Me llamo Adela, madre soltera, mi único hijo nació unos días posteriores a cumplir mis veinte años, mis padres me apoyaron y me mantuvieron con la condición de que debía obtener algún título universitario para poder tener un buen futuro tanto para mí como para mi niño.
Lo bautizamos con el nombre de Matías, y a los meses me inscribí en la Facultad de Ciencias Económicas, que si bien me dedicaba a preparar materias, también salía, iba a fiestas y tuve algunas parejas durante ese periodo de estudio. Mis padres me bancaron todo, prácticamente criaron a mi hijo, pero yo también en 5 anos obtuve mi titulo de Doctorado en Economía.
Tuve la dicha de entrar en una empresa en la que dados mis esfuerzos fui muy bien remunerada, mientras mi hijo crecía y mi seguridad económica se iba acrecentando, lo que me permitió tener mi departamento, auto y poder disfrutar de viajes con Matías.
Tuve algunas parejas pero ninguna se termino de concretar, aunque a mi hijo no le caían muy atrayentes, a pesar que trataban de cautivarlo con regalos o paseos. Aunque por un lado pretendía formar una familia, por otro me sentía a gusto vivir con Matías. Los años fueron transcurriendo, muy rápidamente hasta que mi hijo ya era un adolescente y yo estaba a 4 años de los cuarenta. Me mantenía en forma, no había aumentado el peso, me cuidaba con las comidas y creo que mi físico era todavía atrayente.
Con mi hijo manteníamos una relación muy linda y éramos bastantes compinches en una serie de cosas, por no decir en casi todo. Por supuesto que teníamos nuestras discusiones dado que un adolescente de casi 17 años es bastante rebelde, propio de esa juventud en la que todos hemos disfrutado.
Tenía un amigo, llamado Tony, muy rico chico algo mayor que Matías, que venía muy seguido a casa, encerrándose en la habitación de mi hijo, vaya a saber que hacían, cosa muy corriente entre los adolescentes.
Así iba transcurriendo mi existencia, me habría encantado formar una nueva pareja, aunque Matías, parecía rechazar ampliamente a los pocos candidatos posibles.
No recuerdo exactamente en qué momento comencé a tener ciertos pensamientos algo perniciosos, por circunstancias casuales, acciones propias y de mi hijo, o por la suma de ambas partes, pero no sé bien cuál fue el detonante. A lo que puedo remontarme es que en una oportunidad lo vi desnudo durante unos segundos, llamándome notablemente la atención su aparato algo erecto, fue un instante suficiente para llegar a sentir motivar mi interior.
En ese momento tenía una pareja por lo que no solo me aplaco ese día, sino que no hizo que me obsesionase con el sexo de Matías. Si bien se volvió a repetir en determinadas ocasiones solo pensé en que mi hijo se estaba haciendo hombre, o si ya habría tenido su primera experiencia.
También noté que a veces miraba muy deslumbrado mis pechos, que si bien no eran demasiados grandes, se hacían notar. Trataba de evitar su mirada indiscreta, poniéndome ropa no demasiada escotada, tratando de evitar ese fisgoneo sensual.
A veces mientras me bañaba solía dejar la puerta entreabierta, pasando varias veces para ver mi cuerpo desnudo, al que después de esas incidencias, la mantenía cerrada, la cual no era mi costumbre, vistiéndome en el baño para obviar posibles inconvenientes.
En ese lapso rompí con una pareja que tenia, a lo que me llevó a un tiempo de abstinencia, si bien he tenido periodos largos sin tener relaciones, esta vez no lo podía controlar, estaba nerviosa, contestaba mal, todo me caía pésimo. Pero mis pensamientos recayeron en la vez que vi a Matías desnudo, transformándose en algo obsesivo y hasta llegar a masturbarme recordando ese instante.
En determinado momento llegue a pensar que no estaba bien, así que opté por ir a un psiquiatra o sicóloga, a que me diese una orientación, por lo que me sucedía. Me costó revelarle a mi terapeuta mi secreto, aunque no lo tomó demasiado a la tremenda, explicándome que después de la ruptura con mi última pareja, la nueva búsqueda se reflejaba en mi hijo, cosa algo natural denominada el complejo de Edipo, y un montón de cosas más que no me llevaron a nada.
Después de varias sesiones, traté de desconectarme de esos pensamientos y salir con amigas, intentando encontrar pareja, obteniendo de esa decisión, reproches de mi hijo, cara de culo y toda esa serie de caprichos estúpidos que iban surgiendo. Pensé que estaba algo celoso, propio de un adolecente con su madre, hasta que una mañana mientras desayunábamos, me dice:
“Má, hasta que edad me diste la teta? “. Me quedé algo impactado por ese a pregunta tan fuera de contexto. Estuve unos segundos sin responder, tratando de asimilarlo
“Creo que, hasta casi los 2 años” contesté
Haciendo una mueca algo sensual, la que me hizo esbozar una sonrisa, a la vez que me imaginaba chupándome una teta en la actualidad, sintiendo como mi rostro se ruborizaba.
Eso fue como un aviso o el punto de inflexión, creo que inconscientemente fui cambiando de actitudes. Una de ellas dejar la puerta del baño abierta, secándome lentamente mientras Matías pasaba y me observaba, digamos más “prolongadamente”. Comencé a disfrutar de mostrar parciamente mi cuerpo, percibiendo cómo reaccionaba mi hijo, al notar su sexo abultar su pantalón.
La vez que pasé por su habitación, con mi torso desnudo parándome frente a su puerta y hacerle una pregunta cualquiera, sus ojos se clavaron en mis pechos, disfrutando del espectáculo. Estoy convencida que terminó masturbándose, cosa que me excitaba también.
Otra vez mientras tomaba sol en el jardín en topless, pensando que estaba sola, en determinado momento me dio la sensación que me observaba, creo que me atrajo la idea y hasta sentí una especie de estimulación. Cuando me levanté para entrar en la casa, noté algo de semen cerca de la puerta corrediza, era evidente que mi cuerpo le producía excitación, de lo que me sentía alagada..
Todo esto no se desencadenó de un día para otro, sino que llevó un periodo prolongado. Una noche me propuso ver una película, si bien no soy demasiada amante de ver televisión, acepté, me puse el camisón, con el propósito de apenas tener sueño me iba a acostar. Con algo de esfuerzo miraba la película, tratando de no dormirme, aunque algún codazo de mi hijo me espabilaba. Así permanecí hasta que me dormí, recibiendo un golpe con uno de los almohadones del sillón que me despertó, algo ofuscada por su accionar, le pequé con otro, desencadenándose en una lucha. En determinado momento como consecuencia de ese “combate” una de mis tetas se escapó de mi camisón, a la que mi hijo la tomó con su mano, y yo metí mi mano entre su joggings apretando su pene, que rápidamente comenzó a ponerse rígido.
Su boca no tardó en chupar mi pezón, mientras mi mano batía el largo de su aparato genital, no me podía detener en lo que estaba haciendo, su boca succionaba mi tetilla mientras mi mano no se detenía de su alterado falo. Nuestros cuerpos se apretujaban aumentando las tensiones en nuestros cuerpos que iban acrecentando la adrenalina.
No paré hasta lograr que su miembro eyaculase, percibiendo mi piel sus cálidos flujos, apretando su boca con más intensidad en mi pecho. Permanecimos un rato quietos y abrazados durante un corto periodo, hasta que me levante para higienizar mi mano, y sin decir palabra me dirigí a mi alcoba, sin quitar de mi mente lo sucedido. Me costó conciliar el sueño, a raíz que tenía presente dicho desenlace en mi mente, estuve a punto de levantarme e ir a su cama, pero me contuve de realizarlo, a pesar de que al acercar mi mano a mi cara percibí aun el olor del esperma de mi hijo. Me costó dormirme, pensando en ese momento, y oliendo mi mano termine por dormirme.
A la mañana siguiente me levanté como siempre a preparar el desayuno, con la diferencia en que no me puse la bata, creo que fue intencional al no hacerlo. Mientras preparaba el café y las tostadas, Matías se acerco sigilosamente, rodeando mi cintura, mientras besaba mi cuello, un leve escalofrió sacudió mi cuerpo. Levantó suavemente mi corto camisón para acariciar mi vientre, me quedé paralizada, mientras sus manos recorrían mi piel, y mi cuerpo comenzaba a alterarse, hasta que sus manos tomaron fuertemente mis tetas oprimiendo mis tiesos pezones.
Sentí que mis jugos vaginales comenzaban a fluir, mientras sus palmas exploraban mi excitado cuerpo, a la vez que percibía su verga erecta, posarse ansiosamente sobre mis posaderas. La debilidad de mi cuerpo se fue entregando a las presunciones de mi hijo adolescente.
Sabía que estaba mal o no, pero no hice mas nada para impedirlo, cuando comenzó a levantar mi camisón hasta quitármelo. Toco mis muslos y mi monte de Venus a través de mi trusa, sin pensarlo lo tomé de la mano para llevarlo a mi dormitorio, sentándome sobre la cama para bajar su pantaloncito y ver con bastante obsesión su gordo pene erecto, muy atractivo y seductor.
