Cedi a mi Hijo

heranlu

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Hola me llamo Sonia y tengo 46 años, soy divorciada y tengo un hijo de 19 años llamado Jorge, aunque no soy una mujer muy bonita todavía atraigo las miradas de algunos hombres y les voy a contar lo que me sucedió con mi hijo

Tengo que reconocer que desde que mi amiga Claudia me había comentado que mi hijo me miraba últimamente de otra forma y que le había notado excitarse al hacerlo, algo había cambiado en mi comportamiento.
Aunque, quizás por mi educación por ese puritanismo que nos han enseñado me negaba a aceptar que eso pudiese ser así, se lo negaba a mi amiga y me negaba a creerlo. Esto era un gran problema, que a cualquier madre le preocupa, porque son situaciones que no sabes muy bien como manejarlas.

Pero lo cierto es que quizás inconscientemente en un principio empecé a hacer cosas para probar si eso era cierto.

Me di cuenta que cada vez me paseaba por casa con menos ropa cuando estaba Jorge y, que sin querer, me dedicaba a controlar sus reacciones, sus miradas, en fin a tratar de saber si se excitaba o no como decía mi amiga.

Una mañana todas mis dudas desaparecieron. Como todos los días me había levantado a preparar el desayuno y Jorge, mi hijo entró como siempre a la cocina a desayunar, me dio un beso, y se sentó a la mesa. Siempre solía ir en slip y camiseta. Yo, como ya he dicho, no se si consciente o inconscientemente, o eso quería creer, últimamente solía ir muy cómoda. Ese día me acuerdo que llevaba una bata corta de raso que me llegaba justo debajo las nalgas, atada con un cinturón y, aunque suelo dormir con bragas, las había echado al cesto de la ropa sucia y no llevaba nada. Lo cierto es que me pase todo el tiempo agachándome a coger cosas que se me caían, si lo hacía de frente Jorge podía verme las tetas por el escote abierto de la bata, y si lo hacía de espaldas le dejaba ver todo mi culo Al irle a servir el café con leche y las tostadas le ofrecí la vista de nuevo de mis tetas que asomaban por la bata medio abierta, y vi como una de sus manos estaba debajo de la mesa.

De nuevo me agaché pero esta vez para con disimulo mirar donde estaba la mano de mi hijo. Una sensación de vergüenza, de nerviosismo y creo que también de excitación me recorrió como un latigazo cuando vi que su mano agarraba su pedazo de mástil que parecía querer romper el slip. Nerviosa y excitada salí rápidamente de la cocina Esa mañana cuando me quedé sola en casa no hacía otra cosa que pensar en el bulto de mi hijo y en lo que me decía mi marido sobre como le excitaba a Jorge. Sin darme cuenta, sentada en la taza del baño, me sorprendí con la bata abierta, tocándome, con mis labios abiertos, húmedos y mis dedos jugando con mi clítoris. Me miré en el espejo que ocupa todo el frente del baño, me vi los pechos con los pezones rosados duros y excitados, me los acaricié. Venciendo la vergüenza de pensar que estaba así por la excitación que le producía a mi hijo, y no se si siendo consciente que me había puesto así viéndolo como un hombre que quería follarme, que podía hacerlo. Estos pensamientos me llevaron a sentir, cuando mis dedos se metían en mi vagina una y otra vez, que era la polla de mi hijo, de Jorge, la que entraba y salía de mi, la que en aquellos momentos me estaba follando con el ímpetu, con la fuerza, con el ardor de un joven en plena efervescencia. No tardé en sentir un orgasmo intenso, profundo y muy rico cuando imaginé la leche caliente de mi hijo llenándome la vagina. Abrí los ojos y de nuevo me miré en el espejo, con mis pezones aún duros y excitados, abierta de piernas y notándome muy mojada sentí la sensación de ser una zorra.

Pero desde aquel día, desde aquella mañana, mi cabeza no hacía más que pensar en eso. Por supuesto no le comenté nada a mi amiga, me daba una vergüenza tremenda el solo reconocer que tenía razón, mucho menos el contarle que excitada como pocas veces, me había masturbado pensando en mi hijo follandome y dejando toda su leche dentro de mi.

A partir de aquel día todo cambió en mí, ya no podía dejar de pensar en mi hijo, no podía dejar de pensar en aquel hombre que tenía en casa, me masturbe un montón de veces pensando en mi hijo follandome. Creo que hasta mi relación con Arturo cambió. Ahora era mi hijo el que despertaba mis instintos el que hacía que me mojase casi todos los días.

