Aumentando el Placer

heranlu

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Ago 31, 2007
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Hola. Me llamo Martín y esto es el inicio de mi historia. Vivo en una ciudad de la provincia de México. Tengo 30 años y soy dueño de un negocio de publicidad. Habito un departamento, que me resulta muy cómodo. Tengo la suerte de tener una bella novia llamada Nomi. Mi vida transcurría entre el trabajo y diversos asuntos que atender hasta que una mañana el timbre la puerta me despertó muy temprano. Pensé que era Nomi a la que se le había olvidado algo, pero grande fue mi sorpresa al encontrar a mi hermano Raúl acompañado de su esposa Clara y su hija Daniela.



- ¡Hola hermano! – me dijo Raúl mientras me abrazaba – cuanto tiempo sin verte. Mira nada más. Estás aún en fachas.



- Como eres desgraciado – le dije -. Avisa tan siquiera para estar presentable. Que pensarán Clara y Daniela de mí.



Entre risas ambas me saludaron con cariño. Clara es una mujer muy hermosa a pesar de tener más de 40 años. Un poco más baja que yo. Rubia de ojos azules. Con unas tetas erguidas y un culo muy apetecible. Mi sobrina Daniela no desmerece en nada a su madre. El mismo color de cabello y ojos pero con unos senos y nalgas más grandes que los de su madre. No me pareció posible que aquella chiquilla delgada se convirtiera en el monumento que ahora tenía enfrente. Al pasar al departamento me contaron el motivo de su visita. Raúl tenía algunos asuntos que atender en otra parte del país y había pensado en que las dos mujeres se hospedaran en un hotel hasta su regreso y yo pudiera estar al pendiente de ellas. Por supuesto me negué y les dije que sería un honor tenerlas en mi casa. Les hice ver que la tendrían prácticamente para ellas solas ya que mi trabajo me absorbe mucho tiempo y que Nomi estaría más que encantada de acompañarlas a donde quisieran al igual que yo cuando me lo permitieran mis ocupaciones.



Las dos aceptaron encantadas y esa misma tarde acompañe a Raúl al aeropuerto. Pase un momento a mi oficina por unos papeles ya que esa noche les prometí llevarlas a cenar. Cuando entré al departamento mis ojos se abrieron por la impresión. En la sala, con un pequeño top que apenas podía contener sus grandes senos estaba Daniela retocándose la pintura de las uñas. Sin fijarse, se puso de pie y se encamino a la cocina. Un pequeño short dejaba a la vista dos suculentas nalgas que se bamboleaban al caminar. Unas piernas duras y su cabellera completaban en excitante cuadro. Esperé un momento para retomar la compostura y la salude afectuosamente.



- Hay tío, no te escuche llegar – dijo -. Perdona el desorden por favor, ahora recojo todo este tiradero de barnices y pinturas.



- No mi amor. No te preocupes. Puedes continuar con lo que hacías. Dime, ¿tu mamá salió?



- Está en la recamará preparándose. Sabes tío. No había podido agradecerte tu hospitalidad. Gracias por todo.



Al decir esto, Daniela se acerco y abrazándome me planto un beso en la mejilla, muy cerca de la boca. No pude evitar que mi verga se irguiera al contacto en mi pecho de sus dos poderosos senos y su cuerpo pegado al mío. Ella debió notarlo, porque se retiro esbozando una pícara sonrisa. Para disimular, entre a la recamara y ahí me esperaba una sorpresa todavía mayor. Clara estaba en el interior, cubierta tan solo por una minúscula bata bajo la cual se apreciaba su desnudo cuerpo. Yo no podía dejar de mirar sus senos y sobre todo la raja de su vagina que aparecía en todo su esplendor, ya que estaba completamente depilada.



- ¡Cuñado! – gritó mientras reía – que pena. Estoy prácticamente desnuda. Entré a tu recámara buscando un peine.



- No te disculpes Clara. Mira, en el cajón superior de la cómoda hay varios.



Sin dejar de sonreír ella camino por la habitación. Lo hacía lentamente, como dejándome a la vista todo el panorama de su sabroso culo. Cuando salió me dirigí al baño y casi me arranqué la ropa para meterme en la regadera y bajarme la calentura. Mi verga estaba en total erección, así que me masturbe como no lo hacía desde adolescente. El recuerdo de las nalgas de las dos y la vagina de mi cuñada fueron una inspiración más que suficiente.