Me acosté sobre la cama algo sonrojada, mientras me quitaba mi única prenda, aprovechando que estaba bastante a oscuras la habitación, mi desnudez y fundamentalmente el vello que cubría mi intimidad. Pero para Matías eso parecía no afectarlo, se volcó sobre mí algo temeroso, besándonos levemente, hasta que tomé su miembro y lo llevé a mi cavidad vaginal. Al sentir su rápida penetración, mi cuerpo se convulsionó rápidamente, al inicio de un bombeo vertiginoso que en escasos minutos eyaculó en mi interior. Si bien no llegué a tener un orgasmo, lo mantuve abrazado, con su aparato bastante erecto en mi vulva. No estaba arrepentida, todo lo contrario, había hecho debutar a mi hijo, y hasta me sentí presuntuosa de que habría sucedido así. El olor a tostadas quemadas nos trajo a la realidad, me levanté súbitamente para ir a sacarlas.
A pesar de eso, creo que fue el desayuno más feliz de mi vida, a pesar que estábamos algo abochornados, pero contentos. Apenas terminamos de merendar, Matías pretendió volver a tener sexo, lo disuadí en su intención diciéndole
“Hijo, si bien lo pasamos de maravilla, creo que no debemos continuar con esta relación, sucedió, nos gustó y lo damos por terminado”
No le agrado demasiado mi comentario, pero aparentemente lo comprendió, así que me duché rápidamente y me fui al trabajo, por supuesto que mis pensamientos habían quedado anclados en ese momento. Sabía que había encendido la mecha, era muy difícil apagarla, pero puse todo mi empeño en no volver a repetirlo, pero el diablo siempre mete la cola.
Un día después de bañarme, estando frente al espejo, pensé en afeitar mi pubis, así que me rasuré hasta ver esa zona libre de vellosidad, permitiendo ver mis labios inferiores, no sé si lo hice con doble intención, para mostrarle a Matías que podría agradarle, aunque eso equivaldría a retomar un nuevo encuentro.
Matías siempre fue un chico meloso, hasta que obtenía su objetivo, así que trataba de seducirme para tener un nuevo encuentro, oponiéndome a pesar que me atraía repetirlo.
Un día al llegar Matías del colegio, estaba hablando con un amigo, nunca habíamos llegado a nada, aunque sabía que me pretendía. Me reía de sus ocurrencias, mientras que mi hijo con mala cara escuchaba mis comentarios jocosos.
De repente se dirigió a su dormitorio, pegando un portazo, sin aparente motivo, que al finalizar mi charla, me dirigí a su alcoba, traté de que me explicase su aparente enojo, sin tener una respuesta, sin insistir demasiado me fui a la cocina a preparar el almuerzo. Apenas finalizamos la comida se fue a su cuarto nuevamente sin decir palabras. Después de terminar de limpiar la cocina y como no tenía que ir a trabajar, me arme de paciencia y me dirigí a su cuarto. Estaba tendido sobre la cama en calzoncillos, me senté a su lado preguntándole qué demonios tenia.
Le acariciaba su abdomen, mientras le hablaba, dándome respuestas con monosílabos, no llegaba a tocar su bulto, pero le agradaban esas suaves caricias, a pesar de no demostrarlo.
En determinado momento, me cansé de la situación, así que roce su bulto, y me levanté para irme, cuando sorpresivamente me tomó de la muñeca atrayéndome hacia su cuerpo en ese momento manotee su aparato, bajando su calzoncillo y sin pensarlo demasiado, se la empecé a lamer y besar, produciéndosele su inmediata erección.
Sin despegar mi cara de su sexo, trataba de sacarme mis prendas, hasta quedar solo mi ropa interior, me volqué sobre la cama mientras Matías me quitaba el sostén para succionar con fuerzas mis pezones, introduciendo su mano entre mis piernas, para friccionar mi vagina. La pasión se había hecho dueña de nuestros cuerpos, ya no éramos madre e hijo, solo dos seres dispuestos a tener sexo.
Así continuamos con total ahínco, hasta que su gordo pene se introduzco en mi vibrante vagina, agitando y friccionando las paredes de mi vulva, para finalizar eyaculando en mi interior. Esta vez nos quedamos en la cama para retomar nuevamente en esta loca actividad, aunque Matías se dedico a explorar y descubrir mi desnudo cuerpo, haciéndome vibrar, cada vez que abría mi vagina, para introducir sus dedos, llenos de indagación, hasta culminar con su lengua, estimulando hasta mi última fibra, para finalizar con una copulación salvaje y escandalosa.
Esa tarde permanecimos en la cama reiterándolo varias veces, hasta que nos dormimos para despertar cerca de las 22 hs. A partir de ese día nuestro sexo fue bastante continuo, hasta nos manteníamos desnudos gran parte del di, disfrutando de nuestros cuerpos.
Nuestras vidas continuaron, yo con mi trabajo y los quehaceres domésticos, Matías con sus estudios y su amigo Tony que venía, pero ya sin quedarse a dormir.
A pesar de continuar con esa relación sexual, nunca nos pusimos a plantear un futuro, sabia que tarde o temprano eso acabaría, a pesar que Matías me celaba bastante, que si bien me agradaba saberlo, me impedía buscar una nueva pareja.
En una oportunidad fuimos invitados a una fiesta, bastante importante, me alegro poder ir, aunque a Matías no le cayó demasiado bien esa decisión. Así que después de una larga charla lo pude convencer de que viniese.
Faltaba como un mes para el acontecimiento, pero a pesar de eso traté de hacer los preparativos para ir, con bastante tiempo. No sé si por la actividad sexual o la intención de parecer más joven, había adelgazado bastante, por consiguiente me compré un vestido largo, algo escotado, sin comentarle a mi hijo. El día del acontecimiento me lo puse, recibiendo elogios por parte de Matías, aunque acotó que era un escote algo “llamativo”, y además sin sostén.
Antes de salir, que a pesar de tener unas bragas chicas, se marcaban en el vestido, así que opté por quitármelas.
La fiesta estuvo fantástica, baile bastante, aunque mi hijo a veces me observaba con quien lo hacía. Al regresar cerca de las 4 de la mañana, no habló demasiado mientras manejaba, dado que yo estaba algo mareadita y porque no? excitada.
Al llegar a casa con mis zapatos en la mano, le di un provocativo beso a mi hijo, al momento que me decía algo alterado
“Quieres, guerra parece?????”, girándome bruscamente, mientras bajaba un bretel, para mordisquear mi cuello y manotear una teta. Al bajar el otro el vestido se fue desplazando hasta sentirlo en mis tobillos, quedando como Dios me trajo al mundo.
Sin pérdida de tiempo y de una manera algo violenta y como un castigo (aunque no tenía motivos, pero era posible, que al carecer de ropa interior, algo lo altero) me tiró sobre el sofá boca abajo, quedándome quieta a la espera de un desenlace.
Sentí que se montaba sobre mis nalgas, jugueteando entre mi raja de una manera algo agresiva. Supuse que pretendía, aunque la única vez que lo hice con otra persona, no me agrado demasiado. El juego entre mis nalgas se fue acrecentando, hasta sentir unos de sus dedos introducirse en mi ano, tratando de profundizarlo. No hice nada por impedirlo, solo me relajé para soportar mejor el dolor. Si bien era la primera vez que me hacia algo así, demostraba tener experiencia en el tema. Sus dedos hurgaron ávidos de apetito sexual en mi interior, al punto en que esa trasgresión comencé a aceptarla, mientras percibía como entraban y salían con total desenvoltura.
.Mi agitación se aceleraba al ritmo de esos accesos, hasta comenzar a gemir, mezcla placer y parte dolor, levantado mi culo como consintiendo esa intromisión en mi recto. Mis gimoteos parecían estimular a mi hijo que aceleraba simultáneamente su cometido.
Cuando al sentir su saliva aplicarla en mi agujerito algo dilatado, para recibir posteriormente a su glande, oprimiéndose contra la abertura anal, que dado su grosor impedía pentrarse. Pero eso no lo detuvo demasiado en su intensión sino todo lo contrario, pareció enardecerse, aplicando una mayor presión hasta lograr introducir una parte. Apenas gesticule, conteniendo el dolor, cuando un nuevo empellón hizo introducirlo algo más, y en escasos segundos la totalidad de la verga de mi hijo, estaba cobijada por el recto de su madre.
Cuando al fin terminó de entrar y la cabeza se alojó profundamente, dejando sus genitales pegados a mi vagina, era atroz sentir su falo metido hasta mis entrañas, dando la sensación de partirme. Le rogué, que no se moviera, quería disfrutar su aparato en mi interior, percibiendo los latidos de su falo en mi íntimo conducto, que no dejaba de hacerme vibrar. Estrechando mi esfínter, aprisionando su verga, hasta que súbitamente empezó su impetuoso bombeo, fue fabuloso. Cada vez que penetra su verga, mi cabeza se elevaba, mientras sus manos apretaban más mis tetas.
Sabía aguantar, al punto de contenerse cuando estaba por venirse, mordiendo mi cuello y apretando mis tetillas, esa especie de masoquismo que me estaba proporcionando, me excitaba mas. Ese acoplamiento duró bastante hasta que después de varias contenciones, su semen se hizo sentir en mi recto.
Cuando acabo, abrazo, y muy tiernamente me dice
“Te quiero má”
Esta experiencia fue repetida reiteradamente, me encantaba hacerlo, y parecía existir una especie de dominación por su parte, a la que sumisamente aceptaba.