Descubrí con agrado que las fantasías de las mujeres son mucho más complejas, interesantes y perversas de lo que nadie había imaginado, ni imaginará.

Hasta que una mañana, Jorge había terminado los exámenes y no tenía clase, lo oí levantarse y meterse en el baño, eran como las diez, no sé que me pasó, pero sin apenas pensarlo, me quité la bata que llevaba y me quedé, esperándolo en la cocina, con un camisón corto casi transparente de verano, dudé en quitarme también las bragas pero no me atreví, y esperé a que viniese a la cocina a desayunar.

De espaldas, preparándole las tostadas, sentí su mirada, sentí que en silencio me observaba desde la puerta, yo hice como que no me había dado cuenta que estaba allí. Como una autentica zorra caliente, sin poder evitarlo, hacía movimientos que dejasen mi culo a su vista con mis bragas metidas entre las nalgas. Lo sentí acercarse silencioso, sacarme una foto con su nueva cámara digital, a la vez que me daba los buenos días y un beso en el hombro sentí su pene duro como una piedra apretarse contra mi culo, al momento mi cuerpo se electrizo y sentí un calor intenso entre mis piernas. Sin apartar su polla de mi culo, sintiéndola acomodarse entre mis nalgas, y sin hacer yo tampoco nada por apartarme, me cogió por la cintura, y me preguntó que preparaba. Casi sin respiración, y sin valor para darme la vuelta y mirarle, le contesté que unas tostadas. Sentía como me iba mojando, sentía el calor de mis deseos. Él seguía allí, sentía como le palpitaba el pene, me miré los pezones estaban disparados bajo el fino camisón, notaba como me mojaba más y más, que vergüenza no podía volverme, ¿por qué me habría quitado la bata? Las tostadas ya estaban, pero no podía volverme y tampoco quería, el gusto que sentía al notar la polla de mi hijo me estaba volviendo loca, hubiese querido darme la vuelta y sentirla sobre mi vientre, agarrarla y besándola llevarla hasta dentro de mi, ser follada allí en ese momento por mi hijo.

Pero la vergüenza, los prejuicios y la educación me tenían inmóvil, no me dejaban ni respirar. En ese momento Jorge se separó de mí, y se fue a sentar a la mesa, aproveché el momento que volvió la espalda para dejar las tostadas encima de la mesa y salir de la cocina. Me fui a mi dormitorio a buscar la bata, estaba temblorosa y sudaba, mis pechos parecían que iban a reventar y tenía toda la braga mojada, mirándome en el espejo me pregunté como podía estar así por mi hijo, pero me gustaba no lo podía remediar.

Sin pensarlo metí mi mano bajo la braga y noté mis labios abiertos, mojados y calientes, que rico que bien estaba. De pronto se abrió la puerta y entró Jorge, - mamá ¿te pasa algo? Te he notado temblar, se me acercó, yo había sacado la mano rápidamente, se colocó frente a mí y trató de disculparse diciendo que igual me había molestado, pero que se levantaba de la cama muy excitado y que tenía la madre más guapa del mundo. Yo seguía con mi camisón corto y las bragas empapadas. Al sentir su cuerpo rozar el mío para darme un beso, sentí de nuevo esa sensación de deseo de pasión. Sentí su bulto volverse a pegar a mi, aunque ahora no estaba duro, me dio un beso en la mejilla sin despegarse, enseguida noté que volvía a crecer su pene dentro del slip. En ese momento yo le abracé diciéndole que no se preocupase que eran cosas normales. Ahora si sentía como había deseado su polla dura golpearme el vientre, no me separé, no podía.

Mientras estábamos pegados yo le hablaba de la naturaleza de los chicos, de las cosas que eran normales, etc. notaba como el se restregaba contra mi, notaba su polla apretarme el vientre y según hablábamos la movía y movía y había crecido como no podía imaginar. Había apoyado sus manos en mis caderas mientras yo acariciaba su cara tratando de calmarle, aunque la que estaba disparada estaba yo, notaba mis tetas que iban a reventar clavar los pezones en el pecho de mi hijo. Él seguía frotando su pene contra mi vientre a la vez que me apretaba contra él cogida de las caderas No podía aguantar, quería, necesitaba ser follada por aquel muchacho, por mi hijo. Sin poderlo evitar le cogí por las nalgas y yo también le apretaba contra mi. Sus manos se metieron por debajo de mi camisón hasta agarrarme las nalgas, con los ojos cerrados arrimé mi mejilla a la suya, le deseaba, sus dedos, apartando mi braga empezaron a recorrer la raja entre mis nalgas, yo movía las caderas como una zorra caliente para sentir su polla golpearme el vientre. Empecé a bajarle el slip, con mis manos en su culo tiraba de él hacia abajo, pero su polla, tiesa, dura como un palo, no me dejaba bajárselos Llevé mis manos hacia adelante hasta liberar aquel pedazo de carne que estaba a punto de reventar.

