Capturadas por Piratas Caribeños

heranlu

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Ago 31, 2007
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La señora Rosa Martín dio un suspiro de alivio cuando se despertó y descubrió que el barco ya no se agitaba en la tormenta... Ella y sus dos hijas adolescentes finalmente podrían subir a cubierta. Su camarote apestaba y necesitaba airearse porque las tres habían se habían mareado mucho y vomitaron.

Pero cuando las tres llegaron a la parte alta de la cubierta, se horrorizaron al ver que su barco estaba solo... ¿Qué había pasado con los cinco galeones y la fragata de la Armada española que los escoltaba?

- “Capitán, ¿dónde está el convoy?”, preguntó Lady Rosa

- “Mi señora, se han esparcido por el mar durante la tormenta... Hay una cita señalada a la que deberíamos llegar en unas pocas horas.

- “¿Y los piratas de Port Royal?... ¿Estamos en peligro?”

- “Un barco solo en estas aguas siempre está en peligro, pero nos reuniremos con el convoy en unas horas... Tendríamos que tener muy mala suerte de encontrarnos con un barco pirata en tan poco tiempo.”

- “Pero, ¿y si nos encontramos con uno?

- “Entonces haremos todo lo posible para luchar contra ellos... Hemos creado un escondite para ustedes tres en la bodega y si nos encontramos con piratas, les daré a cada una pistola cargada.”

- “¿Esperas que nos defendamos con sólo tres pistolas?”

- “No, mi señora, sólo quiero darles la oportunidad de suicidarse en lugar de ser capturadas... Los piratas no tienen respeto por las mujeres y odian a cualquiera que pertenezca a la nobleza... Si las capturan vivas, se las darán a la tripulación y lo usarán brutalmente... Si sobreviven hasta llegar a Port Royal, serían vendidas en el mercado de esclavas y terminarías como puta en un burdel... Así de claro se lo digo para que lo sepan.”

- “Entiendo... Mis hijas y yo volvemos a nuestro camarote para hablar de esto que me ha dicho.”

Lady Rosa tenía 39 años y había estado casada durante 20 años... Había tenido 4 hijos y entendía completamente de lo que había estado hablando el Capitán... Su hija Juana tenía 19 años y su otra hija, Ana sólo tenía 18 años recién cumplidos... Ambas eran vírgenes y nunca le habían hablado sobre sexo... Esa era la costumbre en la España del siglo XVII... Las madres les hablaban a sus hijas sobre el sexo unos días antes de que se casaran.

Cuando llegaron a su camarote, Ana preguntó a qué se refería el Capitán con todo eso que había escuchado de ser usadas brutalmente y Juana quería saber lo qué era prostituta y burdel.

Lady Rosa suspiró y les dijo a sus hijas:

- “Normalmente, os explicaría esto antes del día de vuestra boda... Tiene que ver con cómo las mujeres tenemos bebés... Os recordaría lo que ya habéis visto en muchas ocasiones... Animales apareándose y cómo el macho inserta una cosa larga, como una vara, en la hembra... Nosotros hace casi lo mismo, excepto que lo hacemos cara a cara”

- “Como habréis visto a vuestros hermanitos mear, la orina sale de lo que la gente educada llama pene y la gente grosera, polla.”

- “Cuando tenemos nuestra menstruación, la sangre sale de lo que la gente educada llama vagina y la gente vulgar, coño.''

Lady Rosa hizo un túnel con el pulgar y los dedos de la mano izquierda y movió el índice derecho hacia adelante y hacia atrás dentro del túnel mientras continuaba con la explicación.

- “Cuando hombre y mujer se aparean, el pene del hombre cambia de tamaño y se vuelve mucho más ancho, largo y rígido... La mujer se acuesta boca arriba con las piernas abiertas... El hombre se acuesta encima de ella y desliza su pene dentro de su vagina... Lo mueve hacia adentro y hacia afuera hasta que sale un líquido blanco espeso llamado semen... Nadie comprende el proceso, pero el semen es lo que hace que las mujeres tengan bebés... A menudo se compara a las mujeres con un campo fértil que un hombre ara y siembra... El semen es la semilla.”

- “Suena desagradable”, dijo Ana haciendo una mueca.

- No es doloroso excepto las primeras veces... Si el hombre es gentil y lo hace lento puede dar un gran placer”, le aclaró su madre.

Juana interrumpió para preguntarle a su madre:

- “Escuché que las mujeres sangran cuando pierden su virginidad... ¿Es eso cierto?

- “Sí, todas tenemos una membrana delgada en nuestra vagina... La primera vez que tenemos relaciones de sexo, el pene del hombre rompe esa membrana y sangra... Este sangrado se detendrá por sí solo y el dolor no durará mucho.”

“Si tanto el hombre como la mujer quieren tener esas relaciones de sexo, decimos que están haciendo el amor... Pero los hombres son mucho más grandes y fuertes que las mujeres y pueden tener sexo con incluso si ella se opone... A eso lo llamamos violación.”

- “Ya lo entiendo, mamá”, le dijo Juana.

“Para responder a la pregunta que me hizo antes Ana, quiero explicaros que hay mujeres que están dispuestas a tener sexo con cualquier hombre siempre que éste pague por ello... A estas mujeres las llamamos putas... A veces, varias putas trabajan en el mismo edificio... A eso lo llamamos un burdel... ¿Lo tienes claro, Ana?”

- “Si, mamá”, respondió esta.

- “¿Queréis saber lo que es una violación en serie?, led dijo su madre.

- “Sí, mama”, dijeron ambas hijas casi al unísono.

- “Bien... Ana, acuéstate de espaldas en el suelo... Ahora separa los brazos y las piernas hasta que formen una letra X... Puede ser que los hombres te sujeten por las muñecas y los tobillos o que te aten a estacas... Imagina que estás completamente desnuda y puedes ver una fila de hombres... Un hombre acaba de terminar de violarte... Se sale de tu cuerpo y es reemplazado inmediatamente por el siguiente hombre de la fila... Esto es una violación en serie.”

- “Esto es terrible, mama”, dijo Ana horrorizada.

- “Ahora tú, Juana... Levántate y pon tus manos detrás de tu espalda... Imagina que tienes las muñecas atadas y estás totalmente desnuda... Estás en los camarotes de la tripulación... Un hombre te está violando y cuando termina eres empujada hacia otro hombre que comienza a violarte... Eres usada por hombre tras hombre hasta que se cansan de ti... Esto es también otro ejemplo de violación en serie.”

- “Horroroso, mamá”, respondió muy seria Juana.

- “Pues eso es lo que quiso decir el Capitán cuando dijo que nos pasaría si nos capturan los piratas... Estaríamos desnudas e indefensos y un hombre tras otro nos violarían hasta el extremo que puedan hacernos tanto daño, que muramos.

- Pero si sobrevivimos, nos venderán desnudas en el mercado de esclavas de Port Royal y el dueño que nos ha comprado nos llevará a uno de los muchos burdeles que hay allí... Nuestros dueños nos golpearan y torturaran hasta que nos sometamos a trabajar como putas... El dinero pagado por los hombres que usen nuestros cuerpos ira a nuestros dueños para resarcirse por lo que han pagado por nosotras.