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La relación con mi hijo era muy buena, no solo en la sexual sino de contarnos de nuestras intimidades.
Una tarde de invierno, después de haber tenido sexo, mi hijo me pregunta:
“Que cosa loca mas, has hecho en tu vida, ma?”
“En qué?”
“En el sexo, has estado con mujeres, o con más de un hombre, o algo tabú?”
Me sentí algo asombrada y un poco incomoda por la pregunta, y hasta me pareció que parecería risible, decirle que siempre fui heterosexual.
“En realidad siempre fue con un hombre”
“Pero cual sería tu fantasía?”
“No sé” contesté algo nerviosa, tratando de esquivar la contestación,
“Con dos hombres?” me dice
Si bien esa había sido una fantasía cuando era más jovencita, que hasta altura de mi vida ya había descartado.”
“No sé, puede ser” respondo
“Si o no?”, sé sincera”
Si bien ese interrogatorio fue más extenso, y fue muy tajante en su pregunta, termine diciendo, “que sí, que dependería de la ocasión, la personas“, así fui respondiendo a su interrogatorio, sin llegar a decir lo que deseaba o si me agradaba la idea.
Me dio un beso, mientras pasaba su dedo por mi vagina, mostrándomelo todo húmedo, mientras me decía:
“Sí, creo que esto lo dice todo”
Algo abochornada, al ver mi flujo en su dedo, delataba mi estado, en el que aparentemente no terminaba de desagradarme esa loca idea. Me levante, para ir a ducharme y dar fin a ese cuestionario.
Por supuesto que olvide al otro día el dialogo que habíamos tenido, la vida continuo, mi trabajo, el colegio de Matías, aunque traté de que tuviésemos una vida más independiente, sin dejar de lado nuestra relación.
En varias oportunidades conversé sobre esta situación, que tarde o temprano acabaría esa dependencia, que podría encontrar alguna chica, formaría pareja y todo esto se terminaría. Me contestaba si estaba cansado de él, o quería hacer el amor con otra persona.
“No mi amor, solo que no sabemos que nos puede deparar el destino y hay que estar preparados a cualquier eventualidad, a pesar que aun falta para eso. Además no creo que sigamos asi, es algo totalmente atípico. A pesar que no agrada hacerlo”. Le respondía.
Días después, me presento un amigo que había conocido en el club que concurría, se llamaba Tony algo mayor que Matías, un chico de piel algo oscura, de 1,85m, muy educado y lindo aspecto, comenzó a concurrir a casa bastante más frecuentemente, quedándose a dormir. No puedo decir que me molestaba, pero había cortado en parte nuestra intimidad, que no sé, si no sería lo más conveniente.
Nuestra convivencia sexual, no era como en un principio, era mas esporádica, sin tanta pasión, algo que suele suceder en la mayoría de las parejas, aunque realmente no me importaba demasiado.
Pero sucedió algo que modifico el rumbo de nuestras vidas, aunque en ese momento no se avistaba. Fue un sábado por la mañana que Tony se había quedado a dormir, como era casi cerca del mediodía, fui a la habitación a ver qué sucedía, no tenia costumbre de golpear su puerta, así que la abrí impetuosamente, encontrando a los dos desnudos, en distintas partes del cuarto. Pero me impactó la desnudez de Tony, fueron escasos segundos pero lo suficiente para observarla y sentir una reacción.
Algo avergonzada, cerré la puerta mientras les decía que el desayuno estaba listo, cuando llegaron no se hizo mención a lo sucedido.
Días después Matías me comenta:
“Te gusta Tony”
“Si, me parece un buen chico” contesto sin saber a qué venía su pregunta.
“No, digo desde otro punto de vista”
“No entiendo” le contesto, aunque me imaginaba a donde quería llegar
“Digo por el día que nos vistes desnudos” riéndose.
“Ah, sí, entiendo” conteste algo apabullada
“Te agradó?”
“Basta, por favor?
“Contéstame si o no?”
“Si, me llamo la atención” le digo, algo fastidiada, pero noté una sonrisa en la cara de mi hijo, que si bien no manteníamos secretos, me pareció que algo tramaba.
Tony siguió concurriendo a casa, se quedaba a dormir, y puedo decir que me agradaba su compañía, era como tener dos hijos. A veces me parecía que me miraba, no como la madre de su amigo, sino algo mas, posiblemente era mi imaginación, o no.
Una noche, casi no dormí, mi mente se había enfrascado en una serie de sucesos con mi hijo y Tony, que si bien no eran muy preponderantes, hizo trabajar mi loca cabecita. Si bien no era mi costumbre me levante más temprano de lo acostumbrado, a preparar mi desayuno. Mientras lo hacía, llegó Tony a la cocina, en calzoncillos, mientras nos saludábamos, observe como miraba a la altura de mis pechos, notándose mis tetas a través de la transparencia de mi prenda, pero más que nada, la punta de mis pezones que comenzaron a hacerse más evidentes. Me giré hacia la mesada, algo perturbada por esa mirada tan lasciva, tratando de no verlo, mientras que con cierto nerviosismo tomé la sartén que apenas podía sostenerla, sentía que el alma se me salía del pecho.
Cuando sentí su cuerpo apoyarse en mi espalda y mirando por mi hombro, me preguntaba
“Que vas cocinar de rico?”
“Unos huevos saltados, te apetece?”
“Hechos por vos cualquier cosa” En el momento que se pega mas a mi cuerpo sintiendo claramente su erección contra mis nalgas, no hice nada, solo cerré los ojos, y me quede como petrificada ante su contacto.
“Espero que salgan ricos” me decía, mientras una de sus manos se tomaba de mi vientre, rozando con su boca, la mejilla derecha, un sudor invadió mi cuerpo, creo que si me quitaba el camisón, lo dejaba. Giré la cabeza y lo mire sorprendida por su atrevimiento.
Desayunamos y posteriormente me fui a mi trabajo, algo alterada, haciéndome algunas locas fantasías.
Esa noche le comente a Matías, diciéndole que en un par de semanas cumplía los 37 años, que nos podíamos ir unos días algún lado y disfrutarlo, realmente no tenía ganas de fiesta, para estar unas pocas horas con familiares y amigos.
“Podíamos decirle a Tony” me dice Matías.
“No hijo, lo quiero, pero prefiero que los pasemos los dos”
“Ok, ma, como quieras, es tu cumple” me contesta.
Después de pensarlo, recordé lo del trío que me había preguntado aquel día, me dio vueltas en la cabeza esa descabellada idea, aunque debo confesar que me quedó latente.
Esa tarde vino Tony, creo que lo vi de otra manera, me dio un beso, le comenté que Matías había salido, que si se quería lo podría esperar.
“Ok, lo espero, si no molesto”
“No para nada, quieres tomar algo?” le pregunto.
“Bueno” me contesta.
Le traje una cerveza y hablamos de todo un poco, en un determinado momento, me salió de adentro
“La semana que viene cumplo 37”
“Uh, realmente no los representas, que bien” responde
“Pensamos ir unos días con Matías de viaje”
“Qué bueno, me alegro por Uds,” lo dijo muy risueño, contento por la noticia, y sin pensarlo demasiado, le digo
“Te gustaría acompañarnos”
“No sé, tendría que ver” contesta
“Cuál es el problema?”
“No es que……” algo dubitativo me responde
“No tienes dinero, si es por eso no te preocupes, la cabaña y el auto cuestan lo mismo con dos o tres personas, comeremos donde nos hospedamos y listo”
“Bueno, muchas gracias” me dice levantándose para darme un beso.
Por un lado de daría una alegría a Matías, por otra parte me sentí bien al invitarlo, aunque no pensé sobre el supuesto trío, en ese momento.
DIA 1
Una semana después estábamos camino a una cabaña, en una zona de lagos y bosques, a unas 5 o 6 horas de nuestra casa.
Esa primera noche sentí la necesidad de estar con Matías, pero lamentablemente, la presencia de Tony lo dificultaba, así que opté por resignarme. A la mañana siguiente, me levante temprano con mi camisón solamente, Tony apareció como aquella mañana, seguí preparando el desayuno, cuando se acerco, volviéndome a abrazar, apoyando su mano en mi vientre, sintiendo su verga entre mis cachetes, permaneciendo más tiempo que la vez anterior, mientras acariciaba sutilmente mi abdomen. Me apoye contra su cuerpo, esperando que levantase mi camisón, para acariciar mi sexo, que carecía de mis bragas, cuando el ruido de una puerta hizo abortar esa eventualidad.
Después de desayunar salimos, a conocer el lugar, el pueblito y fundamentalmente el lago, anduvimos a caballo y diversas actividades, donde los chicos lo pasaban muy bien y yo también. Nada paso esa noche, solo que oí algunos ruidos extraños en la habitación de los chicos, tratando de no pensar en algo extraño.
DIA 2
Al iniciarse el segundo día de nuestra estadía, era mi cumpleaños, los chicos vinieron a mi cama para saludarme, mi hijo me beso en los labios, me pareció que no era correcto delante de Tony, quien también lo hizo, pero no tan directo. Así como estaba me hicieron levantar para llevarme al comedor, a tomar el desayuno que habían preparado, que me produzco una gran alegría, a pesar que con mi camisón, algo transparente, atraía la mirada de Tony. Durante gran parte del día mi hijo, me besaba o tocaba mis tetas, cosa que me agradaba, pero la presencia de Tony, imposibilitaba algún tipo de encuentro, así lo veía, pero a pesar de eso fue un día muy divertido y estaba contenta con la compañía de ambos.
