MI CUÑADA LALITA 2: SEGUNDA FOLLADA EN LA CAMIONETA

karmatron21

Virgen
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Continuación del relato anterior “MI CUÑADA LALITA 1: DESVIRGADA EN LA CAMIONETA, EN MEDIO DE UNA TORMENTA A MEDIA CALLE” sobre mi cuñadita adolescente que convertí en mi amante ocasional, si no lo has leído, recomiendo que lo leas antes de seguir leyendo.

El verla despeinada con la ropa desaliñada, con su carita hermosa, su cuerpecito que parece tan frágil y es tan apetecible, sus torneadas piernas abiertas, y por su puesto aunque no se vea por la falda su conchita llena de mi leche, sentada en el asiento del copiloto, y a mi disposición fue demasiado para mi pene que inmediatamente se levantó en armas y pidió más guerra, la verdad yo ya no razonaba mucho, sino que más bien actuaba por instinto, así que la levante del asiento la tome de la cintura y la dirigí a la parte de atrás de la camioneta, ella avanzo medio adormilada, no le di mucho tiempo de reaccionar y la arrodille de modo que teniendo las rodillas en el piso de la camioneta se recargara en el asiento de atrás con toda la intensión de cogérmela en la siempre excitante y confiable pose de “perrito”, me acomode detrás de ella listo para penetrarla, ella de nuevo le confiaba todo a tener puesta la pantaleta (la cual por cierto estaba empapada con sus jugos, mi semen y un poco de su sangre), me causo mucha gracia que sujetara su pantaleta como si se le fuera la vida en ello, intente bajársela pero la sujeto con fuerza por lo que simplemente le levante la falda, hice a un lado nuevamente su prenda intima a lo que ella dio un pequeño saltito al sentir mis dedos en su conchita (debo señalar que en ningún momento opuso mayor resistencia, es más yo diría que me dejo hacer), y de golpe le metí la mitad de mi verga, ella que hasta el momento no había emitido ningún ruido solo dejo escapar un “hummm”, la sujete de la cadera y comencé lentamente a bombearla, las dos veces que se vino y mi propia corrida la lubricaron perfectamente, pero eso no restaba su estrechez que me estaba llevando al cielo, comencé a acelerar el ritmo, cada embestida insertaba un poco más hasta que a la cuarta o quinta embestida se la deje ir toda.

Que placer me estaba dando, ese cuerpecito era una delicia, con la confianza de ya haberme corrido antes aceleraba mi ritmo de mis embestidas, y después lo bajaba, ella comenzó a emitir leves gemiditos, lo que me envalentono más, mientras la metía y sacaba la tome del cabello y la jale hacia mí, le di vuelta a su cabeza, y aproveche para besar esos tiernos y hermosos labios por primera vez, ahora no opuso ninguna resistencia, sin embargo no fue un beso meloso ni romántico, más bien fue algo lujurioso y espontaneo, en esos momentos mi mente volaba y me imaginaba esa boquita alrededor de mi pene, entrando y saliendo hasta su garganta y vaciándome en ella, pero eso lo debía dejar para otra ocasión, la sujete con fuerza de la cintura y la bombee con más fuerza, ella se sacudía con cada embestida y gemía levemente como si le diera vergüenza hacerlo, acelere el ritmo como podía, porque el limitado espacio tampoco me permitía hacer mucho (coger en un auto, aunque sea una minivan, es muy excitante, pero difícil), hasta que sentí que me corría, yo no quería que acabara esta cogida, al contrario quería que durara, así que baje el ritmo, se la saque y la recosté en el piso de la camioneta.

