras, giré la vista y vi a las tres subidas en unos altos tacones y ataviadas con sendas batas que llevaban abiertas y que dejaban ver la ropa interior que se habían puesto.

El corazón me dio un vuelco al verlas en bragas, sujetador y medias con ligueros. Estaban realmente despampanantes y dispararon mis hormonas como un cañón de confeti.

No sabría cómo describir sus sonrisas, pero me llegaron a dar algo de miedo. Se pasearon delante del sofá donde estaba sentado, a la vez que se deshacían de las batas. Mis ojos revoloteaban dentro de las cuencas recorriendo sus cuerpos semidesnudos. Mi mente perturbada había imaginado muchas cosas a lo largo de mi vida, pero nunca había llegado a esto. Esas medias sujetas con los ligueros y los diminutos tangas habían conseguido una erección instantánea de mi polla.

- Te gusta la imagen? Preguntó Candi mientras continuaban moviéndose sinuosamente.

Yo me había quedado con la boca abierta y la mandíbula caía de mi cara por pura gravedad. Asentí con la cabeza y pegue un buen trago al whisky.

- Pues sigue ahí sentado y no pierdas ojo, seguro que lo que viene te va a gustar más!

Mi hermana se acercó hasta Sole y comenzó a sobarle las tetas mientras Candi se fue hasta el baúl que había en el rincón. Mi hermana actuaba como si yo no estuviera, al momento ya le había quitado el sujetador a Sole y le chupaba los pezones como una perra salida.

Volvió Candi con varias cosas en sus manos, un par de fustas, un satisfyer, unas bolas chinas y un par de pollas de silicona, muy bien conseguidas por cierto, y de un tamaño nada despreciable. Los dejó sobre la mesa que había delante del sofá donde estaba yo sentado y me dijo.

- Ahora desnúdate que vas a disfrutar con la vista! Espero que te guste!

Tía Sole se sentó en un amplio sillón que había al otro lado de la mesa, frente a mi, y se despatarró de una forma grotesca dejando el culo casi fuera del asiento. Sus grandes tetas flotaban sobre su pecho con los pezones duros y amenazantes, y sus piernas abiertas dejaban ver parte del bello púbico que no podía tapar el pequeño tanga. Mi hermana se inclinó frente a ella mostrándome su hermoso culo, y sin demora comenzó a lamer alrededor del minúsculo triángulo de tela. Tía Candi cogió una de las fustas y se situó a un lado, y soltó un par de fustazos sobre el culo de mi hermana provocándole un leve gemido gutural.

Pude ver cómo la carne vibraba y su piel blanca y tersa enrojecía. Yo ya estaba desnudo, y mi polla surgía desde mi regazo como un mástil levemente torcido.

- Quieres probar? Me dijo mirándome con ojos chispeantes.

- No, no? Sigue tú! Le contesté a la vez que masajeaba mi polla.

Le volvió a dar varios fustazos hasta ponerle el culo bien colorado. Me dio hasta miedo, pero mi hermana no decía nada, tan solo la sentía rugir sin parar de chuparle el coño a tía Sole.

- Vamos Pedrito! Fóllatela un poco para que se le ponga el coño jugoso. Luego le meteremos algo más gordo que tú rabo!

Los fustazos y las duras palabras de tía Candi me habían descolocado un poco, estaba claro que en esa ocasión yo era un actor más dirigido por tía Candi.

Dudé unos instantes antes de levantarme, pero el culo de mi hermana era uno de los tesoros más preciados en mi mente. Su cuerpo estaba inclinado con el culo más alto que su cabeza, y sus piernas se abrían de una forma grotesca que alimentaba mis instintos más básicos enturbiando mi mente de salido hasta límites insospechados.

Me puse tras ella con la polla en la mano mirando sus gruesos labios genitales que se abrían bajo los muslos. Nada más posar mi capullo entre ellos, se abrieron como la puerta automática de un garaje. Con una suave presión, mi polla se introdujo hasta la mitad, y pude sentir la humedad que manaba de su coño. Tía Candi agarró mi culo y lo empujó con fuerza haciendo que mi polla penetrara profundamente.

- Vamos! Dale fuerte, que está zorrita lo está deseando! Me dijo sin soltarme el culo.

Tía Candi seguía mandando y yo, obediente, comencé a bombear mi polla en esa cueva húmeda y caliente mientras tía Candi se acoplaba detrás de mí. Noté como pegaba su coño a mi culo y se restregaban contra él.

Esto era demasiado hasta para un salido como yo. Agarré el culo de mi hermana y comencé a darle pollazos como si la vida me fuera en ello, la situación ya me desbordaba. Miré a tía Sole y noté en su cara que se estaba corriendo, tenía las manos sobre la cabeza de mi hermana y la apretaba contra su coño de una forma que pensé que la dejaría sin respiración.

- Mira la guarra de tu tía cómo disfruta!

Me susurró tía Candi pegada a mi culo. Al momento metió la mano bajo mis piernas y comenzó a masajearme los huevos. Mi mente pervertida bullía como el agua hirviendo de una cazuela cuando noté cómo a mi hermana empezaban a temblar les las piernas, y se corría empapando mi polla copiosamente. Había retirado la cabeza de entre los grandes muslos de tía Sole y jadeaba ansiosa cogiendo aire. Yo había dejado de embestir, también jadeante, cuando volví a oír a tía Candi tras de mí.

- Vamos Pedrito! Ahora fóllatela por el culo, que se que estás deseándolo!

