Aventura Zoofilica de Isa y Elsa (Madre e Hija)

heranlu

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Llegué a San José y de ahí me fui al puerto en donde se realizaban los trabajos en la parte norte del país en el mar caribe.

Al llegar fui a las oficinas de mi empresa, me estaban esperando y me asignaron una camioneta pick up para mi uso, les pregunté sobre algún lugar para hospedarme y me dieron varias opciones, les dije que prefería algún lugar calmado pues el trabajo que tenía que desarrollar era muy intenso y quería descansar cuando no estuviera trabajando. Me dijeron que el puerto no era conveniente, pero había muchas casas que ofrecían pensión a los trabajadores en zonas un poco alejadas, pero no más de 20 minutos en la camioneta, además ayudaba a la gente a tener ingresos extra, me agradó la idea y uno de los oficinistas sacó de su escritorio unas hojas con direcciones, como no conocía el lugar escogí la primera que agarré. Me hicieron un croquis como llegar y partí de inmediato pues estaba muy cansado del viaje y tenía que empezar mi trabajo al día siguiente.

Después de manejar algunos kilómetros, llegué a una población muy pequeña, las casas estaban diseminadas y todas tenían un terreno en donde aprovechaban para tener hortalizas y algunos animales. Pregunté por la casa de Elsa, que era el nombre de la persona que ofrecía la pensión y me indicaron que era la ultima de las casas, era una casa de adobe y se veía un huerto con un gallinero, y atrás, un pequeño establo, me salió a recibir con ladridos, un perro parecido a un labrador cruzado y entonces vi una mujer guapísima que se asomaba a la puerta y con una sonrisa me preguntó que se me ofrecía.

--“Vengo por el anuncio que dejó en la oficina de la constructora xxx, estoy interesado en la pensión que ofrece”—

La mujer salió inmediatamente y con una gran sonrisa me dio la bienvenida.

--Bienvenido señor…--empezó a decir.

--Miguel, me llamó Miguel Salvat, pero llámeme únicamente, Miguel—

--Mucho gusto Miguel, yo soy Elsa Silva, mi casa es muy humilde pero limpia, puede tener un dormitorio para usted solo y ofrezco desayuno y cena en la pensión. —me dijo rápidamente.

Enseguida entramos en la pequeña casa que tenia dos habitaciones, en lugar de puertas tenían unas cortinas, todo el piso era de cemento y en la habitación principal tenían una pequeña mesa y unos sillones con un televisor bastante viejo, la cocina también estaba en esa habitación. Pasamos al dormitorio que era bastante amplio con una cama doble, una mesa con dos sillas y un armario para ropa.

--¿Y el baño en donde está? –pregunté.

Elsa me señaló por la ventana un pequeño cuarto en el patio trasero.

--Allí tiene el baño, es una regadera y un retrete, para lavarse las manos puede utilizar el fregadero de la cocina.

La verdad, la casa era mucho más humilde de lo que imaginaba, pero me gustó la soledad y la limpieza del local, pero más que todo, Elsa, que era una mujer además de guapísima muy simpática y atenta, tenía un cuerpo muy bello, con senos pequeños pero muy firmes, le calculé no más de treinta años.

-- La pensión mensual es de 300.000 colones—Me dijo.

Yo me asombré, pero después de hacer el calculo vi que eran poco más de 500 euros, lo que me pareció muy barato.

Elsa, al ver mi cara de asombro, se preocupó y me dijo que, si se me hacía mucho dinero podía rebajar un poco el precio, yo por supuesto, le dije que estaba muy correcto.

Me enseñó la casa y su parcela, tenia un gallinero de donde me dijo que comería huevos frescos todos los días, también un pequeño corral en donde estaba un burro que se llamaba Jonás y su perro Duque, también me dijo que comería pescado fresco todos los días que ella personalmente compraba directo de los pescadores, y los domingos comería pollo. Por último, me dijo que vivía con su hija que estudiaba secundaria en el puerto y que llegaría por la tarde. Me indicó que me acomodara y que iría a comprar pescado para preparar la cena, yo le dije que era estupendo y que mientras echaría un pequeño sueño pues me estaba cayendo de cansado por el largo viaje.

Esa tarde nada más puse la cabeza en la almohada y quedé totalmente dormido.

No se cuanto tiempo pasó, tal vez tres o cuatro horas, cuando me despertó una sensación de ser observado, y efectivamente, cuando abrí los ojos vi una jovencita extremadamente bella, parada en la puerta observándome atentamente, era muy esbelta y alta para el promedio de esas latitudes, su piel era color canela, con grandes ojos pardos, una nariz pequeña que hacia su cara más graciosa y aniñada y una cabellera hermosa que le caía debajo de los hombros, su cuerpo era muy delgado con los senos pequeños y firmes.

--Hola, me llamo Isa—me dijo con una voz suave y melodiosa pero llena de sensualidad, pues a pesar de su aspecto aniñado destilaba una voluptuosidad muy especial.

--Hola soy Miguel, el nuevo inquilino—le dije

--Si, ya lo sé, me lo dijo mami, pero no me dijo lo guapo que eras, ja, ja. —Me respondió con gran coquetería que la hacía todavía más encantadora.

Esa tarde cené estupendamente, pues Elsa, además de todo, era una excelente cocinera, cada vez la veía más guapa, tenía unos ojos gatunos de color aceituna y un cuerpo delgado con formas tenues y sensuales, pero sobre todo una forma de mirar y hablar que encendía la pasión de cualquier hombre, por otra parte, Isa, había heredado la belleza de su madre, pero multiplicada y tenia una sensualidad natural, en fin, era una Lolita de una película de Kubrick en moreno.

Estaba feliz, había escogido azarosamente el lugar ideal para mi estadía en ese bello país. Cada día me sorprendía más Elsa con sus guisos, era el mismo tipo de pescado, pero se las ingeniaba para que parecieran diferentes, las noches eran muy plácidas y dormía como tronco.