En un espacio tan estrecho fue difícil, pero lentamente la penetre en la posición del misionero, al estar en un espacio confinado ella no podía abrir completamente las piernas por lo que me apretaba con más fuerza el pene, y la deliciosa Lalita ya de por si estrecha por estar recién estrenada producía una gran sensación en mi pene pero moverse seguía siendo bastante difícil, tal situación se salvaba un poco por lo excelentemente lubricada que estaba, pero al estar acostada en un pasillo estrecho en la minivan conmigo encima, Lalita no estaba precisamente en la pose más cómoda, y el hecho de que no pudiera abrir más las piernas no nos estaba dando resultados, por las muecas de su cara deduje que empezó a sentir dolor o por lo menos estaba incomoda, y no es que yo tenga los 25 centímetros de carne en barra como la mayoría que sube relatos dice tener (nadie les creé), no soy un superdotado, ni la tengo gruesa como bat de beisbol como muchos presumen (en serio absolutamente nadie les creé), más bien estoy en el promedio de tamaño, ninguna mujer se ha quejado y si en cambio he tenido muy buenas experiencias, mi virtud no es el tamaño es el tiempo que puedo durar, como decimos en México, “no importa lo grande ni lo grueso, importa el tiempo que dure tieso” en fin regresando a nuestro tema, pensé que si la lastimaba todo se acabaría en ese momento, así que desistí y decidí volver a la siempre confiable y excitante pose de perrito.

Con toda la resignación del mundo y bajo protesta de mi mejor amigo que insistía una y otra vez en internarse en esa grutita y nunca salir de ahí, me tuve que salir de ella y acomodarla de nuevo de “perrito”, para penetrarla por su vaginita, y de nueva cuenta haciendo a un lado sus muy húmedos calzoncitos comenzó el bombeo, ella de nueva cuenta arrodillada en el piso de la camioneta con su pecho y cara recargadas en el asiento de hasta atrás de la camioneta, y yo esta ves prácticamente encima de ella cumpliendo los deseos de mi mejor amigo, en un momento me enderece un poco y le alce la falda, de nuevo veía el espectáculo de mi pene hundiéndose en ella, pero ahora por la espalda, una y otra vez entrando y saliendo de ella centímetro a centímetro con gran placer, al cabo de un rato de entrar y salir de esa cuevita de placer, Lalita comenzaba a gemir más fuerte su respiración ya de por si rápida se aceleró, se puso tensa señal de que su orgasmo se acercaba, yo me subí de nueva cuenta en ella y con mis manos en sus caderas la empujaba hacia atrás mientras con mi cadera la empujaba hacia adelante en un movimiento constante y cada vez más fuerte, y su orgasmo llego, soltando sus fluidos nuevamente y apretando los dientes se vino en un gran orgasmo poniendo tenso todo su cuerpecito hermoso, mi cuñadita, la nena hermosa de la familia, la consentida, la pequeñita, Lalita aunque se llame Laura, estaba cogiendo como conejo prácticamente en la calle y se llevaba un orgasmo de campeonato, ya que ella se había adelantado y antes de que nueva cuenta se relajara acelere aún más mie envestidas, mi verga entraba y salía de mi hermosa cuñadita recién desvirgada como rotomartillo, Lalita se movía para adelante y atrás como una muñequita mientras yo la empujaba y jalaba con fuerza, Lalita soltaba un leve gemido con cada penetrada que le daba, y mientras más aceleraba yo, ella más gemidos daba lo que aumentaba aún más lo excitante del momento.

Ya no podía aguantar mucho más, mis testículos estaban a reventar pidiendo a gritos expulsar su contenido, el placer era demasiado, pero definitivamente tenía que terminar, así que sin frenar el ritmo eyacule dentro de ella de nueva cuenta lanzando grandes cantidades de semen con fuerza en esa cuevita, que placer me estaba dando esa chiquilla, mi semen entro en ella dándome un orgasmo al calibre del de ella, fue entonces que me detuve, ella se relajó y se quedó recargada en el asiento trasero de la camioneta sentada en el piso, obviamente tuve que salir de ella, pero incluso el sacarle mi pene fue toda una experiencia placentera, al retirarme de su interior ella soltó un último y extremadamente sexi gemido, me acosté en uno de los asientos individuales de en medio de la camioneta todo adormecido.

