Circustancias con Las Gemelas Vanina y Mara - Capitulos 001 al 003

heranlu

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Circustancias con Las Gemelas Vanina y Mara - Capitulo 001

Volvía a mi casa, era 20 de julio, 4 am, día del amigo en mi país, volvía bastante tomado, mi mujer y yo habíamos salido con nuestros respectivos grupos de amigos, y yo me fui en Uber, para poder tomar a gusto. Encendí la luz del pasillo para no hacer mucho ruido por si mi esposa estaba durmiendo he ingrese a la habitación. El escenario era impresionante, mi mujer tirada sobre la cama en una posición similar a la fetal, con su torso girado mirando hacia abajo. Dejando su culo sobresalido, como para enmarcarlo. Y aquí debo hacer una aclaración, mi mujer era monumental, si las actrices más lindas de películas son un 10, mi mujer es un 9, encima todas las féminas de su familia tienen una peculiaridad, tener un culo magnifico 10 sobre 10.

Me acerco a ella sin encender la luz de la habitación solo iluminado con la luz del pasillo, el vestido se le había corrido dejando ver un tanga negro de encaje que se perdían entre dos grandes y perfectas moles de carne, el tanga no lo reconocí, así que debía ser un regalo para mí. Ya que últimamente no teníamos mucho sexo, entonces era un regalo ese culo y el moño era un tanga negro. Empecé a amasar esas nalgas duras, apretarlas, y abrirlas.

No aguante más y baje corrí un poco el tanga y metí mi lengua lo más que pude, lengüetee desde su coño hasta su ano, una y otra vez, su sabor era un poco más agridulce que de costumbre, pero era un néctar de dioses para mí, ella entre dormida abrió un poco más las pierna para mi mejor acceso, y no desaproveche para meterle lo más que pude mi lengua dentro de su cálido y mojado coño. Estaba penetrándola una y otra vez con la lengua, ella jadeaba suavemente, y su respiración era cada vez más fuerte. Mi lengua jugaba a sus anchas en su vagina, la penetraba, lamia sus labios, punteaba su clítoris, y por último atacaba su ano. Empecé un beso negro mientras que con los dedos frotaba su vagina muy mojada, hasta que la penetré, con dos dedos mientras que un tercero jugaba son su clítoris. Eso era una piscina, estaba mojadísima.

Yo me enderece y saque el pantalón, y mi miembro ya estaba más que listos, durísimo por todo lo vivido, chorreando de líquido pre seminal, no es que sea el de un actor porno, pero si estaba orgulloso de él, normal de largo, eso si, bastante grueso y con una curva grandísima hacia la izquierda. Lo puse entre sus labios vaginales y empecé a moverme frotándome contra ellos, la lubricación era muchísima, excesiva. Me inclino hacia adelante y apretó sus pecho, que tienen los pezones muy duros y me parecieron más grandes que nunca, pongo mi boca en su cuello y empiezo a besarlo como sé que le gusta, muerdo su oreja, sigo con su cuello, mientras mi mano sigue apretando sus pezones y mi pene en un mete saca continuo sigue entre sus labios, su respiración era muy acelerada y su jadeo constante, pero bajo, todo entre dormida y con un olor muy grande a alcohol. Yo seguía con lo mío, el calor y la excitación eran cada vez mayores. Le hablaba al oído y le decía lo puta que era. La cama era alta hecha a medida, lo que me quedaba perfecto a mi, para la posición. Seguía y seguía frotando, hasta que en una punteada mi pene penetro su coño mojado, estaba apretado, por la posición, pero debido a la lubricación entro casi todo.

Ella: Ayyy cabrón que haces-Lo dijo medio ronca, mientras yo la enterraba toda- Siii hijo de puta- Se despertó al todo.

Tome la cola del pelo con fuerza y tire de ella, puse mi boca en su cuello y empecé a chupar y morder, mientras ella gemía y con una de sus manos apretaba mi nalga presionando contra ella, buscando que mi penetración fuera más fuerte y profunda de lo que era, yo sacaba mi pene hasta la cabeza y lo volvía a meter hasta que los huevos chocaran contra ella, una y otra vez. Me agaché y le di un beso posesivo, comiéndole toda la boca, para acto seguido jugar con mi lengua en su interior, eso la desespero.

Ella: Cógeme más fuerte puto.- Su voz seguía muy ronca

Entonces le di el gusto y empecé un mete y saca furiosos, mientras ella gemía he insultaba contra la almohada. Una y otra vez entraba y salía, mi dedo empezó a penetrar su ano, el que también me pareció bastante apretado. Su coño era un volcán y sus flujos lava que salían del él, mis embestidas eran frenéticas y al ano le agregue dos dedos, perfectamente lubricados con sus propios jugos, entonces empezó a acabar, sus uñas se clavaron en mis nalgas y sus contracciones me arrastraron al orgasmo a mí también.

Ella seguía en la misma posición, aunque totalmente relajada, con su cabeza enterrada en la almohada, y yo también seguía igual, con mi pene enterrado en su coño y dos dedos en su ano, moviéndome lentamente, y veía con la luz que entraba del pasillo como mi semen brotaba con mis movimientos, mire el reloj que estaba al lado de la cama y daban las 4:40 am. Mi pene seguía duro y yo seguía moviéndome lentamente, no se si era la excitación, el alcohol ingerido o una mezcla de ambas, pero mi calentura seguía, y mi pene estaba durísimo igual que al empezar. Saque mis dedos del ano, me incline y susurre a su oído.

Yo: quiere otra vuelta.

Ella: Puto de mierda, me has cogido dormida- saqué mi pene de su coño y lo puse en la entrada de su ano- me la va a pagar marica que yo no, haaaa- mi pene ingreso hasta la mitad en su apretado ano- me lo has roto puto de mierda haaaa- ingreso completa de un movimiento.

Yo conocía a mi mujer, y sabía que le encantaba el anal, pero era algo de hacer de vez en cuando y cuando estaba muy excitada, principalmente porque después de cogerla por ahí, le costaba lo suyo sentarse, por eso me costó tanto desvirgarla analmente. Y siempre se hacia la difícil por ahí y me insultaba, pero sus mejores orgasmos vinieron por esa vía.

Y esa no iba ha ser la excepción pensaba darle una señora cogida. Penetre con fuerza, el ano estaba dilatado por mi trabajo oral y sobre todo dactilar. Pero estaba apretadísimo, más que de costumbre. Mis estocadas eran profundas y fuertes. Sus insultos música para mis oídos, levanté la pierna que estaba arriba y la puse en mi hombro, ella seguía en posición fetal y yo parado al lado de la cama, con mi mano empecé a masajear sus labios y clítoris, estaba mojadísima otra vez en poquito tiempo, volvió a agarrarme la nalga y seguí machacando sin parar, estaba calentísimo y su ano se abría cada vez más ante mis estocadas, ella seguía insultándome, pero yo la verdad no la escuchaba, estaba concentradísimo y muy caliente. Y empezamos a acabar los dos ella con un impresionante squirting, nunca lo había hecho ella, eso provoco que mi orgasmo se prolongara un poco y otra vez me clavara las uñas en mis nalgas, fue impresionante.

Mi mujer: ¿Han disfrutado ambos?

Me gire para ver de dónde me hablaban y vi a mi mujer parada en la puerta de la habitación, no lo podía creer, mire de nuevo hacia la cama, mi mujer prendió la luz y estaba su hermana Mara, con mi pene enterrado en su ano, lleno de mi semen y con su vagina también rebosando de este, ni que decir me salí en el acto de ella provocando un ploc, que si no fuera por la situación seria hasta gracioso. Yo no entendía nada, salí tras mi mujer que se fue corriendo, la agarre en el comedor de la casa, nada más llegar me tiro con el centro de mesa que me pego pero no me importaba, eso le dio tiempo a ella para salir por la puerta y trabarla, yo estaba en pelotas, ni sabia donde estaban las llaves y estaba en shock, no entendía nada, su auto se fue haciendo chirriar los neumáticos. Y yo no salía de mi asombro, todavía no entendía que paso, mi mente no relacionaba. En eso sale mi cuñada de la habitación y se dirige hacia mí.

Mara: Eres un puto animal o que, no puedes controlarte, prácticamente me violaste.- Lo dijo con reproche y muy enojada conmigo.

Yo: Yo pensé que eras Vanina- ahí caí en cuenta- ¿por qué no me avisaste? ¿Y qué haces tú en mi casa?

Mara: Oye, que yo estaba durmiente y tú me empezaste a coger, prácticamente violándome, los hombres piensan más con lo que les cuelga, que con la cabeza.

Yo: Tú colaboraste, y no me avisaste que no eras Vanina, era nuestro cuarto, yo no sabía que estabas en la casa, yo pensé que era mi mujer. Así que no te hagas la puta victima en todo esto- Esto lo dije levantándome, colorado de la bronca e impotencia, mi cuñada retrocedió un poco asustada.

Mara: Yo, yo. Estaba durmiendo, borracha y bueno me excite pero que no sabía que eras tú, y tú no me escuchaste, estabas dándome como un puto animal, que no ve otra cosa que coger.

Yo: Vete de mi casa antes que te saque a patadas.

Bueno empecé a entender todo un poco después de hablar al otro día con mi suegra, que porque recurrí a ella. Porque mi amada esposa me bloqueo de todos lados y no podía comunicarme con ella. Entonces fui a la casa de su madre, con la cual tengo una muy buena relación, la vieja me adoraba. Y no me quedo otra que contarle todo, cosa que ya sabía porque mi cuñada había ido a vivir con ella. Yo sabía que ambas hermanas le contaban todo a la madre, y ella era como la intermediaria entre las dos. Ella me preparo un café y me sentó. Y me empezó a contar la historia de sus hijas algo que no sabía yo.

Si bien son gemelas, y muy parecidas, no idénticas, tienen personalidades diferentes, mi mujer es un poco más dócil, más dulce y pensante, mientras que mi cuñada es más salvaje, pasional, y arisca. Como dije físicamente parecidas pero no iguales, mi cuñada un poco más alta, los ojos eran marrones oscuros y los de mi señora muy claros, ambas tenían el pelo castaño claro, mi cuñada tenía un lunar encima del labio, mi señora tenia los pechos medianos con una forma redondita y un pezón marrón claro, y mi cuñada tenía las tetas operadas un poco más grandes y apuntando hacia arriba, en cuanto a su culo el mi mujer era un poco más grande, como a mí me gustaba, en general las dos son hermosas mujeres, como dije un 9, y yo era un pobre 6 o un 6.5. Ellas se mataban en el gimnasio y tenían un cuerpo realmente fitness, ambas habían estudiado economía, y tenían muy buenos sueldos.

