Cuando puede más la Calentura 01

heranlu

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Vayamos por partes. Como he dicho me llamo Ana, mi edad ya la sabéis, se puede decir que soy alta para la edad que tengo, sobre 1,72, tengo el pelo claro, casi rubio, hago footing con frecuencia y me gusta ir a nadar, por lo que se puede decir que mi figura no desmerece a mi edad, creo que para nada. Vivimos en una pequeña ciudad, capital de provincia cercana a Madrid. Mi marido es comercial del sector sanitario, lo que le hace pasar largos periodos de tiempo fuera de casa, ya que su trabajo se desarrolla principalmente en la capital del estado. Hay semanas que duerme fuera dos, tres o hasta cuatro noches, según como esté el curro. Pues bien en la ciudad en la que vivimos lo hacemos en una urbanización de adosados, que entre otras zonas comunes tiene cancha de pádel y piscina, que se agradece mucho cuando llega el verano. En casa ahora somos tres, ya que si bien tengo dos hijos, una chica, la mayor, de 24 años, se casó y ahora vive en Madrid y un chico, el peque de la familia, de 20 años.

Como dije al principio todo tiene su desarrollo en el verano pasado, a punto de cumplirse un año de esto. Con las vacaciones del colegio y de la Facultad de mi hijo, solo mi marido no disfrutaba de ellas al menos hasta agosto, y con reservas, por eso de la crisis que todavía nos lleva de cabeza, pero claro, mi hijo, buen estudiante, diría que brillante y yo misma, desde finales de junio estábamos libres. Nos pasábamos el tiempo jugando al pádel, generalmente con una pareja de vecinos, que además son muy buenos amigos y dándonos un chapuzón de vez en cuando en la piscina. Mi hijo se llama Luís, como su abuelo paterno, que murió un día después de que él naciera. Es más alto que yo, 1,84, y sin que suene a amor de madre, la verdad es que me quedó muy bien. He de reconocer que pasaba mucho más tiempo con mi hijo que con mi marido y quiero aclarar que soy y siempre lo he sido una mujer fogosa, que le gusta el sexo y disfrutar de él. Mi marido es o más bien era como yo, pero con el paso de los años la cosa se ha enfriado un poco, pero siendo sincera nunca pensé en ponerle los cuernos ni nada de eso.

A principios de julio, a Carlos, mi marido lo llamaron con urgencia de la central de su empresa, en Alemania, por lo que se tuvo que ausentar durante unos días, volviendo a Madrid luego, por lo que no estaría en casa al menos dos semanas o casi. Eso no era lo normal, y aunque con menos frecuencia de la que yo quería al menos tenía mi ración de verga española una o dos veces por semana. Me esperaba una buena dosis de vibrador. Un día, como, otros tantos fuimos a echar la partida de pádel y luego a la piscina, hasta la hora de la comida. Después de la misma mi hijo se suele dormir una siesta y yo, después de recoger la cocina me fui al jardín, de detrás de la casa a tomar el sol. Tenemos la última parcela de la urbanización, por lo que tiene un poco más de jardín que el resto de las casas y hace una especie de L, por lo que además tenemos una cierta intimidad, que es lo que aprovecho para tomar el sol en topless, entre otras cosas porque la habitación que da a esa zona es la mía. No es que sea muy conservadora, que lo soy para algunas cosas pero no para otras, pero he de reconocer que en casa no solemos ser muy exhibicionistas. Uso bikinis, pero eso es normal, pero en la playa no me atrevo a hacer topless, solo en la intimidad de mi jardín. Antes había dicho que tengo buena forma y además mis lolas son de un tamaño medio-grande, una 100 de sujetador, lo que a veces, me acomplejaba, pero ahora, no desde luego... pues bien, estaba en mi hamaca del jardín tomando el sol en topless, mirando hacia la casa, por la posición del sol, cuando me dio la impresión que las cortinas de mi dormitorio se movían. Mi reacción fue la de ponerme boca abajo y luego la parte de arriba del bikini, para al rato, entrar en casa. Subí a mi habitación y no había señal de que nadie hubiese estado allí. De todas formas, lo que pensé fue que el único que podía haber sido era mi hijo. Ese pensamiento me atormentó durante toda la tarde. A la hora de cena lo miraba raro, pero esperaba que no se diese cuenta.

