Primero de todo disculpen mi redacción, este es mi primer relato y aún no tengo demasiada práctica. Pero espero que les guste tanto como a mÃ* me gustó disfrutar de esta experiencia, con una persona que siempre me ha atraÃ*do sexualmente, y desde que empecé a masturbarme, ella ha sido la musa de mis pajas.
Empezaré presentándome, soy un chico de 20 años, nacido en Barcelona. Por motivos de seguridad, cambiaré los nombres de los protagonistas de esta historia.
Digamos que me llamo Carlos, soy alto, moreno y delgado, me gusta el deporte. La otra protagonista de este relato es mi tÃ*a Eva: de unos 40 años, la mujer de mi tÃ*o; ella es alta, de largo cabello rubio precioso que le cae hasta los hombros; tiene caderas anchas y unos labios muy sensuales. Pero lo que más me gusta de ella son sus tetas, unas grandes tetas (tamaño 100 de sujetador) con unos pezones rosados muy morbosos que me vuelven loco. Siempre han dicho que me parezco mucho a mi tÃ*o cuando él era joven, pero lo que más me gustaba de eso es que mi tÃ*a decÃ*a que estar conmigo le encantaba porque le hacÃ*a sentirse joven otra vez.
Todo empezó un dÃ*a, hará ya un par de años, cuando estaba toda la familia reunida en casa de mis tÃ*os, que tiene dos pisos: en el piso de arriba está la habitación de mis tÃ*os con su enorme baño, además de un despacho; en el piso de abajo está todo lo demás, con un enorme jardÃ*n y la piscina.
Estaba todo el mundo fuera tomando algo después de comer, pero yo estaba en el despacho de arriba con el ordenador. De repente, oÃ* pasos en la escalera, y entonces apareció Eva, preciosa como siempre. Ella no me vio, y se metió en su cuarto; al poco rato empecé a oÃ*r el ruido de su ducha.
Yo me habÃ*a puesto caliente mirando páginas porno en el ordenador, asÃ* que sin pensarlo mucho me dirigÃ* a su habitación. Cuando me acerqué a su cuarto, vi que la puerta de su lavabo estaba abierta, asÃ* que entré en el baño sin hacer ruido para que no me oyera.
Lo que vi me dejó helado: a través de la puerta semitransparente de la ducha pude ver a Eva enjabonándose su escultural cuerpo. Aún no sé como pude hacer lo que hice, pero empecé a desnudarme.
Cuando vi que Eva estaba de espaldas y no podÃ*a verme, abrÃ* la puerta de la ducha y entré, con la polla empalmada y súper caliente. Ella no se dio cuenta de nada hasta que empecé a acariciar su cuerpo, entonces intentó darse la vuelta, pero yo no la dejé y le dije susurrando al oÃ*do:
Yo: - Tranquila Eva cariño, soy yo.
Ella debió creer que era mi tÃ*o, puesto que me respondió:
Eva: - Mmmm cariño, hace tiempo que no nos duchábamos juntos.
Yo seguÃ* acariciando su cuerpazo, acercando mi polla a su culo. Mis manos empezaron a bajar por todo su cuerpo, llegando hasta su poblada vulva. Empecé a meterle los dedos, y ella empezó a gemir; continué masturbándole hasta que al cabo de poco empezó a correrse:
Eva: - Sigue mmmm amor que me has puesto a cien mmmm.
Cuando acabó de correrse le dije bajito al oÃ*do:
Yo: - Ahora quiero que te des la vuelta con los ojos cerrados y te pongas de rodillas mirando hacia mÃ*.
Eva: - Mmmm cielo me ponen a mil las sorpresas, ¿qué me vas a dar eh?
Yo no respondÃ* porque ella me hizo caso y se puso de rodillas, pero cuando se agachó se rascó el pie con las baldosas de la pared y abrió los ojos, cuando descubrió que yo no era su marido me dijo alarmada:
Eva: - ¿¡Pero Carlos, qué haces!? ¡CreÃ*a que eras tu tÃ*o!
Mientras decÃ*a esto intentó taparse su cuerpo con los brazos, pero le sobresalÃ*a una gran parte de sus exuberantes tetazas, cosa que me puso aún más caliente.
Yo: - Lo siento Eva, pero he oÃ*do que te metÃ*as en la ducha y me ha podido la curiosidad
Eva: - Pero no podemos hacer esto Carlos: ¡eres mi sobrino!
Yo: - Perdóname Eva, pero desde pequeño siempre me has puesto muy caliente y hoy ya no he podido aguantar más.
Eva: - Pero esto está mal Carlos, somos familia.
Yo: - Ya lo sé Eva, pero es que me pones tan caliente… Además, nunca he podido estar con una chica y siempre he querido saber qué era estar con una mujer.