Esa noche, los tres fuimos a un restaurante con música viva en la zona turística de la ciudad. Comimos y bailamos hasta la madrugada. Yo no podía dejar de sonreír ante las miradas llenas de celos de varios comensales. El tener para mí solo aquellas dos monumentales bellezas era cosa de envidia. Ya en el auto, se enfrascaron en una conversación bastante candente. Clara hacia bromas a su hija de que por lo corto de su falda todo el mundo le estaba mirando los muslos y el panty. Ella le contestó entre risas que no se lo podían ver, ya que no llevaba puesto. Esa última frase alertó de inmediato mi verga que comenzó a revolverse dentro de mi pantalón, cosa que no paso inadvertida para mi cuñada. Como ella estaba en el asiento delantero, se inclinaba bastante para hablar con Daniela y yo, disimuladamente, dirigía los ojos hacia sus piernas que abría maliciosamente. La vista de ese par de blancos muslos era algo único. Ya en el departamento, nos tomamos una última copa y recordamos algunas anécdotas. Ellas se despidieron y yo entre a la oficina que tengo ahí para revisar mi correo en la computadora. No me percaté del tiempo transcurrido, pero al hacer una pausa, me pareció escuchar algo como un quejido. Me levante y en el centro de la sala traté de prestar atención. De nuevo se escuchó el quejido y pude darme cuenta que provenía de la habitación en donde Clara dormía. Me acerqué muy lentamente. La puerta estaba un poco abierta, así que mire al interior.

Una pequeña lámpara iluminaba la imagen más erótica que pude haber imaginado. Clara estaba totalmente desnuda sobre la cama. Una de sus manos apretaba poco a poco sus pechos. A intervalos, inclinaba la cabeza y con los ojos cerrados lamía los pezones que ella empujaba hacia su boca, alternándolos. Un dedo de la otra mano acariciaba lentamente los labios de su vagina. Desde la puerta, podía ver como sus jugos brotaban ya de su rajada y empapaban el interior de sus muslos que ella aprisionaba de vez en cuando. De pronto, ese dedo resbaló en su encharcado coño y penetró al interior. El gruñido que salió de su garganta fue electrizante. Yo no pude contenerme más y abriendo el ziper de mi pantalón me saque la verga y comencé a masturbarme despacio. Clara, con las piernas totalmente abiertas, usaba ahora las dos manos sobre su vagina. El dedo de una se introducía afanosamente en su coño mientras con los de la otra mano pellizcaba su clítoris, que para ese momento estaba muy erguido. No sé que me sucedió, pero en el momento en que ella llegaba al orgasmo, un sentimiento de culpa hizo que dejara de masturbarme y guardara de nuevo la verga en el pantalón. Retrocediendo, me dirigí al interior de mi recámara. Los remordimientos afloraban en mi mente. No estaba bien lo que hacía. Era la esposa de mi hermano y merecía respeto. Me desnudé y me acosté en la cama, pero no cerré los ojos. Continuaba dándole vueltas en mi cabeza a esta situación cuando de repente, la puerta de la habitación se abrió y en el marco de ella apareció Clara en toda su magnífica desnudez. No pude hablar ni moverme ante la sorpresa. Ella se fue acercando y al llegar junto a la cama se inclinó, quedando su boca muy cerca de la mía. Un brillo muy especial emanaba de sus bellos ojos. Aún se apreciaba como el jugo de su vagina humedecía su entrepierna. Reaccioné y trate de cubrirme con la sabana para que ella no viera como había puesto de nuevo mi verga.



- C-Clara. Discúlpame. Fui un idiota al mirar. Debí tocar la puerta y.......



Con un ardiente beso en la boca silencio mis palabras. Su lengua buscó de inmediato la mía mientras sus dedos se enrroscaban alrededor del tronco de mi verga y comenzaban un lento sube y baja. Ahí perdí totalmente la razón. La tome de los hombros y la deje caer en el lecho, al tiempo que ella sonreía.



Ahhh. Martin - dijo ella casi en un susurro -, cuñado. Siempre te he deseado. No sabes las veces que he soñado con tu hermosa verga taladrando mi coño y mi culo. Me estaba masturbando pensando en ti. Anda. Cógeme. Cógeme muy rico....



Estaba como poseído. Le chupé como desesperado cada centímetro de sus tetas. Sus quejidos y grititos se incrementaron cuando le mordí ambos pezones. Mis manos no se estuvieron quietas. Fui explorando su ardiente cuerpo. Acaricie sus piernas y sus muslos buscando el tesoro de su depilado coño. Ella abrió las piernas a todo lo que daban para facilitar mi maniobra. Con el índice de una mano fui sobandole y acariciandole el clítoris.



- Agggg...!!!! eso...!!!! así....así....!!!!! mételo hasta el fondo....



Baje poco a poco la cabeza mientras recorría con la lengua su vientre. El calor de su vagina abierta y el sabor de su jugo casi me hicieron venirme en seco. Pequeños golpecitos de mi lengua sobre el clítoris provocaron su primer orgasmo. Nunca había estado con una mujer que se vaciara de tal forma. Tome y tome toda su riquísima venida. Su cuerpo se arqueba una y otra vez y sus manos apretaban mi cabeza contra su coño.



- AHHHH....ME MATAS...!!!!! VE VENGO OTRA VEZ MARTIN...!!!!!...OHH.....!!!!!