En cuanto a mí, como dije era uno más del montón, eso si, una buena persona. Un poco grandote, 1.88 m., pesaba 100 kg., espalda ancha, brazos grandes y fuertes, un poco de panza, piernas grandes y trabajadas, siempre practique deportes, sobre todo Kick Boxing, un culo grande pero firme y duro. Era administrativo en una empresa constructora. No me había recibido, ya que mi carrera era muy costosa en mi ciudad, y después el tiempo no me lo permitió.

Había conocido a mi mujer en el cumpleaños de una compañera de trabajo, que era amiga suya. Conectamos enseguida, hablamos como si fuéramos amigos, ella estaba muy aburrida ya que no conocía a casi nadie. El cumpleaños fue en una casa de campo empezó a la tarde y termino bastante entrada la noche, y no nos apartamos, yo la verdad no tenía esperanzas con ella, era demasiado para mí. Por eso ni intente nada romántico. Pasadas las semanas, una noche vi al costado del camino un auto parado con una mujer intentando cambiar un neumático, al pararme era ella, me acerque y nos reímos un rato, después de cambiar su neumático me invito a cenar, y después de eso, nos escribíamos todos los días por WhatsApp, empezamos a salir como amigos un par de meses hasta que de un momento a otro como quien no quiere la cosa terminamos besándonos en un bar y de ahí de novios por un año y medio, y luego el matrimonio, ya llevamos dos años casados, hasta llegar a este momento, yo con 32 años y las gemelas con 29 años.

Nuestro matrimonio en realidad no ha sido un camino de rosas, nos llevábamos espectacularmente bien como novios, pero el matrimonio ha sido difícil, ha sido muy difícil la convivencia, desde que me presento a su hermana yo sabía que no eran muy unidas, pero cuando las vi juntas sentí tensión en el ambiente, pero mi mujer nunca me quiso contar. Otra cosa es que ella siempre me dijo que yo era normalito, que se había enamorado de mí por mi forma de ser con ella y por ser buena persona. Cosa que en principio me molesto, pero después mejoro mi punto de vista, ya que me querían por lo que era. Volviendo a la cocina con mi suegra y nuestra conversación.

Susana: A ver yerno si puedo ayudarte. Tú eres muy importante para esta familia, y mucho más desde que mi esposo falleció. El problema que tuviste anoche no es nuevo, lo nuevo tal vez sea que tu no sabias que te estabas acostando con tu cuñada- y levanto la mano para que me callara y la dejara seguir- Si, sé que tu no sabias y Mara también lo sabe. Pero no sé si te lo va a reconocer. Ellas eran muy unidas, realmente unidas, hasta que Vanina se puso de novia por primera vez, ella es una romántica, Mara es más liberal y había tenido sus “amigos”, pero al ver a su hermana con un chico quiso quitárselo en el acto, cosa que causo una gran pelea entre ellas, pero la cosa no termino ahí, novio que tenía Vanina terminaba en los brazos de Mara, esto hizo que ellas se convirtieran en rivales y se fueran alejando, y yo teniendo que hacer de juez entre ambas para que no se mataran, esto duro hasta que Mara le robo un chico que estaba coqueteando con Vanina y como se habían recibidos de la facultad se mudaron a la ciudad cercana, donde ambos consiguieron trabajo.

Creo que Vanina cansada de las decepciones amorosas busco un chico con valores, y no se fijo tanto en el físico, y ahí apareciste tu en la familia. En cuanto a como apareció en tu cama, fácil hace una semana mi hija perdió el trabajo, volvió a casa y encontró a su novio con otra, por eso volvió a la ciudad, y por eso salió para el día del amigo con Vanina, lamentablemente ella no bebió y decidió repartir a sus amigas, y dejo primero a su hermana en su casa. Así que ahí está tu explicación. Complicado ¿no?

Ahí entendí que todo iba a ser mucho más complicado que de lo que pensaba, mi mujer estaba defraudada, estaba dolida, y no importaba mucho si yo no la hubiera reconocido. Estaba en la misma mierda.

Susana me dijo que hablo con ambas en la mañana y lo mejor era que le diera espacio. Que pudiera pensar sola, ella me ayudaría.

Mi suegra me dio ánimos, y no me juzgo, eso era lo importante para mí, para mí era un accidente. Cuando estaba por retirarme de su casa, llegó Mara, me miró con desagrado, saludó a mi suegra y subió a su habitación. Yo después de lo hablado con mi suegra estaba más que convencido que ella estaba despierta y no dormida como decía. Pero eso no me ayudaría en mucho a mí. Desde que me conocí con mi cuñada mi relación fue más bien distante, y en alguna oportunidad, en un cumpleaños, escuché hablar con sus amigas y decir que era poca cosa. Yo volví a mi casa y le hice caso a mi suegra, no llame, ni busque a mi esposa, le di su espacio.

Estaba destrozado, en realidad amaba mucho a Vanina, y no sabía cómo enmendar las cosas. En mi un sentimiento de culpa, bronca, impotencia me carcomía. También una parte de mí que odiaba profundamente a la zorra de mi cuñada, en mi cabeza rondaba la idea que había caído en una trampa.

Pase dos semanas sumergido en la mierda, durmiendo poco, comiendo por inercia, las cosas estaban tan mal que estaba afectando mi trabajo, estaba punto de caer en depresión. No pude más y fui a buscar a mi esposa a su trabajo, la esperé a la salida. Cuando la vi salir, mi corazón se alegró, ella estaba tan demacrada como yo, ojerosa, con signos de poco sueño, un poco más flaca, la segunda es que apenas me vio su seño se frunció y hubo una mueca de bronca y enfado, intento irse en dirección contraria, pero la alcance, me miro con mucho enfado, le pedí que por favor habláramos. Accedió a regañadientes, y fuimos a un café cercano. Le expliqué lo mejor que pude mi situación, y ella me miraba con cara seria, con los ojos brillosos, pero queriendo matarme.

Vanina: A ver Carlos si te enteras, en este punto, da igual si sabía que era mi hermana. Lo que me duele es que te acostaste con mi hermana, no puedo mirarte igual, no podría estar contigo sabiendo esto. Eras el único hombre en el que podía confiar. Nosotros veníamos mal, eso es patente. Pero con esto, no puedo.

Carlos: Pero que puedo hacer yo para que me perdones o demostrarte que te amo.

Vanina: Eso lo sé yo.- una lagrima se escapó por su mejilla- no tengo dudas que me amas, y también estoy segura, que no sabias que era mi hermana, no hace falta que me lo jures o que me lo diga mamá. Pero no puedo verte igual, tengo un lio en la cabeza, tengo todo muy a flor de piel, necesito más tiempo, porque si me apuras yo hoy no quiero verte, ni estar más contigo.

Se paro llorando, y me dejo, con el corazón en un puño, quería llorar, gritar y golpear a alguien. El dolor no cavia en mi cuerpo. Por la noche cuando llegué a mi casa, me senté en el sofá, a oscuras, llorando, veía como mi vida, que para mí era feliz, se me escapaba, pensaba en lo que había dicho, y me hacía ruido en que para ella estábamos mal antes, y si era verdad, discutíamos más, compartíamos menos, hablábamos menos, y sexo como dije. Pero para mí era algo de momento, tal vez por la convivencia, mucho trabajo o no se. En eso me llama mi suegra y me invita a almorzar para el día siguiente, me dijo que había hablado con Vanina, porque su tono fue muy maternal.

Al otro día me recibió como siempre, con mucho cariño. Mi cuñada no nos quiso acompañar a almorzar. Hablamos de banalidades en la comida. Después de la misma hizo un café y nos sentamos en el ******. Ahí me comento que Vanina había estado el día anterior después de estar conmigo. Que había estado llorando y descargándose todo lo posible, que estaba viviendo con una amiga, porque no quería compartir techo con su hermana. Ahí yo le plante mi punto de vista, y mis dudas, sobre todo esto que estábamos mal antes del incidente, y que me preocupo mucho el no querer verme más.

Mara: En verdad eres más estúpido de lo que creía. Mi hermana está poniendo la excusa de lo nuestro para tapar su muerto en el closet. Tú no piensas.

Susana: Mara cállate.

Mara: Es un imbécil, ella ya tiene a otro, y lo tenía antes de que esto pasara. -Mi suegra se paró y le dio una bofetada que sonó en toda la casa.

Susana: Cállate y deja de meterte en la vida de tu hermana, demasiado mal has hecho ya. Y si no te gusta, ya te puedes marchar de mi casa.

Yo estaba con la boca abierta, era cornudo. Mi cuñada se sobaba su mejilla, no se animó a decirle nada a mi suegra, nunca la había visto así.

Susana: Tranquilízate Carlos, y deja que te explique. Vanina hace meses viene soportado un coqueteo, del normal que recibimos las mujeres, sin embargo, últimamente ella, no era tan inmune, digamos que ya le gustaba, shhh déjame terminar- justo cuando iba a interrumpir- ella no hizo nada, y tenía un cargo de conciencia enorme por ello, digamos que estaban alejados entre ustedes y alguien le endulzaba la oreja, no paso más de eso.

Carlos: Ella tiene razón soy un imbécil- Mi suegra tomo mi mano, mientras yo me paraba para irme.

Susana: Ven no te vayas así- me levante y me fui

Mara: Mi hermana no es tan santa como todos creen.- Alcance a escuchar.

Todo esto hizo que me derrumbara más todavía, era un ingenuo, un imbécil. Y no lo veía, tal vez ya me había sido infiel y sino fue antes del incidente lo estaba siendo en este momento, pero ella si lo hacía conscientemente no como yo, la verdad que la ira y todos los sentimientos encontrados no fueron buenos consejeros, un sentimiento de odio se apoderó de mí.

Pedía vacaciones en mi trabajo y me encerré en mi casa, bebí alcohol hasta quedar inconsciente o pasar semanas sin bañarme. Vanina me escribió una vez para ir a buscar sus cosas, que por favor no este para evitar problemas, que cinismo tienen algunas mujeres, y yo que poco amor propio, le pedí hablar, quería explicaciones, pero no me contesto, salí de casa cuando fue.