Por la noche, al meterme en la cama, una especie de escalofrío me recorrió el cuerpo…estaba excitada y necesité masturbarme con fruición. El orgasmo que tuve fue increíble, como hacía tiempo que no lo tenía…y al final tuve que reconocer que fue pensando en que mi hijo me observaba. Tenía que comprobarlo.

Al día siguiente no jugamos al pádel, pero si fuimos un rato a la piscina. Como habitualmente, después de comer, Luís se fue a dormir y yo a tomar el sol. Esta vez preparé mi habitación de forma que sabría si había entrado o no. Cerré la puerta de la habitación y puse una fina tira de papel de modo que no se veía y al abrir la puerta caería y delataría su presencia. Al subir a comprobarlo, el papel había caído. Otra vez esa noche me masturbé como nunca lo había hecho. Mi mente no dejaba de pensar en lo que pasaba con mi pequeño…tenía que pillarlo in fraganti, pero era difícil, así que se me ocurrió, que como no podía estar en dos sitios a la vez…una cámara podía hacer una parte de mi trabajo. Así lo preparé, para el día siguiente. Puse la cámara de forma que no se viese y enfocando a la ventana que daba al trozo de jardín en el que me ponía en topless. Al terminar de recoger la comida subí "al baño" y a poner la cámara en funcionamiento. Me fui con calma hacia abajo, coloqué con esmero la toalla sobre la hamaca, me senté con una pierna a cada lado de la hamaca y lentamente me despojé de la parte de arriba de mi bikini. Todo muy lentamente. Luego me puse protector solar, también de forma muy lenta y creo que erótica, masajeando bien mis tetas para extender bien la crema. Me ha faltado mencionar que además de todo lo dicho me puse el bikini más pequeño que tenía. Estaba nerviosa como una quinceañera ante su primer beso o su primera cita. Para terminar de ser mala me llevé un vaso con agua con cubitos de hielo. He de reconocer que esto no lo hice premeditadamente, pero…en fin pasó. Cogí uno de los cubitos del vaso y me lo pasé por los pezones, que rápidamente tomaron un tamaño más que considerable. La verdad es que cuando una mujer es mala…lo es mucho. Ya casi no aguantaba las ganas de ver que había pasado con la cámara. Aguanté un rato hasta que me puse de nuevo el bikini completo y subí a la habitación. Inmediatamente cerré la puerta, cogí la cámara y la conecté a la tele, con auriculares incluso, para que Luís no pudiese oír nada. Al principio no pasaba nada, pero al poco tiempo llega mi hijo, sigilosamente y se acerca a la ventana. Al principio no pasaba nada, ya que debía estar llegando pero luego empieza o escucharse en voz muy baja como mi hijo decía algunas cosas

- Joder…como se pone la tía, como abre las piernas (en el momento en que me puse con una pierna a cada lado de la hamaca)

- Vaya par de tetas que tiene la muy puta (cuando me quité la parte de arriba)

- Que puta es la tía…que puta, que tetas se gasta…quien pudiera comérselas (al ponerme el protector)

- Vaya pezonacos que se gasta…¡umm!…joder ¿qué hace? (cuando cogí el hielo)

- Que cabrona…como me pone la hijaputa. Ya quisiera que mi polla estuviera entre esas maravillas

En ese momento mi hijo se saca la polla de los calzoncillos y se la empieza a menear

- Joder mami…que buena estás…quien pudiera follarte ese pedazo de coño de puta que tienes- los movimientos de su mano eran cada vez más rápidos. El tamaño de la verga de mi hijo no era descomunal, pero no estaba mal…para satisfacer bien.

Repetí esta operación durante varios días, haciéndome unas pajas impresionantes por la noche mientras veía el vídeo de cómo mi hijo hacía lo propio mientras yo "tomaba el sol". La verdad es que por un lado quería lanzarme, pero la verdad es que tenía muchos reparos. Una cosa era pajearte viendo como tu hijo lo hace y otra muy diferente era follar con él…en el supuesto que se diera. El determinante para seguir adelante con mi plan me lo proporcionó…mi propio hijo. El tercer día de estos "juegos", al ver el vídeo del día, un día en el que me puse un tanga que había comprado el día anterior, y que en un momento dado, para que mi hijo pudiera deleitarse un poco más, bajé un poco, como si estuviera comprobando el estado de mi depilación coñil pude oír de nuevo a mi hijo como hablaba muy bajo, pero perfectamente inteligible

- ¡Diosss!, que buena está la muy puta- ya empezaba a tocarse la polla por encima.