Estuve un rato más comiéndole toda la vagina. Mientras mi boca disfrutaba de la crema que Clara me regalaba una y otra vez, fui mojando un dedo y, con cuidado, deje que resbalara por el interior de su culo. Estaba como un horno. Mi dedo entraba y salía de su ano haciéndola gritar de placer. Yo no podía aguantar más. Los huevos me dolían y mi verga estaba a punto de estallar por lo dura que se había puesto. Me separé de ella y tomándola de las manos la incorporé y la acomodé en cuatro sobre la cama. La vista de ese suculento culo abierto a mi disposición y su vagina escurriendo jugos por el interior de sus muslos me encendieron aún más. Tome mi verga con una mano y la pasé lentamente entre los labios de su coño. Quería darle a esta mujer una cogida como nadie se la había dado. Ella no dejaba de suspirar y enterrar la cara entre las sabanas de la cama. Sus manos apretaban sus nalgas exponiendo el pequeño agujero de su ano. Estaba tan concentrado en lo que hacía cuando una mano me acarició por detrás. Mi sorpresa fue total y me helo la sangre en las venas al tiempo que giraba la cabeza. Ahí, junto a mi rostro, estaba el de Daniela que me sonreía mientras continuaba acariciándome la espalda. En un instante, me di cuenta que ella también estaba desnuda. Sus grandes senos tenían totalmente erguidos los pezones y su respiración se entrecortaba por la exitación. Su vagina, al igual que la de su mamá, estaba completamente depilada, dejando a la vista el pequeño clírotis que comenzaba a aparecer.



- MMM.....caray tío – dijo mientras se inclinaba y ponía la cara entre la vagina de Clara y mi verga -. Déjame probar los jugos de mamá. Así empapando tu miembro, han de saber más ricos....



Yo no podía creer lo que escuchaba, pero cuando los labios de mi sobrina se abrieron y engulleron todo mi palo supe que no estaba soñando. Esa chiquilla mamaba lentamente y de una manera fenomenal. Con la lengua acarició la bolsa de mis huevos y el amoratado glande mientras sus ojos no dejaban de mirar los míos. Chupaba y chupaba el tronco de arriba abajo. Fue Clara la que interrumpió a su hija.



- Daniela mi amor, no te olvides de tu madre. Ya sabes como me gusta. Anda cariño, déjame sentirte. Que tu tío sepa cuanto disfrutamos del sexo....



Al momento, Daniela dejo de chupar mi verga y comenzó a pasar la lengua por toda la vagina de su mamá esparciendo sus jugos por sus nalgas. Me quede sin hacer otra cosa que mirar lo que estas dos deliciosas hembras hacían. Daniela, mientras tanto, chupaba y enterraba su lengua en el ano de Clara haciendo que esta gritara y mordiera con fuerza la almohada. Fueron minutos que me parecieron eternos en el que solo se escuchaban en la habitación los suspiros de las dos hembras. Cuando mi sobrina consideró que su madre ya estaba lo suficientemente lubricada, se levantó y, dándome antes un beso en la boca que me permitió paladear de nuevo los jugos de Clara, se acostó con las piernas abiertas sobre la cama dejando su vagina, ya mojada, al alcance de la boca de su mamá.



- mmmm.....anda tío. Ya puedes cogertela. Métele toda tu verga.....no dejes nada afuera por favor....



Haciéndole caso, tome de nuevo mi erguido miembro y de un solo movimiento, lo incruste en la rajada de Clara. Su grito fue brutal. Daniela se empujó aún más cerca y la boca de Clara abarcó todo su coño. Yo embestía sacando y metiendo alternativamente la verga en su encharcada vagina y ella hacía gozar a su hija chupándole los labios y el clítoris. Era la locura. Un deleite increible que me hacía recular y ensartarla a cada momento. Los gritos y gemidos de Clara y su hija eran como musica para mis oidos.



- Oohhh....!!!!!....mmmm....!!!!....Martín. Martín mi cielo.....sigue....sigue....si..si.....no pares.....dame más duro....ensartame....matame con tu verga cuñado ....!!!!!!



- mamá....aghhh.....!!!!!! como chupas.....mffff.....!!!!! .....eso mamita.....asi, comete mi vagina...chupame.....comete mi clítoris.....!!!!!!





Podía sentir como mis huevos se ponían cada vez más duros por la leche que se acumulaba en ellos y se apresuraba en salir. En un segundo logré contenerme. No quería terminar tan pronto. No, tenía que clavarme por horas a estos dos manjares. Apreté con una mano la base del miembro para evitar mi venida. Lo saque y espere un poco a recuperar la lucidez. Clara dejó de chupar el coño de Daniela y me miró sosprendida, pero en un momento su rostro se iluminó. Con cuidado, coloque la punta de mi verga en su culo y como un cuchillo en mantequilla, se deslizó hasta que mis huevos golpearon sus nalgas. Parecia de fuego el interior de su ano. Las contracciones del mismo aprisionaban mi verga haciendome bramar de placer. Clara no se quedaba atrás y sientendo como la taladraba gritó al sentir retacado su culo con mi miembro.



- Aghhhhh...!!!!!!!.....que rico...!!!!!!.....que rico se siente toda tu verga en mi culo Mártin......ohhhh.....si...si.....!!!!!!!...más....!!!!!