Por la tarde me dice Matías, que me pusiese linda que festejaríamos mi aniversario. No tenía mucho para ponerme, dado que no lo había previsto, solo un camisón negro que no había estrenado, que podía pasar por un vestido corto. Me lo puse, pero el sostén no era el adecuado, así que lo quité, calzándome unas pantimedias, color símil a mi prenda, y por supuesto sin bragas.
Me pinté, un collar, unas pulseras, unas sandalias, y cuando me vieron, quedaron alucinados por mi “look”, algo improvisado pero aparentemente muy sensual.
La cena estuvo muy buena, que habían preparado los chicos, tomé más de lo acostumbrado así que estaba bastante alegre. A las 10 pm, ya habíamos finalizado la cena, nos sentamos a mirar televisión, bebiendo un poco, aunque mi modorra me daba más por irme a la cama.
El hogar prendido mantenía una temperatura algo cálida, lave la cara para despejarme y me senté en el sillón, donde me dormitaba y mi hijo me codeaba para despabilarme, me levante nuevamente a lavarme la cara para despejarme un poco. Después de sentarme a ver una película no muy atrayente, cuando Matías, comenzó a acariciar mi pierna, me agradaban esos mimos, pero lentamente se fueron acrecentando, pretendiendo meterla bajo mi “vestido”, así que trate de disuadirlo, un par de veces, por tercera vez volvió a intentarlo, lo dejé hasta que su mano comenzó a acercarse a mi ingle, que nuevamente se la quité.
Tony parecía ajeno a lo sucedido, así que cuando mi hijo volvió a la carga, termine aceptándolo, rápidamente su mano fue desplazándose por mi pierna, hasta sentirla en la entrepierna. Si bien era a través de mis medias, deje que continuase, aunque al estar sentada sobre el vestido, era como que se hacía difícil su acceso. Me atraía ese juego, y si bien la presencia de Tony era un inconveniente, su presencia lo hacía más subyugante, sumado a la escasa luz, dada por el televisor y el fuego de el hogar.
Si bien me agradaba lo que mi hijo me hacía, no deseaba que Tony se diera cuenta, así que se me ocurrió decirle a Matías:
“Trae una manta, tengo algo de frio”, se levanto inmediatamente para alcanzármela tapándome hasta los hombros.
“Gracias hijo” dándole un beso.
Apenas se sentó a mi lado, apoye la cabeza en su hombro, y su mano ya presta a continuar con su labor, cuando intentaba levantar mi falda, hice un movimiento elevando mi culo, aprovechando mi meneo para desplazarla hasta la altura de la cadera, acariciando todo el sector que cubría mis medias, hasta llegar a mi ingle. Supuse que de darse cuenta Tony se iría a la habitación, pero aparentemente parecía que no era su intención.
Ese juego me impacientaba, hacía varios días que estaba en abstinencia, y ese contacto me elevaba la temperatura, cuando en dorso de su mano se fue metiendo hasta llegar a mis tetas, levantando mi prenda sobre ellas, me miró como sorprendido, por la carencia de sostén, a la vez que rozaba mis pezones, apretándolos, sintiendo que no dejaba de humedecerme..
Me acurruque más cerca de mi hijo, para permitirle un mejor acercamiento, que después de acariciar la piel que estaba a su alcance, trató de comenzar a bajar mis pantimedias, me producía un cierto estado de nerviosismo, el hecho de que Matías, tratase de deslizarla, mientras pegada a mí, permanecía Tony, inmutable a nuestros movimientos.
Volví a elevar mis glúteos y hasta ayude a mi hijo a desplazarlas, hasta llevarlas hasta las rodillas, separándolas hasta donde podía, permitiendo tocar mi sexo, sintiendo como sus dedos buscaban cobijarse dentro de una muy mojada cavidad. Tratando de contener mis quejidos, aunque estaba en un estado difícil de suspender, tiraba mi cabeza hacia atrás, tratando de llevar mis piernas al máximo de separación, subyugándome ese juego “intimo”
Mi hijo se mantenía hostigando mis partes más sensibles, mientras trataba de bajar más mis pantimedias, para dar mejor cabida a su mano, que desde mas debajo de las rodillas hasta por encima de mis pechos, solo me cubría la frazada.
En determinado momento lance un gemido, girando mi brazo, para caer sobre el cuerpo de Tony, mientras la manta caía dejando ver mis senos. Trate de volver a cubrirme pero la rápida mano del amigo de Matías, la quito, mis manos tendieron a tapar mi desnudez, pero como coordinando los movimientos entre los jóvenes, mientras uno terminaba de quitar mi vestido, y el otro corría mis medias, previo a quitarme las sandalias.
Me sentí algo avergonzada al delatar la relación con mi hijo, que viese mi cuerpo desnudo, pero mi estado superaba ese pequeño inconveniente.
Sentí algo de temor, por su amigo, cuando la mano de Tony se apoyo en mi pierna, instintivamente las separe mas, y las manos de los dos chicos recorrieron mi entrepierna, hasta llegar a mi sexo, ya más que húmedo, mientras sus bocas ávidas de pasión, besaban mi cuello.
Sabía que era una locura, pero me fui entregando a esas alucinantes caricias, apoyando mí cabeza en el respaldo del sofá, desplazándome abriendo mis extremidades, los besos y el abrupto manoseo se hicieron rápidamente amos de mi cuerpo, los nervios me dominaban, cuando, en un momento Matías, me susurra al oído “Tranquila ma, es un obsequio” y me besa mientras su lengua se introduce en mi boca, en el momento que termina de sacar la frazada, que apenas me cubría, dando presencia a mi cuerpo desnudo, ante los ojos de ambos pero más que nada en Tony, el collar las pulseras y el resto de los adminículos fueron retirados, hasta quedar desprovista de todo. Trate de taparme con las manos pero las separaron para empezar a besar mi cuerpo, era algo alucinante, me fui entregando a ellos y entregando mi ser a su apetito sexual.
Mientras mi hijo me ceñía, Tony separaba mis pierna para lamer mi vulva, mientras que separaba mis carnosos labios inferiores, friccionado mi alterado clítoris, ya bastante incitada, comencé a arquearme ante semejante acoso, mientras unos dedos con total maestría se introducían en mi cavidad, a la vez de que Matías me besaba, y mordisqueaba un pezón oprimiendo el otro.
No sé en qué momento se quitaron su ropa, aprecie la verga de Tony que erecta era para reverenciar, no tuve demasiado tiempo en observar, cuando me depositaron en la alfombra, y de una manera descontrolada, asediaron mi cuerpo de una manera bastante descontrolada, succionando mis pezones, mamando mi vagina, a la vez que un largo dedo se insertaba en mi recto, palpando las paredes, entrando y saliendo, manteniéndome a ese ritmo hasta revolucionar mi organismo.
Acto seguido me colocaron en cuclillas sin saber bien quién sería el primero, no me sorprendió que Tony, tomase la iniciativa cuando sentí su rígida verga introducirse en mi vagina, dando un leve grito al sentirla desplazarse, mientras mi hijo aplicaba su aparato en mi boca. Realmente me sentí como una puta, algo confundida, pero dispuesta a gozar de ese “obsequio” aceptando lo que me estaban proporcionando.
Mientras me bombeaba Tony, mi hijo se agitaba en mi boca, y a pesar que rara vez acababa adentro, esta vez lo hizo, si bien no fue simultánea esa doble eyaculación acelero mi orgasmo.
Tony tardaba en acabar, así que me llevo a un par de convulsiones, mientras su pelvis golpeaba abruptamente mis nalgas, y su verga fregaba las paredes de mi útero, hasta sentir su leche ser evacuada en mi seno, donde un tercer estremecimiento invadió mi cuerpo. Caí sobre la alfombra verdaderamente exhausta, cuando vi que mi hijo se aproximaba a Tony para mamar su verga, si bien me impacto esa actitud, no sé, si por mi agotamiento o por ese desenfreno, que no llego a afectarme demasiado.
Durante la madrugada, unos ruidos y unos gemidos me despertaron, en ese momento mis dudas se confirmaban, ¿pero quién era el pasivo?
DIA 3
Cuando desperté vino a mi mente la noche anterior, estaba confundida por lo sucedido, no puedo decir que no me agrado, pero tenía la sensación que todo había sido planificado, fundamentalmente lo del “obsequio” que me menciona Matías, pero más que nada, esa supuesta relación con su amigo, es lo me intrigaba.
Mientras pensaba en todo eso, Tony aparece en la cocina en bóxer, se me acerco por atrás, esta vez rodeo mi cintura metiéndola bajo el camisón acariciando mis tetas, mientras chuponeaba mi cuello, me quedé paralizada, hasta que su mano se iba introduciendo en mi braga. Me giro rápidamente, y algo molesta, le digo:
“Espera, lo de anoche ya fue, no soy tu “hembra”, pero antes que nada quiero que me aclares algo, dime la verdad, no me voy alterar, solo quiero esclarecer ciertas dudas”. Uds. tienen relaciones?. No sé cómo me anime a decir eso, pero me salió de adentro.
