Con mi tía enfermera

nuevoax

Virgen
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Ene 1, 2018
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Pues hay que remontarse al tiempo en que yo tenía 9. Ocurrió con una tía que por entonces tenía 31 años, hermana de mi madre. Ella era de profesión enfermera y me cuidaba cuando mi mamá tenía que hacer trámites o trabajar.
Resulta que en una oportunidad, en temporada de verano, ella usaba una remera blanca ajustada y sin sujetador, por ende, sus senos se apreciaban a través de la tela, y por cierto, eran bastante generosos.
Yo usaba unos shorts y fue cuando al notar sus pechos tuve una erección, la primera que me ocurría de manera consciente, ya que en varias oportunidades me despertaba con el pene tieso pero desconocía el por qué.
Intenté ocultar la erección pero mi tía ya se había percatado de ella. Fué ahí que me dijo que no debía de avergonzarme pues eso era algo normal en los varones. Me preguntó por qué me había ocurrido eso, y yo le respondí que era porque la estaba viendo.
Mi tía de inmediato asimiló que me refería a los senos porque se tapó con ambas manos, pero fue con algo de humor, porque sacó sus manos de inmediato.
Ella me preguntó si alguna vez había visto las tetas de una mujer, de mi madre quizás en casa por casualidad, le dije que no.
Entonces, ella me preguntó si me llamaba la atención ver los suyos, siempre y cuando, yo le dejara ver cómo estaba mi pene y no dijera nada.
Obviamente, la curiosidad por ver las primeras tetas fue mayor, y no dudé en aceptar su propuesta.
Ella se quitó su remera y luego me instó a enseñarle mi pito. Y pues, al rato, la situación fue escalando, ya que ella me permitió tocar sus pechos y yo le dejé tocar mi pene, fué ahí cuando ella me proporcionó la primera paja de mi vida.
Mi tía continúo masturbándome y también yo tuve acceso a poder tocar y chupar sus tetas. Al poco tiempo de haber cumplido 10, mientras me hacía una paja, yo expulsé un líquido transparente y aguado en chorros. Ella se alegró, porque me dijo que ese líquido que me salió era semen, pero que por mi edad, aún no era cómo el semen de los adultos y que cuando estuviera más grande, ese líquido me iba a cambiar, porque iba a hacer espeso y blanco.
Desde ese momento, ella me comenzó a chupar el pito, porque de vez en cuando quería recibir mi semen en su boca.
Pero además, comenzó a utilizar técnicas diferentes para masturbarme.
Cómo indiqué, ella era enfermera, y trabajaba en el ámbito pediátrico con una doctora de esa especialidad. La doctora le había enseñado a mi tía técnicas de masturbación para los chicos que ya pudiesen eyacular. Esas mismas técnicas las comenzó a emplear conmigo.
Una de esas, consistía en interrumpir mi eyaculación, es decir, me masturbaba y cuando ella notaba estaba por correrme, dejaba de hacerlo evitando que yo eyaculara. Esperaba unos momentos y seguía, finalmente, se trataba de evitar que me corriera lo más posible porque con ello, yo iba aprendiendo a controlar y aguantar la eyaculación por más tiempo.
La otra técnica, se llamaba resistencia, y la comenzó a usar conmigo cuando ya tenía 11. Esa consistía en seguir masturbándome a pesar que ya me hubiera corrido, incluso sacándome más de una eyaculación, lo más que pudiera aguantar con mi pene erecto. Era una técnica bastante agotadora para mí, la verdad. Y por mi edad, sólo podía correrme dos veces con suerte, pero ella era exigente y en varias ocasiones que me quedaba bajo su cuidado, usaba esa técnica más de una vez en una sola jornada.
Ya cuando cumplí los 12 me salió semen blanco y espeso. Ella por entonces siguió solo masturbándome con las técnicas que dije y haciéndome oral. También comenzó a hacerme pajas con sus tetas y me dejaba escoger dónde quería echar mi semen. Yo solía escoger sus tetas, su cara y también sus axilas, porque ya había desarrollado ese fetiche.
Pero fue cuando cumplí los 13, fue cuando me desvirgó y tuve la oportunidad de cogerla, o más bien, ella me cogió a mi porque me montó la primera vez. Lo hicimos sin condón y me corrí dentro de ella mas de una vez.
Sin embargo, por entonces, mi tía ya no era completamente para mí. Ella, también se quedaba con el cuidado de otro chico, que era el hijo de una vecina de ella. Era menor que yo, su vecino tenía 11 y yo ya estaba en los 13. Coincidimos varias veces en su casa y ella igual lo masturbaba como hacía conmigo, usando las mismas técnicas que usaba conmigo.
Me sentía celoso de verlo disfrutar de la manera en que yo lo hacía. Pero obviamente, yo tenía la ventaja porque ya la penetraba.
Sin embargo, mi tía solía hacer comparaciones algo odiosas entre su vecino y yo. Por ejemplo, cuando lo masturbaba sin descanso, el nene se llegaba a correr hasta tres veces, y lo felicitaba por eso porque lograr eyacular tres veces consecutivas a esa edad era difícil, y que yo sólo una vez había logrado eso teniendo 11 y había sido con una colega enfermera de mi tía, que estaba embarazada. Pero eso es tema de otra historia...
 
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