Amistad de padre e hija

panzer626

Virgen
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Dic 29, 2008
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Mi hija se llama Sofía, tiene 14 años, es rubia de ojos café, pechos pequeños y linda figura. Mi nombre no importa, sólo diré que soy su papá y que por cosas de la vida estamos sólos ella y yo. Fui padre bastante joven (a la edad de Sofi) por lo que más que una relación de padre e hija, somos buenos amigos y hacemos cosas de amigos. Eso fue lo que llevó las cosas a esta situación.


Todo empezó cuando Sofi cumplió 12 y yo tenía 26; ella siempre había sido muy apegada a mi, siempre insistía en dormir conmigo, cosa normal, y también en que la bañara en la tina, cosa que aunque me incomodaba un poco, jamás lo vi con morbo, de hecho, yo la bañaba hasta que ella cumplió 10 años. Esa tarde quiso que la bañara, igual que antes, pero esta vez en la ducha, porque ya se sentía más grande.
Accedí sin mayor problema, aunque hacía 2 años que no la veía completamente desnuda; a veces la veía en ropa interior, cosa que a ella no le importaba, y en varias ocasiones ella sólo usaba sus bragas y andaba en topless por la casa cuando hacía calor. La verdad, la dejaba porque era hermosa y me gustaba verla.
Entramos al baño y ella empezó a desnudarse de espaldas hacia mi. Yo, por inercia me saqué la polera y quedé a torso desnudo. Ella se gira riendo y levantando ambos brazos para arreglarse el pelo, yo quedé embobado. Sofi, muy pícara y femenina entró en la ducha, en ningún momento intentó taparse. Yo me metí con bóxer, intentando pensar en otra cosa para no demostrar mi excitación.

La ducha fue normal, le puse jabón en la espalda aunque ella se retorcía de cosquillas, luego ella se dio la vuelta y frente a mi, comenzó a lavar su cabello. Yo la sostenía de sus caderas. Su vagina empezaba apenas a mostrar signos de mujer, y era la primera vez que la miraba de otra forma. Lo cierto es que para ella no tuvo nada de erótico; sólo era una ducha con su padre y amigo, además que ya la había visto desnuda muchas veces antes.

Cuando acabamos, agarré una toalla, tomé a Sofi en brazos y la llevé hasta su cama, dejándola caer mientras ella reía. Cayó con sentada, con sus piernas abiertas y sus manos atrás. Agarró la toalla y empezó a secarse el pelo para luego elegir unos calzoncitos rosados que se puso frente a mí, sin ningún reparo. Luego de eso tuve que darme una ducha so pretexto de terminar de quitarme el jabón.
Luego de eso, nuestra relación siguió igual, yo llegaba del trabajo y ella estaba con su uniforme del colegio. Jugábamos videojuegos mientras me tomaba una cerveza, y en las fechas de calor, ella andaba en falda, descalza, a veces sin blusa (sólo con su sostén) y otras veces con su blusa pero con sus pechos libres, trasluciéndose de la tela.

No volvimos a bañarnos juntos, aunque ella se metía a mi cama en las noches que hacía frío, pegando sus pequeños pechos a mi espalda.
Esa primavera cuando Sofía cumplió los 14 años, no se si me hizo una pregunta o una invitación.

-Papi,hace calor... ¿por qué no nos bañamos como hace tiempo?
-Nop, ya eres una señorita- le dije riendo mientras me tomaba una cerveza y ella se cruzaba de brazos simulando un berrinche.

-Pero ¿y si te lo pido como regalo de cumpleaños?

-Puede ser, pero recuerda que me habías pedido otra cosa- Sofi me había pedido tomar su primera cerveza conmigo.
-Bueno... me iré a bañar de todas maneras, además quería pedirte una cosa y no tengo confianza con nadie más como para pedírsela.
Sofía estaba usando su clásico chantaje emocional, ya que no tenía madre, era yo quien asumía ambos roles, desde como enseñarle a peinarse hasta explicarle sobre cosas sobre su cuerpo, además la curiosidad me estaba matando, nunca había tenido tanto misterio.

El hecho es que la seguí; ella aun estaba vestida, pero sólo llevaba una camiseta rosada sin mangas, sin brasier, y unos calzoncitos celestes.

-Sabía que vendrías- dijo mientras me abrazaba con fuerza. Yo la tomaba de sus caderas, entonces ella salta y se agarra con sus piernas a mi cuerpo. Tuve que hacerle cosquillas para soltarla.