Ana y Juana palidecieron y comenzaron a llorar.

- “El Capitán dice que nos dará pistolas si somos atacados por piratas... Quiere que podamos elegir entre el suicidio y una vida de violaciones repetidas.”

- “Mamá, ¿qué vas a hacer si los piratas capturan el barco?, le preguntó su hija Ana.

- “Si estuviera sola, me dispararía en la cabeza antes de ser capturada... Pero no te dejaré sola... No debes pensar que puedo protegerte... Estaremos completamente indefensas a manos de hombres brutales y despiadados... Puedo intentar convencerlos de que le pidan un rescate a tu padre, pero es casi seguro que prefieran nuestros cuerpos, al dinero.

- “Pero Madre, la Iglesia dice que el suicidio es un pecado mortal”, le increpó su hija Juana.

- “Sí, pero no creo que Dios nos castigue por elegir la muerte antes que toda una vida de violación”, respondió su madre.

La conversación continuó durante mucho tiempo... Lady Rosa estaba casada con un oficial del ejército desde hace ya 20 años... La mayoría de sus amigas también eran esposas del ejército... A ella le habían hablado del saqueo de ciudades capturadas por piratas... No se hacía ilusiones sobre lo que podían hacer los hombres cuando no había limitaciones.

Sus hijas, eran jóvenes e inocentes y no querían morir... Estaban seguras de que Dios las protegería... Su madre no pudo convencerlas de que la muerte era mejor que la captura, pero no estaba dispuesta a dejarlas solas a su suerte... La decisión final fue que no se usarían las pistolas.

Las tres mujeres regresaron a la cubierta del barco.

- “Capitán, ¿podría pedirle a alguien que limpie nuestra camarote?”

- “Por supuesto, señora... ¿Han pensado que hacer ante el riesgo de ser capturadas?”

- “Sí, y agradezco su oferta de pistolas, pero mis hijas no están dispuestas a usarlas... Consideran que el suicidio es un pecado mortal y no creen lo que les dije sobre la captura.”

El Capitán suspiró y le dijo:

- “No puedo aconsejarle... La decisión es suya.”

- “Sí, pero mientras tanto podemos disfrutar del aire fresco a menos que se oponga a que estemos en cubierta.”

Eres bienvenido. La tripulación disfruta de la oportunidad de mirar a mujeres tan hermosas.

La familia todavía estaba en cubierta cuando el vigía gritó:

‘¡Vela a estribor!... A dos puntos de la proa de estribor.’

- “¿Es el convoy?”, preguntó el capitán.

- “No, señor... Solo un barco y no lo reconozco.”

- “¡Listos para el combate!... ¡Escolta a las damas a la bodega!”, gritó el capitán.

- “Capitán, ¿son piratas?, preguntó lady Rosa.

- “No lo sé, pero es más seguro prepararse para lo peor.”

Las tres mujeres fueron conducidas a la bodega... Les habían despejado un pequeño espacio rodeado de pesados barriles y bultos. Estaba por debajo de la línea de flotación, lo que significaba que estaban a salvo de los disparos de cañón... Es casi seguro que si las buscaban, las encontrarían y, en cualquier caso, la falta de comida y agua, las sacaría de su escondite en unos días.

Pero era lo mejor que se podía hacer en esos momentos.

Esperaron que la extraña vela fuera un barco amigo y temiendo que fuera pirata... El sonido de un cañón les dijo que era un barco pirata... Los disparos de los cañones pronto fueron seguidos por fuertes gritos y el choque de espadas cuando el barco fue abordado.

Las chicas estaban llorando y todo lo que Lady Rosa pudo hacer fue abrazarlas y decir:

-“Sed valientes... Debemos orar y confiar en el Señor.”

La lucha duró unos minutos... Fue seguido por gritos y el sonido de hombres explorando el barco... Entonces escucharon un grito:

- “¡Encontré un camarote llena de ropa de mujer!... ¡Ropa cara y algunas joyas!”

- “¡Buscar en la bodega!... ¡Las perras se esconden allí!”

Pronto se descubrió su escondite... Las tres mujeres intentaron resistir cuando las sacaron de su escondite, pero fueron sometidas por fuertes golpes en el vientre que les sacaron el aire de los pulmones... Llevaban las manos atadas a la espalda y las tres colgaban de los hombros de los hombres más grandes.

Los dejaron en la cubierta superior y las pusieron en pie... Los rostros familiares de la tripulación y el capitán no se veían... Los piratas vitorearon:

- “¡Tenemos una gallina y dos polluelos!.”

Las mujeres no fueron molestadas por un tiempo mientras los piratas continuaban registrando el barco... El Capitán de los piratas nombró a 10 hombres como tripulación para llevar el barco capturado a Port Royal, mientras que su propio barco pasaría otro mes en el mar buscando más capturas.

Lady Rosa suplicó:

- Por favor, capitán, mi esposo es rico y pagará un buen rescate por nosotras.”

- “¿Quién es tu marido y dónde está?”

- Es el Mayor Juan Martín, el segundo al mando de la guarnición en la ciudad de Panamá.”

- “Debe ser el hombre que colgó a seis de mis hombres... Puedo devolverte a él cuando las tres tengan barrigas grandes y estén bien marcadas como putas.”

Dirigiéndose a la tripulación del barco capturado, les dijo:

- “Nos llevaremos a estas tres putas con nosotros... Desnudarlas y que puedan tener una hora para follar con la perra mayor antes de zarpar.

Las chicas que gritaban pronto quedaron completamente desnudas frente a los hombres que reían... Su madre también estaba desnuda, pero se mordía el labio para contener los gritos... No quería que los hombres supieran que estaba asustada.

Ahora que las tres estaban desnudas, el parecido familiar era obvio... 165-170 cm de altura, 55-60 kilos de peso, buenos pechos (los de Lady Rosa están un poco flácidos por la lactancia) pero las de sus hijas son firmes y sobresalen bien, cinturas estrechas y caderas anchas... Eran un buen material para follar.

El capitán pirata señaló a la madre y le preguntó:

- “¿Cómo te llamas?”

- “Señora Rosa Martín.”

Él le dio una bofetada en la cara y le dijo:

- “¡No nos mientas!... Una dama no estaría desnuda frente a hombres extraños.. Sólo una puta haría eso... Debes responder ‘Rosa, la puta’.

Señaló a una de sus hijas y le preguntó su nombre, pero ella estaba sollozando tanto que no respondió.

El capitán cogió uno de sus pechos en su mano y lo apretó muy fuerte y le dijo:

- “¡Te haré algo por lo que llorar!”

- “Soy Ana”, gritó jadeando.

El capitán señaló a la última mujer:

- “¿Tu nombre? “

- “Juana... Por favor no nos lastimes.”

El capitán le dio varias palmadas en los pechos y luego, se dirigió a la tripulación para darles su premio... Les dijo:

- “Tenéis una hora para convertir a esta perra mayor en una puta.”

Rosa fue arrojada al suelo de la cubierta y cuatro hombres la sujetaron por las muñecas y tobillos, abriéndola en X... Ana y Juana se vieron obligadas a pararse a ambos lados de ella... Les echaron la cabeza hacia abajo para que pudieran ver cómo follaban a su madre.

