Iba caminando muy despacio por los pasillos de la escuela, como queriendo atesorar esos últimos pasos antes de las vacaciones de navidad; odiaba las vacaciones, se sentÃ*a sola y desgraciada por estarlo, asÃ* que la escuela era su alivio, su escape de la soledad de las cuatro paredes de su habitación horriblemente pequeña y angosta; sus alumnos la ayudaban a soportar el dÃ*a a dÃ*a, pero ninguno se imaginaba su tragedia.
Entró en el aula con una sonrisa, hoy en realidad no habÃ*a clases, ya que era el último dÃ*a se hacÃ*a un festival, un almuerzo y por fin los chicos tendrÃ*an sus tan preciadas vacaciones. Sus alumnos eran los mayores de la escuela, de 2º de bachillerato, tendrÃ*an casi todos entorno a los 17, 18 años, ella no tenÃ*a muchos más, 26, y unos 10 años de mala suerte en asuntos de amor, habÃ*a llegado a la conclusión de que todos los tÃ*os eran unos cabrones.
Dijo a sus chicos que pasasen unos dÃ*as muy agradables y salieron deseándole feliz navidad, aunque para ella iban a ser como siempre arduas y aburridas. Se dirigió a la ventana sin percatarse que uno de sus alumnos se habÃ*a quedado y habÃ*a cerrado la puerta tras él:
- Profesora, ¿puedo hablar con usted un momento?
Era un chico nuevo, llegado de EE.UU., pero con familia española, asÃ* que manejaba el idioma casi a la perfección, un chico extraño, iba siempre vestido con camisetas de tirantes negras, muy ajustadas y pantalones de piel, también negros, pero, ¿por qué se fijaba tanto en él?, por raro que parezca sentÃ*a un especial morbo por aquel chico, con su cabello negro recogido en una coleta y ese pendiente en la ceja...provocador...
- Emm, claro Mike, ¿qué quieres?
- Es que me preguntaba si usted podrÃ*a darme clases particulares de español a la vuelta de vacaciones, aun tengo fallos, le pagarÃ*amos bien.
Realmente el dinero le daba igual, era la oportunidad de no estar encerrada en casa todas las tardes y no le desagradaba la idea de ver a ese joven fuera del colegio.
- Me encantarÃ*a, y el dinero no importa, lo que me importa es ayudarte, asÃ* que el mismo lunes que empecemos que damos, ¿vale?.
- A las 6 en mi casa... estaremos solos
Tras esta última frase dejada en el aire se dio la vuelta y se fue, más tarde supo que no se habÃ*a quedado al festival. Decidió informarse sobre él.
Habló ese mismo dÃ*a con el director del centro, muy cordial como siempre, lo único que pensaba era en cogerla arrancarle las bragas de un mordisco y violarla encima de la mesa; se le veÃ*a en sus ojos de adulto amargado sexualmente, al menos ella no iba echando feromonas por cada poro de su cuerpo, daba pena. En fin, que el chico tenÃ*a 19 años recién cumplidos, y le habÃ*an expulsado de varios institutos en América por mal comportamiento, sin embargo con ella fue tan amable...
AsÃ*, habiendo satisfecho su curiosidad mórbida se fue a casa. Y pasaron las vacaciones, dos semanas más en su vida sin ninguna novedad.
El primer dÃ*a de clase era una bendición para ella, los chicos estaban contentos, no hacÃ*an más que sonreÃ*r y le recordaban otros años más felices, pero Mike no estaba, le resulto raro; ya por la tarde no supo si acudir a sus clases particulares o no, quizás estaba enfermo, quizás, pero aun asÃ* se decidió a ir, busco en el armario algo de ropa, al principio se puso una camisa negra y unos pantalones vaqueros, pero, sin saber por que, se desvistió deprisa y se enfundó en un vestido rojo, bajo el cual recubrÃ*a sus pechos un sujetador negro transparente, y un tanga de la misma tela; ¿qué estaba haciendo?, ¿por qué se vestÃ*a asÃ*?, meneó la cabeza como intentando olvidarse que se habÃ*a puesto ese vestido y esa ropa interior por que un alumno la excitaba como nunca nadie lo habÃ*a hecho. Cerró la puerta y se dirigió a su destino.
A l llegar a la casa comenzó a ponerse nerviosa, llamó al timbre, Mike abrió con una sonrisa:
- Hola, pasa...
Que curioso, ya no la trataba de usted
- Gracias, emm, por cierto, ¿por qué no has venido a clase?