No sé ya si leía mis pensamientos o era ella las que los dictaba, pero esto si que no lo dudé, era un sueño que recorría mi mente desde hace tiempo “ el culo de mi hermana! “ ufff! De inmediato dirigí mi capullo impregnado de sus fluidos al centro de su hermoso culo. Mientras lo hacía, mis tías se cambiaron de posición, tía Sole se puso tras de mí y comenzó a sobar sus tetas contra mi espalda, a la vez que notaba su coño empapado como si quisiera follarme el culo. Tía Candi había agarrado una de las pollas de silicona y comenzaba a introducirla en el coño empapado de mi hermana.

- Espera! Esta guarrilla necesita calentarse un poco!

Dijo mientras intentaba insertarle ese enorme miembro por el coño. “Mas!!” Pensé yo totalmente obsesionado con metérsela. No sé cómo lo hizo, pero al momento ya había metido media verga dentro del coño de mi hermana y la oía jadear con estupor. Mi cabeza era como una grillera, pero en vez de sonar “ gri – gri - gri” sonaba “métela – métela - métela”, y eso es lo que hice, apreté con suavidad, pero con diligencia, y mi capullo empapado se insertó en su maravilloso culo. La excitación saltaba por todos los poros de mi piel sintiendo como se abría, tan solo tuve que empujar un poco más y mi polla penetró por completo. Fue una sensación maravillosa ver a mi hermana con el culo en pompa y sentir mi polla dentro, creo que me llegó a temblar el cerebro dentro de su casco óseo. La saqué y la volví a introducir con lentitud, quería saborear ese momento. Mi tía Sole estaba desatada sobándose contra mi espalda y mi culo, notaba su aliento sobre mi cuello en forma de jadeos, y también sus lengüetazos desaforados.

- Vamos, dale fuerte, que es lo que le gusta! Nos ha pedido marcha, y le vamos a dar un tren entero!

Me susurró tía Sole tras de mi. Podía notar como bajaba sobándole con sus grandes tetas por toda la espalda hasta llegar al culo, y una vez en él, sentía como la aplastaba hasta sentir su gordo pezón sobre mi amarronado agujero. Mi excitación ya era una constante, sentía mi polla como el mármol de dura y mi capullo era como la cabeza de un dragón a punto de soltar fuego.

Ya había comenzado a embestir con más fuerza, apretando mi mandíbula como si eso fuera a dar más potencia a mis embestidas. Mi hermana ya no jadeaba, emitía multitud de sonidos guturales que expresaban su alto grado de excitación. No sé cuánto tiempo estuve follando su precioso culo, pero se corrió una vez más antes de que yo lo hiciera. Yo seguí embistiendo como si quisiera atravesarla hasta que mi polla estalló en su interior. La leche comenzó a manar mientras sujetaba sus temblorosas piernas y su culo se desbordó haciendo que el blanco líquido corriera por su exterior. Noté como se empapaban mis huevos, y la mano de Sole que los masajeaba sin parar.

Cuando solté el culo de mi hermana, se derrumbó cayendo de rodillas sobre el suelo, pude ver cómo parte de la gran verga de silicona se mantenía todavía dentro de su coño empapado. Me apoye sobre tía Sole buscando el sofá para no caerme. Mi cuerpo temblaba como un flan, y mi mente rebosaba de lujuria y satisfacción.

Os diría que después de otro vaso de whisky me follé a mis tías, pero realmente fueron ellas las que me follaron a mí. No sé cuántas veces me correría esa noche, pero cuando llegue a mi habitación, caí como un edificio cuando se derrumba, y creo que me dormí antes de que mi cuerpo rozará las sábanas.
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Noté un suave roce en la mejilla y abrí los ojos, era mi madre con su sonrisa esplendida.

-Hola hijo! Son casi las dos de la tarde, dormilón! Me dijo con su voz cálida

-Vaya! Pues si que he dormido! Anoche me pase con la bebida! Dije intentando justificarme.

-Venga, levánta y vístete, que nos vamos a comer al pueblo!

-Al pueblo? Joder, no me dijeron nada anoche!

-Lo han preparado tus tías está mañana. Nos han reservado una mesa para los dos!

-Para los dos? Y ellas, donde están?

-Se han ido a la ciudad con tu hermana. Piensan pasar allí todo el día!

“ Que estaba pasando? “ Me pregunté todavía con la mente confusa pensando en lo que había ocurrido la noche anterior. Decidí levantarme y tomar un café con un calmante, uno pararía el leve dolor de cabeza, seguramente por el exceso de whisky , y el otro me despejaría. Necesitaba aclarar mi mente y pensar, no sabía que estarían tramando las brujas de mis tías y mi hermana, pero seguro que algo se traían entre manos.

Me puse unos pantalones cortos y una camiseta y bajé a la cocina, donde ya estaba mi madre poniéndome el café.

-Y como es que las tías nos han reservado una mesa?

-Pues no sé, solo me han dicho que se iban a pasar el día en la ciudad y que lo pasáramos bien, que era un restaurante único!

-Voy a ponerme un vestido y nos vamos a comer! Añadió finalmente viendo que yo no decía nada.

Cuando bajó de nuevo a la cocina, abrí los ojos con excitación.

-Vaya! Estás guapísima, mamá! Expresé sin contemplaciones, haciendo un rápido examen de su bonito cuerpo.

Se había puesto un vestido corto de licra, con unos tirantes que dejaban un generoso escote. El color beige la sentaba muy bien, marcando sus bonitas tetas de una forma sediciosa. Si siempre me había parecido que mi madre estaba buenísima, en este momento me deslumbraba.