- Eso es…quítate el bikini…que tetas, dios mío, que tetas, como me gustaría mamarlas de nuevo- estaba segura que era cuando me daba el protector

- Quien pudiera tocar ese culo…está mejor que el de la mayoría de mis compañeras de la Facu- en ese momento es cuando ya se saca de nuevo la herramienta para usarla.

- ¡No me lo creo…le he visto el coño!- cuando me bajé el bikini- ya me gustaría que mi padre fuese un carnudo…por mi- decía aumentando el ritmo de su masturbación y corriéndose, recogiendo el "producto2 en un pañuelo de papel que llevaba preparado

Esa noche me decidí a dar el siguiente paso. Al día siguiente, por la mañana, di un paso más y llamé a mi hijo

- ¡Luís!

- Dime, mamá

- ¿Puedes sentarte un momento? Me gustaría hablar contigo

- Claro…dime

- Es un tema delicado…no se por donde empezar. Bueno, tú sabes que hago topless en casa, ¿no?

- Si, claro. Por la tarde, mientras yo duermo la siesta ¿no?

- Si, eso es. Lo que quiero preguntarte es si eso te parece mal…quiero decir si piensas que las que lo hacen son unas fulanas o algo así

- No, claro que no…es una decisión personal, muy respetable, siempre y cuando se haga en el lugar adecuado

- ¿Cuál es el lugar adecuado, según tú?

- Hombre…cualquiera que esté autorizado aunque por ejemplo no me parecería bien por ejemplo que lo hicieras en la piscina de la urbanización, aunque se pudiese

- ¿Por?- le dije poniendo expresión de sorpresa

- No se…que todo el mundo te vea las…

- ¿Tetas?

- Si…las tetas, pues no me parece bien

- Lo digo porque estaba pensando justamente eso, hacer topless en la piscina

- Hombre, ya te digo que no me parece una buena idea

- ¿Por qué?

- Por lo que te he dicho

- ¿Acaso crees que soy fea…que no deba enseñar las tetas o algo así?

- No, no, que va…eres muy guapa y estás genial, es solo que no me gustaría que te viesen las…

- ¿Tetas?- parece que a mi hijo le costaba decir tetas en mi presencia

- Exacto

- ¿Por qué? Es que solo las quieres ver tú- me lancé al agua

- ¿Cómo?- dijo Luís poniendo cara de asombro

- Me niegas que me espías mientras tomo el sol al mediodía

- ¡Yo no te espío!- se puso muy digno mi hijo

- ¿Me lo juras?

- Jurar es una palabra que no se debe usar- no sabía por donde salir

- Espera…quiero enseñarte una cosa- dije mientras cogía el mando de la tele y el vídeo. Mi hijo estaba rojo como una amapola

- ¿Qué…?

- Espera, no seas impaciente- le puse el vídeo del primer día. Subí bien el volumen para poder escuchar los "comentarios de la jugada" de forma apropiada

- Esto no es…- decía Luís

- ¿No es lo que parece?- dije en tono jocoso

- Bueno si es…pero déjame explicarte

- Espera, espera un momento…de verdad piensa que tu madre es una puta

- No…claro

- ¿o una cabrona hijaputa?

- De verdad que no

- ¿O qué está buena?

- Bueno

- ¿Bueno, qué?

- Hombre, mamá…que buena si que estás- dijo mi hijo casi sin voz, y temblando

- Y que te gustaría comerte mis tetas

- ¡¡Eh!!

- ¿Mamarlas de nuevo?- yo seguí repitiendo todo lo que él había dicho

- Esto, yo…

- ¿Follarme mi coño de puta?- palabra por palabra

- Mami…por favor- estaba con los ojos enrojecidos

- ¿O ser tú el que le pusiera las cuernos a tu padre?