El primer sábado llevé unas botellas de vino español que compré en el puerto y al verlas Elsa se esmeró mucho en hacer una cena de gala, se puso un vestido sencillo pero que la hacían ver como una diosa, y ni que decir de Isa que esa noche parecía que los ojos le brillaban más y cada vez que pasaba junto a mi me rozaba de una forma muy incitante. Después de una opípara cena y con dos botellas de vino de por medio, Elsa y yo nos quedamos platicando largamente, Isa se levantó y se fue a acostar y cuando entró en su cuarto, Elsa la alcanzó y le dijo algo al oído disimuladamente. Esa noche ya con varias copas, me relató cómo había quedado preñada del amor de su vida cuando tenia apenas un poco más de quince años, de un ingeniero portugués que había llegado con una constructora, y el cual, la abandonó antes de que naciera Isa, de tal forma que tuvo una vida muy dura para sacar adelante a su hija, pues sus padres la habían abandonado por no estar casada al quedar embarazada, así que, cuando Isa tenía edad para estudiar su secundaria, empezó a recibir huéspedes para poder solventar su educación, y desde entonces habían estado muy unidas. A medida que pasaba el tiempo platicando, ella me miraba cada vez con más coquetería, o al menos, me lo parecía, y no estaba tan equivocado, pues en un momento en que los dos estábamos de pie, se me acercó de una forma muy provocativa y nos besamos apasionadamente, y así, apenas si llegamos a mi dormitorio, comiéndonos mutuamente a besos y quitándonos la ropa hasta quedar desnudos y caer en la cama. Elsa se lanzó sobre mi y empezó a besarme lenta y apasionadamente, desde mi boca hasta llegar a mi verga, me la empezó a chupar como nadie, cuando se dio cuenta de que no me faltaba mucho, se acostó de espaldas y me recibió en su vulva pidiéndome que la penetrara, estaba anegada de deseo y fluidos, y ya estando en plena cópula, sentí una manos en mi espalda y una lengua que empezaba a recorrer mi espina dorsal, y cual sería mi asombró, cuando vi que era Isa, desnuda y besándome en la espalda, cuando Elsa se dio cuenta de mi sorpresa, me dijo que no me preocupara, que ella y su hija siempre compartían todo, sentí como me abría las nalgas e introducía su lengua en el ojete, era algo que nunca había experimentado y que duplicó el placer que sentía haciendo mis embistes más acelerados mientras la lengua de Isa penetraba más profundo en mi culo.

Tuve una corrida enorme, producto de varios días de ayuno y de estar frente a esas beldades que despertaban mis fantasías más morbosas.

--¿Te gustó el “menage a trois”, Miguel? —Me pregunto Elsa con una sonrisa maliciosa.

--A Isa le encanta hacer esas cosas, ahora, estará esperando que la penetres en el culo que es donde más le gusta—me susurró en el oído jugando con su lengua para después empezar a bajar su cara por mi cuerpo hasta llegar a mis pies y empezar a chupar uno a uno mis dedos mientras Isa se subía encima de ella en posición sesenta y nueve.

--¡Métemela en el culo!, ya no aguanto más—me dijo la niña alzando el culo invitándome a encularla.

Yo ya estaba completamente empalmado al ver semejante escena llena de erotismo, y parándome en la orilla de la cama empecé a penetrar a la jovencita por su agujero más estrecho, sin embargo mi verga se deslizó como si fuera un guante y sentí también la lengua de Elsa que pasaba alternativamente del coño de Isa a mi verga que penetraba profundamente el ojete de su hija, cuando la sacaba ligeramente, Elsa la terminaba de sacar para metérsela en la boca y chuparla, para luego volverla a acomodar en el culo de Isa, quien emitía pequeños gritos de placer y empezó a vociferar

- ¡Métela más, cabrón!¡Pégame!¡Cógeme!¡Dime que soy una puta! —

En ese momento empecé a darle nalgadas, cada vez más fuertes hasta dejarle las nalgas rojas y me corrí dentro de sus intestinos.

Isa cayó encima de su madre y pegó su boca en su coño chupando los restos de mi esperma, mientras, ella me tomó de las caderas y abrió la boca, cosa que tomé como una invitación y le metí mi verga recién salida del culo de Isa y la empezó a chupar hasta dejarla limpia.

Después. caímos agotados a reposar un rato tendidos en mi cama y abrazándonos.

Desde ese momento toda nuestra relación fue diferente, al estar reposando, Elsa me empezó a narrar parte de su historia:

“ Desde hace unos cuatro años, como te decía, empecé a tener huéspedes, el primero fué un hombre como de 50 años, brasileño y casi negro, era jefe de mantenimiento de una de las empresas del puerto, ya para entonces estaba necesitada de un hombre que me satisficiera sexualmente, yo siempre he sido una mujer muy caliente y tenia que utilizar cualquier cosa para satisfacer mis instintos, así que la llegada de Joao, que así se llamaba el brasileño, vino a aliviarme mucho y también sirvió para que Isa que es tan sexual como yo, empezara a vivir plenamente y gozar con su cuerpo.

Joao era un hombre muy lujurioso, tal vez demasiado perverso en sus vicios, pero a mí me satisfacía mucho y me enseñó distintas formas de gozar con el sexo y de quitarme los tabúes con que nos han educado nuestros padres, y yo quería que Isa también fuera una mujer liberal, sin tabúes y que gozara del sexo en todas sus formas, y así fue. Joao estuvo viviendo cerca de un año con nosotras, en ese tiempo experimentamos muchas cosas con el o con las personas que a veces invitaba.

Pero ya te iré contando todas esas cosas y lo que pasó con los que le siguieron”.

Yo me quedé con la curiosidad de saber qué cosas utilizaba Elsa para satisfacerse antes de llegar Joao a su vida y que cosas experimentó ella y su hija posteriormente. Después aclararía esas dudas.

Mientras Elsa me contaba parte de su historia, Isa me mamaba suavemente la verga. A partir de ese momento vivíamos muy libremente, generalmente estábamos desnudos en la casa y cada noche teníamos sexo, ambas eran incansables. También empecé a conocer los vicios o preferencias de Isa.

Una tarde, que entré al cuarto de baño a orinar, Isa se estaba bañando, al verla me disculpé y me di la vuelta y empecé a salir, entonces me dijo que me quedara, que no le molestaba, así que me paré frente al retrete y empecé a orinar, mientras, ella salió de la ducha y se hincó a mi lado, yo me turbé un poco pero me dijo que le gustaba verme mear, entonces, antes de terminar, agarró mi verga y se la metió en la boca tomando el ultimo chorro, cuando terminé, me miró y me dijo que le gustaba mucho que le meara en la boca y beber mi orina, luego se agachó al retrete y empezó a lamer toda la orilla en donde había salpicaduras. Al acabar levantó su cara y relamiéndose me dijo que a su mami le gustaba que estuviera limpito.

- ¿Te gusta mear en mi boquita Miguel? —Me preguntó Isa poniendo cara de niña traviesa.

