No era un dÃ*a como todos, sabÃ*a que era especial. Me iba con mi cuñada a un viaje de negocios. Ella es mayor que mi señora, es más alta y tiene unas piernas maravillosas. En más de una ocasión aproveché de modo infantil para rozarla o acariciarla.
Nunca imaginé que la atracción era mutua y que ella me buscaba con esos juegos para también acercarse. Como dos boludos jugábamos a mojarnos a tirarnos a la pileta a levantarnos y cosas asÃ*.
Ella está separada hace cinco años y vivÃ* toda esa separación en carne propia. Tuve que estar en los momentos en que lloraba, en que se lamentaba tratando de darle consuelo. Y yo me sentÃ*a el peor de todos, solo pensaba en acostarme con ella.
Los años pasaron pero no mi obsesión por ella, buscaba cada momento en cualquier ocasión y en cualquier lugar para tocarla acariciarla o abrazarla. Mis pensamientos eran cada vez más morbosos imaginaba, fantaseaba y me masturbaba cada vez que podÃ*a. Por mi trabajo siempre tengo que viajar distancias largas pero en el dÃ*a y siempre viajaba solo ya que a mi señora no le gustan tantos kilómetros en un dÃ*a.
En una ocasión mi cuñada quiso acompañarme pero no se dieron las cosas. ¡Mi señora se opuso! Mis esperanzas se desvanecÃ*an esa era mi ocasión para ver si podÃ*a avanzar algo más que unas simples caricias disimuladas. Para mi sorpresa ese mismo dÃ*a en el medio del viaje suena mi celular, era mi cuñada, hablamos de cómo se sentÃ*a de la desconfianza de la hermana, que no podÃ*a ser, que nunca le habÃ*a dado motivos y todas esas cosas. Después de un rato escuchándola quedamos que el próximo viaje lo harÃ*amos juntos sin decir nada a su hermana. Ese viaje lo esperé como si fuera toda una eternidad y estaba a solo 4 dÃ*as. Mi cabeza estallaba mi imaginación volaba y los dÃ*as se hacÃ*an cada vez más largos. No puedo contar las pajas que me hice imaginando cada momento de ese viaje y todo lo que podrÃ*a llegar a ocurrir.
El dÃ*a llegó, quedamos encontrarnos en una estación de trenes cercana a su casa y asÃ* fue. El viaje empezó, todo transcurrÃ*a muy normal, paramos a desayunar y como siempre no me animaba a dar ese primer paso. Esperaba una señal algo que me hiciera decidir ya que no querÃ*a quedar mal parado. Estábamos llegando a destino y solo hablamos de sus cosas nada indicaba lo que iba a suceder.
Llegamos y asÃ* se me fueron todas mis ilusiones y fantasÃ*as. No lo podÃ*a creer todo lo que esperé ese viaje y nada indicaba lo que iba a suceder. Ya volviendo y con menos charlas decidÃ* parar en un descanso con la escusa del cansancio provocado por el viaje. Ella estaba con una pollera hasta los tobillos y una remera que le dejaba al descubierto el ombligo y como hacia calor se subió la pollera un poquito más arriba de las rodillas, ¡que locura! eso es todo lo que podÃ*a ver.
Recliné mi butaca y me recosté sobre su falda, con la mirada al frente me cargaba, me decÃ*a que con sus caricias me quedarÃ*a dormido pero todo lo contrario. Pasamos como cinco minutos de esa manera pero no podÃ*a ni cerrar los ojos cuando aproveché en un momento para darme vuelta y quedar con mis labios a escasos centÃ*metros de su ombligo y ese fue mi gran pie.
Ella seguÃ*a acariciando mi pelo y con mucho cuidado le di un beso en su pancita arriba del ombligo, se detuvieron las caricias y el silencio cortaba el aire. ¿Que hice? me decÃ*a por dentro. Estaba a punto de levantarme para iniciar el regreso y mi cuñada me dice con voz baja,…Me gustó…
En ese momento no entendÃ*a nada y ya más decidido empecé a jugar con su ombligo pasándole los labios y la puntita de la lengua por todo su abdomen. ParecÃ*a gustarle estaba muy cómoda pero en mi posición todo costaba. De un movimiento empecé a jugar con sus pechos por arriba del corpiño y noté que tenÃ*a los pezones muy duros y grandes, ella es de pechos chicos pero con unos pezones de no creer.
