Campamento Exxxtraño 10

Lobo85

Estrella Porno
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Mar 29, 2011
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Saludos, hoy les dejo una nueva parte de esta historia, y para aclarar un detalle, salido de un
comentario en el capitulo anterior, ciertamente se separa de lo visto antes con el conserje
Bonds en la primera parte, pero es que la historia gira en torno al campamento no tanto en
sus personajes, sin más les dejo este nuevo capitulo, nos vemos:

Era un nuevo amanecer en el campamento de verano, los monitores salían más temprano que nadie, para preparar las jornadas, como era domingo, no había ningún plan, aunque de todas maneras debían vigilar que no ocurriera un accidente, tenían una organización especial, habían dividido a los campistas en distintas cabañas, con banderas de colores: roja, amarilla, verde, azul y naranja; cada una de estas tenía chicos de todas las edades, que eran vigilados por un maestro en jefe que tenia a varios auxiliares para que le apoyaran, en el caso de James le tocaba estar en la cabaña roja, y no podía estar más contento, pues aunque los chicos eran una bola de mocosos creído e insufribles, era por todos aceptado que en su grupo estaban las niñas más lindas, y eso lo disfrutaba el pícaro joven, quien al menos ese día sólo debía vigilarles, y no formar a nadie para que fueran a desayunar, o acudir con algún maestro para apoyar en un curso, así que todo sonriente se iba de un lado a otro disfrutando de la vista, cuando vio a quienes más llamaban la atención, era un pequeño grupo, niñas de al menos 10 años, aunque unas parecían mayores:

Rose iba al frente, una chiquilla de piel canela, cabello castaño rubio, que a pesar de lo corto de su edad tenía una figura muy linda, piernas muy gruesas, un culo redondito, carita hermosa, una pancita linda, no tenía pechos, pero sus pezones se notaban hinchados, así que cada playera que usaba, terminaba marcando de forma sugestiva, pues apenas se le estaba notando, por lo que no tenía sujetadores, por otra parte a su lado se veía a Luz, esta niña era de piel más clara, de cabello castaño oscuro, de bonitas facciones, muchos decía que tenía una boquita para chupar, también se le notaban unas piernas muy bien formadas para su edad, tampoco tenía mucha pansa, pero curiosamente a diferencia de la anterior si estaba desarrollando un poco sus tetas, aunque era poco, sin embargo estas levantaban un poco su playera de forma que la hacían ver tan deseable, llamando la atención de muchos al caminar, luego le seguía Roxana, quien era rubia un poco bronceada, y se ganaba el titulo de precoz, pues aunque no era tan bonita como las otras, curiosamente había desarrollado un busto muy sugestivo que llamaba demasiado la atención, al menos era copa B para sus 10 años, lo cual despertaba el morbo de los presentes, pues la niña no estaba desproporcionada, sino que parecía una mujer en miniatura con rasgos infantiles, luego le seguía Isabella, otra linda rubia, que cabe decir era la de aspecto más delgado, sin embargo tenía un encanto muy llamativo, pues su desarrollo, algo también curioso, la hacía sobresalir, pues algunas formas ya se adivinaban, además que sus modos infantiles la volvían en el blanco de muchos de los pervertidos, en especial desde que salió a clase de natación con un minúsculo bikini que dejo ver sus formas femeninas, creando varias de las fantasías, pues era tan inocente que no captaba las indirectas. Todas apenas habían entrado al campamento ese año, llegando al mismo grupo de la bandera roja, pero llamaban la atención poderosamente, muchos se les quedaban viendo con deseo, pues aparte usaban por lo general shorts, que enseñaban sus piernitas, o playeras que al jugar dejaban a la vistas sus ombligos, y en descuidos sus pantis, además no eran las únicas lindas, todas las de la cabaña eran chiquillas muy preciosas, hasta Pamela, quien no llamaba tanto la atención, era una lindura de piel cobriza con mechones de su cabellera negra con algunos pintados en rosa, delgada, pero con unas lindas piernas, además de una actitud muy divertida por lo que era fácil tratarla, sin olvidar a Mariela, quien también era un tanto delgadita, con unas piernitas también lindas, llegando a un culito redondo, que antojaba morderlo, cabello hasta los hombros castaño claro, pero nadie la notaba por los horribles lentes que usaba, pues tenía un precioso rostro, bueno, casi nadie, pues James estaba decidido a ir al menos tras esa chiquilla, aunque ignoraba como, siempre había sido pervertido, deseando a las mujeres, pero tristemente seguía siendo casto, aun así estaba decidido a perder ese título en ese verano, y una de esas niñas seria su pareja, sólo debía ser cuidadoso.