Un mes y medio después de todo este trágico incidente, llamaron a mi puerta, yo seguía sin ir a trabajar, en realidad habían intentado comunicarse conmigo varias veces, mi cuñada y mi suegra, tenía infinidad de mensajes que no abrí. Yo por casualidad me había bañado ese día, el primero en tres semanas, porque había ido a almorzar a casa de mis padres y no quería que me vieran tan mal, estaba oscureciendo.

Al abrir estaba mi cuñada, vi en su mirada algo de dulzura, que se le paso al segundo al verme a la cara. Me apartó con la mano y paso directamente al ******, observo el desastre y la poca luz que había. Se sentó y vio la botella de licor que había sobre la mesa. Dejo su abrigo al costado del sofá. Yo ya no quería saber más nada de esa bruja, y bueno de mi mujer, tenía la esperanza de que fuera todo mentira o no se la verdad, también sentía mucho resentimiento hacia ella. Tenía muchísimos sentimientos encontrados.

Mara: Veo que estas muy mal.

Carlos: Que quieres, y apúrate no es agradable estar en tu presencia.- Ella revoleo los ojos.

Mara: No creas que quiero estar aquí, y menos contigo. Pero tenemos un problema. Cuando abusaste de mi.- la cara se me transformo de ira.- Tuvo consecuencias, estoy embarazada.- Un problema más, ni reaccione.

Carlos: jajaja y me lo quieres encajar a mi.- la verdad ya no me importaba nada.- ha de ser de unos de tus “amigos”.

Mara: Que dices idiota.- y seguía riéndome, cosa que la enfureció.

Carlos: Que has andado de buscona, si lo has hecho conmigo, quien sabe la cantidad de idiotas que han caído.- Lo dije con una sonrisa.

Se lanzo hacia mí con sus uñas apuntando hacia mi cara, cosa que fue mi fácil de sujetar, pero intento golpear mis bolas con un rodillazo, gire mi cadera y golpeo mis muslos, la empuje un poco, y se lanzó de nuevo hacia mí, con los ojos inyectados en sangre, le di una cachetada con la mano bien abierta, impacto en su mejilla, y la tire contra el sofá, ella se repuso y no tuvo suficiente, tomo el florero de la mesa y me lo arrojo impactando en mi cabeza, lo que me hizo retroceder un poco, al tocarme la misma tenía un poco de sangre, al levantar la vista la tenía encima mío, con una ristra de golpes.

La empuje tome del cuello y presione contra la pared. Su mirada de odio seguía, pero se puso violeta fácilmente por la falta de aire.

Carlos: No me costaría nada, tú puta de mierda, arruinaste mi vida, así que no me importa ya matarte, o si sales de aquí y abortas. No es problema mío. Aparte no te creo que sea hijo mío.- Su mirada ya era de súplica, estaba presionando mucho su cuello.

Mara: Por favorrr.- afloje un poco, lo suficiente para que respire.- El niño no tiene la culpa, a parte mi madre me prohibió que lo hiciera. Con el único que he estado ha sido contigo y mi ex, un mes antes que nos separáramos no teníamos relaciones.

Carlos: Así que tendrás que criar un niño tu sola, por puta.

Diciendo esto empecé a notar varias cosas, una es nuestra cercanía, dos es que estaba teniendo una erección, y no puedo explicar por qué.

Mara: Hijo de puta, maldito, se te ha parado- sonreí.- No lo voy a criar sola, tú te tendrás que hacer cargo.- empecé a apretar su pecho con mi mano.- Que haces cerdo.

Carlos: Me voy a hacer cargo del niño y de la madre.

Acto seguido empecé a besarla, ella no colaboro, y termine mordiendo su boca.

Mara: Que haces marica, me vas a violar de nuevo.

Carlos: Noo, simplemente voy a tomar posesión de mi puta, si tu quieres llámalo violación.

La presioné más contra la pared y repetí besarla, hasta que conseguí meter mi lengua en su boca, y con mi mano presionaba su pecho y pellizcaba su pezón. Ella no estaba todavía por la labor.

Carlos: Creo que no le llegas ni a los talones a tu hermana, ella es mucha hembra comparada contigo, tú eres solamente una calienta pollas, que no consigue hombres y tiene que tirarse a los de su hermana.- El odio se inyecto en sus ojos.

Mara: Que dices maricón, soy demasiada hembra para ti, mi hermana era mucho para ti, por eso busco afuera lo que no le dabas.

La presiones más contra la pared y busque sus labios de nuevo, pero ella colaboro, es más mordió hasta hacerme sangre en el labio, cosa que hice lo mismo yo, sus pezones en mis manos crecían notablemente, baje mi mano y la metí corriendo su falda, aparte su diminuto tanga, y con mis dedos note que empezaba a lubricar, la volví a besar y nos enredamos casi hasta quedar sin aire, terminando moviéndonos ambos, yo la masturbaba con ganas y notaba cada vez más sus jugos en mis dedos, masajeaba todo lo que podía sus labios terminando en su clítoris.

Mara: eres tan poco hombre que no puedes tener a una mujer si no es por la fuerza.- me aparte un poco y saque mi mano y le mostré mis dedos bañados por sus flujos y los chupe.

Carlos: humm sabe a puta barata, eres tan puta que te encanta que te violen, o fijarte que le gusta a tu hermana.

Acto seguido me cruzo la cara de una cachetada, cosa que le devolví con fuerza. Nos encontramos cara a cara para terminar besándonos como locos, queriendo poseer el uno al otro, ella evidentemente se quería imponer a mí, y no le importaba como. Tome su cabello por la cola, y de ahí la arrastre hacia la habitación.

Carlos: Ven que te tengo que domar, puta.- Ella se quejaba y me insultaba en todos los idiomas que conocía.

Llegamos a la habitación, la atraje hacia mí y volvimos a comernos la boca, ella la colaboraba completamente, la empuje y callo en la cama, arranque su falda y su tanga. Retrocedí un poco y me despoje de mi pantalón y demás ropa como un rayo, cuando miro estaba desnuda mirándome desafiante, sus pechos que los veía por primera vez era la obra de arte de un cirujano, poso su mirada en mi polla.

Mara: A ver si sabes satisfacer a una mujer de verdad.

No la deje continuar, me abalance sobre ella, abrí bien sus pierna y me sumergí en su sexo, me pegué como una lapa a su vagina, comiéndomela como mejor sabia.

Mara: Que haces maricón, yo quiero que me cojas, no que, haaa.- Metí dos dedos en su vagina mientras succionaba su clítoris, su entrepierna era un manantial, no paraba de brotar flujos.

Yo seguí con mi estrategia, era domarla a base de orgasmos, y no iba a parar hasta conseguirlo. Seguí chupando su clítoris y un fuerte mete y saca con mis dedos. En pocos segundos ella tuvo un orgasmo arrollador y quiso presionar mi cabeza con sus manos y tiro de mi pelo fuertemente. Cuando no podía más con el placer cerro sus piernas cosa que yo no deje, largando flujos y orina en su orgasmo. Me enderecé y estaba jadeante la tome de la mandíbula y empecé un beso posesivo, quería que ella probara su propios jugos, al principio se negó pero no le di mucha opciones, termino colaborando, me separe de ella y empecé a refregar mi polla en su chocho, estaba empapadísimo.

Mara: espera un poco que me recupere.

No le hice caso y seguí por unos segundos, cuando me canse lleve sus piernas a mis hombros y la penetre de uno solo golpe, se quedó con la boca en forma de O.

Carlos: a las putas se las coge así.

Mis embestidas eran profundas, la sacaba solamente dejando mi cabeza adentro y volvía a meterla, una y otra vez, incrementando el ritmo. Quería cogerla salvajemente, dejarla destruida, fueron varios minutos de salvajes embestidas hasta que acabo fuertemente, no la deje descansar, como me pidió.

La gire y la puse boca abajo, abrí su pierna izquierda y me senté un poco antes de sus nalgas, con mis pierna a caballo de su pierna derecha, la penetre en esas posición de nuevo hasta los huevos ella se contrajo mucho, en esa posición era en la que mejor le podía hacer sentir la curva de mi pene, en esa posición mi pene frotaba directamente en su punto G, ella empezó a gritar como si la estuviera matando y segundo después empezó a acabar fuertemente yo no pare ahí estaba en una posición muy cómoda y seguí con mis dedos embadurnados con sus jugos penetre su ano, primero un dedo, después dos, una y otra vez, y note otro orgasmo muy fuerte y note mis bolas mojadas por sus jugos, llegue a meter tres dedos en su culo.

Hasta que no pude más y acabé fuertemente en su vagina, seguí hasta que mi pene no pudo más.

Un par de minutos que me recupere, y me levante, mi orgasmo había sido devastador, pero no podía demostrar debilidad.

Carlos: Vamos puta, eso es todo lo que tienes, yo todavía no estoy ni cerca de estar satisfecho-

Ella me miro de mal, la arrastre hacia el borde de la cama, tome su mentón y lleve mi polla a su boca, estaba muy morcillona. La obligue que me hiciera una mamada, me empezó a hacer una señora mamada, muy profunda y sabrosa, mucho mejor que las que hacia su hermana. Tomé mis dedos, abrí sus piernas y empecé a penetrar su vagina y ano.

Carlos: no está mal, nada mal, pero prefiero las de tu hermana, se esfuerza más.

Creo que me arrepentí a los dos segundos, se esforzó al máximo, me hicieron temblar las piernas, y temí no aguantar mucho más. Tenía que recuperar el control, se la saque, y la empuje en al cama quedo dándome la espalda.

Carlos: A ver, ahora si voy a gozar.

Me situé tras ella, en la posición de cucharita. Tomé mi pene y lo puse en la entrada de su ano, ella quiso evitarlo, pero un golpe fuerte y seco en su nalga lo evito. La penetre de una, sin contemplación, hasta que los huevos hicieron tope, ella grito muy fuertemente, mi mano, que estaba apretando sus pechos divinos, recibió el castigo en forma de mordisco.