- Mami…

- ¿Dime has dicho eso o no?

- Si

- Y lo piensas de verdad o no

- Si- casi no lo pude escuchar

- ¿Cómo?

- Que si- dijo otra vez muy bajo

- ¿Y eres lo suficientemente hombre para eso?

- ¿Qué?- abrió los ojos como platos

- Te digo que si aparte de tu palabrería eres capaz de follarte a tu madre

- ¿¿Eh??

- Creo que hablo claro- me quité la camiseta y el sujetador- digo que si eres hombre para comerte estas tetas y para luego echarme un polvo

- ¿Lo dices en serio…o estás jugando conmigo?

- ¿Tú que crees?- le dije mientras me terminaba de desnudar y sentándome en el sofá abría bien las piernas para que pudiese verme bien el conejo

- Mami

- Ven aquí, mi niño- le dije tendiéndole los brazos- Luís vino hacia mi. Le di un beso en la boca. Se quedó un poco cortado

- Mami… de verdad que estás muy buena

- Gracias, tesoro. Quiero que me comas las tetas

- Si…desde luego- dijo inclinándose sobre mi torso desnudo y llevándose a la boca el pezón de mi teta derecha

- Oh, si, amor…eso es. No sabes lo caliente que me ha puesto el saber que me espiabas

- ¿De veras?

- Si…me he tenido que masturbar mucho estos días

- ¿Cómo supiste que te miraba?

- Oh, oh…un día vi como se movía la cortina de mi dormitorio…y claro, blanco y en vasija…leche fija

- Ah…eres muy mala

- Y tú un mirón

- Ya… - dijo mientras reía y cambiaba a mi teta izquierda

- Eso es…chupa, así, así

- Me encantan tus pezones

- ¿Si?

- Si, mami…- casi no respiraba por comerme las tetas

- No crees que sea una puta

- No, claro que no

- Pues no sabes como me ponía oírtelo decir

- ¿Si?

- ¡Si!

- Que pezones más bonitos tiene la puta de mi madre

- ¡¡Si!!

- Como parece que le gusta que se los chupe a la cabrona

- ¡Me encanta!- yo estaba segregando flujos de forma bestial. Me llevé una mano a la entrepierna

- Y ahora me gustaría follarle ese pedazo de coño de puta

- ¡Hazlo ya, por favor…hazlo!- le decía mientras abría las piernas.

- ¿Quieres que te folle?

- ¡Si!

- ¿Segura?- mi hijo era malo…digno hijo de su madre

- Si…pero ya

- ¡Pídelo bien!

- ¡Oh, diosss! Por favor, fóllame el coño de puta de tu madre- le pedía mientras me tiraba sobre la alfombra del salón.

- ¡Si!- mi hijo paró un momento

- ¿Qué pasa?

- Busco un condón

- No te hace falta, cariño…me hice la ligadura después de nacer tú

- Entonces…- dijo poniéndose sobre mí. Yo abrí las piernas todo lo que pude y levanté el culo un poco para facilitar la entrada de la polla de mi hijo. Mi coño estaba perfectamente lubricado…diría que de sobra. Puso su polla en la entrada de mi coño y poco a poco fue empujando

- Eso es mi amor…así

- Si…ya te decía que me gustaría follarte

- Ya lo haces, cariño…ya lo haces

- ¿Te gusta así, zorra?

- ¡¡Si!!

- Como te mueves mami…eres toda una profesional

- ¡Más rápido, mi amor, más rápido!

- La hijaputa quiere caña

- ¡Si…quiero caña!

- ¡Así!- dijo mientras aumentaba el ritmo de sus embestidas

- ¡Si, si, si! Sigue así, no pares

- ¿Te corres perra?

- Casi estoy…un poco más

- Te voy a llenar el coño con mi leche, puta- me dijo muy cerca del oído, y luego me metió la lengua en el mismo

- Me voy a correr, Luís…me corro- le dije a mi hijo

- Pues córrete como una verdadera puta…que te oiga bien

- ¡¡¡ME CORRO…HIJO…ME CORRO. ME MATAS DE PLACER…QUE GUSTO, HIJO…QUE GUSTO!