La tripulación del premio de diez hombres se alineó y el primero montó a Rosa... Ella no trató de resistirse... El pirata sabía que sólo tenía unos minutos, así que empujó rápida y profundamente su polla hasta que soltó un gruñido, disparó su esperma en ella y se levantó.

El siguiente hombre la montó inmediatamente y Rosa gritó y comenzó a pelear... Fue inútil y abandonó la lucha tras el quinto hombre que se la folló... Ella simplemente lloró mientras los cinco hombres restantes montaron y la violaron.

Sus hijas que estaban observando se quedaron sin aliento cuando vieron la primera entrada y gimieron ante cada una follada adicional que le hicieron a su madre... Se sorprendieron cuando un líquido blanco espeso comenzó a gotear de su maltratado coño.

Comenzaron a gritar:

- “Por favor, parad!... ¡Dejadnos!... ¡En el nombre de Dios, tened piedad!''

No estaba claro si estaban suplicando que no las violaran o que se oponían a que las manos exploradoras acariciaran sus pechos, pellizcaran sus pezones, corrieran por sus costados y vientre y jugaran con sus arbustos peludos... O tal vez se oponían a que los dedos jugaran con sus clítoris y se los metieran en el culo.

Esto no importaba porque los hombres continuaban haciendo lo que les apetecía e ignoraban las protestas femeninas.

Cuando el último hombre de la fila terminó, pusieron a Rosa de pie y volvió a atarle las manos a la espalda y llevaron a las tres mujeres al barco pirata.

Incluso los piratas necesitan disciplina y orden en el mar... La tripulación se dividió en las guardias habituales de babor y estribor... Utilizaban un sistema de vigilancia de cuatro horas y luego cuatro horas de descanso.

El capitán anunció que la guardia de estribor estaba fuera de servicio y se dispuso a deshacerse de sus cautivos.

El carpintero del barco había hecho lo que parecía un gran marco de dos metros de alto y un metro veinte de ancho... Rosa fue colocada allí con los tobillos y las muñecas atadas sin apretar a las esquinas... Ella podría retorcerse pero no podría protegerse... El capitán dijo que la mantendrían en el marco durante dos días y dos noches.

- “La guardia fuera de servicio puede hacer lo que quiera con ella durante 48 horas, pero tratad de no matarla... Hemos de venderla a un burdel en Port Royal.

Mientras Rosa estaba en el marco de la violación, el Capitán tendría uso exclusivo de Ana y los seis oficiales y suboficiales compartirían el uso de Juana.

Cuando Rosa hubiera cumplido su tiempo, colocarían a Juana en el marco durante dos días y dos noches y el Capitán pasaría a Ana a los oficiales.

Ana reemplazaría a Juana después de 48 horas más y cuando Ana fuera liberada del marco, encontrarían otras formas para que las tres putas entretuvieran a la tripulación.

Y así comenzó la degradación de estas tres pobres mujeres.

El Capitán no estaba de guardia, pero era llamado cada vez que el oficial de cubierta necesitaba nuevas órdenes de navegación.

Mientras tanto, era libre de disfrutar de Ana en la privacidad de su camarote... Después de que la tripulación terminó de mirar su cuerpo desnudo, la llevó a su cabina y los oficiales fuera de servicio llevaron a Juana a la sala de oficiales.

Ana estaba llorando y le rogó:

- “Por favor, no me lastimes.”

El Capitan la abofeteó la cara repetidamente hasta que la sangre goteó por la esquina de su boca... Luego comenzó a golpearle los pechos hasta que se pusieron rojos... Esa fue la advertencia de que haría con ella lo que quisiera.

El Capitán se quitó la ropa dejando al descubierto su gran y rígida polla... La atrajo hacia él hasta que su polla estuvo bien apretada contra su vientre... Luego la arrojó sobre la cama, le abrió las piernas y se arrodilló entre sus muslos... Su peso le impidió luchar mientras él guiaba su polla hacia su coño virgen.. Lo tenía muy cerrado y requirió mucho tiempo hasta que estuvo completamente dentro de ella.

Ana gritaba, pero el Capitán le escupió en la cara y le dijo:

- “¡Cállate, puta!”

Una vez su gran polla dentro de ella, se tomó su tiempo, sacándola casi por completo y luego empujándola hacia adentro... Ella gemía cada vez que él llegaba al final de su carrera.

Él gruñó mientras disparaba su semen profundamente en el coño de Ana... Luego rodó hasta quedar acostado en la cama junto a ella... Su mano recorrió su cuerpo y la metió entre sus piernas donde sus dedos se cubrieron con su sangre y su semen... La obligó a lamerlos para limpiarlos.

Pasó algún tiempo acostado a su lado y pasando sus manos por su cuerpo mientras ella sollozaba.

Con el tiempo, volvió a excitarse de nuevo y la arrastró hasta una mesa... La inclinó sobre ella, escupió en un dedo y lo usó para lubricar su agujero anal también virgen... Su polla hinchada era un impedimento para metérselo por tan pequeño orificio pero lentamente la fue empujando hasta quedar profundamente metida en su culo... Esa noche la desvirgó también por ese agujero.

Cómo es natural, el capitán ignoró sus frenéticos gritos mientras sus largos y lentos movimientos de polla la violaban en su agujero anal.

Después de disparar su semen en sus intestinos, la obligó a arrodillarse y le ordenó que le limpiara la polla con la lengua.

Ana sacudió su rostro surcado de lágrimas negándose a ello, pero eso le valió más bofetadas seguidas de sus dedos apretando su nariz para cerrarla... Desesperada por respirar, sacó la lengua y lo lamió hasta dejarlo limpio.

El capitán la desató y le dijo:

- “Pequeña zorra, acuéstate en el suelo junto a mi cama... Puedes dormir ahí hasta que quiera follar de nuevo contigo.”

Ana ya no estaba atada, pero se dio cuenta de que no podía escapar... La única forma de salir de la cabina conducía a la cubierta del barco pirata y eso sería terriblemente peor.

Los ronquidos que escuchaba le dijeron que el Capitán estaba dormido y ella se acurrucó en una bola y lloró hasta quedarse también dormida.

La despertó una patada en las costillas.

- “¡De espaldas y extiéndete!”

El Capitán le pasó los pies descalzos por los pechos y el vientre y la obligó a besarlos.

- “¡De rodillas frente a mí!... Pasa tus dedos por mi polla... Ahora lame y bésala... ¡Abre la boca!”, le ordenaba.

- “Mete mi polla en tu boca y ni siquiera pienses en morder a menos que quieras pasar un día muy doloroso.”

- “Ahora mueve tu cabeza hacia adelante y hacia atrás, pasando tus labios y lengua sobre mi polla.”

El Capitán cogió un puñado de su pelo y la obligó a mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo por su tiesa polla.

- “Estoy listo para tirar mi leche en tu boca... ¡Trágatela toda!”

Y se corrió en su boca poniéndole una mano sobre su boca y apretó sus fosas nasales con la otra mano hasta que tragó todo.

- Eso que me has hecho se llama ‘mamada’... no olvides ese nombre... Ahora que eres una guarra, le darás mamadas a cualquier marinero que quiera una.

Y cansado por la corrida se tumbó en la cama volviéndose a dormir.

