Jugodevida
Estrella Porno
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Soy una mujer casada, tengo 42 años, tengo dos hijos varones, mi matrimonio iba perfecto pero ya estaba haciendo mella la rutina en el, las discusiones con mi marido cada vez eran más frecuentes, a veces por cosas triviales, de poca repercusión pero que denotaban el desgaste del afecto y del amor que en otros tiempos existió.
Cuando estás discursiones tenían lugar el se iba a casa de su mamá, estaba varios días con ella hasta que conseguía olvidar la discusión. Un día acordaron hacer una reunión familiar, mis hijos se fueron temprano a juntarse con sus primos, yo me quedé sola en casa ultimando unas cosas, después me fui a darme un baño.
Mientras me relajaba en la tina, oí que tocaban insistente en la puerta pensé que algo malo había ocurrído, salí de la bañera, me puse una bata y las zapatillas, fui hasta la puerta, mire por la rejilla y era Victor, el hermano pequeño de mi marido, el tiene veintiocho años, está próximo a casarse, su novia estaba embarazada de la tercera falta y se apresuraba en los preparativos.
Abrí la puerta, la primera impresión fue su fuerte olor alcohol, venía algo bebido, me dijo que quería hablar conmigo, le dije que me esperara en el sofá del salón que iba a secarme, ponerme ropa. Estaba sentada en el borde de la cama, dándome una crema por el cuerpo y piernas cuando veo que abre la puerta de mi habitación, intenté de taparme con la toalla porque no tenía nada de ropa puesta aún, tape mis pechos y parte de los muslos, el se sentó a mi lado diciendo si me importaba que me diera crema por mi espalda, mientras su mano me la acariciaba al no cubrirla con la toalla,
Víctor era un chico fuerte, tenía un cuerpo atlético, curtido en el gimnasio, no acostumbraba a tomar alcohol, debía de estar pasando por un mal momento por causa del embarazo de su novia.
En ese mismo momento me hizo una confesión que me dejó helada, me dijo que él no era el padre de esa criatura que su novia llevaba en el vientre, que en estos tres últimos meses tuvieron muy poca relación amorosa y que él siempre había usado protección, por lo tanto el hijo no era suyo, que quizás no se casaría con su novia.
No había salido de mi asombro cuando me culminó, me confesó que le gustaba yo, que este era el motivo de beber alcohol, para tener el valor de confesarlo, decirme que le gusto, que está enamorado de mi, de la mujer de su hermano.
Estás loco, le dije yo, tu hermano te matara si se entera de esto. Lo sé, pero no puedo evitarlo la pasión que sentía por mí era más fuerte que el dolor que le produjese, que estaba dispuesto a soportarlo, tan solo faltaba que le dijera que yo lo quería a el.
Pero Víctor, yo no esperaba esta confesión tuya, nunca tuviste una insinuación que me hiciera sospecharlo, que hago yo en este momento, ni sé si es eso lo que quiero, me gustas como hombre, eres joven y fuerte, pero nada más lejos de pensar en cambiarte por tu hermano.
(Continúa)
Cuando estás discursiones tenían lugar el se iba a casa de su mamá, estaba varios días con ella hasta que conseguía olvidar la discusión. Un día acordaron hacer una reunión familiar, mis hijos se fueron temprano a juntarse con sus primos, yo me quedé sola en casa ultimando unas cosas, después me fui a darme un baño.
Mientras me relajaba en la tina, oí que tocaban insistente en la puerta pensé que algo malo había ocurrído, salí de la bañera, me puse una bata y las zapatillas, fui hasta la puerta, mire por la rejilla y era Victor, el hermano pequeño de mi marido, el tiene veintiocho años, está próximo a casarse, su novia estaba embarazada de la tercera falta y se apresuraba en los preparativos.
Abrí la puerta, la primera impresión fue su fuerte olor alcohol, venía algo bebido, me dijo que quería hablar conmigo, le dije que me esperara en el sofá del salón que iba a secarme, ponerme ropa. Estaba sentada en el borde de la cama, dándome una crema por el cuerpo y piernas cuando veo que abre la puerta de mi habitación, intenté de taparme con la toalla porque no tenía nada de ropa puesta aún, tape mis pechos y parte de los muslos, el se sentó a mi lado diciendo si me importaba que me diera crema por mi espalda, mientras su mano me la acariciaba al no cubrirla con la toalla,
Víctor era un chico fuerte, tenía un cuerpo atlético, curtido en el gimnasio, no acostumbraba a tomar alcohol, debía de estar pasando por un mal momento por causa del embarazo de su novia.
En ese mismo momento me hizo una confesión que me dejó helada, me dijo que él no era el padre de esa criatura que su novia llevaba en el vientre, que en estos tres últimos meses tuvieron muy poca relación amorosa y que él siempre había usado protección, por lo tanto el hijo no era suyo, que quizás no se casaría con su novia.
No había salido de mi asombro cuando me culminó, me confesó que le gustaba yo, que este era el motivo de beber alcohol, para tener el valor de confesarlo, decirme que le gusto, que está enamorado de mi, de la mujer de su hermano.
Estás loco, le dije yo, tu hermano te matara si se entera de esto. Lo sé, pero no puedo evitarlo la pasión que sentía por mí era más fuerte que el dolor que le produjese, que estaba dispuesto a soportarlo, tan solo faltaba que le dijera que yo lo quería a el.
Pero Víctor, yo no esperaba esta confesión tuya, nunca tuviste una insinuación que me hiciera sospecharlo, que hago yo en este momento, ni sé si es eso lo que quiero, me gustas como hombre, eres joven y fuerte, pero nada más lejos de pensar en cambiarte por tu hermano.
(Continúa)