-Gracias hijo! De verdad que te gusta? No se, lo veo algo corto, pero tus tías se empeñaron en que me lo llevará y no pude decir que no!

-Pues le daré las gracias a las tías! Creo que seré la envidia del restaurante!

-Calla, calla! Vas a hacer que me ponga colorada! Venga, vámonos que se hace tarde!

Montamos en el coche y durante los cuatro kilómetros de camino para subir a lo más alto de la colina, mi vista parecía tener vida propia mirando los deliciosos muslos que mostraba sentada en el asiento de mi lado. El restaurante estaba en un acantilado con unas vistas preciosas y aparqué el coche entre unos árboles que llenaban de sombra la zona del parking. Atravesamos el umbral de una doble puerta y el metre nos condujo a una mesa de la terraza, y vi como miraba a mi madre, creo que puedo reconocer el deseo cuando es tan flagrante, sus ojos la habían desnudado de un solo vistazo.

Ya sentados alrededor de la mesa redonda, con un mantel blanco que nos cubría parte de las piernas, oí como se escuchaba el suave rumor de las olas cuando rompían contra las rocas, a unos cincuenta metros bajo nosotros. Había poca gente al ser un día de diario y el camarero nos atendió con prontitud. Cuando se fue, mi madre movió su silla para ponerse junto a mí, y mi estado de salido habitual volvió a regurgitar en mi mente, creo que, como había hecho el metre unos minutos antes, yo también la desnude varias veces con la vista mientras esperábamos las viandas.

-Anoche no podía dormir y me bajé al jardín! Me dijo a mitad de la comida con una sonrisa que no supe descifrar.

-Ah, sí?

-Sí, y oí algo de ruido en la bodega!

Cero que todo el bello de mi cuerpo se erizó como las púas de un puercoespín al oír esa frase. Las neuronas de mi cerebro comenzaron a galopar como caballos desbocados pensando en lo que podría decirme a continuación. La miré a sus preciosos ojos, intentando escudriñar en sus pensamientos, pero no pude ver nada. Mi mente promiscua fue más rápida, y acabé mirando a su generoso escote que dejaba ver gran parte de sus bonitas tetas.

-No puede evitar la tentación de asomarme. – continuó hablando mientras seguía comiendo – y vi a tu hermana inclinada, y tú detrás de ella.

Se me hizo un nudo en la garganta. Solté los cubiertos y agarré la copa de vino y lo derramé por completo en mi garganta. Cuando la miré, ella me miraba con una sonrisa enigmática que seguía sin poder descifrar. Había colocado mis manos sobre la mesa, con los puños cerrados, mientras todo mi cuerpo se encrespaba. Ella puso su mano sobre una de las mías con ternura, notando mi grado de tensión.

-Tranquilo hijo! Tengo que decirte que en ese momento me llevé una gran sorpresa, pero al cabo de un rato sentí cierta excitación al veros así!

-Seguro que quieres hablar de ello? Le dije mientras me sentía haciendo equilibrios en el filo de una navaja.

-Sí, no es que quiera, es que necesito hablar de ello. En primer lugar tengo que decirte que tu padre no se ha quedado a trabajar, lo que ha hecho es irse con otra.

-Vaya, no es una sorpresa, pero tampoco me esperaba que fuera de esa forma! Le dije haciéndola comprender que yo ya lo veía venir.

-Deja que siga! El haber estado contigo es algo que necesitaba, tanto el cariño que me has dado como el sexo ha sido delicioso y ha subido mucho mi autoestima!

Sentía que mi madre se estaba abriendo a mí como si yo fuera su confesor, y era algo que me agradaba, pero a la vez me sentía ciertamente incómodo, pero ella continuó hablando como si fuera una conversación normal.

-Lo de las tías, era algo que sospechaba desde el primer día, cuando te perdiste con tía Sole por el jardín, pero lo de tu hermana me pilló más por sorpresa.

-Bueno mamá, creo que debo contarte algo. Sonia también ha roto con su novio y hemos hablado sobre el tema.

-Pero si no os reprocho nada!

-Ya lo sé, pero deja que te lo cuente!

-Vale, vale!

-Pues después de hablar largo y tendido con ella, me hizo entender que tenía problemas con las relaciones sexuales con sus novios. Parece que le gusta el sexo… con ciertos matices.

-Bueno, yo vi que se lo pasaba muy bien!

-Así es, las tías la entendieron de maravilla y le proporcionaron lo que deseaba.

-De eso quería hablarte yo, de mis deseos!

La sangre de mi cuerpo comenzó a correr a gran velocidad, mi madre estaba dispuesta a abrirse por completo en sus deseos lujuriosos y lascivos. Mi mente promiscua, de salido incorregible, no lo podía creer. Me pareció que su cara resplandecía, aún más, bajo el sol de medio día y no pude evitar mirarle sus hermosas tetas pensando en lanzarme sobre ellas como un depredador.

-Se que eres muy cariñoso y tierno conmigo, y te lo agradezco, pero en el fondo quiero sentir lo que sentía ayer tu hermana y tus tías! En estos días he sentido que me había perdido muchas sensaciones en mis años de casada. Creo que hay muchas cosas que me gustaría experimentar, entre ellas el morbo!

Me dijo finalmente con una sonrisa deliciosamente pícara. Noté como ponía su mano sobre mi pierna bajo el mantel.