El Capitán se despertó al amanecer y despertó de nuevo a Ana, a patadas... Le ató las manos a la espalda y la hizo arrodillarse frente a él mientras le daba el desayuno y un poco de agua... La hizo salir del camarote y subir a cubierta... Su semen y su sangre se habían secado en sus piernas, en su culo y en sus labios vaginales, para que cualquier hombre que la mirara supiera que ya no era virgen.

- “Eres una esclava... Puedo hacer lo que quiera contigo y debes obedecer cualquier orden que te dé”, le dijo.

Hizo que un marinero le atara una cuerda a las muñecas atadas y la levantara hasta que estuvo de puntillas... Ella gritó por el dolor de sus brazos torcidos.

- Cuando un hombre se te acerque, debes decirle: 'Por favor, señor, toque mis pechos y mi coño'... Y cuando termine, le dices 'Gracias, señor'... Se quedará así hasta que diez hombres la palpasen así.

El Capitán ordenó a uno de los marineros que fuera el primer hombre y le dijo que llevara la cuenta... Ella tenía que hablar alto y claro o no se contaba.

El marinero la engañó contando mal... Estuvo allí colgada durante dos horas y fue palpada por 20 hombres antes de que el Capitán diera orden de que la soltaran.

La mantuvo desnuda y con las manos atadas detrás de ella en cubierta durante el resto del día... La obligó a arrodillarse frente a la tripulación que miraba mientras la alimentaba y la daba de beber a mano.

Al anochecer, la llevó de vuelta a su camarote y le soltó las manos.

- “¿Disfrutaste la mañana?... Voy a mantenerte desatado esta noche, pero espero que trabajes duro para complacerme... Si me das problemas, dejaré que los hombres jueguen contigo un poco más.”

Ella gimió y las lágrimas corrieron por su rostro, pero asintió con la cabeza para mostrar que obedecería.

- “¡Habla!... ¿Entiendes que eres una esclava?”

- “Sí.”

Le dio una bofetada en la cara lo suficientemente fuerte como para tirarla al suelo.

- “Me debes llamar Amo y dime lo que entiendes sobre tu condición de esclava... Ahora levántate.”

- “¿Entiendes que eres una esclava?, le volvió a preguntar.

- “Sí, Amo, entiendo que soy su esclava.”

- “Esa frase no es del todo correcta... No debes usar ‘yo’, cuando te refieras a tí misma como esclava... ¿Entiendes?”, le explicó.

- “Sí Amo... Tu esclava comprende que es una esclava.”

- “Eso esta mejor... Quiero que entiendas que te estoy haciendo un favor... Serás vendida en el mercado de esclavas de Port Royal... Tu nuevo dueño te pondrá a trabajar como puta... Si no complace a sus clientes, tu Amo te golpeará... Lo que te enseño puede que te ahorre algunas palizas.”

- “Ahora déjame verte bien... Pon tus manos detrás de tu cuello y separa bien tus piernas... Y, ¡Sonríe!... No se quiere que tus clientes te vean llorar o fruncir el ceño”, le dijo.

- “Ahora, manten las manos detrás del cuello e inclina tu cuerpo hacia atrás... Dóblate más... Tus clientes quieren ver el agujero del coño entre tus piernas... A las esclavas no se les permite la timidez.”

- “Camina un poco y mueva las caderas mientras me desvisto.”

Cuando estuvo desnudo, le dijo:

- “Ven hacia mí y apégate... Pon tus brazos alrededor de mí cuerpo... ¡Más apretado!... Presiona tu cuerpo contra el mío... Ahora inclina la cabeza hacia atrás para que pueda besarte.”, la dirigía.

- “¡No!... Eso no sirve... Te estás dejando besar en lugar de besar... Saca tus labios e inténtalo de nuevo.”

- “Eso está mejor... Ahora acuéstate en la cama... Manos detrás del cuello, piernas abiertas... Ahora tienes que darle al hombre un fácil acceso a tu coño... A ver como lo haces.”

Se acostó a su lado y comenzó a pasar una mano por su pecho mientras la otra mano se movía hacia abajo sobre su estómago y a través de su vello púbico hasta que sus dedos entraron en su coño y comenzaron a jugar con su clítoris.

El Capitán comenzó a besar sus labios y movió su boca por su cuello hasta que estuvo besando sus pechos y chupando un pezón.

- “Acostúmbrate a esto... Tendrás que hacerlo 20 o 30 veces por noche cuando seas puta... Por cualquier resistencia, lucha o signo de disgusto te dará una paliza... Quizás debería hacerte golpear para que sepas lo qué te espera.”

- “Por favor, Amo... Por favor... No golpees a tu esclava

Se dio la vuelta para quedar encima de ella.

- “Pon tus brazos a mi alrededor, abrazándome.”

Él deslizó su polla dentro de ella y le dijo:

- “Ahora levanta las piernas y envuélvelas alrededor de mis muslos... Mueve tus caderas mientras empujo mi polla dentro de tu coño.”

El Capitán la hizo responder a su follada hasta que soltó un gruñido y se corrió profundamente dentro de ella... Luego se apartó y le dijo:

- “Esto es un comienzo, pero necesitas usar más tus caderas... Mañana vas comenzar dos días de práctica con los oficiales antes de que te entregue a la tripulación para que siga follándote... Debes moverlas mucho más de que lo hiciste ahora o te pegarán.”

- Ahora ponte junto a la cama con las manos detrás del cuello hasta que te diga que te muevas.”

El Capitán se acostó en su cama y comenzó a pasarle una mano por sus caderas, culo y pubis hasta que su polla volvió a ponerse tiesa de nuevo... Luego se sentó y le dijo:

- “Arrodíllate entre mis piernas y besa y lame mis bolas... Al mismo tiempo coge mi polla entre tus dedos y pásala suavemente hacia arriba y hacia abajo por el tronco tieso... Eso es... Sigue lamiendo y besando mi polla... Ahora abre la boca y métetela.... Mueve la cabeza para que tus labios suban y bajen por mi polla... Usa tu lengua para acariciarlo... Continúa, estoy a punto de correrme... ¡Traga todo!”

Cuando Ana terminó de tragar toda la leche que le tiró, le dijo:

- “Necesitas práctica, pero la tripulación te dará bastante en estos días que faltan para llegar a puerto... Ahora acuéstate y duerme un poco... Usaré tu culo después de que dormir la siesta.”

Ella lloró hasta quedarse dormida y fue despertada por una patada.

- “Sube a la cama y acuéstate de lado a mi ofreciendo tu culo.”

La rodeó con un brazo y le sujetó el pecho con la mano... Con su otra mano guió su polla hasta metérsela por su culo y luego agarró su otro pecho... Sus manos le apretaron sus pechos a Ana al mismo tiempo que sus embestidas... Ella gritó de dolor y suplicó:

- “Por favor, no eso... Me duele mucho.”

Pero el Capitán no le hizo caso y le apretó más fuerte sus pechos y empujó más rápido su polla dentro de su culo.... Cuando estuvo listo para correrse, se retiró y le dijo:

- “Mírame y deslízate hacia abajo hasta que tu cabeza pueda meterse mi polla en tu boca y mámamela hasta que me corra... Recuerda que no debes gritar, ni llorar cuando un cliente disfruta contigo... Mañana te daré una buena paliza que te enseñará la locura de hacer eso y luego te entregaré a los oficiales para que continúes tu educación.
 