De a poco le fui corriendo el sujetador para arriba y empecé a besarlos, que cosa de locos, ella acariciaba mi pelo y yo jugando con sus pezones. Fui bajando con mi lengua hasta el borde de su pollera y con la mano le acariciaba las pantorrillas y un poco más arriba de sus rodillas, estábamos muy incómodos en esa posición.
Yo pensaba que ahÃ* nada iba a suceder todo de lo que me habÃ*a imaginado cuando me propone salir del coche. Nos bajamos, nos miramos y empezamos a besarnos con una pasión que encendÃ*a todos nuestros sentidos.
Nos acariciamos cada rincón de nuestros cuerpos, no me aguantaba más, querÃ*a arrancarle toda su ropa y empezar a explorar cada rincón de su cuerpo con mi boca. Decidimos ir al hotel más cercano pero sabÃ*amos que estábamos como a dos horas de viaje. ¿Como aguantar tanto tiempo en el estado de excitación que tenÃ*a?, pero mi cuñadita me dio la solución. Ni bien arrancamos empezó a bajarme el cierre del pantalón, sacó mi pene afuera y empezó con una mamada que fue una delicia, no pude aguantar mucho y exploté en su boca, se la tomó toda, me limpió todo con su boca y me besó otra vez apasionadamente.
El viaje parecÃ*a interminable pero jugábamos con nuestras manos le acaricié toda su vagina sus jugos fluÃ*an y yo ya estaba a mil otra vez. Al fin llegamos y nos metimos en un motel, lo primero que hicimos fue fundirnos con un beso en la cama, parecÃ*amos enamorados, nos besábamos, nos reÃ*amos y nos acariciamos. Me fui a dar un baño y para mi sorpresa ella me siguió. Nos enjabonamos todo y ahÃ* empezó la mejor experiencia de mi vida.
Ella se arrodilló y empezó a chupármela, pasaba su lengua por mis huevos, bajaba y subÃ*a su lengua por el tronco mientras que con la otra mano me acariciaba el culo, terminamos con la ducha y nos dirigimos hacia la cama. Empecé a besarle desde los pies para dirigirme por todas sus piernas hasta su cuevita, ¡Que placer!, no lo podÃ*a creer, todos sus jugos dentro de mi boca, me pedÃ*a por favor que no pare, que querÃ*a acabar con mi lengua. Moje mis dedos en su agujerito y lo empecé a meter en su colita, en ese momento con un grito de placer acabó como una perra.
Volvió a comerse mi palo con más furia parecÃ*a que lo querÃ*a gastar con su lengua se subió arriba mÃ*o y como toda una profesional empezó a mover sus caderas de una forma increÃ*ble parecÃ*a que estaba bailando arriba mÃ*o no aguanté más y terminé adentro como nunca lo habÃ*a hecho con nadie, sentÃ*a que me habÃ*a vaciado.
Me quedé tirado en la cama, ella cansada pero muy excitada tanto que con unas caricias ya estábamos de vuelta en acción.
Ahora fue mi turno de darle placer. La puse en cuatro y de vuelta a besarle toda su vagina que pedÃ*a más a gritos. Le pasé la lengua por su ano y otra vez ese gemido de placer que me terminó de ponerme a mil.
Introduje un dedo suavemente y jugué un rato luego dos, los sacaba se lo besaba y los volvÃ*a a poner con más ritmo y más fuerza.
No aguantó más me gritó, cógeme ya.
AsÃ* lo hice despacio metÃ* la cabeza en su culito y ella de un empujón lo mandó hasta el fondo no lo podÃ*a creer le estaba dando por el culo a mi cuñada. Ella se tocaba su clÃ*toris al mismo ritmo que empujaba, estuvimos un rato en esa posición hasta que acabó con un grito de placer que hasta mi me costó creerle que no fingió.
No dábamos más estábamos exhaustos pero tenÃ*amos que volver y todavÃ*a estábamos lejos asÃ* que nos duchamos rápido y emprendimos la vuelta.