Lo bautizamos con el nombre de Matías, y a los meses me inscribí en la Facultad de Ciencias Económicas, que si bien me dedicaba a preparar materias, también salía, iba a fiestas y tuve algunas parejas durante ese periodo de estudio. Mis padres me bancaron todo, prácticamente criaron a mi hijo, pero yo también en 5 anos obtuve mi titulo de Doctorado en Economía.
Tuve la dicha de entrar en una empresa en la que dados mis esfuerzos fui muy bien remunerada, mientras mi hijo crecía y mi seguridad económica se iba acrecentando, lo que me permitió tener mi departamento, auto y poder disfrutar de viajes con Matías.
Tuve algunas parejas pero ninguna se termino de concretar, aunque a mi hijo no le caían muy atrayentes, a pesar que trataban de cautivarlo con regalos o paseos. Aunque por un lado pretendía formar una familia, por otro me sentía a gusto vivir con Matías. Los años fueron transcurriendo, muy rápidamente hasta que mi hijo ya era un adolescente y yo estaba a 4 años de los cuarenta. Me mantenía en forma, no había aumentado el peso, me cuidaba con las comidas y creo que mi físico era todavía atrayente.
Con mi hijo manteníamos una relación muy linda y éramos bastantes compinches en una serie de cosas, por no decir en casi todo. Por supuesto que teníamos nuestras discusiones dado que un adolescente de casi 17 años es bastante rebelde, propio de esa juventud en la que todos hemos disfrutado.
Tenía un amigo, llamado Tony, muy rico chico algo mayor que Matías, que venía muy seguido a casa, encerrándose en la habitación de mi hijo, vaya a saber que hacían, cosa muy corriente entre los adolescentes.
Así iba transcurriendo mi existencia, me habría encantado formar una nueva pareja, aunque Matías, parecía rechazar ampliamente a los pocos candidatos posibles.
No recuerdo exactamente en qué momento comencé a tener ciertos pensamientos algo perniciosos, por circunstancias casuales, acciones propias y de mi hijo, o por la suma de ambas partes, pero no sé bien cuál fue el detonante. A lo que puedo remontarme es que en una oportunidad lo vi desnudo durante unos segundos, llamándome notablemente la atención su aparato algo erecto, fue un instante suficiente para llegar a sentir motivar mi interior.
En ese momento tenía una pareja por lo que no solo me aplaco ese día, sino que no hizo que me obsesionase con el sexo de Matías. Si bien se volvió a repetir en determinadas ocasiones solo pensé en que mi hijo se estaba haciendo hombre, o si ya habría tenido su primera experiencia.
También noté que a veces miraba muy deslumbrado mis pechos, que si bien no eran demasiados grandes, se hacían notar. Trataba de evitar su mirada indiscreta, poniéndome ropa no demasiada escotada, tratando de evitar ese fisgoneo sensual.
A veces mientras me bañaba solía dejar la puerta entreabierta, pasando varias veces para ver mi cuerpo desnudo, al que después de esas incidencias, la mantenía cerrada, la cual no era mi costumbre, vistiéndome en el baño para obviar posibles inconvenientes.
En ese lapso rompí con una pareja que tenia, a lo que me llevó a un tiempo de abstinencia, si bien he tenido periodos largos sin tener relaciones, esta vez no lo podía controlar, estaba nerviosa, contestaba mal, todo me caía pésimo. Pero mis pensamientos recayeron en la vez que vi a Matías desnudo, transformándose en algo obsesivo y hasta llegar a masturbarme recordando ese instante.
En determinado momento llegue a pensar que no estaba bien, así que opté por ir a un psiquiatra o sicóloga, a que me diese una orientación, por lo que me sucedía. Me costó revelarle a mi terapeuta mi secreto, aunque no lo tomó demasiado a la tremenda, explicándome que después de la ruptura con mi última pareja, la nueva búsqueda se reflejaba en mi hijo, cosa algo natural denominada el complejo de Edipo, y un montón de cosas más que no me llevaron a nada.
Después de varias sesiones, traté de desconectarme de esos pensamientos y salir con amigas, intentando encontrar pareja, obteniendo de esa decisión, reproches de mi hijo, cara de culo y toda esa serie de caprichos estúpidos que iban surgiendo. Pensé que estaba algo celoso, propio de un adolecente con su madre, hasta que una mañana mientras desayunábamos, me dice:
“Má, hasta que edad me diste la teta? “. Me quedé algo impactado por ese a pregunta tan fuera de contexto. Estuve unos segundos sin responder, tratando de asimilarlo
“Creo que, hasta casi los 2 años” contesté
Haciendo una mueca algo sensual, la que me hizo esbozar una sonrisa, a la vez que me imaginaba chupándome una teta en la actualidad, sintiendo como mi rostro se ruborizaba.
Eso fue como un aviso o el punto de inflexión, creo que inconscientemente fui cambiando de actitudes. Una de ellas dejar la puerta del baño abierta, secándome lentamente mientras Matías pasaba y me observaba, digamos más “prolongadamente”. Comencé a disfrutar de mostrar parciamente mi cuerpo, percibiendo cómo reaccionaba mi hijo, al notar su sexo abultar su pantalón.
La vez que pasé por su habitación, con mi torso desnudo parándome frente a su puerta y hacerle una pregunta cualquiera, sus ojos se clavaron en mis pechos, disfrutando del espectáculo. Estoy convencida que terminó masturbándose, cosa que me excitaba también.
Otra vez mientras tomaba sol en el jardín en topless, pensando que estaba sola, en determinado momento me dio la sensación que me observaba, creo que me atrajo la idea y hasta sentí una especie de estimulación. Cuando me levanté para entrar en la casa, noté algo de semen cerca de la puerta corrediza, era evidente que mi cuerpo le producía excitación, de lo que me sentía alagada..
Todo esto no se desencadenó de un día para otro, sino que llevó un periodo prolongado. Una noche me propuso ver una película, si bien no soy demasiada amante de ver televisión, acepté, me puse el camisón, con el propósito de apenas tener sueño me iba a acostar. Con algo de esfuerzo miraba la película, tratando de no dormirme, aunque algún codazo de mi hijo me espabilaba. Así permanecí hasta que me dormí, recibiendo un golpe con uno de los almohadones del sillón que me despertó, algo ofuscada por su accionar, le pequé con otro, desencadenándose en una lucha. En determinado momento como consecuencia de ese “combate” una de mis tetas se escapó de mi camisón, a la que mi hijo la tomó con su mano, y yo metí mi mano entre su joggings apretando su pene, que rápidamente comenzó a ponerse rígido.
Su boca no tardó en chupar mi pezón, mientras mi mano batía el largo de su aparato genital, no me podía detener en lo que estaba haciendo, su boca succionaba mi tetilla mientras mi mano no se detenía de su alterado falo. Nuestros cuerpos se apretujaban aumentando las tensiones en nuestros cuerpos que iban acrecentando la adrenalina.
No paré hasta lograr que su miembro eyaculase, percibiendo mi piel sus cálidos flujos, apretando su boca con más intensidad en mi pecho. Permanecimos un rato quietos y abrazados durante un corto periodo, hasta que me levante para higienizar mi mano, y sin decir palabra me dirigí a mi alcoba, sin quitar de mi mente lo sucedido. Me costó conciliar el sueño, a raíz que tenía presente dicho desenlace en mi mente, estuve a punto de levantarme e ir a su cama, pero me contuve de realizarlo, a pesar de que al acercar mi mano a mi cara percibí aun el olor del esperma de mi hijo. Me costó dormirme, pensando en ese momento, y oliendo mi mano termine por dormirme.
A la mañana siguiente me levanté como siempre a preparar el desayuno, con la diferencia en que no me puse la bata, creo que fue intencional al no hacerlo. Mientras preparaba el café y las tostadas, Matías se acerco sigilosamente, rodeando mi cintura, mientras besaba mi cuello, un leve escalofrió sacudió mi cuerpo. Levantó suavemente mi corto camisón para acariciar mi vientre, me quedé paralizada, mientras sus manos recorrían mi piel, y mi cuerpo comenzaba a alterarse, hasta que sus manos tomaron fuertemente mis tetas oprimiendo mis tiesos pezones.
Sentí que mis jugos vaginales comenzaban a fluir, mientras sus palmas exploraban mi excitado cuerpo, a la vez que percibía su verga erecta, posarse ansiosamente sobre mis posaderas. La debilidad de mi cuerpo se fue entregando a las presunciones de mi hijo adolescente.
Sabía que estaba mal o no, pero no hice mas nada para impedirlo, cuando comenzó a levantar mi camisón hasta quitármelo. Toco mis muslos y mi monte de Venus a través de mi trusa, sin pensarlo lo tomé de la mano para llevarlo a mi dormitorio, sentándome sobre la cama para bajar su pantaloncito y ver con bastante obsesión su gordo pene erecto, muy atractivo y seductor.