- Estaba ocupado
Entonces, él se quedo callado unos segundos como intentando inventarse una excusa, no resultó, asÃ* que sencillamente la miró a los ojos y le ofreció algo de beber.
- bien, ¿qué tal si empezamos ya? si no, no nos cundirá la tarde, y solo vengo para una hora.
- De acuerdo profesora...
La manera en que dijo profesora le produjo un lascivo deseo de acercarse a él, comenzaba a sudar.
Se sentaron en el sofá, él sacó unos libros de castellano, abrió uno de ellos:
- Este verbo no lo entiendo bien
Ella comenzó a explicarle que significaba, pero segundos después de empezar a hablar se dio cuenta que él no le prestaba atención, la estaba mirando de arriba abajo, sin ningún pudor le cogió el libro y lo dejó en el suelo, la cogió de la cintura y la recostó sobre sus piernas:
- Verás, es que en realidad llevo deseándote desde el primer dÃ*a que te vi en clase y ahora que te tengo aquÃ* solo quiero saborearte...que bien hueles nena...
Cada vez se estaba poniendo más nerviosa, no lo entendÃ*a, ella era mayor que él y parecÃ*a una crÃ*a que no hubiese follado nunca, agitó de nuevo la cabeza
- ¿Te pasa algo señorita?
- No, solo que yo también te deseo a ti
Las palabras surgieron de su boca como sin quererlo.
- SÃ*, lo sé
El chico puso su mano en el muslo de ella, sintiendo ya su palpitar comenzó a subirla poco apoco, notó su pequeño y minúsculo tanguita, delicadamente se lo quitó sin ninguna resistencia. Volvió a colocar su mano en el muslo, y subió hasta tocar su húmedo coño, lo tocó de arriba abajo sintiendo como ella se iba excitando y como su lÃ*quido inundaba sus dedos juguetones, se acerco a su agujerito e introdujo un dedo en él, sintió el calor y se excitó, metió dos dedos, ella jadeaba, decidió ver a su profesora totalmente desnuda, le quitó el vestido y pudo ver a través del sujetador transparente esos enormes pezones erizados, deseando ser lamidos, no espero más le arrancó el sujetador y lamió sus tetas enormes y sabrosas, mientras sus dedos seguÃ*an jugando en su coño tan húmedo, sus besos fueron bajando, a la tripita, y llegaron al manjar, chupó su sexo sin parar, sus jugos se deslizaban por su garganta, era tan bueno...ella gemÃ*a y gemÃ*a, él seguÃ*a chupando y dando pequeños besitos y mordiscos, entonces notó su orgasmo venir, lamió con más deseo hasta que el lÃ*quido se escurrió de su coño, nunca habÃ*a oÃ*do jadear tanto a una mujer, mientras sentÃ*a su corrida en la boca sus manos pellizcaban sus pezones y los estiraba, eso le provocaba un placer enorme.
Ella se levantó, le temblaban las piernas, cogió al chico y le quitó toda la ropa con furia, le tiró al suelo y se puso encima, notó como su verga entraba en ella, él sintió su poya dentro del manjar:
- Profesora, tengo que decirte que tu coño está delicioso, mmm, necesito volver a chuparlo y lamerlo, por favor
- Ahora te dejo que me chupes las tetas
AsÃ* lo hizo, mientras ella galopaba encima de él, follando sin parar, su poya entraba y salÃ*a deprisa, él veÃ*a su chocho y su pene, se excitaba aún más.
- Seño, quiero que te corras conmigo, quiero sentir tu fuego, vamos...
- ¡¡¡Aaaahhhh!!!...
- Eso es, asÃ* me gusta profesora, siento tu lÃ*quido en mi pene.
Ambos se separaron y se sentaron en el sofá, permanecieron inmóviles y en silencio como queriendo aun sentir ese orgasmo que los habÃ*a envuelto segundos antes.
- Bueno señorita, creo que la clase de hoy ya ha durado bastante, nos vemos en clase
- ¿ Y ya está?. ¿Te vas?.
- Hasta mañana.
Oyo la puerta cerrarse y se quedó sola, notaba el palpitar de su vagina y sonrió, decidió sin más irse a la cama, a descansar.
Se levanto como si estuviese en una nube, por un segundo no recordó lo que habÃ*a pasado la tarde anterior, el recordarlo su miembro empezó a palpitar de nuevo. Se vistió, tomo un café y se fue a la escuela con cierto nerviosismo.