Eva: - Bueno Carlos está bien, vamos a ver. Déjame ver tu polla.
Yo miré hacia mi miembro y vi que se habÃ*a puesto flácido debido a la conversación y el susto. Después la miré a la cara y me llevé la sorpresa de mi vida: su cara de asustada habÃ*a dejado paso a una cara de madura macizorra tan sensual que mi polla volvió a su máximo esplendor. Eva alargó su mano para agarrar mi palo y empezó a pajearme. Suavemente con la mano, bajando y subiendo mi prepucio, hasta que de repente se la puso en la boca y empezó a darle besitos en el glande para después metérsela entera en la boca. Cuando ya llevaba un rato noté que me iba a correr y se lo dije. Inmediatamente ella paró y me apretó la base del pene para detener mi corrida.
Eva: - Aún no te corras cariño, ahora viene lo mejor.
Cogió mi miembro y con suavidad se lo metió en el coño. Empecé con el mete-saca mientras le sobaba las tetas, después me puse a lamer sus tetas y a chupar sus rosados pezones en punta mientras ella seguÃ*a gimiendo.
Eva: - Oh sÃ* sigue amor, méteme tu polla hasta el fondo mmmm...
Yo: - Eva estoy a punto de correrme…
Cuando escuchó esto, se sacó mi polla del coño y se puso de rodillas. Cogió mi polla y se la frotó entre las tetas haciéndome una cubana espectacular. Yo noté que me iba a correr y le pedÃ* si lo podÃ*a hacer en su cara, con lo que ella se metió la polla en la boca.
Yo: - Mmmm sÃ* Eva cómetela mmmm…
Entonces empecé a correrme en su boca. No sé cuantos chorros de semen salieron, pero ella se los tragó todos. Cuando acabé de correrme se la sacó de la boca y empezó a limpiar con su lengua mi polla sucia de semen. Después me dijo:
Eva: - Espero que lo hayas disfrutado tanto como yo. Ha sido mi mejor polvo en mucho tiempo, gracias. Sal dentro de unos minutos para no despertar sospechas.
Antes de marcharse me dio un beso en los labios a modo de despedida. Eva salió de la ducha y se puso la toalla, yo pensaba que todo habÃ*a acabado, pero antes de irse se giró, me guiñó el ojo y me dijo:
Eva: - ¿Supongo que lo repetiremos otro dÃ*a, verdad amor? Ha sido estupendo…
Desde entonces, siempre que podemos lo repetimos, y ella me ha enseñado la mayorÃ*a de cosas que sé hacer en la cama.
Empezaré presentándome, soy un chico de 20 años, nacido en Barcelona. Por motivos de seguridad, cambiaré los nombres de los protagonistas de esta historia.
Digamos que me llamo Carlos, soy alto, moreno y delgado, me gusta el deporte. La otra protagonista de este relato es mi tÃ*a Eva: de unos 40 años, la mujer de mi tÃ*o; ella es alta, de largo cabello rubio precioso que le cae hasta los hombros; tiene caderas anchas y unos labios muy sensuales. Pero lo que más me gusta de ella son sus tetas, unas grandes tetas (tamaño 100 de sujetador) con unos pezones rosados muy morbosos que me vuelven loco. Siempre han dicho que me parezco mucho a mi tÃ*o cuando él era joven, pero lo que más me gustaba de eso es que mi tÃ*a decÃ*a que estar conmigo le encantaba porque le hacÃ*a sentirse joven otra vez.
Todo empezó un dÃ*a, hará ya un par de años, cuando estaba toda la familia reunida en casa de mis tÃ*os, que tiene dos pisos: en el piso de arriba está la habitación de mis tÃ*os con su enorme baño, además de un despacho; en el piso de abajo está todo lo demás, con un enorme jardÃ*n y la piscina.
Estaba todo el mundo fuera tomando algo después de comer, pero yo estaba en el despacho de arriba con el ordenador. De repente, oÃ* pasos en la escalera, y entonces apareció Eva, preciosa como siempre. Ella no me vio, y se metió en su cuarto; al poco rato empecé a oÃ*r el ruido de su ducha.
Yo me habÃ*a puesto caliente mirando páginas porno en el ordenador, asÃ* que sin pensarlo mucho me dirigÃ* a su habitación. Cuando me acerqué a su cuarto, vi que la puerta de su lavabo estaba abierta, asÃ* que entré en el baño sin hacer ruido para que no me oyera.
Lo que vi me dejó helado: a través de la puerta semitransparente de la ducha pude ver a Eva enjabonándose su escultural cuerpo. Aún no sé como pude hacer lo que hice, pero empecé a desnudarme.