- ¡Yo me corro contigo mami- dijo mi tesoro haciendo el último esfuerzo

- ¡SI TESORO…DÁMELA TODA…LLÉNAME!- le suplicaba que me diese su leche

- ¡Si…toma, puta!- dijo en el momento que pude notar como su caliente leche inundaba todo mi agujero mágico

- ¡DIOSSSSH! ¡SIIII!- mi corrida fue como nunca- cariño…me has hecho disfrutar…ha sido lo mejor.

- Tu también, mami. Ni comparación con las chicas de mi edad…contigo es mucho mejor

- Gracias cariño- lo miré fijamente a los ojos…y él a mi. No besamos, ya no como madre e hijo, sino como amantes.

Bueno ese verano, mientras estábamos en casa ya no me "escondía" para tomar el sol en topless cuando estaba mi hijo (no si estaba el padre) y por supuesto teníamos nuestros momentos. Una situación vamos a decir que un tanto extraña se dio cuando nos fuimos a la playa. Mi padre nos dio la sorpresa de reservar un apartamento en Santa Pola, en Alicante. Pero lo mejor de todo es que él solo podría estar los primeros 10 días de Agosto, porque tenía que volver a la empresa, por temas de trabajo, pero dijo que quería que disfrutáramos el verano (si el supiera). Pues fuimos en coche hasta dicha localidad costera y llegamos al apartamento de 2 dormitorios, completamente equipado (TV, lavavajillas, lavadora, etc.) además de disponer de una amplia terraza de unos 20 o 25 m2.

Como es lógico, salvo alguna mirada cómplice, entre mi madre y yo esos días no hubo nada. Incluso hicimos un buen papel melodramático cuando lo acompañamos al autobús que lo llevaba de vuelta a casa, vía Madrid. Sin embargo, por la bajini lo que estábamos deseando era "vete ya…que nos lo queremos pasar bien". Le dijimos adiós poco menos que con el pañuelo en la mano y desde que el autobús salió nuestras caras dibujaron sendas sonrisas inmensas. Volvimos al apartamento a prepararnos para ir a la playa. Allí nos besamos con las ganas de no haberlo hecho en 10 días a pesar de estar tan cerca. Cogimos las cosas y recorrimos los escasos 50 o 60 metros que nos separan de la playa y nos pusimos a tomar el sol.

- ¡Qué ganas tenía de que se fuera, Luisin!- le dije a mi hijo

- ¡Anda que yo, Ana!- me llamaba Ana cuando estábamos fuera de casa, normalmente

- ¡Vamos el agua!- dije mientras me levantaba. El calor era ya sofocante, y donde mejor se estaba era en el agua

- ¡Vale!- dijo mi hijo imitándome

Nos alejamos un poco de la orilla, lo suficiente para no hacer pie. Allí mi hijo se sumergió y cuando pasó entre mis piernas me acarició mi entrepierna, lo que hizo que me estremeciera, como si me hubiese dado una descarga

- ¡Luís!

- ¿Dime?

- ¿Qué haces?- le pregunté con una gran sonrisa

- ¡Nada!- dijo con mirada pícara. Acto seguido se puso detrás de mí y me abrazó- ¡Cuánto te quiero, mami!

- ¡Y yo a ti, mi amor!- le dije girando un poco la cabeza para verle los ojos

- ¡Yo te quiero más!- dijo haciendo algo, digamos, travieso. Quitarme la parte superior del bikini

- Dame eso, Luís- le dije a mi hijo

- ¡Bah!...podrías quedarte así

- No se. Me da no se qué

- ¡Las tienes tan bonitas!- dijo en tono meloso

- ¡Adulador!

- ¡Es la pura verdad!- dijo mi hijo con el bikini en alto

- Haremos una cosa…tu me lo das y ya veré si me lo quito o no, ¿vale?

- ¿Te lo quitarás?

