Confidencias (Mama e Hija)

heranlu

Veterano
Registrado
Ago 31, 2007
Mensajes
5,250
Likes Recibidos
2,360
Puntos
113
 
 
 
Pero hija, si ese hombre podría ser tu padre

Pero no lo es, mami

Mijita, si te dobla en edad

Pero me hace feliz, mami

¿Y Ana?

Bueno, nos complementamos muy bien los tres

¿También se acuesta con Ana?

Si. Y cuando estamos juntos lo pasamos increíble, mami


Esta última observación llamó poderosamente la atención de la madre de Sonia, que se sintió inconscientemente atraída por ese hombre mayor que podía entusiasmar tanto a su hija como a su amiguita. Ella aceptaba la relación de las dos muchachas, pero esto de incluir a un hombre entre ellas dos le extrañaba. Ese hombre debía ser algo especial pues ella imaginaba que dos mujeres haciendo el amor no aceptaban que un varón se metiere en su cama. Algo tenía que tener ese hombre para que dos lesbianas lo incluyeran en sus juegos amatorios.

Cariño, disculpa lo que te voy a preguntar, pero ¿cómo es posible que un hombre pueda meterse con ustedes cuando están haciendo lo suyo?

Mami, es una experiencia nueva, que se agrega a lo que tenemos Ana y yo.

No logro convencerme

Mira, todo empezó cuando Ana y yo nos juntamos


Madre e hija estaban en el dormitorio de Sonia, en el departamento que compartía con Ana, que esa noche había ido a visitar a sus padres en compañía de Matías. Ellas tenían mucho de que conversar y Ana decidió dejarles en libertad para ponerse al día en sus cosas, ya que las relaciones de Lorena y Sonia se habían resentido desde la partida de la hija con su hijo. Y después de tanto tiempo, se encontraban para resolver los problemas pendientes y retomar sus relaciones de antaño.

Es que conocimos a Salvador por internet y se mostró tan amable y amoroso con nosotras que nos atrajo a las dos por igual. Después de un tiempo se nos ocurrió invitarlo a Concepción y él aceptó. Y así empezó todo .

Si, esa parte la comprendo. Lo que no entiendo es que ustedes dos se gustan, lo que me hace suponer que no les atraen los hombres, ya que es incompatible una cosa con la otra. Una mujer se relaciona con un hombre o con otra mujer, pero no con ambos. ¿Me comprendes?

Si, mami, pero para comprender esto debo explicarte primero como empezó lo de Ana y yo.

Ambas estaban sentadas en la cama de Ana, que Lorena ocuparía ese fin de semana. La velada había sido muy cordial y el amor había allanado el camino para la reconciliación y limar las asperezas producidas por el embarazo de Sonia. Lorena conoció a Matías cuando Sonia la fue a visitar a Antofagasta y el muchacho la conquistó inmediatamente. Desde entonces las cosas entre madre e hija habían ido por un muy buen camino y se visitaban al menos una vez al año. Y esta era la primera vez que Lorena iba a Concepción.

Aunque no se había planteado la cuestión de las relaciones entre Ana y Sonia, Lorena lo había aceptado y omitió cualquier comentario o referencia a ello. Pero ahora que Ana las había dejado a solas, era el momento de aclarar esta parte de la vida de Sonia. Y después de cenar, al momento de de dejar a Lorena en el dormitorio de Ana, Sonia creyó que era el momento adecuado para aclarar la situación y que nada de su vida con Ana quedara oculto. Su madre tenía derecho a que le contara todo.

Sonia empezó por confesarle que había una tercera persona en sus vidas. Que junto con Ana tenían un amante que compartían. Lorena escuchaba asombrada.

No te he dicho como empezó lo de Ana y yo.

Bueno, no quería presionarte, hija

Tranquila, mami. Creo que es hora de contártelo. Ana es cliente de la empresa donde trabajo y así nos fuimos haciendo amigas, sin que nada hiciera pensar que hubiera algo más. Pero un día ella me invitó a su departamento y ahí nos tomamos unas copas y conversamos, hasta que en un momento algo en nuestras miradas cambió y las dos, sin haberlo propuesto, nos dimos cuenta que nos gustábamos. A mí me dejó perpleja esta atracción pues nunca antes me había planteado ni en sueños la posibilidad de relacionarme con otra mujer.