Durante la hora que duro que su clase no miró ni un instante a su joven amante secreto, al finalizar, la clase quedó vacÃ*a, pero solo durante unos minutos, la puerta se abrió y él entró despacio, bajó las persianas y se dirigió a ella sediento y quitándose la camiseta...
Entró en el aula con una sonrisa, hoy en realidad no habÃ*a clases, ya que era el último dÃ*a se hacÃ*a un festival, un almuerzo y por fin los chicos tendrÃ*an sus tan preciadas vacaciones. Sus alumnos eran los mayores de la escuela, de 2º de bachillerato, tendrÃ*an casi todos entorno a los 17, 18 años, ella no tenÃ*a muchos más, 26, y unos 10 años de mala suerte en asuntos de amor, habÃ*a llegado a la conclusión de que todos los tÃ*os eran unos cabrones.
Dijo a sus chicos que pasasen unos dÃ*as muy agradables y salieron deseándole feliz navidad, aunque para ella iban a ser como siempre arduas y aburridas. Se dirigió a la ventana sin percatarse que uno de sus alumnos se habÃ*a quedado y habÃ*a cerrado la puerta tras él:
- Profesora, ¿puedo hablar con usted un momento?
Era un chico nuevo, llegado de EE.UU., pero con familia española, asÃ* que manejaba el idioma casi a la perfección, un chico extraño, iba siempre vestido con camisetas de tirantes negras, muy ajustadas y pantalones de piel, también negros, pero, ¿por qué se fijaba tanto en él?, por raro que parezca sentÃ*a un especial morbo por aquel chico, con su cabello negro recogido en una coleta y ese pendiente en la ceja...provocador...
- Emm, claro Mike, ¿qué quieres?
- Es que me preguntaba si usted podrÃ*a darme clases particulares de español a la vuelta de vacaciones, aun tengo fallos, le pagarÃ*amos bien.
Realmente el dinero le daba igual, era la oportunidad de no estar encerrada en casa todas las tardes y no le desagradaba la idea de ver a ese joven fuera del colegio.
- Me encantarÃ*a, y el dinero no importa, lo que me importa es ayudarte, asÃ* que el mismo lunes que empecemos que damos, ¿vale?.
- A las 6 en mi casa... estaremos solos
Tras esta última frase dejada en el aire se dio la vuelta y se fue, más tarde supo que no se habÃ*a quedado al festival. Decidió informarse sobre él.
Habló ese mismo dÃ*a con el director del centro, muy cordial como siempre, lo único que pensaba era en cogerla arrancarle las bragas de un mordisco y violarla encima de la mesa; se le veÃ*a en sus ojos de adulto amargado sexualmente, al menos ella no iba echando feromonas por cada poro de su cuerpo, daba pena. En fin, que el chico tenÃ*a 19 años recién cumplidos, y le habÃ*an expulsado de varios institutos en América por mal comportamiento, sin embargo con ella fue tan amable...
AsÃ*, habiendo satisfecho su curiosidad mórbida se fue a casa. Y pasaron las vacaciones, dos semanas más en su vida sin ninguna novedad.
El primer dÃ*a de clase era una bendición para ella, los chicos estaban contentos, no hacÃ*an más que sonreÃ*r y le recordaban otros años más felices, pero Mike no estaba, le resulto raro; ya por la tarde no supo si acudir a sus clases particulares o no, quizás estaba enfermo, quizás, pero aun asÃ* se decidió a ir, busco en el armario algo de ropa, al principio se puso una camisa negra y unos pantalones vaqueros, pero, sin saber por que, se desvistió deprisa y se enfundó en un vestido rojo, bajo el cual recubrÃ*a sus pechos un sujetador negro transparente, y un tanga de la misma tela; ¿qué estaba haciendo?, ¿por qué se vestÃ*a asÃ*?, meneó la cabeza como intentando olvidarse que se habÃ*a puesto ese vestido y esa ropa interior por que un alumno la excitaba como nunca nadie lo habÃ*a hecho. Cerró la puerta y se dirigió a su destino.
A l llegar a la casa comenzó a ponerse nerviosa, llamó al timbre, Mike abrió con una sonrisa:
- Hola, pasa...
Que curioso, ya no la trataba de usted
- Gracias, emm, por cierto, ¿por qué no has venido a clase?
- Estaba ocupado
Entonces, él se quedo callado unos segundos como intentando inventarse una excusa, no resultó, asÃ* que sencillamente la miró a los ojos y le ofreció algo de beber.
