Con la Tía y Prima 002

heranlu

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Ago 31, 2007
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Poco a poco los detalles salían a la luz, y como no me detenía, relataba la silueta de la chica en cuestión, describía lo que le hacía para excitarla y terminar de convencerla, mientras en ese mismo momento miraba como sucedía lo mismo con mi tía. Si, pude darme cuenta, lejos de incomodarla, la estaba excitando.

Miraba como mi tía comenzaba a evidenciar su excitación, sus mejillas se enrojaban y se limpiaba las manos en su bata rosa sedosa una y otra vez, sabía que sus senos comenzarían a evidenciar su estado, pero su larga cabellara quebradiza se desvanecía sobre ellos cubriéndome la vista. Pero no hacía falta mirarlos, con solo imaginarme la vista me daba ganas de brincar sobre ella, pero en verdad quería que funcionara, quería ir lento pero seguro, mi prima no llegaría sino hasta más tarde y ese tiempo era todo mío.

Pronto las historias románticas en mi repertorio se me agotaron, pero como seguía teniendo a mi tía al borde del colapso, me tuve que inventar algunas. No se me complico mucho, pues con la excitación del momento no tarde en crear un par de lo más calientes.

La vista era encantadora, lo mejor que me hubiese pasado, mientras le relataba mis imaginaras fantasías que hacía pasar como verídicas, mi tía se ponía más y más caliente, se le veía incomoda y con unas ganas tremendas de tocarse, pues se limitaba solo a masajearse las piernas pasando a rozar una y otra vez su entre pierna con el pretexto de acomodarse la bata entre las mismas, mismo acto que repetía constantemente con su escote, está vez, tocándose los senos sutilmente, que se notaba a leguas moría por tocarlos y presionarlos fuertemente.

Estábamos al cien, también moría por tomarla ahí, en ese mismo momento, sobre el sofá en donde la miraba recostada a su vez, mirándome con la misma lujuria y deseos, seguramente también compartiendo mis pensamientos. Pero sabía que el tiempo apremiaría, y no quise echar todo a la basura actuando estúpidamente, estaba seguro que todo se alinearía a favor de lo que deseábamos uno del otro.

De pronto la historia en curso llegaba a su mejor parte y con lujo de detalle. Ya me temblaban las manos por tocarme y tocarla desde hace tiempo, pero en esos últimos momentos mi voz se tornaba cortante, ya no aguantaba más, sentía que el aire se me agotaba, y aun así no me comparaba en nada con mi tía. Ella sudaba en frio, también podía ver como temblaba, su mirada se perdía con mi voz, pero disimuladamente bajaba una y otra vez, en mi entrepierna que ya levantaba mi falo a su máxima extensión, sus piernas parecían tener mente propia pues la traicionaban abriéndose y restregándose entre ellas, como intentado hacer el trabajo por sí mismas que su dueña se empeñaba a negarles, intentando soportar la excitación del momento.

Sus manos inquietas no podían parar de recorrer todo su cuerpo de arriba abajo, fue justo en uno de esos movimientos cuando su mano derecha que mantenía arriba de sus caderas deslizó accidentalmente su bata hacia atrás de sus piernas, de esta manera dejándome libre la vista para mirarle la entrepierna. Aun no sé si lo hiso a propósito, pero pienso que no, o si fue así, su movimiento fue muy realista pues no pareció haberlo planeado. De cualquier manera, me daba una vista increíble, pero como estaba seguro que aún no sabía sobre su descuido, no quise verme descarado y solo me limitaba a mirarle de vez en cuando.

Pero eso era suficiente para volverme loco, podía ver claramente su vagina depilada estilo brasileño, con solo una delgada línea de vello púbico, y eso me llevo al clímax, sentía que me venía con solo verla. A medida que le continuaba relatando mí historia erótica, podía ver entre su pubis, un sutil resplandor que me insinuaba sería su vagina lubricada por la excitación.