Daniela no resistió la curiosidad y se levantó para acercar de nuevo su cara junto a mi verga, que penetraba con repetidos embates el culo de su mamá. No pude aguantar mucho tiempo el placer de ser ordeñado por tan apretado orificio. Dando un grito salvaje, deje correr toda mi leche, que salió a borbotones en el interior del ano de Clara. Al igual que mío, otro gigantesco orgasmo hizo presa de su cuerpo impulsando su trasero hacia atrás, clavandose el miembro hasta el fondo. Mis jadeos y los suyos fueron poco a poco calmándose. De improviso, Daniela tomó mi verga con una mano y la fue retirando del culo de su madre. Con amor, limpió todo el tronco con su lengua para luego pasarla por el ano de Clara y paladar la leche que escurria hacia sus muslos abiertos.



- mmmm......está hirviendo tu leche tío.....si....que rica esta......



Casi sin fuerzas caí en la cama. Cerré los ojos y por momentos el silencio me envolvió. Fueron dos lenguas que comenzaron a recorrer el tronco de mi verga y mis huevos lo que hicieron que reaccionara. Al mirarlas, la madre y la hija intercambiaban el trabajo de sus bocas. Ahora era Clara la que introducia y mamaba deliciosamente el miembro, mientras Dadiela hacia lo propio con la bolsa de mis huevos, para luego intercambiarse de lugar. De cuando en cuando, las bocas de las dos se encontraban y sus labios y lenguas se entrelazaban, ofreciendose mutuamente el sabor de mi verga. Con este tratamiento tan especial, en cuestión de minutos estuve de nuevo listo para la acción. Esta vez, me tocaría disfrutar de Daniela y ella, anticipandose, se acostó boca arriba, mientras yo me dejaba conducir por Clara, quien, al igual que su hija, primero se inclinó y chupó mi verga hasta que la tuvo lubricada. La vagina de Daniela se abria ansiosa y humeda, ya que sus jugos no dejaban de brotar como si fuera un manantial de rica miel. Clara se levantó y con su mano, apuntó la cabeza del pene hacia el coño de su hija. Si la vagina de Clara ardía como un horno, la de Daniela era el mismisimo infierno. Apenas deje ir la mitad de mi verga y ella ya gritaba al ser presa de un orgasmo. Con sus piernas detrás mio, me empujo y se la clave totalmente, para luego comenzar a meterla y sacarla casi toda, golpendo su clítoris una y otra vez con el glande.



- Ooghhhh...!!!!! ......si.....si.....si....que verga tio Martin...!!!!!.....que verga tienes....!!!!!!....eres único......clavala........!!!!!!...clavala....!!!!!....dejame sentir tus huevos.....!!!!!!!



Clara, de inmediato, se puso con las piernas abiertas sobre la cara de su hija y bajandose, puso su vagina en su boca. Como un dardo, la lengua de Daniela se incrustó en el coño de su madre haciendola gritar y gemir con ardor. Ella, entre suspiros, tomo mi cara con sus manos y con pasión pegó su boca con la mia. Su lengua se enrredaba con mi lengua. La sacaba y la pasaba por mis labios para luego introducirla nuevamente mientras mi verga no dejaba de introducirse en la encharcada y calcinante vagina de su hija. Era un cuadro increible y estuvimos así por varios minutos.





Yo queria disfrutar igualmente del culo de mi sobrina y como pude, saqué mi miembro de su coño. Logré que las dos se separaran y, haciendo que Clara se acostara en la cama, puse a Daniela en cuatro patas, formando un 69 con su madre. De inmediato, las lenguas de ambas mujeres buscaron y encontraron sus mojadísimos coños y la danza en sus clítoris empezó. Deje que mi cuñada mojara de nuevo mi verga. Me levanté un poco más al subir un pie al colchón para luego poner la cabeza del miembro en la entrada del trasero de mi sobrina. Esta, al sentir la presión sobre su rico ano, pusó sus manos sobre sus nalgas y abriendolas me señaló el camino de su culo. Centimetro a centimetro se fue deslizando por su ano. Sin verle el rostro, pude apreciar como su exitación se disparó al máximo ya que intensificó de manera desenfrenada la chupada que estaba dando a la rajada de su mamá, haciendo que Clara se exitara igualmente, comiendose toda la vagina de su hija con verdadero deleite. Cuando mi verga entró en su totalidad en su ano, me quede quieto, para que ella se acostumbrara. Poco a poco fue Daniela la que inició el movimiento de su trasero para que al cabo de poco tiempo, mi verga entrara y saliera fuertemente del mismo. Mi venida fue quizá más intensa que con Clara. Mi leche salió disparada con todo. Por momentos perdí el sentido ante la fuerza con la que inundaba el ano de mi sobrina. No quise privar a Clara de saborearla y sacando mi verga del culo de Daniela, deje que ella también se deleitara limpiando todo el tronco con su boca, para luego saborear la que escurría del abierto culo de su hija. Ya complacidos los tres, nos bañamos y nos acostamos en mi cama. Creo que en mi rostro perduraba aún algo de mis dudas, pero fueron ellas las que le aclararon todo



- Mira cuñado – dijo Clara dulcemente -. No tienes porqué sentirte mal. Raúl es un buen hombre y no me quejo de él. Trabaja mucho para que a las dos nada nos falte. Como te dije, siempre me gustaste y te deseaba. Daniela ha compartido conmigo su sexualidad. Ella me confesó antes de venir a tu casa que también le gustabas mucho. Tu solamente has disfrutado y nos has hecho disfrutar y gozar de tu riquisima verga en nuestros culos y vaginas.