Como todos los domingos las cabañas dejaban de trabajar en actividades, para permitir la libre convivencia, lo que en veces era bastante aburrido, en un salón tenían un proyector, así que podían ir a ver alguna película, había acceso abierto al lago, o simplemente los campistas eran libres de hacer lo que quisieran, ese era el caso de estas chiquillas, que aunque antes del campamento no se conocían, hicieron buena relación, así que se juntaban para divertirse, pero en esa ocasión se quedaron simplemente platicando bajo unos árboles. James hubiera deseado que se alejaran más, pero su suerte no fue la mejor, pues había cierto límite, marcado en arboles con cintas naranjas, por desgracias los únicos que se alejaban eran los chiquillos deseando verse temerarios, aunque muchas veces terminaban siendo el hazmerreir al ser espantados por animales, en su mayoría ardillas o liebres, aunque muchos decían ver otras cosas difíciles de creer. Así fue que unos chicos, jugando con una pelota la mandaron a volar lejos, más allá de las cintas naranjas, obligando a James a salir por esta, fue algo molesto, pues parecía que lo hicieron a propósito, seguro que al volver ya no estarían ahí, no le dio importancia, era preferible ir a buscar la bola a seguir ahí, fue un buen golpe, así que se metía en lo profundo del bosque, paso varios metros cuando pudo notar algo, desde la distancia decidió ver, era su compañero entusiasta:

Y bien que estaba acompañado el muchacho, era de los más jóvenes con 19 años, pero ya estaba sobre un tronco de árbol caído, besándose con la muchachita que había dicho, la tomaba apasionadamente, le metía la lengua, esta se veía nerviosa, traía unos jeans y una playera con tenis, pero nada de eso importaba, las manos del chico se escurrían para tocar sus pechos, y los muslos, la pobre se veía incomoda, este era demasiado entusiasta, así que la incomodaba, pero así mismo la pasión de su beso, no dejaba que la pobre muchachita pudiera rechazarlo, así que solo se dejaba tocar, desde la distancia podía checar bien James, la campista aunque no era su tipo, realmente era linda, de piel clara, cabello negro, ojos castaños, de rasgos un tanto finos, pero más importante es que sus pechos se veían enormes, peor aún con los juegos del chico, quien no perdía el tiempo, acariciándolos o pellizcándolos un poco, logrando que en veces esta se quejara un poco, mientras sus dedos luchaban también por sobar mejor sus enormes glúteos, pues su pantalón estaba ya enseñando a medias las nalgas, encajadas por un calzón que era jalado para dejar a la vista más carne, pues la prenda aunque inocente, siendo de algodón estaba puesta como una tanga, logrando que la chiquilla se perdiera, pues la prenda sobaba de tal forma su entrepierna, que no dejaba de soltar jugos, era una caricia intensa y constante, lo cual nublaba el juicio de la pobre chica o eso hasta que el impertinente monitor pasó su mano al frente, en un movimiento difícil, pues tuvo antes desabrochar el pantalón, para alcanzar la vulva, tocando al principio sólo el exterior, presionando con énfasis en su botoncito, pero eso era demasiado, la chica asustada cerró las piernas evitando que se moviera, mientras se quejaba.

¿Qué pasa preciosa? – decía el entusiasta.

No, no quiero – decía la chica roja ya jadeando.