Me acosté sobre la cama algo sonrojada, mientras me quitaba mi única prenda, aprovechando que estaba bastante a oscuras la habitación, mi desnudez y fundamentalmente el vello que cubría mi intimidad. Pero para Matías eso parecía no afectarlo, se volcó sobre mí algo temeroso, besándonos levemente, hasta que tomé su miembro y lo llevé a mi cavidad vaginal. Al sentir su rápida penetración, mi cuerpo se convulsionó rápidamente, al inicio de un bombeo vertiginoso que en escasos minutos eyaculó en mi interior. Si bien no llegué a tener un orgasmo, lo mantuve abrazado, con su aparato bastante erecto en mi vulva. No estaba arrepentida, todo lo contrario, había hecho debutar a mi hijo, y hasta me sentí presuntuosa de que habría sucedido así. El olor a tostadas quemadas nos trajo a la realidad, me levanté súbitamente para ir a sacarlas.
A pesar de eso, creo que fue el desayuno más feliz de mi vida, a pesar que estábamos algo abochornados, pero contentos. Apenas terminamos de merendar, Matías pretendió volver a tener sexo, lo disuadí en su intención diciéndole
“Hijo, si bien lo pasamos de maravilla, creo que no debemos continuar con esta relación, sucedió, nos gustó y lo damos por terminado”
No le agrado demasiado mi comentario, pero aparentemente lo comprendió, así que me duché rápidamente y me fui al trabajo, por supuesto que mis pensamientos habían quedado anclados en ese momento. Sabía que había encendido la mecha, era muy difícil apagarla, pero puse todo mi empeño en no volver a repetirlo, pero el diablo siempre mete la cola.
Un día después de bañarme, estando frente al espejo, pensé en afeitar mi pubis, así que me rasuré hasta ver esa zona libre de vellosidad, permitiendo ver mis labios inferiores, no sé si lo hice con doble intención, para mostrarle a Matías que podría agradarle, aunque eso equivaldría a retomar un nuevo encuentro.
Matías siempre fue un chico meloso, hasta que obtenía su objetivo, así que trataba de seducirme para tener un nuevo encuentro, oponiéndome a pesar que me atraía repetirlo.
Un día al llegar Matías del colegio, estaba hablando con un amigo, nunca habíamos llegado a nada, aunque sabía que me pretendía. Me reía de sus ocurrencias, mientras que mi hijo con mala cara escuchaba mis comentarios jocosos.
De repente se dirigió a su dormitorio, pegando un portazo, sin aparente motivo, que al finalizar mi charla, me dirigí a su alcoba, traté de que me explicase su aparente enojo, sin tener una respuesta, sin insistir demasiado me fui a la cocina a preparar el almuerzo. Apenas finalizamos la comida se fue a su cuarto nuevamente sin decir palabras. Después de terminar de limpiar la cocina y como no tenía que ir a trabajar, me arme de paciencia y me dirigí a su cuarto. Estaba tendido sobre la cama en calzoncillos, me senté a su lado preguntándole qué demonios tenia.
Le acariciaba su abdomen, mientras le hablaba, dándome respuestas con monosílabos, no llegaba a tocar su bulto, pero le agradaban esas suaves caricias, a pesar de no demostrarlo.
En determinado momento, me cansé de la situación, así que roce su bulto, y me levanté para irme, cuando sorpresivamente me tomó de la muñeca atrayéndome hacia su cuerpo en ese momento manotee su aparato, bajando su calzoncillo y sin pensarlo demasiado, se la empecé a lamer y besar, produciéndosele su inmediata erección.
Sin despegar mi cara de su sexo, trataba de sacarme mis prendas, hasta quedar solo mi ropa interior, me volqué sobre la cama mientras Matías me quitaba el sostén para succionar con fuerzas mis pezones, introduciendo su mano entre mis piernas, para friccionar mi vagina. La pasión se había hecho dueña de nuestros cuerpos, ya no éramos madre e hijo, solo dos seres dispuestos a tener sexo.
Así continuamos con total ahínco, hasta que su gordo pene se introduzco en mi vibrante vagina, agitando y friccionando las paredes de mi vulva, para finalizar eyaculando en mi interior. Esta vez nos quedamos en la cama para retomar nuevamente en esta loca actividad, aunque Matías se dedico a explorar y descubrir mi desnudo cuerpo, haciéndome vibrar, cada vez que abría mi vagina, para introducir sus dedos, llenos de indagación, hasta culminar con su lengua, estimulando hasta mi última fibra, para finalizar con una copulación salvaje y escandalosa.
Esa tarde permanecimos en la cama reiterándolo varias veces, hasta que nos dormimos para despertar cerca de las 22 hs. A partir de ese día nuestro sexo fue bastante continuo, hasta nos manteníamos desnudos gran parte del di, disfrutando de nuestros cuerpos.
Nuestras vidas continuaron, yo con mi trabajo y los quehaceres domésticos, Matías con sus estudios y su amigo Tony que venía, pero ya sin quedarse a dormir.
A pesar de continuar con esa relación sexual, nunca nos pusimos a plantear un futuro, sabia que tarde o temprano eso acabaría, a pesar que Matías me celaba bastante, que si bien me agradaba saberlo, me impedía buscar una nueva pareja.
En una oportunidad fuimos invitados a una fiesta, bastante importante, me alegro poder ir, aunque a Matías no le cayó demasiado bien esa decisión. Así que después de una larga charla lo pude convencer de que viniese.
Faltaba como un mes para el acontecimiento, pero a pesar de eso traté de hacer los preparativos para ir, con bastante tiempo. No sé si por la actividad sexual o la intención de parecer más joven, había adelgazado bastante, por consiguiente me compré un vestido largo, algo escotado, sin comentarle a mi hijo. El día del acontecimiento me lo puse, recibiendo elogios por parte de Matías, aunque acotó que era un escote algo “llamativo”, y además sin sostén.
Antes de salir, que a pesar de tener unas bragas chicas, se marcaban en el vestido, así que opté por quitármelas.
La fiesta estuvo fantástica, baile bastante, aunque mi hijo a veces me observaba con quien lo hacía. Al regresar cerca de las 4 de la mañana, no habló demasiado mientras manejaba, dado que yo estaba algo mareadita y porque no? excitada.
Al llegar a casa con mis zapatos en la mano, le di un provocativo beso a mi hijo, al momento que me decía algo alterado
“Quieres, guerra parece?????”, girándome bruscamente, mientras bajaba un bretel, para mordisquear mi cuello y manotear una teta. Al bajar el otro el vestido se fue desplazando hasta sentirlo en mis tobillos, quedando como Dios me trajo al mundo.
Sin pérdida de tiempo y de una manera algo violenta y como un castigo (aunque no tenía motivos, pero era posible, que al carecer de ropa interior, algo lo altero) me tiró sobre el sofá boca abajo, quedándome quieta a la espera de un desenlace.
Sentí que se montaba sobre mis nalgas, jugueteando entre mi raja de una manera algo agresiva. Supuse que pretendía, aunque la única vez que lo hice con otra persona, no me agrado demasiado. El juego entre mis nalgas se fue acrecentando, hasta sentir unos de sus dedos introducirse en mi ano, tratando de profundizarlo. No hice nada por impedirlo, solo me relajé para soportar mejor el dolor. Si bien era la primera vez que me hacia algo así, demostraba tener experiencia en el tema. Sus dedos hurgaron ávidos de apetito sexual en mi interior, al punto en que esa trasgresión comencé a aceptarla, mientras percibía como entraban y salían con total desenvoltura.
.Mi agitación se aceleraba al ritmo de esos accesos, hasta comenzar a gemir, mezcla placer y parte dolor, levantado mi culo como consintiendo esa intromisión en mi recto. Mis gimoteos parecían estimular a mi hijo que aceleraba simultáneamente su cometido.
Cuando al sentir su saliva aplicarla en mi agujerito algo dilatado, para recibir posteriormente a su glande, oprimiéndose contra la abertura anal, que dado su grosor impedía pentrarse. Pero eso no lo detuvo demasiado en su intensión sino todo lo contrario, pareció enardecerse, aplicando una mayor presión hasta lograr introducir una parte. Apenas gesticule, conteniendo el dolor, cuando un nuevo empellón hizo introducirlo algo más, y en escasos segundos la totalidad de la verga de mi hijo, estaba cobijada por el recto de su madre.
Cuando al fin terminó de entrar y la cabeza se alojó profundamente, dejando sus genitales pegados a mi vagina, era atroz sentir su falo metido hasta mis entrañas, dando la sensación de partirme. Le rogué, que no se moviera, quería disfrutar su aparato en mi interior, percibiendo los latidos de su falo en mi íntimo conducto, que no dejaba de hacerme vibrar. Estrechando mi esfínter, aprisionando su verga, hasta que súbitamente empezó su impetuoso bombeo, fue fabuloso. Cada vez que penetra su verga, mi cabeza se elevaba, mientras sus manos apretaban más mis tetas.
Sabía aguantar, al punto de contenerse cuando estaba por venirse, mordiendo mi cuello y apretando mis tetillas, esa especie de masoquismo que me estaba proporcionando, me excitaba mas. Ese acoplamiento duró bastante hasta que después de varias contenciones, su semen se hizo sentir en mi recto.
Cuando acabo, abrazo, y muy tiernamente me dice
“Te quiero má”
Esta experiencia fue repetida reiteradamente, me encantaba hacerlo, y parecía existir una especie de dominación por su parte, a la que sumisamente aceptaba.