--Me encanta, Isa, se me hace muy morboso, ¿Quién te enseñó esas marranadas? —

Le pregunté tomándola de la cara dándole un beso en la boca que aún conservaba el olor y sabor de mi orina.

--A mi también me da mucho morbo, me lo enseñó Joao, diario meaba en mi boca y me ordenaba, cuando recibía a sus amigos a jugar póker, que los acompañara al baño cada vez que tenían ganas y los limpiara después de mear, ja, ja, ¡me encantaba!

--¡Y que más te enseñó, querida!, ¿más porquerías? —le dije.

--Ja, ja, ni te imaginas, pero ya te las iré diciendo a su tiempo—me dijo con cara pícara guiñándome el ojo.

El viernes siguiente pude salir más temprano del trabajo y llegué a casa como dos horas antes de lo acostumbrado. Me pareció algo extraño no oír ruidos, como si no hubiera nadie, incluso “Duque”, el perro, que siempre salía a recibirme moviendo su cola, no salió. Pensé que tal vez habían salido a comprar pescado. Entré silencioso y oí algunos ruidos raros en el dormitorio de Elsa, entré como siempre, sin zapatos y sin hacer ruido, y cuando estaba en el umbral del dormitorio, la cortina estaba abierta y entonces vi el espectáculo más morboso de mi vida. Elsa se encontraba a cuatro patas sobre Isa en posición 69, ambas completamente desnudas, y “Duque”, montado sobre la espalda de Elsa follandola furiosamente mientras Isa lamia alternativamente el coño de Elsa y la verga del perro. Estaban tan ensimismadas, que no se dieron cuenta de mi presencia hasta pasar varios segundos en que me vio Elsa parado en la puerta observándolas mientras me masturbaba, me miró con cara lánguida, pero sin sorprenderse y me hizo una señal para que me acercara. El olor que impregnaba la atmosfera era de sexo humano y canino, penetrante e incitante a la vez. Me paré delante de Elsa con la verga en mi mano, acercándola a su boca, ella no tardó en aceptarla y la empezó a lamer como si fuera una perra y luego la mamó completa, yo no aguanté más y eyaculé profusamente en su garganta, una vez que hubo tragado toda mi simiente se destrabó del perro diciéndole:

--¡Ya duque!, ahora le toca a la pequeña—

Isa se levantó y me abrazó dándome un beso en la boca con sabor al coño de Elsa y a lo que debían ser las secreciones del perro, esto me hizo acrecentar todavía más mi lascivia.

--¿Quieres ver como me folla el perro?, te va a poner muy calentorro—me dijo.

Enseguida ella se puso en cuatro patas encima de Elsa de la misma manera que habían estado, pero ahora Isa arriba, entonces el perro, que sabia perfectamente lo que debía hacer, se montó sobre Isa y la empezó a follar con ayuda de la lengua de Elsa, esta vez le tocó a Isa recibir mi verga que se había empinado nuevamente, en su boca ansiosa.

Al terminar acabamos todos en el piso una a cada lado mío, hasta el perro, que parecía agotado estaba echado a los pies de sus amas.

Isa acercó su rostro al mío y me dijo suavemente:

--Esto también me lo enseñó Joao, pero mi mami ya lo hacía anteriormente—

Elsa, del otro lado de mi cara oyendo a Isa, me dijo.

--¿Quieres saber que otra cosa aprendió Isa? —

Isa se rio y dijo:

--No mami, ¡deja que lo cuente yo! —

Eso hizo crecer mi curiosidad y les dije que lo contara cualquiera pero que ya lo hiciera.

Isa continuó con voz melodiosa muy quedamente:

--Después de varias semanas enseñando al perro a montarme, quería probar otras cosas, pues su perversidad iba en aumento y entonces…nos dijo que ahora nos tocaba aprender a mamar verga de burro, al principio a mi mami le pareció muy exagerado, pero el insistió, yo por mi parte estaba muy ilusionada, así, un día, amarró al pollino de sus cuatro patas para evitar que nos soltara una coz y primero fue mi mami la que poniéndose abajo agarró la gran verga y la empezó a menear como le indicó Joao, la verga del animal empezó a crecer dejando ver una cabeza negra como hongo, yo estaba estupefacta viendo la tremenda estaca de Jonás, entonces mami empezó a lengüetear su glande mientras el burro se ponía más nervioso y su verga se ponía dura y echaba chorros de líquido denso y oloroso, Joao nos dijo que era el lubricante que echaba para poder aparear a la hembra, mami pego su boca y tomó un poco pero hizo cara de asco y lo escupió, pero yo era más valiente y ya estaba bien excitada y les dije que quería probar… pero mejor quiero que mañana lo veas todo en vivo y a todo color, ja, ja, ¿Verdad mami, que le haremos una demostración a Miguel? —ella asintió riendo

--Me has puesto muy excitado con tu historia Isa, pero cuéntame más de lo que te enseñó Joao—le dije muy interesado.

--Tenemos mucho tiempo, te adelanto que son muchas las cochinadas que nos enseñó, y sobre todo a Isa le gustaron mucho, ja, ja. —Me dijo Elsa que ya estaba tratando de levantarme la tranca a base de unos dedos juguetones.

--También algunas veces traía algunos amigos a jugar póker y yo les servía las cervezas mientras Isa estaba bajo la mesa y les chupaba la pija—

Isa me besó y continuo el relato de su madre.

--Me gustaba mucho y también distraía a los amigos de Joao para que ganara, ja, ja, y luego…cuando alguno se paraba para ir al retrete y tenían que salir de casa, mi mami me decía que los acompañara, a mi me gustaba agarrarles el pito mientras orinaban o me hincaba frente a ellos cuando estaban sentados en el retrete y se las mamaba mientras cagaban, esto se me hacía muy morboso y me mojaba todita. A ellos les encantaba ir a mear y como tomaban mucha cerveza se la pasaban yendo al baño.