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Mientras en el camarote del Capitán, Ana era violada y degradada, su hermana Juana sufría aún más, al haber sido entregada a los seis oficiales para que disfrutasen con ella.

Aunque los oficiales tenían también camarotes privados, compartieron a Juana en la llamada sala de oficiales... Y como estos estaban divididos en dos guardias, ella fue utilizada primero por los tres oficiales que estaban fuera de servicio.

Estos tres oficiales la mantuvieron con las manos atadas a la espalda y la pusieron boca arriba sobre la mesa del comedor... Dos de ellos le mantenían sus piernas bien separadas mientras que el tercero se situaba entre sus piernas con las manos agarrando sus pechos.

El oficial no perdió el tiempo siendo amable... Simplemente empujó su polla a través de su himen y la hundió tan profundamente como pudo... Apretó sus pechos cada vez que la embistió.

Ella gritaba y suplicaba:

- “Por favor, no me hagas esto... Por el amor de Dios, detente.”

Pero sus suplicas no le sirvió de nada.

Cuando finalmente se retiró, fue reemplazado rápidamente por otro de los oficiales que comenzó dándole una palmada en los pechos y diciendo:

- “Cállate, putita, te vas a dedicar a hacer esto para ganarte la vida cuando lleguemos a Port Royal.”

Hizo mucha presión hundiendo los dedos profundamente en sus tiernos pechos mientras la follaba... Luego la entregó al tercer oficial.

Este oficial estaba cansado de escucharla gritar... Mantuvo su nariz cerrada hasta que Juana se vio obligada a respirar por la boca abierta... Luego orinó dentro de ella y la obligó a tragar colocando su polla sobre su boca... Al final se posicionó para violarla mientras ella yacía jadeando por respirar.

Cuando el último hombre terminó, la pusieron de pie y dejaron que el semen y la sangre goteara de su coño hacia el suelo... La empujaron abajo y le ordenaron que lo lamiera para limpiarla.

Ella gimió y les dijo con altanería:

- “¡No haré una cosa tan sucia!”

Un pie en su espalda y un tirón en sus brazos atados, la hicieron cambiar de opinión y lamió y limpio el suelo hasta que los hombres quedaron satisfechos.

Tiraron de su pelo para levantarla y la hicieron quedarse de pie junto a una de las sillas mientras se sentaban a beber vino... El hombre sentado cerca de ella le pasó las manos por los pechos, las caderas y el vientre, y luego la envió a la siguiente silla.

La obligaron a pasar alrededor de la mesa de la sala de oficiales para que los tres hombres al palparla, una y otra vez, sintieran que sus pollas de nuevo volvían a ponerse tiesas y listas para otro polvo.

Esta vez la hicieron arrodillarse mientras le enseñaban a chupar una polla... Ella trató de negarse pero dos oficiales la sujetaron mientras el tercero le pegó un puñetazo en el vientre y le dio una patada en la ingle... Eso fue también suficiente para convencerla.

Se puso de rodillas y comenzó a lamer su polla antes de llevársela a la boca y chuparla... El oficial la sujetó por su pelo y movió su cabeza arriba y abajo por su polla hasta que se corrió y ella tragó su leche.

Luego se arrastró hasta el siguiente hombre y repitió la actuación... Y luego sirvió al tercer hombre.

Terminó justo cuando se llamó a la guardia y el primer grupo de oficiales fue reemplazado por el segundo.

Su líder la miró detenidamente y vio que tenía un agujero sin usar.

Juana fue colocada boca abajo sobre la mesa... El oficial superior le azotó el culo con una correa de cuero hasta que se lo puso rojo brillante... Luego hizo que los otros dos hombres le abrieran las nalgas para que la correa aterrizara en la grieta entre ellos.. Y terminó azotando los tiernos labios de su coño.

Ella lo escuchó decir:

- “¡Esto debería calentarla muy bien!... Ahora veamos cómo le gusta una polla en el culo.”

Juana suplicó:

- “Por favor, no me la metas por ahí... “Ten piedad de mí.”

Sin hacer caso de sus palabras, el oficial mayor presionó la punta de su polla contra su agujero anal y comenzó a empujar... Estaba demasiado apretado para él, así que usó la empuñadura de un cuchillo para abrirlo... Después de unos minutos de trabajo y muchos gritos de piedad, el agujero anal de Juana era lo suficientemente ancho como para recibir su polla.

De nuevo presionó su polla contra su agujero anal y esta vez cedió y logró meter su cabeza... Luego se la fue metiendo poco a poco hasta que sus huevos chocaron contra su culo.

Se la saco casi toda y empujó con fuerza, clavándose hasta el fondo... El oficial tenía mucha resistencia y pasó algún tiempo dándole por el culo antes de que ella sintiera su leche brotar en sus entrañas.

El siguiente hombre comenzó a darle también por el culo, mientras el oficial mayor fue hacia donde la cabeza de Juana descansaba en el borde de la mesa y le dijo:

- “¡Coge mi polla en tu boca y límpiala!”

Ella ya había aprendido que era mejor no objetar y pronto tuvo pollas tanto en su culo como en su boca.

- “Esta es una buena puta... La tripulación se divertirá enseñándole cómo dar servicio a tres pollas a la vez”, dijo el oficial mayor.

El tercer hombre tomó su turno para follarle el culo y luego la dejaron ahí tirada.

Los tres hombres se relajaron en las sillas bebiendo vino y viendo a Juana temblar entre sollozos.

Cuando estuvieron listos para más acción, la pusieron en el suelo y le enseñaron cómo debía sentirse tener un hombre que la montara y la aplastara bajo su peso.

Probaron varias posiciones de las piernas, como acostada boca arriba con las piernas abiertas,.. Las piernas hacia atrás para que los pies estuvieran sobre sus hombros... Y las piernas sobre los hombros del violador para que se movieran hacia adelante y hacia atrás con sus embestidas.

Terminaron cuando terminó la guardia y el primer grupo regresó.

Eso marcó la pauta para sus dos días y sus noches con los seis oficiales... Cada uno de ellos usó sus tres agujeros como quisieron... Tenían que comer y dormir, por lo que algunas de las vigilias sólo incluían rápidas folladas o enculadas al principio o al final de la vigilia.

Los oficiales también disfrutaron golpeándola... No necesitaban ningún motivo, excepto que tenían ganas de pegarle... Usaban los puños, las palmas de las manos y una correa de cuero... Los objetivos eran su culo, sus mejillas, sus pechos, su vientre y las plantas de sus pies.

Mientras tanto, la guardia de los marinos fuera de servicio había llevado a Rosa, su madre, atada al ‘marco de violación’ dejado caer en el suelo de la proa del barco porque en ese sitio no interferiría con el manejo de la vela.

Rosa sabía que con una tripulación de 100 hombres con acceso libre a ella, descansaría poco e incluso podría morir por la constante follada que le podrían dar... Pronto se enteró de que 20 años de matrimonio habían dejado lagunas en su conocimiento de los hombres.

