Cami

panzer626

Virgen
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CAMI

Camila tenía 15 recién cumplidos cuando llegó a mi consulta, estaba embarazada de 4 meses por lo que necesitaba que un ginecólogo la revisara. La primera vez que la vi traía puesto su uniforme; una blusa blanca con una falda plisada color marrón, le hacía juego con su pelo castaño claro y sus facciones de niña. Esa tarde vino con el pelo amarrado en 2 colitas que la hacían ver más infantil todavía.
Ella medía 1,50, ojos claros, pechos pequeños y unas caderas en las que apenas se notaban sus formas de mujer, más recordaban el cuerpo de una niña, pero una niña embarazada.


-Hola Cami, pasa y toma asiento-le digo con toda la naturalidad del mundo ante su nerviosismo. No era la primera vez que atendía a niñas tan jóvenes.
-Hola doctor, vengo por mis exámenes, disculpe, pero estoy sola, no va a poder venir mi mamá conmigo.
-No puedo examinarte porque eres menor de edad, no hasta que tenga el consentimiento de un adulto de tu familia.
-No se preocupe- me extiende una nota de autorización y yo le paso un formulario para que me lo firme. La niña estaba muy nerviosa, era su primera revisión como mujer.

Empecé a hacer las preguntas de rutina y otras más, en estos momentos por morbo. De verdad era linda, tenía algo que me hacía desearla. No soy para nada viejo ni mal parecido y realmente la situación me excitaba. Esta vez no iba a usar guantes.

-Dime, ¿es la primera vez que te haces estos exámenes?
-Sí, algo he oído sobre el tema pero nunca he estado antes en esta situación.
-Hora de comenzar, quítate la ropa- le señalo el biombo para que se quite el uniforme pero con los nervios no atinó a hacerlo. Frente a mí se quitó las bragas por debajo de su falda, luego llevó sus manos atrás y se bajó el cierre dejándola caer, dándome una vista de su cuerpo sin nada de la cintura hacia abajo. Yo solo la miraba sin decir nada y ella estaba muy nerviosa. Luego, al ver que no le decía nada, se desabrocha la blusa y se quita la corbata, dejándola en la silla.

Esta niña ahora se encontraba semidesnuda frente a mí, con las manos tras su espalda, solo usando su sostén y las calcetas del colegio. No podía creerlo, una niña de 15 me tenía vuelto loco. Me para para examinarla, la toco y ella siente escalofríos.

-¿Primera vez que estás desnuda frente al doctor?
-Sí
-¿has estado desnuda frente a extraños antes?- le pregunto mientras le tomo la mano y la conduzco hasta la camilla.
-No, pero si con mis compañeras en gimnasia, en las duchas.- eso terminó por calentarme, así que seguí.
-Camilita, necesito que te quites el sostén, voy a oír tu pecho- me puse el estetoscopio mientras ella, con sus piernas separadas se quitaba ese sostén blanco dejando libres un par de pechos pequeños y hermosos. Tenía los pezones rozados y duros, ella también estaba excitada. Hice como que le escuchaba el pecho, era la excusa para tocárselos. Con mi mano izquierda, la sujeto por la espalda y con la derecha masajeé sus senos, la vi morderse el labio inferior. Sin pensarlo mucho estiré mi mano hacia su vagina, tenía muy poco pelo, como si se hubiera depilado hace unos días. Estaba muy húmeda.

Mi pulgar rozó su clítoris y ella dio un suspiro. Estaba muy colorada, con la boca entreabierta, y las pupilas dilatadas. La niña estaba muy pero muy caliente.

Decidí hacerle más exámenes, sólo para poder tocarla más; le tomé la presión, la temperatura y le palpé los pechos bajo pretexto de examen de mamas. Luego le pedí que se pusiera de pie.

-Estás muy bien, deja hacer lo último antes de terminar. -la tomé de la mano y ella me apretaba.
Con una cinta métrica medí el diámetro de su barriga y el del pecho, luego la conduje a la báscula para medirla y pesarla.
-¿Qué pasa Camilita, estás nerviosa?
-Sí, mucho, pero también me siento bien.-tenía sus manos por delante y se presionaba la vagina cuando no la miraba. Esa niña necesitaba masturbarse urgentemente. Decidí jugar más pesado ahora; le saqué las ligas del pelo dejándoselo suelto, puse mi mano derecha en sus nalgas y le dije que se quitara los calcetines, que necesitaba pesarla completamente desnuda. No hizo ningún reclamo y se las quitó, la niña se dejaba hacer lo que yo quisiera.

Tomé sus manos, que ella seguía presionando contra su vagina, y se las puse a los costados, luego la sujeté por las caderas para girarla y medirla bien.

-Terminamos esta parte Camilita, ahora sube a la silla y pon un pie en cada soporte por favor.
Ella caminó lentamente y se subió, dando una vista de ensueño a su pequeña cuevita rosada y húmeda. La abro para meter mi instrumental y ella gime apretando sus pechos con sus manitos delicadas. La miro y ella me mira asustada. Le sonreí y ella se puso roja.
-Camilita ¿con cuanta frecuencia te masturbas?- la niña no sabía dónde meterse.-recuerda que soy tu doctor, no me ocultes nada.
-La verdad, casi todos los días. Antes de irme a clases, me toqué en la ducha.
-¿podrías mostrarme como lo haces? –saqué los aparatos y ahora estaba dispuesto a disfrutar viendo masturbarse a una quinceañera embarazada. Ella tímidamente dirige su mano izquierda a su entrepierna y empieza a frotarse con sus dedos medio y anular. Con la derecha se tocaba los senos mientras se mordía los labios y me miraba apenas con sus ojos entreabiertos.

La observo arquearse, levantando su trasero, lo que me da una excelente vista de su ano, hasta que un gemido tenue anuncia algo de flujo en su vagina. La niña había tenido un orgasmo tremendo, ahora jadeaba y se secaba unas lágrimas que asomaron de sus ojos claros producto de sus dedos.
Metí un dedo dentro de su cuevita para recoger flujo, lo miro y le digo que no hay ningún problema serio, sólo una leve irritación en sus labios vaginales, que es porque quizá se masturba estando algo seca.

Camila ya había perdido el pudor, caminaba desnuda frente a mí como si nada, haciendo preguntas sobre algunos temas de su interés.
Era hora de vestirse, y al igual que al comienzo, deja su vagina expuesta el mayor tiempo posible. Me pide ayuda con el sostén. Se lo abrocho. Ella se pone la blusa, girándose y dejándome ver su trasero. Le alcanzo sus bragas y ella las pone en la mesa. Con las piernas abiertas, se pone sus calcetas, luego la falda y al último las bragas.

Le doy hora para el mes que viene.

-doctor ¿Siempre son así los exámenes?
-si. La mayoría del tiempo
-Entonces volveré.- sonreía con malicia.
 
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