Al ver eso, James decidió alejarse, el monitor arruinó su oportunidad, así que de seguro no los encontraría después, con cierto cansancio se retiró para ir a buscar la pelota, y como se molesto, pues por lo que pudo notar esta calló por un una bajada hasta entrar en un pequeño lago, con molestia maldijo a los mocosos, mientras buscaba una rama para alcanzar el balón, bueno al menos le tomó poco tiempo, pero el lugar no le gustaba, de hecho miraba a su alrededor, recordando lo que vio la noche anterior, la maestra de natación siendo penetrada por aquel siniestro niño con pija como de caballo, estaba en eso, cuando al dar un mal paso resbalo casi hasta caer al agua, si no fuera por la rama que traía, con la que freno su caída, sin embargo ya casi frente al pequeño lago vio algo extraño, casi como si fuera una visión fantasmal, se asomó para ver, dentro del agua había una piel, parecida a los rastros que dejan las serpientes al mudar, pero en ver de ser un reptil, se trataba de un resto fantasmal que le recordó al niño, con algo de miedo, se alejó del lugar, llevando pelota en mano, mientras un viento helado recorría el lugar llenando el ambiente con un olor parecido al de las flores, o al menos en eso pensaba, cuando se dio cuenta que algo se movía entre los árboles, eso no le gustó para nada, por el tamaño imaginó que se podía tratar de un oso, lo único que le calmaba es que estaba del otro lado del lago, pero no quería confiarse, así que se retiró a prisa, sus pies casi le picaban, mientras le calaba el aire, pues ese olorcito se hacía cada vez más intenso, hasta volverse insoportable, quiso huir cuando recordó a los 2 que vio en el troco, no le gustaba interrumpir, pero era mejor a verlos muertos, o eso pensó cuando llegó, se tapaba la boca con su playera pues ya casi tosía por la fuerza de esa “peste dulzona”, sin embargo ahí seguían tanto el monitor como la chica, pero que situación:

La chiquilla tenía su pantalón abajo, hasta los tobillos, junto a su calzón de algodón, sus piernas abiertas y apoyada contra el tronco, mientras el chico apenas usando sus tenis le enterraba en un vaivén frenético su miembro, entrando por la abultada concha que soltaba sus jugos de manera abundante.

Así te quería tener nena, tu culito gordo me encanta – decía el entusiasta.

AH, siga así monitor – decía la chiquilla.

Como me aprietas nena, se ve que te gusta – añadía el monitor.

No es así, no sé qué me pasa – dijo la chiquilla – yo no hago estas cosas.

Lo sé, si ya te quite lo virgen, pero te gusta, no mientas – decía el chico.

AHHH, sea más gentil – suplicaba la campista.

No puedo, me encantas – dijo el monitor.