La empotre una y otra vez yo estaba destrozando su ano, hasta que por mi bien saque mi mano de su alcance y lleve su pierna sobre mi muslo abriéndolas un poco y dejándome acceso franco a toda su entre pierna, empecé a masturbarla furiosamente al ritmo de mis penetraciones, ella empezó un orgasmo larguísimo, que termino en un squirting fenomenal, esto me dejo al borde del orgasmo a mí, pero quería humillarla más.

La agarre y traje al borde la cama, ella estaba medio ida, la agarre y metí mi miembro en su boca, la tome del cuello y cuando abrió su boca para respirar empecé a penetrarla como si de su vagina se tratara, no dure nada, el morbo era grande, todo mi semen fue a dentro de ella.

Escuchamos como que nos querían tirar la puerta abajo, al grito de policía. Cuando abrí, desnudo, había dos oficiales, junto con mi vecina, me estaba explicando lo que estaban haciendo ahí, cuando apareció Mara desnuda.

Mara: Que pasa uno no puede tener sexo con su hombre, sin que molesten.
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Circustancias con Las Gemelas Vanina y Mara - Capitulo 002

La policía estaba en mi puerta, debido a los ruidos y gritos, la vecina chusma llamó a la policía a que pensó en un caso de violencia doméstica.

Al verla aparecer, mi vecina confundió a Mara con mi mujer, las personas que estaban en la puerta se quedaron de piedra al ver a Mara aparecer desnuda y después de decirle:

Mara: Que pasa uno no puede tener sexo con su hombre sin que molesten, estoy bien, más que bien, y oficiales, sino les molesta, todavía no hemos terminado -acto seguido cerró la puerta en su narices, tomo mi mano y fuimos a mi habitación.

De un empujón me tira sobre la cama y yo me dejo caer

Yo: ¿tú hombre?

Mara: no puedo permitir que el padre de mi hijo vaya preso por violación.

Yo: ¿violación?

Mara: claro, y menos si no hemos terminado.

Mara me miraba, sobre todo a mi pene que estaba más que listo con todo lo anteriormente vivido, se acercaba a mi como una pantera a su presa, parecía quererme comer con la mirada. Llego hasta mí y se arrodillo entre mis piernas, miraba mi pene y me miraba a los ojos, mientras se lamia los labios, como si fuera a comerse la golosina mas sabrosa para ella. En un segundo se tragó todo mi pene, hasta que su nariz toco, y su pera se posó en mis huevos, en ese mismo instante levantó la vista y nuestras miradas se cruzaron, vi la mirada de una hembra en celo, sus ojo transmitían fuego.

Y yo supe que esa mujer no iba a parar sin dejarme seco los huevos. Me sostuvo la mirada unos segundos, los suficiente para lanzarme un desafió, que estaba acostumbrada a tener a los hombres bajo ella, y no como hasta ahora que yo había tenido el control.

Empezó una furiosa mamada, casi se la sacaba y la volvía a meter completa, la velocidad con qué lo hacía era muy rápida, después de unos minutos yo ya estaba en mis limites, se la sacó y dejo solamente el capullo en la boca y empezó a jugar con su lengua, mientras que sus manos masajeaban mis huevos, mientras me miraba fijamente a los ojos, se la saco de la boca, y empleo toda su lengua para recorrer todo mi pene, cuando se cansó se metió un huevo en la boca y lo chupaba, y alteraba entre uno u otro, mientras me masturbaba, yo estaba al borde del orgasmo, no quería acabar tan rápido qué era lo que ella quería. Cuando pensaba que iba a aguantar, ella se enderezo y puso mi pene entre sus tetas, fue una sensación inigualable, esas masas de carne duras y suaves apretaban mi pene, subía y bajaba y cada tanto ella lo escupía, y lengüeteaba el capullo, treinta segundos aguante, hice una erupción como un volcán entre sus tetas y cuello. Ella se montó sobre mí, me pego un tortazo qué me dolió y se sentó en mi cara.

Mara: Es hora de devolverme el favor.

A penas si podía respirar, ella apretaba su vulva contra mi cara, me quería humillar y tratar como un juguete sexual, empecé a comer todo lo que tenía delate de mí, sus flujos eran abundantes, era tanta su calentura que acabo en muy pocos minutos, realmente la excitaba dominarme, pero eso no era lo que yo pretendía, la podía dejar jugar un rato, pero debía someterla, sino no sería más que un juguete siempre para ella.

Aproveche ese momento donde ella estaba ida, sentada sobre mi cara y con sus manos apoyadas sobre el cabecero de la cama, para salirme de esa posición, ella quedo de costado, le abrí las piernas como una tijera y me situé sobre ella, como ya me había repuesto, era anormal esto, estaba mejor que en mi adolescencia, esta mujer hacía que estuviera duro en minutos nada más. De una la penetre por su vagina, era una laguna, la humedad de esa mujer era impresionante, la penetre hasta el fondo.

Mara: Déjame descansar un poco, maricón.

Ni caso que le hice, la penetraba profundamente, con fuerza, como golpeándola con un ariete, a los pocos minutos empezó a reaccionar, y clavaba sus uña en la almohada y la mordía. Sus gemidos se oían apagados por la misma. Cuando me cercioré que estaba en el máximo de placer, llegando a su clímax, cambie de objetivo y la penetre por su ano. La almohada amortiguo un poco el grito, se puso tensa y su ano se contrajo apretándome muy fuerte el pene. La deje que se acostumbrara un poco, y empecé lentamente un mete y saca de sus entrañas, a cada penetración ella se iba relajando más y yo me iba moviendo cada vez más violentamente, hasta que el ritmo se volvió endiablado.

Mara: Puto de mierda, seguro que te gusta romperle el culo a los hombres así, que eres un maricón.

Que mal que me caía, o no. Pero en ese momento quería destrozarle el culo. La saque y tironeé de ella hasta que se puso en cuatro, se dejó hacer. Puse mi pene en la entrada de su ano, y le penetre lentamente hasta el fondo, quería sentir todo, la tome del pelo y hice que se arqueara su espalda, me acerque a su oreja, la mordí y le dije:

Carlos: No, solamente así someto a las zorras callejeras que se tiran a sus cuñados.

Mara: Ex cuñado, me tiro a mi ex cuñado, jajaja

Y empecé una rotura de culo monumental, que ella gritaba, por supuesto, pero no le pensaba dar tregua. La iba a usar para mi placer, la convertiría en mi yegua. Nuestro ritmo volvió a ser intenso. Me dolía todo, mis piernas, mis glúteos, mi mano tanto nalguearla, mis huevos de tanto chocar contra sus labios. Pero no pensaba detenerme, seguía con mis estocadas, hasta que ella empezó a acabar, sus brazos se vencieron y apoyo su cara en la almohada, y empezó la acabada de su vida, parecía que se estaba meando, y su ano se contraía constantemente llevándome a mi propio orgasmo.

Quedamos tirados en la cama, como estábamos, ni nos movimos, ya era de noche y estábamos acabados, lo habíamos hecho de forma violenta, yo había acabado cuatro veces y ella seguro que perdió la cuenta. Ni cuenta me di cuando me dormí, lo que si se es que lo último que pensé es que ella había admitido que quería estar conmigo, o algo parecido, yo no hablaba de violación o abuso.

Sentía una tenue brisa, y un ruido lejano, y empecé a despertarme y acordarme de todo, hacía tiempo que no dormía tan bien, de hecho, mucho tiempo. Miré la habitación y era un desastre, olía a sexo, tal vez por eso Mara abrió la ventana, se oía la ducha del baño, por lo que deduje lo obvio ella se estaba bañando. Entre al baño, y ella se estaba enjabonando, empecé a orinar mientras admiraba el cuerpo de mi cuñada o ex cuñada.

Mara: Eres un salido, no te has podido esperar a que termine, cerdo.

Ella se dio cuenta de cómo la miraba, y creo que hasta miedo le dio, ya no era la pantera de la noche anterior, yo seguía orinando y tocándome el pene.

Mara: Oye no pienses que lo que paso ayer entre nosotros cambia algo, que yo tengo las hormonas alborotadas, y tú solo eres el padre de mí bebe.

Entre a la ducha con ella, y seguía tocándome el pene, y la miraba con cara de loco, con hambre, pero de mujer.

Mara: No pienses que entre tu y yo va a ver algo, solamente hazte cargo del bebe, que me falto decirte que mañana tengo el primer turno con el obstetra.

Ella miraba como me masturbaba y me acercaba lentamente, mirando sus pechos y su baca, sus pezones estaban erectos y la traicionaban, su miraba era de duda, su carácter no era el combativo de siempre. Llegue junto a ella, la tome del cuello y bese, al principio no colaboro, pero después de unos segundos lo hizo.

La apreté contra la pared, y metí mi lengua dentro de su boca, parecían dos serpientes danzando, lleve mi mano a su vagina y estaba lubricada, no tanto como en la noche, la di vuelta que me diera la espalda, y baje mi mano introduciendo dos dedos en su vagina desde atrás, me esmere mucho, cuando pensé que estaba preparada retire mis dedos y los sustituí por mi pene, cosa que agrado a Mara, y lo hizo notar con un gemido que parecía más un aullido, fue más tranquilo pero igual de placenteros, tuvo un pequeño orgasmo ella, momento que aproveche para darla vuelta.

Ella levanto una pierna y me rodeo, la volví a penetrar de frente, todo era mucho más tranquilo, lo que me permitía besarla, acariciar sus pecho o amasar sus nalgas, al final los dos terminamos en un orgasmo mucho más tranquilo, nos miramos a los ojos mientras sucedía, en su mirada vi dulzura, no me resistí y le di un tierno beso.

Carlos: Yo voy a cuidar de ti y de nuestro bebe. Y te tomare como mi mujer. Voy a hacer el desayuno, te vas a quedar.

En su mirada vi temor, duda y muchas sensaciones más que no sabía describir, no era la zorra que yo conocía.

Mara: He quedado en almorzar con mamá, le escribí ni bien me levanté.

Mientras ella se fue a cambiar yo prepare el desayuno, ya eran las once, nos sentamos en la cocina y conversamos, de cosas simples, el clima, la consulta médica y su madre. Me pareció una mujer agradable que conocí y juzgué mal.

Mara: Debes pensar que soy la Hija de puta más grande, o no.- yo sonreí un poco.- Yo no planee esto, llevo un par de meses de mierda. Una relación mala, con una persona patética, y sabía que era así. Lo que paso entre nosotros, esa noche, yo.- sus ojos se llenaron de lágrimas.- le hice daño a muchas personas, aunque no fue mi intención, lo hice.