- Ah, te anticipo que no será solo una vez tío Martín – dijo Daniela fingiendo seriedad -. Tu nos prometiste que nos consentiras. ¿Ya se te olvido?



La ocurrencia de mi sobrina nos hizo reir a todos y entre besos fuimos quedando poco a poco dormidos, descansando para otro exitante encuentro
Después de varios días y noches de los más increíbles encuentros sexuales, tuvimos que hacer una pausa, ya que me hermano Raúl habló por teléfono para avisar de su llegada. La verdad es que necesitaba un descanso. Tanto Daniela como su mamá resultaron ser dos hembras en verdad insaciables. No puedo quejarme. Cada una tenía una manera tan especial para coger que, juntas o por separado, protagonizábamos escenas dignas de cualquier película pornográfica. Además, mi novia Nomi también merecía mi atención. Ella es muy diferente a Clara o Daniela. Alta. Piel tersa y bronceada. Con un cuerpo no tan voluptuoso pero muy exitante. Su porte de modelo y la firmeza del mismo, es el resultado de años de dedicación en el ballet, la gimnasia y los aerobics. Con un rostro de niña traviesa, unos maravillosos ojos color miel, una boca sensual de dulces labios acaramelados, agregando a ellos una total entrega en lo sexual, ya se imaginarán porqué me tiene totalmente atrapado.



La mañana en que regresé del aeropuerto luego de pasar por mi hermano y llevarlo al departamento para que descansara junto con su familia, fui a la clínica en donde Nomi tiene su consultorio odontológico. No es porque sea mi novia, pero ella es una dentista muy capaz. Gracias a su dedicación, a logrado tener una clientela muy numerosa, lo cual la tiene permanentemente atareada. Tuve que esperar algunos minutos en la antesala conversando animadamente con su secretaria, hasta que ella se desocupó por breves instantes. Pase a su privado y al momento sus inquietantes labios se apoderaron de los míos, al tiempo que me estrechaba con fuerza y un gran cariño.



- Mi amor – me dijo en un susurro -. No sabes que gusto. Estaba pensando en ti. Dime cielo, ¿tus familiares ya van a regresar a su casa o se quedarán un poco más?



- No, cariño. Aún no. Creo que se quedarán varios días más. Espero que no te moleste por no poder estar más tiempo contigo. Sabes que me tienes completamente en tus manos.



Fueron sus labios, los que me dieron su respuesta. A pesar de la intensidad con la que había disfrutado sexualmente de mi cuñada y mi sobrina, mi verga se erectó al momento en que el armonioso cuerpo de mi novia se pegó a mi cuerpo, Ella, con malicia, deslizó una de sus manos por mi cuerpo y con un rápido movimiento, bajo el ziper de mi pantalón, haciendo que saliera para poder acariciarla lentamente. La exitación comenzó a ser presa de mi cuerpo.







Sin darme tiempo a reaccionar, Nomi flexionó las rodillas y de un golpe introdujo mi parado miembro en su boca. Juraría que mi alarido se escuchó por toda la clínica. Su experta lengua no dejaba de pasar y pasar por sobre el glande para luego recorrer el tronco hasta mis huevos. Para no perder el equilibrio, me apoyé de espaldas en un gabinete y con ambas manos me dediqué a acariciar la suave cabellera de mi novia. No pude aguantar mucho el tratamiento tan intenso que su boca realizaba chupándome la verga y con un espasmo, deje que mi leche brotara a raudales, llenándosela toda. Ella no dejó escapar nada. Con placer tragó toda mi venida para luego limpiar totalmente mi pene. Como si fuera una travesura, se puso al instante de pie y me dio un beso en la boca, dejándome sentir el sabor de mi propia leche en sus labios.



- Mmmmm..... Martín, mi vida, estabas ardiendo amor. Que rica y caliente sentí tu leche cielo.



Dejándome Componer la figura, me tomo de la mano y nos encaminamos a la puerta del consultorio, donde nos despedimos con un nuevo beso, no sin antes avisarle que pasaría esa noche por ella a su casa para ir a cenar con mi hermano, su mujer y su hija.