-Bien, acepto pero tengo mis condiciones; primero, te pones tu bikini, segundo, también me pongo mi traje de baño -dije bikini. Pude decirle que se pusiera un traje de baño de una sola pieza. Siento morbo de pensar en una ducha con mi hermosa hija.
-Mmm, ok, pero me quedo sólo con la parte de abajo y será esto -dijo tocando sus braguitas.
-Además así estaremos parejos; una prenda cada uno.


Eso me hizo mirarlas con atención; se veía una pequeña mancha de humedad en su entrepierna. Miré el lavamanos. No había señas de que hubiera dado la llave.

-Bien, pero no tendrás tu cerveza.
-¡Papá! eso no es justo... -otra vez empezó a simular un berrinche.
-Si la quieres, vas a tener que ganártela.
-¿Cómo?
-Mmm... se me ocurrirá algo.

Nos reímos un rato, más de nervios que de otra cosa. Me quité el pantalón, olvidé por completo el traje de baño. Tenía una erección enorme y ya no me importaba disimularla. Sofi estaba parada frente a mi, tenía sus manos juntas por delante de su cuerpo. Miraba con la boca abierta, aunque no era la primera vez que me veía sólo en ropa interior, esta vez se mordía el labio inferior mientras presionaba disimuladamente su vagina con sus manos.

Me acerqué y ella puso inmediatamente sus manos aun juntas sobre su pecho. La tomé de la cintura empujándola hacia mi. Luego tomé su camiseta y la subí hasta quitársela. Ahí estábamos, padre e hija, sólo en ropa interior.
Sofi estaba colorada, casi jadeaba. No podía equivocarme, ella estaba muy excitada, tanto como yo. Me abraza como buscando protección. Siento sus pechos y ella siente mi pene en su abdomen. Pongo una mano en su trasero y me la apego más; ella me abraza con más fuerza y yo la beso en la frente.

-Hija, ¿estás lista?
-Si, pero no sé si decirte lo que te iba a pedir.
-Dímelo, también somos amigos, ¿o no?

-Bueno, pero me vas a tener que ayudar.


Ella tomó aire, y como quien cuenta hasta 3, me toma de la mano y entramos a la ducha. Dimos el agua tibia y mi hija se pone de espaldas; mientras veo su hermoso culo, empiezo a ponerle shampoo en el pelo. Sofi estaba poniéndose jabón en el pecho, a lo que, de manera inconsciente, le arrebato la pastilla y comienzo a enjabonarla yo, pasando desde su cuello al ombligo, luego, como ella no decía nada, pongo jabón en sus pechos, yendo de uno al otro, apretando ahora con ambas manos. Ella, todavía de espaldas a mí, presiona su vagina por sobre la tela, ahora sin disimular nada.


-¿Qué me ibas a pedir? -le digo al oído

-Quería verte, o sea, me has visto muchas veces, pero también quiero verte.

-Está bien, pero será como amigos, nunca haría esto como tu padre. Pero quiero que también termines de desvestirte para que estemos iguales.


-Ok, pero me las sacas tú, ¿vale?

Me saco el bóxer y miro a mi pequeña; ella no cabe en su asombro, se muerde el labio a la vez que empieza a mover sus caderas de adelante hacia atrás por puro instinto. Tomo su ropa interior y la bajo lentamente. Su vagina apenas y tiene pelos, son igual de rubios que ella. Sofi está muy caliente, puse mi mano en su cintura y se le escapó un gemido. Se tapó la boca rápidamente.

- No te preocupes-le digo sonriendo- mira, este soy yo. Abrí mis brazos para que me viera completo.
- Bueno, tú ya me conocías- me dijo sonriendo también.
-¿Nunca habías visto un hombre desnudo?
-La verdad, no... Sólo me nació la curiosidad hace poco.

Vi mi oportunidad de calentar las cosas.


-¿Quieres tu cerveza, cierto?

-Si
-Entonces para ganártela tendrás que responder unas preguntas.
-Pero papá... Bueno, está bien.

-¿Estás excitada?
-Mucho.
-¿Eres virgen?
-Si.

-¿Te masturbas?
-¡Papá!
-Responde...
-Si, pero no sé hacerlo bien, empecé hace poco...
-¿Te gustaría aprender?
-Pero soy tu hija.- en este punto Sofi estaba muy excitada, no se había dado cuenta que se estaba dando un masaje en su vagina de niña frente a mi.
-¿Ya diste tu primer beso?