En el camino charlando decidimos volver a vivir esa experiencia en cada viaje y asÃ* lo hacemos, en cada viaje son menos clientes y más sexo con mi cuñadita del alma.
Nunca imaginé que la atracción era mutua y que ella me buscaba con esos juegos para también acercarse. Como dos boludos jugábamos a mojarnos a tirarnos a la pileta a levantarnos y cosas asÃ*.
Ella está separada hace cinco años y vivÃ* toda esa separación en carne propia. Tuve que estar en los momentos en que lloraba, en que se lamentaba tratando de darle consuelo. Y yo me sentÃ*a el peor de todos, solo pensaba en acostarme con ella.
Los años pasaron pero no mi obsesión por ella, buscaba cada momento en cualquier ocasión y en cualquier lugar para tocarla acariciarla o abrazarla. Mis pensamientos eran cada vez más morbosos imaginaba, fantaseaba y me masturbaba cada vez que podÃ*a. Por mi trabajo siempre tengo que viajar distancias largas pero en el dÃ*a y siempre viajaba solo ya que a mi señora no le gustan tantos kilómetros en un dÃ*a.
En una ocasión mi cuñada quiso acompañarme pero no se dieron las cosas. ¡Mi señora se opuso! Mis esperanzas se desvanecÃ*an esa era mi ocasión para ver si podÃ*a avanzar algo más que unas simples caricias disimuladas. Para mi sorpresa ese mismo dÃ*a en el medio del viaje suena mi celular, era mi cuñada, hablamos de cómo se sentÃ*a de la desconfianza de la hermana, que no podÃ*a ser, que nunca le habÃ*a dado motivos y todas esas cosas. Después de un rato escuchándola quedamos que el próximo viaje lo harÃ*amos juntos sin decir nada a su hermana. Ese viaje lo esperé como si fuera toda una eternidad y estaba a solo 4 dÃ*as. Mi cabeza estallaba mi imaginación volaba y los dÃ*as se hacÃ*an cada vez más largos. No puedo contar las pajas que me hice imaginando cada momento de ese viaje y todo lo que podrÃ*a llegar a ocurrir.
El dÃ*a llegó, quedamos encontrarnos en una estación de trenes cercana a su casa y asÃ* fue. El viaje empezó, todo transcurrÃ*a muy normal, paramos a desayunar y como siempre no me animaba a dar ese primer paso. Esperaba una señal algo que me hiciera decidir ya que no querÃ*a quedar mal parado. Estábamos llegando a destino y solo hablamos de sus cosas nada indicaba lo que iba a suceder.
Llegamos y asÃ* se me fueron todas mis ilusiones y fantasÃ*as. No lo podÃ*a creer todo lo que esperé ese viaje y nada indicaba lo que iba a suceder. Ya volviendo y con menos charlas decidÃ* parar en un descanso con la escusa del cansancio provocado por el viaje. Ella estaba con una pollera hasta los tobillos y una remera que le dejaba al descubierto el ombligo y como hacia calor se subió la pollera un poquito más arriba de las rodillas, ¡que locura! eso es todo lo que podÃ*a ver.
Recliné mi butaca y me recosté sobre su falda, con la mirada al frente me cargaba, me decÃ*a que con sus caricias me quedarÃ*a dormido pero todo lo contrario. Pasamos como cinco minutos de esa manera pero no podÃ*a ni cerrar los ojos cuando aproveché en un momento para darme vuelta y quedar con mis labios a escasos centÃ*metros de su ombligo y ese fue mi gran pie.
Ella seguÃ*a acariciando mi pelo y con mucho cuidado le di un beso en su pancita arriba del ombligo, se detuvieron las caricias y el silencio cortaba el aire. ¿Que hice? me decÃ*a por dentro. Estaba a punto de levantarme para iniciar el regreso y mi cuñada me dice con voz baja,…Me gustó…
En ese momento no entendÃ*a nada y ya más decidido empecé a jugar con su ombligo pasándole los labios y la puntita de la lengua por todo su abdomen. ParecÃ*a gustarle estaba muy cómoda pero en mi posición todo costaba. De un movimiento empecé a jugar con sus pechos por arriba del corpiño y noté que tenÃ*a los pezones muy duros y grandes, ella es de pechos chicos pero con unos pezones de no creer.