Así era, ella estaba tan caliente como yo, y se veía claramente con sus jugos escurriendo entre su entrepierna. En ese momento no pude más e insinuándole lo que ambos bien sabíamos, me tome la tranca bien parada que tenía y la jale desde su base fuertemente para que pudiese verla a todo su esplendor, tal y como yo miraba su sexo.

Aquello estaba a punto de culminar, ya estaba cocinado y listo para servir, pero no fue así. Al ver cómo me levantaba el falo con la mano sobre mi pantalón deportivo, mi tía de inmediato cambio de postura, se acomodó la bata y excusándose por lo tarde que era, cambió de tema apuntando a la preocupación por que mi prima aun no llagaba.

En ese momento sentí que todo se iba al caño, intenté todo lo que pude, me acomodé el pene para que ya no se viera tan explícito, pero fue inútil, y por si fuera poco a mi prima se le ocurre llegar en ese preciso momento, y tal como lo pensaba toda esperanza murió junto con el sonido de las llaves de mi prima al meterlas de nuevo a su bolso.

Mi tía se puso de pie, se acomodó su bata y así como si yo hubiese desaparecido, se concentró por completo con mi prima, enfadada por la hora que era, aunque con más curiosidad que cólera. Yo con la pala llena de ansias, no pude hacer más que escuchar desde lejos ahogando mi deseo con un vaso de agua.

La plática de chicas continuaba en el comedor cuando me subí a mi recamara, estaba bien caliente así que prendí mi móvil para distraerme jugado con algunas aplicaciones, sin dejar la oportunidad de lado para dejar la puerta abierta. Ya no me importaba nada, tenía la mente bacía, solo podía pensar en la imagen de la vagina de mi tía lubricada por mis historias. Sabía que estaba tan caliente como yo y eso me hacía fantasear una y otra vez con su escultural cuerpo.

Pasó el tiempo, y yo continuaba recordando las piernas de mi tía bajo su bata, sus senos colgando libremente debajo con sus pezones remarcados tras la delgada tela, y por supuesto ese pedazo de cielo que me había mostrado, y su perfecta depilación. Sin poder evitarlo, ya tenía mi mano bien agarrada a mi palo subiendo y bajando lentamente, pero en ese momento escuché que ambas compañeras de casa subían por las escaleras aun murmurando un par de cosas.

Yo, con la puerta completamente abierta y la polla bien parada, solo esperaba a que alguna de las dos pasara por mi recamara para exhibirme, tan solo quería eso, apeas con imaginarme que alguna de las dos me viese así me hacía sentir los más exquisitos placeres en mi cuerpo. En tanto las voces se iban apagando, la puerta de mi prima se cerraba y mi tía caminaba a su recamara, lo sabía bien pues con el silencio absoluto de la noche podía imaginarme cada movimiento que hacían.

Al escuchar la puerta de la recamara de mi tía cerrarse pensaba que ya todo había terminado, y que tan solo quedaría como un hermoso recuerdo de mi adolescencia, ya estaba dispuesto a jalármela para cerrar aquel esplendido día, pero algo me decía que todavía no era el momento, sabía que las noches anteriores mi tía siempre pasaba al baño antes de dormir, y pensé que ya estando en esas, cualquier cosa podría pasar.

El tiempo se me hacía eterno, no sabía cuánto más esperar, ya no lo soportaba, apenas me tocaba un poco y se me paraba de inmediato. Miraba una y otra vez mi puerta imaginándome como sería ver a mi tía afuera mirándome. En ese punto me quité todo lo que traía encima, me puse en posición apuntando la traca a la puerta y continúe esperando más caliente de lo que jamás había estado. Momento preciso en el que escuchaba el girar de un cerrojo, sería la puerta de mi tía de eso estaba seguro, de inmediato me acomode entre las sabanas fingiendo algo de descuido dejando adrede mi pene de fuera.