Elsa continuó:

--Joao estuvo cerca de un año viviendo aquí, después llegó Don Mateo, un ingeniero ya bastante mayor, era argentino, al pobre no se le levantaba, pero era muy libidinoso y le encantaba excitarse viendo marranadas…el gozaba viendo como nos chupábamos mutuamente y después nos mamaba la cuca, nos hacia gozar, aunque claro, nos faltaba una buena tranca, así que, también se aficionó a vernos como follábamos con el perro y…verás, todas las semanas nos entrega el pescado y el marisco un trabajador del puerto, es un pobre señor que se dedica a cargar cosas y dejar mercancía, el pobre huele muy mal, no sabes si es el pescado que trae o si es él. El caso es, que un día, lo vio Don Mateo y se le ocurrió que podríamos darle un espectáculo con el pobre hombre, así que, cuando llegó a entregar la mercancía, lo invito a tomar unas cervezas en la casa, nosotras ya sabíamos el plan y pasamos a servirles completamente desnudas lo que casi le da un infarto al pobre hombre, después de varias cervezas, Don Mateo le preguntó si le gustábamos, el pobre hombre casi no podía hablar entre la emoción y las cervezas que se había tomado, así que, Don Mateo, empezando a desnudarse, le dijo que hiciera lo mismo, pues le tenía una sorpresa, imaginando lo que sería, el hombre se desvistió rápidamente dejando ver un cuerpo regordete y mugroso, tenía una verga larga y gorda cubierta con un gran prepucio y estaba todavía flácida, entonces Isa, que es muy marrana, se arrodilló delante de él y empezó a subirle el pellejo que le cubría el gran hongo, dejando ver un glande negro cubierto con una capa de mantequilla apestosa producto de meses sin lavar, como sabes, mi pequeña no le hace ascos a nada, al contrario, le excitó aquel olor a marisco podrido y se apresuró a mamarlo y comerlo como si fuera un manjar, el pobre hombre yo creo que no había tenido una hembra por años y estaba sudando de la emoción tomando a Isa por la cabeza, mientras, yo estaba a su espalda y le empecé a lamer todo el sudor que lo bañaba, bajando hasta sus nalgas, pero la verdad no me atreví a más, pues al abrirle las nalgas sentí la peste y vi lo sucio que tenía el ojete y pese a la insistencia de don Mateo que me gritaba que le mamara el culo, no pude hacerlo, después descargó una gran corrida en la boca de la niña que no sé cómo, pero se tragó hasta la última gota, después de esto, cada semana que venía Amancio que así se llama el hombre, tenía su ración de boca de Isa, y ¡hasta llegó a lamerle el culo la marrana!.”.

Pero ahora dormiremos me dijo Elsa, que mañana te tenemos una sorpresa.

Al día siguiente que era sábado y tenía todo el día libre, me dijo Elsa que Isa quería ir a la playa y me preguntó si quería acompañarla pues ella se sentía un poco indispuesta, pero que antes pasáramos al establo que tenia una sorpresita para mí, yo ya me imaginaba que era, así que rápidamente le dije que sí, cuando entramos al establo, ya Elsa había amarrado las patas del burro y lo tenía amarrado a un poste, junto estaba una burrita que había llevado para la ocasión y que ponía muy inquieto a “Jonás”, Isa iba desnuda y muy contenta me dijo:

--Mmmm…ahora vas a ver en vivo lo que te contamos ayer y que me gusta mucho ja, ja. —

Elsa se paró al lado del burro acariciándolo, sosteniendo una jarra, mientras Isa se puso debajo en cuclillas y empezó a acariciar el miembro del animal, que por lo visto le gustaba y estaba acostumbrado, la tranca se le empezó a levantar dando golpes en su panza, entonces Isa la agarró y se la llevó a la boca tratando de meterse aquel hongo negruzco que no cesaba de lanzar chisguetes de líquido, la joven apretó el glande de tal forma que consiguió metérselo completamente mientras con ambas manos le hacia un movimiento de arriba abajo, yo estaba petrificado viendo a la chiquilla mamar aquella verga, los líquidos rebasaban las comisuras de sus labios en grandes cantidades, pasaron varios minutos hasta que el burro empezó a rebuznar y a moverse como si estuviera cruzándose, y de repente, echó una cantidad muy grande de esperma amarillenta y muy densa que la chiquilla no pudo retener en su boca y separando aquella verga que parecía una manguera, la depositó, todavía convulsionándose, en la jarra que aguantaba Elsa.

El olor fuerte y penetrante inundó aquel lugar, Isa, con su carita chorreando de lefa de burro, se acercó a mi con la jarra que contenía casi medio litro del esperma animal, se paró frente a mi y depositó la jarra en el suelo mientras se hincaba y tomaba mi verga a punto de explotar después de haber presenciado la escena más lúbrica que jamás haya visto y sentí como, su boca completamente lubricada del esperma del burro, envolvía mi verga, aquello era el paraíso, pero no fue todo, sacando mi verga de la boca, la sumergió en la jarra para sacarla toda embarrada y goteando de lefa y metérsela en la boca nuevamente, esto lo repitió varias veces hasta que no aguanté más y cuando empezaron mis convulsiones previos a la eyaculación, Isa, diestramente se la sacó de la boca y la acercó a la jarra para que depositara mi esperma revolviéndose con el esperma animal.

--Mmm, así me va a saber más rica—Me dijo dándole un ligero sorbo.

--Mañana estará mejor, guardaré un poco para mi desayuno—

Elsa se acercó riendo y me dijo:

--¿Ya te diste cuenta de que tan marrana es esta niña? —y me dio un beso profundo en la boca jugando con su lengua en mi paladar.

--Te sabe al esperma que te depositó Isa, ja, ja. ¿Te gustó? —

--me gusta todo lo que sabe a ustedes—le respondí.

Esa tarde nos fuimos a la playa Isa y yo, eso dio pie a que me contara algunas cosas más de su vida. Nos tumbamos en la arena, Isa se tumbó a mi lado, llevaba una tanga muy pequeña y hacia top les, sus pequeños y firmes senos brillaban con el sol, la admiré detenidamente, ella se dio cuenta y sonrió, acercó su boca y me dio un beso húmedo y cálido.

--¿sabes lo que voy a hacer con la jarra que guardé? —Me preguntó con picardía.

--No sé, me imagino que alguna marranada—Le dije riendo.

--Escucha, cuando nos acostemos, le echaré un poco en el coño de mami para que pase toda la noche húmeda, y luego, al despertar, se pondrá a horcajadas sobre mi boca y me dará a beber lo que quede, ¡Puro jugo de marisco!, eso me da mucho morbo y me pondrá bien caliente, así que luego me pasaré a tu cama y haremos el amor. —

--Y te estaré esperando—

--Eso también me lo enseñó Joao, durante una semana juntaba el semen que le chupaba y lo mezclaba con el de Jonás, pero además le echaba un poco de sus meados y de los míos, le llamaba cóctel de marisco, porque olía a eso. Luego me lo hacia beber, eso lo excitaba mucho.