Vi mucha tristeza en su mirada, se levantó llorando en dirección a la puerta, la agarre, la traje hacia mí y la abrace, ella lloro en mi hombro, la dejé.

Carlos: Lo hecho, hecho esta, ahora tenemos que ver como lo afrontamos, y ver por nuestro bebe, no podemos hacer nada por el pasado, pero si por el futuro.

Se separo de mí, me miro y me volvió a abrazar.

Mara: Me voy o mamá se preocupará.

Antes de irse le di un piquito que ella no rechazo, pero me miró fijamente unos segundos, como pensando algo.

Esa tarde empecé a limpiar como loco, algo en mi había cambiado, no es que me había enamorado de mi cuñada, no podía negar la atracción que sentíamos mutuamente, pero no era amor. Decidí que debía hacer algo con mi vida, tenía que dejar de lamentarme y llorar, y hacerme cargo.

Al día siguiente asistí al turno con mi cuñada embarazada, la obstetra fue muy amable y buena explicando, y la cuenta que saco de embarazo daba justo para el día del amigo, fecha que me acosté con Mara. Nos hizo escuchar el corazón del bebe, cosa que me puso los pelos de punta y casi me largo a llorar, Mara si lo hizo, yo le sostenía la mano todo el tiempo, cosa que paso naturalmente. Parecíamos una pareja, yo le quería preguntar cuando podía hacer un ADN, cosa que no hice y no me pareció necesaria.

Salimos muy contentos y fuimos a almorzar a un lugar cercano, conversamos de todo. Mara estaba muy contenta y tenía un brillo especial en su mirada, después de almorzar fuimos a una heladería cercana, porque tenía antojos de helado, donde se nos pasó el tiempo conversando, acto seguido cruzamos al parque que estaba del otro lado de la calle y caminamos, en un momento dado y sin darnos cuenta estábamos caminando tomados de la mano, como una pareja, cuando sonó su teléfono nos dimos cuenta que habíamos pasado más de seis horas juntos, era su madre.

Después la lleve a su casa, ella no quería irse, pero giro hacia mi, me beso muy suavemente, un beso tierno. Y me dijo que seguíamos hablando por teléfono, señalando su celular.
Yo estaba en un gran dilema, qué hacer con mi vida y no sabía francamente que hacer, lo que si sabía es qué debía ser un hombre fuerte, porque se vislumbraban tiempos difíciles en el horizonte. Por un lado, iba a ser padre, y esa iba a ser mi prioridad. En cuanto a la madre del niño o niña, hasta ahora era una incógnita, hablo sobre nuestro futuro. Mi mujer, porque es lo que era ya que los papeles nos seguían uniendo, por más que no tuviéramos ni contacto, era muy pero muy difícil que tuviéramos un futuro junto.

Mientras tanto yo volví a mi rutina, mi trabajo, a practicar ejercicio, con Mara nos comunicábamos permanentemente por teléfono, incluso iba a su casa a verla, por ella supe que mi mujer se tomó muy mal lo del embarazo, corto comunicación con su hermana y madre, y no sabían nada de ella. En cuanto a volver a tener relaciones, no se había dado la oportunidad, aunque prácticamente parecíamos novios. Y mi suegra no decía nada, parecía tomarlo como normal todo, descubrí en Mara una mujer excepcional, con un carácter muy especial. Pero yo quería hacerla entrar por el aro.

El viernes de esa semana, le dije por teléfono que no iba a poder ir a verla, lo que noté cierta tristeza en su voz.

Entonces le dije que no se preocupe que venga ella a la mía, y pase la noche ahí.

Mara: pero Carlos, mamá. -la interrumpí.

Carlos: Corazón, tengo cosas que hacer, te espero a las 22 h. -y corté.

A las 22:05 estaba golpeando la puerta de mi casa, entró radiante y como si nada, me dio un piquito, y siguió a la cocina a dejar el helado que había traído para el postre. Mientras me comentaba su día y como le iba en su nuevo trabajo, en una pequeña empresa de una amiga. Se la veía realmente feliz, terminamos de preparar la cena juntos, ella me ayudó ya que no sabía cocinar. Comimos y ella no paraba de hablarme y contarme cosas de su trabajo, del embarazo, de que estaba empezando a notarse la panza, no paraba de hablar.

Ya en el postre me dijo que su mamá había hablado con Vanina por teléfono, un par de minutos, mientras me miraba a los ojos y veía mi reacción, me contó que estaba bien, o por lo menos eso le había dicho a mi suegra. Mara se había enterado por una amiga que había empezado a salir, ella se quedó callada y me miró, le hice señas que siguiera hablando, y me conto que había empezado a salir con el compañero de trabajo que le coqueteaba antes que todo esto pasara, y cuando se enteró de su embarazo se encerró un par de días y después salió a tirarse todo lo que caminara. Mentiría sino dijera que me dolió, me clavó un puñal en el pecho sus palabras, pero siempre es bueno saber.

Una vez que comimos el helado lavamos los platos, en realidad ella lavaba y yo secaba, los roces eran muy intensos y cada vez que pasaba por detrás de ella no perdía oportunidad de apoyarla, cuando terminamos la tomé de la mano y nos dirigimos a mi habitación, al llegar nos besamos mucho, muchas caricias, nos fuimos desnudando uno al otro, ella estaba sorprendida por el trato, estaba acostumbrada al sexo salvaje.

Yo le quería hacer probar el cielo y el infierno. La acosté suavemente en la cama y empecé a besarla, fui bajando muy despacio por su cuello, pechos, me detuve en su panza, y bajé a sus piernas, besé todo el interior de sus muslos, y cuando me cansé subí a su vagina, donde me esmeré en comer todo muy bien. Luego me enderecé y subí a su boca donde la besé nuevamente, y la penetré en la posición del misionero, mirándola a los ojos, fue la primera vez que hicimos el amor, fue realmente muy tierno todo, y acabamos a la vez en un orgasmo muy lindo.

Descansamos un momento, tenía una sonrisa y una cara de satisfacción que no había visto antes, hasta que ella se olvidó de toda la ternura y se abalanzó sobre mi pene para revivirlo con una mamada, quería retornar a la celda salvaje, una vez repuesto mi miembro, se subió arriba mío como una amazonas y empezó a cabalgarme salvajemente, se apretaba los pechos, me rasguñaba mi pecho, se agachó y me empezó a besar de una forma posesiva, no duró mucho, apenas un par de minutos, cuando estaba acabando me puso sus tetas en la boca y ordenó que se las comiera, mientras me decía.

Mara: eres mío.

Al final pasó todo el fin de semana conmigo, nos cansamos de hacerlo en todas las posiciones posibles, tanto rudo como más tranquilo. También conversamos normalmente de todo, hasta de su hermana, donde le dije que todavía no tenía muy en claro mis sentimiento, ya que seguía enamorado de su hermana, pero que estaba dispuesto a hacer todo por ella y el bebé. No profundizamos en nuestra relación, pero se daba por entendido que estábamos juntos.

Continuamos normalmente en la semana, nos escribíamos todo el tiempo y yo iba a verla cuando salía del gimnasio, el miércoles vino a casa y se quedó a dormir, donde también tuvimos una noche agitada, teniendo sexo salvaje y terminamos haciendo el amor más tranquilos, eso sí nunca faltaba una rotura de culito, aunque me dijera que era un cerdo o maricón, le encantaba y a mi más hacérselo.

El viernes era el cumpleaños de mi mejor amigo Daniel, nos íbamos a juntar en la noche en un bar, el mismo bar que nos juntábamos desde la época de la universidad. Llegamos los cinco amigos de siempre y nos ubicamos en una mesa, este es el típico bar donde puedes pedir algo para comer, o acompañar el alcohol. Pedimos cervezas y papas fritas, con panceta, huevos, verdeo y queso cheddar. Y empezamos a hablar, lo bueno de ser los amigos de siempre es que cada uno cuenta lo que quiere o le salga, y por lo general hablamos de tonterías, que el fútbol, política, que mujer está más buena, y a que animal le ganaríamos.

La verdad es que estaba muy a gusto con ellos y en ese momento me olvidaba de todos mis problemas, de mi mujer, mi cuñada, del embarazo y de todo. Y fueron pasando las cervezas, las papas y las horas.

Ya era realmente muy tarde y todos nos estábamos yendo. Después de subir mis amigos a los autos a mí me dieron ganas de orinar, por lo que entré nuevamente al bar. Yo había quedado solo, y tenía que llamar a un Uber. Al salir del baño, veo la parte contraria de donde nosotros estábamos, que no había mesas, estaba la barra y una pequeña pista de baile, y ahí la vi, y mi corazón en un puño.

Estaba Vanina, vestida para matar, perfectamente maquillada, con un corte de pelo nuevo, y unos mechones claritos y se había oscurecido el resto del cabello, tenía un vestido muy cortito, color negro, con media espalda al aire, y un buen escote, era muy pegado al cuerpo y dejaba poco a la imaginación, ya que resaltaba todos sus atributos. Sobre ella y tomándola de atrás un tipo, que me pareció conocido, de haberlo visto en su trabajo, sospeché que ese era el que la cortejaba. Ella me vio y siguió con el fulano, mi sangre hervía, entre el alcohol, los celos y la bronca que tenía acumulada.

Ella me seguía viendo y sonreía, se acercaron a la puerta y yo salí detrás de ellos, iba como un toro tras ellos, mientras miraba al susodicho, la verdad era lindo de cara, pero de cuerpo extremadamente flaco y un poco más alto que ella, sobre el metro setenta, yo era enorme comparado con él, sin ser gordo, si soy robusto, y era mucho más alto que él. Al alcanzarlos tomé a Vanina del brazo, lo que no le gustó nada al acompañante.

Carlos: Vanina tenemos que hablar.

Otro: Tú, quien te crees que eres. -Vanina se puso detrás de él, y vio mi cara de pocos amigos.

Carlos: Yo soy el marido, y si no te apartas tú serás lisiado próximamente.

Era otra persona hasta yo me desconocía. Volví a tomar el brazo de Vanina y repetir lo de hablar, ella tenía mucho miedo temblaba. Siempre fui un grandote buenazo, un tipo de bien, ella decía que por mi contextura era un cariñoso osito. Creo que nunca me había visto en ese estado.

