Aventura con la tía. Cap 3

Sexterra

Virgen
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Una vez más cualquier tipo de respuesta será apreciada.........

Terminado el fin de semana regresé a la ciudad de México, mis actividades normales, no volví a tener contacto con Norma hasta el Jueves cuando con un mensaje de texto me preguntó qué haría el fin de semana.

- “Nada, ¿por?” contesté preguntándome que tenía en mente. -
- “Te llamo luego” fue su respuesta. Pero luego no llegaba, así que comencé a resignarme, irónicamente fue la llamada de mi padre quien me dio la pista de lo que sucedía.
- Nos vamos a Las Vegas, dijo. Tu tía no quiere ir así que se va a quedar en la casa, o posiblemente se vaya a la casa de Veracruz.
- Ok, contesté, ¿cuándo se van?, ¿quieren que los lleve al aeropuerto?
- La idea es que nos vayamos de aquí a Veracruz, tu Tía nos deje en el aeropuerto y ya sea que se quede con la camioneta en la casa allá o se regrese eso ya depende de ella.
- Ok, contesté, ¿Cuánto tiempo estarán fuera?
- Son dos semanas, pero ya sabes que esos viajes siempre se alargan así que piensa en tres.
- Ok, entonces dije, cuídense y nos veremos al regreso.
- Cuídate, me dijo antes de colgar.

Así que ese era el misterio. Me entusiasmé con las posibilidades, eran muchos los cursos de acción que podíamos tomar, todo dependía de lo que ella tuviera en mente. El siguiente mensaje de Norma decidió todo.

- “Tengo que llevarlos al aeropuerto el viernes en la mañana” leí, lo que me dio una idea.
- “¿A qué hora?”, pregunté, después de unos segundos la respuesta,
- “Salen a las 8 de la mañana, me quedo en la casa de Veracruz”. Lo medité por un momento, era una bendición que el vuelo durara tan sólo media hora. Si mis padres volaban a las ocho de la mañana el plan seria llegar temprano a Vegas, lo que significaba que si tomaba el avión en la tarde a Veracruz podía pasarme un muy buen fin de semana. Se lo propuse a Norma en un mensaje de texto el cual no se demoró en contestar. Lo siguiente fue conseguir un boleto para ese viernes a Veracruz.

Mi jefe se hizo del rogar pero me debía muchas como para negarme el permiso, de tal forma que cuando al medio día del viernes salí de la oficina no tenía que volver a presentarme hasta el Martes. Estaba con el tiempo medido para llegar al aeropuerto, salía de mi casa cuando el teléfono sonó.

- Estamos en México, pero ya vamos a abordar el otro avión.

Me encargó que me cuidara como era su costumbre y quedamos que me hablaría en cuanto llegaran como a las 7 de la noche.

- Márquenme al celular, le dije, voy a andar fuera.

Hacía bastante que mis padres ya no me pedían explicaciones de donde andaba, de tal forma que aceptó.

Eran aproximadamente las ocho de la noche cuando entraba en la casa de Veracruz, dejé mis maletas e inmediatamente busqué a Norma, mis padres me habían llamado hacia unos minutos diciéndome que todo estaba bien, me pidieron que le avisara a Norma.

Abrí la puerta y entré a la estancia de la casa, Norma entraba también por la puerta de la alberca, se veía increíble en un traje de baño verde de una sola pieza, sus dos deliciosas tetas apretadas por un cordón frontal que servía de cierre para el traje de baño.

- Hola, me saludó, hacía un poco de ejercicio.
- Hola, saludé a mi vez, ¿te acompaño? Y tomándola por la cintura la acerqué a mí para besarla.

Norma respondió a la caricia, y mientras nos besábamos comenzamos a caminar hacia la recámara, ella brincó a la cama mientras yo me aseguraba que la puerta estuviera cerrada, se recostó sobre su costado derecho, usaba medias y tenis, posiblemente. Volteó a verme, me extendió su mano pidiéndome que la acompañara en la cama, me recosté junto a ella y comencé a besarla, mi mano libre comenzaba a acariciar su cuerpo, subiendo hacia sus pechos, ella colocó su mano encima, aceptando la caricia.

- Estoy sudada, dijo ella apenas mis besos se lo permitieron.
- A mí no me importa, dije entonces, aunque para no incomodarla detuve mis caricias por un momento.