La cena fue fantástica. Raúl había logrado una buena cantidad de resultados positivos en su viaje y estaba muy feliz por ello, felicidad que compartían tanto Clara como Daniela y nosotros. Cabe mencionar que Nomi había simpatizado muy fácilmente con mi cuñada y su hija desde que las conoció. Creo que eso debió darme pauta para imaginar lo que pasaría luego, pero no quiero adelantar los hechos. Entre risas y brindis nos pasamos la velada. Después de cenar, Clara comenzó a platicar con Nomi acerca de un problema que al parecer tenía en una de las muelas y que ya le estaba ocasionando un poco de molestias. Mi novia, solícita como siempre, no solo le aconsejó un buen medicamento sino que le hizo prometerle que al día siguiente Clara pasaría por su consultorio para que la atendiera. Ella al principio se negó, ya que no deseaba causar problemas pero ante la insistencia de mi novia terminó por aceptar. Nos dirigimos primero a casa de Nomi en donde nos despedimos, quedando en la hora en que llevaría a mi cuñada a la clínica para después llegar a mi departamento. Mi hermano estaba muy cansado por el viaje, así que de inmediato se fue a la recamara junto con su esposa para dormir. Yo aún tenía que revisar unos papeles. Entre a mi oficina y puse en servicio mi computadora. Un leve garraspeo provocó que volteara la cabeza. Daniela, con una pequeña bata encima de su desquiciante cuerpo, entró a la habitación al tiempo que cerraba la puerta con seguro. Maliciosamente, se fue acercando a mí hasta que se paró a mi lado. Estaba totalmente desnuda bajo la bata. Con placer, jaló un poco mi sillón y con desenvoltura, se sentó sobre mis piernas, dejándome sentir el contorno de su gran culo apoyándose en mi verga, la cual de inmediato reaccionó. Una de sus manos bajó buscando las mía y con ternura la depositó sobre sus voluminosos senos, cuyos pezones ya comenzaban a erectarse por el deseo.





- Dany, cariño, esto no esta bien. Tu papá puede sorprendernos. Creo que será mejor que tu también descanses.



- No temas tío Martín. Mi papá ha tomado un tranquilizante, ya que cuando bebe le da un dolor muy fuerte de cabeza y mi mamá tomo otro por la molestia de su muela. Ya verás que bien la pasaremos tú y yo.......



Ya no opuse resistencia. Estaría loco si despreciaba a tan ardiente hembra. Con placer nos fundimos en un ardiente beso, al tiempo que mis manos arrancaban la bata del cuerpo de Daniela y comenzaba a masajear y estrujar sus blancas tetas. Ella tampoco estuvo quieta. Incorporándose, me levantó lo suficiente para deslizar mi pantalón por mis piernas para luego hacer presa a mi verga con su boca. Como les platiqué, Daniela era toda una maestra en el arte de chupar un miembro. Lentamente, con dulzura y delirio tomó con una mano el tronco de mi pene al tiempo que pasaba por todo el contorno su lengua. de abajo hacia arriba, hasta el glande que chupaba y tragaba en su totalidad. Yo tampoco perdía el tiempo y con mis dedos, oradaba su ya mojadísima vagina, que se abría para darles paso. Por momentos, los retiraba y con los jugos de ella cubriéndolos completamente, los llevaba hacia mi boca para deleitarme con su exquisito sabor. Mi sobrina gemía y gemía, pero no dejaba de chuparme la verga. Su rubia cabellera se elevaba con cadencia, haciéndome recordar la visión de la melena de Nomi por la mañana en su consultorio mientras me daba el mismo tratamiento.



Con delicadeza, retiré mi lubricado miembro de la boca de Daniela, quien se quejó ante mi acción. La tome del torso y la fui depositando sobre mi escritorio. La presión de la leche en mis huevos hacían que estos me dolieran, por lo que con un movimiento, abrí a todo lo que daban las piernas de ella y de un empellón sepulté toda mi verga en su candente coño. Daniela mordió los labios para no gritar de placer. Con suaves movimientos rotatorios de mi cadera, acribillé desde varios ángulos la encharcada rajada que apretaba como un guante todo mi pene. La sacaba casi en toda su totalidad, hasta que el amoratado glande aparecía entre los sonrosados labios de su vagina para luego incrustarla con pasión y frenesí. Mi sobrina llegaba al orgasmo una vez tras otra. Sus manos estrujaban y pellizcaban sus pezones hasta ponerlos rojos. Su boca se abría dejando salir ahogados quejidos mientras mantenía sus ojos cerrados. Con la boca, recorrí su cuello hasta detenerme en uno de sus senos, al cual le chupé con ardor el pezón, provocando que Daniela aumentará la fuerza con la que su cuerpo se convulsionaba, haciendo que mi verga se clavara más en el interior de su caliente coño, recorriendo en su totalidad el conducto de su útero que se amoldaba perfectamente a él.

Poco a poco dejé de mover mi cuerpo y saqué mi mojadísimo miembro de la ensopada vagina de mi sobrina. Ella estaba como aturdida, por lo que no protestó cuando deje de clavársela. Suavemente la fui volteando al tiempo que la acercaba al borde del escritorio y le separaba un poco más las piernas, por las cuales ya corría una buena cantidad de sus jugos. Arrime un pequeño taburete que tengo ahí cerca y puse uno de sus pies encima, para hacer que su hermoso culo se abriera en total esplendor y pusiera a mi entera disposición su enervante ano. Tome mi pene con una mano y con la otra, recogí una buena cantidad de los jugos que rezumaban sin parar del interior de su coño. Poco a poco los fui extendiendo por toda la cabeza y el tronco hasta dejarlos completamente cubiertos. Con delicadeza, apoyé el glande en su ano y con suavidad, dejé que se deslizara al interior. Daniela reaccionó al momento de sentirse con el culo completamente lleno de verga. Agitó y movió sus caderas con una intensidad que me dejó pasmado, mientras yo clavaba y retiraba el miembro de su ano hasta que, jalando sus nalgas contra mi cuerpo, estallé en el interior de su estrechísimo culo, llenándoselo de mi leche que afloraba a borbotones, haciéndome desplomarme sobre su cuerpo hasta dejar que saliera el semen en su totalidad, exprimido por su maravilloso ano. Algunos minutos después, no sin antes asegurarnos que sus padres estaban completamente dormidos, acompañe a mi sobrina hasta la puerta de su recámara en donde me deseo buenas noches, al tiempo que me daba un cariñoso beso. Era la locura. Meneando la cabeza regresé a mi oficina en donde mejor apagué todo y me fui a acostar.