Vanina: Carlos entremos al bar y hablamos más tranquilos. -Quería gente de por medio, de verdad me temía.

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heranlu

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Circustancias con Las Gemelas Vanina y Mara - Capitulo 003


Entonces el acompañante me tomo del brazo para alejarme de ella, mala idea. Con mi brazo trabé el suyo le hice una palanca sobre él a la altura del codo, algo doloroso y que con poca fuerza podría destrozar el mismo, con mi otra mano tomé su cuello y con mi dedo pulgar presioné su yugular, aparte de ser molesto y doloroso en todo el cuello, sobre todo en su tráquea, el pulgar impide el normal flujo de sangre entre el cerebro y el corazón. Intentó golpearme con su mano libre, pero sin fuerzas, apenas se sostenía en putas de pie, ya que lo había levantado un poco, mi mujer me pedía que lo dejara, que iríamos a hablar a la casa, pero que ya no hiciera más escándalo.

Lo lancé un poco lejos y trastabilló casi se cae, lo miré con odio y no se atrevió a acercarse, Vanina le dijo que iría conmigo, que después lo llamaba. Yo lo miraba como un puto lobo, que se había hecho más grande por la adrenalina y tenía todos los pelos del lomo encrespados. Tomé a Vanina del brazo, no esperé nada, la subí en un taxi que había parado ahí y nos fuimos a mi casa, no hablamos en todo el viaje, yo seguía dándome manija, y mi enojo no hacía más que crecer a cada minuto.

Entramos a mi casa y ella ya había agarrado más confianza, la casa era mía, la había comprado con una herencia de mis abuelos y plata que ahorré. Ella dejó el bolso en un mueble, y se giró visiblemente enojada.

Vanina: Tú quien te has creído que eres para tratarme así. Embarazaste a mi hermana y ahora están juntos.

Carlos: ¡Tú te callas y te sientas! -Le grité y señalé el sillón, volví a ver el miedo en su mirada.

Traje una silla y la puse en frente de ella. Me senté sin dejar de mirarla fijamente, ya no era aquel que rogaba por amor, el que se arrastraba tras ella.

Carlos: Aquí vamos a hablar todo. El problema que tuvimos fuimos tres culpables, tres responsables y tres víctimas por igual, yo no te veo a ti asumiendo tu parte de culpa, solamente te veo criticando y haciéndote la víctima. Tú sabes lo que te amo yo, tu hermana y tu madre. Tú -le dije señalándola- metiste a una mujer en nuestra cama, no fui yo. Tú me engañaste con tu compañero antes de todo esto.

Vanina: No me acosté con él, hasta que me fui de aquí, debes creerme.

Carlos: No me importa, me faltaste el respeto a mí y a nuestro matrimonio cuando permitiste que él te escribiera. Y si me acosté y embaracé a tu hermana, cuando no fui consciente de ello, y ahora me acuesto con ella, pero siendo consiente, aunque te amo a ti.

Creo que las cosas no salieron como yo pensaba, o le dije que no tuvo el efecto que yo quería. Porque ni bien dije esto Vanina se transformó en un demonio, se arrojó sobre mí, con sus uñas en punta, apuntado a mis ojos, aquella mujer me los quería arrancar, como pude me la saqué de encima, pero ella volvía a atacar insistentemente, pude pararme y someterla. Logré empujarla contra la pared, aunque ella insistía en hacerme daño.

Vanina: Eres un maldito hijo de puta, cerdo de mierda, degenerado.

Se me ocurrió que la única forma de cerrarle la boca era con un beso, cosa que no le gustó mucho, me mordió hasta hacerme sangre, no me iba a quedar con esa, yo también la mordí y le hice sangre, y los dos intentábamos lastimarnos hasta que noté su mano libre apretándome el culo, y mi mano libre apretándole una teta. Estábamos besándonos a toda regla, tocándonos como podíamos, eso sí, a lo bestia, ella apretaba mis nalgas hasta clavarme sus uñas en ellas. Y yo pellizcaba sus pezones retorciéndolos de un lado a otro.

Nos separamos un poco y ella tomo mi pene por encima del pantalón, y yo metí mi mano por debajo de su vestido para encontrarme un verdadero charco de flujos, ella tomaba mi pene como queriéndolo enderezar, lo que hacía que me diera dolor y placer por igual. La tome de la nuca nos dimos un beso y la puse de espalda hacia mí, y la apreté contra la pared, lleve mí boca a su nuca, que sabía que la derretía, y empecé a chupar, mientras mis dedos ingresaron en su mojada vagina, no me costó mucho que estuviera muy caliente.

Vanina: Maricón de mierda, soy mucha hembra para ti, por eso tuviste que buscar una puta para reemplazarme.

Carlos: Por lo menos la puta sabe lo que quiere, y sabe distinguir un macho. No como la hermana, que quieren que la traten como princesita por que le da miedo a reconocer que es tan puta como la hermana.

Quiso darse vueltas para pegarme, pero no la dejé, y le metí de golpe tres dedos en la vagina y comencé a masturbarla bruscamente.

Carlos: Si sabía que era tan puta la hubiera tratado como mi perrita antes y no me hubiera tirado a tu hermana.

La mención de Mara hizo que se le licuará la vagina, y empezara a tener un orgasmo, en las sacudidas aproveche para morder su cuello y marcar a mi perra, como de mi propiedad. Al hacerlo se intensifico su orgasmo teniendo un squirting, el primero de su vida. Le fallaron las piernas por lo tanto tuve que agarrarla, la tome en brazos mientras se recuperaba, la mire fijamente.

Carlos: Vamos al cuarto para que veas como un macho toma a una perra como tú.

La tiré en la cama, y le saque el vestido, rompiéndolo un poco, sus bragas se las arranque y las lleve a mi nariz oliéndolas, ella me miraba como si fuera un cavernícola.

Carlos: Mmmm huele a perra en celos.

Tome sus tobillos y levante sus piernas, dejando su culo y vagina a mi disposición, comí todo lo que pude, abarcando toda la zona, cuando sus gemidos eran ya muy altos me levante, puse sus piernas en mi hombro y se la enterré de una, ella hizo una O con su boca, pero era la impresión, ya que estaba bastante lubricada, empecé a bombear como si mi vida o mi matrimonio dependiera de ello, vi un brillo en su mirada, que no había visto antes, la mirada de perra como la describí después.

Ella se lo estaba pasando más que bien, pero necesitaba más, le metí mi pulgar en la boca para que me lo chupara, y lo hizo en el acto, como si de un pene se tratara me chupaba el dedo mientras le daba duro, nos mirábamos con deseo con ganas del otro, retire mi dedo de su boca y lo lleve hacia su clítoris y empecé a masajearlo mientras seguía envistiendo duro, ella no aguanto mucho y acabo de la misma forma, mojándome todo con una mezcla de flujo y orina, esto me calentó acarreado también por sus contracciones acabe abundante dentro de ella.

Fui a la cocina, traje agua para los dos, tomamos en silencio, seguía mirándome, pero confundida, yo no sabía si el alcohol se le estaba pasando o si se estaba arrepintiendo. Estuvimos un rato así, sin decir nada, pero estudiándonos, yo opte por la vía mala, esta noche me había traído bastantes resultados. Me acerqué a ella y empecé a acariciar su cabello.

Carlos: Me gusta el cambio, te queda bien.

Empecé a acariciar sus orejas, cuello, la tome de la barbilla y bese, ella colaboro poco al principio, hasta que empezó a hacerlo con ganas. Me enderece, y tome de la nuca y la traía hacia mi pene para que me lo chupara, cosa que ella no hacía, se resistía. Ella cada vez que la chupaba debía estar impoluta, no le gustaba el semen y mi pene estaba brillante de mi semen y sus flujos, volví a intentarlo y no quiso.

Carlos: Me la vas a chupar o tengo que llamar a Mara para tener una mamada de verdad.- Sus ojos se inyectaron en sangre.

Vanina: Segura que ella es una experta en eso con la cantidad que se ha comido tiene más experiencia que una puta de la calle y encima barata.

Carlos: Claro ya se te paso el calentón, que estabas como perra en celo. Ya te tiraste al hombre de tu hermana y ya está.

Vanina: El hombre de mi hermana, que yo soy más hembra que ella, y demasiado para ti, que yo si quiero te tengo en mis pies cuando quieras bebiendo de mi vagina directamente. Si yo quisiera esa no tiene nada que hacer contigo.

Otra vez volví a intentarlo, era arriesgado porque se estaba enojando enserio, pero esta vez no le hizo asco, y de un solo intento llego a más de la mitad, que estaba casi completamente erecta, y termino de ponerse rígida en su boca.

Ella se acomodó y lo tomo como un desafío, empezó a hacer una mamada muy profunda, se acomodó y se puso en cuatro en la cama mientras yo estaba de pie a un lado, yo no me iba a quedar quieto y empecé a apretar sus nalgas, a masturbarla, cuando entraron dos dedos en su vagina, intente colar uno en su ano, cosa que me costó, eso me hizo pensar que no lo usaba tanto como cuando estábamos juntos, una vez que entro uno siguió otro, y después de un rato ella le costaba seguir con lo que hacía.

Vanina: Rómpeme el culo de una vez, no aguanto más.

La giré y así como estaba en cuatro la penetre analmente, al principio me pidió que me quedara quieto, pero no hice caso y me moví lentamente, hasta que noté que dilato y empecé a moverme con muchas más ganas, ella insultaba, se masturbaba y frotaba su clítoris, hasta que no pudimos más y volvimos a acabar, yo me quede arriba de ella, con el pene enterrado y sin querer nos quedamos dormidos.

Unos ruidos me despertaron, me enderecé y la vi acodándose el vestido, tenía el maquillaje corrido, como si hubiera estado llorando.

Vanina: Después hablamos, tengo mucho que procesar.

Se iba hacia la puerta cuando la abrió estaba Mara a punto de tocar timbre.

Vanina: Hola hermana, creo que ahora sentirás un poquito de lo que yo sentí.
Después de haber tenido sexo salvaje con mi mujer, nos estábamos separando. Y después de que mi querida cuñada nos viera juntos y su hermana le confirmara lo que estábamos haciendo.