De a poco le fui corriendo el sujetador para arriba y empecé a besarlos, que cosa de locos, ella acariciaba mi pelo y yo jugando con sus pezones. Fui bajando con mi lengua hasta el borde de su pollera y con la mano le acariciaba las pantorrillas y un poco más arriba de sus rodillas, estábamos muy incómodos en esa posición.
Yo pensaba que ahÃ* nada iba a suceder todo de lo que me habÃ*a imaginado cuando me propone salir del coche. Nos bajamos, nos miramos y empezamos a besarnos con una pasión que encendÃ*a todos nuestros sentidos.
Nos acariciamos cada rincón de nuestros cuerpos, no me aguantaba más, querÃ*a arrancarle toda su ropa y empezar a explorar cada rincón de su cuerpo con mi boca. Decidimos ir al hotel más cercano pero sabÃ*amos que estábamos como a dos horas de viaje. ¿Como aguantar tanto tiempo en el estado de excitación que tenÃ*a?, pero mi cuñadita me dio la solución. Ni bien arrancamos empezó a bajarme el cierre del pantalón, sacó mi pene afuera y empezó con una mamada que fue una delicia, no pude aguantar mucho y exploté en su boca, se la tomó toda, me limpió todo con su boca y me besó otra vez apasionadamente.
El viaje parecÃ*a interminable pero jugábamos con nuestras manos le acaricié toda su vagina sus jugos fluÃ*an y yo ya estaba a mil otra vez. Al fin llegamos y nos metimos en un motel, lo primero que hicimos fue fundirnos con un beso en la cama, parecÃ*amos enamorados, nos besábamos, nos reÃ*amos y nos acariciamos. Me fui a dar un baño y para mi sorpresa ella me siguió. Nos enjabonamos todo y ahÃ* empezó la mejor experiencia de mi vida.
Ella se arrodilló y empezó a chupármela, pasaba su lengua por mis huevos, bajaba y subÃ*a su lengua por el tronco mientras que con la otra mano me acariciaba el culo, terminamos con la ducha y nos dirigimos hacia la cama. Empecé a besarle desde los pies para dirigirme por todas sus piernas hasta su cuevita, ¡Que placer!, no lo podÃ*a creer, todos sus jugos dentro de mi boca, me pedÃ*a por favor que no pare, que querÃ*a acabar con mi lengua. Moje mis dedos en su agujerito y lo empecé a meter en su colita, en ese momento con un grito de placer acabó como una perra.
Volvió a comerse mi palo con más furia parecÃ*a que lo querÃ*a gastar con su lengua se subió arriba mÃ*o y como toda una profesional empezó a mover sus caderas de una forma increÃ*ble parecÃ*a que estaba bailando arriba mÃ*o no aguanté más y terminé adentro como nunca lo habÃ*a hecho con nadie, sentÃ*a que me habÃ*a vaciado.
Me quedé tirado en la cama, ella cansada pero muy excitada tanto que con unas caricias ya estábamos de vuelta en acción.
Ahora fue mi turno de darle placer. La puse en cuatro y de vuelta a besarle toda su vagina que pedÃ*a más a gritos. Le pasé la lengua por su ano y otra vez ese gemido de placer que me terminó de ponerme a mil.
Introduje un dedo suavemente y jugué un rato luego dos, los sacaba se lo besaba y los volvÃ*a a poner con más ritmo y más fuerza.
No aguantó más me gritó, cógeme ya.
AsÃ* lo hice despacio metÃ* la cabeza en su culito y ella de un empujón lo mandó hasta el fondo no lo podÃ*a creer le estaba dando por el culo a mi cuñada. Ella se tocaba su clÃ*toris al mismo ritmo que empujaba, estuvimos un rato en esa posición hasta que acabó con un grito de placer que hasta mi me costó creerle que no fingió.
No dábamos más estábamos exhaustos pero tenÃ*amos que volver y todavÃ*a estábamos lejos asÃ* que nos duchamos rápido y emprendimos la vuelta.
En el camino charlando decidimos volver a vivir esa experiencia en cada viaje y asÃ* lo hacemos, en cada viaje son menos clientes y más sexo con mi cuñadita del alma.