-Estas cosas, es decir, los toqueteos en sitios públicos, he notado que me ponen muy caliente con tan solo pensarlo!

-Pero mamá! Le dije sorprendido.

-Ni mamá, ni leches! Necesito saber lo que se siente! No creas que soy tan diferente a tus tías o tu hermana!

Intenté calmarme dando un rápido repaso a toda la situación que nos había llevado a este momento. Era mi madre, y la quería con locura, pero también entendía su razonamiento, para ella debía haber sido difícil la convivencia con mi padre, y ahora se veía libre para experimentar los deseos que guardaba celosamente en el fondo de su mente. Me relajé y con la sonrisa de picaruelo que sabía poner le pregunté.

-Te entiendo mamá! Y que sugieres?

-Pues no sé… soy nueva en esto. Esperaba que tú me propusieras algo!

-Joder, es que me ha pillado de sopetón!

-Anda, que seguro que se te ocurre algo! Dijo con la misma sonrisa sobándome la polla por encima del pantalón.

-Creo que si sigues tocándome, no voy a poder pensar, me la estás poniendo como un tempano!

-Pues tócame tú, creo que ya estoy mojada! Me dijo con cara de niña traviesa.

La miré a sus ojos chispeantes llenos de vida, quizás una vida que nunca había tenido antes, y después miré a nuestro alrededor. Tan solo quedaba una mesa ocupada, algo alejada de la nuestra, en la que había una pareja de jóvenes hablando muy ensimismados.

Realmente las neuronas de mi cerebro que portaban los mensajes de lasciva y lujuria estaban ganando por goleada a las que portaban datos de hijo cariñoso y atento. Metí la mano bajo el mantel y busqué sus muslos que se abrieron nada más sentir el roce de mis dedos. El calor que desprendía el interior de esa deliciosa carne era arrollador, y percibí como mi polla comenzaba presionar bajo el pantalón con más fuerza. Las yemas de mis dedos avanzaron con lentitud entre la tersa piel, degustando cada centímetro que tocaban hasta que sentí una leve humedad que cubría parte de las pequeñas bragas.

-Ya estás algo mojada?

-Joder, te lo acabo de decir! Es que esto me pone muy nerviosa, pero me excita mucho! Sigue, sigue!

Me instó a la vez que se removía sobre la silla. Presione con los dedos sobre la suave tela de las bragas y después la retiré hacia un lado para sentir sus gruesos labios genitales. Con delicada lentitud, introduje la primera falange del dedo y su cuerpo dio un leve estertor.

-Dios mío! Como me estoy poniendo! No sabía que estoy podía excitar tanto!

Susurró sin dejar de mirar al camarero.

-Crees que sabe lo que estamos haciendo?

Me preguntó con cierta ingenuidad. Yo sonreí encantado por la situación.

-Vernos no nos ve, pero seguro que se lo imagina! Le dije para aumentar su excitación.

-Ay, calla! No me digas eso que me voy a poner más nerviosa.

-Solo nerviosa?

-Calla y sigue!

Contestó abriendo más sus piernas para dejar más espacio a mi mano.

Metí el dedo profundamente y sentí como le temblaban las piernas. Estaba viviendo un momento de nerviosismo y a la vez de excitación que nunca había vivido antes. No tardó en mojarme el dedo copiosamente.

-Diosss! Creo que me he corrido del nerviosismo que tengo!

-Del nerviosismo?

-Bueno, la verdad es que estoy como una estufa! Pensar que el camarero se esté imaginando que me estás metiendo los dedos me ha puesto muy… guarra! Jajaja! Rió nerviosa después de haber soltado lo de “ guarra”

-Quieres que pare?

-No, no! Sigue, sigue, que me está encantando! Ufff, creo que voy a dejar un charco en la silla!

Me dijo sin ningún pudor. Yo la miraba y veía sus labios temblorosos llenos de excitación y sentí unas ganas tremendas de follármela. En ese momento me acordé de mi hermana, e imaginé a mi madre inclinada y yo dándole pollazos hasta reventarla. Mis neuronas de promiscuo y salido eran más poderosas que las que manejaban los datos de hijo cariñoso y complaciente. Ya no veía a mi madre, tan solo a una mujer hermosa, caliente y con un deseo desbordado.

Penetré con dos dedos profundamente y todo su cuerpo se cimbreo como una anguila. Su vagina volvió a emanar otra bocanada de fluido caliente a la vez que su boca se abría para emitir un largo y apagado gemido de placer.

-Ufff! El camarero no deja de mirarnos! Dios mío! Que morbo me está dando esto! No sabía que me podía gustar tanto que me mirarán!

Susurró llevándose la mano a la boca.

Su tremenda excitación estaba provocando la mía y mis pensamientos fluían a gran velocidad, como las aguas de un río embravecido. Mi mente salida y lujuriosa, ya solo pensaba en follarme a esa preciosa y delicada mujer. Realmente deseaba que se acabará la comida para volver a casa y follármela como un toro salvaje cuando volví a oír su voz con los labios pegados a mi oreja.

-Ufff! Cariño, me he vuelto a mojar!

-A mí me lo vas a decir, que tengo los dedos empapados!

Podía sentir como sus labios rozaban mi oreja susurrando esas palabras y pensé en algo para aumentar más su excitación morbosa. Busqué el clítoris y lo tintinee con los dedos, al momento todo su cuerpo se removió tembloroso.

-Que me estás haciendo hijo! Creo que no paro de correrme!

-Te gustaría que el camarero nos mirara mientras follamos?

