Al borde del Infierno (II)

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Virgen
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Jun 12, 2017
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Pase semanas intentando una cita, hasta que ella como yo coincidimos un 26 de septiembre, quedamos que la recogería en una de las salidas de la estación de Metro Pajaritos a las 10:00 de la mañana, nuestro destino era una parcela de un amigo en Curacavi que para la ocasión estaba disponible, el lugar era ideal pues estaba cerca de Santiago sin embargo su ubicación enclavada en plena cordillera de la costa prácticamente nos desconectaba del mundo.
Desde un, principio note que la situación pintaba diferente a lo que había planeado, subió y sin aviso me beso, un beso que notaba ya una larga experiencia, una de sus manos rodeo mi nuca y con una leve presión me alentó acercarme más a ella, tanto años dándole besando a una la misma mujer, produjo en mí una sensación rara entre novedosa y excitante, al finalizar alejo su labios suavemente dejando tras de sí un hermoso y fino hilo de saliva.
No sabes como deseaba esto, fuero sus palabras
Ya pues, vamos…fue lo segundo.
En el trayecto se fue arreglando, para la ocasión andaba con jeans no ajustados de esos rotos a la altura de la rodilla, la blusas era sin escote y le llegaba a la altura de su cintura, el peinado era algo especial pues días antes le había comentado lo hermosa que se vería con algo parecido al corte que usaba Rihanna.
Se veía preciosa, nuevamente pinto sus labios con un color burdeo que los acentuaban aún más, a sus veinte y tanto pensé, tiene un rostro como solo dios sabe darlo.
Que hiciste hoy tempano, me pregunto
Te coste llegar
Estoy colapsada con los certámenes
Por decirlo de cierto modo, no le prestaba mucha atención pues mi pensamiento solo generaba imágenes de ella besándome, cada tanto de reojo veía sus labios moverse, sus senos, su entrepierna, su exquisito aroma que inundo el vehículo.
Pasamos a comprar algunas cosas a un servicentro que esta camino a viña pues al lugar que íbamos no había comercio.
Subimos nuevamente al auto, nos besamos, una, dos, tres veces, que ganas sentía de recorrer su cuerpo con mis manos, excitarme con su juventud, sentir esos pechos firmes en mis manos, sentir que eran míos, que era único dueño de tan suculento tesoro.
Vamos, el día se hace corto, me dijo y tomamos camino.
Algo de 30 minutos nos demoramos en llegar, no quise agobiarla con ninguna palabra estúpida, solo pesaba lo que tanto había planeado, amarla, satisfacerla hasta la sacia. No había seguridad para mi de una segunda cita por lo tanto si esta era la primera y única, ella debería ser la que apreciase el momento, para mí el solo el hecho de juntar mi cuerpo desnudo con el de ella y que sintiera mi erección ya era suficiente recompensa.
Nos bajamos, me adelante para abrir las puertas y ventanas de la cabaña, al entrar ella y aprovechando que estaba al lado de la puerta agarre de una de sus manos y la arrincone contra la pared, quería que sintiera mi miembro erecto, así que lo acomode de tal forma que quedar justo con su entrepierna.
La bese, tal vez mi veces, mi legua se paseó por cada centímetro de su maravillosa boca, bese sus labios, su cuello, el lóbulo de su oreja, cada minuto pasaba a la velocidad de la luz frente a mí.
La tome y la gire, con mi manos tome su cuello y he introduje uno de mis dedos en su labios, al sentir su lengua comencé un movimiento simulando una penetración oral la cual fue correspondida con un jugueteo de sus labios y una respiración jadeante por parte de ella.
Por mi mente pasaron mil ideas, esa era la señal que esperaba para vivir e experimentar con ella todo lo que morbosamente me excitaba.
Tome sus manos y siempre de espalda hacia mí abrí sus brazos hacia arriba de la muralla, y comencé a presionar con mi miembro su hermosas nalgas, quería darle también la señal que poseerla por atrás era algo que también deseaba.
