Betty, Ama de casa. Cap-4

Registrado
Feb 5, 2025
Mensajes
11
Likes Recibidos
13
Puntos
3
CAPÍTULO 4: Adulterio en la arena

Capitulo vinculado
La incestuosa vida de Lupita
CAPÍTULO 5 -Vacaciones incestuosas

Las vacaciones de Lupita están por terminar; su novio David, un hombre citadino, propone a la familia ir de paseo a la playa. La familia completa se emociona con la idea y comienza con los preparativos. Una hora más tarde, ya todos listos, van rumbo a la playa más cercana, una playa pequeña y oculta entre los cerros para tener más privacidad.Los miembros de la familia se dividen en tres autos; en uno va David como conductor, Alejandra como copiloto y en el asiento de atrás van Lupita con su papá y su tío Héctor. En otro auto van Ramón, otro hermano de Luis, y Héctor, como chofer; a su lado, su esposa Lety, una mujer de enormes caderas y nalgas gelatinosas. En el asiento de atrás van Salvador, el tío sacerdote, hermano de Luis, Héctor y Ramón, y a su lado va la chichona tía, Conchita. En el tercer auto solo van Betty y Memo, pues Axcel decidió quedarse para ir con su novia al cine.Al llegar a la playa, todos bajan de los autos y comienzan a bajar las cosas, pero en el momento en que Lupita toca la arena, le surge un deseo por recorrer la playa.
—Vamos a caminar —dice entusiasmada Lupita mientras se arranca la ropa, quedando solo enbikini.
—Sí vamos —contestan al unísono Luis y Héctor, quitándose las playeras, exhibiendo sus grandes barrigas.
—Nosotros queremos ir también —comentan Ramón y Salvador, desprendiéndose de sus playeras también.
—Si vayan, yo me quedo con los demás a preparar todo —contestó David mientras seguía bajando cosas de los autos.
Lupita, sus tres tíos y su papá con su andadera comienzan a caminar por la playa y se pierden a la distancia.Al poner las sombrillas y las sillas, Betty y Conchita se quitan la ropa quedando solo en un diminuto bikini que resaltaba sus exageradas curvas; David y Memo no podían apartar la vista de tan suculento espectáculo.Lejos a la distancia, Betty ve a un grupo de jóvenes jugando volley ball de playa.
—Mira, tía, ¿vamos a jugar? —pregunta Betty a Conchita.
—Si vamos... —responde Conchita levantándose de la silla.
Las dos se empiezan a alejar mientras Memo y David disfrutan de la escena de ver las aguadas y exuberantes carnes de ellas brincar con cada paso. Las gelatinosas nalgas de Betty se temblaban cual gelatinas y las caídas y enormes tetas de Cochita se balanceaban de lado a lado con cada paso que daba.
Al llegar a donde los jóvenes, las dos carnosas mujeres inmediatamente llamaron la atención deLos hombres que de inmediato tuvieron reacción en sus shorts. Betty y Conchita, notando los bultos en las entrepiernas de sus nuevos admiradores, compartieron una mirada y una sonrisa pícara, acercándose más a ellos.
—Oigan, chicos, ¿y si jugamos algo más divertido? —comenta Conchita con tono coqueto mientras acaricia el miembro de uno de ellos.
—Tía, son muchos, ¿nos los repartimos?, tú seis y yo seis —propone Betty a su tía mientras es rodeada por varios tipos.
—Me parece bien. Vamos, chicos, quiero sentir el mar mientras “nos divertimos” —indica Conchita a los hombres que le tocan mientras camina hacia el agua.
—Yo voy a ir a aquellos arbustos, no quiero que Memo me vaya a ver —dice Betty dirigiéndose lejos del mar con el otro grupo de jóvenes.
Al llegar a los matorrales, los hombres se lanzan sobre Betty, manoseándola y tumbándola sobre la arena; Betty no hacía otra cosa más que gozar del momento y del vigor de sus conquistas. Con lo que Betty no contaba era con la presencia de otro grupo de jóvenes cerca de los matorrales, que estaba bebiendo y descansando. Al ver la escena, todos ellos se levantaron e hicieron un círculo alrededor de ella.