Quería sentir toda su leche en mí, necesitaba ser follada por mi hijo, necesitaba ser follada en aquel momento. Me aparté, le cogí de la mano y le llevé hasta la cama, le di un beso en la boca y comencé a bajarme las bragas, él me miraba, yo con la vista baja no me atrevía a mirarle. Estamos locos, hijo, si estamos locos mami, pero que linda locura". "Si, hijo, soy tu mujer, cógeme, date el gusto y dámelo a mi". Pensé en quitarme el camisón también y tumbarme para que se abalanzara sobre mi y me follara, no pude, me coloqué de espaldas a él, me abrí de piernas y me acerqué para que desde atrás me follara, sentí una cabeza enorme entre mis labios deseosos de que entrase en ellos, y lo hizo aquel tizón encendido se clavó en la vagina caliente, mojada y deseosa que su madre le ofrecía. Empecé a menear mis caderas como una perra en celo, a sentir como entraba una y otra vez llenándome la vagina, haciéndome gozar como nunca lo había hecho.

Me cogía de las caderas y la clavaba una y otra vez haciendo que mis tetas bailaran a su son, duras, con los pezones erectos y balanceándose a su ritmo, hasta que noté un cálido y cremoso chorro de leche que brotaba llenándome la vagina de la leche de mi hijo. Me corrí, me corrí como pocas veces lo había hecho, el inmenso placer que siente una madre al alcanzar un orgasmo tras otro con su hijo, es la cosa mas morbosa y mas emocionante que jamás pudiera haber imaginado, deseaba entregarme entera y que me penetrara analmente


Nos miramos a los ojos, los dos sentíamos vergüenza Yo sabía que decir, sabía que hacer. Aún inmóvil con su polla dentro de mí sintiéndola aún dura me levanté, sentía como su polla iba saliendo. Le dije que su madre debía velar por él enseñarle todo lo que la vida le iba a exigir y que por eso había ocurrido aquello. Que lo había hecho por él, que era algo que nadie ni ningún amigo debía saber. Salió en silencio de la habitación y se dirigido al baño, yo me quede sentada allí al borde de la cama. Avergonzada confundida con la sensación de haber hecho algo horrible y de haber echado el polvo de mi vida

Enseguida fui consciente, que contra mi voluntad los pezones se habían puesto duros y notaba en mi vagina fluir líquidos, puede ser, me decía a mi misma, puede excitarme mi hijo. Y mi cuerpo respondía afirmativamente y mis pechos, cada vez estaban mas duros y cada vez estaba mas mojada. Mi hijo regreso del baño y se acostó a mi lado. Rezaba para que se separara de mi cuerpo y se fuese a su habitación, pero no lo hacía, se pegaba mas y más y sus manos estaban ya clavadas en mi raja y me abría con ellas el culo, separándome las nalgas Sentía su cara sobre mis pechos sentía su aliento entrecortado y deseaba que me los besase que me los comiera, una lucha interna se libraba en mí, cuerpo contra mente, deseo contra la represión cultural. Sentía como movía sus caderas y suavemente restregaba su pene en mi vientre sentía su calor en mi. Me notaba muy mojada notaba que pronto caerían por mis muslos los jugos de mi vagina Me repetía puede ser. Pero mi cuerpo respondía por mi, si si hazlo.

Cogí entre mis manos la cara de mi hijo le bese en la mejilla " ¿Estas bien cariño ¿Estas más tranquilo, el me contestaba que si y apretándome del culo se pegaba de nuevo a mi, no podía casi respirar, mi corazón latía alocadamente, mis tetas parecían reventar, notaba mis muslos mojados. Bajo su cabeza y me beso los pechos, un escalofrío recorrió mi cuerpo hasta terminar en mi vagina y de nuevo bajando la cabeza me los volvió a besar, pero esta vez en los pezones, Creo que era ahora yo la que me apretaba contra su verga, la deseaba con locura.