Y con esas palabras la chiquilla roja volteo a verlo sorprendida, no sabía que decirle, pero se hallaba encantada con eso, se ruborizo, y el monitor se fue a agarrarle los pechos, los cuales estuvieron hasta ahora bajo la playera, pero fueron rápidamente expuesto, eran grandes y blancos, por unos segundos se movieron de un lado a otro antes de ser atrapados por el chico, quien los fue sobando con cierta torpeza causada por su ímpetu, en su momento se puso encima de la chica para sobarla mejor, parecía no estar conforme con aquel contacto, necesitaba sentirla mejor, la pobre chiquilla estaba sorprendida, nadie se había puesto tan excitado por ella, así que se dejaba hacer, empezando a gemir, mientras el chico restregaba su cuerpo contra el de la campista, quien ahora se entregaba, aunque no sabía porque lo estaba haciendo, de un momento ella se estaba por ir, pero antes de darse cuenta, no podía moverse, y su vulva se empezó a mojar demasiado, casi como si estuviera orinándose, el chico al revisarle, bajó por completo el pantalón, pero en vez de revisar le fue a encajar su boca en la concha, casi queriendo comerle su intimidad en un juego inesperado, en el que su cuerpo se entregaba sin problemas, mientras su mente apenas reaccionaba, pues su cabeza daba vueltas mientras un olor que hasta ahora ignoró se hacía presente, era dulce, pero hacía hervir su sangre, dejándole vulnerable para que el monitor, movido por el deseo, la tomara a sus anchas, al principio comiéndole la concha con un deseo que le sacó su primer orgasmo en pocos instantes, pero después, derrotada por el placer fue a caer contra el tronco, donde el monitor se sacó la ropa para continuar con su gozo, apenas se dio cuenta ella cuando su pantalón dejo de cubrirle, y su vulva fue expuesta, dejando salir su olor de hembra, eso le asustó, pero su cuerpo seguía sin responder, hasta su piel se enchinaba para dejar libre el paso de aquella estaca, que al principio rozó su rajita, logrando que se encharcara por el deseo, hasta que finalmente pudo sentir la irrupción, que lejos de traerle dolor como esperaba, le hizo gozar de manera única, deseando gemir con todas sus fuerzas, pero le faltó el aire por la sorpresa de sentir su himen desgarrado, hasta un ligero hilillo de sangre salió, pero lejos de una espantosa sensación fue algo sumamente placentero, dejándole puerta abierta al muchacho que sin demora fue a gozarlo, sin percibir nada, ni siquiera cuando James se asomó para avisarles del supuesto oso, que nunca apareció, dejando a ambos cogiendo hasta que este se corrió dentro de la campista, teniendo a un par de testigos, de semejante faena…

Ya a la distancia, un par de monitores se encontraron, uno era james, el otro se trataba del gordito sabiondo de la noche pasada, al principio este último se mostraba ansioso por revisar algo, pero el primero trataba de detenerlo, así que conversaron:

No me digas, ese desesperado ya se está cogiendo a la gordita – dijo sin cuidado.

¿Cómo lo sabes? – respondió James.

Lo sé, no me sorprende, este maldito campamento tiene algo, con esto lo confirmo, al flaco ese no le voy a confiar la mirilla de Bond, vámonos James, al menos trataste de cuidarlo, pero lo último que debemos hacer es quedarnos cerca, el “General” quiere dar un aviso, y está reuniendo a todos, vine a buscar algunos compañeros, ¿Qué hacías allá? – dijo el Gordo.

Nah, que quieres que te diga, los chicos esos volaron un balón y tuve que ir por el – dijo James enseñando la pelota.

Perfecto, vámonos antes que nos cuelguen a nosotros con ese – dijo el gordo.

Así los 2 se retiraron, a la junta, que no era realmente para dar un aviso, sino para confirmar asistencia, de los últimos en llegar fueron James y el Gordo, pero ambos dieron una excusa válida, y en cuanto al entusiasta que faltó, recibió un castigo, aunque no fue el único, por su indisciplina, pues el llamado General, era un jefe de cabaña encargado de la disciplina, un tipo de lo mas enérgico e intolerante, difícil de tratar, pero si lo tenias de aliado la cosa se relajaba, aunque casi nadie era su amigo, siendo ese un problema, horas más tarde, cercas del horario de cenar, mientras James tomaba los juguetes inflables usados durante la tarde para guardarlos, ya estaba terminando cuando de repente el compañero Gordo se le acercó, y le dijo calmado:

Hey acompáñame James, necesito una mano con una instalación de agua – y el monitor sacó una llave perico.

El chico no se vio muy contento, más trabajo y el cansado acumulado, pero no se podía hacer nada, guardó los juguetes y se fue con su compañero, pero vaya sorpresa que se dio cuando llegaron a la cabaña donde se bañaban las campistas, y era el turno de las niñas a su cargo, así que entendió lo que pasaba, el monitor le hizo seña, mientras le mostraba como quitando un pedazo de madera se quedaba expuesto un azulejo falso, el cual le dejaba ver todo sin ser descubiertos fuera, pero no quiso arriesgarse, así que sacó su celular y comenzó a grabar, mientras este se quedaba al lado del gordo para realmente ayudarle con una pequeña fuga, nada extraordinario, y así fue mejor, pues en un descuido se les acercó una maestra encargada, sospechando que había algún mirón, pero viendo la escena de los 2 encargados bajo suelo entre las tuberías o tras revisar el suelo donde ni un agujero se veía, no quedó falla a su “inocencia”, sólo sellaban una fuga para que no se pudriera la madera, y nada más, hasta quedó la mujer como una neurótica.

