Amiga fitness

panzer626

Virgen
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Dic 29, 2008
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AMIGA FITNESS

Pasó en ese verano que hizo mucho calor. Yo siempre iba a ver a Edith, una ex compañera de mi carrera anterior, ya que yo trabajaba (part time) cerca de su casa y ella no estaba trabajando en ese entonces. Iba casi todos los días a la 1 de la tarde y nos quedábamos viendo tv o videos musicales hasta la tarde mientras ella hacía el aseo. Para ese tiempo éramos bastante amigos, al punto que parecíamos novios, sólo que había un pequeño detalle. Ella era lesbiana.

Algo me lo decía, al ver su comportamiento ante otras chicas, poniéndose más coqueta y atenta con algunas chicas lindas, hecho que pasaba desapercibido por ellas pero no para mí, ya que Edith me insinuaba algunas cosas que sentía sin aceptar del todo su condición. Ella me parecía agradable, linda y simpática, más no de un modo sexual. Nos teníamos confianza como había mencionado anteriormente, al punto que yo le contaba el modo en que tenía sexo ocasional con alguna de mis amigas, hasta que dentro de ese contexto, Edith me contó que se había mojado al ducharse con algunas de sus compañeras de carrera en los vestidores de la universidad; ella había sido la primera en desnudarse y la última en vestirse, cosa que, según me confesó, le había confirmado su sospecha de que sentía atracción sexual hacía otras chicas, despertando a su vez su veta exhibicionista.

Era frecuente que cuando llegaba yo a su casa, ella vistiera cualquier cosa, desde un pijama, o algún pantalón deportivo o short con cualquier camiseta. Daba lo mismo, total era mientras hacía aseo y esa ropa era lo más cómodo. Además yo sabía que para ella era normal andar desnuda a veces, ya fuese delante de sus padres y hermana sin molestarse ni avergonzarse en absoluto.

Un día miércoles llegué como de costumbre y ella me abre la puerta en topless, usando sólo una pantaleta vieja que le marcaba todo y una toalla alrededor del cuello. Yo sólo atiné a tragar saliva e intentar normalizar un poco la situación, que para ella era normal en absoluto. A Edith le gustaba mostrarse pero ante otras chicas y yo en ese sentido era un tema aparte, además 2 días antes anduve casi toda la tarde sin camiseta debido al calor. El asunto es que tetas son tetas, y aunque fuese mi amiga y tuviésemos plena confianza no pude evitar tener una erección monumental. Ella lo notó pero sabía que era normal. Tampoco le vio algo malo. Me trajo una cerveza y empezamos a charlar de cualquier cosa mientras me comentaba que había llegado justo a tiempo para ayudarle a mover un mueble pesado. Sudamos mucho y ella decidió darse una ducha. Yo buscaba en la tv algo para ver cuando oí que me llamaba desde el baño. No lo podía creer, Edith iba a ducharse mientras yo estaba ahí sentado al otro lado de la cortina bebiendo una cerveza. No podía parar de imaginarla desnuda (ella me había descrito su cuerpo antes, desde el tamaño de sus tetas hasta como llevaba su pubis). Sorbo tras sorbo oía lo que me decía y le contestaba mientras ella se llenaba de jabón, y aunque la cortina de la ducha estaba cerrada, a veces se abría un poco menos que lo justo, dejándome verla desnuda de perfil mientras ella recorría los pliegues entre sus piernas. Ella lo sabía pero no le daba importancia y al cabo de un rato yo también dejé de dársela.

Al cabo de unos minutos el agua dejó de caer y la cortina se abrió. Edith salió desnuda, sin hacer empeño en mostrarse pero tampoco hizo esfuerzo alguno por cubrirse; para ella era casi un juego sin malicia, aun consciente de que yo la iba a mirar sexualmente. Se puso una camiseta quedando desnuda de la cintura hacia abajo. Su vagina era hermosa, tal cual me la describió, con su triangulo de pelo bastante bien arreglado. Yo le había contado cómo depilaba a mi ex novia y en más de una ocasión le dije por broma que algún día me gustaría hacer lo mismo con ella. De pronto una frase salió de su boca.

-¿y tú, no quieres ducharte también?

Ni tonto ni perezoso empecé a quitarme toda la ropa hasta quedar desnudo frente a ella. Era la primera vez que me veía por completo sin ropa. Hizo un par de bromas y me dijo que estaba bastante guapo. A propósito dejé un poco abierta la cortina, más que nada para verla como se secaba el cabello con la toalla mientras seguíamos charlando de cualquier tema.

Al terminar me tocó salir desnudo y caminar hasta su cuarto para vestirme. El asunto es que a ambos nos gustó el tema de ese nudismo amistoso; ella se sentía en confianza y segura y a mí me encantaba su cuerpo esbelto y sus tetas enormes. Repetimos lo mismo un par de veces, yo llegaba y le ayudaba un rato, luego íbamos a la ducha por separado, aunque ella ya no cerraba la cortina de la ducha.

Edith era una chica fitness, tenía una elíptica y algunas mancuernas. Algunos días iba para hacer algo de ejercicio con ella, hasta que su boca pronunció la frase más caliente que he escuchado.

-¿y si hacemos ejercicio desnudos?

Tenía su lógica, hacía un calor del demonio y así no sudaría mi ropa. Teníamos varias horas antes de que alguien llegara, así que con pretexto de hacer abdominales, pude poner mi pene entre sus nalgas, aunque sin presionar en su ano. Para mí esto era más que suficiente, me masturbaba bastante recordando cada momento y oportunidad que tenía de tocarla. En esa ocasión nos bañamos con la manguera en su patio. Yo saqué un porro y lo fumamos ahí desnudos mientras hablábamos de mujeres. Para ese momento yo tenía permiso de recostarme en su regazo y a veces ella me daba masajes. Le pregunté si me dejaba tocarle las tetas, total había confianza. Ella rio levantando sus brazos en lo que era una respuesta afirmativa. Cuando el porro nos hizo efecto, ella me confesó que fantaseaba con que le apretaran los pechos mientras masajeaba su vagina. Accedí con gusto. Apreté tan fuerte que me pedía más. Edith quería sentir un poco de dolor mientras se daba placer, tal cual como le contaba que lo hacía con mis amigas. Sus dedos recorrían su vagina entre gemidos y palmadas en sus enormes senos. Se decidió a recompensarme sacando un preservativo de su velador. Me lo puso y me hizo una paja que, aunque inexperta, fue deliciosa. Ambos nos vimos en nuestro momento más íntimo, participando de él a partes iguales.

Al cabo de un tiempo, el andar desnudos y bañarnos juntos ya era natural para nosotros, incluso nos dábamos placer mientras nos hacíamos algo de cariño. Ese mismo verano me fui a vivir solo y Edith llegaba a verme para charlar y fumar siempre desnudos. En una ocasión invitamos a su hermana, siendo con ella el mismo ambiente de buena onda y confianza. Ella era menor, algo más rellenita pero con las tetas del mismo tamaño que las de mi amiga. Confiábamos tanto el uno en el otro que ella me afeitaba abajo o nos hacíamos masajes atrevidos, con estimulación y todo lo que se nos ocurriera.

Al día de hoy incluso nos masturbamos juntos, aunque todavía no me deja penetrarla. Qué diablos, de todas maneras lo estoy pasando bien.
 
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