A duras penas podía tranquilizarme para dejar de temblar, estaba tan caliente como nunca, solo me acomodé y cerré los ojos para no verme tan obvio mientras escuchaba los pasos de mi tía aproximándose poco a poco. Era muy extraño, pues con la frecuencia y la fuerza del sonido, se podía deducir sin equivocación que estaba caminando de pintillas intentando hacer el menor sonido posible.

En tanto yo estaba en completo silencio, no hacía falta tocarme, con lo que estaba sucediendo era más que suficiente para mantener mi erección al cien.

Los pasos se acercaban y sabía que mi tía estaría mirándome desnudo con la polla a todo lo que daba. Intentaba con todas mis fuerzas mantenerme quieto y natural, me esforzaba por respirar tranquilamente mientras escuchaba como los delicados pasos mi tía se detenían frente a mi habitación. Lentamente los sonidos me indicaban las proximidades de mi tía, sin duda sabía que mi tía cadmiaba dentro de mi recamara, quien notaba esforzaba por apagar cualquier ruido con su cautela y timidez. Yo permanecía completamente quieto, sabía que mi tía me estaba observando, por fin estaba cumpliendo la más grande de mis fantasías. Ya no escuchaba nada más, le había perdido le pista, y no quise abrir los ojos por temor a asustarla. Mi falo a todo lo que daba, lo sentía duro y súper caliente, pero de repente sentí algo más, y es que una húmeda y muy caliente lengua se deslizaba recorriendo mi pene.

No sentí nada más, es decir, no sentí sus labios, solo su lengua, quizá solo lo estaba saboreando o quizá no se atrevió a más para no despertarme, pero ciertamente se estaba tomando su mesura y eso me excitaba de sobre manera. Poco a poco su timidez desaparecía, sus sutiles roces se hacían más evidentes, lentamente comenzaba a sentir cada vez más sus labios, se notaba a leguas que se moría de ganas por comérselo ahí mismo, pero en vez de eso solo me excitaba más y más, cuando lánguidamente metía mi glande en su boca intentando no mover mi pene demasiado.

Me imaginaba a mi tía mirándome fijamente, asustada por despertarme en cualquier momento, mientras se metía lentamente mi pene en su boca, y yo, en tanto, solo disfrutaba de las caricias en la completa oscuridad de mis parpados cerrados. Su boca haciendo un excelente trabajo, yo intentando no venirme con grandes esfuerzos. De pronto su boca paró, creí que sería todo, me sentía tentado a mirar, o más bien a saltar y follármela de una vez por todas, pero no me atreví siquiera a moverme, simplemente no podía, estaba extasiado no era dueño de todos mis sentidos, era vivir una perfecta fantasía.

La nada se apodero del lugar, no veía nada, no escuchaba nada, y lo peor es que ya no escuchaba nada. Entonces no pude resistirme a echar un vistazo, y lo que vi fue sencillamente asombroso. Mi tía estaba a un lado de mí, estaba de pie mirando fijamente mi gran palo levantado cual mástil mientras una de sus manos baja hasta su vagina haciendo pequeños pero fuertes círculos en su pubis, seguramente tocando fuertemente su clítoris que lo debía tener tan parado como mi pene, después su mano sube hasta su boca para lamer rápidamente sus dedos y regresar tan velozmente de regreso a su trabajo manual que tantos placeres le estaba provocando.

Todo era perfecto, era justo como me lo imaginaba, mi tía masturbándose viendo mi palo bien parado. Fue ahí, cuando me puse boca arriba para que pudiese admirarle mejor, cerré los ojos nuevamente y continúe esperando a que continuara con la excelente chupada que me estaba dando. De nuevo sumergido en mi excítate penumbra, mis sentidos se agudizaban, trataba de escuchar lo que fuese, y en la absoluta oscuridad, el único sonido que llegaba a mí, era el inconfundible sonido húmedo y pegajoso que produce una vagina bien lubricada y caliente cuando los dedos la estimulan de adentro a fuera. Era sinfonía, escuchar cómo se masturbaba mi tía es de las mejores experiencias que he tenido.