A la mañana siguiente, Raúl y su hija salieron a comprar algunas cosas. Yo continué con mi trabajo pendiente mientras esperaba a que Clara terminara de arreglarse. Como era domingo, el consultorio de mi novia estaría vacío. De hecho, ni siquiera su secretaria acudiría. Al terminar mi cuñada, salimos hacia la clínica donde Nomi ya nos esperaba. Con un beso se saludaron ambas mujeres y, tomándose de la cintura una a la otra, pasaron al interior. Como no podía ayudar en nada, me quedé en la recepción, no sin antes cerrar la puerta principal del mismo, leyendo algunas revistas. La mecánica siempre ha sido una de mis pasiones y la gran cantidad de revistas sobre el tema que mi novia ha tenido el cuidado de poner a la mano de sus pacientes, lograron que me concentrara demasiado en su lectura. No me di cuenta del tiempo transcurrido y fue un ligero murmullo el que me puso en alerta. Me llamó la atención no escuchar el característico sonido del taladro dental, por lo que, muy lentamente, fui acercándome a la puerta del privado. Los murmullos bajaron de intensidad, dando paso a una serie de gemidos que me resultaron muy conocidos y que me pusieron la carne de gallina, al tiempo que mi exitación se disparaba, levantando mi verga de un impulso. No lo creía. Ni en mis sueños más eróticos pensé que algo así se presentara. Busqué ansiosamente la manera de poder mirar al interior y, por fortuna, me di cuenta que la puerta estaba entreabierta. Con mucho cuidado la fui empujando un poco más y con la boca abierta miré sin dar crédito a mis ojos.

Ahí, sobre el sillón para los pacientes, estaba mi cuñada Clara con las piernas totalmente separadas y su falda enrollada en la cintura. Su blusa, abierta, dejaba que sus grandes pechos se bambolearan libremente. Con la mirada perdida, no hacia más que gemir quedamente mientras sus manos empujaban la cabeza de mi novia contra su abierta y depilada vagina. Nomi, con toda calma, chupaba como si fuera un caramelo el erecto clítoris, para después ir pasando la lengua por los deliciosos labios del coño de mi cuñada. Sus manos tampoco estaban quietas y se entretenían apretando las deliciosas nalgas de Clara, al tiempo que las acariciaban. No creo recordar en que momento saque mi ya totalmente parado miembro, pero cuando reaccioné, ya estaba masturbándome suavemente. Observar a estas dos hembras complaciéndose era sublime. Nomi estaba más que dispuesta a lograr que Clara se viniera, por lo que en un momento dado, comenzó a meter y sacar un dedo en la mojada vagina sin dejar de chupar el clítoris. Ella estaba con los ojos en blanco, balbuciendo palabras intelegibles, situación que la muy pilla de mi novia aprovechó para deslizar otro dedo, solo que esta vez, dentro del apretado culo de mi cuñada. Eso fue suficiente. El grandioso orgasmo de Clara, como yo bien sabia, no tardo en aparecer. Nomi por poco se ahoga ante la brutal salida de jugos del coño que se fundía con su boca. En un instante, ella reaccionó y los bebió sin parar hasta saciarse. Vaya que recordaba que delicioso sabor tenían. No en balde los había estado probando sin medida y con un gran placer de mi parte. Mi mano continuaba subiendo y bajando por todo el tronco de mi verga mientras continuaba espiando. Ahora, era Nomi la que, con rapidez, subió su falda y se despojó de su panty, dejando a la vista golosa de Clara y la mía su ya encharcada rajada. A diferencia de mi cuñada y su hija, una cuidada mata de castaña pelambra cubre la entrada de su hechizante vagina. Con su erótico andar, Nomi se encaminó al sillón y, adoptando la misma posición que antes tuvo la otra, se acostó en él. Clara, con delicadeza, abrió su blusa y liberó los senos de mi novia los cuales, de inmediato, se apoderó con la boca. Los besó y chupó cuanto quiso, logrando que Nomi se encendiera rápidamente. Las caricias de sus manos fueron recorriendo todo su cuerpo hasta detenerse en la entrada de su rajada. Por instinto, mi novia separó un poco las piernas, lo que aprovechó Clara para meter uno de sus dedos al interior. Un gemido fue el aviso del placer que esto generó en mi novia. Mi cuñada sonrió con amor al tiempo que sacaba el dedo y, con presteza, lo llevó hacia su boca, paladeando el riquísimo néctar. Sin dejar de usar las manos, bajó la cara hasta que sus labios hicieron contacto con el coño de Nomi, para empezar a chuparle con frenesí el clítoris. Ahora era mi novia la que gemía sin parar empujando sus caderas para hacer más intenso el contacto de la boca de Clara con su lubricado coño. Mi cuñada, buscando una mejor posición para deleitarse con lo que hacia, se inclinó sobre el sillón, dejándome a la vista el magnífico espectáculo de su culo en plenitud. Desde mi lugar podía ver como sus jugos continuaban saliendo de su mojadísima vagina al tiempo que observaba como su estrecho ano se contraía con sus movimientos, logrando que perdiera completamente la cordura. De un solo movimiento, me quite los pantalones, la camisa y, empujando totalmente la puerta, penetré al interior. Nomi, con sus ojos completamente inyectados por el deseo, me miró fijamente, al tiempo que me dejaba escuchar su voz encriptada por la pasión.