Siempre se le ocurría algo sucio, y yo lo disfrutaba pues mi madre no es tan marrana como yo.

--¿quieres verme haciendo una marranada? —Me preguntó con cara lujuriosa.

--¿Más que la de Jonás? —Le pregunté sonriendo.

--Ven—Me dijo tomándome de la mano y encaminándonos hacia una casucha junto a uno de los bares playeros pero que estaban casi desiertos.

--Aquí, una vez me trajo Don Mateo, y me enseñó a hacer algo que vas a ver, aquí están las letrinas del bar—

Entramos a un cuarto que apestaba a orines, tenía un canal en toda la orilla en donde se orinaban los clientes del bar, se veía que no la limpiaban nunca.

--Ahora te voy a masturbar y quiero que eches tu leche en el caño—Me dijo muy excitada. Y poniéndose hincada en aquel suelo lleno de orines empezó a mamarme como solo ella lo hacía, parece mentira, pero el olor de los meados y suciedad, hacía todo muy morboso y no tardé mucho en empezar a sentir que me corría, Isa, sintiéndolo, sacó mi verga de su boquita y la dirigió hacia el caño en donde solté una eyaculación impresionante, entonces pasó lo que no me imaginaba, Isa poniendo sus manos en el suelo acercó su cara al caño lleno de meados anónimos de varios días y en donde flotaba mi eyaculación y con la lengua empezó a lamer hasta terminar comiéndose todo el semen revuelto con los meados.

Después se paró frente a mí y me dijo:

--¿te gustó? ¿te excitaste?, dime que te dio tanto morbo como a mí—

No pude negarlo, era como ver a un cisne en el fango y salir de él con el plumaje limpio, así era Isa, podía hacer las cosas más sucias y después estar tan bella, limpia y candorosa, como una virgen.
Después de ese día en la playa con Isa, nos volvimos más cercanos, conocíamos bien lo que nos gustaba a cada uno, nuestras preferencias, tanto de Isa como de Elsa, pero especialmente de Isa.

Cuando les dije que me quedaba únicamente un mes más de trabajo en Costa Rica, se pusieron muy tristes y trataron de agradarme aún más. Al final, conseguí que me dieran dos semanas de vacaciones al terminar mi labor, cosa que madre e hija lo tomaron muy bien. Era verano y era época de vacaciones para Isa, así que pasábamos todo el día juntos cuando terminaba temprano mis labores.

Fue en esos días cuando me contó que tenía una hermana menor, hija de su padre y que vivía con su madre en una ciudad vecina:

--Mi hermanita se llama Jessy, tiene como dos años menos que yo, pero últimamente hemos intimado más por internet, ya le conté de mi gusto por los animalitos y ella al principio, se escandalizó, pero después, me confesó que también le excitaba pensar estar follando o mamándosela a un perro, y hasta me dijo que cuando estuviera de visita conmigo le gustaría experimentarlo, la verdad, a mí también me excitó la idea y le conté de ti, y como nos la pasábamos de bien mi madre y yo, incluso le conté lo del perro y el burro y le dio mucha ilusión conocerte, y creo que puede hacerse realidad ¿no?, ¿Cuándo empiezan tus vacaciones?.

--. En una semana ya estaré libre para estar todo el tiempo contigo, con tu madre y … ¿Por qué no?, con Jessy. Ja, ja.

Isa se puso feliz y me dijo que esa misma tarde le diría a su hermana que viniera esos días.

--¡Vas a ver que bien lo vamos a pasar!, y tú querido—me dijo besándome—tendrás dos perritas para ti solito todo el día, ja, ja. —

Los días subsecuentes se me hicieron eternos, no veía la hora de estar en casa de mis amantes todo el día, hacer de todo con ellas, experimentar todo lo que nos imaginábamos sin ningún límite ni prohibición.

El día anterior a mi último día de trabajo estaba acostado reposando con Isa y Elsa, entonces, Isa, acariciando mi verga me dijo:

--Mañana tendrás una sorpresa cuando llegues—

--¿sí? -Pregunté fingiendo lo que ya me imaginaba—

--¡Si!, tendrás dos perritas a tus pies cuando estés acostado—Me dijo Elsa con una sonrisa.

--Y la mami, viendo que hagamos todo lo que nos ordene hacer nuestro amo—terminó.

Esa noche casi no pude dormir, pensando en lo que me esperaba, que además fue mejor de lo que podía imaginar.

Al día siguiente, tomé todas mis cosas de la oficina y fui a comprar varias botellas de champagne y vino, para festejar con mis dos preciosidades y su invitada y pasar dos semanas en éxtasis permanente.

Llegue un poco más tarde de lo habitual y ya estaba Isa y su madre esperándome sentadas en la mesa, como siempre, me esperaban únicamente con una blusa muy pequeña suelta y normalmente Isa sin ropa interior, Elsa tomo mis cosas para guardarlas y me pidió que me sentara. Entonces llamó:

--¡Jessy!, ven, que ya está aquí Miguel y quiere conocerte—

La chica salió del dormitorio de Elsa y era guapísima, también llevaba únicamente una blusa semi transparente y me imaginé que abajo no llevaba nada, me la imaginaba guapa por ser hermana de Isa, pero no tanto, era casi tan guapa como ella, un poco más alta y con los pechos ligeramente más grandes lo que la hacia aparentar más edad de la que tenía.

Se acercó sensualmente y me dio un beso muy húmedo en la mejilla rozando mis labios ligeramente, lo que hizo sonreír a Isa.

--Caray, disculpa mi apariencia, estoy todo sudado y sucio después del trabajo—Le dije

Inmediatamente se acercó Isa y me dijo al oído no tan quedo para que todos lo oyeran.

--No importa, querido, después tendrás dos lenguas que te limpiaran todito…-

Yo me senté junto a Isa y enfrente de mi Jessy y Elsa.

Esa cena fue de lo más afrodisiaco, Elsa, además del pescado llevó ostras vivas que estaban deliciosas, pero lo más delicioso fue, que Isa, cada vez que se metía una en la boca la retenía haciendo movimientos provocativos y sensuales con su boca y me miraba lujuriosamente haciéndome casi tener un orgasmo, Jessy, imitándola, hizo lo mismo, mientras Isa, disimuladamente metió la mano debajo de la mesa, sacó mi verga del pantalón y me la empezó a menear, mientras Jessy, con su pie descalzo me acariciaba las piernas sensualmente por debajo, Elsa observaba todo pícaramente haciéndose que no se daba cuenta de los juegos eróticos de las niñas.