Le dije de improviso. Despegó sus labios de mi oreja para mirarme con los ojos como platos.

-No sé! La verdad es que pensarlo me pone muy cachonda! Pero… como lo haríamos?

Me preguntó con ojos chispeantes y sonrisa nerviosa.

-Podemos ir al parking a follar mientras el camarero nos mira!

Le dije sin preámbulos. Ella me seguía mirando nerviosa.

-Ay, no sé si me atreveré!

Me contestó con morbosa ingenuidad.

-Querías probar cosas nuevas, y creo que es una buena oportunidad. El camarero no nos conoce, y posiblemente no volvamos a verle.

-La verdad es que la sola idea me excita muchísimo, pero me da algo de vergüenza!

-Pues a mí lo que se me está poniendo es la polla más dura!

-Ummm! Me dan ganas de ordeñártela aquí mismo! Jajaja!

Volvió a reír por sus propias palabras.

-Pues deja de sobármela que no me voy a poder levantar. Tengo el pantalón que me estalla.

Le dije retirándole la mano.

-Bueno, cuando pague la cuenta hablo con él a ver si está por la labor. Le diré que esté algo alejado para que no te sientas mal. Estoy seguro que estará encantado!

-Ufff, no sé si me atreveré!

-Pero si estás más salida que yo!

-Que bruto eres!

-Bueno, voy a hablar con él!

Le dije sin darle más opciones. Me levanté y me fui a hablar con él con la escusa de pedirle la cuenta. Ya no quedaba nadie comiendo y suponía que nadie aparecería a esas horas por el parking. Le hice la proposición después de dar algunos rodeos con las palabras hasta que vi la sonrisa que ponía asintiendo a la proposición.

-Vámonos! Todo arreglado! Me ha asegurado que no habrá nadie a estas horas y que estará encantado de mirar! Se quedará lejos para que no te sientas intimidada!

-Ufff, vaya situación! Estoy temblando!

Me contestó mi madre levantándose a la vez que se bajaba levemente el vestido de licra de una forma púdica.

Nada más atravesar la puerta de salida mi madre me agarró fuertemente del brazo subida en sus altos tacones.

-Y dónde vamos?

-Al coche! Nos pondremos en la parte de atrás por si sale alguien, en esa zona nadie nos verá!

-Pero entonces… donde va a estar?

-Estará cerca, mirando desde los otros coches que hay aparcados, pero no dirá ni hará nada!

-Joder, me estoy poniendo caliente solo con pensarlo! Dijo apretándome el brazo.

-Pues a mí, está a punto de reventarme la cremallera del pantalón!

Anduvimos entre los pocos coches que había hasta llegar al nuestro. Varios árboles lo flanqueaban y las hojas casi tocaban el techo. Ya no podía más y me desabroché el pantalón. Mi polla saltó como un resorte con una dureza que hasta a mí me impresionó.

-Dios mío, hijo, como la tienes!

-Anda, ven aquí y pon las manos sobre el coche!

Le dije totalmente ofuscado. Mis neuronas ya no se conectaban, más bien saltaban como muelles chocando unas contra otras sumiéndome en un mar de lujuria. El deseo de follarme a mi madre en ese momento ya era un imperativo en mi mente. Mi madre puso las manos sobre la parte trasera del coche y preguntó nerviosa.

-Dónde está? Dónde está?

-Olvídate de él! Le dije agarrándola por la cintura para colocarla en la posición adecuada.

Bajé las manos y tire de su vestido hacia arriba hasta dejarle el culo al aire. Lo sobe mientras lo miraba con deseo, un deseo que no dejaba de arder en mi cuerpo. Era la segunda vez que me iba a follar a mi adorable madre, y ese deseo era mayor que la primera vez. Me estaba empezando a parecer como la adicción que crea una droga.

-Me va a ver el culo! Dijo de repente.

-Y que quieres, que te folle con el vestido bajado? Le contesté cínicamente.

Me acerqué a su cuello y lo lamí como un perro sediento de sexo. Noté mi endurecida polla pegada a su culo, ese culo que siempre había deseado y que no paraba de llenar mi mente depravada. Le puse la mano sobre el cuello para hacer que se inclinara, abrió las piernas, y sus abultados y mojados labios genitales aparecieron majestuosos bajo sus muslos. La depravación y la lujuria me inundaron mirando esa deliciosa imagen.

-Mira! Mira! Está ahí, mirando!

Volví la cabeza hacia donde me señalaba, y ahí estaba el camarero, dos coches más allá, con una sonrisa lasciva y penetrante. En ese momento solo le veíamos la cabeza por encima de los coches, pero se movía sigilosamente.

Presioné con mi polla, ya orientada, y sentí como atravesaba los jugosos labios de mi madre. Ella dio un leve gemido al sentir la penetración sin dejar de mirar al camarero. El estar en plena calle, con el culo de mi madre en pompa, había desatado mis instintos más básicos. La agarré con fuerza de las caderas y comencé a embestir como si estuviera poseído. Mi polla atravesaba los gruesos y jugosos labios como si la hubieran engrasado con el mejor aceite del mercado.

-Se ha sacado la polla!!

Casi gritó mi madre con una mezcla de nerviosismo y excitación. Miré, y así era, estaba a unos cinco o seis metros de nosotros. Se había dejado ver de cuerpo entero y mantenía el miembro agarrado con una mano.

-Ahhh! Joder! Ahhh! Que grande la tiene!

Exclamó de nuevo mi madre jadeante y con una excitación que hacía temblar todo su cuerpo.