- bien, ¿qué tal si empezamos ya? si no, no nos cundirá la tarde, y solo vengo para una hora.
- De acuerdo profesora...
La manera en que dijo profesora le produjo un lascivo deseo de acercarse a él, comenzaba a sudar.
Se sentaron en el sofá, él sacó unos libros de castellano, abrió uno de ellos:
- Este verbo no lo entiendo bien
Ella comenzó a explicarle que significaba, pero segundos después de empezar a hablar se dio cuenta que él no le prestaba atención, la estaba mirando de arriba abajo, sin ningún pudor le cogió el libro y lo dejó en el suelo, la cogió de la cintura y la recostó sobre sus piernas:
- Verás, es que en realidad llevo deseándote desde el primer dÃ*a que te vi en clase y ahora que te tengo aquÃ* solo quiero saborearte...que bien hueles nena...
Cada vez se estaba poniendo más nerviosa, no lo entendÃ*a, ella era mayor que él y parecÃ*a una crÃ*a que no hubiese follado nunca, agitó de nuevo la cabeza
- ¿Te pasa algo señorita?
- No, solo que yo también te deseo a ti
Las palabras surgieron de su boca como sin quererlo.
- SÃ*, lo sé
El chico puso su mano en el muslo de ella, sintiendo ya su palpitar comenzó a subirla poco apoco, notó su pequeño y minúsculo tanguita, delicadamente se lo quitó sin ninguna resistencia. Volvió a colocar su mano en el muslo, y subió hasta tocar su húmedo coño, lo tocó de arriba abajo sintiendo como ella se iba excitando y como su lÃ*quido inundaba sus dedos juguetones, se acerco a su agujerito e introdujo un dedo en él, sintió el calor y se excitó, metió dos dedos, ella jadeaba, decidió ver a su profesora totalmente desnuda, le quitó el vestido y pudo ver a través del sujetador transparente esos enormes pezones erizados, deseando ser lamidos, no espero más le arrancó el sujetador y lamió sus tetas enormes y sabrosas, mientras sus dedos seguÃ*an jugando en su coño tan húmedo, sus besos fueron bajando, a la tripita, y llegaron al manjar, chupó su sexo sin parar, sus jugos se deslizaban por su garganta, era tan bueno...ella gemÃ*a y gemÃ*a, él seguÃ*a chupando y dando pequeños besitos y mordiscos, entonces notó su orgasmo venir, lamió con más deseo hasta que el lÃ*quido se escurrió de su coño, nunca habÃ*a oÃ*do jadear tanto a una mujer, mientras sentÃ*a su corrida en la boca sus manos pellizcaban sus pezones y los estiraba, eso le provocaba un placer enorme.
Ella se levantó, le temblaban las piernas, cogió al chico y le quitó toda la ropa con furia, le tiró al suelo y se puso encima, notó como su verga entraba en ella, él sintió su poya dentro del manjar:
- Profesora, tengo que decirte que tu coño está delicioso, mmm, necesito volver a chuparlo y lamerlo, por favor
- Ahora te dejo que me chupes las tetas
AsÃ* lo hizo, mientras ella galopaba encima de él, follando sin parar, su poya entraba y salÃ*a deprisa, él veÃ*a su chocho y su pene, se excitaba aún más.
- Seño, quiero que te corras conmigo, quiero sentir tu fuego, vamos...
- ¡¡¡Aaaahhhh!!!...
- Eso es, asÃ* me gusta profesora, siento tu lÃ*quido en mi pene.
Ambos se separaron y se sentaron en el sofá, permanecieron inmóviles y en silencio como queriendo aun sentir ese orgasmo que los habÃ*a envuelto segundos antes.
- Bueno señorita, creo que la clase de hoy ya ha durado bastante, nos vemos en clase
- ¿ Y ya está?. ¿Te vas?.
- Hasta mañana.
Oyo la puerta cerrarse y se quedó sola, notaba el palpitar de su vagina y sonrió, decidió sin más irse a la cama, a descansar.
Se levanto como si estuviese en una nube, por un segundo no recordó lo que habÃ*a pasado la tarde anterior, el recordarlo su miembro empezó a palpitar de nuevo. Se vistió, tomo un café y se fue a la escuela con cierto nerviosismo.
Durante la hora que duro que su clase no miró ni un instante a su joven amante secreto, al finalizar, la clase quedó vacÃ*a, pero solo durante unos minutos, la puerta se abrió y él entró despacio, bajó las persianas y se dirigió a ella sediento y quitándose la camiseta...