Estaba sorprendida por el comportamiento ‘antinatural’ de algunos miembros de la tripulación... A veces, un hombre se acostaba encima de ella, pero en lugar de entrar en alguno de sus agujeros, lo que hacía simplemente era frotar su polla sobre su barriga hasta que se corría y su semen se esparcía por todo su vientre... Otras veces, se sientan en su pecho y frotan sus pollas entre sus pechos hasta que se corren... Y otros se agacharon junto a su cara y se masturbaron para que el semen cubriera su rostro y se metiera en su pelo.

Pero lo más normal era que le pusieran sus pollas en su boca y ella usara su lengua y labios hasta que se corrieron dentro de su boca.

Rosa trató de mantenerse quieta y callada en lugar de darles a los hombres la satisfacción de saber cuánto odiaba lo que le estaban haciendo... Pero después de las primeras diez violaciones, comenzó a retorcerse y gritar... La fricción constantes de las diferentes pollas en su coño le provocaron orgasmos que hicieron reír y vitorear a los hombres... Ella se sonrojó por la humillación.

La tripulación no le dio ni comida, ni agua... Los hombres le orinaron en la boca cuando ella pidió agua... Le mantenían cerrada la nariz y le tapaban la boca con las manos hasta que se tragaba la orina... A veces, un grupo de hombres formaba un círculo a su alrededor y le daban una ducha de orina desde la cabeza hasta los pies.

Había algunos hombres que disfrutaban haciéndole daño... Recibió patadas en sus pechos y coño y latigazos con una cuerda en sus pechos, su vientre y sus labios del coño.

También, los hombres le taparon la boca con los pies y la obligaron a lamerlos... Y, a veces, un hombre le pinchaba los pechos o los labios de su vagina con la punta de un cuchillo afilado.

Siempre que suplicaba piedad, la azotaban con una cuerda... Nada de lo que dijo y ninguno de sus gritos tuvo ningún efecto de piedad en los hombres.

Si se ensuciaba demasiado o se desmayaba, le arrojaban cubos de agua de mar... Fueron 48 horas muy largas y desagradables.

El final de los dos primeros días y noches marcó el cambio de funciones para las mujeres... Rosa fue liberada del ‘marco de violación’ y llevada al costado del barco donde se le unieron Ana y Juana... Las tres mujeres tenían moretones por todo el cuerpo y evidencia clara de que los hombres las habían estado usando.

El Capitán tenía a Ana atada al aparejo con los brazos levantados y abiertos. Sus pies apenas tocaban la cubierta... Esta zorra se quejó cuando la estaba follando por el culo... Una puta nunca debería quejarse, no importa lo que haga su cliente... Quizás 24 latigazos le enseñarán mejores modales.

Uno de los marineros más fuertes le dio una docena de golpes en los hombros con un cinturón de cuero... A eso le siguió nueve golpes en su culo con un delgado bastón de madera que le dejó ronchas... Los últimos tres golpes le fueron dados en su espalda con un látigo que dejó heridas sangrantes... Luego fue liberada y los oficiales fuera de servicio la llevaron a la sala de oficiales para disfrutar con ella.

Los oficiales trataron a Ana de la misma manera que habían tratado a Juana... Pero recordaron por qué la habían azotado y se esforzaron especialmente en usar su culo con frecuencia.

Juana fue llevada hacia adelante y atada al ‘marco de violación’... Sus gritos pronto dieron evidencia de que no estaba disfrutando de la experiencia... Pero la risa grosera de los hombres mostró se estaban divirtiendo... Juana pronto dejó de gritar... Había aprendido que una boca muy abierta era una invitación a una boca llena de orina.

El Capitán decidió que Rosa necesitaba un baño... Le pusieron las manos atadas sobre la cabeza a una cuerda que colgaba de una parte del aparejo... La sacaron de la cubierta y le ataron a los tobillos una red cargada con una bala de cañón... Luego la arrojaron por la borda y la dejaron hundirse hasta que sus manos estuvieron bajo el agua.

La mantuvieron allí durante aproximadamente medio minuto antes de que la levantaran de modo que colgara en el aire... Luego la volvieron a sumergir y esta vez sólo la levantaron hasta que su cabeza estuvo fuera del agua... Jugaron con ella durante media hora, variando el tiempo bajo el agua, el tiempo fuera del agua y la altura a la que se levantó.

Cuando finalmente la llevaron de regreso a la cubierta, le dieron comida y agua fresca y le permitieron acurrucarse y dormir.

La despertaron poco antes del atardecer, le dieron más comida y agua y la inclinaron sobre un cañón... La tripulación comenzó una larga noche follándola por el culo... Cada vez que un hombre le follaba el ojete anal, terminaba haciéndola tomar su polla en su boca y limpiarla.

Al amanecer, la guardia fuera de servicio la llevó al camarote de la tripulación y ésta continuó jugando con sus tres agujeros.

De vez en cuando la llevaban al marco de violación y la obligaban a acostarse entre las piernas de Juana para que le limpiase el coño lleno de semen, con la lengua... La tripulación hizo que metiera la lengua profundamente en el coño de Juana... Luego la llevaron de regreso al camarote de la tripulación para más diversión y juegos.

Pasaron dos días y dos noches... Era hora de que Ana se acostara en el marco de violación y Juana de darse un baño de mar, pero la tripulación se quejó de que Rosa no estaba haciendo buenas mamadas... Así que Juana y Ana tuvieron que ver cómo le daban a su madre, Rosa, 24 latigazos antes de ir a su destino.

Uno de los miembros de la tripulación había tallado un consolador de madera, de aproximadamente casi 5 cm. de diámetro y 22 cm. de largo... Se lo había atado a Rosa y cuando Juana estaba inclinada sobre el cañón, su madre fue la persona que le dio la primera follada anal.

Cuando Juana finalmente fue liberada del cañón, ella y su madre fueron llevadas al camarote de la tripulación para continuar como juguetes y hacer con ellas lo que quisieran.

Justo antes del atardecer las llevaron a cubierta y las obligaron acostarse en la posición 69 y lamerse el coño entre ellas.

Luego se vieron obligadas a luchar entre ellas... La ganadora usaría el consolador y se follaría por el culo a la perdedora.

A su debido tiempo, Ana fue liberada del ‘marco de violación’... Luego le dieron un baño de mar y tomó su turno inclinada sobre el cañón... Esta vez, tanto su madre, como su hermana Juana, llevaban consoladores... Rosa se follaba por el culo a Ana y mientras ella hacía eso, Juana follaba por el culo a su madre... Formaban una cadena corta pero que excitó mucho a la tripulación... Luego las tres fueron llevadas, de nuevo, al camarote de los marineros.

La tripulación se folló a las mujeres por los tres agujeros... Cada una de las mujeres aprendió a follar doble: coño y culo, boca y coño, boca y culo... Y luego, cada una aprendió a follar triple.

El hecho de que la madre viera a sus hijas y que estas se vieran entre sí y a la madre, ya no les importaba lo más mínimo de tanta humillación que sufrían... Su pudor había desaparecido.

Todos los días, justo antes de la puesta del sol, las tres mujeres eran llevadas a cubierta para ‘los espectáculos’, como así lo llamaban.