Bueno, está Matías para probarlo

Sí. Es cierto. Esa parte de mi vida es lo único que aún no me atrevo a revelarte. Por favor, discúlpame pero no puedo decirte aún quién es el padre, que es la razón por la que salí de Antofagasta. No te preocupes, que tampoco es tan malo. Tenme paciencia, por favor.

Si, cariño. Tu madre ha esperado todos estos años y seguirá esperando, pues respeto tu decisión en ese sentido. Tus razones debes tener.

Gracias, mami. Bueno, el asunto es que esa noche estábamos en el ****** del departamento de Ana, tomándonos la tercera copa y a esas alturas con la vista algo vidriosa debido al alcohol.

Parece que ahora estamos igual, pues yo llevo cuatro copas.

Ja, ja. Es cierto. Bueno, esa noche fue Ana la que empezó a insinuarse con unas miradas ardientes que me hicieron latir mas rápido el corazón. Y lo más extraño que esa sensación me agradó y deseaba seguir así. Ella, en un momento, se acercó a mí, con la vista fija en mis ojos, y me dio lo que se llama un piquito.

¿Qué es eso?

Un besito corto. Yo no la rechacé y ella vio en mi mirada la aceptación. Entonces una de sus manos se puso en mi rodi lla empezó a subir por mi muslo, bajo la falda, que esa noche era más corta que lo habitual.

Tal vez ibas inconscientemente preparada para algo así.

Ahora que lo dices, yo creo que así fue. El asunto es que yo me excité con lo que la mano de Ana hacía bajo mi faldita y abrí las piernas.

No sé si serán las copas, pero encuentro excitante lo que relatas

¿En serio, mami?

Sigue, por favor

Sonia, cuya naturaleza ardiente la tenía siempre alerta a este tipo de señales, captó de inmediato que tras las palabras de su madre había una posibilidad. Y a ella siempre le había gustado su madre, al punto que en varias oportunidades se había masturbado pensando en ella, en su cuerpo aún joven y atrayente Es que Ana y Salvador le habían despertado una naturaleza lésbica y morbosa que no tenía límites y los tres ya se habían planteado la posibilidad de incorporar a sus madres a sus juegos. De hecho, el viaje de Ana a la casa de sus padres tenía como objetivo tantear el terreno con su madre.

Sonia y Ana se habían confesado con Salvador y le habían dicho que las dos tenían fantasías con sus respectivas madres, a las que les encantaría incorporar a sus juegos sexuales. Es más, las dos muchachas deseaban pervertirlas para que probaran lo que ellas habían probado, incluyendo al perro de la casa de los padres de Ana. Sus fantasías sexuales eran introducir a sus madres en sus mundos sexuales y llevarlas al extremo.

Por eso es que el comentario de Lorena había despertado inmediatamente las alarmas en Sonia, que a partir de ese momento empezó a aplicarse a fondo para seducirla.

Abrí mis piernas y ella subió su mano hasta llegar a mi paquete, el que estaba a su disposición. Y sin dejar de mirarme, empezó a apretarme el paquete, que empezó a humedecerse con el contacto de la palma de su mano, que se movía lenta y suavemente.

Mmmmm

Fue en ese momento en que me decidí y mi mano empezó a acariciar los muslos de ella, que también abrió sus piernas para que explorara a gusto sus intimidades. Y muy pronto las dos estábamos tocándonos nuestros sexos, pero por sobre el calzoncito.

Excitante lo que cuentas

Aunque no me creas, me excita recordar ese momento.

Se nota

¿Cómo te diste cuenta?

Porque tu calzoncito se humedeció

Bueno, por lo que veo tu calzoncito también está húmedo.

Uyyyy, que vergüenza

Ambas rieron. Sonia aprovechó ese momento para poner una mano en la rodilla de su madre, en un gesto que parecía casual. Fue el momento que eligió para asestar una estocada a fondo.

Tal vez te acordaste de algo de tu pasado

La miró intensamente, mientras su mano apretaba la rodilla de su madre, que se mostró confundida pues Sonia había dado en el blanco

Bueno…..

Anda, dime

Es que….