Abre estado en completo estado de relajación por unos 10 minutos cuando la realidad me vino de golpe, sonó mi celular, había tenido dos muy buenas cogidas bastante excitantes con la hermana menor de mi esposa y ahora ella me estaba marcando, la van olía a sexo, Lalita olía sexo y lo que es peor yo olía a sexo, Y MI ESPOSA ME ESTABA MARCANDO, tome aire, me relaje y le conteste, en tono más que preocupado me pregunto por su hermana (total si yo me caía a un pozo o moría ahogado no tenía ninguna importancia, pero que su hermana no se despeinara), le explique que llegue como quedamos al salón de fiestas (verdad) bien dispuesto a regresar lo más rápido posible a la casa (mentira), que recogí a su hermana (verdad por cualquier perspectiva), que le intente marcar pero debido a la tormenta no habían funcionado los celulares (mentira), y que por precaución me había detenido para no correr riesgo de chocar o algo parecido (verdad), y que esperando que pasara la tormenta nos quedamos dormidos (mentirota), a ella le encanto que su caballero en armadura encargado de rescatar a la princesa de la familia por precaución se detuviera y por lo tanto la princesa estuviera bien (en mi opinión muy bien), pero que estaba lejísimos y por lo tanto me tardaría todavía buen rato en llegar.

Yo tenía un problema, mi pantalón se encontraba manchado de sus jugos, sangre y mi esperma, y el olor a sexo en la camioneta era fuerte, y no solo eso, el calzoncito de mi cuñadita estaría empapado de jugos, esperma y sangre, pero de nueva cuenta el destino jugo a mi favor y recordé que casi de camino se encontraba un Wall mart, que abre las 24 horas, como pude volví a acomodar a Lalita en el asiento del copiloto, y me dirigí a la tienda y ya en el estacionamiento decidí que hacer con la principal evidencia del delito el calzoncito de Lala, así que con ella adormilada decidí quitárselo sacándolo de sus piernitas, la principal evidencia del delito era esa prenda intima, que no era un hilo dental o una tanga, era de tamaño normal y debo decir muy poco sexi, nunca he sido fetichista, y el riesgo era muy superior al simple morbo por lo que decidí deshacerme de ese pequeño pedazo de evidencia, en todo ese tiempo Lalita se encontraba profundamente dormida, por lo que no fue problema, tire la pequeña prenda en un bote de basura del estacionamiento y en la tienda compre un pantalón de mi talla, una camisa parecida y un neutralizador de olores, me cambie en la camioneta, y al no saber qué hacer con ellos lance a unos arbustos mi pantalón usado y la camisa y me dirigí a la casa acompañado de una lluvia tenue residuo de la tormenta.

Cuando llegamos a la casa desperté a Lalita que se encontraba profundamente dormida, caballerosamente le abrí la puerta y la baje, ella como pudo se acomodó la ropa y el cabello mientras yo rociaba su asiento con el neutralizador, no me dijo absolutamente nada y así en silencio entramos a la casa, nos recibieron como si hubiéramos regresado de la guerra, todas (mi mujer, mi suegra, otra cuñada y una tía mayor que vive con ellos) gritaron eufóricas y rodearon a Lala que tenía cara de ¿Qué está pasando? Y me veía raro, mientras se hacía toda la algarabía mi cuñadita se dio cuenta de que algo le faltaba y peor aún que algo le escurría en las piernas, y volteaba a verme con ojos de pistola, yo quería desaparecer lo antes posible del lugar, y en eso estaba cuando me intercepta mi suegra y me dice: ¡gracias por RECOGER a mi hijita, no podía estar en mejores manos!, juro que me mordí la lengua para no soltar la carcajada y solo atine a decir: ¡cuando quiera suegrita, usted me dice y la vuelvo a recoger!

Después de ese día tuve varios encuentros con Lalita a lo largo de dos años, me la cogí en la cama de sus papas, en el lavadero del patio de atrás, con el uniforme de la escuela puesto en la cocina de la casa de mis suegros (mis suegros y mi esposa estaban en la casa), también la penetre encima de un oso de peluche gigantesco que un inocente pretendiente le regalo, e incluso me desvirgue a su mejor amiga, más adelante contare todas esas historias y un poco más.
 
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