-Diosss! Ahhh! Que caliente…ahhh… me está poniendo esto!

Volví la vista al culo de mi madre y seguí embistiendo, pero ella parecía no tener bastante.

-Masss! Más deprisa! Gritó de nuevo.

-Eso! Dale más fuerte! Gritó el camarero masturbándose a escasos metros de nosotros.

-Diosss! Me dan ganas de chupársela!

-Pero qué dices, mamá!!

Noté como el volcán de su coño volvía a lanzar una masa de fluido caliente. Yo ya no la embestía, prácticamente la empotrara contra el coche de una manera salvaje. Mi polla penetraba profundamente y mis huevos se aplastaba contra su culo como bolas de cañón lanzadas para romper una muralla. Mi polla estalló repleta de semen soltando varios chorros en segundos. El ardiente coño de mi madre se desbordó mientras mi polla implacable chapoteaban dentro. El denso líquido salió de la cavidad para chorrear entre sus muslos llegando a caer al suelo.

El camarero también se corrió en ese momento soltando dardos de leche al aire a tan solo tres metros de nosotros. Cuando saque la polla empapada y le miré, su sonrisa de cierta satisfacción maléfica.

-Ha sido la ostia! Cuando queráis estáis invitados a unas copas!

Nos dijo antes de marcharse por donde había venido.

Mi madre jadeaba todavía inclinada mirándole con una sonrisa perversa. Sus piernas temblaban con fuertes espasmos, y parecía que no se podía incorporar inhalando aire con la boca totalmente abierta. Cuando se recuperó, se giró para abrazarme, todavía con las bragas bajadas, y me besó con una enorme pasión.

-Joder hijo, ha sido genial! Nunca pensé que me lo podría pasar tan bien follando!

Se fue hasta la puerta del coche, la abrió y sacó unos clínex del bolso para limpiar los chorretones de sus piernas. La escena me pareció tremendamente excitante mientras me subía los pantalones.

-Vamos hijo! Estoy más caliente que en mi vida y quiero probar más cosas!
 

heranlu

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Conduje de vuelta a casa con entusiasmo, la comida había salido mejor de lo que esperaba, de hecho mi madre me había hecho perder el poco control que tenía sobre mi estado de salidismo. La verdad es que estaba feliz de ver a mi madre tan resplandeciente y llena de vida, y con ganas de probarlo todo, como ella misma había dicho.

Al llegar a la casa ya habían vuelto mis tías y mi hermana.

- Que tal lo habéis pasado? Pregunté.

- Genial! Hemos visto un montón de tiendas y hemos comprado cantidad de cosas! Contestó mi hermana muy ilusionada.

- Que le pasa a tu madre? Preguntó Candi al ver que solo había saludado con la mano con una sonrisa difícil de definir.

- Nada! Contesté con rapidez algo nervioso.

Realmente estaba como ida, con una sonrisa de niña feliz que no entendían ninguna de las tres.

Lo que quedaba de tarde fue tranquila, cada uno nos dedicamos a nuestras cosas y poco más. Yo procuré despistarme para evitar las preguntas de mis tías que seguían mosqueadas. Ya se estaba el sol poniendo cuando me metí a la piscina. Mis tías se habían ido a preparar la cena y mi madre y mi hermana permanecían tumbadas sobre el césped. Mi hermana, al cabo de un par de minutos, también se metió en la piscina acercándose hasta donde yo estaba.

- Que tal la comida? Me pregunto al llegar a mi lado.

- Pues bien! El sitio era muy bonito y hemos disfrutado de las vistas! Contesté con poca elocuencia.

- No sé, noto a mamá cómo si se hubiera fumado algo! La miró y parece que está en una nube!

- Ya sabes que no fuma, ni yo tampoco!

- No seas gilipollas! Sabes que la insinuación no es literal!

Mi hermana se acercó más pasando los brazos por mi cuello a la vez que pegaba su pelvis contra la parte baja de mi abdomen. Su cara estaba a escasos centímetros de la mía y pude ver cómo se dibujaba una sonrisa maléfica en sus labios.

- Anda, hermanito, no me vas a contar lo que ha pasado? Me dijo casi vomitando las palabras sobre mi boca.

Había notado lo que me gustaban sus besos, y se aprovechó de ello besándome como solo ella lo sabe hacer. Su lengua recorrió mi boca convirtiendo toda la humedad en lujuria, y pude sentir su coño restregándose contra mi polla que no tardó en crecer bajo el agua tibia.

- Para, que nos va a ver mamá! Le dije intentando despegarme de ella, pero se había enrollado como una serpiente a mi cuerpo y fue inútil el intento.

- Lleva toda la tarde en un mundo paralelo y no se entera de lo que pasa alrededor de su propia realidad! Contestó ella.

Yo me sentía atrapado, no solo de cuerpo, también de mente. Dudaba si contarle algo o simplemente no decirle absolutamente nada. Ya sabía lo cabrona que podía ser mi hermana, lo había visto cuando me pilló con mi tía Sole y como la había puteado.

- A lo mejor no está interesada en lo que ocurre a su alrededor!

- Anda hermanito, no me engañes. Se que ha pasado algo en la comida. Hacía tiempo que no la veía tan feliz!

Me dijo rebozando sus pequeñas tetas por mi pecho.

- Te prometo una buena mamada! Me dijo sin darme opción a contestar, y volvió a besarme con esa lascivia que desprendía su boca.

- Creo que en eso te supera tía Sole! Le contesté con sonrisa cínica.