¿Alguna locura juvenil?

Si

Te he contado lo mío con Ana. No seas mala, cuéntame

Es que me da vergüenza

Mami, eras joven y a esa edad todas hacemos locuras

Tienes razón.

Anda, dime

Fue con mi prima Isabel

¿La tía Isabel?

Si

¿Cómo fue? Anda, dime, por favor.

Fue en su dormitorio, tal como estamos ahora tu y yo. Ella me contaba su primera experiencia sexual y mientras lo hacía abrió sus piernas y me mostraba sus muslos.

Y eso te excitó, me imagino

Si. Cuando una es joven es muy excitable.

Sigue, mami

Yo no dejaba de mirar dentro de sus muslos y pude ver su calzoncito húmedo. Ella se dio cuenta de mis miradas y abrió más sus piernas, mientras ponía una de sus manos en mi rodilla.

¿Así como tengo mi mano?

Si. Asimismo. Yo no pude evitar desear que subiera la mano

¿Así?

Sonia empezó a subir su mano, en tanto su madre abría lentamente sus piernas, facilitando la caricia. Lorena estaba en un nivel de excitación increíble.

Mami, ¿te gusta?

Lorena estaba confundida. No sabía cómo habían llegado a esto y, lo peor, es que le agradaba. Tal vez las copas que había tomado influían en ello pero su sangre le pedía sexo.

Mami, ¿cómo es tu vida sexual?

Sonia había lanzado otro dardo, sabiendo que no disparaba a la bandada pues habían algunos detalles en la relación de sus padres que le decía que las cosas en la cama no eran todo lo buenas que debieran ser. Y el momento era el más adecuado para las confidencias, especialmente si estas se hacían cuando el ambiente estaba cargado de sexualidad.

Su mano subía lentamente por el muslo de Lorena, que tenía sus piernas totalmente abiertas y al fondo de estas sus calzones estaban completamente manchados por sus jugos internos. Sabía que su madre ya no podría detenerse y que nada detendría a su mano en su camino al sexo materno.

Con voz suave, ronca por el deseo, la miró a los ojos y acercó su rostro al de ella, que vio que el beso entre ambas era inevitable.

Mami, ¿no eres feliz sexualmente?

No, mija. No

¿Necesitas sexo?

Si

¿Quieres que siga?

Es rico

Pídemelo

Sigue, Sonia

Finalmente la mano llegó al paquete de su madre, la que levantó su cuerpo en un espasmo de gozo, cerrando sus ojos y apretando sus puños. Sonia aprovechó ese momento para besarla, abriendo su boca y metiendo su lengua en la boca materna, que sintió que la presión de la mano en su vulva se acentuaba y no pudo resistir soltar sus jugos.

Aghhhhhhhhhhhhhhhh

Sonia tomó uno de los senos de su madre y lo apretó en tanto la presión en el paquete de esta se hacía más fuerte y el beso más apasionado

Mijitaaaaaaa. Siiiiiiiiiiiiiiiiiii

Lorena acabó estrepitosamente, como sólo haría una mujer que durante mucho tiempo no había tenido sexo de verdad. Sonia siguió acariciando el sexo materno y besándola con pasión.

Sonia

¿Sí?

Quiero hacerte lo mismo

Qué ricooooo. Soy tuya, mami

Y Lorena llevó su mano casi con desesperación a los muslos de su hija, donde empezó a acariciar su sexo, abriendo su calzón por un lado y metiendo un dedo en la vulva húmeda de Sonia, que empezó a moverse con una energía que solamente la cercanía de un orgasmo podía darle.

Mamiiiii. Ricoooooooooooo

Gozaaaaaaa, mijitaaaaaa

Aghhhhhhh. Mamitaaaaaaaaaaaaa

Sonia acabó intensamente, mojando completamente su calzoncito y la mano de su madre. Se abrazó a Lorena con pasión, feliz del resultado de esta reunión familiar.

Mami

Si?

¿Te gustó?

Si, mijita

Desnúdate, que quiero hacerte el amor

Y yo a ti, amor

Se desnudaron y se abrazaron, besándose apasionadamente.