Pero hasta eso se detuvo, por un momento me pasó por la mente que ella había terminado y me dejaría así de caliente, pero sin pasar mucho tiempo las sensaciones regresaban a mi falo. Lo primero que se me ocurrió fue que me la comería nuevamente, pero era una sensación diferente, se sentía mucho más calor, y de pronto sentí sus nalgas cayendo muy lentamente sobro mis muslos, para más tarde sentir toda la humedad que segundos antes había escuchado, ahora bajando discretamente sobre mi pene, que de inmediato se llenaba de sus jugos vaginales haciéndolo deslizarse a dentro como si ese fuese el único lugar en donde pudiese estar.

Con tanta lubricación natural mi pene entraba hasta lo más recóndito de mi tía, al tiempo que sentía sus nalgas entre mis piernas y mi abdomen acomodándose como si de un sofá me tratase. Y ya no hacía falta abrir los ojos para saber lo que estaba sucediendo, podía sentir perfectamente a mi tía sentada sobre mi pene a un costado de la cama con sus piernas de fuera, empujándose con la punta de sus pies para moverse lentamente de mi derecha a mi izquierda, seguramente aun pensando que estaba dormido.

Los sonidos que producían aquellos movimientos eran por demás encantadores, cuales se hacían cada vez más indiscretos, rápidos y fuertes. Mi tía estaba tan caliente que ya delataba su ansiedad por venirse en mi pene, pero aun intentaba hacer silencio mientras trataba desesperadamente ahogar sus gemidos que ocasionalmente se le escavaban de la boca, develando su proximidad al orgasmo.

Su culo iba y venía, subía y bajaba, sus piernas estaban haciendo un excelente trabajo, y no me extrañaba, con el par que se cargaba no ere de asombrarse que pudiese seguir con ese ritmo por más tiempo, pero era notable que no fuera así, ambos estábamos a punto de terminar. Cierto era que no llevábamos mucho tiempo, pero estábamos tan excitados que seguramente tendríamos un exquisito orgasmo ya mismo.

Lo que más recuerdo eran los sonidos, que para ese punto ya eran más que evidentes, ese ruido que producía su vagina extremadamente lubricada moviéndose en mi falo, es lo más excitante que he escuchado en mi vida, y sus nalgas ya también húmedas por los fluías que escurrían por todo mi pene, también producían un sonido semejante a un pequeño aplauso con las manos mojadas. Y en ese momento un gemido escapaba de mi tía, no era uno más, era un gemido orgásmico, una alarma de que por fin podría correrme en su coño a cantaros, y al tiempo que se la llenaba de leche, un pequeño grito apresado por sus manos me decía que también se estaba viniendo. En ese justo instante sentí mucha más humedad corriendo por mi verga escurriendo hasta mis nalgas, cuando las de mi tía se cerraban al juntar sus piernas sucumbiendo al gran orgasmo que vivía, apretujando a mi pene que de igual manera explotaba en su vagina como escopeta antigua.

Desde aquel día todo cambio, ya jamás pude olvidar lo sucedido, es lo mejor que me ha pasado, o por lo menos hasta ese entonces, pues en realidad toda la semana siguiente estuvo llena de sorpresas.

Sinceramente me obsesioné, solo pensaba en volverme a follar a mi tía, pero esta vez sin ataduras de ningún tipo, quería cogérmela explícitamente. Solo pensaba en eso, con mucho esfuerzo podía quitármela de la mente para estudiar a ratos, pero al verla pasearse en su traje de trabajo, con sus minifaldas, pantimedias y camisas transparentes o escotadas, me era prácticamente imposible sacarla de mi cabeza, solo imaginarme que todo eso lo había tenido sobre mí y ni siquiera pude tocárselo, me hacía desearla más.