- Bueno, no voy a negarlo, vi con el ansia que te la chupaba anoche, y eso es difícil de superar, jajaja! Pero y mi culo? No te gustaría rompértelo cómo hiciste anoche? Sentí cómo te empleaste a fondo con él! Me contestó rebozándose contra mi polla que ya se había estirado como la vara de un fresno.

Intenté alargar su juego para evitar que me siguiera preguntando.

- Tampoco puedo negar yo eso. Tienes un culo estupendo! Vamos, que me encantó reventártelo!

- Pues venga, cuéntame qué ha pasado en la comida y te lo dejo esta noche!

Su insistencia, llegando al acoso, era difícil de esquivar. Ya me había puesto la polla como una piedra restregando su coño contra ella y mi mente comenzaba a nublarse pensando en volverla a romper el culo. Ella seguía restregando sus tetas por mi pecho y no paraba de besarme la cara y el cuello. La verdad es que con lo salido que estaba eso era difícil de soportar sin hacer nada. Antes de que pudiera contestar, ella volvió a la carga.

- Vamos hermanito, sé que te la has follado, pero quiero saber cómo!

Su afirmación me dejó atónito, en esta familia todo el mundo parecía leer mis pensamientos.

- Vale, vale! Para ya, que me has puesto la polla como el martillo de un herrero, y no voy a poder salir de la piscina!

- Pues cuéntamelo, joder! Me increpó con cara de depredadora.

- De acuerdo! Pero aquí no! Esta noche te lo cuento tomando una copa en la terraza, y espero que no seas tan cabrona como lo fuiste con tía Sole!

- Ummm, creo que me estoy poniendo más cachonda con solo pensarlo. Y tranquilo, a mamá nunca la putearía!

Finalmente logré que se despegara. Su cara de vicio, lascivo y perverso, casi me asustaba. La inflamación bajó algo, pero no del todo. Salí y me senté con rapidez en la mesa para que no se notara, pero aquello era imposible. Mis tías se habían sentado enfrente, con sus vestidos veraniegos tremendamente escotados, y con sus grandes pezones apuntándome bajo la tela; así era imposible que mi miembro se relajara. Mi hermana se había sentado a mi lado y mi madre presidía la mesa todavía con sonrisa de fumada. Apenas habían pasado unos minutos cuando tía Candi volvió a provocarme un sobresalto.

- Habéis comido bien? Seguro que Estaban, el camarero, os ha atendido fenomenal!

Yo no paraba de alucinar, “ también sospecha algo tía Candi? “. Por un momento pensé que el que no se enteraba de nada era yo.

- El alto y moreno que está de muy buen ver? De repente preguntó mi madre.

- Ese!

- Pues sí, ha sido muy majo!

Contestó de nuevo mi madre casi relamiéndose los labios.

Casi me atraganto con la comida que tenía en la boca al oírla y ver cómo su cara adquiría signos de lascivia. Me vino a la cabeza esa frase que dijo. “ Diosss! Me dan ganas de chupársela! “. No sabía qué hacer o decir, la conversación se podía complicar y no sabía que podría soltar mi madre por su boca.

- Es muy majo! – constató tía Candi – Le dije que erais mi hermana y mi sobrino cuando reservé la mesa, y que os tratará bien!

Estaba dando un trago de cerveza cuando oí a tía Candi, y sentí como la epiglotis se cerraba y solté la cerveza por la nariz como si fuera un aspersor, rociando parte de las tetas de mis dos tías. Todos me miraron y tan solo pude decir.

- Lo siento, se me ha ido la cerveza por el otro lado!

El mamón del camarero sabía quienes éramos y no dijo nada, y encima le proporcionamos una imagen porno follando madre e hijo en el parking. “ Que pensaría el muy cabron? “ Es la frase que se me pasó por la cabeza mientras intentaba limpiarme la nariz. Mi hermana se había percatado de la situación y no dudó en ponerme más nervioso.

- Tranquilo hermanito, no te vayas a atragantar! Dijo metiendo la mano bajo la mesa y dando un apretón a mi polla.

Parece que la conversación se relajó yéndose por derroteros más banales. Recogimos los platos y mi hermana no quiso perder el tiempo.

- Preparas unas copas y nos las tomamos en la terraza? Preguntó conociendo mi respuesta por anticipado.

Temía dejar a mi madre sola con mis tías por si acababa soltando algo, pero no tenía opciones. Prepare dos copas y nos subimos en bañador a la terraza.

La noche era algo calurosa y la luna iluminaba con potencia. No encendimos ni la luz y nos sentamos en el cómodo sofá donde habíamos tenido los primeros toqueteos. Yo me espatarre dando un largo soplido para relajarme, había estado demasiado tensó durante la cena.

- Vamos, quiero conocer todos los detalles! Y no te olvides del camarero!

Dijo mi hermana poniéndose de lado junto a mí.

- Que dices del camarero? Le pregunté haciéndome el loco.

- A mí no me engañas! Casi se te sale la cerveza por los ojos cuando lo ha nombrado tía Candi!

Volví a resoplar sintiéndome totalmente pillado. No sabía ni por dónde empezar y lo único que se me ocurrió fue una tontería.

- Pues cuando nos sentamos vimos que las vistas eran muy bonitas!

Mi hermana ya me había sacado la polla del bañador y la masajeaba con suavidad. Al oír mi primera frase, le dio un apretón.

- Venga capullo, que no hemos venido a que me cuentes cómo era el restaurante!