- No lo se…lo intentaré

- Bueno- dijo mi peque devolviéndome el trozo de tela

Volvimos a la arena a tomar el sol. Me lo estuve pensando durante un rato y al final me decidí. Aprovechando que no estaba Carlos me quité la parte de arriba

- ¡Ana…lo hiciste!- dijo Luís

- Si, ya ves. Te dije que lo intentaría y ¡lo he hecho!- dije poniéndome roja como un tomate. La verdad es que no tenía las tetas blancas como las de una monja, pero en 10 días de playa ya había algo de diferencia de color con el resto del cuerpo. Me unté bien de protector solar. Estuvimos un buen rato en el que a mi me daba la sensación que todo el mundo me miraba las tetas. Supongo que no sería así, o al menos no más que a otras practicantes del medio nudismo. Volvimos al apartamento a comer algo ligero y por la tarde nos quedamos en la piscina de los apartamentos. De motu propio me quité la parte de arriba del bikini, como otras tantas chicas y mujeres que tomaban el sol libremente. La verdad es que cada vez estaba más cómoda

Luego subimos y tras ducharme yo primero le dije a mi hijo que tenía que salir un momento a comprar. Aproveché para comparar unas cosas para la cena y una sorpresa. En la piscina vi a dos chicas que hacía topless, pero llevaban un tanga bastante diminuto y me dije que de perdidos al río. Salí en busca de una tienda donde poder comprar un bikini. Vi un local digamos que bastante fashion y me decidí a entrar. Le expliqué a la chica que me atendió lo que quería y me mostró unos bikinis brasileños y unos cuantos más tipo tanga. Cogí un par de cada, evidentemente los que más me gustaron y los pasé a probar. Me quedé con uno de cada tipo. La verdad es que el tanga era diametralmente opuesto a cualquier cosa que hubiese utilizado anteriormente, pero estaba "liberada".

- Por cierto- le dije a la chica- ¿vendes también solo la parte de abajo?

- Si, claro. ¿Quiere ver algunas?- dijo muy amable

- Si, por favor- le respondí

Me mostró algunas. Unas eran normales y otras tangas. Me decidí por uno de estos modelos, de muy poca tela y de una tela como si fuese de plata. Con mi compra, muy contenta fui al súper a comprar las cosas de la cena. Esa noche era una cena especial. Nuestra primera cena fuera de casa, "solos". Compré unos langostinos, vino blanco y pescadito para freír. De postre una tarta, para celebrarlo y una botella de champán. Al llegar guardé los bikinis y preparé la cena. Cuando estuvo lista llamé a mi hijo

- ¡Luís, cariño, vamos a cenar!- le dije mientras terminaba de sacar el pescado de la sartén

- ¡Voy! Dijo desde su habitación, donde estaba mirando algo en Internet- ¡guau…vaya fiestorro!

- Esto hay que celebrarlo, cariño- le dije sirviéndole una copa de vino blanco y dándole un beso en los morros.

- Ya lo veo- dijo mi nene, dándome otro gran beso

- Venga, vamos a comer que frío no está tan bueno

Nos lo comimos todo y abrimos el champán, que salimos a beberlo a la terraza.

- ¡Qué noche tan bonita hace!

- ¡Y con la mujer más bonita a mi lado…no puedo pedir más!

- Eres un completo adulador

- No…solo digo lo que veo, la verdad- me dijo con una fija mirada a los ojos

- ¿De verdad?

- Totalmente- afirmo mi hijo al tiempo que me daba un beso.

- Vaya. Tu si que sabes alegrarme la existencia

- ¿Por qué lo dices?

- Bueno…igual te has dado cuenta que en 10 días tu padre sólo me ha echado un polvo…y además rápido y malo. No como los tuyos, cariño- le besé de nuevo.

- Hombre, gracias. Eso es bueno para el ego de un hombre

- No es que sea o no bueno…es verdad- mi hijo me besó de nuevo, al tiempo que sus manos se fueron a mis tetas. Me quitó los dos últimos botones de la camisa que llevaba y me sobó las tetas a conciencia. Yo me dejaba hacer. Poco tiempo antes me abría alarmado la posibilidad que alguien nos estuviese viendo, pero la verdad es que ahora ya no tenía esos prejuicios. Me seguía besando y sacó las tetas por encima del sujetador. Me estaba poniendo muy caliente- ¡Oh, Luís, como me pones, cariño!