Pensaba en como excitarla, pero solo se me pasaba por la cabeza relatarle historias eróticas, pues era lo único que estaba seguro funcionaría. Ya tenía un par que había escrito entre tiempos de estudio aquella semana, pero aun no sabía cómo hacerle para contársela, no se presentaba el momento desde el día en que mi tía me folló haciéndome el dormido había marcado distancia y ya no se atrevía a quedar sola conmigo en ningún momento.

Con todo eso, la fecha de mi examen llegaba y no me quedaba opción que concentrarme en ello. Precisamente el día de, me encontré a mi prima en la sala, aún era muy temprano, pero ella ya estaba despierta y arreglada seguramente muy nerviosa al igual que yo. Llevaba puesto un vestido amarillo delgado, muy acorde con el primaveral ciclo estacional de ese tiempo, que, aunque aún no salía por completo el sol, se veía a leguas que haría un calor de perros.

Al llegar la saludé y bromeé un poco para tratar de relajarle los nervios de punta que se traía, me senté a un lado de ella, y me percaté de que a su lado tenía sus apuntes de repaso. Yo estaba seguro de mis aptitudes, pero no me pareció mala idea darles una última leída a mis apuntes después de desayunar. Y así fue, al término del desayuno fui por mi libreta de apuntes y me senté en la sala junto a mi prima y mi tía, para estudiar un poco más. Entones me arrime a mi prima para compartir datos de estudio, pero mi tía estaba preocupada por el tiempo, en pocos minutos debíamos salir y yo aún no estaba listo.

Tenía razón, pero ese día no planeaba hacer ejercicio así que tenía el tiempo bien medido, aun así, no quise ser grosero y le obedecí, no sin perder la oportunidad de intendenta algo con mi prima y le sugerí que me acompañara para seguir estudiando en la ducha, claro asegurándome que mi tía no lo escuchara, ella solo me sonrió sonrojada mientras yo me marchaba a por mí toalla.

Adrede dejé la puerta abierta, pero no hare el cuento largo, ella nunca entro. Pero cuál fue mi sorpresa al entrar de regreso a mi recamara y encontrarme con mi prima tumbada en mi cama con libreta en mano. Yo solo llevaba mi toalla alrededor de mi cintura, es decir, no había otra manera de hacerlo, ella me vería desnudo nuevamente, esta vez sin cristal alguno de por medio. Aun así, no quise verme tan explícito e hice un poco e suspenso mientras buscaba mi ropa y la ponía tranquilamente sobre mi cama, cómodamente justo a un lado de ella, premeditando lo que sucedería.

Ella en tanto, permanecía recostada, casi sentada, recargada sobre las almohadas de mi cama, con rodillas flexionadas en frente de ella, a manera de poder recargar su libreta sobre ellas, pero eso sí, sin perderme la pista de todos mis movimientos.

Una vez habiendo elegido mi vestuario, le pregunte si mi tía aún seguía en casa, a lo que me contestaba que ella iría con nosotros. Por supuesto que ya sabía que ella nos acompañaría, pero quise hacerlo a manera de excusa para cerrar la puerta, pensé en ponerle el seguro, pero no lo sé, no quise asustarla, simplemente no lo hice. Y así fue, sin preámbulos cerré la puerta y antes de darle alguna oportunidad para resistirse, con descaro total me saqué la toalla de un solo movimiento, totalmente natural, como si ya estuviese solo.

Al mismo tiempo y para romper con cualquier incomodidad, le hacía ocasionalmente alguna pregunta técnica de lo que sabía habíamos estudiado ambos. Ella lo disimulaba muy bien, me respondía con tranquilidad y certeza, me estaba siguiendo el juego al pie de la letra, entre pregunta y pregunta sus piernas se ponían inquietas, sus rodillas jugaban moviéndose de un lado a otro, mientras yo me ponía loción, completamente desnudo frente a ella. Era tan excitante que mi pene ya comenzaba a ponerse erecto, tan solo hiso falta que lo rosará sutilmente para levantarlo por completo.