El lio que yo tuve, no lo puedo explicar con palabras, es que es difícil de explicar porque me acosté con mi ex mujer o mi mujer ya que no estábamos separados legalmente, Mara me llamo de todo, incluso llego a darme una cachetada, encima mi explicación no le gusto y me llamo cerdo por quererme acostar con las dos hermanas.

Carlos: Lo que paso es que nos juntamos anoche a hablar sobre nuestro matrimonio y futuro, y después de pelear y pelear terminamos en la cama teniendo sexo. Lo normal cuando uno se separa así.

Lo que yo había querido decirle a Mara es que su hermana y yo todavía teníamos sentimientos el uno por el otro, pero no le convencí y salió dando un portazo.

Claro que yo estuve diez días queriendo comunicarme con Mara y con Vanina, y ninguna me contestaba. Y hasta cierto punto era lógico, con quien si puede comunicarme fue con mi suegra, que me dijo que ambas estaban bien, aunque un poco confundidas con lo que estaba pasando y sus sentimientos al respecto, note que la vieja me estaba apoyando y no sé si era mi imaginación o una retorcida mente que tenía yo creo que ella me estaba incitando que avanzara con las dos. Es más, me dijo que tarde o temprano Vanina hablaría conmigo para aclarar las cosas, en cuanto a Mara me dijo que podía ir al turno medico de control que tenía en dos días con su obstetra.

Hice mi vida normal, y el jueves fui a la clínica. Por el pasillo pude ver a Mara esperando ser atendida por su médico, no me acerque y espere. Cuando efectivamente la llamaron para entrar al consultorio me apresure y entre con ella. Al verme se sorprendió, y vi una pequeña sonrisa en su boca. Que se le pasó a los segundos, volviendo a su cara seria que tenía antes de verme.

Doctor: Ha venido el papá, que suerte que puedo llegar.

Carlos: Si Doctor, mi hijo es algo muy importante para nosotros.- Ella no dijo nada, pero miro de costado, con una cara sorprendida o de confianza.

El doctor la reviso, reviso él bebe con un ultrasonido. Donde escucho los latidos de su corazón, me hizo poner la mano en la panza, ahí nuestras miradas se cruzaron por unos segundos, y no es para menos era un momento emocionante para ambos. Después hizo la ecografía, donde nos tomamos de la mano mientras el doctor hablaba y nos explicaba que todo estaba bien.

Salimos del consultorio contentos, tomados del brazo. Mientras caminábamos por el pasillo ella pareció recordar que estaba enojada conmigo y se separó, y se despidió de mí. Cosa que no permití, y la volví a tomar del brazo.

Carlos: Vamos a tomar un café y hablamos.- se quiso separar de mí, y no se lo permití de nuevo.

Mara: No tomo café por mi estado, y no quiero hablar contigo, por lo menos por ahora.

Carlos: Te tomas un puto té de manzanillas y te tranquilizas y hablamos como adultos.- le dije sin soltarla del brazo, cosa que se dejó hacer.

Fuimos a una cafetería cercana. Ella parecía enojada.

Mara: Mira Carlos, agradezco que hallas venido, se que quieres hacerte cargo de este bebe, y lo acepto, va a necesitar un padre, pero creo que nosotros no- respiro profundamente, creo que hizo una pausa para no llorar.- digo no está bien que estemos juntos, tu amas a mi hermana y yo no quiero ser la segunda o que estés conmigo solo por el niño.

Carlos: Te voy a ser totalmente sincero, yo amo a tu hermana, y la verdad que si estoy con ella nuevamente lo más probable es que terminemos haciéndolo, ya que hay sentimiento entre los dos.- una lagrima rodo por su mejilla.- En cuanto a ti, siempre pensé que eras una bruja, y lo sigo pensando.- Me miro sorprendida de lo que decía.- Pero creo que también me he enamorado de esta bruja, y tengo sentimientos hacia ti, por lo tanto no puedo asegurarte que si nos quedamos solos no intente llevarte a la cama, porque aunque lo niegues tú también sientes algo por mí.

Ella respiro profundamente, me miro a mí, y luego a sus manos que estaban sobre su incipiente panza de embarazada. Hubo unos minutos de silencio donde parecía que estaba evaluando lo que le acaba de decir con una brutal sinceridad.

Mara: Así que piensas que soy una bruja.

Carlos: Si, una muy sexy y buena. Y a la que quiero.

Ella no dijo nada, solamente me miro con una mirada rara, como estudiándome, o intentando mirar en mi interior. No paso nada más y la lleve a su casa, pese a sus negativas. Esto era una cosa que había cambiado, se hacía lo que yo decía, si querías bien y sino también. Ya en el auto empezamos a hablar del bebe, de su madre y de algunos asuntos de su trabajo. Fue agradable la conversación y no se veía enfado o algún malestar en ella.

Al llegar a casa de su madre pase a saludar a mi suegra, o ex suegra. No estaba, había salido.

Seguimos hablando con Mara de todo un poco por un rato, sin embargo, nuestras conversaciones eran cada vez más intrascendentes, nos mirábamos y ella coqueteaba conmigo, pero sin dejarme avanzar. Ambos sentados en los sillones, uno al lado del otro seguíamos hablando, en un momento dado le puse mi mano en su rodilla, y seguí como si nada, ella sonreía y me hablaba de su amiga, de su trabajo y como iba hacer cuando avanzara más el embarazo, yo movía mi mano rozando su pierna, sin ir muy lejos, sin meterme bajo su falda, solamente jugando de un lado hacia el otro, hasta que fui al interior de su muslo y ella se sobresaltó y me saco la mano, se levantó.

Mara: Quieres agua, yo tengo mucha sed.- Afirme con la cabeza con una sonrisa.

Ella estaba en la mesada sirviendo los vasos de agua, pero de reojo me vio que yo iba tras de ella, apenas llegue la abrace por detrás, besando su cuello, masajeando con una mano su creciente panza y con la otra acariciando su pierna. Ella solamente llevo su cabeza hacia atrás para darle lugar a mi boca, yo me pegué como una lapa a su cuello, mientras que mi mano subía por su falda hasta su vagina, y como ya me imaginaba yo ella estaba mojada, con mi mano empecé a frotar su vagina todo lo largo, desde su ano hasta su clítoris una y otra vez.

Mi calentura estaba por las nubes, la empuje un poco y la hice inclinarse y sacar culo, yo me agache y me metí bajo su falda, saque el tanga y apunte a mi objetivo su vulva y ano, ataque sin piedad, chupando y usando mi lengua en toda la zona.

Mara: Que me has hecho cabrón, que me has hecho que estoy todo el día caliente, y pensando en ti.

Carlos: Aparte de cogerte y preñarte, no se.

Me quiso responder pero metí mi lengua lo más profundo que pude en su vagina, para luego hacer lo mismo con su ano, que estaba mucho más cerrado, pero por ello no desatendí la vagina, la cual penetre con mis dedos.

No paraba de salir flujos y tubo un orgasmo, no tan fuerte pero lo suficiente para darme a mi tiempo a pararme levante su pierna y la puse sobre la mesada para después penetrarla muy firmemente su vagina estaba muy lubricada lo que ayudo muchísimo y empecé un ritmo diabólico, tenía más de diez días de abstinencia, mis embestidas eran fuertes y profundas cosa que a ella le encantaba, no duramos muchos un par de minutos después empezó a acabar cosa que me arrastro a mi al orgasmo que fue muy abundante.

Mara: Ha sido muy fuerte esto.

La tuve que sostener por que le fallaron las piernas. La alce en mis brazos y la llevé al sillón, volví para limpiar mi semen del piso y recoger su tanga. Cuando volví a la sala ella seguía en la misma posición que la había dejado, similar a la fetal, con su falda levantada y sus agujeros expuestos, veía mi semen salir de la vagina y correr por su raja y pasar por su rosado ano.

La vista para mí fue demasiado fuerte y sin más mi pene estaba como el asta de la bandera. Arrime mi pene a su ano cosa que ella lo saco, un chirlo fuerte contra su nalga y un beso bastante posesivo, e intente de nuevo, costo, pero de a poco logre penetrarla sin dejar de estimularla, los pechos, las nalgas, besarla. Hasta que logre que entrara toda.

Mara: Hay puto, siempre logras rompérmelo, ahora no pares.

El ano de mi cuñada es espectacular, como tiene poco uso, es muy apretado y hay que abrirlo siempre, es realmente placentero hacerlo. Yo embestía una y otra vez, bien profundo, bien fuerte, realmente muy placentero para ambos, fue una enculada salvaje ella acabo dos veces, la segunda prácticamente aulló y termino mordiendo el almohadón del sillón, yo ante semejante espectáculo le rellene sus tripas con mi simiente. Acabamos justos porque escuchamos el auto de mi suegra entrar, cosa que nos apuró para acomodarnos a los dos.

Corrimos para todos lados mi cuñada se acodaba la ropa y el pelo, yo me acomodaba todo, limpie un poco el sillón como pude y puse un par de almohadones para que no se viera la evidencia, abrimos las ventanas porque olía a sexo. Menos mal que mi suegra se entretuvo un momento con la vecina, pero después entro. La madre de las gemelas era una vieja zorra, se dio cuenta de todo al instante, hizo una sonrisa de lado y continúo como si nada. Se fue y se cambió los zapatos por un calzado cómodo y tomo un café con nosotros.

Hablamos de la visita al médico, del bebe y de todo un poco, pero normal y casual, tanto como si fuera normal que yo me acostara con sus dos hijas y embarazara a una.

Ya había pasado un mes y medio del incidente de sexo con mi mujer. Y mi suerte había cambiado bastante, en mi trabajo recibí un inesperado ascenso, con el correspondiente aumento de sueldo. Con Mara la cosa iba más que bien, si bien no habíamos hablado de nuestra relación, prácticamente hacíamos vida de novios. Teníamos sexo cada vez que podíamos, nos veíamos casi todos los días, almorzábamos o cenábamos juntos, se quedaba a dormir de vez en cuando y yo iba a su casa a visitarla. El embarazo iba muy bien, había entrado en su semana 19, ya tenía una panza considerable y no tenía prácticamente molestias.

