Con mi sobrinita

Xaviertrejogt

Pajillero
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May 17, 2021
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Hoy quiero permitirme contarles un relato más, acerca de mis experiencias con mis tres sobrinas.

Después de haber disfrutado en varias ocasiones de las delicias de mi sobrina Marian, me enfrento ahora a la menor de las tres, Vivian.

Me sentí el hombre más afortunado cuando viendo televisión en mi habitación, muy temprano en la mañana, vi entrar a la menor de mis sobrinas, llevaba puesto su short de pijama muy corto de color negro, en su preciosa y muy joven cola quedaba ajustado tanto que sus nalgas se marcaban de tal manera que me invitaban a acariciarlas, en su pierna un tanto suelto, lo suficiente para dejar ver cuando se agachaba una hermosa concha partida en dos, aun con casi nada de bello, sentí que mi corazón de detenia lentamente, en la parte superior una blusa en satín blanca de tirantas largas, cuyo pezon se marcaba claramente através de su blusa, estaba perplejo, maravillado, pero sobre todo muy exitado.

Mientras ella barría la alcoba yo la observaba sin que ella se diera cuenta, era muy inocente a su edad y yo imaginaba que mi comportamiento pasaba desapercibido.

Para entonces mi pene estaba duro y sentía como de a poco se humedecía, gota a gota.

Como yo tenía puesta una pantaloneta, este se fue deslizando bruscamente, diría que hasta quedar expuesto a la mirada inocente pero pícara de mi querida y deseada sobrina Vivian, sin salirse de mi pantaloneta mi pene se alcanzaba a apreciar pues yo tenía mis piernas abiertas.

Ella haciéndose la que no habia visto nada, se contoneaba, se agachaba permitiendo ver en todo momento, sus nalgas marcadas por su short y aunque no me había dado cuenta su concha se partia por la presión de su pijama, mi boca se llenaba de saliva con cada movimiento, de repente ella se acercó de espaldas a la cama y fingió enredarse hasta caer sentada sobre mi pene, sentí como ese par de nalgas duras y abiertas se posaron sobre mi pene duro, ella me miró riendo y se disculpó, “perdón tío”, yo aún perdido por tanta exitación, lo único que hice fue tomarla por la cintura y traerla con fuerza hacia mi, parecía que el pene se me quería partir, ella solo reia a carcajadas, no aguante mas y teniendola de espaldas sobre mi, con mi mano derecha cogí su concha y la apreté con fuerza pero con cariño, ella solo mencionó “Tío”, pero yo no hice caso seguimos revolcandonos en la cama.

A pesar de su corta edad ya había malicia en su pensamiento, pues me enteraba que debajo de su short no había ropa interior, se sentía suave aquella concha abierta ya por la exitación, al no ver ninguna reacción negativa, metí mi mano dentro y acaricie directamente su sexo, maravilloso, húmedo y abierto, el bello imperceptible, me pasee con mi mano sobre el por unos minutos, ella sintiendo mi pene duro que parecía querer entrar entre sus nalgas a través de su short hasta llegar a su ano, deslicé mi dedo y lo introduje en su vagina, entró muy forzado, en ese momento ella se movio un poco como si hubiese sentido dolor.

En ese momento estuve seguro que ella queria más, metía y sacaba mi dedo una y otra vez, nunca imaginé que una niña pudiera humedecer mi mano tanto, ella movía sus caderas de manera incesante y mi pene sentía no aguantar más en medio de sus nalgas, tome por detrás y la atraje hacía mi, nos besamos, fue algo extraño porque se notaba su inexperiencia, sin embargo chupaba mi lengua con un niño chupa una paleta y cuando lo hacía cada vez con mas fuerza la imaginaba haciendo lo mismo con mi pene.

Parecía una mujer experta moviendo sus delicadas caderas, en cierto momento estando a punto de venirme y ya con mi pene fuera de mi pantaloneta metí nuevamente mi dedo en su vagina, en ese justo momento senti dos sensaciones simultáneas, mis manos llenas de liquido vaginal, un gemido de placer enorme y la descarga incesante de mi pene en sus nalgas, habíamos llegado hasta el orgasmo, los dos al mismo tiempo, completamente mojados, ella se reposó por un momento sobre mí como tratando de recuperarse y yo con mis ojos cerrados sentía como ella se levantaba lentamente y abandonaba mi cuarto.

Lo mejor que me ha pasado...
 
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