- Lo decía porque desde aquí no hay vistas, quizás las hecho de menos!

Ella sonrió y al momento se quitó el sujetador del bikini. Sus pequeñas tetas saltaron como muelles en la penumbra y sus poderosos pezones me apuntaron amenazantes.

- Te parece bien esta vista nocturna?

Me dijo con una mueca de lujuria.

- Chúpame los pezones, hermanito! Seguro que te ayudará a comenzar!

Me lancé sobre ellos como un cazador furtivo en la noche, y se los devoré sin piedad. A los pocos segundos ya gemía, pero me retiró la cabeza.

- Vamos! No me hagas esperar más!

Y comencé a contarle.

- Al poco de sentarnos me dijo que se le habían humedecido las bragas!

- Tan rápido?

- Calla, déjame que siga! Hizo que metiera mi mano bajo la mesa y que se las tocara. Realmente ya las tenía húmedas, y comencé a pasar mis dedos sobre ellas. No sé por qué, pero parecía que ya iba caliente desde casa. A los pocos segundos inserte los dedos entre la tela y penetre en su vagina con uno de ellos. Ahora ya no era humedad, me lo empapó de inmediato.

- Joder, no me esperaba que mamá fuera así!

- Pues espera que esto no es nada! Me dijo que le estaba poniendo cachonda que la estuviera tocando en un sitio publico!

- A mi sí que me estás poniendo cachonda! Vamos, sigue!

Los acontecimientos en el restaurante habían ido tan deprisa que no los recordaba bien, pero ver así de cachonda a mi hermana era la ostia y decidí improvisar.

- Me dijo que la metiera dos dedos, parece que uno le sabía a poco!

- Joder, que guarra! Métemelos a mí!

- Vaya, la llamada guarra, y me pides lo mismo!

- Lo de guarra era un cumplido, podría haber dicho perra salida, que es como yo estoy ahora! Venga, méteme los dedos bien dentro y pajéame como un cabron!

Mi hermana se había bajado las bragas y me mostraba sus poderosos muslos abiertos.

- No prefieres que te folle?

- Cuando acabes de contarme todo! Vamos, mastúrbame como se lo hacías a ella!

- Pues le metí dos dedos así – susurré a la vez que mordisqueaba uno de sus grandes pezones – hasta el fondo, y comencé a moverlos dentro! Le dije haciéndola a ella lo mismo.

Mi hermana me agarró la mano y la apretó con fuerza contra su coño.

- Sigue cabron! Quiero saber cómo te la follaste!

- Me dijo que la excitaba mucho que nos miraran, y le sugerí Que podíamos invitar al camarero!

- No me jodas! Y lo hiciste?

- Claro que lo hice!

- Menudo cabron estás hecho!

- Solo hice lo que ella quería!

- Y dónde lo hicisteis?

- En el parking?

- Como?

- Nos fuimos detrás del coche y se apoyó en la parte trasera. Se inclinó, le subí el vestido y le baje las bragas. Sabes que mamá tiene una vista espectacular por detrás! Su culo es redondo y precioso, y los labios de su coño carnosos y abundantes!

- Calla y sigue, joder!

- Me saqué la polla y se la metí hasta el fondo, y nada más comenzar a embestir vimos al camarero a pocos metros con la polla fuera pajeándose!

- Y no se cortó mamá?

- Que va! Se puso más cachonda y me llegó a decir que hasta le apetecía chupársela!

- La madre que la parió! Casi gritó mi hermana moviéndome la mano contra su coño.

A los pocos segundos me agarró de la mano y me llevó hasta la barandilla de la terraza, se aferró a la barra inclinándose y me jadeó.

- Fóllame como te la follástes a ella!

Tenía la polla más dura que el yunque de un herrero, y no me anduve con remilgos. Me quité el bañador por completo mirando el bonito y gran culo de mi hermana, me agarré a él con las dos manos, y como si fuera un ariete, lo empujé con mi polla contra los abundantes labios de su coño como si fuera a derribar la puerta de un castillo. Lo tenía empapado y entró profundamente provocando que su espalda se arqueara.

La saqué y volvía embestir con fuerza, mi propia oratoria, me había puesto más salido que el mango de una sartén. Embestí una y otra vez viendo como su culo se expandía a cada choque. Me sentía como un animal, como si quisiera partirla por la mitaya base de pollazos.

- Así te la follabas, cabron! Gritó entre jadeos incontrolados.

- Sí! – grité yo – y el camarero se pajeába como un punto salido a un par de metros! Añadí para aumentar su morbo.

- Diosss! Eres un punto cerdo! Ahhh! Gritó corriéndose como una fuente.

Recordé que me había prometido su culo y sacando la polla empapada de su coño, le volví a gritar.

- Lo prometido es deuda! Y apreté mi capullo empapado contra su culo semi abierto provocando que gritara de nuevo.

- Cabroooon!

Mi polla lo atravesó ingresando en lo más profundo de sus anchas nalgas, y comenta embestir de nuevo. Su culo es hermoso, y aún más cuando me lo follo, y eso provocó que me corriera soltando abundante leche en su interior.

Cuando la saqué, chorreaba mi polla y sus piernas, no sé si se había llegado a mear levemente, pues había un charco en el suelo. Todavía entre jadeos, se dio la vuelta con las bragas bajadas y con ojos llameantes me susurró.

- Tengo una idea!

Me quedé algo confuso, todavía no llegaba suficiente sangre a mi cerebro.

- Que idea?

- Haremos que venga el camarero a casa!
 
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