En ese tiempo no es que no haya pensado en mi esposa, si sabia por mi suegra que estaba muy confundida, y había tenido que ir a un psicólogo. En verdad no tenía nada claro nuestra relación, y menos después de haber tenido sexo en mi casa. Ella estaba decidida a divorciarse hasta ese momento y ahora no tenía las cosas nada claras. Pensando en todo esto, en mi nueva oficina, me habían dando una pequeña, pero era muchísimo mejor que mi cubículo de antes. Parece que la hubiera atraído con él pensamiento, mi teléfono sonó y era ella.

Vanina: Carlos tenemos que hablar, ¿puedes hoy?

Carlos: Claro que si, tú dime donde.

Vanina: no sé, tu casa tal vez, debemos hablar mucho y de cosas muy serias.

Carlos: No hay problema.

Como no quería tener problemas llame a mi cuñadita y le dije, no vaya a ser cosa que se presentara en mi casa cuando estaba con su hermana. Cuando me escucho que me iba a juntar con Vanina a hablar, ella hizo una pausa y respondió muy tranquila.

Mara: Tranquilo se que este día llegaría, y sé que debo aceptar que se reúnan y resuelvan su situación. Aparte sé que ella tiene mucho por decir y que la está pasando muy mal.

Carlos: ¿Por que dices eso, acaso tu sabes algo?

Mara: Cariño somos hermanas, y gemelas. Yo puedo sentir su angustia, y todo su pesar, aunque estemos separadas a mí me duele porque la amo a pesar de todo. Aparte tengo mis sospechas, pero eso es mejor que lo hablen entre ustedes y aclaren todo.- Intente hablar, pero me corto- Pase lo que pase con mi hermana quiero que sepas que eres un gran hombre, y serás un gran padre, y que yo te amo. Te mando un beso grande después hablamos.

La sentía tranquila, aunque expectante. Todo era muy raro, ya que ella sabía de mi sentimiento hacia ambas hermanas, y sabía que probablemente yo iba a intentar acostarme con mi esposa. Pero desde que empezó todo esto yo voy decidido a aceptar lo que pase, digo la verdad y soy lo más sincero que puedo y me la juego.

Ella llego sobre las 22, venia hermosa, con un vestido bastante sobrio, pero le quedaba como un guante, la veía nerviosa o asustada, y en su mirada se veía los ojos brillosos. La salude normalmente con un beso en su mejilla, y la invite a cenar como para romper el hielo y que se relajara, le dije que después hablaríamos más cómodamente, ella no alcanzo a responder ya que la tome del brazo y la lleve al comedor. Había hecho su comida favorita, pollo con salsa blanca acompañado de papas. Yo tenía preparada toda la artillería esperando que todo esto saliera con un resultado positivo. Comimos y la charla fue casual y distendida.

Cuando terminamos de comer pasamos al ******, note su creciente nerviosismo. Le serví un vodka con jugo de naranja que sé que le gusta y yo me hice otro, primero me dijo que no, pero cuando me di cuenta se lo había bajado todo. Le serví otro la conocía demasiado y sabía que le costaba lo que tenía para decirme.

Vanina: Esto es complicado y difícil. No sé ni como llegamos a esto, ni todo lo que tuvimos que pasar. Se que estas con mi hermana y tienen una relación, y aunque me duela lo respeto y sé que también lo haces por el bebe y porque sientes algo por ella. – Tomo su trago y de un sorbo se tomó más de la mitad.- He intentado estar con otros hombres y no he podido. Y después de lo que paso con nosotros la última vez no puedo sacarte de la cabeza.

Carlos: Si te entiendo a mi me pasa algo parecido contigo.

Vanina: Esto me supera y he tenido que ir a un psicólogo para que se ordenen las ideas, yo quiero a mi hermana y no quiero hacerle daño, ni que ella sufra, a ti te amo y no puedo dejarte ir. Por lo tanto prefiero compartirte con mi hermana, y tener un esposo y padre para mi hijo que estar sola y amargada como hasta ahora.- me quede sorprendido y mi cara debió de ser un poema.- Si estoy embarazada, de un mes y medio.

Carlos: Pero como se yo que es mío, y no de tu amigo.- Fue lo primero que se me cruzo por la cabeza.

Vanina: Siempre que tenido relaciones han usado preservativo, aparte había tenido mi periodo y después de eso el único con el que he estado has sido tú.

No podía procesar todo esto correctamente, me tomé el vodka como si fuera agua, y me fui a preparar otro. Si había fantaseado estar con las dos, lo que no tenía en mente era lo de embarazar a mi mujer.

Vanina: Para mi todo esto es mucho, pero tuve que aceptarlo y es la única solución que nos beneficie a todos, es la solución que encontramos.- la mire extrañado “encontramos”.- Si hoy hable con Mara, y me dijo que le habías avisado que venía, charlamos largo y tendido, establecimos ciertas reglas por si tú aceptabas. También vengo hablando hace tiempo con mamá, y ella desde un principio me ha dicho que la solución al problema es compartirte con mi hermana, que al ser gemelas siempre vamos a tener el problema de que nos guste el mismo hombre. Y lo estado charlando mucho en terapia y me he dado cuenta que tiene razón, por eso mamá me ha ayudado a convencer a Mara.

Yo pensaba que estaban jugando mi juego y me di cuenta que tal vez era un títere en el juego de alguien más. De mi suegra, aunque tal vez era lo que quería y ella me allano el camino. Estaba pensando en todo esto mirando a la nada sentado en el sillón, cuando mi mujer se sentó al lado mío, me tomo de la mano.

Vanina: Se que es mucho para procesar, y entiendo si no quieres. Esta solución es poco convencional, pero.

No la deje terminar la traje hacia mi y la empecé a besar intentando demostrarle todo mi amor. La verdad es que amaba a las dos hermanas y no quería separarme de ninguna de ellas. No parábamos en ningún momento de besarnos, era como si queríamos recuperar los besos que no nos dimos en este tiempo. La acosté en el sofá y como estábamos corrí su tanga, baje un poco mi pantalón y la penetre.

Ella estaba deseosa y me recibió muy cálidamente, seguíamos vestidos, ella con el vestido un poco levantado su tanga corrida y yo arriba embistiéndola sin dejar de besarla, mis manos apretaban sus pechos, corrían hacia sus nalgas y las estrujaban, cuando note que estaba cerca del orgasmos, baje su escote y me metí un pezón en la boca y lo chupe mientras acababa yo tarde muy poco, nos quedamos en la misma posición yo adentro de ella.

Y tanto a ella como a su hermana no las deje ir más de mi vida.

Epilogo:

Tras una intensa charla con mi suegrita me conto todo, y que ella había planeado que hiciéramos una pareja de a tres y para ello uso el problema inicial que habíamos tenido. Me aclaro que no me podía quejar ya que yo era el más beneficiado de todo esto.

En cuanto a mis mujeres, apenas nos sentamos establecimos reglas de convivencia, diagramamos programas, nos mudamos a una casa más grande, y con más habitaciones, pensando en los bebes que venían en camino, al final cuando nacieron los dos varoncitos ellas mismas me obligaron a hacer las pruebas de ADN, me dijeron que eran para sacar cualquier tipo de dudas entre nosotros, 99,99% de coincidencia con los dos.

Cuando nos mudamos compramos todos los muebles nuevos, teníamos tres buenos sueldo, así que la plata no fue problema. Ahí yo aproveche para tirar la idea que podíamos comprar una cama más grande, para poder dormir los tres o maniobrar mejor. La cara de las dos fue de película de terror, me llamaron de todo, y que más vale que se me quitaran las cerdadas de la cabeza, cada una tendría su cuarto y que no habría ningún trío que ellas no eran lesbianas.

El sexo fue espectacular y más mientras estaban embarazadas, tenían las hormonas alborotadas, lo bueno es que tenían diferentes fechas de parto, por lo tanto, cuando una no podía lo hacía con la otra y al revés. Desde un primer momento cada vez que lo hacía con una la otra en el cuarto contiguo se masturbaba y generalmente amanecían de mal humor. Cosa que me cabreaba a mí.

Todo esto se acabó después de tener el primer hijo, el de Mara. Estábamos con esta teniendo una buena ración de sexo y escachábamos a Vanina masturbarse, Mara acabo estrepitosamente y yo me quedé con la verga dura, me fui al cuarto donde Vanina se estaba masturbando con un pequeño consolador, prendí la luz, la levante ante su sorpresa, la puse en cuatro, dejando su panza de ocho meses colgando. La penetre hasta el fondo por su vagina, la saque impregnada de sus jugos y la penetre analmente, cosa que pego un grito impresionante. De ahí fue una rotura de culo monumental, acabamos a los pocos segundos y cuando miramos hacia la puerta estaba Mara que también había acabado haciéndose un dedo mirándonos.

Después de eso las dos por la mañana estaban de un humor increíble, es más hasta más compinches parecían las hermanas y se hizo habitual que cada una miraran, pero no se atrevían a más, y en cada indirecta que yo hacía a que participaran se cortaba todo y yo estaba castigado por un par de días. Aunque el sexo había bajado de intensidad después de los embarazos y había veces en que alguna no quería participar en plan mirona. El sexo seguía siendo bueno.

Todo esto cambio como un año y medio después del nacimiento de mis hijos, para mi cumpleaños decidimos salir a cenar y bailar los tres, dejando a mis hijos al cuidado de mi suegra. Fue una noche espectacular, volvimos bastante perjudicados por el alcohol, las chicas estaban desinhibidas y muy desatadas. En un momento dado nos fuimos a la habitación y yo las besaba alternadamente y ninguna de las dos se iba, habíamos puesto música, bailábamos y nos besábamos. En un momento dado me bajaron el pantalón y empezaron a hacerme una mamada a dos bocas, fue sublime.

En un momento de la noche Mara se sentó en mi cara y Vanina en mi verga y ambas me cabalgaban y acababan al instante. El clima era muy caliente, nuestra excitación estaba por las nubes. Fue una noche con mucho sexo.

A la mañana siguiente la cosa estaba mejor que nunca el clima con la dos hermanas era de mucha complicidad, me dijeron que solo había sido un regalo de cumpleaños, que no me entusiasme, no se iba a volver a repetir. Al mes de esto ambas me anunciaron que estaban embarazadas, las dos al mismo tiempo, así que vaya nochecita. Ya en el embarazo se le volvieron a revolucionar las hormonas y los tres dormimos en la misma cama permanentemente y los tríos fueron casi constantes.
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