Con una chica del chat.

roman74

Pajillero
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Bueno empecemos por describirme un poquillo, soy un chico de 22 años, buen cuerpo en general, ya que me encanta hacer deporte y me cuido, simpático, y creo que fÃ*sicamente no estoy mal aunque no soy un Brad Pitt, jaja. Bueno, después de esto, vamos a lo que vamos.
Hace tiempo, ahora menos, me gustaba chatear mucho y solÃ*a hacerlo prácticamente todos los dÃ*as. Lo que más me encantaba era conocer chicas, más o menos, de mi edad y quedar con ellas para conocerlas y si tuviese la ocasión, pues intimar más con ella, Hará cosa de unos 3 meses conocÃ* a una chica en el chat, se llamaba Bea y tenÃ*a 20 años, de mi misma ciudad donde resido actualmente, la verdad que fÃ*sicamente no me gustaba pero levantaba en mÃ* un morbo descomunal. Era algo rellenita, tenÃ*a un buen culo y unos pechos que no estaban mal. La primera vez que quedé con ella me lo pasé genial, estuvimos de bares, tomando algunas copas, bailando…. vamos que salimos un sábado a las 10 de la noche y hasta la 1 de la tarde del domingo no nos acostamos (yo por lo menos). Durante la noche todo fue bien, no hubo nada de roces “extrañosâ€� entre nosotros ni nada parecido pero cuando llegamos sobre las 9 de la mañana a uno de los parques, de la ciudad donde resido para descansar después de estar toda la noche bailando, nos sentamos en un banco y me entró un calentón increÃ*ble, no dudé ni un momento y me lanzé sobre ella propinándole un beso super caliente y que a mÃ* me excitó mucho. En ese momento mi verga empezó a tener una erección considerable, que después de unos segundos se me notaba a través del pantalón vaquero, aunque ella no se habÃ*a dado cuenta. Seguido de esto empecé a meterle mano por debajo de su jersey y tocando, manoseando… sus pechos y ella me dejaba hacer sin oponer resistencia alguna. Después de un momento besándonos y metiéndole mano en sus manejables pechos, dirigÃ* mi mano hacia su entrepierna, empecé a frotar con mi palma de la mano su entrepierna, pero ella retiró mi mano rápidamente y me dijo que nos podrÃ*an ver.
A estas alturas tenÃ*a una excitación enorme, entonces le dije que nos fuéramos a otro sitio dónde no nos pudieran ver y a lo que ella accedió con la cabeza. Nos fuimos a una especie de plaza dentro del parque donde, en ese momento y a esas horas, no se veÃ*a a casi nadie por allÃ*. Llegamos a un banco bien situado y donde, en principio, la gente no nos podrÃ*a ver, y empezamos, de nuevo, a besarnos y manosearnos el uno al otro. Ella se sentó encima de mi piernas con las suyas totalmente abiertas y frotándome con su entrepierna mi verga que en esos momentos estaba empezando a excitarse de nuevo y comenzar una gran ascensión hasta ponerse tan dura y alta como el mástil de un barco. Ella seguÃ*a frotándome con su entrepierna mi verga y mi excitación era cada vez mayor, pero ella no querÃ*a que hiciésemos nada allÃ*, aunque me dejaba manosearla los pechos y ponerla más cachonda a ella de lo que estaba con mis juegos con mi boca y mis manos. Sus gemidos eran cada vez más altos e intensos cuando introducÃ*a mi mano en su entrepierna y empezaba a introducir mis dedos en su rajita. A todo esto, a la vez, ella me manoseaba la verga con sus manos con mucha experiencia y controlando que no eyaculase en ese momento. En estos momentos, mi verga ya estaba en toda su plenitud (es normal, unos 17 centÃ*metros, aproximadamente, pero muy juguetona).
Después de más de una hora de calentón mutuo, le dije que me iba a dormir ya que estaba cansado de tanto juego ya que ella veÃ*a que no accedÃ*a a subir de nivel en sus juegos y llegar al final de los juegos echando un gran polvo, a lo que ella me propuso ir a dormir a su casa, cosa que no tenÃ*a muy clara pero que al final accedÃ* aunque ella después de unos momentos de indecisión por su parte echó atrás su proposición. AsÃ* que, como podréis imaginar, me quedé con un calentón increÃ*ble que no pude quitar de mi cuerpo hasta que llegué a mi casa y me hice una grandÃ*sima y placentera paja pensando en lo que hub
iera pasado si ella no se hubiera echado atrás en su proposición y hubiera ido a dormir a su casa.
Esta fue la primera historia que me ocurrió con esta chica pero lo bueno vino después.
 
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