Sabía que me estaría mirando, podía ver claramente su mirada entre sus rodillas que cada vez se abrían más cuando intentaba cubrir su rostro y al mismo tiempo sostener su libreta. Entonces con disimulo me puse en frente de ella tratando de mirar debajo de su vestido. Pensé que vería una excelente imagen de sus bragas, pero debajo de aquel vestido solo pude ver un coño bien caliente y velludo. Si, la muy zorra no tenía nada debajo y aun así no le importaba tener las piernas en esa posición.

Ahí me fui a todo, ya no había nada que temer la tenía justo donde la quería. Fingiendo algo de desinterés voltee a ver a la ventana, como pensando en otra cosa, pero al mismo tiempo me tome la tranca fuertemente y comencé a masajearla lentamente y con firmeza de arriba abajo. Sabía que me estaría viendo, y no soporté la ansiedad de mirarla, voltee el rostro sin despegar mi mano de su trabajo, y ahí, mi prima, con las piernas abiertas y rodillas flexionadas tocándose el coño casi al mismo ritmo al que yo me tocaba, tenía la mirada clavada en mi falo y le encantaba lo que estaba mirando.

Si perder la calma e intentando no cruzar miradas me acerque a ella, con el pretexto de tomar mi ropa que cómodamente había puesto a su lado. En cuanto me vio aproximarme se puso muy nerviosa, se acomodó el vestido y fingió indiferencia regresando la mirada a su cuaderno por un momento, pero se notaba a leguas que estaba tan caliente como yo, pues no pudo actuar tanto su fachada de inocencia, y al llegar junto a ella no pudo evitar echarme un vistazo de cerca mientras desdoblaba mi ropa.

Para que tomase más confianza me llevé mi pantalón que vestiría ese día frente a mi cara, con el objetivo de cubrir mi mirada para darle libertad y privacidad de hacer lo que quisiese. Me concentre en mi pantalón y deje que su calentura y me pene erecto que estaba a pocos centímetros de su rostro hicieren todo el trabajo. Y de repente sentí algo, sentí unos calientes y un poco húmedos dedos sobre mi pene, seguramente me estaba tocando con la misma mano con la que se había tocado ella mima, y de ahí la humedad que sentí.

Todo estaba funcionando, sabía que mi prima sería mucho más sencilla que mi tía, y aunque no era mi ideal principal, no desaprovecharía la oportunidad ya completamente presente ante mí. Dejando mi pantalón, por un lado, pude ver la expresión de mi prima al ser pillada de una vez, ella me soltó y me esquivó la vista, pero yo me dejé de tonterías y le tomé el cabello por la parte trasera de su cabeza y la acerque a mi falo nuevamente, ella me volteo a ver un tanto asustada, e insegura, yo le sonreí serio, pero coquetamente y no hiso falta de más, ella se acomodó un poco y sin más se tragó mi pene de una sola vez. Se notaba que ya le traía ganas, de inmediato perdió todo recato y se lo clavo en la boca como si de su postre favorito se tratase.

La muy zorra sabía lo que hacía, me estaba dando una chupada de lujo, pensé en dejarme venir en ella, pero quise regresarle el favor y no verme tan desgraciado. Sin quitarle su dulce que tan rico se lo estaba chupando, le comencé a acariciar suavemente el rostro, deslizando mi mano delicadamente por su cuello hasta llegar a sus senos, más tarde comencé a tocarle sus pezones jugando un poco con ellos por encima de su vestido, lo que no era muy complicado gracias a la delgada tela del mismo.