Que les puedo decir, exquisitos momentos que estaban quedando grabado en piedra en mi mente, que ganas de decirle te amo, después todas la palabras que le dije que reflejaban el enrome deseo y excitación que estaba causando a mi cuerpo y mente.
De pronto me aparto se puso frente mío, me abrazo y beso y me dijo al oído.
Te tengo una sorpresa,
Luego me pregunto sobre alguna pieza para usar y se dirigió a ella.
Fuero 15 minutos eternos donde mi miembro no dejaba de presionar el pantalón
Cierra los ojos, dijo, desde el otro lado de la puerta.
Y así lo hice, me la imaginaba con una lencería negra, con medias hasta el muslo, en fin tantas cosas.
Sentí la puerta y sus pasos, luego su voz, Ábrelos.
Y ahí estaba frente mío con su uniforme escolar, aquel uniforme que solo había dejado de usar apenas dos años atrás
Cuantas veces la vi con ese uniforme, en casa de mi cuñado, cuando la iba a buscar al Mater Purissima o cuando nos topábamos en casa de mi suegra.
Con pose de modelo, y con los brazos extendidos, dijo
Que te parece, alguna vez me deseaste con el puesto, alguna vez sentiste cosas al verme sentada con él, te contare que siempre me dio las sensación que mirabas mis piernas cuando estaba junto a ti en el auto, por lo mismo en ocasiones no me lo acomodada, me gustaba la sensación de tus ojos en mis muslos.
Y ahora tienes una escolar solo para ti, sé que a los hombres les excita mucho las colegialas.
Efectivamente, debo confesar que varias veces me metí a interne a ver videos upskirt y de reojo veía una que otra escolar cuyo cuerpo ya denotaba trazos de ser mujer más que niña.
Me abalance sobre ella la tome de un brazo y haciéndome espacio la recosté boca abajo en la mesa, con mis pies separe los suyos tanto como un jumper me lo permitió, la quería someter, por eso junto sus manos en su espalda y las sujete fuertemente con las mía, con la otra lentamente fui subiendo su uniforme, el espectáculo era sublime, unas bragas que le llegaban a la mitad de sus glúteos y semi incrustadas en su partidura.
Trate de sacarle rompiéndolas, pero no pude, así que la solté para ocupar ambas manos, ella por su parte al verse liberada comenzó a manotear su cartera que estaba en la en la mesa, saco un pequeño pote que no era otra cosa que lubricante vaginal y me lo paso.
Ya con las bragas fuera ella siguió en la misma postura solo que ahora sus manos estaban puestas de palma en la mesa.
Baje mis pantalones y mis pantaloncillos, mi erección era descomunal, y solo deseaba empalarla con furia, unte mi glande y comencé lentamente introducirlo, lentamente, podía sentir la tibieza e sus labios, podía sentir la presión de sus paredes que rodeaban todo mi miembro, podía sentir la frescura y su juventud con cada embestida.
Una tras otra se fueron haciendo cada vez más frenéticas, cuando sentía que el momento de la eyaculación se acercaba Me detenía y comenzaba con la estimulación oral, le daba pequeños masajes a base de lamer y succionar su clítoris, me encantaba sentir sus espasmos y gemidos juveniles que terminaron en varios orgasmos.
Quería que esto fuera eterno, pero en algún maldito momento comencé a pensar que la hembra que tenía agarrada por la cintura y era presa de la penetración continua de mi miembro era aquella niña, mi sobrina, y un morbo inundo toda mente y inmediatamente sentí como salía un chorro de mi liquido en el interior de su vagina, cada gota fue un gozo indescriptible, ya cansado me recosté sobre su espalada.
Sentí cuando te fuiste dentro de mí, lo deseaba desde aquel día en casa de mis padres
Hay algo de eso en la manera que te hice le amor, le respondí
Nos desnudamos completamente y nos acostamos a conversar y descansar
La plática fue eterna y sincera, no sirvió para lo que venia
Volvimos a revocarnos por decirlo de alguna manera, no tan frenéticamente como la primera vez pero igual de exquisito
Tuvimos un segundo encuentro que sería el último, segundo encuentro que dejo un marca permanente, pero eso lo narrare en otra ocasión.
 
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