Después de tomarnos la botella de champagne, Isa me tomó de la mano y me llevó al dormitorio, se desnudó provocativamente mientras yo hacía lo mismo. Me tumbó boca arriba en la cama, se hincó delante de mí y tomó mi verga en su boca, me la empezó a mamar como solo ella lo hacía, entonces vi a Jessy entrar desnuda y arrodillarse junto a Isa, de tal forma que ambas empezaron a mamármela hasta casi tener un orgasmo, Isa, sintiendo que ya estaba cerca mi explosión, se levantó y me indicó que hiciera lo mismo, entonces se acostó boca arriba con su cabeza hacia la orilla de la cama y le indicó a Jessy que se acostara sobre ella en posición 69. Yo tenia una vista de lo más lujuriosa, el coño núbil de Jessy y abajo la cara hermosa de Isa, quien me dijo:

--¡Fóllatela, querido!, mientras la lubrico con mi lengua—

No me lo dijeron dos veces, enseguida acerqué mi verga a punto de reventar al coño encharcado de la pequeña Jessy, antes de penetrarla, pasó por los labios de Isa quien la ensalivó y esparció todos los líquidos pre seminales alrededor del glande. La penetré lentamente, pero se hundió con toda facilidad por los líquidos de ambos, yo sentía la lengua de Isa yendo del coño de Jessy a mis huevos e incluso continuando hasta mi ojete en donde la metía levemente, cosa que me encantaba y me calentaba muchísimo. Fue una follada espectacular, derramé una gran cantidad de esperma en el coño sediento de la jovencita, desparramándose hasta la boca de Isa que tragaba pasionalmente.

Cuando salí de ella caí a su lado y nos abrazamos los tres, cuando vi a Elsa entrar con un plato.

--Les traigo el postre queridos, lo necesitáis después de tan tremenda follada, ja, ja. —nos dijo

--Tú Jessy ponte boca arriba y dobla las piernas para que no se te salga la leche que te depositó mi querido Miguel—Dijo Elsa.

Entonces, quedando en esa posición, Isa se sonreía porque sabia que es lo que tramaba su madre.

En el plato, Elsa llevaba varias almejas pequeñas ya sin concha y las fue depositando en el coño de Jessy.

Yo fui el primero en comérmelo, después siguió Isa, seguida de Elsa. Después le tocó a Isa y luego a Elsa servir de platos para las almejas.

Este ha sido uno de los banquetes más afrodisiacos de mi vida y fue una fiesta de bienvenida a Jessy que nunca olvidará.

Así fue el primer día, después empezarían las experiencias zoo de Jessy.

Al día siguiente, Isa me dijo que ya había platicado con Jessy respecto a sus gustos zoo, y que estaba dispuesta a probar, es más, que estaba sumamente excitada, aunque temerosa.

--Mira querido, vamos a preparar la iniciación de Jessy, me voy a poner en cuatro para que me folle “Duque”, mientras, mi mami estará debajo lamiéndonos como nos gusta, y tu estarás con Jessy observándonos también en pelotas y calentándola con los dedos como solo tú sabes ¿De acuerdo? —

Pusieron una gran colchoneta en el piso, el perro, que ya estaba adiestrado en estos menesteres, inmediatamente se puso inquieto al oler el coño chorreante de Isa, empezando a lamerla como si fuera miel, ya estaba bien empitonado y soltaba chisguetes de líquido lubricante denso y ambarino, entonces Isa agarró la verga del perro y se la empezó a chupar. Para esto, Jessy y yo estábamos observando a un lado, la chiquilla no se perdía nada y estaba visiblemente excitada, me agarraba la mano y me la apretaba muy fuerte cada vez que oía gemir a madre e hija, nos recostamos en la cama sin perder un ápice de la imagen lúbrica con el perro, Jessy llevó mi mano hasta su coño ya completamente encharcado y empecé a acariciar su clítoris hasta sentir como apretaba mi mano con sus piernas y tenía un orgasmo.

Entonces Isa, que se la chupaba al perro, se separó un momento a escasos centímetros para que viéramos como, el chorro de líquido seminal, caía en su boca llenándola, y cuando estaba a punto de rebosar, llamó a Jessy con la mano para que se pusiera al lado, cuando estaba su cara junto a la suya, la tomó con ambas manos y la beso en la boca compartiendo el semen canino, la escena era de lo más morboso que había visto, viendo la cara de satisfacción de ambas chiquillas mientras degustaban la leche del perro, entonces se separaron, ya ninguna tenía nada en la boca, Jessy se acomodó a mi lado y me besó en la boca, tenía un sabor algo amargo y dulzón y su boca estaba completamente lubricada, lo que me causó una sensación muy placentera. Mientras, Isa se acomodó en cuatro patas para que el perro la montara y la empezó a penetrar con la ayuda de Elsa que ya estaba en posición 69 con su hija, el perro seguía con sus movimientos copulatorios penetrando el coño sediento de Isa cada vez más, hasta que Isa soltó un pequeño quejido y su madre exclamó:

--¡Ya metió toda la bola!¡métesela hasta el fondo a esta puta! —

Isa estaba sumamente excitada, la imagen era de lo más sucia y perversa, Jessy se volteó ligeramente y me besó lúbricamente en los labios, metiendo su lengua todo lo que podía y me dijo:

--¡Diles que quiero que también me coja el perro! —

Entonces Elsa se salió de su sitio y llamó a Jessy para que ocupara su lugar, la chica obedeció enseguida para poder ver el coito bestial en primera línea. La cara de la pequeña quedó a escasos centímetros del coño de Isa y delante de sus ojos veía el tremendo vergón del can, completamente incrustado dentro de Isa, los movimientos del perro ya habían cesado, y Jessy veía estupefacta como se desparramaba la leche perruna de la vulva inflamada, lo que hizo que Jessy acercara su boca hacia los sexos acoplados y sacando la lengua empezó a lamer apasionadamente la lefa del perro mezclada con los jugos de su hermana. Isa al verme a escasa distancia y con el nabo a punto de reventar me llamó para ponerme delante y metérsela en la boca y ella empezó a mamar con verdadera pasión haciendo que eyaculara profusamente dentro y que ella tragó con fruición. Después, el perro se desencajó produciendo un sonido de ¡Plaf!, y salió un borbotón de leche del coño de Isa, Jessy inmediatamente pegó su boca para devorarlo, mientras, el perro todavía seguía empalmado por lo que Elsa le dijo a Jessy que era su turno antes de que se enfriara el can. La niña se puso en cuatro, esta vez con Isa abajo, y el perro con ayuda de Elsa la montó metiéndosela con toda facilidad en el coño completamente lubricado y empezó a gritar:

--¡Métela toda!, ¡métemela hasta el fondo! ¡Reviéntame! —

Isa, abajo, lamia como poseída los sexos de su hermana y la bestia.