Cuando vi que Eva estaba de espaldas y no podÃ*a verme, abrÃ* la puerta de la ducha y entré, con la polla empalmada y súper caliente. Ella no se dio cuenta de nada hasta que empecé a acariciar su cuerpo, entonces intentó darse la vuelta, pero yo no la dejé y le dije susurrando al oÃ*do:
Yo: - Tranquila Eva cariño, soy yo.
Ella debió creer que era mi tÃ*o, puesto que me respondió:
Eva: - Mmmm cariño, hace tiempo que no nos duchábamos juntos.
Yo seguÃ* acariciando su cuerpazo, acercando mi polla a su culo. Mis manos empezaron a bajar por todo su cuerpo, llegando hasta su poblada vulva. Empecé a meterle los dedos, y ella empezó a gemir; continué masturbándole hasta que al cabo de poco empezó a correrse:
Eva: - Sigue mmmm amor que me has puesto a cien mmmm.
Cuando acabó de correrse le dije bajito al oÃ*do:
Yo: - Ahora quiero que te des la vuelta con los ojos cerrados y te pongas de rodillas mirando hacia mÃ*.
Eva: - Mmmm cielo me ponen a mil las sorpresas, ¿qué me vas a dar eh?
Yo no respondÃ* porque ella me hizo caso y se puso de rodillas, pero cuando se agachó se rascó el pie con las baldosas de la pared y abrió los ojos, cuando descubrió que yo no era su marido me dijo alarmada:
Eva: - ¿¡Pero Carlos, qué haces!? ¡CreÃ*a que eras tu tÃ*o!
Mientras decÃ*a esto intentó taparse su cuerpo con los brazos, pero le sobresalÃ*a una gran parte de sus exuberantes tetazas, cosa que me puso aún más caliente.
Yo: - Lo siento Eva, pero he oÃ*do que te metÃ*as en la ducha y me ha podido la curiosidad
Eva: - Pero no podemos hacer esto Carlos: ¡eres mi sobrino!
Yo: - Perdóname Eva, pero desde pequeño siempre me has puesto muy caliente y hoy ya no he podido aguantar más.
Eva: - Pero esto está mal Carlos, somos familia.
Yo: - Ya lo sé Eva, pero es que me pones tan caliente… Además, nunca he podido estar con una chica y siempre he querido saber qué era estar con una mujer.
Eva: - Bueno Carlos está bien, vamos a ver. Déjame ver tu polla.
Yo miré hacia mi miembro y vi que se habÃ*a puesto flácido debido a la conversación y el susto. Después la miré a la cara y me llevé la sorpresa de mi vida: su cara de asustada habÃ*a dejado paso a una cara de madura macizorra tan sensual que mi polla volvió a su máximo esplendor. Eva alargó su mano para agarrar mi palo y empezó a pajearme. Suavemente con la mano, bajando y subiendo mi prepucio, hasta que de repente se la puso en la boca y empezó a darle besitos en el glande para después metérsela entera en la boca. Cuando ya llevaba un rato noté que me iba a correr y se lo dije. Inmediatamente ella paró y me apretó la base del pene para detener mi corrida.
Eva: - Aún no te corras cariño, ahora viene lo mejor.
Cogió mi miembro y con suavidad se lo metió en el coño. Empecé con el mete-saca mientras le sobaba las tetas, después me puse a lamer sus tetas y a chupar sus rosados pezones en punta mientras ella seguÃ*a gimiendo.
Eva: - Oh sÃ* sigue amor, méteme tu polla hasta el fondo mmmm...
Yo: - Eva estoy a punto de correrme…
Cuando escuchó esto, se sacó mi polla del coño y se puso de rodillas. Cogió mi polla y se la frotó entre las tetas haciéndome una cubana espectacular. Yo noté que me iba a correr y le pedÃ* si lo podÃ*a hacer en su cara, con lo que ella se metió la polla en la boca.
Yo: - Mmmm sÃ* Eva cómetela mmmm…
Entonces empecé a correrme en su boca. No sé cuantos chorros de semen salieron, pero ella se los tragó todos. Cuando acabé de correrme se la sacó de la boca y empezó a limpiar con su lengua mi polla sucia de semen. Después me dijo:
Eva: - Espero que lo hayas disfrutado tanto como yo. Ha sido mi mejor polvo en mucho tiempo, gracias. Sal dentro de unos minutos para no despertar sospechas.
Antes de marcharse me dio un beso en los labios a modo de despedida. Eva salió de la ducha y se puso la toalla, yo pensaba que todo habÃ*a acabado, pero antes de irse se giró, me guiñó el ojo y me dijo:
Eva: - ¿Supongo que lo repetiremos otro dÃ*a, verdad amor? Ha sido estupendo…
Desde entonces, siempre que podemos lo repetimos, y ella me ha enseñado la mayorÃ*a de cosas que sé hacer en la cama.