Y mis dedos continuaban de traviesos, subían y bajaban lenta y tiernamente jugando con las tetas y el cabello de mi prima acomodándolo para que continuase con la estupenda chupada que me estaba dando. Más tarde llegaban un poco más lejos sujetándola por la cintura, perfiladas a su destino principal, pasando por su obligo, bajo vientre, hasta su entrepierna. Ahí no pude evitarlo y le tuve que sacar el pene de la boca para que mi mano llegase hasta su pubis. Me recosté a su lado y le metí la mano por debajo de la falda, de inmediato sentí un intenso calor, jugué un poco con sus piernas antes de llegar a al final, le rozaba seductoramente la entre pierna de ambos lados para ponerla aún más excitada. Ella solo serró los ojos y se recostó por completo dejándome camino libre para hacerle lo que me viniera en gana.

Lentamente le fui tocando más y más al fondo, hasta llegar a su vagina la cual acaricié por fuera presionando un poco sobre sus labios mayores. Sin prisa me aproximaba a los menores cuando sentí un pequeño espasmo de su parte que me indicaba que era momento, entonces perfilé mi dedo medio y lo restregué delicadamente sobre la parte más húmeda de su ser y lo fui introduciendo lo más despacio que podía. Ella me agradecía con un par de gemidos que poco a poco se hacían más ruidosos a medida que mi dedo la penetraba más al fondo. Al estar lo más adentro que pude clavarlo, comencé a moverlo, lo arqueé hacia arriba lo estreché y presioné firmemente. Entonces mi prima enloqueció y comenzó a gimotear como loca, no me dejó otra opción que taparle la boca, pero como tenía mi mano debajo de mí, y la otra ocupada lo único que pude hacer fue besarla.

A duras penas podía controlarla, entre beso y beso se quejaba de placer, recuerdo haberla callado un par de veces, pero a ella no le importaba. Yo sabía que mi tía estaba en la sala y que en cualquier momento podía subir, pero mi prima estaba tan excitada que ya no tenía conciencia alguna de lo que podía pasar.

Estaba muy nervioso, no estaba tan caliente como para ignorar el hecho de que mi tía nos pudiese sorprender, pero cierto era que ese mismo hecho también me excitaba. Y Entonces mis temores se hacían realidad, pues en ese momento escuche pasos subiendo las escaleras. Aquel día mi tía llevaba un par de tacones altos de aguja, no era posible confundirse al escuchar, sin duda era mi tía subiendo a por nosotros. Voltee a ver a mi prima pensando que también se había dado cuenta, pero ella estaba perdida en su clímax que yo mismo le estaba propinando. Asustado y sin saber qué hacer me detuve por completo en un momento, escuchando los pasos de mi tía aproximarse, un tanto tranquilo al saber que había cerrado la puerta, pero entones recordé que no lo había hecho con seguro, y enseguida una ola de adrenalina me recorrió por todo el cuerpo, creí que nos pillaría en infraganti. De inmediato volteé a la puerta muerto de miedo, pero entonces los pasos se detuvieron, era mi oportunidad para remediar todo, y regresar todo a la normalidad, pero no lo hice.

Debía ponerme de pie, cerrar con seguro, vestirme, olvidar todo y concentrarme en mi examen, pero algo me detenía, de pronto todo el terror por ser pillado, se convertía en excitación al exhibicionismo que tanto me gustaba. En el silencio, creí que mi tía nos gritaría una reprimenda por la tardanza, pero recordé que aún era temprano, y los tacones de mi tía se aproximaban directo a la puerta lentamente, como tratando de no hacer ruido.

No sabía si eran mis ideas o si en verdad estaba pasando, pero para ese punto ya estaba tan caliente como mi prima, y pensé que después de todo no tenía nada que perder, es decir, ¿qué me podía decir mi tía si ella misma me había follado durmiendo, ¿no? Pues así estaban las cosas, mi tía en la puerta, yo aun con la mano en la vagina de mi prima, y mi prima con una calentura tremenda totalmente a mis pies.