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La relación con mi hijo era muy buena, no solo en la sexual sino de contarnos de nuestras intimidades.
Una tarde de invierno, después de haber tenido sexo, mi hijo me pregunta:
“Que cosa loca mas, has hecho en tu vida, ma?”
“En qué?”
“En el sexo, has estado con mujeres, o con más de un hombre, o algo tabú?”
Me sentí algo asombrada y un poco incomoda por la pregunta, y hasta me pareció que parecería risible, decirle que siempre fui heterosexual.
“En realidad siempre fue con un hombre”
“Pero cual sería tu fantasía?”
“No sé” contesté algo nerviosa, tratando de esquivar la contestación,
“Con dos hombres?” me dice
Si bien esa había sido una fantasía cuando era más jovencita, que hasta altura de mi vida ya había descartado.”
“No sé, puede ser” respondo
“Si o no?”, sé sincera”
Si bien ese interrogatorio fue más extenso, y fue muy tajante en su pregunta, termine diciendo, “que sí, que dependería de la ocasión, la personas“, así fui respondiendo a su interrogatorio, sin llegar a decir lo que deseaba o si me agradaba la idea.
Me dio un beso, mientras pasaba su dedo por mi vagina, mostrándomelo todo húmedo, mientras me decía:
“Sí, creo que esto lo dice todo”
Algo abochornada, al ver mi flujo en su dedo, delataba mi estado, en el que aparentemente no terminaba de desagradarme esa loca idea. Me levante, para ir a ducharme y dar fin a ese cuestionario.
Por supuesto que olvide al otro día el dialogo que habíamos tenido, la vida continuo, mi trabajo, el colegio de Matías, aunque traté de que tuviésemos una vida más independiente, sin dejar de lado nuestra relación.
En varias oportunidades conversé sobre esta situación, que tarde o temprano acabaría esa dependencia, que podría encontrar alguna chica, formaría pareja y todo esto se terminaría. Me contestaba si estaba cansado de él, o quería hacer el amor con otra persona.
“No mi amor, solo que no sabemos que nos puede deparar el destino y hay que estar preparados a cualquier eventualidad, a pesar que aun falta para eso. Además no creo que sigamos asi, es algo totalmente atípico. A pesar que no agrada hacerlo”. Le respondía.
Días después, me presento un amigo que había conocido en el club que concurría, se llamaba Tony algo mayor que Matías, un chico de piel algo oscura, de 1,85m, muy educado y lindo aspecto, comenzó a concurrir a casa bastante más frecuentemente, quedándose a dormir. No puedo decir que me molestaba, pero había cortado en parte nuestra intimidad, que no sé, si no sería lo más conveniente.
Nuestra convivencia sexual, no era como en un principio, era mas esporádica, sin tanta pasión, algo que suele suceder en la mayoría de las parejas, aunque realmente no me importaba demasiado.
Pero sucedió algo que modifico el rumbo de nuestras vidas, aunque en ese momento no se avistaba. Fue un sábado por la mañana que Tony se había quedado a dormir, como era casi cerca del mediodía, fui a la habitación a ver qué sucedía, no tenia costumbre de golpear su puerta, así que la abrí impetuosamente, encontrando a los dos desnudos, en distintas partes del cuarto. Pero me impactó la desnudez de Tony, fueron escasos segundos pero lo suficiente para observarla y sentir una reacción.
Algo avergonzada, cerré la puerta mientras les decía que el desayuno estaba listo, cuando llegaron no se hizo mención a lo sucedido.
Días después Matías me comenta:
“Te gusta Tony”
“Si, me parece un buen chico” contesto sin saber a qué venía su pregunta.
“No, digo desde otro punto de vista”
“No entiendo” le contesto, aunque me imaginaba a donde quería llegar
“Digo por el día que nos vistes desnudos” riéndose.
“Ah, sí, entiendo” conteste algo apabullada
“Te agradó?”
“Basta, por favor?
“Contéstame si o no?”
“Si, me llamo la atención” le digo, algo fastidiada, pero noté una sonrisa en la cara de mi hijo, que si bien no manteníamos secretos, me pareció que algo tramaba.
Tony siguió concurriendo a casa, se quedaba a dormir, y puedo decir que me agradaba su compañía, era como tener dos hijos. A veces me parecía que me miraba, no como la madre de su amigo, sino algo mas, posiblemente era mi imaginación, o no.
Una noche, casi no dormí, mi mente se había enfrascado en una serie de sucesos con mi hijo y Tony, que si bien no eran muy preponderantes, hizo trabajar mi loca cabecita. Si bien no era mi costumbre me levante más temprano de lo acostumbrado, a preparar mi desayuno. Mientras lo hacía, llegó Tony a la cocina, en calzoncillos, mientras nos saludábamos, observe como miraba a la altura de mis pechos, notándose mis tetas a través de la transparencia de mi prenda, pero más que nada, la punta de mis pezones que comenzaron a hacerse más evidentes. Me giré hacia la mesada, algo perturbada por esa mirada tan lasciva, tratando de no verlo, mientras que con cierto nerviosismo tomé la sartén que apenas podía sostenerla, sentía que el alma se me salía del pecho.
Cuando sentí su cuerpo apoyarse en mi espalda y mirando por mi hombro, me preguntaba
“Que vas cocinar de rico?”
“Unos huevos saltados, te apetece?”
“Hechos por vos cualquier cosa” En el momento que se pega mas a mi cuerpo sintiendo claramente su erección contra mis nalgas, no hice nada, solo cerré los ojos, y me quede como petrificada ante su contacto.
“Espero que salgan ricos” me decía, mientras una de sus manos se tomaba de mi vientre, rozando con su boca, la mejilla derecha, un sudor invadió mi cuerpo, creo que si me quitaba el camisón, lo dejaba. Giré la cabeza y lo mire sorprendida por su atrevimiento.
Desayunamos y posteriormente me fui a mi trabajo, algo alterada, haciéndome algunas locas fantasías.
Esa noche le comente a Matías, diciéndole que en un par de semanas cumplía los 37 años, que nos podíamos ir unos días algún lado y disfrutarlo, realmente no tenía ganas de fiesta, para estar unas pocas horas con familiares y amigos.
“Podíamos decirle a Tony” me dice Matías.
“No hijo, lo quiero, pero prefiero que los pasemos los dos”
“Ok, ma, como quieras, es tu cumple” me contesta.
Después de pensarlo, recordé lo del trío que me había preguntado aquel día, me dio vueltas en la cabeza esa descabellada idea, aunque debo confesar que me quedó latente.
Esa tarde vino Tony, creo que lo vi de otra manera, me dio un beso, le comenté que Matías había salido, que si se quería lo podría esperar.
“Ok, lo espero, si no molesto”
“No para nada, quieres tomar algo?” le pregunto.
“Bueno” me contesta.
Le traje una cerveza y hablamos de todo un poco, en un determinado momento, me salió de adentro
“La semana que viene cumplo 37”
“Uh, realmente no los representas, que bien” responde
“Pensamos ir unos días con Matías de viaje”
“Qué bueno, me alegro por Uds,” lo dijo muy risueño, contento por la noticia, y sin pensarlo demasiado, le digo
“Te gustaría acompañarnos”
“No sé, tendría que ver” contesta
“Cuál es el problema?”
“No es que……” algo dubitativo me responde
“No tienes dinero, si es por eso no te preocupes, la cabaña y el auto cuestan lo mismo con dos o tres personas, comeremos donde nos hospedamos y listo”
“Bueno, muchas gracias” me dice levantándose para darme un beso.
Por un lado de daría una alegría a Matías, por otra parte me sentí bien al invitarlo, aunque no pensé sobre el supuesto trío, en ese momento.
DIA 1
Una semana después estábamos camino a una cabaña, en una zona de lagos y bosques, a unas 5 o 6 horas de nuestra casa.
Esa primera noche sentí la necesidad de estar con Matías, pero lamentablemente, la presencia de Tony lo dificultaba, así que opté por resignarme. A la mañana siguiente, me levante temprano con mi camisón solamente, Tony apareció como aquella mañana, seguí preparando el desayuno, cuando se acerco, volviéndome a abrazar, apoyando su mano en mi vientre, sintiendo su verga entre mis cachetes, permaneciendo más tiempo que la vez anterior, mientras acariciaba sutilmente mi abdomen. Me apoye contra su cuerpo, esperando que levantase mi camisón, para acariciar mi sexo, que carecía de mis bragas, cuando el ruido de una puerta hizo abortar esa eventualidad.
Después de desayunar salimos, a conocer el lugar, el pueblito y fundamentalmente el lago, anduvimos a caballo y diversas actividades, donde los chicos lo pasaban muy bien y yo también. Nada paso esa noche, solo que oí algunos ruidos extraños en la habitación de los chicos, tratando de no pensar en algo extraño.
DIA 2
Al iniciarse el segundo día de nuestra estadía, era mi cumpleaños, los chicos vinieron a mi cama para saludarme, mi hijo me beso en los labios, me pareció que no era correcto delante de Tony, quien también lo hizo, pero no tan directo. Así como estaba me hicieron levantar para llevarme al comedor, a tomar el desayuno que habían preparado, que me produzco una gran alegría, a pesar que con mi camisón, algo transparente, atraía la mirada de Tony. Durante gran parte del día mi hijo, me besaba o tocaba mis tetas, cosa que me agradaba, pero la presencia de Tony, imposibilitaba algún tipo de encuentro, así lo veía, pero a pesar de eso fue un día muy divertido y estaba contenta con la compañía de ambos.