- Ana…con estas tetas tu si que me pones…no sabes como

- ¡Ummm!, es verdad- le dije poniendo mi mano encima de su pantalón

- Ves como estoy…eso es por ti…mi amor- ese "mi amor" casi me derrite

- Vamos dentro, tigre

- Espera- dijo mi hijo quitándome del todo la camisa y el sujetador- Ya podemos entrar

Fuimos directamente al dormitorio. Mi hijo también llegó sin la camiseta. Se puede decir que me tiró encima de la cama. Mi coño estaba listo…completamente mojado. Quería la pija de mi hijo dentro de mi…lo deseaba

- Luís, por favor… ¡FÓLLAME…FÓLLAME YA, NO AGUANTO MÁS!- le supliqué a mi hijo

- Ya voy, mami…ya voy- decía mi hijo despojándose de los pantalones cuando yo hacía lo mismo. Abrí las piernas tanto como pude, pero mi hijo me dijo que quería probar de otra forma, que quería verme la cara mientras me follaba. Se sentó al borde de la cama y me puso encima de él. Se agarró el cipote y me lo clavó de una sola vez. Grité de placer, porque ya estaba lubricada

- ¡Ahhh…que bueno, que bueno!

- ¡¿Si?!

- Si mi amor…me das más placer en una noche que tu padre en 1 año- casi sin esperar que mi hijo iniciase los movimientos yo ya estaba subiendo y bajando encima de su polla

- Estás a tope, ¿eh?

- Si…estoy cachonda, mojada

- Pues la tienes toda para ti- decía mi hijo mientras me subía y bajaba ayudándose con las manos en mi culo

- ¡Clávamela toda!...la quiero

- Aquí la tienes putita mía

- ¡Si, si, si!- tenía mis ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, mientras mi hijo me comía las tetas. Era una sensación indescriptible. Su padre jamás había hecho algo así, solo un polvo y generalmente malo, ahora lo sabía.

- ¿Te gusta mi zanahoria en tu conejo, puta?

- ¡Si…me encan…ta, me en…can…ta!- ya casi no me salía la voz. Estaba gozando de nuevo

- ¡Me voy a correr!- dijo Luis redoblando sus esfuerzos

- ¡Córrete conmigo, mi amor…lléname de tu amor mi coño!

- ¿Dónde lo quieres?

- ¡En mi coño…dentro!

- ¡Eres un auténtica zorra!

- ¡Si!- fue lo único que pude decirle, ya que no me quedaba aire para nada más, notando como su leche viscosa inundaba las paredes de mi coño.

Dormimos como bebes toda la noche, abrazados. Al desertarnos preparé el desayuno y le propuse a mi hijo irnos a la playa. Evidentemente aceptó. Al llegar le di la sorpresa de ir solo con el tanga plateado. Mi hijo abrió los ojos como platos.

- ¿Y eso?

- Pues si hago topless, lo haré bien, ¿no te parece?

- No podría estar más de acuerdo.

- Pues nada…ya no tengo nada de vergüenza

- Eso es genial

Estuvimos tomando el sol y por la tarde, después de una rápida comida bajamos a la piscina. Yo quería seguir sacándole partido a mi nuevo tanga y así lo hice. Y me levantaba más que nunca…quería lucirme.

- Oye Luisín…que te parece si mañana vamos a la isla de Tabarca a pasar el día

- Vale

- Pues nada, vamos a comprar los billetes, por si acaso se agotan

Fuimos y reservamos un par de pasajes en el catamarán con fondo de cristal que salía a las 10 de la mañana, pero nos dijeron que podíamos ir y volver en cualquiera de los horarios. Esa noche tuvimos otra buena tanda de sexo, mi hijo era insaciable…pero yo tampoco me quedaba atrás