Aún estaba indeciso sobre qué hacer, pero entre el tiempo de tomar la decisión aún movía mi dedo masturbando a mi prima, lo que le hacía soltar uno que otro gemido que no podía contener, seguro no era tan sigilosa como mi tía, que aun fuera de mi puerta se empeñaba por no hacer sonido. No sabía si quería sorprendernos, o si también quería sacar su parte voyerista y espiarnos, sin duda sabía lo que estábamos haciendo, mi prima no era nada discreta y no dejaba de gemir de placer.

Entonces quise averiguarlo por mí mismo, y a aquel dedo dentro de mi prima se le unía otro. Su reacción no se hacía esperar subiendo el tono de sus clamores, ya no había duda alguna ni marcha atrás, comencé a mover más rápido mi mano presionando fuertemente en el punto donde sabía que le encantaba, ella estaba en el éxtasis. En ese momento volteé a la puerta y descubrí una sombra detrás, si, era mi tía escuchando los alaridos orgásmicos de mi prima.

Ya convencido de que ahora mi tía también formaba parte de la escena, se tranquilizaba un poco mi conciencia, pero aún tenía la adrenalina a tope por el momento que estaba viviendo. Así, me subí en mi prima y ya con el pene lubricado después de la fabulosa chupada que me había dado, aunado a su lubricada vagina, le dejé ir mi pene con todo sin problema alguno. Por supuesto que eso le encantaba, pues como dicen “por ese pan pedía su leche” literalmente, pero ¿qué tal mi tía?

Sin olvidar que aún seguía detrás de mi puerta mientras me estaba follando a mi prima, le echaba un ojo de cuanto en cuanto, en parte porque aun temía que nos pillara en plena obra, pero principalmente porque me encantaba la idea de saber que nos espiaba mientras lo hacíamos.

Le estaba poniendo una arremetida increíble a mi prima, conociendo que mi tía nos escuchaba fuera, me hacía con los mejores dotes que me sabía para llevarla al orgasmo, quien me lo agradecía moviendo las caderas como una diosa, indicándome el camino más cercano a mi objetivo.

Con los nervios de punta, la adrenalina al máximo, y la polla bien metida, me follaba a mi prima lo mejor que podía, ella al borde del orgasmo. A mí en lo personal lo que más me excitaba era la idea de que mi tía estuviese escuchando la calentada que le estaba poniendo a mi prima, por ello me empeñaba en hacer un buen trabajo, sacando lo mejor de mí. Sabiendo que mi prima estallaría en cualquier segundo, le subí el vestido hasta el cuello y le di una buena mamada a sus pechos tan calientes como el resto de su cuerpo. Al centrarme en sus pezones y darle por el coño fuertemente supe de inmediato que estaba a punto de correrse, pues sus alaridos de éxtasis eran ya gritos desgarradores que prácticamente me rogaban que no me detuviera para hacerla terminar.

No estoy seguro si lo hacía a inconscientemente debido a la tremenda calentura y al inminente orgasmo que estaba ya a las puertas del clímax, o si lo hacía con pleno conocimiento del hecho de que no estábamos solos en casa, pero en definitiva lo estaba disfrutando a lo grande y poco o nada le importaba otra cosa que no fuese dejarse correr a lo grande.

La vista fue maravillosa, ver el rostro orgásmico de mi prima, mirar cómo se contorsionaba cerrando y encogiendo un poco las piernas, pero principalmente escuchar ese autentico orgasmo, me deba uno de los mejores recuerdos de aquel entones. Pero todo subiría a otro nivel cuando volteaba a la puerta de nueva cuenta, pues con toda la concentración y esmero que puse en mi prima me había olvidado de cuidar la puerta. Al recobrar la vigilancia de la misma, pude ver que ésta, estaba abierta, solo un poco, tan solo lo suficiente para ver como una silueta se alejaba rápidamente, mientras aun sentía los espasmos orgásmicos de mi prima viniéndose en mi pene.
 
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