Todo comenzó tranquilo; los hombres besaban y lamían el cuerpo carnoso de Betty, pero la lujuria se comenzó a desbordar. Los hombres se colocaron en posición para follarla; uno se puso debajo de ella y metió su miembro en el coño de ella para ser montado, otros dos se pusieron detrás de ella y metieron simultáneamente sus endurecidas vergas en el ano regordete de Betty, otro par se puso frente a ella y metieron al mismo tiempo sus penes en su boca, inflando sus cachetes al máximo. Los demás seguían en círculo esperando su turno para follarla. Las gelatinosas carnes de Betty se sacuden con las embestidas vigorosas de los vacacionistas. Betty esta gozando como nunca, la senzacion de sentirce tan llena la a hecho correrse varias veces, con gemidos sofocados por las vergas que esta mamando intenta rogar por mas.Un grupo de chicos se corre y otro toma su lugar; varias horas pasan y la fila de hombres esperando su turno no parece tener fin.
Mientras tanto, Memo voltea a ver donde estaba el juego de volleyball playero y nota que ya no hay nadie y que ni Betty ni Conchita han regresado. David, Lety y Alejandra comienzan también a preocuparse por Lupita, su papá y sus tíos, y deciden ir a buscarlos rumbo a una formación rocosa a lo lejos. Por otro lado, Memo también comienza a buscar a su esposa y a la tía Conchita, caminando hacia donde estaban jugando. Al llegar al lugar, Memo nota más allá, dentro del mar, cerca de la orilla, a los jóvenes con el agua hasta las rodillas. Decidido va hacia ellos con la intención de preguntar por las mujeres. Mientras Memo se acerca a los jóvenes, notando al acercarse que algo está pasando, sus ojos se abren enormes de asombro al ver a Conchita siendo follada por el grupo de jóvenes que descaradamente a la vista empalan a la mujer sin preocuparse por esconderse. Memo, preocupado por Conchita y su esposa, se apura para llegar al lugar solo para descubrir que ella lo está gozando desbordadamente. Conchita está montada sobre un joven a la orilla de la playa con su coño siendo taladrado mientras otro le está empalando el culo; uno más está metiendo y sacando su miembro de su boca mientras otros dos están siendo masturbados, uno con cada mano de Conchita.
—Cielos, creí que la estaban violando, perdón por interrumpir—dice Memo a Conchita y los jóvenes.
Aún alterado por la escandalosa escena, pero tratando de ser abierto; después de todo, Conchita es una mujer sola, sin compromisos, Memo aclara sus ideas.
—Oiga, ¿y Betty? Supongo que se fue sola para dejarla gozar de sus conquistas. —Pregunta Memo a Conchita, optimista de que su esposa estará por ahí tomando el sol, esperando a que su tía termine para regresar juntas.
Con la boca llena de penes, sus carnes brincando sin control por las envestidas de los jóvenes y sin soltar la verga que tiene en la mano, Conchita señala unos matorrales junto a unas palmeras.
—Gracias, continúen con lo suyo—dice Memo, aún apenado por interrumpir un momento tan íntimo.
Al acercarse a los matorrales, ve a un grupo de jóvenes formando un círculo. Memo, intrigado, se asoma. Dentro del círculo, su mandíbula cae al ver a su amada esposa Betty de rodillas en la arena montando la verga de un joven mientras dos más le empalan al mismo tiempo el ano. Betty lo mira e intenta hablar, pero otras dos vergas en su boca lo impiden. Memo desesperado intenta acercarse, pero unos jóvenes lo empujan para atrás gritándole:
—Hey... espera tu turno. —
Memo en el suelo no pudo más que ver por entre las piernas de la multitud cómo las gelatinosas nalgas de su esposa se sacudían con las embestidas de los jóvenes que se turnaban para follarla. Frases como "Qué ricas nalgotas tiene esta puta" y "Le están dejando el culo bien dilatado" se escuchan entre la multitud.
—Dicen que vino con su familia y que su esposo está más adelante esperándola, pobre infeliz si supiera...—, dice un joven que espera su turno.
Durante un rato, Memo intenta llegar a ella para salvarla cuando escucha:
—No mamen, qué ricas vergas, denme duro—logró expresar Betty sacando por un momento las vergas de su boca. Memo queda impactado al escuchar como su esposa está gozando del gangbang masivo y resignado decide regresar a las sombrillas a esperar que todo termine. Al mismo tiempo llega David con un semblante dpresivo. Los dos se sientan en sillas contiguas.
—No me creerías lo que acabo de ver—dice Memo a David con voz quebrada y depresiva.
—Ni tú lo que yo acabo de presenciar—le responde David mientras lo mira con ojos apagados.
 
Arriba Pie