Abre las piernas mami

Y Sonia se metió entre las piernas de su madre, mordiendo sus labios vaginales y metiendo su lengua, en busca de su clítoris. Y cuando lo encontró, lo apretó con su lengua, provocándole una explosión de pasión que la convirtió en una fiera en celo.

Soniaaaaaaaaaa. Ricoooooooooooooo

Y acabó llenando la boca de su hija con sus intensos jugos.

Ahora yo, hija.

Sonia se acostó, abrió sus piernas y recibió la boca sedienta de su madre, que se perdió entre sus muslos, donde metió su boca, apretando los labios de su vulva. Y mientras Sonia acababa en la boca de su madre, esta seguía chupando y metiendo su lengua, haciéndola acabar tres veces seguidas. Cuando finalmente logró reponerse, Sonia la miró asombrada.

Mami, me sorprendes

Bueno, no me dejaste terminar la historia con mi prima. Y es que con ella tuvimos muchas experiencias lésbicas y aprendí mucho del arte de gozar con otra mujer. Después de casada lo dejé, pero nunca lo olvidé. Y realmente me hacía falta.

Y parece que te queda mucho por entregar

Es que esto es como un vicio, mijita. Uno empieza y no sabe como acabar

Entonces haremos un buen trio, creo

¿Con Ana?

Si, con ella.

Mmmmm, suena inLorenante

Y si quieres, podemos incluir también a Salvador, que estaría feliz

Ay, hija, ¿no será demasiado?

Tranquila, mami, que hay mucho que debes aprender. Lo pasarás increíble, te lo aseguro.

No sé, hija. Me dá cosas.

Tu déjate llevar y verás que gozarás por todo lo que no has gozado estos años.

Y mientras le hablaba, con voz melosa, sus manos acariciaban el hermoso cuerpo de su madre, venciendo todas sus barreras, haciéndola imaginar lo mucho que gozaría con ellos tres. Sonia sabía que su madre ya estaba en sus manos y que no tenía vuelta atrás. Sería parte de sus fantasías sexuales y nada podría detenerla.

Cuando finalmente se durmieron, abrazadas y desnudas, después de volver a hacerse el amor, las dos estaban felices.

Ana y Sonia habían acordado seducir a sus respectivas madres e incorporarlas al grupo que tenían con Salvador. Y en cumplimiento de ese plan es que Ana había ido a visitar a sus padres, acompañada del hijo de Sonia.

Sonia había recibido a su madre y ese fin de semana pondrían en claro los problemas que las habían separado cuando nació su hijo. Por ello es que Ana lo había llevado con ella para dejar a las dos mujeres solas. Y, si las cosas se daban como ella creía, no sería extraño que Sonia empezara ese mismo fin de semana su trabajo de seducción. Era demasiado caliente como para esperar una mejor ocasión.

El sexo se había adueñado de sus vidas y Salvador era el catalizador, con sus ideas pervertidas que tan buen terreno habían encontrado en ellas dos. Lo que empezó como una relación lésbica normal, con su aparición se había transformado en un juego extremo, donde ellas deseaban experimentar hasta el extremo, sin importarles las consecuencias morales. Incluso antes de la aparición de Salvador ellas habían experimentado con el perro de la casa de los padres de Ana y con un potro en la parcela de su abuelo, por lo que el terreno estaba apto cuando él apareció. Era la excusa que necesitaban para dar rienda suelta a sus perversiones, las que habían estado siempre en sus mentes, esperando liberarse.

Y en ese afán de llegar a lo más hondo de sus perversiones habían acordado incorporar a sus madres al grupo. Pretendían que ellas cayeran tan bajo como ellas y experimentarían las mismas aberraciones. Partían del supuesto de que si ellas eran unas putas degeneradas era porque habían heredado los genes de sus respectivas madres, por lo que no sería difícil convencerlas de que se unieran a ellas en este camino de degeneración que habían elegido.

Para Ana su madre era un buen proyecto, ya que tenía la sospecha de que no le era completamente fiel a su padre y muy probablemente ya habría experimentado el sexo lésbico con alguna de sus amigas, pues en más de una oportunidad había creído ver intercambio de miradas sugerentes y una efusividad en sus saludos que no eran normales.

