Betty, pasión canina.

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Una noche, después de que Memo se quedara dormido frente al televisor, Betty se encontró sola en la casa. Recordó que Duque, el enorme perro guardián, estaba afuera en su jaula. Una idea traviesa cruzó por su mente.

Betty se levantó sigilosamente de la cama y bajó las escaleras, tratando de no hacer ruido. Abrió la puerta trasera y salió al patio donde Duque estaba encerrado en su jaula. El perro, un enorme pastor alemán, levantó la cabeza al verla.

Betty se acercó a la jaula y abrió la puerta, dejando que Duque saliera. El perro se levantó y se estiró, mostrando su poderoso cuerpo y su miembro erecto, que colgaba entre sus patas. Betty se relamió los labios, sintiendo una gran excitación.

Duque, con su pelaje negro y marrón, se acercó a Betty y comenzó a olfatearla. Ella sintió el calor de su cuerpo y la fuerza de sus músculos contra su piel. Sin dudarlo más, Betty se arrodilló frente al perro y acarició su miembro erecto.

Duke gimió suavemente mientras Betty acariciaba su falo. Su cola se movía de un lado a otro, mostrando su excitación creciente. Betty introdujo el miembro del perro en su boca, comenzando a chupar lentamente.

Duke comenzó a jadear más fuerte, moviendo sus caderas al ritmo de las succiones de Betty. Ella podía sentir cómo su miembro crecía aún más en su boca. En el interior de la casa, Memo seguía roncando sin sospechar nada.

Betty retiró su boca del miembro de Duque, que ahora estaba completamente erecto y goteando líquido preseminal. Se puso a cuatro patas en el piso del patio y levantó su falda, mostrando su trasero y su coño mojado al perro.

Duque no necesitó más invitación. Se acercó por detrás a Betty y comenzó a lamer su coño, su larga lengua recorriendo sus pliegues con avidez. Betty gimió en voz baja, tratando de contenerse para no despertar a Memo.* "Sí... así..." *

Duque posicionó su miembro erecto en la entrada del coño de Betty y comenzó a empalarla con fuerza, haciéndola gemir cada vez más fuerte. Ella tuvo que morderse el labio inferior para no gritar mientras el perro la follaba con violencia.

Betty se agarraba con fuerza a la hierba del patio mientras Duque la cogía por detrás, sus caderas golpeando contra las de ella. El perro gruñía y jadeaba, disfrutando de la caliente vagina de la mujer que le estaba dando tanto placer.

Betty no aguantó más y explotó en un intenso orgasmo, su coño contraído alrededor del miembro de Duque. El perro gruñó y la embistió con más fuerza, hasta que también se corrió, llenando el interior de Betty con su semen caliente.

Betty se quedó jadeando en el suelo, sintiendo el semen caliente del perro goteando de su coño. Duque lamió su espalda y sus nalgas, como si estuviera agradecido por la experiencia. Betty se levantó lentamente, ajustándose la ropa y tratando de recuperar la compostura.

De vuelta en la habitación, Betty se metió en la cama junto a Memo, que seguía roncando. Ella cerró los ojos y sonrió para sí misma, saboreando el placer que acababa de experimentar con el perro. Nadie sospecharía nunca lo que pasó.
 

nicoadicto

Pajillero
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Mar 18, 2025
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Muy buen relato!! Aún en estos tiempos d tanta apertura, la zoo sigue siendo un tema muy tabú pero no por eso, deja de tener muchos adeptos. Felicitaciones por el relato y por animarte a escribir sobre ese asunto
 
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