Más tarde esa misma noche, James ya estaba en su cama a punto de dormirse, aunque deseaba antes hacerse una paja, se sacaba el miembro para hacerlo, pero antes bien con celular en mano, en silencio total, pues a su lado uno que otro compañero también dormía, se puso a ver la grabación, era casi perfecta, se veían a las niñas bañarse, todos mojadas y escurriendo jabón, no dejaban nada a la imaginación, sus cuerpos en su mayoría pequeños lucían suaves, apetitosos a los deseos del libidinoso chico quien no perdía detalle de nada, por un lado estaba la cegatona de Mariela, que pese a verse algo flaquita lucia un culito bastante apetitoso y redondo, que daban deseos de masajear, además que al estar sin lentes se veía realmente linda, toda una belleza, que deseaba desvirgar a como diera lugar, a su lado ayudándole a no tropezar estaba Pamela, quien viéndola bien, era caderona, pero muy linda, sus pechitos ahora que lo notaba se estaban formando, y no era tan linda, sin embargo al estar esas 2 juntas levantaban el morbo como para pensar en una escena lésbica entre ambas, fantaseando en ambas besándose y tocándose mutuamente, entrelazando sus vulvas en un contacto intimo, o eso de momento imaginó antes que se metiera en escena Rose, quien en vez de usar una barra, traía un jabón liquido, con el cual comenzó a tallarse por todo el cuerpo, masajeando su cuerpo de manera morbosa, al menos así le pareció a James, pues creyó ver como hacía énfasis en sus pechos, aquellos lindos pezones que llamaban mucho la atención, luego su mano pasaba a detrás de sus caderas, acariciándose el culito, grande y redondo, que a más de uno le daba ganas de nalguear, jugaba con sus piernas, pero sólo de momento, pues luego como si estuviera nerviosa empezaba a tocar sus intimidad, logrando ponerse roja, estaba concentrada en eso, cuando alguien más se puso a su lado, y comenzó a platicar con ella, otro gran espectáculo, Luz, quien usaba una fibra para bañarse, pero esta no tenía tanto aire cachondo, aunque su cuerpito era de lo más deseable, sus formas redondeadas siendo cubiertas por el agua, resaltaban de forma erótica, además su pequeño coño lampiño, algo regordete, levantaba el deseo de profanarlo en ese instante, aunque eso no sería lo mejor pues con cierta dificultad, se notaba a Roxana e Isabel situarse algo distantes a las otras, se veían aún con los bañadores, y lo que fue mejor se los fueron quitando dejando a la vista sus figuras, en especial la de la primera que tenía unos pechos enormes para su edad, que tenían un pezón cafecito, se notaba jugar con ellos y moverlos como si fuera una broma, sacudiendo esas formas frente a su amiga, quien se palpaba los suyos como si quisiera compararlos, sin mucha suerte, aunque seguramente en unos años le crecerían mucho más, pero semejante escena en niñas de sólo 10 años, era un deleite, James, hubiera querido estar ahí, para cogérselas, meterles la verga hasta el fondo, desflorar todas esas conchitas, llenarlas de leche, o al menos embarrárselas en la cara, mientras ellas sólo sonreían, sentir sus lengüitas sobre si, al tiempo que las manoseaba, o se las ensartaba, era la mejor fantasía del libidinoso chico, y fue con esta que logró correrse, empapando su mano.

Ahora que sabía dónde estaba la mira de Bond, podría tener material excelente, aunque no era suficiente, estaba decidido a cogerse a una de esas niñas, sin embargo pudiera ser que su suerte cambiara, dejándole un futuro mucho más morboso de lo que jamás sospecho…
 
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