Por la tarde me dice Matías, que me pusiese linda que festejaríamos mi aniversario. No tenía mucho para ponerme, dado que no lo había previsto, solo un camisón negro que no había estrenado, que podía pasar por un vestido corto. Me lo puse, pero el sostén no era el adecuado, así que lo quité, calzándome unas pantimedias, color símil a mi prenda, y por supuesto sin bragas.
Me pinté, un collar, unas pulseras, unas sandalias, y cuando me vieron, quedaron alucinados por mi “look”, algo improvisado pero aparentemente muy sensual.
La cena estuvo muy buena, que habían preparado los chicos, tomé más de lo acostumbrado así que estaba bastante alegre. A las 10 pm, ya habíamos finalizado la cena, nos sentamos a mirar televisión, bebiendo un poco, aunque mi modorra me daba más por irme a la cama.
El hogar prendido mantenía una temperatura algo cálida, lave la cara para despejarme y me senté en el sillón, donde me dormitaba y mi hijo me codeaba para despabilarme, me levante nuevamente a lavarme la cara para despejarme un poco. Después de sentarme a ver una película no muy atrayente, cuando Matías, comenzó a acariciar mi pierna, me agradaban esos mimos, pero lentamente se fueron acrecentando, pretendiendo meterla bajo mi “vestido”, así que trate de disuadirlo, un par de veces, por tercera vez volvió a intentarlo, lo dejé hasta que su mano comenzó a acercarse a mi ingle, que nuevamente se la quité.
Tony parecía ajeno a lo sucedido, así que cuando mi hijo volvió a la carga, termine aceptándolo, rápidamente su mano fue desplazándose por mi pierna, hasta sentirla en la entrepierna. Si bien era a través de mis medias, deje que continuase, aunque al estar sentada sobre el vestido, era como que se hacía difícil su acceso. Me atraía ese juego, y si bien la presencia de Tony era un inconveniente, su presencia lo hacía más subyugante, sumado a la escasa luz, dada por el televisor y el fuego de el hogar.
Si bien me agradaba lo que mi hijo me hacía, no deseaba que Tony se diera cuenta, así que se me ocurrió decirle a Matías:
“Trae una manta, tengo algo de frio”, se levanto inmediatamente para alcanzármela tapándome hasta los hombros.
“Gracias hijo” dándole un beso.
Apenas se sentó a mi lado, apoye la cabeza en su hombro, y su mano ya presta a continuar con su labor, cuando intentaba levantar mi falda, hice un movimiento elevando mi culo, aprovechando mi meneo para desplazarla hasta la altura de la cadera, acariciando todo el sector que cubría mis medias, hasta llegar a mi ingle. Supuse que de darse cuenta Tony se iría a la habitación, pero aparentemente parecía que no era su intención.
Ese juego me impacientaba, hacía varios días que estaba en abstinencia, y ese contacto me elevaba la temperatura, cuando en dorso de su mano se fue metiendo hasta llegar a mis tetas, levantando mi prenda sobre ellas, me miró como sorprendido, por la carencia de sostén, a la vez que rozaba mis pezones, apretándolos, sintiendo que no dejaba de humedecerme..
Me acurruque más cerca de mi hijo, para permitirle un mejor acercamiento, que después de acariciar la piel que estaba a su alcance, trató de comenzar a bajar mis pantimedias, me producía un cierto estado de nerviosismo, el hecho de que Matías, tratase de deslizarla, mientras pegada a mí, permanecía Tony, inmutable a nuestros movimientos.
Volví a elevar mis glúteos y hasta ayude a mi hijo a desplazarlas, hasta llevarlas hasta las rodillas, separándolas hasta donde podía, permitiendo tocar mi sexo, sintiendo como sus dedos buscaban cobijarse dentro de una muy mojada cavidad. Tratando de contener mis quejidos, aunque estaba en un estado difícil de suspender, tiraba mi cabeza hacia atrás, tratando de llevar mis piernas al máximo de separación, subyugándome ese juego “intimo”
Mi hijo se mantenía hostigando mis partes más sensibles, mientras trataba de bajar más mis pantimedias, para dar mejor cabida a su mano, que desde mas debajo de las rodillas hasta por encima de mis pechos, solo me cubría la frazada.
En determinado momento lance un gemido, girando mi brazo, para caer sobre el cuerpo de Tony, mientras la manta caía dejando ver mis senos. Trate de volver a cubrirme pero la rápida mano del amigo de Matías, la quito, mis manos tendieron a tapar mi desnudez, pero como coordinando los movimientos entre los jóvenes, mientras uno terminaba de quitar mi vestido, y el otro corría mis medias, previo a quitarme las sandalias.
Me sentí algo avergonzada al delatar la relación con mi hijo, que viese mi cuerpo desnudo, pero mi estado superaba ese pequeño inconveniente.
Sentí algo de temor, por su amigo, cuando la mano de Tony se apoyo en mi pierna, instintivamente las separe mas, y las manos de los dos chicos recorrieron mi entrepierna, hasta llegar a mi sexo, ya más que húmedo, mientras sus bocas ávidas de pasión, besaban mi cuello.
Sabía que era una locura, pero me fui entregando a esas alucinantes caricias, apoyando mí cabeza en el respaldo del sofá, desplazándome abriendo mis extremidades, los besos y el abrupto manoseo se hicieron rápidamente amos de mi cuerpo, los nervios me dominaban, cuando, en un momento Matías, me susurra al oído “Tranquila ma, es un obsequio” y me besa mientras su lengua se introduce en mi boca, en el momento que termina de sacar la frazada, que apenas me cubría, dando presencia a mi cuerpo desnudo, ante los ojos de ambos pero más que nada en Tony, el collar las pulseras y el resto de los adminículos fueron retirados, hasta quedar desprovista de todo. Trate de taparme con las manos pero las separaron para empezar a besar mi cuerpo, era algo alucinante, me fui entregando a ellos y entregando mi ser a su apetito sexual.
Mientras mi hijo me ceñía, Tony separaba mis pierna para lamer mi vulva, mientras que separaba mis carnosos labios inferiores, friccionado mi alterado clítoris, ya bastante incitada, comencé a arquearme ante semejante acoso, mientras unos dedos con total maestría se introducían en mi cavidad, a la vez de que Matías me besaba, y mordisqueaba un pezón oprimiendo el otro.
No sé en qué momento se quitaron su ropa, aprecie la verga de Tony que erecta era para reverenciar, no tuve demasiado tiempo en observar, cuando me depositaron en la alfombra, y de una manera descontrolada, asediaron mi cuerpo de una manera bastante descontrolada, succionando mis pezones, mamando mi vagina, a la vez que un largo dedo se insertaba en mi recto, palpando las paredes, entrando y saliendo, manteniéndome a ese ritmo hasta revolucionar mi organismo.
Acto seguido me colocaron en cuclillas sin saber bien quién sería el primero, no me sorprendió que Tony, tomase la iniciativa cuando sentí su rígida verga introducirse en mi vagina, dando un leve grito al sentirla desplazarse, mientras mi hijo aplicaba su aparato en mi boca. Realmente me sentí como una puta, algo confundida, pero dispuesta a gozar de ese “obsequio” aceptando lo que me estaban proporcionando.
Mientras me bombeaba Tony, mi hijo se agitaba en mi boca, y a pesar que rara vez acababa adentro, esta vez lo hizo, si bien no fue simultánea esa doble eyaculación acelero mi orgasmo.
Tony tardaba en acabar, así que me llevo a un par de convulsiones, mientras su pelvis golpeaba abruptamente mis nalgas, y su verga fregaba las paredes de mi útero, hasta sentir su leche ser evacuada en mi seno, donde un tercer estremecimiento invadió mi cuerpo. Caí sobre la alfombra verdaderamente exhausta, cuando vi que mi hijo se aproximaba a Tony para mamar su verga, si bien me impacto esa actitud, no sé, si por mi agotamiento o por ese desenfreno, que no llego a afectarme demasiado.
Durante la madrugada, unos ruidos y unos gemidos me despertaron, en ese momento mis dudas se confirmaban, ¿pero quién era el pasivo?
DIA 3
Cuando desperté vino a mi mente la noche anterior, estaba confundida por lo sucedido, no puedo decir que no me agrado, pero tenía la sensación que todo había sido planificado, fundamentalmente lo del “obsequio” que me menciona Matías, pero más que nada, esa supuesta relación con su amigo, es lo me intrigaba.
Mientras pensaba en todo eso, Tony aparece en la cocina en bóxer, se me acerco por atrás, esta vez rodeo mi cintura metiéndola bajo el camisón acariciando mis tetas, mientras chuponeaba mi cuello, me quedé paralizada, hasta que su mano se iba introduciendo en mi braga. Me giro rápidamente, y algo molesta, le digo:
“Espera, lo de anoche ya fue, no soy tu “hembra”, pero antes que nada quiero que me aclares algo, dime la verdad, no me voy alterar, solo quiero esclarecer ciertas dudas”. Uds. tienen relaciones?. No sé cómo me anime a decir eso, pero me salió de adentro.