Podrían ser Juana e Ana usando consoladores, follando y enculando a su madre... O podrían ser dos de las mujeres en la posición 69, lamiéndose sus coños... O Rosa follando a su hija Ana por el culo mientras un pirata follaba a Ana en su coño.

La tripulación castigó cualquier desgana o desobediencia golpeando las plantas de los pies de cualquiera de las mujeres hasta que se le pusieron rojos e hinchados... Luego, la colgaban de las muñecas para que tuviera que ponerse de pie... Los marineros que pasaban la golpeaban en el estómago o le abofeteaban la cara o los pechos o le pateaban las piernas y el culo... Eso duraba horas y era muy eficaz para romper la resistencia de la mujer.

Cuando el barco regresó a Port Royal, Rosa, Juana e Ana estaban resignadas a realizar cualquier acto sexual por perverso que fuera.

Antes de pisar tierra a las tres mujeres les colocaron collares de cuero conectados por cuerdas... Juana estaba a 2 m detrás de su madre e Ana estaba a 2 m. detrás de Juana.

A cada mujer le obligaron a llevar una jarra de agua sobre su cabeza y se le dijo que la golpearían si dejaba caer la jarra... Las mujeres tuvieron que sujetar la jarra con ambas manos y esta posición hizo que sus pechos sobresalieran y estuvieran completamente expuestos.

El mercado de esclavos estaba cerca del puerto, pero las mujeres fueron conducidas por el pueblo a gritos de:

- “Abran paso a Lady Rosa Martín y sus dos hijas.”

Finalmente llegaron al mercado de esclavos después de una hora de desfilar desnudas por las calles de Port Royal.

Los tres fueron llevadas a una pequeña choza y les dieron ropa sencilla para que se la pusieran... Eran simples sacos con agujeros para la cabeza y los brazos... Ellas estaban agradecidas... Era la primera vez que les permitían llevar ropa en un mes.

Al día siguiente Ana fue sacada por el subastador... Él llevaba un látigo en la mano y le dijo amenazadoramente:

- “Sólo tienes una opción... Haz lo que te digan y que te vendan hoy... O te azotaré hasta ensangrentarte la espalda y te venderán otro día.”

Ella subió a un escenario de aproximadamente 1,5 m de alto y se colocó en un círculo pintado sobre él... El subastador hizo restallar su látigo y comenzó su subasta, diciendo:

- “Esta es Ana Martín, la hija más joven del Mayor Juan Martín, quien ha colgado a tantos de nuestros camaradas... Tiene 18 años y ha sido muy utilizada por la tripulación que la capturó.

- “Quítate el vestido lentamente y déjalo caer al suelo”, le ordenó.

Ella gimió pero obedeció.

- “¡Abre bien la boca!... Tiene buenos dientes, nada desagradables... Y buenos labios carnosos para besar o hacer mamadas.”

Pasó una mano por sus dos senos y apretó uno mientras lo rebotaba.

- “Fijaros en sus pechos bien formados, firmes con pezones grandes.”

Bajó su mano desde sus pechos hasta su ombligo y le dio una palmada en el estómago.

- “Tiene un bonito vientre plano, firme y sin grasa.”

Pasó los dedos por su triángulo peludo.

- “Observad que tiene un buen arbusto bien peludo.”

Le ordenó que se inclinara hacia atrás y señaló los labios de su vagina.

- “Mirad la abertura bien formada del coño, lista para una polla.”

La acarició con un dedo y dijo:

- “Entrada fácil ya que ha sido bien utilizada... Está seca, pero sin duda estaría mojada con uno de vosotros con la polla dentro de ella.”

Le ordenó que se diera la vuelta y se inclinara... Le pasó una mano por las nalgas y las abofeteó un par de veces.

- “Tiene un culo firme y bien formado”... Y separándole las nalgas, dijo a los posibles pujadores:

- “Un agujero anal grande y bien usado listo para follar.”

Y finalmente, le susurró una orden:

- “Ponte mirando a la audiencia, abre las piernas, las flexionas y coloca las manos detrás de la nuca... Vamos... Rápido, puta!”

Dirigiéndose a la gente les dijo:

- “¿Qué ofrecéis por esta puta que está ansiosa por servir a los hombres de la forma que deseen?”

Hubo fuertes pujas y uno de ellos, pago y se la llevó.

Juana fue sacada después de que Ana se perdiera de vista... Comenzó de nuevo la subasta diciendo:

- “Esta es Juana, hija mayor del conocido Mayor Martín... Tiene unos 19 años y era virgen cuando la capturaron... La tripulación ha hecho un trabajo minucioso enseñándole cómo complacer a los hombres.

Ella fue exhibida de la misma manera y se vendió por tanto dinero como dieron por Ana.

Después de que se llevaron a Juana, sacaron a Rosa, su madre, y la sometieron al mismo procedimiento... Ella era mayor y no tan atractiva como sus hijas... Sin embargo, era la esposa del odiado mayor Martín y los hombres disfrutarían atormentándola... Este fue el motivo por el que se vendió por aproximadamente lo mismo que sus hijas.

Las tres mujeres Martín comenzaron una vida de abuso sexual, dolor, sufrimiento y humillaciones.

A Juana le enseñaron a desnudarse y hacer un baile erótico desnuda al son de los tambores... Su Amo usó un bastón delgado que le dejó ronchas y pronto aprendió a bailar como él quería.

Comenzó cada noche completamente vestida (incluida la ropa interior) como la hija de un rico comerciante... Una vez que se desnudó, hizo un baile muy sexy y provocativo, caminando luego por la pista con las manos detrás del cuello mientras los clientes la palpaban... Mas tarde usarían sus agujeros... Su coño era el agujero más solicitado y, si tenía suerte, era follada por 20 hombres antes de que terminara la noche... Si la noche era muy ajetreada, se la llegaban a follar 40 hombres, llegando a atender dos y tres hombres al mismo tiempo... Acabada siempre reventada y muy agotada.

Una noche fue particularmente memorable... Los clientes se quejaron de que su baile fue malo... Estaba teniendo su período y era muy consciente de la sangre que le corría por las piernas... Sin embargo a los hombres esto no les molestó... El castigo que le impuso su Amo por su torpe baile fue pasar la noche inclinada sobre una mesa mientras 50 pollas usaron su culo.

Como es normal, con el tiempo los clientes se aburrieron del espectáculo de striptease y baile y el dueño del burdel hizo cambios... Puso un poste de unos 5 cm de diámetro en el suelo del escenario, con su extremo superior redondeado para que pareciera una polla... Una cuerda colgaba de una polea en el techo por encima del poste.

Juana saldría desnuda, con las manos atadas a la cuerda y la izarían en el aire... Luego la bajaban poco a poco para que el poste entrara en su coño.

La longitud del poste se ajustó cuidadosamente para que estuviera justo dentro de ella cuando estaba de puntillas y profundamente dentro de ella cuando tenía los pies planos.

Un tambor comenzaba a sonar y ella bailaba: arriba, abajo, giraba las caderas y continuaba... Con ella salía al escenario un esclavo negro con un cinturón de cuero, (que le causaría magulladuras), un bastón delgado, (que le haría ronchas) y un látigo de piel de toro, (que le rompería la piel)... Usaba el que quería con tal de que ella excitase al publico con su baile... El bastón aplicado a sus pezones y senos fue particularmente efectivo.