--¡Mami! ¡Ayúdalo a que meta la bola! —Gritó Isa.

Entonces Elsa con una gran maestría tomó los huevos del perro y lo empujó hasta quedar la bola del miembro perruna completamente dentro del coño de la pequeña que gritaba de placer y dolor.

Estuvieron cruzados un rato, lo que aprovechó Isa para lamer la cópula y beber el esperma derramado del perro, Jessy estaba en éxtasis y únicamente murmuraba:

--soy una puta, una marrana, ahora quiero que me den por el culo—

Yo me puse delante de la chiquilla y acerqué mi verga a su boca murmurante y se la metí en la boca, ella empezó a chupar como si le fuera la vida en ello, mientras Elsa con las manos en la cadera decía:

--¡Miren!, la chiquilla resultó mas puta que su hermana—

Entonces tomó al perro y lo desengarzó de la vulva sedienta de Jenny quien dio un pequeño grito al sentir que la bola salía, y al igual que anteriormente, Isa aprovechó para beber de la fuente el esperma de perro. Elsa llevó al perro delante de la niña y ocupó mi lugar en la boca de la joven ninfómana, Jessy mamó aquella verga con verdadera pasión como si se la quisiera comer, lo que provocó un aplauso de todos pues se la metió hasta la empuñadura, y después caer agotados en la cama con un olor a sexo que inundó el cuarto y provocó que siguiéramos besándonos y lengüeteándonos todas las secreciones que embarraban nuestros cuerpos.

Los siguientes días, fueron de orgia canina, éramos incansables y Jessy ya se había vuelto adicta a la verga de perro, una tarde mientras reposábamos me dijo:

--Quiero que me encule “Duque”—

--Si, si, ya es tiempo de que sepas lo que se siente tener una verga en el culo, más si es de perro, a mí me encanta—dijo Isa dándole un beso.

--Además vas a hacer un sándwich con Miguel y “Duque”—

--¿Un sándwich? —preguntó Jessy.

--Si querida, o sea un trio, mientras miguel te folla por el coño, el perro te la mete en el culo, ja, ja. —

Jessy puso cara de sorpresa, pero inmediatamente dijo estar lista.

Esa vez me recosté de espaldas en la orilla de la cama y Jessy se sentó de frente a mí a horcajadas sobre mi verga. Mi polla resbaló materialmente dentro de la vulva ya bien lubricada de la niña, y cuando estaba completamente adentro se recostó encima de mí, de tal suerte que su culo quedaba completamente expuesto, entonces Elsa, que tenía mucha experiencia, subió al perro en la cama e hizo que montara a Jessy, Elsa guio con maestría la verga canina hacia el pequeño agujero de la pequeña mientras estaba echando sendos chorros de lubricante, al principio la verga empezó a penetrarla fácilmente, pero después le costó trabajo dado la estrechez del ojete de la pequeña, pero entonces Isa lamió profusamente el culo y la verga penetró hasta el fondo, ocasionando que Jessy gritara, no sé si de placer o dolor, pero el caso es que yo sentía que mi verga estaba junto a la del perro, claro, separada por una membrana natural.

Estábamos gozando muchísimo, Jessy, pasado el primer embiste, lloraba de placer gritando que quería que se lo metiera más, pero no era posible, ambas vergas estaban metidas hasta la empuñadura. Isa, como pudo, se hincó a orillas de la cama y metió su cabeza para poder lamer mi verga que entraba y salía y luego pasar al culo de Jessy para lamer el coito anal.

El perro fue el primero en salirse, dejando el culo de la pequeña Jessy completamente dilatado y encharcado de esperma que Isa saboreó pegando su boca.

Yo no aguanté más y eyaculé profusamente dentro de Jessy.

Después de reposar un rato tomamos fuerza y esta vez Isa ocupó el lugar de Jessy, así ambas perritas fueron enculadas y tomaron su ración de leche.

Ya reposando en la cama me dijo Isa:

--Creo que mañana ya estará lista para el burro…

Al día siguiente me despertó una dulce sensación, era Isa chupándome la polla delicadamente. Levanto su cara y acercándose me dijo:

--Me encanta chupártela en la mañana, tiene un sabor y olor más penetrante y sexual, me gusta lamértela en los pliegues después de descapucharla y buscar con la lengua vestigios de semen y fluidos convertidos en un rico requesón—

Nos besamos intensamente, sentí el olor y sabor de su boca que me encendió más.

--Mami ya está preparando a Jonás—Me dijo quedamente mientras Jessy seguía durmiendo.

--Ven vamos a ayudarla—

Salimos al patio en donde Elsa había colocado una especie de lona ahulada en el piso y ya había amarrado al burro de las patas y con una correa atada a un palo del corral.

Elsa nos mostró un tarro con una sustancia viscosa y olor fuerte.

--Mira, Miguel, esto es secreción de una burra que fui a recolectar con un vecino que tiene una burra en brama, ya todo está en su lugar, en cuanto estemos listos y la otra niña despierte empezará la función. —Dijo Elsa.

Alrededor del mediodía, salimos todos en pelotas, Jessy estaba muy emocionada desde que Isa le comentó de la nueva experiencia que iba a tener. En el establo ya estaba Elsa dándole a oler el bote a Jonás quien ya se encontraba completamente empitonado. Cuando Jessy vio la tremenda tranca en todo su esplendor no pudo reprimir su emoción.

--¿Y vamos a chupar esa enorme verga?, ¿Me cabrá en la boca? —Preguntó con cara de espanto.

--Todo cabe en un tarrito sabiéndolo acomodar, ja, ja, ya te enseñaré un truquito para meterte la cabeza completa—Le dijo Isa tomándola de la mano e hincándose al lado del pollino, cercano a donde estaba la verga que daba golpes en su panza de lo empitonado y nervioso que estaba.

A un lado estábamos Elsa y yo observando emocionados, Elsa llevaba una jarra en donde iba a echar todo el torrente que el burro descargaría y la colocó al lado del burro para que Isa la pudiera alcanzar.