Fuimos al muelle y abordamos el catamarán. Nos fuimos a la parte de arriba para que nos diese el aire. En una media hora llegamos a Tabarca y bajamos a ver el fondo marino en el fondo de cristal del catamarán. Llegamos a la zona desde están las edificaciones y decidimos recorrer la pequeña isla, de menos de 2 km. Cuando pasamos al lado de una pequeña cala, eso si, de piedras, donde no había nadie, le dije a mi hijo que nos podíamos quedar allí. Le pareció bien, y eso que no le gustan mucho las piedras, pero el agua era cristalina. Cuando me quité el pantalón corto y la camiseta mi hijo me lanzó un piropo. Llevaba puesto el bikini tipo tanga que había comprado y él todavía no lo había visto. La parte de arriba voló en menos de diez segundos. Al rato nos fuimos a dar un baño al mar. El agua estaba perfecta para refrescarse. Volvimos a tumbarnos al sol y al cabo de una media hora o así, aparecieron en la cala un grupo de 3 chicas con un chico que se pusieron bastante cerca de nosotros. La verdad es que la cala no daba para mucho más. Tendrían como unos 25 años, más o menos. Se fueron quitando la ropa, camiseta y pantalones, la parte de arriba del bikini…y siguieron, se lo quitaron todo. Lo mismo que el chico. En ese momento le dije a Luís que los podíamos imitar, que en esa playa se hacía nudismo. En principio me dijo que no, pero lo piqué un poco y aceptó (luego me dijo que las chicas estaban realmente bien, sobre todo Marta, que parecía la más tímida de todos, bastante delgada, pero con un muy buen par de razones). Al cabo de un rato una de las chicas se acercó un poco más y empezó a hablarme.

- Hola, ¿que tal?

- Bien…descansando un poco

- Me llamo Julia

- Hola, soy Ana- se acercó y me dio dos besos

- Nada, como somos pocos en esta cala, pues hemos decidido presentarnos. Ellas son Vanesa y Marta- dijo señalando a las chicas- y él es Arturo- Todos nos saludamos.

- Yo, como te he dicho soy Ana y él es Luís- no quise decir que era mi hijo

- ¿Sois familia?- quiso saber Julia, quizá un tanto descarada

- No…somos pareja- le dije de inmediato…y no se por qué, sobre todo viendo la cara que puso Luís. Seguimos hablando sobre diversos temas, que ellos eran de Barcelona, nosotros de Madrid (ahí no quise decir la verdad, etc.)

- Perdona…a lo mejor piensas mal de mi, pero pensé que erais madre e hijo

- Mucha gente lo piensa…por la diferencia de edad, pero no es así, ¿verdad cariño?- dije mientras le daba un beso en la boca a mi hijo.

- ¿Qué estáis, en Santa Pola?

- Si… ¿y vosotros?

- También. Tenemos cogido un apartamento para los cuatro.

- Es genial- dije un tanto como para decir ¿y a mi, que me importa? Pero la chica era amable y no quería ser grosera

- Si. Por cierto ¿Dónde vais a comer?

- En el pueblo

- Y nosotros. Hemos reservado para comer un caldero de Tabarca. Si queréis podemos llamar y que sea para 6

- Bueno…por mi bien. Tu que piensas, cariño

- Muy bien. Dicen que es muy bueno

Estuvimos allí un buen rato, haciendo tiempo hasta la hora de comer. Por lo que observé Arturo y Vanesa eran pareja, por los mimos y caricias que se daban. Una de las veces que nos fuimos al agua Luís y yo nos besamos. Un beso apasionado, tanto que su solado se puso en posición de firmes. En ese momento llegó Julia, que se quedó mirando para la polla de Luís, que estaba rojo como un tomate. Ella sonrió y dijo que qué suerte la mía. Mi hijo aumentó su tono de rojez. La verdad es que Julia no era cortada para nada y parecía que no se callaba nada.

- Perdonad que os lo pregunte…es curiosidad, me podéis decir vuestra edad

- Pues yo tengo 49 años y Luís, 20

- La verdad es que sois muy valientes. Poca gente se atrevería a hacer lo que hacéis vosotros

- Bah, no creo que sea para tanto- le quise quitar importancia

- Hombre, no se, quizá al revés sea más frecuente, quiero decir, hombre mayor y mujer más joven. Siempre se dice que si es por el dinero y eso…pero, supongo que también será por amor, ¿no?

- En este caso te aseguro que no es por dinero. Hombre no es que me muera de hambre, pero conmigo desde luego no se retira, ¡ja,ja,ja!

- Si, claro, ¡ja,ja,ja!- rió conmigo Julia

Fuimos a la zona poblada de la isla a comer, que es verdad, era una comida muy buena y apetecible. Tomamos unos cuantos chupitos y volvimos a la cala hasta la hora de volver a coger el barco. Al llegar al apartamento Luís me folló como un loco, con un ímpetu, digamos que fuera de lo común.​
 
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