El espectáculo duraba 10 minutos... Luego, durante 50 minutos, a los hombres se les permitiría alquilar el uso de su culo mientras ella permanecía insertada en el poste... Transcurrido este tiempo, se repetía el baile, seguido de otra sesión de 50 minutos de sexo anal.

Juana empezaba a trabajar al atardecer y permanecía insertada en el poste hasta la medianoche cuando la levantaban para trabajar como puta desde la medianoche hasta el amanecer.

¿Y qué era de su hermana Ana?... Pues Ana pronto se enteró de que la habían comprado para un burdel que se especializaba en el dolor... Su dueño le puso, de inmediato, anillos de metal en los pezones.

Comenzó a trabajar esa misma noche con los anillos de sus pezones sujetos a cuerdas que colgaban del techo... Tenía los brazos levantados con las muñecas atadas a cuerdas... Y así permaneció mientras los hombres alquilaban el uso de su coño o culo... A veces, eran dos los hombres que la alquilaban para follársela por los dos agujeros al mismo tiempo.

La soltaban a medianoche pero para que continuara trabajando como prostituta hasta el amanecer... Y se la follaban de espaldas, de frente y de rodillas según prefería el hombre que pagaba su servicio... Cualquier cliente que no estuviera satisfecho lo demostraría dándole un giro brusco a sus anillos, provocándolo gran dolor.

Después de algunos meses, su dueño ideó un nuevo acto para ella... La hizo que se acostara boca abajo con los brazos extendidos y atados a estacas... Los anillos de sus pezones también estaban atados a anillos en el suelo... Quedaba a unos 30 cm del suelo.

Los hombres podían acostarse boca arriba, por debajo de ella y sus embestidas movían su cuerpo hacia adelante y hacia atrás, tirando constantemente de los anillos... Ella era follada causándole dolor.

También hicieron un concurso para ver si un hombre podía meterle todo el puño dentro de su coño y hubo quien lo consiguió... Al hombre que le metió el puño hasta la muñeca se le permitió empujarla y jalarla muy fuerte contra los anillos.

Al primer hombre que la golpeó una noche, se le permitió torturarla durante una hora... Si tenía suerte, sería sólo una paliza con un bastón, pero si no tenía suerte, le pinchaban los pechos y los labios vaginales con un cuchillo afilado... Y si tenía muy mala suerte, veía como calentaban un cuchillo en la llama de una vela y lo presionaban en sus partes tiernas.

Sus gritos que daba cuando le hacían esto, eran tremendos, a veces bramidos, pero a la mayoría de hombres, todo esto les excitaba y vitoreaban para que siguieran torturándola... Estas terribles experiencia duraban hasta la medianoche y luego paraban porque ella tenía que trabajar de puta atendiendo a la clientela.

¿Y su madre?... ¿Qué fue de ella?... Pues el dueño de Rosa le puso un collar de metal y anillos en los pezones.. El collar fue diseñado de modo que se la pudiera atar a un grueso palo de madera, de un metro de largo, que corría paralelo sobre sus hombros.

De esta forma, cuando llegaba el momento de hacerla trabajar, sus muñecas eran atadas a los extremos del grueso palo para que estuviera completamente expuesta e incapaz de protegerse de ninguna manera.

De normal le colgaron una bandeja de madera a los anillos de los pezones y sobre ella unas jarras de cerveza o licor... Con esa pinta tenía que caminar alrededor de los clientes para que ellos pudieran servirse las bebidas.

Por supuesto que iba completamente desnuda y los hombres eran libres de tocarla como quisieran... Sus agujeros se alquilaban a dos precios... El precio más barato era para uso público y el precio más alto era cuando la usaban en una alcoba con cortinas... La mayoría de sus clientes prefirieron el precio más barato y la follaban a la vista de todos... Trabajaba desde el atardecer hasta el amanecer.

A veces, su dueño la llevaba consigo cuando iba al mercado... Sus compras las colgaba de los anillos de sus pechos causándole un gran dolor al tirar mucho de ellos.

Un día, mientras estaba de compras, un perro grande comenzó a olfatear su coño... Al verlo, su Amo la hizo arrodillarse con la cara en la tierra y el culo en el aire... El perro la montó rápidamente y se formó un círculo de hombres, riendo y vitoreando el espectáculo... Le tiraron dinero a su dueño por el espectáculo tan bueno que dio.

Esto le dio una idea a su Amo... Hizo arreglos para que otros cinco perros fueran entrenados para follar con ella... A partir de ese momento y como entrenamiento, la obligó a gatear sobre sus manos y rodillas cuando iban al mercado... Allí chupó pollas a los hombres mientras los perros la follaban por detrás... Era una actividad complementaria bastante rentable para el burdel y se hizo conocida como ‘la mujer perro’.

Se pasaba las noches llevando cerveza y prostituyéndose, y las mañanas siendo follada por perros en el mercado... Se le permitía dormir durante la tarde, cosa que hacía totalmente agotada.

Seis meses después de la subasta, el Capitán pirata se interesó por las mujeres Martín... Le sorprendió que todas estuvieran vivas... Las tres tenían barrigas grandes y estaban embarazadas de seis o siete meses... No aportaban mucho dinero a sus propietarios porque los clientes se estaban cansando de ellas.

Incluso ofrecer bebidas de su leche, extraída directamente de sus pechos, no generó muchas ganancias... Había un nuevo interés en la ciudad... Uno de los barcos piratas había capturado a un grupo de monjas.

El capitán pudo comprar a las tres mujeres a un precio bajo... Esa fue la primera vez que madre e hijas se vieron desde que fueron vendidas... Las tres parecían mucho más mayores y tenían cicatrices por todo el cuerpo, amen de sus voluminosas barrigas.

El Capitán les puso a Ana y a su hermana Juana collares de metal como el que llevaba su madre... Luego ordeno que se les afeitase el vello púbico y la cabeza para que quedaran completamente calvas... Y finalmente, las dejó en manos de un herrero durante varios días para que les hiciera lo que le había ordenado.

El primer día, cada una fue marcadas con un hierro al rojo vivo en la mejilla derecha con una P (símbolo de Puta) y la mejilla izquierda con calavera y tibias cruzadas (símbolo pirata).

Al día siguiente, las marco con un hierro en forma de polla que apuntaba desde el ombligo hasta el coño, sin importar su embarazo que no se vería afectado por quemarle sólo la piel aunque quedaría de forma permanente de por vida.

Y al tercer día, la marca de una polla más pequeña, quemó cada una de sus dos nalgas apuntando a sus orificios anales, indicando el lugar donde estaba el orificio anal para encularlas.

Cuando se recuperaron de las llagas de las marcas producidas por los hierros al rojo vivo sobre sus carnes, el Capitán las llevó a bordo de un barco utilizado para el contrabando de mercancías a Panamá.

Las desembarcaron en una playa y se les pagó a un grupo de contrabandistas para que cruzaran el istmo hasta la ciudad de Panamá... Cada una tenía una etiqueta pegada a su cuello que decía:

Para el Mayor Juan Martín’

Y así, finalmente, las tres mujeres llegaron a Panamá: desnudas, calvas, marcadas y embarazadas
 
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