Isa tomó la verga del burro con ambas manos y empezó a lamerla mientras echaba chisguetes de líquido pre seminal.

--¿Qué se está meando? —Preguntó Jessy inocentemente.

--No seas tonta hermanita, es su lubricante y esta bien rico y deja la boca bien lubricada, bebe un poco, acércate—

Jessy acercó mas su cara mientras Isa le dijo que abriera la boca y apuntó la verga a la cavidad bucal y vacío un chorrillo de liquido en la boca de Jessy, al principio hizo cara de asco, pero luego el olor afrodisiaco y la calentura que experimentaba hizo que lo tragara y abriera la boca nuevamente para recibir más.

--¿Verdad que está bueno? Has buches y luego la tragas, eso hará que toda tu boca quede como resbalosa—Le dijo Isa.

--Rico, dame más, déjame que lo chupe hermanita—

--Te voy a enseñar como hacerlo—

Entonces Isa abrió bien la boca y empezó a meterse la tranca mientras le daba un poco de vueltas hasta que logró que la cabeza de la verga entrara en su boquita y empezó a mamarla con verdadera pasión.

--¡Déjame a mí, Iza!, ¡yo también quiero!

Isa se sacó el tremendo cipote y se lo puso al alcance de su boquita, y después de varios intentos y gracias al liquido lubricante que echaba la bestia, pudo meterse el glande y empezó a mamarlo como becerrita.

Estuvieron un rato pasándose la verga de una boca a la otra, mientras escurría de sus bocas el líquido resbalando por sus cuerpos, haciéndome casi eyacular del espectáculo tan erótico.

Entonces el burro empezó a mover su cuerpo más rápido y empezó a rebuznar, lo que provocó que la pequeña Jessy se asustara.

--No te preocupes, que ya viene toda su leche—

Entonces vi como sus mejillas se hinchaban y rápidamente Isa puso la jarra cerca, y al sacarse la verga de la boca cayó un gran chorro de semen que recogió Isa hábilmente en la jarra y luego la besó en la boca para compartir aquella leche olorosa. Las dos cayeron en un abrazo sexual en la lona ahulada, Elsa tomó la jarra de esperma y empezó a esparcir el contenido en el cuerpo de las jóvenes, yo me uní a aquel vértigo de lujuria y empezamos a frotar nuestros cuerpos unos con otros hasta vaciar la jarra y quedar completamente batidos por aquella sustancia gelatinosa y que había actuado como afrodisiaco para despertar nuestros instintos más perversos y lujuriosos, Isa lamia todo el cuerpo de Jessy igual que yo, después intercambiábamos los lamedores por los lamidos, también Elsa se unió a la bacanal, para mí, el sentir como resbalaban esos cuerpos juveniles era indescriptible, Isa se acostó boca abajo mientras Jessy y yo le lamiamos de arriba abajo, cuando llegué a su culo le abrí las nalgas y con el dedo resbale un poco de esperma de burro y lo inserté con el dedo en su ojete, Jessy se abalanzó al verlo y empezó a meter su lengua en el ojete y yo hice lo mismo, Isa temblaba de placer cuando sentía mi lengua adentrarse en su culo, mi verga penetró fácilmente después y eyaculé dentro de ella, en cuanto la saqué, Jessy metió la lengua y comió el semen depositado. Las tres mujeres iban de orgasmo tras orgasmo, Isa cogió una cuchara y empezó a recoger esperma del cuerpo de Jessy para metérselo ella misma en su vulva, decía que lo tenía que guardar para después, yo tuve un orgasmo al ver estas figuras lúbricas y lancé mi esperma sobre el cuerpo de Jessy, Isa recogió mi esperma con la cuchara que tenía restos de semen de burro y tumbándome de espaldas me dijo:

--Esto me lo enseño Joao, y desde entonces me gusta mucho—

Tomó mi verga aun palpitante y la descapuchó para embarrar en el glande el contenido de la cuchara, luego, subió el prepucio y lo empezó a friccionar como si estuviera masturbándome durante un rato, me dijo que con eso se iba a cuajar la leche formando un requesón, y efectivamente, al descapucharlo, se había formado una especie de gelatina blancuzca que cubría todo el glande y que despedía un olor muy penetrante a marisco, Isa lo empezó a lamer, pasando la lengua por todos los resquicios y empezó a saborear aquella mantequilla. Jessy se acercó y le pidió que le dejara un poco, así tenía a mis dos perritas lamiéndome la verga y comiendo mi semen mezclado con esperma de burro, aquello fue de lo más erótico y perverso que haya experimentado. Después Isa repitió la operación embarrando más semen, diciéndome que la debía guardar hasta el siguiente día para que supiera mejor.

A partir de aquel día, Isa y Jessy comían requesón todos los días.

Así siguieron los últimos días de lujuria y disipación, en donde los cuatro experimentamos todo lo sexual que venia a nuestras mentes, Elsa me alimentó muy bien con puro marisco, que según ella me daría más fuerza, en realidad, no creo que lo necesitara, mis dos perritas podían sacar fuerzas hasta de una piedra y eran insaciables, no había nada que no probáramos, mientras más sucio más nos excitaba, todas las mañanas se les ocurría diferentes cosas, unas veces Isa se sentaba a horcajadas sobre mi boca y me vaciaba el esperma que había guardado en su coño la noche anterior, ya sea mío del perro o del burro, a veces también penetraba sus vulvas rebosantes lo cual me excitaba mucho, pues era una sensación muy erótica sentir como mi verga se sumergía en aquel coño lleno de sustancia gelatinosa y ya sea Isa o Jessy sacaban mi verga para lamerla hasta que eyaculaba dentro de alguna de ellas.

También, algunas veces, las dos hermanitas se hincaban con las tetas juntas para recibir mi leche en ellas y después cada una lamia la leche de las tetas de su hermana, esto me calentaba de sobremanera y terminaba lamiéndolas yo también.

Jessy se aficionó a las duchas doradas, le encantaba sentarse en la ducha y esperar el chorro ambarino que le proporcionaba, abría la boca y esperaba ansiosa para beberlo. Unas veces las dos hermanitas se hincaban para recibir su ducha dorada para después lamerse las tetas y la cara en donde había caído la meada, yo también me aficioné y me acostaba en la ducha para que ellas descargaran en mi cuerpo y también abría la boca para recibir una parte. Todo era lujuria, disipación de los sentidos, ansia por lo sucio y bizarro.
 
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