Para Ana su madre era un objeto de deseo y más de alguna vez había fantaseado con ella, a una edad en que las niñas fantasean con sus padres. Se diría que su madre fue su primera relación lésbica, aunque de manera platónica. Ya era hora de pasar esa relación a la realidad.

Cuando su padre decidió llevar al niño al cine, Ana creyó llegado su momento y como disponían de varias horas, invitó a su madre a conversar, para lo cual preparó unas copas de licor que facilitaran su trabajo.

Sentadas frente a frente, conversaron de diferentes temas, hasta que Ana logró llevar a la conversación por donde deseaba.

Mami, no he tenido la oportunidad de agradecerte por tu aceptación de mi relación con Sonia.

Mijita, eres libre con tu vida y si esa es tu opción, yo la respeto

Gracias, mami. No sabes lo que significa tu aceptación para mí

¿Eres feliz?

Sí. Inmensamente.

¿No hay ningún hombre en tu futuro?

Hay uno, que compartimos Sonia y yo. Se llama Salvador.

No logro entender

Es solamente sexo, mami. Mis sentimientos están con Sonia.

Entonces tienes sexo con una mujer y con un hombre a la vez. Extraño.

¿Seguro?

¿Por qué dices eso?

Me da la impresión que sabes lo que quiero decir

Ana, yo. . .

No te preocupes, mami. Comprendo perfectamente.

¿Cómo te diste cuenta?

Ana abrió sus piernas de manera de regalarle el espectáculo de sus muslos, con un calzoncito negro al fondo. Ruth miró entre las piernas de su hija pero nada dijo ni exteriorizó nada que le dijera que estaba atraída por sus muslos.

Bueno, como lesbiana tengo cierta sensibilidad para captar la atracción entre mujeres. Y eso vi entre tu y algunas amigas que vienen a casa.

Hija, perdona….

Mami, no olvides que yo hago lo mismo. Tal vez saqué tus genes, ¿no crees?

Ruth sonrió.

Además, eres tan linda y tienes un cuerpo tan exquisito que debes tener mucho éxito entre las mujeres.

Esto último lo dijo con toda intención, esperando que sus palabras rompieran el hielo. Y Ruth captó perfectamente sus palabras. Su mirada a las piernas de su hija se hicieron evidentes y en sus ojos había un brillo de deseo que antes no tenían.

Bueno, tú también debes tener mucho éxito, me imagino. Tienes un hermoso cuerpo, con unos senos y un trasero de ensueño. Y qué decir de tus piernas.

¿Te gustan?

Son preciosas y . . .

¿Deseables?

Si, deseables

Mami

Si?

Te deseo

Ana se levantó y se acercó a su madre, poniendo una mano en la rodilla de esta y la fue subiendo por sus muslos, mientras acercaba su rostro y abriendo la boca se la ofreció. Ruth abrió la suya y sacando la lengua la metió en la de su hija, en tanto una de sus manos se metía dentro de la falda de Ana y empezaba a subir en busca de su sexo.

Mami

Si?

Vamos al dormitorio?

Vamos

Partieron abrazadas y una vez en el dormitorio, Ana se abalanzó sobre su madre, besándola con pasión y metiendo una de sus manos por debajo de la faldita de esta, que estaba feliz viendo la energía que su hija desplegaba.

Ana, déjame desvestirte

Bueno, desnúdame mami

Ana, parada delante de su madre, veía cómo ésta iba quitándole todas sus prendas, hasta dejarla completamente desnuda. Ruth se arrodilló y metió su cabeza entre las piernas de su hija, intentando introducir su lengua. Fue tal la calentura que esto produjo en Ana, que no pudo evitar caer sobre la cama, con los pies en el suelo.

Cómeme, mami

Y Ruth empezó a saborear el sexo de su hija, metiendo lengua y chupando los labios vaginales de Ana, que se debatía como enloquecida por el gusto que su madre le proporcionaba, hasta que terminó por entregarle sus jugos en medio de grititos de gozo.

Mamiiiiiiiiii, ricoooooooooooo. Asíiiiiiiiiiiiiiiiii

Ruth, sin dejar de chupar la vulva de su hija, se acomodó de manera de quedar puesta al revés, ofreciéndole su propio sexo, en un 69 que esperaba que Ana aceptara, lo que esta hizo de inmediato, metiendo su cabeza entre los muslos maternos y sacando su lengua para explorar el túnel húmedo que se le ofrecía.