Volvimos a besarnos, comencé a masajear en directo sus maravillosos pechos, ella abrió el traje de baño y ambos pezones erectos brincaron reclamando mi atención, comencé a besarles poco a poco paseando mi lengua por las frías aureolas, el sabor salado sobre la piel de Norma mezcla del sudor y del agua del mar. Tenía el aire acondicionado a tope, y sus pezones se endurecían producto del frio del ambiente y el calor de mis caricias.

Norma se levantó y acomodándose tomó mi cinturón con una mano y comenzó a desabrocharlo. La tarea se le dificultaba un poco así que decidí incorporarme para ayudarle, su vista clavada en mí, mi vista clavada en sus maravillosos pechos. Se dio cuenta y comenzó a masajear las grandes tetas mostrándomelas. Yo me deshice del calzado y de los pantalones lo más rápido que pude, cuando quedé totalmente desnudo ella me dijo que me recostara, mi miembro erguido apuntaba al cielo y de inmediato fue engullido por los labios golosos de Norma que comenzó a mamarme como si no fuera a haber mañana.

En más de una ocasión pude sentir la nariz de mi tía en mi pubis, y todo mi miembro apretado en el interior de su boca, los grandes pechos restregándose contra mi pierna. Con una de mis manos separé la cabellera de Norma, quería ver mi miembro entre sus labios, quería gozar viéndola comérselo todo. Y así lo hice, nuestros ojos se encontraron mientras mi miembro era aprisionado por sus labios.

Ella se separó por un momento, rompiendo la caricia recostándose frente a mí, acomodándose. Levantando un momento las caderas me ayudó a deshacernos del traje de baño, su pubis se mostró ante mí una vez más y yo estaba gustoso de verlo. Mi lengua volvió a enredarse entre sus vellos mientras acariciaba su clítoris, provocando en mi tía oleadas de placer que se traducían en su cuerpo arqueándose como respuesta.

En varias ocasiones la sentía apretar sus piernas tratando de controlar el cúmulo de sensaciones de la cual era presa. Norma estaba viniéndose una vez más.

Cuando lo consideré apropiado me levanté, y por unos segundos me quedé observando el delicioso panorama de sus piernas abiertas como marco a las enormes tetas.

- Méteme la verga, la oí suplicar a lo cual no tuve reparo.

Me coloqué en medio de sus piernas y con la punta de mi glande comencé a acariciar sus labios, sintiendo la humedad y la calidez de lo que me esperaba. Ella subió ambos brazos por encima de su cabeza, mostrándome orgullosa ambas tetas.

- Clávamela ya, gimió desesperada.

Con un movimiento de mis caderas la penetré hasta el fondo. Sus labios se juntaron en una deliciosa mueca, parecía como que quería silbar, sus ojos cerrados y un ligero quejido fue lo que precedió a mi siguiente arremetida, que fue seguida por otra, y otra más hasta que se convirtió en un bombeo cuya fuerza hacía que las tetas de Norma se agitaran a tal grado que tuvo que controlarlas con uno de sus manos.

Subió las piernas y esto mejoró notablemente el Angulo con el que la penetraba, yo la tomaba de las caderas arremetiendo hasta el fondo en cada bombeada. Norma estaba en el cielo, apretaba sus pechos, pellizcaba sus pezones y me pedía entre sollozos que no dejara de meterle mi verga.

Sin interrumpir un segundo mi vaivén me tiré encima de ella, nuestros labios se encontraron una vez más y pude volver a mamar sus deliciosos pezones, ya no estaban fríos. Norma me tomaba la cabeza dirigiendo con sus brazos el pecho hacia la caricia.

Sentí que el fin estaba cerca, retiré mi miembro de su coño y subiéndome en ella lo coloqué en medio de sus senos, de inmediato lo abrazó entre sus tetas y comencé a follar aquel delicioso canal, entrando y saliendo, la imagen sola era suficiente para catapultarme al paraíso del orgasmo, comencé a venirme.

Mi tía atrapó mi verga entre sus labios y recibió cada gota de los tres o cuatro chorros de semen que sentí salir, luego tomó mi miembro con sus manos comenzó a limpiarlo con su boca. Yo sabía que se había tragado mi semen.

Caí jadeante junto a ella en la cama. El traje de baño echo bolas en uno de los extremos, toda mi ropa tirada junto a la cama en el otro. Me recosté un momento, Norma se levantó y tomó la cajetilla del buró, poco después fumaba recostada en mi. A mí no me molestaba. No me molestaba para nada.
 
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