Notaba mis labios abiertos, notaba como caían mis jugos. Sentía calor por todo el cuerpo y deseo, sentía muchísimo deseo. Sentí que había abierto mis muslos para sentir su polla mas cerca de mi vagina Trataba de buscar justificación a aquella situación era una locura Le deseaba, deseaba sentir su polla entrar en mi deseaba ser follada por mi hijo Mis manos se agarraron al elástico del pantalón deseaba bajárselo ¡Siiiiii Tiré del él sin poder contenerme, se lo empece a bajar mientras apretaba mis pechos contra su cara, podía mirarlo a los ojos, se los bajé enseguida noté el calor de su polla en mi vientre¡ Ummmm que rico Que sensación más rica. Sentía la polla joven tiesa dura grande de aquel muchacho que era mi hijo La sentía clavarse en mi vientre mojármelo ¡Ummmm me estaba volviendo loca no pude más baje mi mano y lo cogí lo rodeé con mi mano sentía la fuerza de aquella polla la deseaba deseaba sentirla llenar mi vagina nuevamente, Como una zorra caliente lo empujé hasta la cama cayo de espaldas le terminé de bajar los pantalones miraba su polla levantada como un mástil gorda dura " ¡ Mama exclamo. Pero mama no podía pensar me arrodille sobre él con los muslos abiertos colocando mis labios mi vagina sobre aquel palo grande y duro y bajando fui bajando hasta que abriendo mis labios se fue clavando en mi ¡Ummmmm agggg. Sentí fuego en mi vagina me quemaba que placer sentir aquella polla llenarme entera ¡Ummmmmmm Empecé como una loca subía y bajaba por aquel mástil subía y bajaba y él me cogía y apretaba las tetas se agarraba a mis caderas gemía, pero yo no quería que acabara en mi vagina, quería que lo hiciera en mi ano

me arrodille, y tome su pija entre mis manos, y mi boca empezó a jugar con su puntita, dilatándola, me encantaba verla agrandarse hasta explotar, después mi boca, abarco su miembro entero, en esa posición pude sentir la sangre corriendo por las venas de su pija, lo sentía latir en mi boca, lo sentía agrandarse , lo miraba a los ojos, consciente del placer que le estaba dando, si esto era pecado yo seria la más grande de las pecadoras, el placer de lo prohibido me estimulaba cada vez más, solté su polla y con cara de lujuria le dije quiero tu polla en mi ano, su rostro de asombro me excito más y más, una voz cruel gritaba dentro de mi cabeza diciéndome: ¡Es tu hijo!, ¡No puedes!, ¡Prohibido y la voz de la pasión gritaba si, si penétrame.

Su pene se introdujo en mi ano sin dificultad alguna y empezó a moverse lentamente, paulatinamente sus movimientos se hicieron más rápidos, sentía el calor de su pene rozar las paredes de mi ano.

Se me ocurrió la idea de verme la cara de puta que debía tener, siendo follada por mi propio hijo y como teníamos el espejo del armario enfrente nuestro, lo hice, ver mis ojos desencajados y mi lengua recorriendo mis labios en actitud lujuriosa, me enardecía

Mi hijo movía sus caderas arriba y abajo siguiendo mis movimientos instintivamente. Realmente estábamos bien compenetrados. A cada embestida me clavaba su polla entera dándome una sensación de gusto y de placer como no había sentido nunca, mis gemidos y jadeos se entremezclaban con los de mi hijo, los dos en un goce incomparable
Pero mi joven e inexperto hijo no podía soportar una follada como aquella por mucho tiempo. Su cuerpo empezó a temblar y su respiración se hizo más fuerte y jadeante.
- ¡¡Mamá!!.... me corro.... me corro...

Moví fuertemente mis caderas hacia atrás, en el momento que mi hijo derramaba su semen en mi interior, regalándome un nuevo orgasmo, mi hijo dio un grito como nunca lo había escuchado. me di vuelta y mi hijo se inclinó hacia delante comenzamos a besarnos como locos.

Llevé mi mano a mi ano y se empapó con el semen de mi hijo, luego la llevé a mi nariz y aspire su olor. Era olor a hombre, olor a sexo, era semen recién sacado directamente de la polla de mi hijo, y ahora estaba en mi mano, un olor, que me tenía incestuosamente loca.

Me puse de pie, le acaricié la cara y le di un fuerte beso en la boca.
- Ven, siéntate a mi lado - le dije -. Nos sentamos los dos en la cama.
- ¿Te ha gustado? - le dije mientras le acariciaba el pelo, los hombros, la espalda- - Sí... me ha gustado mucho -contestó- - A mi también me ha gustado mucho.

A mi me agradaba , que mi hijo hubiera gozado lo que yo había gozado ,le acaricie y le dije que se quedara a dormir en mi cama .Plácidamente nos dormimos

Luego de ese día seguimos teniendo sexo y le gusta tomarme fotografías con su cámara digital en todas las posiciones imaginables y yo lo dejo hacerlo con mucho placer, creo que me estoy volviendo toda una exhibicionista.​
 
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