-No... esa es otra cosa de la que quería hablar. Sé que no es correcto por muchas razones, pero eres el mejor papá del mundo, aunque me gustaría que por esta vez fueras sólo mi amigo y yo...


La interrumpí tomándola por su culo, metiendo por detrás mi mano entre sus piernas para sentir los labios de su vagina. Mi hija abrió las piernas para facilitar mi trabajo, y mi otra mano la usé para sujetar su cuello. Sofía puso una pierna sobre el borde de la tina mientras cerraba el agua. Le di su primer beso a mi hija desnuda, mientras hurgaba en su ano y vagina. Ella sujetaba mi pene, apretando con su manito de niña.

Terminado el beso, ella se dio vuelta, nerviosa toma mi mano y la lleva entre sus piernas.
-Quiero que me enseñes, porfis...
No sé si fue por sentirla así de húmeda, o por su tono infantil, pero ya no me importaba que fuera mi hija. Por Sofía sentía morbo y cariño, y haría lo que me pidiera. Estaba claro que quería empezar a sentirse mujer con su padre y amigo y yo estaba loco por entrar en su vagina. De sólo imaginar lo estrecha que debía ser, su inexperiencia, además de que hacía mucho deporte, era menuda y liviana.

Comencé a masturbarla con suavidad, poniendo mi pene entre sus labios vaginales mientras frotaba su clítoris en círculos. Sofi gemía, así que puso sus manos en su boca; yo quería oír esos gemidos de niña, así que con mi mano libre sujeté sus bracitos y empecé a darle placer a mi niña de forma bestial.

Gritaba de placer. Nunca pensé que los gemidos de mi hija fueran tan deliciosos. Acabó gritando mi nombre, eso me calentó demasiado. Su orgasmo fue brutal.
Terminamos la ducha, nos secamos y la llevé de la mano hasta mi cama.

-Sofi, podemos seguir acá si te parece.
-Si, pero ¿verdad que fui una niña buena?

Su tono infantil me calienta todavía más. Fui por su cerveza, una fuerte para mi y una más suave para mi hija. Le paso la lata y ella la pone en sus pezones, yo sólo la miro mientras ella ríe y la pone en su vagina.

Hicimos un brindis y nos tiramos en la cama. Ella sujeta mi pene y yo sus pechos. Volvemos a besarnos.

-¿Te gustaría seguir probando? hay muchas cosas que aun no sabes.
-¿Cómo qué?

La tomo de las piernas, abriéndolas con fuerza para empezar a lamer su pequeña vagina.

Abro sus labios y lo veo. Efectivamente es virgen, tiene su himen intacto, visible a simple vista.

-Me toca- dice ella, metiéndose mi pene en la boca, chupando con más ganas que técnica. La tomo y la giro, para hacer un 69. Tuve que poner una almohada en mi cabeza porque Sofi aun es una niña y es más bajita que una mujer.

La pongo de espaldas en la cama y ella abre sus piernas, llevando sus brazos hasta el respaldo de la cama. Como ya estaba mojada, empiezo a hacer presión para entrar. En su cara veo dolor y placer. Después de unos minutos gozando de esa vagina tamaño niña, pude entrar al tiempo que mi hija daba un grito apagado clavando sus uñas en mi espalda.
Penetré a la pequeña Sofi sin compasión; traté a mi hija como una pequeña puta. Ella se esforzaba por mantener mi pene entre sus piernas, aunque era evidente que le costaba por la diferencia de tamaños.

-Papá, no resistiré mucho más, además es un día seguro...
-Lo sé -de hecho llevábamos la cuenta de sus días los dos juntos, ese era nuestro nivel de confianza.
-Está bien, acabemos juntos... -por sus espasmos sabía que estaba a punto de tener un orgasmo todavía más grande que el anterior, entonces se me ocurrió hacerlo más especial.

-Sofi, dime quien eres
-Soy tu hija.
-Más fuerte.
-Soy tu hija.

-Una vez más...

-¡Soy tu hija!


Acabé dentro de mi pequeña Sofía. No hicimos posiciones ni nada fuera de lo común, después de todo, ella era una niña inexperta, pero con unas tremendas ganas de aprender y yo de entrenarla.








Relato escrito por mi, espero que les haya gustado
 
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