Ricooooo, mijitaaaaaaa, ricooooooooooo

Mmmmm, mami, mmmmmmmmm

Sigue, sigue, Ana, sigueeeeeeee

Mamita, ricaaaaaaa, siiiiiii

Madre e hija se chuparon las vulvas con desesperación, hasta que la lujuria las venció y soltaron sus jugos en la boca de la que chupaba.

Aghhhhhhhhh, asiiiiiiiiiiiii

Mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Quedaron extenuadas después de que acabaran y se tomaron un tiempo antes de reponerse. Cuando se hubieron calmado, se miraron sonriendo y se dieron un beso.

Fue exquisito, Ana

Tenía tantas ganas de estar contigo, mami

¿No te atrevías?

Pensaba que me rechazarías

Como ves, soy más degenerada de lo que creías

Bueno, las dos somos degeneradas, ¿no crees?

Siendo así, te voy a decir algo.

Dime con confianza

Le tengo ganas a Sonia

Bueno, si es así, te diré que yo le tengo ganas a Vanesa

¿Mi amiga ginecóloga?

Si. Ardo en deseos de comerle el chocho

Entonces yo te facilito el trabajo con ella y tu me lo facilitas con Sonia

Me parece justo, mami. Pero hay algo que hacer antes

¿Qué cosa?

Lograr que Sonia se acueste con su madre

Ah, entiendo. Las madres con las hijas, ¿verdad?

Esa es la idea. ¿Qué te parece?

Me parece estupenda, ya que Lorena es bien atractiva. Será la primera abogada que me coma.

Que nos comamos, querrás decir

Ja, ja, ja. Tienes razón.

Además, está Salvador

No entiendo

Entre Sonia y yo hemos formado un trío con Salvador, un tipo mayor que conocimos por internet y que nos ha ayudado en este camino. A decir verdad, la idea de que tu y yo ahora estemos juntas fue de él.

¿Y?

Bueno, la idea es que él esté presente en nuestras reuniones.

Pero Ana, eso significaría ponerle el gorro a tu padre

Ay, mami. No será la primera vez

No, si solo quería saber lo que piensas. Por mí no hay problema

Una pregunta, mami: cuántas veces has gorreado al papi?

Sinceramente, ya perdí la cuenta

¿Por qué?

Porque yo soy una puta de corazón, cariño. Sencillamente por eso

Por lo visto salí a ti.

De tal madre tal hija

A Salvador le vas a encantar pues eres del tipo de mujer que le gustan: calientes.

Eso sí, en lo caliente no me gana nadie. Y no hago distingos cuando hay que tener sexo

¿Por eso tienes sexo con mujeres también?

Y no solo mujeres, cariño

No entiendo, mami

¿No te molestarás si te confieso algo?

Mami, somos cómplices y no debe haber secretos entre nosotras.

He tenido sexo con un perro

¿Y eso te preocupaba? Yo lo he hecho varias veces. Incluso Sonia.

Parece que vamos a hacer cosas bien interesantes tu y yo.

Sí, mami. Ahora yo debo confesarte algo

Dime, picarona

He estado entusiasmando a Nicole

¿Tu prima?

Si. Y a pesar de sus 13 años se ha mostrado bien entusiasmada.

¿Y tu crees que podrías hacerla participar?

Mira, ella lo único que desea es estar con su tía linda.

¿En serio? Mira que ya me estoy humedeciendo

Cierto, mami. Está lista para ti. De hecho la primera vez que lo hicimos fue cuando le hablé de ti.

¿Cómo fue eso?

Fue hace unos dos meses, cuando estábamos solas las dos en mi departamento. Ella había ido de visita.

¿Y?

La invité al dormitorio y ahí empezamos a conversar. Yo tenía la idea de comerme ese chochito desde hacía tiempo, pero no sabía cómo trabajarla. Y esa tarde las cosas se dieron perfectas para convencerla. La invité a sentarse en la cama y yo hice lo mismo, teniendo cuidado de cruzar mis piernas y dejar expuestos mis muslos delante de ella, que estaba sentada de la misma manera…
 
Arriba Pie