- Ven mi amor. Te esperábamos. Tardaste mucho en entrar. ......Ahhhh.. que rico me esta chupando Clara........mmmm....si........si.........eso.......pasa tu lengua por toda mi vagina........ahhhgggg....!!!!!!



Mi verga, completamente parada y lubricada por los líquidos que brotaban del glande, ya estaba a punto de explotar, pero no quería dejar de probar a estas dos calientes y ardientes mujeres. Con todo el amor del que soy capaz, retire a mi cuñada de la vagina de mi novia, mientras ella se levantaba del sillón y se paraba a un lado del mismo. Me acosté ahí, de espaldas, dejando mi verga en total erección, como un mástil apuntando al techo. Nomi, ágilmente, puso las piernas a los lados y, tomando mi pene con una de sus manos, lo colocó en la entrada de su culo, para dejarse caer de inmediato, clavándosela en su totalidad. Ya no se obligó a callar. Un grito de placer y dolor mezclados salieron de su garganta cuando su ano quedo completamente lleno de mi miembro. su orgasmo ya estaba por llegar, así que, sin pensarlo, subía y bajaba a todo lo largo del pene, mientras Clara continuaba chupando e insertando un dedo en su coño. Sus jugos corrían sin parar por sus muslos abiertos, recorriéndolos y bajando por sus nalgas y por su culo, hasta empapar mí verga. De momento, su cuerpo se convulsionó, sentándose de golpe y bramando al venirse. Mi cuñada no dejó tampoco de saborear todos los jugos emanados del coño de mi novia, hasta que ella se tranquilizó. Con cuidado, saqué mi mojado miembro de su ano y, apoyándose en mi brazo, se dejó caer sentada al piso, dejando el camino libre a Clara.



- mmmm.......creo que ahora yo disfrutaré de tu rica verga cuñado.......ahhh.....me muero por que me retaques todo el culo con ella...!!!!



Le sonreí y la tome de las manos para levantarla. Al igual que Nomi, se paró y con un movimiento, puso sus piernas a ambos lados de mi cuerpo, dándome la espalda. A pesar de estar mi verga completamente lubricada, ella la tomó con una mano y primero, la paso por los labios de su coño, para mojarla aún más mientras gemidos de satisfacción emergían de su garganta. Cuando ella quedó complacida, puso la punta del glande en contacto con su ano, que al momento, comenzó a dejar pasarlo, hasta que penetró en su totalidad. El tronco recorrió el mismo camino y Clara no paró hasta que mis huevos golpearon sus nalgas. No fue mucho lo que pude soportar. Tenía la leche en la punta de la verga, por lo que, al cabo de unos minutos de ensartar el tesoro que es el culo de mi cuñada, salió todo mi semen con inusitada fuerza, inundándole el recto en su totalidad, acompañándolo con mis alaridos y los de mi cuñada, que llegaba a un nuevo orgasmo.



Al paso del tiempo, ya calmadas, ambas me explicaron que pasó. Resulta que, al poco de estar revisándole Nomi la dentadura a mi cuñada, accidentalmente puso una mano sobre un seno de ella que, con su ardiente temperamento siempre a punto de encenderse, gimió cachondamente, situación que no pasó inadvertida para mi novia. Clavaron la mirada, una en la otra. De ahí, ya no hubo palabras. Sus labios se encontraron y se entremezclaron en un apasionado beso, para luego dar paso a tan apasionante encuentro.

- Vaya, yo pensé que algo malo pasaba – dije – y miren lo que me encuentro. De saberlo, no hubiera esperado tanto para intervenir.



- Tu sabes como soy cuñado – dijo Clara -. Además, es difícil no exitarse con una mujer como Nomi. No sabes que afortunado eres.



- Me lo voy a creer – dijo riendo mi novia -. Pero además espero que esto se repita. Fue muy rico para mí.



- Vaya que si – intervino de nuevo Clara -. Además, los dos están invitados a nuestra casa. Pronto será nuestro aniversario, así que tienen que acompañarnos.



Y con una promesa, nos vestimos para que Nomi pudiera arreglar la muela de mi cuñada y dejáramos la clínica para continuar con nuestras vidas



 
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